Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Emocional
Somos lo que pensamos
y sentimos
Miguel Angel Diaz Escoto
www.miguelangeldiaz.net
Para tí...
i
¿Por qué este En unos meses cumpliré diez años desde que un día decidí
dejar mi “seguro” trabajo en una gran compañía dentro del
ebook? departamento de Recursos Humanos y me marché a encon-
trar mi pasión.
Miguel Angel
ii
1
Emociones... Cuántas veces habremos utilizado esta palabra
y que difícil nos puede resultar definirla. Todos sentimos
emociones a diario, pero nos fijamos muy poco en ellas y no
suelen gozar de nuestra atención, quizás por eso, en multi-
tud de ocasiones nos cuesta tanto expresar aquellos que sen-
¿Qué son las timos, porque no estamos acostumbrados a hablar de ellas y
# Para mí, la explicación más sencilla, es que las emociones son la combinación de dos co-
sas, activación por un lado (hay emociones que activan más y liberan más energía y otras
menos) y por otro agradabilidad de lo que siento (hay emociones que gustan y otras que no
gusta sentirlas). De la combinación de estos dos factores, generaríamos un mapa donde po-
dríamos colocar absolutamente todas las emociones. Si midiéramos estas variables en una
escala del 1 al 10, podríamos decir que la Ira tendría un 10 de activación y un 1 de agradabili-
dad (por ejemplo) y la Ilusión un 8 de activación y un 9 de agradabilidad.
# También es fácil confundir las emociones con los estados de ánimo, aunque se diferen-
cian claramente por su duración, los segundos son mucho más prolongados en el tiempo
(pueden durar meses o años), son menos concretos y menos fundamentados en hechos vivi-
dos. Pueden provenir de emociones muy intensas que se han quedado enquistadas y ampli-
ficadas en el tiempo, y nos predispone a vivir emociones positivas o negativas.
4
2
Cada vez que me realizan esta pregunta, se genera en mi
mente una sensación de desconcierto que dura solo unos se-
gundos, pero que sirve para que tome conciencia del amplio
bagaje que el término va adquiriendo con el paso de los
años y de los estudios científicos realizados.
¿Qué es la Para muchos la Inteligencia Emocional (IE) surgió cuando
Inteligencia Daniel Goleman, psicólogo estadounidense redactor del
New York Times, publicó su libro “Emotional Intelligence”
Emocional? en 1995 y del que ha vendido más de 5 millones de ejempla-
res y se ha traducido a más de 30 idiomas. Pero verdadera-
mente, este fue solo el detonante que popularizó el término,
porque conocemos múltiples referencias anteriores que ya
intentaban explicar que había algo más que el cociente inte-
lectual (CI) para justificar cómo ciertas personas tenían un
rendimiento superior a otras en determinados entornos, so-
bre todo profesionales.
A principios de los 90 autores como John Mayer y Peter Salovey, comenzaron a contemplar
la Inteligencia Emocional como un conjunto de habilidades que permitían a las personas
afrontar mucho mejor las demandas de la vida cotidiana. Para ellos, un individuo que fuera
capaz de identificar emociones (en si mismo y en los demás), que pudiera reflexionar so-
bre la manera correcta de usar dicha emoción en la siguiente situación, con el conocimien-
to suficiente para comprender de donde le viene esa emoción y que pudiera manejar su
impacto de una manera adecuada, podría considerarse como una persona con una elevada
Inteligencia Emocional.
También en la época de los 90, comenzaba el doctor Reuven Bar-On a estudiar las diferen-
tes variables de la Inteligencia Emocional. Él la define como “la capacidad de entender y enca-
minar nuestras emociones para que estas trabajen para nosotros y no en contra, lo que nos ayuda a ser
más eficaces y a tener éxito en distintas áreas de la vida” y contempla en su modelo 5 grandes
componentes clave que englobarían cada uno, a su vez, tres factores más. Los cinco compo-
nentes clave de la IE según Reuven Bar-On son: Percepción de uno mismo, Expresión de
uno mismo, Componente Interpersonal, Toma de decisiones y Manejo del estrés.
Desde mi punto de vista es la capacidad que tenemos las personas para identificar nuestras
propias emociones (autoconocimiento), ejercer un control consciente sobre las mismas (au-
tocontrol), identificar los estados emocionales de las personas que nos rodean (empatía),
para poder interactuar adecuada y satisfactoriamente con ellas (habilidades sociales).
6
3
En los últimos cien años, las personas hemos comenzado a
sufrir además de enfermedades físicas, otro tipo de dolen-
cias emocionales, que precisamente por no ser visibles, han
sido causa de estudio y quizás por esto, al arrojarles luz enci-
ma, han ido aflorando más en los últimos años. Lo que es cu-
Magia, rioso no es este hecho, sino el analizar a través de que ámbi-
# Al principio se abordaba este efecto, al igual que muchos otros (no sé lo que me pasa por
dentro, estoy desganado, más irritable de lo normal, triste, tengo problemas de memoria,
etc) creyendo que, algún suceso más próximo a la magia que a cualquier otra cosa habría
ocurrido para que se produjera esa mejora en los pacientes. Es decir, no sabemos como se
produce la mejoría pero sabemos que funciona, cuando a alguna persona le ocurre “A”, reali-
za “B” y casi por arte de magia, mejora.
# 50 años después, los médicos comienzan a darse cuenta de este efecto y comienzan a utili-
zarlo conscientemente, pero todavía desconociendo porque motivo se producía, solo que si
hacían creer a un paciente que algo le ayudaría, existían unas altas probabilidades de que
esto ocurriera. En este momento comienza a aflorar una corriente de libros, conferencias y
seminarios, para explicar estos hechos, englobados bajo el término de autoayuda. Era algo
así como: “Desconocemos por qué ocurre pero cuando una persona piensa en positivo, es
más probable que le ocurran cosas positivas o al menos que ella las perciba”
# En estos momentos, la ciencia, está colocando nombres y apellidos a todos estos efectos
y se sabe que las expectativas que nos realizamos sobre una cosa, en ocasiones son lo sufi-
cientemente potentes como para inducir en el cerebro la producción de hormonas y neuro-
transmisores que imitarán el efecto esperado. Esto se debe a la activación del circuito de
recompensa cerebral y de respuesta condicionada: “Si me tomo esto mejoraré, como ha
ocurrido siempre que me he tomado lo que me ha recetado el doctor”, por eso pienso que
me voy a poner mejor, empiezo a comportarme como si ya me sintiera mejor y al final, ter-
mino encontrándome mejor..
# Este efecto, está ocurriendo con la mayoría de cosas que afectan al ser humano. La Cien-
cia está sustituyendo a la Autoayuda, la cual a su vez le dio el relevó a la Magia, única mane-
ra antaño para dar respuestas a las cosas que ocurrían. Por fortuna, muchos incrédulos co-
mienzan a recibir datos irrefutables desde la ciencia de lo maravillosa que es la mente hu-
mana y del poder infinito que tenemos las personas.
8
4
Una cebra se haya comiendo hierba en medio de la sabana y
de repente una ráfaga de aire le permite sentir la proximi-
dad de una leona, dispuesta a que sirva de alimento para ella
y toda su familia. En ese mismo momento, el hemisferio iz-
quierdo de la cebra, activa el centro del miedo (situado en
¿Por qué las una zona del cerebro llamada la amígdala o núcleos amigdali-
9
a corto plazo, para poder alcanzar la mayor velocidad posible y poder huir de la leona. Lo
verdaderamente curioso es que, la cebra, es capaz de correr, correr y correr, y detenerse a
comer hierba de nuevo, en cuanto deja de ver a la leona y todo vuelve a su sitio. Es decir, es
un sistema que solo se activa ante la presencia del peligro y es capaz de desactivarse cuan-
do el supuesto peligro deja de ser percibido por la cebra.
Igualito que nosotros, ¿Verdad? Pongamos un ejemplo. Si una noche salimos tarde del cine
y de camino a nuestro coche 2 cacos intentaran atracarnos, nuestro cerebro comenzaría a
realizar las mismas operaciones que realizaba con la cebra y nos permitiría correr más que
en nuestra vida, con tal de salir de esta situación de extremo peligro. Este proceso ances-
tral es el que nos ha permitido que nuestra especie sobreviva hasta nuestros tiempos, sin
embargo, imaginaros que en el mejor de los casos, conseguimos dar esquinazo a los cacos y
nos paramos en medio de la acera casi desierta ¿Nos pondríamos tranquilamente a ver
unos zapatos que nos encantan en un escaparate? Seguro que no, continuaríamos en nues-
tro estado de ansiedad, pensando…………. “¿Habré conseguido perderlos de vista o me esta-
rán esperando en la siguiente esquina? ¿Y si saben donde vivo? ¿Y si me vuelvo a cruzar con
ellos?” Aspectos que harán que cada vez estemos más nerviosos, estresados y con el cuerpo
más activado, aún cuando el peligro ya no esté delante y tampoco sea seguro que vaya a vol-
ver a producirse. Así como la cebra es capaz de desactivar este mecanismo en cuanto deja
de ver el peligro, a los seres humanos nos cuesta mucho más hacerlo porque somos capaces
de pensar en dicho peligro y de desencadenar los mismos efectos en nuestro organismo
con solo imaginar un hecho.
Y si os cuento que ese mismo sistema, también lo ponemos en marcha antes de hacer un
examen, antes de comenzar a hablar en público, en la cola del Dragón Khan de Port Aven-
tura, cuando acudimos al despacho de nuestro jefe que nos ha llamado con un tono de po-
cos amigos o cuando vamos a resolver un conflicto con una persona cercana a nosotros.
Igual que la cebra es capaz de activar dicho sistema ante peligros reales, lo cierto es que a
nuestro alrededor cada vez existen menos y hemos enseñado a nuestro cerebro a identifi-
car como riesgos vitales, algunas situaciones sociales. Como el centro del miedo no discri-
mina entre si la situación es muy nociva para nosotros o lo es solo potencialmente, se acti-
va ante cualquier mínimo riesgo, puesto que no puede calibrarse y sólo tiene 2 posiciones:
On – Off.
10
La gran diferencia entre los humanos y los animales es que nosotros somos capaces de auto-
generarnos estados de ansiedad con eventos que todavía no han ocurrido y que posiblemen-
te nunca ocurrirán, lo que hace que llevemos nuestro cuerpo totalmente revolucionado en
muchas ocasiones, cuando no es necesario: “¿Qué pasará si me quedo sin trabajo? ¿Y si pier-
do a algún familiar querido? ¿Y si este mes tampoco vendo nada?”
Quizás por eso no sea de extrañar, que algunas de las enfermedades que ocupan las prime-
ras posiciones en el ranking de afectación a la raza humana, sean enfermedades psicológi-
cas: Trastornos de Ansiedad, Depresión y sobre todo el Estrés que nos va debilitando poco
a poco y que afecta a nuestras defensas (sistema inmunológico). En el año 1900, la esperan-
za de vida era de 35,3 años y hace apenas 60 años estas enfermedades no ocupaban el “Top
Ten” de afectación al ser humano.
¿Qué está pasando? Cuándo resolvemos unos problemas o no tenemos……. ¿Nos genera-
mos otros? Hemos multiplicado las situaciones estresantes en nuestro día a día en los últi-
mos años y todo esto, con total seguridad, lo generamos nosotros mismos.
Yo por si acaso, voy a seguir el ejemplo de la cebra y solo voy a preocuparme (y movilizar
todos mis recursos de inmediato) cuando tenga el problema delante.
11
5
Hace poco, mientras mantenía una conversación con un
amigo de la familia, una persona de unos 65 años, hecho a sí
mismo y muy autodidacta, ocurrió algo curioso. Me conta-
ba, con aire de resignación y de autocomplacencia, que la ilu-
sión de su vida hubiera sido estudiar una carrera universita-
El síndrome ria. Me dijo que le hubiera gustado tener las mismas oportu-
12
ra formalizar la matrícula. Le contesté de una manera directa.
-#¿Cómo que no? Le dije yo. Pero, si ahora estás jubilado, precisamente lo que te sobra es
tiempo.
-#No, ahora ya es demasiado tarde, ya no puedo. Me dijo de una manera tajante mientras
cambiaba de tema rápidamente.
¿No puedo o no quiero? Quizás durante unos instantes se vio teniendo que ir a clase todos
los días, conviviendo con gente que podrían ser sus nietos, teniendo que hacer el esfuerzo
por estudiar y asumir compromisos consigo mismo, soportando las bromas de los estudian-
tes más jóvenes y posiblemente le pareció demasiado esfuerzo para tan poca recompensa,
el problema es que si decía “No, no quiero” se estaba contradiciendo y además, perdía el de-
recho a la queja y al victimismo.
# ¿Acaso deseamos las cosas pero no estamos dispuestos a realizar el esfuerzo necesario pa-
ra conseguirlas? Porque si es de boquilla, yo no quiero conformarme con solo una carrera,
quiero 6!!! Y nada de hablar solo un par de idiomas, quiero hablar por lo menos 8. ¿A quién
no le gustaría tener un Porche Cayenne si no hubiera que pagarlo y no hubiera que mante-
nerlo?
Hemos de ser conscientes, que la vida no funciona así, si quieres algo, no basta con quejar-
te desde tu inmovilidad y repetirte lo “desgraciadito que eres”, tienes que ir a por ello y re-
nunciar a unas cosas para conseguir otras. Pero, lo bonito de la vida, es que no tiene límites
y si quieres algo (un Porche Cayenne por ejemplo) y es la ilusión de tu vida, puedes conse-
guirlo. Hay quien se puede comprar mañana mismo un par, quién tendrá que privarse de co-
sas durante 3 años y quien tendrá que ahorrar toda la vida para conseguirlo, pero si es la ilu-
sión de tu vida, esta o cualquier otra cosa, quiero que sepas que puedes conseguirlo y si no,
no la desees, o por lo menos no intoxiques a tu mente con cosas que crees que no puedes
conseguir y que ni siquiera haces nada por intentarlo.
Plantéate si cada vez que te dices “No puedo”, verdaderamente lo que deberías de decir es
“No quiero” e inmediatamente dejar de quejarte y centrarte en lo que verdaderamente de-
seas...
13
6
Esta semana, mientras impartía un seminario sobre trabajo
en equipo para el colectivo de directivos de una gran compa-
ñía española, surgió en una de las ruedas de opinión un co-
mentario que me hizo reflexionar bastante y que generó un
debate tremendamente interesante cuando analizábamos el
No es normal estado emocional de sus equipos y como condicionaba esto
14
descubierto nada, lo curioso viene cuando analizamos dicho concepto de insatisfacción y
descubrimos que está tremendamente extendido en la mayoría de organizaciones que cono-
cemos y sobre todo, que la mayoría de las personas que las constituyen consideran este he-
cho como algo “normal”.
En casi todas ellas el número de “insatisfechos” suele ser superior (y con creces) al número
de personas que se sienten plenas y encantadas en su puesto de trabajo, en las relaciones
con otras personas y con la organización en general. Es más, si alguien se siente contento y
feliz, lo vemos hasta raro, pensando que seguro que nos está mintiendo y que todo no pue-
de ser de color de rosa.
¿Nos estaremos acostumbrando tanto a ese estado que incluso lo vemos como algo nor-
mal?
Quizás, se esté produciendo una especie de indefensión aprendida en las compañías que
provoca que las personas sean capaces de soportar y de convivir con esa insatisfacción, ter-
minando por verlo como algo cotidiano y consecuente.
Desde mi punto de vista, es “anormal” que una persona no disfrute en su trabajo. Es insano
y tremendamente perjudicial para uno mismo a medio y largo plazo. Nuestra tendencia ten-
dría que encaminarse a identificar el foco causante de ese desajuste y movilizar nuestros re-
cursos para intentar que las cosas cambien. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, es-
te suele ser el principal problema, somos capaces de identificar el evento o persona que es-
tá causando dicha insatisfacción pero no realizamos nada para que las cosas cambien.
Nos acostumbramos a esas sensaciones, a esas molestias y como pensamos que nuestra in-
tegridad (física o mental) no corre peligro, aceptamos convivir con esas emociones alimen-
tando creencias del tipo “en el trabajo no se puede disfrutar”, “no existe el trabajo perfec-
to”, “no puedo hacer nada para que las cosas cambien”, “a veces tienes que aguantar cosas
que no te gustan”.
Pienso que las organizaciones, como cualquier otro colectivo de personas (familia, amigos,
etc) ofrecen todo lo necesario para que las personas puedan desarrollarse, crecer y ser feli-
ces, pero lastimosamente, en la mayoría de las ocasiones somos las personas las que no sa-
bemos crear los escenarios adecuados para que esto se produzca.
15
7
Desde 1920 al 1990 se han escrito más de 250 definiciones
de liderazgo diferentes, y cientos de libros se han escrito pa-
ra intentar explicar este fenómeno que se produce entre las
personas que gestionan equipos y los miembros que los con-
forman. Dejando a un lado, el motivo por el cual, las perso-
Cada uno nas decidimos seguir a alguien y dejarnos liderar por él, hay
16
la ayuda, ellos también, si estaba implicado y comprometido con el proyecto, su equipo
también lo estaba. Un efecto curioso……..
Por otro lado, cuando el equipo estaba gestionado por una persona sin demasiados “princi-
pios”, su equipo se comportaba de una manera semejante y se oyen expresiones como: “No
te puedes fiar de ellos, te dan respuestas socialmente aceptadas (sin ser ciertas), son muy
individualistas, buscan su éxito personal, se eximen de las culpas sobre un problema aun-
que impliquen a otra persona de su equipo, etc.”
Quizás este famoso refrán de “Dios los cría y ellos se juntan” también tenga sentido a la ho-
ra de conformar los equipos en las organizaciones. Y esto puede venir provocado por va-
rios motivos:
-#Las personas con valores y principios sólidos, no quieren estar gestionados por una perso-
na que no los tiene.
-#Ante un mal jefe, los buenos empleados (los talentosos) se van marchando y se quedan
aquellos que no tienen adonde ir o no son tan atractivos para otras empresas. Por eso, “a
jefe mediocre, equipo mediocre”.
-#El propio líder ejerce un efecto de formación sobre su equipo e invita de una manera in-
consciente a los demás a comportarse como él.
-#Los buenos líderes no toleran ciertas conductas (por ejemplo de desconfianza o de falta
de apoyo mutuo), acciones que van educando poco a poco a sus equipos, haciéndolos a su
imagen y semejanza.
Mirar el tipo de personas de nuestros equipos o que tenemos a nuestro alrededor, puede
ser una muestra de cómo somos, porque en muchas ocasiones, ellos nos harán de “espejo”
y veremos reflejados en ellos, nuestras actitudes y comportamientos. De hecho, hay estu-
dios que demuestran que cuanto más elevada es la posición ocupada por una persona en el
organigrama, mas distorsionada se encontrará su autoimagen (por estar basada en la infor-
mación que le rodea, la que le proporcionan las personas que les rodean y que tienen una
marcada tendencia a exagerar lo bueno y minimizar lo negativo). Curioso ¿no?
Por eso y casi ineludiblemente a medio y largo plazo, cada uno tiene el equipo que se mere-
ce, porque habrá estado trabajando y proyectando sobre él, muchos de sus valores.
17
8
Una gran parte de los conflictos que se generan entre las per-
sonas, pienso que vienen provocados por una falta de cali-
dad y cariño en las conversaciones que mantenemos. No so-
lemos dedicar el tiempo suficiente para pensar en lo que
queremos transmitir, escoger las palabras concretas y luego
Opinión, decirlas de una manera adecuada. Preocupándonos solamen-
18
Por otro lado, una certeza se suele basar en experiencias repetidas en el tiempo y vienen
acompañadas con una importante carga emotiva, por eso suelen ser mucho más firmes. Si
identificamos que algo se ha producido varias veces, generamos la certeza de que si se repi-
ten las mismas circunstancias, volverá a producirse, por eso las defendemos de una manera
contundente. Sin embargo, estas certezas pueden cambiar si se presentan nuevos datos ob-
jetivos que la contradigan.
Finalmente, una convicción viene respaldada por una tremenda carga emocional que pro-
voca que la persona no se cuestione dicha creencia e incluso puede generar un gran recha-
zo ante cierta información contradictoria. En ocasiones produce cierta “ceguera emocio-
nal” ya que la persona solo recuerda aquellos hechos que apoyan la convicción (porque ahí
concentra su atención), desechando inconscientemente la información que resulta contra-
dictoria. Observamos varias veces un efecto y lo convertimos en ley, dando por supuesto
que no puede ser de otra manera.
El hecho de no prestar atención a estos tres niveles, genera multitud de roces y disputas, ya
que, en ocasiones podemos estar presentando opiniones como si fueran convicciones, sin
darnos cuenta de que no están apoyadas en datos objetivos. “Compramos esta nevera por-
que es mejor” decimos cuando verdaderamente lo que queremos decir es “Me gustaría com-
prar esta nevera porque me parece más bonita que la otra”.
También genera múltiples problemas, elevar certezas a convicciones, ya que en muchas oca-
siones, cuando disponemos de ciertos datos, generamos una creencia o ley, y esta es la que
utilizamos para comunicarnos con la finalidad de ahorrar tiempo, dando por supuesto que
la otra persona ve el problema como nosotros e incluso que maneja nuestros mismos datos.
“No compremos este coche porque se estropea mucho, a mi hermano le paso” decimos
cuando deberíamos de decir “Conozco a personas que han tenido problemas con ese co-
che. Prefiero buscar otra marca que me parezca más fiable”. Que se haya producido alguna
vez ese hecho no significa que tenga que volver a producirse, pero nosotros lo expresamos
de esa manera.
# Con un poco de atención y de reflexión previa, podremos mejorar poco a poco la calidad
de nuestras conversaciones y reduciremos el número de conflictos que generemos a nues-
tro alrededor. No tienes porque creértelo, pero si lo pruebas y te funciona, ¡¡¡quédatelo!!!
19
9
Nuestro corazón late a un ritmo constante, no obstante el
tiempo entre los latidos de nuestro corazón varia intervalo a
intervalo. Esta variación de ritmo es lo que se conoce como
Variabilidad del Pulso Cardíaco (VPC). Si la variación es
constante y regular decimos que el corazón se halla en un es-
La tado de alta Coherencia Cardíaca y cuando es irregular ha-
20
# Después de realizar este hallazgo, se intentó replicar este estudio en un entorno profesio-
nal, para poder evaluar si se producía el mismo efecto entre puestos de trabajo sometidos a
cantidades importantes de estrés. Dicho estudio fue realizado en Londres y se consistió en
reunir a un grupo de seis mil ejecutivos de grandes empresas, los cuales fueron medidos an-
tes de la intervención (lo que en la técnica analítica se denomina un “pretest”) y posterior-
mente recibieron una acción formativa sobre coherencia del ritmo cardíaco, donde se les
enseñaron diferentes técnicas para reducir sus niveles de estrés y para comenzar a sentir
emociones mucho más beneficiosas para su organismo y su corazón. Un mes después del
curso, los directivos fueron evaluados de nuevo (“postest”) encontrándose los siguientes
cambios en su fisiología: Su tensión arterial había descendido como si hubieran perdido 10
kilos de peso, se produjo una mejora en su equilibrio hormonal, aumentó la tasa de DHEA
(hormona de la juventud) en un 100%, su tasa de cortisol (la hormona del estrés por exce-
lencia, asociada a subidas de la tensión arterial, envejecimiento de la piel y el acné) se redu-
jo en un 23%.
# Este efecto nos demuestra que si se minimizan los elementos estresantes que rodean los
entornos organizativos o si se aportan recursos personales a los profesionales para afrontar
dichas exigencias, su salud física mejora. Sin embargo, lo verdaderamente curioso se produ-
jo cuando se llevó este estudio un paso más allá. ¿Qué pasaría cuando la persona no respon-
de a un hecho concreto y tangible, sino que simplemente piensa o visualiza mentalmente
algo negativo o nocivo?#
Determinados estudios han confirmado que este efecto sobre el organismo también se pro-
duce cuando el elemento estresante no existe o no se encuentra delante. Es decir, el simple
recuerdo de algún aspecto negativo, produce ciertos minutos de caos cardíaco, lo que pro-
voca una caída de la secreción de Inmunoglobulina A (IgA) (la primera línea de defensa de
nuestro organismo contra los agentes infecciosos). Del mismo modo que, un recuerdo posi-
tivo induce varios minutos de coherencia cardíaca, acompañados de un aumento de la pro-
ducción de IgA durante las 6 horas posteriores.
# Es decir, que nuestros pensamientos, generan emociones, estas inciden en nuestro cora-
zón, el cual nos puede hacer perder energía e “intoxicar” nuestro organismo con una quími-
ca determinada que no es necesaria y que nos provocará un desgaste excesivo del mismo.
# Así que…. ten cuidado con lo que piensas, porque tu cuerpo lo nota.
21
10
Por todos es conocido que ser optimista en la vida nos pue-
de aportar muchas cosas positivas o mejor dicho, nos evita
muchas cosas negativas. Pensar constantemente en aquellas
cosas que no funcionan bien o que están desajustadas provo-
ca un gran desgaste a nivel mental, invita a que nuestro cere-
Visión bro libere una serie de hormonas que prepararán a nuestro
Ahora sabemos que cuando tenemos que resolver un problema, siempre encontramos más
y mejores alternativas, si estamos afrontando el problema desde una perspectiva positiva.
Es como si nuestro mapa de la situación se estirase y tuviéramos acceso a zonas que desde
el negativismo no podíamos contemplar, pero contamos con el handicap, de que nuestra
mente no estará predispuesta a buscar el lado positivo de las cosas.
Por eso en coaching, en muchas ocasiones trabajamos con la técnica VIP (Visión Interior
Positiva), que persigue que la persona (o nosotros si nos la auto-aplicamos) busque 3 cosas
positivas en lo que le acaba de ocurrir o en alguna acción que a priori valora como negativa.
Al principio genera bastante rechazo, sin embargo a medio plazo conseguimos nivelar la ba-
lanza y que el estado emocional de la persona se encuentre mucho más equilibrado, aspec-
to que ayudará al afrontamiento de la situación problemática. Por ejemplo:
- ¿Cómo estás?
- Pues bastante mal, la semana pasada me despidieron y claro, con 55 años, me va a resultar
muy complicado encontrar un nuevo empleo tal y como están las cosas ahora.
- (¿Tu estás tonto o qué?, piensa la persona) Esto no tiene nada de bueno...
- Bueno, haz un esfuerzo, todo en la vida tiene lados claros y lados más oscuros. ¿Qué pue-
de tener de bueno esto?
- Bufffff.... Bueno, ahora puedo ayudar a mis hijos con los estudios. Antes llegaba a casa
muy tarde y demasiado cansado como para implicarme con sus carreras académicas.
23
- Fenomenal. ¿Qué más puede tener de positivo esto?
- La verdad es que siempre quise dedicarme a otra cosa (llevaba 25 años como contable), pe-
ro nunca me atreví a dar el paso. Quizás ahora pueda ser un buen momento para formar-
me en alguna otra cosa donde pueda aprovechar mi conocimiento y donde disfrute más.
Como podréis imaginar, mientras la persona va identificando cosas positivas de esta situa-
ción, su cara le va cambiando y su estado emocional se vuelve mucho más equilibrado. Ya
no se siente tan mal como cuando comenzó la conversación, momentos en los que la ira, la
culpa y el miedo se apoderaban de él, y le hacían sentir extremadamente preocupado. Qui-
zás ahora, siendo consciente de que continúa teniendo un problema, se sienta mucho más
animado para enfrentarse a una entrevista de trabajo (y no demostrar angustia o agonía por
encontrar un puesto).
Este ejercicio resulta extremadamente saludable, a la par que objetivo, ya que cualquier co-
sa que nos ocurre en la vida (tanto positiva como negativa), ambas tienen componentes pa-
ra hacernos disfrutar y componentes potencialmente peligrosos y seremos nosotros mismo
los que alimentaremos unos o los otros.
24
¿Quieres más?
Pues estemos en contacto...
“Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamen-
te prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la dis-
tribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.”
xxv