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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS Y HUMANIDADES


ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES

Reporte de la visita realizada al


Museo Nacional de Antropología David J. Guzmán (MUNA)

Ciudad Universitaria, 24 de junio del 2019.


Xipe Tótec

Dios de la fertilidad y renovación de la flora, patrono de los


orfebres. Era representado vestido con la piel de un cautivo de
guerra sacrificado. Durante las festividades en su honor se
realizaban sacrificios humanos. Procedente del centro de
México que fue traída y adorada por los pipiles. En su nombre
se hacían sacrificios de flechamientos y extracción del corazón
a los capturados.

Una de las deidades1 más importantes durante el período


Posclásico temprano era el Xipe Tótec, cuya festividad se
relacionó con sacrificios humanos y cuya celebración era
llevada a cabo en el primer mes de primavera, unía la guerra
con la agricultura.

Las celebraciones eran durante el mes de Tlacaxipehualiztli


(mes de marzo), que coincidía con la primavera; su duración era
de 22 días. Estas se llevaban a cabo en estructuras como
templos (Cu), los calmécac (lugar de instrucción para jóvenes) y
el tzompantli (estructura de madera para colocar las cabezas de
las víctimas de sacrificio). En referencia del libro Historia
general de las cosas de Nueva España por el fray Bernardino de
Sahagún, narra por medio de relatos e ilustraciones contenidas
en el Códice Florentino, los rituales de sacrificio humano
relacionados con el Xipe Tótec y los describe de la siguiente
manera:

Ceremonia de Tlacaxipehualiztli (Desollamiento de hombres) e


imagen viviente del Xipe vistiendo las insignias de la deidad.

En la ceremonia eran inmolados los cautivos, posteriormente


eran desollados por sacerdotes en el Cu (Templo). Luego los
sacerdotes vestían las pieles de los sacrificados.

1
Deidades: método práctico de clasificar a las muchas deidades o dioses de las mitologías y religiones del
mundo que nacen, sufren la muerte, un eclipse u otra experiencia similar al fallecimiento, pasan una fase en
el inframundo entre los muertos, y luego renacen, ya sea literal o simbólicamente.
Salía una procesión del Cu rumbo al poblado. Las personas
pobres y enfermeras llamadas xixipeme, vestían por varios días
las pieles y perseguían a la gente para que les diesen regalos.

Se caracterizaban escenas de batallas por varios días, y eran


acompañados de música y procesiones. Algunos enfermos se
aproximaban para curarse de enfermedades en la piel y los
ojos.

A los veinte días de la ceremonia del Tlacaxipehualiztil, los


xixipeme se despojaban de las pieles y eran colocadas en una
fosa al pie del Yopicalco (templo).
Ilustraciones del Códice Florentino
Quetzalcóatl
Es una de las principales deidades de las civilizaciones
prehispánicas, presente en casi toda la Mesoamérica del siglo
XV, que tiene desde su origen, un sin fin de misterios:
considerado por diferentes historias como un hombre, un mito o
una leyenda.

El origen de su nombre parte del náhuatl y significa “Quetzal”,


ave de hermoso plumaje y “Coatl” que quiere decir serpiente,
derivando en lo que comúnmente se conoce como la “Serpiente
Emplumada”. Esta deidad fue una de las más populares en la
tradición prehispánica, hace referencia a la unión de las aguas
pluviales y las terrestres, lo cual, entre los pueblos agrícolas,
era indispensable para su sobrevivencia, por lo que marcaba el
origen de la vida misma.

Cuenta la leyenda que cuando la creación del mundo había


terminado, los dioses y humanos vivían en armonía, todos eran
felices, a excepción del dios Quetzalcóatl que veía con enojo
como los humanos eran subyugados por los demás dioses.

Por lo que decidió adoptar la condición humana para


compartirles el conocimiento y el arte que poseían las deidades.
Al llegar al mundo de los humanos vagó por muchas tierras
hasta llegar a Tollan, lugar que se dice, actualmente está en
México dentro del Estado de Hidalgo.

A su arribo se estaba ofreciendo un sacrificio en honor de su


hermano Tezcatlipoca, y enfurecido por esta barbaridad, detuvo
la ejecución.

El sacerdote que realizaba el sacrificio, gritó furioso, mientras


el cielo se tornaba gris con nubes que anunciaban una gran
tormenta, rayos y truenos. Quetzalcóalt los calmó y les dijo que
mientras él estuviera en Tollan la ciudad florecería como
ninguna.
Tláloc

Dios del agua, la lluvia, manantiales y ríos. Su celebración se


hacía en el mes de Atemoztli (diciembre-enero), se le ofrecía
sacrificios de niños, hombres y perros. Aparece en el Clásico
(200- 600 d. C.) en Teotihuacán.

Los aztecas, pueblo agricultor de creencias politeístas, en su


mitología se apoyaban en creencias de quien pudiera
favorecerle con las lluvias, y así en esta necesidad de que
descendiera de los cielos el agua para que produjera
abundantes cosechas lo pedían a su dios Tláloc de las aguas
que vienen del cielo, representado por nubes en formas de
serpientes, en color azul cielo con cuyo color se decoraban los
templos en su honor.
En el caso de El Salvador, eran los Pipiles quienes adoraban a
este dios, y lo consideraban como un ser supremo, de hecho en
muchas leyendas se narra que se ofrecían tributos para que las
lluvias fueran buenas y las cosechas fueran abundantes.
Había una diosa que cuidaba de las aguas de la tierra en
fuentes, lagos y ríos, era Chalchiuhtlicue, también llamada
“falda de turquesas”.

Tláloc, fue muy importante y de los más adorados y uno de los


más representados desde la época remota teotihuacana. Se le
manifestaba siempre con unos atributos característicos:

 Anteojeras formadas por unas serpientes que se


entrelazaban y cuyos colmillos acababan siendo las fauces
del dios.

 Una especie de bigotera que no era otra cosa que su labio


superior. Se cree que este gran labio era el símbolo de la
entrada en la cueva que comunica con el inframundo
donde se encuentran los espíritus de los fallecidos.

 La cara estaba casi siempre pintada de color negro o azul,


más el verde, como las aguas.

 Llevaba en la mano una especie de estandarte de oro,


largo y con forma de culebra, terminado en punta aguda;
era para representar los relámpagos y los truenos que
acompañan a veces al agua de lluvia en las tormentas.

 En sus vestidos tienen pintados unas manchas que son el


símbolo de las gotas de agua.

El dios Tláloc manejaba cuatro rumbos, situado en el oriente


del universo, y cada uno de ellos una gran vasija derramaba un
tipo de lluvia diferente. De su paraíso llamado Tlalocan
procedía el agua beneficiosa y necesaria para la vida en la
tierra.

Las personas que morían ahogadas o por hidropesía iban a


morar a este paraíso donde existían cosechas permanentes de
toda clase de árboles frutales, maíz, frijoles, aguacates piñas y
otros productos que concedían una feliz vida.

Esta descripción corresponde al cronista padre Sahagún que lo


conoció a través de informes de los indígenas. Siglos después,
se descubrió en Teotihuacán un mural bellísimo en que se veía
representada esta descripción. Así se pudo conocer de manera
gráfica lo que ya se conocía a través de lo escrito.

A Tláloc se le atribuyen dos esposas, Xochiqueztal diosa de del


amor de las flores y la naturaleza, y Matlacuéyetl “la de la falda
verde”, diosa de las aguas, tuvo 4 hijos a los que se
denominaban tlaloques. Vivían en 4 ámbitos del cielo.

Se le atribuía una Fuerza Suprema de la naturaleza y el cosmos


con fuerzas diferentes enfrentadas, benéficas para los humanos
en ocasiones y en otras desastrosas; Benefactor, que en
ocasiones se muestra destructivo, en ocasiones desciende para
fecundar las tierras y hacer germinar y crecer las cosechas, o
enviar relámpagos rayos y tempestades creando peligros en los
lagos, ríos y mares. y si era su voluntad enviaba granizo,
inundaciones o sequías.

Era por tanto necesario hacerle ofrendas y adorarle para


ganarse su favor, en su honor se realizaban ceremonias y
rituales. Siendo sus más fervosoros peticionarios los
agricultores, pescadores y marineros.

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