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DISCURSO

El día de hoy nos encontramos reunidos para dar término a nuestra participación del diplomado
de mentores, impartido por la Universidad de San Sebastián. Cuando comenzamos este recorrido,
teníamos expectativas diversas, y necesitábamos saber cuál era el paradigma que había detrás del
programa, quizá teníamos una idea asociada al rol de docente acompañante como el profesor de
práctica profesional, ese que todos conocemos, porque la mayoría lo fuimos alguna vez, o en su
defecto, experienciamos el rol de practicante.

A medida que fueron esclareciéndose los módulos nos percatamos, que esa idea era retrograda, y
que de ninguna manera el objetivo de un tutor es modelar académicamente, sino más bien
vocacionalmente, evitando la deserción de la profesión los primeros años.

Hacía un tiempo que venía escuchando de ciertos autores de la corriente de las neurociencia, o
neurolingüística; yo personalmente había hecho un magíster en Liderazgo Transformacional; es
decir que estaba preparada con respecto al ideario, o contexto ideológico del nuevo paradigma
educativo, que la Carrera Docente está impulsando. No obstante, aún me parecía algo muy
utópico, casi platónico, un idealismo pedagógico.

Nunca pensé que yo podría ayudar a un colega, generalmente siempre me sentí aislada de mis
colegas, por lo que me preguntaba: ¿Será posible que alguno de ellos me escuche y valore mi
experiencia y conocimientos como para considerarme como su mentora?. Generalmente somos
muy celosos de los otros, no socializamos, estamos en constante competencia, y la idea de trabajo
cooperativo, en equipo, u otros, solo quedaban bien en el papel en el cual se digitaan esas
palabras.

Jamás se me habría ocurrido, que alguien podría soltar palabras como las de Rafael Echeverria
respecto de la colaboración entre docentes: “Tengo un problema que me afecta. No sé
cómo resolverlo. Dado que tú tienes distinciones y competencias que yo no tengo,
te pido que me ayudes a ver lo que no veo y a hacer lo que hoy no puedo”. El nivel
de humildad que está en esta cita no es parte de la visión de mundo que tienen los recién salidos
profesores, que parecen que quisieran comerse el mundo, pues creen han develado las últimas
incógnitas del conocimiento.

Si ni si quiera yo, con todos mis años de experiencia, lleno de aciertos pero también
errores; ni con toda la vida disfrutada y padecida, podría desnudarme de todos los orgullos, ¿cómo
le pedimos a los profesores noveles, que sean humildes? En este momento me doy cuenta de la
importancia de los siguientes dichos de Humberto Maturana: “Si no aceptamos al otro como
un legítimo otro, el escuchar estará siempre limitado y se obstruirá la
comunicación entre los seres humanos. Cada vez que rechazamos a otro, sea un
socio, un cliente, un empleado, un competidor, un país, etcétera, restringimos
nuestra capacidad de escuchar”.
Por esto creo que el escuchar, preguntar, empatizar, a veces no solo es importante es
imprescindible, a través de la comunicación, develamos nuestras expectativas, nuestros mundos,
nuestras realidades, preocupaciones y deseos, ¿cómo juzgo acciones si no sé de dónde provienen,
cómo me hago una idea de alguien si ni siquiera he querido escucharla/o cuando ha venido
alegremente a conversar conmigo?, ¿Quién soy yo?, ¿Una eminencia? ¿Un rey? Espero pleitesía,
¿por qué? ¿Por los años, la antigüedad, los estudios, los contactos, el cargo, la resonancia?, ¿Qué
me hace tan mejor que el otro, que lo margino, ni me interesa ser educado con él o ella?

Yo espero ya no ser así, pero lo veo a cada rato en mis colegas jóvenes, pero antiguos, de poca
edad, pero de mucha amargura. Ya Nietzché lo había declarado: “ El resentimiento nos
constituye en esclavos”. Por eso lo dicho por Maturana adquiere más sensibilidad hoy, en
este día: “El sufrimiento del hombre no se debe a la falta de certidumbres, sino a la
de confianza. Hemos perdido la confianza en el mundo, y como perdimos la
confianza queremos control, y como queremos control queremos certidumbres, y
como queremos certidumbres no reflexionamos”.

Pero en nuestra carrera Docente debemos reflexionar, hace un tiempo que nos vienen instando a
ello, ¿Por qué? ¿Cuándo perdimos ese vínculo con nuestro quehacer? ¿En qué momento un
docente se vuelve mecánico, una parte más del engranaje, que ni siquiera se reciente en esa
esfera social, no produce ninguna ola, no modifica nada, nada de él se transmite? ¿En qué
momento nuestro quehacer se volvió en una masa burocrática sin referente?

En este diplomado hemos dado cuenta de todas esas inquietudes, hemos desahogado nuestras
penas, respecto del poco respeto, de la poca empatía, del poco compromiso; hemos descubierto
que está en nosotros provocar un cambio, mover esas olas, remecer una estructura construida
durante años de las mismas prácticas sin sentido y poco desafiantes. Entre todos podemos,
aunque seamos unos cuantos, que entendamos que por medio de la conversación se pueden
lograr y entender muchas cosas, que si nos vemos como humanos, con diferencias, y valorables
por sus capacidades particulares; seremos finalmente, aquellos que muevan las estructuras de un
organismo burocrático que se ha deshumanizado a lo largo de los años.

La confianza es nuestro propósito, creer en el otro, velar por su entendimiento y buena fe, para
ello debemos actuar todos de buena fe; nunca más acciones egoístas del sálvense quién pueda,
nunca más comidillo, complot, juan segura vive cien años, compadrazgos, endogamia de cualquier
forma y tipo; se acaban las censuras, las zancadillas, codazos, envidias, enemistades por
cuestiones vanas. Se acabó el mal ejemplo, se acabó el actuar como animales, se acabó predicar
en la fe y compromiso cristianos, o humanistas; pero actuar en el libre mercado, y las
competencias desleales del maquiavelismo.

Cuando decimos que actuamos de forma racional, en realidad no lo hacemos, porque lo que
hacemos es justificarnos, por distintas razones pseudo lógicas como: “todos hacen lo mismo”,
“que hay que sobrevivir”, “es la tierra del más fuerte” “para qué complicarse”. Todas estas
explicaciones, nos acercan a nuestro cerebro réptil, al que es instintivo, que no permite mediar
ningún proceso reflexivo. “No es cierto que los seres humanos somos seres racionales
por excelencia. Somos, como mamíferos, seres emocionales que usamos la razón
para justificar u ocultar las emociones en las cuales se dan nuestras acciones”.
(Humberto Maturana)
“Se dice que el progreso tiene que ver con la competencia. No quiero
desvalorizar a Darwin, pero es un hecho que cuando competimos, el
autoengaño es pensar que mi bienestar radica en negar al otro”
(Humberto Maturana). Y así seguimos negando al otro, no nos damos cuenta, que
finalmente nos negamos a nosotros mismos, a nuestra naturaleza, a nuestra sociedad.

Hoy en día, cuando estamos viviendo el despertar de Chile, con mayor razón debemos reflexionar
en nuestros centro educacionales, debemos saber qué estamos haciendo mal, hacia dónde
queremos ir, qué debemos cambiar, pero siempre nos resistimos al cambio, no queremos hacer
las cosas de forma distinta, ni escuchar al otro, porque eso nos saca de nuestro lugar común, de
nuestro confort, y nos conlleva un riesgo, serían necesarios un ánimo y energía que van en contra
de todo aquello que aprendimos que era lo seguro y adecuado. Por eso debemos más que nunca,
escuchar a nuestros maestros, a Maturana por ejemplo, que son más valorados en el extranjero
que en nuestro propio país, respecto a esto él comenta: “en Chile estamos viviendo un
momento histórico de mucha agresividad. Estamos muy centrados en la
crítica, en la descalificación, en oponernos los unos a los otros. Estamos
muy limitados en nuestra disposición a colaborar. Y el colaborar no se hace
entre especialistas, entre los dueños de la verdad, entre relaciones de
autoridad, sino en el mutuo respeto”.
Un Educador, un mentor, debe por sobre todas las cosas, “Preferir expresar antes que
manipular, explicar, justificar o juzgar” (Claudio Naranjo), es por esta razón que en este
Diplomado nos sirvió sobremanera: el dialogar, discutir, experienciar diferentes escuchas,
escuchar diferentes experiencias, conocer a los seres humanos que somos todos en esta
sociedad educativa, ahora lo importante es que llevemos este legado a nuestras
instituciones, a nuestros colegas, estudiantes, directivos; acercando que la idea de
cambio sea algo atrayente y deseable, y que nos permita por fin “Cambiar el mundo”.
Muchas gracias, felicidades a todos nuestro compañeros de Diplomado, y es un hasta
siempre.

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