Está en la página 1de 2

DIOS TE DARÁ VALOR

Como niños muchas veces hemos sentido miedo o hasta vergüenza hablar de
Dios. Incluso ustedes también como adultos no se han atrevido a testificar de lo
que el Señor ha hecho en ustedes.
Tenemos miedo al que dirán los demás, a que, si después de hablar de Dios sus
“amigos” seguirán siendo sus amigos, entre otras cosas. Y muchas veces se
dirán “quisiera tener valor”.
Los invito a abrir sus biblias en el libro de 2° Reyes 5:2-3, en este capítulo nos
habla acerca de la historia de Naamán, él era un general del ejército del rey de
Siria, un hombre grande y valiente, y muy estimado por su rey. Pero había un
problema con él, era leproso.
De Israel llevaron a una muchacha, una niña, como esclava, para que sirviera
en casa de Naamán. Desde que ella llegó vio el sufrimiento de este hombre por
aquella enfermedad que tenía, porque nadie lo podía curar. Ella oró al Señor y
le pidió que le de valentía para poder hablar de Él sin tener temor a como
reaccionaran los demás porque sabía que estaba en un lugar donde servían
fielmente a un señor que no era Dios.
Hasta que un día lo logró, logró decirle a la esposa de Naamán que su Dios,
Jehová, el Dios de Israel, es un Dios milagroso, un Dios que todo lo imposible lo
hace posible. La esposa de Naamán hizo caso a lo que la muchacha le dijo y se
lo comentó a su esposo. Él y sus criados fueron a donde les dijeron y Naamán
se encontró ahí a Eliseo un siervo de Dios el cual le dijo que debía tener fe e ir
al río Jordán y sumergirse ahí 7 veces.
Naamán lo dudó y se enojó porque él pensó que era absurdo hacerlo, pero sus
criados conversaron con él y lo convencieron, así que Naamán confió e hizo lo
que Eliseo hizo y grande fue su sorpresa al ver que fue sanado.
Regresó a casa y testificó cuan grandes cosas hizo Dios con él, y aquella
muchacha al oírlo se sintió bien pues sabía que Dios la oyó, ya que confió en Él.
La palabra del Señor dice en 1°Juan 5:14 el texto que leyó nuestro hermano
Alejandro, es una promesa de Dios hacia nosotros.
Para finalizar solo quiero decir que debemos confiar, Dios nunca deja a sus
hijos solos, Él oye nuestras oraciones, así como aquella niña, y también
hagamos lo que el Señor proponga.
Pidamos al Señor que nos de la valentía para hablar de Él sin miedos ni límites,
niños, empecemos a ser portadores de la palabra de Dios, de sus promesas,
nuestra edad no es impedimento para hacerlo, tengamos en claro que nosotros
somos el futuro de la Iglesia. Sigamos aprendiendo lo que nuestras maestras,
nuestros pastores y nuestros padres día a día nos enseñan. Ellos nos hablan
con experiencia y para nuestro bien porque no quieren que el mundo nos
atrape y nos desviemos del camino que el Señor nos muestra. Seamos
obedientes y humildes. Nunca perdamos la comunicación con Dios y no
dejemos de leer su palabra.
Espero esta reflexión haya sido de bendición para cada uno de ustedes, desde
los más pequeños hasta los más grandes.
Dios los bendiga.

También podría gustarte