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Derechos reales en el derecho romano

Concepto

Derecho real es el que nos pertenece inmediatamente sobre una cosa sometida por
razón del mismo a nuestro poder legal y a nuestra voluntad, bien sea bajo todos los
conceptos, o bajo algunos solamente.

Los principios generales siguientes proceden de la noción y de la naturaleza del


derecho real:

1. Todo derecho real produce la posibilidad lega de disponer de la cosa, y se


distingue por esto esencialmente de la simple posesión de la cosa, que es la
posibilidad física de disponer de ella. El derecho real no esta, pues, en
manera alguna subordinado a la condición de la posesión de la cosa, y se
conserva aun después de la perdida de esta posesión.

2. Todo derecho real, considerado en si, es un derecho absoluto, es decir, que


aquel a quien pertenece, lo ejerce directamente sobre la cosa contra
cualquier otro, y existe sin que una persona determinada este particularmente
obligada. A ese derecho corresponde el deber negativo de todos, de no
turbar en el ejercicio de su derecho a aquel a quien compete. Ese punto es el
que distingue esencialmente el derecho real de las obligaciones.

3. Todo derecho real puede ser ejercido, por medio de una acción real (actio in
rem) por aquel a quien pertenece contra cualquiera que posee la cosa, o que
se la disputa.

4. En fin, todo derecho real debe concluir necesariamente por la destrucción


total de la cosa sobre que se ejerce.

Diferencia entre derecho real y derecho personales


En el derecho real, fuera de la masa general de los hombres, obligada a abstenerse,
y no perturbar, no hay otros términos que la persona que es sujeto activa, y la cosa,
objeto del derecho. Así, pues, no hay relación entre dos personas determinadas, no
hay lazo, no hay vinculo de la una a la otra. De aquí una diferencia radical en cuanto
a la manera en que se ejercen los derechos personales y los derechos reales.

En el derecho personal; aquel a quien pertenece el derecho, dirijese desde luego a


la persona que le debe, o que individualmente es su sujeto pasivo, para obtener de
ella la cosa que es objeto del derecho; en el derecho real no existe ninguna persona
intermedia: el derecho se ejerce pues, inmediatamente de la persona que es sujeto
activo, a la cosa, objeto del derecho. Es decir que todo el derecho real importa
necesariamente para aquel que le tiene la facultad de disponer de la cosa de una
manera mas o menos extensa. Y cabalmente en la variedad posible de estas
disposiciones, es donde reside la variedad de los derechos reales.
LA POSESIÓN

1. Concepto

La posesión en el sentido gramatical de la palabra es un hecho por medio del cual


una persona tiene en su poder una cosa corporal, de modo que puede disponer de
ella según su voluntad, y con exclusión de todas las demás. Esta relación física que
existe entre un hombre y una cosa, se llama la detención, base de toda idea de
posesión.

La posesión debe ser considerada, primero, como un hecho, después como un


derecho. Bajo el primer aspecto, la posesión, nuda detentio, corporalis possessio,
naturalis possessio, es la detentación corporal de la cosa, o el hecho material de
tenerla en nuestro poder, y la posibilidad física de disponer de ella. Bajo el segundo
punto de vista, la posesión, possessio civilis, se compone de dos elementos; el
hecho, que consiste en tener la cosa de cualquier manera a nuestra libre
disposición, y la intención, que consiste en la voluntad de poseer la cosa como
propietario, aun en el caso mismo en que se supiese no serlo. La posesión, pues,
aun en el caso en que es un derecho, lleva siempre consigo la idea del ejercicio del
poder físico sobre la cosa: he aquí de donde le viene su nombre; possessio,
sinónimo de potestad, de posse, poder.

Aquí se colocan las reglas jurídicas: 1° sobre la adquisición de la posesión, materia


en que ay que distinguir la ocupación, que es la toma de posesión de una cosa, que
todavía no pertenece a nadie; y la tradición o entrega, que es la transferencia de la
posesión de una persona a otra: 2° sobre los diversos efectos de la posesión,
considerada sea como hecho, sea como derecho: efectos que varían según las
circunstancias; y 3° sobre la cesación del hecho o la perdida del derecho de
posesión.

He aquí una observación notable que esparcirá mucha luz sobre esta materia; a
saber: que algunas de las ventajas que procura la posesión, pueden, así como las
de la propiedad, fraccionarse, desmembrarse y atribuirse en la misma cosa a
personas diferentes.

2. Efectos de la posesión jurídica o verdadera posesión

La verdadera posesión da al que goza de ella un derecho de poder reclamar los


interdictos, y conduce, por medio de la usucapión, a la propiedad.

1. El derecho de reclamar los interdictos supone la existencia de una verdadera


posesión, cualesquiera que sean las demás cualidades de esta posesión. El
que posee injustamente puede, según la regla general, invocar los
interdictos, si otros le turban en su posesión.

2. La usucapión supone igualmente la existencia de una verdadera posesión;


pero esta condición por si sola no basta: es menester además que la
posesión haya principiado de una manera justa y de buena fe (bona fide), y
la cosa que es objeto de la usucapión debe ser de las que pueden ser
usucapidas.

3..Especies de la verdadera posesión

La verdadera posesión es de dos especies:

-Possessio ad usucapionem, y

-Possessio ad interdicta

Estas dos especies en las cuales se divide la verdadera posesión, guardan entre si
la siguiente proporción: la possessio ad usucapionem está destinada a producir
algunos efectos más que la possessio ad interdicta, la cual esta siempre contenido
en la primera, lo que no sucede en el caso contrario. A esta diferencia entre estas
dos especies se refieren las expresiones particulares de que sirven los
jurisconsultos romanos para indicar las relaciones legales de esta posesión con la
usucapión y los interdictos.
1. La possessio ad usucapionem

La possessio ad usucapionem sola se llama possessio civili, y es aquel, cuya


posesión reúne las cualidades que requiere la usucapión. Se dice que posee
civiliter, jure civile. Es decir, la possessio civilis se refiere principalmente a una
circunstancia concreta de dominio de hecho sobre una cosa u objeto determinado.

Toda otra posesión que no reúna estas cualidades, tanto la simple detención, como
la verdadera posesión, se llama possessio naturalis en contraposición a la
possessio civilis. Esta se trata de la simple tenencia del objeto o cosa y no contaba
con protección judicial. Esta posesión se presentaba cuando quien detentaba la
cosa solo tenía o poseía el corpus, tal es el caso del usufructuario, comodatario o
depositario. 

2. La possessio ad interdicta

Esta recibe entre los jurisconsultos romanos simplemente la calificación de


possessio, cuando se emplea estas palabras en su acepción técnica, es decir, para
designar la verdadera posesión; también se la designa con la palabra posidere.

También se la llamaba possessio pretoria puesto que el Pretor la protegía mediante


los interdictos; incluso con mala fe y sin justa causa, como en el caso del ladrón.

Toda otra posesión que no esté garantizada siquiera por los interdictos como la
simple detención, se llama possessio naturalis. Designase igualmente la simple
detención con las palabras tenere, corporaliter possidere, esse in possessione.

4. Otras divisiones de la posesión en general

a. Possessio justa vei injusta


Con relación a la causa (causa, titulus possessionis) por medio de la cual se posee
o detiene simplemente una cosa, la posesión podía ser possessio justa o injusta.
Possessio justa es toda la posesión que se adquiere de una manera conforme al
derecho, y cuya causa autorizan las leyes. Poco importa por lo demás que sea una
verdadera posesión o una simple detención. En el caso contrario, la posesión es
injusta.

Entre las causas que vician la posesión es menester distinguir con particularidad las
tres siguientes: cuando la posesión comienza por la fuerza (vi), clandestinamente
(clam) y precariamente (preccario). La causa por medio de la cual se posee, ha
dado lugar a una regla muy notable: nemo sibi ipse causam possessionis mutare
potest. En un principio esta regla no se aplicaba sino a la antigua usucapio pro
herede, pues no era permitido a quien había empezado a poseer cierta causa,
convertir por su voluntad esta posesión en una possessio pro herede. Pero más
tarde entre los romanos esta regla cambio de significación, y se ha aplicado, no
solamente al caso en que el simple tenedor de una cosa ajena no podía por su sola
voluntad cambiar esta detención en verdadera posesión, sino también al caso en
que el que poseía ad interdicta, aunque no ad usucapionem, tampoco podía por su
sola voluntad cambiar la posesión que tiene en posesión civil.

b. Possessio bonae et male fidei

Otra división de la posesión, es en posesión de buena fe o possessio bonae fidei, y


en posesión de mala fe o possesio malae fidei. Es poseedor de buena fe el que
tiene motivos plausibles para creer que nadie tiene más derecho que él a la
posesión de la cosa. Aquel no tiene conocimiento de lesionar el derecho de otro con
la posesión que él retiene como propietario.

Es poseedor de mala fe el que sabe que no tiene ningún derecho a poseer la cosa.
Aquel tiene conocimiento de lesionar el derecho del propietario de la cosa que él
retiene como poseedor, aunque tenga una justa causa para su posesión (iusta
causa possessionis) pero no para la usucapión (iusta causa usucapionus). Esta
possessio ex mala fide debe distinguirse del vicio objetivo de la cosa como en el
caso de la res furtiva o de la possessio vitiosa. Por otro parte, la possessio ex mala
fide y la possessio ex iniusta causa pueden coincidir, aunque no siempre. Así, el
heredero (heres) que toma posesión de una cosa mueble hurtada por su causante y
que no tiene conocimiento del vicio de furtividad: tiene la posesión de la cosa
mueble pro herede, pero objetivamente el origen de esa posesión es una iniusta
causa que le impedirá usucapir. También se da una possessio ex iniusta cuando el
esclavo entrega a su dueño una cosa mueble que dice haber comprado, cuando en
realidad la hurtó: el propietario del esclavo cree poseer la cosa mueble pro emptore,
pero objetivamente el origen de esa posesión es una iniusta causa que le impedirá
usucapir. Así pues, la única posesión apta para usucapir es la posesión civil de
buena fe (ex bona fide).

Por tanto, podemos definir la posesión civil de buena fe como aquella apta para
usucapir. Por ello, en la práctica, ningún poseedor civil de buena o mala fe –excepto
el caso del que adquirió del propietario una res mancipi por simple traditio o entrega,
o del que no era propietario (recepción a non domino) -, se presenta y declara como
tal (como poseedor civil), sino como propietario civil. Solo en el litigio de la
reivindicatio será el iudex quien declarará si el demandado era poseedor civil de
buena fe (ex bona fice) o de mala fe (ex mala fide). En conclusión, la buena fe (bona
fides) es subjetiva o intencional. Son embargo, no es un factum que deba probarse,
sino que se presume una vez probada la justa causa (iusta causa) de la posesión
civil y el hecho de que el poseedor pierda después la buena fe no le impide
usucapir: mala fides superveniens non nocet.

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