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4 revista DOMINGO, 1 ABRIL 2007 L A VA N G U A R D I A

Objetos de deseo y de marketing


A la izquierda,
una imagen de
George Michael
en pleno
espectáculo
(1985). El
montaje que le
acompaña y
el concepto
estético resulta
muy distinto
del que
presentaba a
un efébico
Miguel Bosé
cuando, hace
unas décadas,
provocaba
verdaderos
estragos
pasionales
entre sus fans,
hombres y
mujeres. Pero
también él fue
imitado objeto
de deseo e
instrumento
promocional

La opinión de José Antonio Marina “Las muchachas dejan de ser y co-


mienzan a parecer”. O, como expresó
El filósofo y pedagogo, autor de ‘El rompecabezas de la sexualidad’ y ‘La con frase genial: “Las muchachas,
que son los sujetos de sus propias vi-
revolución de las mujeres’, se pregunta si está desapareciendo la infancia das, se convierten en los objetos de
otras vidas”.
Esta situación, en vez de mejorar,
ha empeorado en los últimos años. En-

La sexualización precoz cuestas recientes en nuestros centros


de enseñanza secundaria demuestran
que permanecen vivos los esquemas
machistas, y que son aceptados sin
más por las chicas, instaladas en una
estrategia de la seducción física, que
stá desapareciendo la infan- polvo rápido”. “Por qué no le regalas Las drogas de moda no son, como la ñan de que en una sociedad muy poco reproduce las relaciones asimétricas

E cia? ¿Estamos presionando


a nuestros niños y niñas pa-
ra vivir en un mundo adul-
to, especialmente en lo que
respecta a la sexualidad? Estos temas
preocupan a padres y a educadores,
por lo que conviene analizarlos cuida-
un pincel? Lo acompañas con una no-
ta en la que le indicas para qué sirve:
‘Esta noche, podrás utilizarlo para es-
timular mi clítoris’”. Estas revistas,
por supuesto, están escritas por adul-
tos, con mentalidad de adultos. De ahí
la irrealidad y la sofisticación de tales
heroína, drogas del placer, sino, como
el éxtasis, drogas de la excitación. Co-
mo la misma palabra indica, el consu-
mo consuma el deseo, pero consume
–es decir, anula– el bien deseado, que
es necesario reponer una y otra vez.
Tenía razón Lipovetski al decir que la
represiva –como la nuestra en la ac-
tualidad–, la prostitución aumente
sin cesar. Este fenómeno sólo se en-
tiende si se interpreta la prostitución
como una oferta más de la sociedad
del consumo. Hay que consumir de to-
do y cada vez en mayores cantidades.
de antaño. Corrobora esta impresión
un documentado informe que acaba
de publicar la American Psychologi-
cal Association, una institución de
gran prestigio. Se titula Report on the
sexualization of girls. Es un estudio so-
bre “la sexualización de las niñas” y
dosamente. Es verdad que los niños consejos. moda –con su atracción breve y pode- Hay un asunto que me preocupa, y los variados modos cómo les perjudi-
tienen acceso a información sexual ex- Anuncios, películas, revistas, pro- rosa– es un símbolo de nuestra cultu- no sólo a mí. Esta situación está perju- ca esta moda cultural. Los investiga-
plícita, en especial a través de la tele- gramas de televisión... configuran un ra. Todo tiene que convertirse en efí- dicando a las niñas, y mantiene una dores comienzan definiendo el térmi-
visión, pero no creo que esto sea la imaginario social erotizado como par- no. Hay sexualización cuando alguien
raíz del problema. Durante toda la his- te importante –y esto es lo novedoso– es valorado sólo por su atractivo
toria de la humanidad, los niños han
estado en contacto muy directo con
de una cultura del consumo. No pode-
mos comprender los comportamien-
Las niñas son animadas sexual, con exclusión de las demás ca-
racterísticas; o es visto como objeto
las realidades vitales, incluida la
sexualidad. Padres e hijos convivían
tos sociales, nuestra estructura econó-
mica o nuestros sentimientos, si no
a parecer sexys, antes de de uso sexual. Muestran que los niños
están siendo imbuidos de una sexuali-
frecuentemente en la misma habita-
ción. Fue la sociedad urbana y acomo-
nos percatamos de que las sociedades
avanzadas están compuestas, ante to-
que sepan de qué se trata dad adulta. Las niñas están siendo
animadas a parecer sexys, incluso an-
dada del siglo XIX la que impulsó la do, por consumidores. En este mo- tes de que sepan realmente de qué se
idea de una infancia angelical cuya mento preparo material para un libro mero, trivial y sustituible, porque en discriminación machista. Hace pocos trata. Incluso sus muñecas lo son has-
pureza había que proteger. La misma sobre “la construcción cultural del de- esta sustitución está el núcleo de la ex- años, en un libro que tuvo gran éxito ta la ridiculez. Crecen, dice el infor-
sociedad que se estremeció al oír ha- seo”. De todos ellos, incluido el periencia. No importa el tener, sino el en EE.UU., Mary Pipher alertó sobre me, en un medio cultural saturado de
blar a Freud de sexualidad infantil. sexual. Tal vez me entusiasme con de- comprar. Los adultos nos hemos vuel- un hecho inquietante. Nuestras niñas mensajes sexuales. Adoptan poses, ac-
Lo peculiar de la situación actual masiada facilidad, pero me parece to ansiosos –estamos llenos de ansia y entran precozmente “en una cultura titudes y comportamientos propios de
no es ese contacto prematuro, sino el que estoy descubriendo una de las cla- de ansiedad– y eso se lo hemos trans- más peligrosa , más sexualizada y mujeres adultas. Los concursos infan-
mundo adulto con el que entran en ves para interpretar el presente. Nues- fundido en vena a nuestros niños y ni- más influenciada por los medios masi- tiles son grotescos, por no decir obsce-
contacto. Lo que conocen es una tra sociedad se basa –incluso económi- ñas. Una vez convertido el sexo en ar- vos de comunicación. Se enfrentan a nos, como nos ha contado el delicioso
sexualidad hipertrofiada, exagerada, camente– en la continuada incitación tículo de consumo, ¿cómo no van a presiones increíbles para ser bellas y filme Pequeña Miss Sunshine.
obsesiva, compulsiva. No recuerdo al deseo. Ni siquiera tiene mucha rele- querer consumirlo? La pasada sema- sofisticadas. Al tiempo que navegan Sometidas a estas presiones, las ni-
qué novelista inglés dijo que estába- vancia su satisfacción, porque lo im- na participé en unas jornadas sobre en un mundo más peligroso, las joven- ñas pueden aprender a dar más impor-
mos tomando la pornografía por reali- prescindible es volver a estar de nue- prostitución, que tuvieron lugar en la citas de hoy están menos protegidas”. tancia a ciertos premios (la atención
dad, y convirtiéndola en un referente vo en “estado deseante”; es decir, exci- Facultad de Sociología de la Universi- Resulta que todavía sigue vigente la de los chicos) que a otros más conve-
cotidiano, olvidando la desmesura, la tado. Lo importante es estar sediento. dad Complutense. Algunos se extra- vieja queja de Simone de Beauvoir: nientes para ellas (los resultados aca-
brutalidad y la discriminación feme-
nina que proclama. Nuestros niños y
adolescentes reciben la imagen de
que los adultos somos unos salidos
que no pensamos en otra cosa, y nos
copian. Según Javier Elzo, las revis-
tas que más leen las adolescentes de
14 años son Nuevo Vale, Super Pop y
Bravo por ti. En una de ellas leo unos
consejos eróticos para adolescentes:
“Lo ideal es que alquilaras una habita-
ción con espejos por todas partes para
hacer el amor toda la noche”. “Cuan-
do estéis tomando algo en un bar, si-
gue a tu chico cuando él se levante pa-
ra ir al lavabo. Sorpréndelo con un

El infantil Isabel, la
grupo Parchís espabilada
alcanzó altas cantante de
cotas de ‘Antes muerta
popularidad que sencilla’,
en los 80. en el 2004
A la derecha, ARCHIVO Y EFE

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