CIUDADES SOSTENIBLES Y GESTIÓN DE RESIDUOS SÓLIDOS
(Rosario Gómez y Rosario Flores)
El trabajo de las autoras se centra en analizar diferentes casos nacionales e
internacionales donde los incentivos económicos han contribuido a mejorar la implementación del proceso de gestión de residuos sólidos por parte de las municipalidades, así como, la inclusión de la comunidad en dicho proceso. Como un primer punto, las autoras describen el contexto actual del crecimiento demográfico del Perú. Ellas resaltan la diferencia entre la proporción mayor de personas que viven en la ciudades frente a aquellas que lo hacen en el campo o en las zonas rurales. Además, señalan como un carácter relevante –en tanto se relaciona con el problema que van a analizar – el crecimiento considerable de la población urbana y la expansión poco planificada de la ciudad. Este último aspecto ayuda a comprender la necesidad de mejorar los estándares de calidad de la gestión de los residuos sólidos en las diferentes ciudades del país, pues un incremento considerable del número de población urbana principalmente, genera mayores cantidades de recursos empleados y por lo tanto desechados. Así por ejemplo, según el Ministerio del Ambiente, entre 2010 y 2011 el volumen de residuos que se genera en el Perú se incrementó en un 20%, alcanzando 7.2 millones de toneladas en ese último años. De no ser tratado, el desecho de los residuos en zonas inadecuadas o informales contribuiría negativamente a la contaminación ambiental de la jurisdicción, especialmente en aquellas zonas más vulnerables, fundadas en su mayoría como producto de las migraciones de fines del siglo pasado. En suma, las cifras que las autoras analizan entre 2010 y 2013 refieren un incremento en el volumen de residuos generados en diferentes ciudades, y en particular en algunas zonas de Lima, así, la zona de Lima Este registra el mayor crecimiento en el volumen de residuos sólidos generados en ese periodo. Del mismo modo, permiten reconocer que los hábitos de consumo respecto del tipo de material que más consumen también han variado, pues los utensilios plásticos han sido los favoritos de los peruanos entre esos años. Asimismo, señalan un decremento en la práctica del reciclaje o la segregación de los residuos domésticos por parte de los propios ciudadanos u hogares. Frente a este panorama, las autoras destacan el cambio que se ha venido registrando acerca de cómo gestionar los residuos sólidos. Al respecto, comentan algunos cambios en materia legal –como la creación de la Ley Orgánica de Municipalidades (27972) de 2003 -que busca normar algunas funciones de las municipalidades para mejorar la gestión de este tipo de residuos, pero también los mecanismos que se hallan a la disposición de estas instituciones para influir en el cambio de actitud de sus vecinos para una mejor gestión de algunas de las etapas de este proceso. Al respecto, las autoras explican las diversas medidas o mecanismos municipales para impulsar la recolección y segregación de los desechos. Algunos de los instrumentos empleados son la reducción de los impuestos, tributos y tarifas, la facilidad para gestionar créditos por reciclaje, los subsidios, depósitos o reembolsos, y bonos de desempeño. Como una forma de complementar esta propuesta, describen algunos casos exitosos de municipalidades que han puesto en marcha estas herramientas a favor de la gestión de los residuos sólidos. Lo resaltante, es que los casos varían pues se presentan en diferentes regiones del país, no solo en la costa, y en lo que respecta a Lima Metropolitana, no solo en distritos que se podrían considerar de clase alta, sino también de clase media. Lo que se describe en estos casos es la labor que realizan las municipalidades para facilitar la acción de los vecinos, además de las herramientas e incentivos económicos. Por ejemplo, se les entrega cartillas o bolsas de colores para recoger y separar los desechos según el tipo de material. Como parte de esta propuesta, se estima relevante concebir a la gestión de los residuos sólidos como un factor que dinamice la economía de la localidad. Por ejemplo, emplear parte de los desechos en la elaboración de compost para ser comercializados, o incluso, aprovechar la eliminación de algunos desechos para la generación de energías alternativas, como una forma de mitigar el cambio climático. Sin embargo, la implementación o la promoción de este tipo de herramientas por sí mismas no van a generar cambios importantes en la gestión de los residuos sólidos. Sino que deben tomarse en cuenta otros elementos de carácter más estructural que garantizan resultados positivos, estos se refiere a la continuidad las acciones de parte de la municipalidad a pesar del cambio en las gestiones, y al apoyo presupuestal a la implementación de este proceso.