Buenas noches apreciados compañeros de manera atenta y respetuosa me permito realizar
el aporte individual de la fase 4, donde considero que debemos trabajar la investigación
teniendo en cuenta los parámetros del paradigma critico- social El paradigma socio-crítico se fundamenta en la crítica social con un marcado carácter autorreflexivo; considera que el conocimiento se construye siempre por intereses que parten de las necesidades de los grupos; pretende la autonomía racional y liberadora del ser humano; y se consigue mediante la capacitación de los sujetos para la participación y transformación social. Teniendo en cuenta la definición anterior podemos aplicar esta investigación teniendo en cuenta el paradigma para que todas las personas que usan las nuevas tecnologías consigan mediante las diferentes capacitaciones obtener pautas para evitar los excesos o abusos. Participar y compartir: los padres y/o educadores pueden enseñar a los adolescentes las aplicaciones que son más útiles y divertidas. Si sólo utilizan internet para jugar por ejemplo, se puede tomar partido en la elección del juego. Jugar con ellos es una buena manera de participar en una actividad que los motiva, compartir emociones, aprender juntos y conocerlos mejor. Compartir Internet con ellos es una buenísima excusa para escuchar y poder transmitir nuestro punto de vista. Socializar: los problemas pueden derivarse del aislamiento que produce tener la televisión, la videoconsola, el móvil y el ordenador en la habitación. Ubicarlos en un espacio común facilita la interacción con los padres y hermanos, y también permite observar informalmente qué hacen cuando se conectan, a que juegan y con quien. Saber agrupar: Jugar con amigos es mucho mejor que jugar solos. Invitar a los amigos de los hijos a jugar en casa puede ser una buena forma de conocer mejor a sus amigos y saber cómo se relacionan. Educar por un buen uso de internet como fuente de información y formación: incorporar internet en la familia para que la red sea un espacio de comunicación vinculado a la reflexión y el conocimiento. Programar los tiempos de uso: siempre es mejor que se repartan el tiempo entre la semana, y evitar así los “atracones”. Hablar de Internet con el adolescente: con el objetivo de contrastar las ventajas y los inconvenientes de utilizar esta herramienta. Si las valoraciones que se suelen hacer son negativas y dirigidas a restringir horarios, emitir juicios sobre la pérdida de tiempo y criticar contenidos, el adolescente se aleja y evita hablar de estos temas con los adultos. Entender el exceso de Internet como una forma de reaccionar al malestar psicológico: preguntarse porque centra su vida de ocio a Internet, tener una actitud de escucha activa frente al aislamiento y evitar hacer juicios de valor para poder consensuar y concretar unos mínimos aceptables que garanticen un uso adecuado de este instrumento. Recurrir a interruptores externos: usar tareas que tenga que hacer el adolescente o lugares a donde tenga que ir como señales que indican que hay que desconectar. Son alarmas naturales que se pueden llevar a cabo con la ayuda de relojes o alarmas de tiempo, mensajes en la pantalla del tipo STOP o DESCANSO, etc. Informarse sobre los instrumentos limitadores: hay una serie de programas limitadores que se instalan en el ordenador para bloquear el acceso del navegador a contenidos nocivos, limitar el tiempo de conexión o registrar las páginas web visitadas. Crear nuevos hábitos: es importante el romper las rutinas creadas por el adolescente para adaptarse por ejemplo a un nuevo horario de conexión. Plantearse la abstinencia de alguna aplicación particular: si es necesario, prohibir la aplicación más problemática pero sin generalizar a otras aplicaciones relacionadas con la red. Hacer una balanza de decisiones: pedir al adolescente que haga una lista con los principales problemas causados por el mal uso de internet y otra con los beneficios de estar desconectado o de abstenerse de utilizar una aplicación determinada. Sugerir que cultive actividades alternativas de ocio: buscar actividades de ocio que motiven al adolescente y fomentarlas. Consejos básicos para fomentar el uso adecuado del móvil: Comprar el móvil en el momento evolutivo adecuado: es preciso adecuarse a su grupo de amigos y a su desarrollo madurativo. Ni muy pronto que pueda favorecer un uso inadecuado, ni comprarlo demasiado tarde que pueda limitar la socialización del adolescente. Asumir la responsabilidad de los gastos: pactar con el adolescente las pagas semanales, un gasto mensual del móvil realista, trabajos alternativos, etc., para fomentar el esfuerzo por parte del adolescente. Educar para autorregular el placer inmediato: se trata de pactar el modelo del móvil buscando un equilibrio entre las necesidades y las ilusiones que tenga. Permitir la personalización marcando límites: los adolescentes buscan identificarse mediante el móvil, piden modelos determinados, descargar melodías, juegos, salvapantallas y decorar el aparato. Esta necesidad de identificación es similar a la que tienen con el aspecto físico (ropa, peinado, etc.) y es necesario ajustar con límites adecuados. Conversar sobre el tiempo que invierten hablando: muchas veces pierden la noción del tiempo. Negociar el tiempo que se dedica a hablar con sus amigos a través del móvil para que tome conciencia de un posible exceso en este punto. El adolescente debe tener claro dónde no puede utilizar el móvil (en clase, durante las comidas, etc.): es esencial que el adulto ponga los límites desde el respeto y el diálogo y, si es necesario, actuar como elemento de autoridad cuando se incumplen estos.
Es de resaltar que este punto se realiza teniendo en cuenta la fase 3, dando solución a lo que no se sabe.