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CAPÍTULO III

CUMPLIMIENTO Y EFECTIVIDAD DE LOS DERECHOS DE


LAS PERSONAS ENVEJECIENTES EN REPÚBLICA
DOMINICANA
3.1. Marco legal de los derechos de los envejecientes

El envejecimiento es uno de los retos demográficos más importantes


al que se enfrentan los países en el siglo XXI, por lo cual, surge la necesidad
enfrentar dicha problemática valiéndose de las normativas existentes que
garantizan los derechos de los envejecientes, permitiéndoles disfrutar del
bienestar económico y participar activamente en la vida pública, social y
cultura. Tal desafío está centrado en la implementación de los acuerdos,
convenciones y tratados, a través de los cuales los países deben asumir y
legislar en un marco interno, basados en medidas que contribuyan a su
aplicación. Es necesario estudiar el marco jurídico de este fenómeno social
con el objetivo de analizar y conocer el conjunto de normas que rigen los
derechos de los envejecientes, plasmadas tanto en el derecho internacional
donde República Dominicana es partícipe, como en el derecho interno del
país.

3.1.1. Convenciones, pactos y tratados en los que República


Dominicana es firmante

En el escenario internacional existen dos fuentes que dieron origen al


establecimiento de los derechos de las personas envejecientes: una son los
instrumentos internacionales de derechos humanos de la ONU y sus
organismos especializados, y la segunda nace de los instrumentos de
derechos humanos de la Organización de Estados Americanos.

En el marco del sistema de la ONU se encuentra la Declaración


Universal de Derechos Humanos, el Pacto de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, las resoluciones en favor de las personas mayores
adoptadas por la Asamblea General, los planes de Acción Internacional
sobre el Envejecimiento, y los instrumentos desarrollados por la
Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En 1982 la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento adoptó el Plan
de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento, con el objetivo de
fomentar una respuesta internacional adecuada a los problemas del
envejecimiento. Este importante documento, aprobado por la Asamblea
General, ofrece a los países miembros una orientación esencial sobre las
medidas que se deben tomar para garantizar los derechos de las personas
envejecientes, estipulando que dicho Plan, deberá considerarse como parte
elemental de las principales estrategias y programas que busquen dar
respuesta a las principales necesidades y problemas de carácter mundial,
fijándose como objetivos principales, fortalecer la capacidad de los Estados
para afrontar efectivamente el envejecimiento de su población y atender a
las necesidades y preocupaciones de las personas de edad avanzada.

Así mismo, reconoce que tanto la longevidad como la calidad de la


vida son elementos importantes y por consiguiente, “las personas de edad
deben, en la medida de lo posible, disfrutar en el seno de sus propias
familias y comunidades de una vida plena, saludable, segura y satisfactoria y
ser estimadas como parte integrante de la sociedad” (Plan de Acción
Internacional de Viena sobre el Envejecimiento, 1982, pág. 4).

En 1991, la Asamblea General aprobó los Principios de las Naciones


Unidas a favor de las personas envejecientes, enunciando cinco principios
que tienen relación estrecha con los derechos consagrados en los diversos
instrumentos internacionales:

Se habla primero de independencia, principio del que se entiende el


vasto acceso a los alimentos, al agua potable, al alojamiento, al vestido y a
los cuidados de salud. A estos derechos fundamentales se suma la
posibilidad de ejercer un empleo justamente retribuido y de acceder a la
educación o a cualquier otro tipo de formación académica.
La participación significa que los adultos mayores pueden y deben
participar activamente en la definición y aplicación de las políticas que tienen
que ver con su bienestar, sentir la libertad de compartir sus experiencias con
las generaciones más jóvenes y poder constituirse en asociaciones o
sociedades.

La autorrealización se refiere a la posibilidad de asegurar el pleno


desarrollo de sus capacidades y habilidades, facilitándoles el rápido y
oportuno acceso al cúmulo de recursos de la sociedad en el plano educativo,
cultural, espiritual y de esparcimiento en general. Por último, se enuncia el
principio de dignidad, que reconoce que las personas mayores deben ser
respetadas y apreciadas por su sola calidad de seres humanos,
independientemente de cualquier condición derivada de la edad, el sexo, la
raza, el origen étnico, sus discapacidades o situación financiera, y que
deben ser tratadas con equidad y justicia.

En 1992, con motivo de la celebración del décimo aniversario de la


adopción del Plan de Acción Internacional de Viena por la Asamblea Mundial
sobre el Envejecimiento, se adopta la Proclamación sobre el envejecimiento,
en la que los países se comprometen a apoyar las iniciativas nacionales
relativas al tema, de manera que las mujeres de edad avanzada reciban el
apoyo que necesitan, tomando en cuenta las contribuciones que realizan a la
sociedad, que no habían sido reconocidas desde hace mucho tiempo; y a los
hombres de edad avanzada, se les alienta a desenvolver las aptitudes
sociales, culturales y afectivas que no pudieron desarrollar durante los años
que fungieron como soporte de familia.

Finalmente, insta a la comunidad a que “se amplíe la cooperación


internacional, en la medida de lo posible, en el contexto de las estrategias
dirigidas a alcanzar los objetivos globales sobre envejecimiento”
(Proclamación sobre el Envejecimiento, 1992, pág. 2).
En el año 2002 se les da continuidad a los asuntos relacionados a los
derechos de las personas de edad mediante la Segunda Asamblea Mundial
sobre el Envejecimiento celebrada en Madrid, la cual, a diferencia del Plan
de Viena, prestó especial atención a la situación de los países en desarrollo.

Con el objetivo de diseñar una política internacional sobre el


envejecimiento para el siglo XXI, se adoptó una Declaración Política y el
Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, la cual,
solicitaba cambios en las actitudes, las políticas y las prácticas para
favorecer las medidas que afrontan las problemáticas principales del
envejecimiento de este siglo, buscando fomentar la salud y el bienestar. Sus
recomendaciones puntuales para la ejecución del plan se realizaron
tomando en consideración el desafío que enfrenta la humanidad con el
crecimiento de la población envejeciente, reconociendo su Art. 2 lo siguiente:

Reconocemos que el mundo está experimentando una


transformación demográfica sin precedentes y que de aquí a 2050 el
número de personas de más 60 años aumentará de 600 millones a
casi 2.000 millones, y se prevé que el porcentaje de personas de 60
años o más se duplique, pasando de un 10% a un 21%. Ese
incremento será mayor y más rápido en los países en desarrollo,
donde se prevé que la población de edad se multiplique por 4 en los
próximos 50 años (Declaración Política y Plan de Acción
Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, 2002, pág.: 7).

En Santiago de Chile, 2003, en el plano regional de las Naciones


Unidas, se lleva a cabo la Estrategia regional de Implementación para
América Latina y el Caribe del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre
el Envejecimiento, planteando metas y recomendaciones a favor de las
personas mayores en cada una de las áreas prioritarias acordadas en
Madrid en el 2002: desarrollo, salud, bienestar en la vejez y entornos
propicios.
A nivel del Sistema de la OEA, se pueden numerar la Convención
Americana de Derechos Humanos y el Protocolo Adicional en materia de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales. En el marco de la OEA, en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Protocolo de San
Salvador se proclaman las normas de derechos humanos aplicables a la
región de Latinoamérica y el Caribe. La Convención entró en vigencia en
1969, mientras que el Protocolo, surgió aproximadamente 20 años después.

A través Protocolo adicional a la Convención Americana sobre


Derechos Humanos en materia de derechos Económicos, Sociales y
Culturales, "Protocolo de San Salvador", se incorporaron medidas puntuales
en beneficio de las personas mayores, el cual, al ser un instrumento de
carácter vinculante, obliga a los Estados miembros a garantizar
sucesivamente la protección y el disfrute de los derechos básicos,
estableciendo en su Art. 17 lo siguiente:

Toda persona tiene derecho a protección especial durante su


ancianidad. En tal cometido, los Estados partes se comprometen a
adoptar de manera progresiva las medidas necesarias a fin de llevar
este derecho a la práctica y en particular a:

a) proporcionar instalaciones adecuadas, así como alimentación y


atención médica especializada, a las personas de edad avanzada
que carezcan de ella y no se encuentren en condiciones de
proporcionársela por sí mismas;

b) ejecutar programas laborales específicos destinados a conceder


a los ancianos la posibilidad de realizar una actividad productiva
adecuada a sus capacidades respetando su vocación o deseos;

c) estimular la formación de organizaciones sociales destinadas a


mejorar la calidad de vida de los ancianos (Convención Americana
sobre Derechos Humanos "Pacto de San José de Costa Rica", 1988,
pág.: 6-7).

En 2015 se celebró la Convención Interamericana sobre derechos de


las Personas Mayores, dando surgimiento a un nuevo marco de derechos
para las personas adulas mayores.
El instrumento fue aprobado el 15 de junio en la 45 Sesión de la OEA,
en el cual, el Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos (IPPDH)
del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) tuvo un rol estratégico,
colaborando con el Grupo de Trabajo sobre la Protección de los Derechos
Humanos de las Personas Mayores de la OEA y con la Comisión
Permanente de Adultos Mayores de la Reunión de Altas Autoridades de
Derechos Humanos del MERCOSUR (RAADDHH), mediante un proceso de
diálogo, debate y reflexión, así como también en la redacción del documento
que hoy es un instrumento de derechos humanos para los países miembros
de la OEA.

Una de las particularidades de esta Convención, es que podría


definirse como el primer instrumento jurídico de carácter específico en
materia de derechos humanos de personas adultas para fomentar, proteger
y asegurar el reconocimiento y el pleno goce y ejercicio, en condiciones de
igualdad, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de las
personas envejecientes de la región, a fin de contribuir a su plena inclusión,
integración y participación en la sociedad. Así mismo establece el alcance de
los derechos de las personas mayores, definiendo principios convencionales
entre ellos: la promoción y defensa de los derechos humanos y libertades
fundamentales de la persona mayor, la valorización de la persona mayor, su
papel en la sociedad y contribución al desarrollo, la dignidad, independencia,
protagonismo y autonomía de la persona mayor, la igualdad y no
discriminación, entre otros.

La Convención sobre la protección de los derechos de las personas


mayores se convierte en el nuevo estándar del continente americano,
sentando de esta forma un precedente a nivel mundial. Los primeros países
en firmar el documento fueron Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Uruguay
y República Dominicana. Finalmente, concluye con una toma de conciencia
en su Artículo 32, donde los Estados miembros acuerdan incentivar una
actitud positiva hacia la vejez mediante un trato digno, respetuoso y
considerado, y basados en una cultura de paz, promover los derechos y
empoderamiento de las personas mayores (Convención Interamericana
sobre Derechos de las Personas Mayores, 2015, pág.: 23).

3.1.2. Leyes que regulan los derechos de los envejeciente en


República Dominicana

Como se mostró en subtítulo anterior, se constata que, si bien existen


algunos instrumentos de derecho internacional que pueden ser invocados
por las personas mayores para proteger sus derechos humanos, su defensa
en el plano internacional no puede ser absoluta, puesto que los mismos
conceptos reciben contenidos totalmente diferentes en función del nivel de
desarrollo social, económico y cultural del país de que se trate. Por ello, es
indispensable remitirse al derecho interno de cada Estado y así conocer las
normas establecidas con relación a las personas mayores, que hacen las
veces de fundamento legal para alcanzar el respeto a su condición.

Las personas mayores de República Dominicana cuentan con una


normativa específica para dignificar las condiciones de su existencia, su
desempeño y convivencia en la sociedad. En tanto, la constitución
dominicana de 2015, en su Art. 57 dedicado a la protección de las personas
de la tercera edad, establece lo siguiente:

La familia, la sociedad y el Estado concurrirán para la protección y la


asistencia de las personas de la tercera edad y promoverán su
integración a la vida activa y comunitaria. El Estado garantizará los
servicios de la seguridad social integral y el subsidio alimentario en
caso de indigencia (Constitución de la República Dominicana, 2015,
pág.: 19).

En sus orígenes, es necesario resaltar el Art. 8 de la Constitución de


1994, mediante el cual se estableció que es el Estado quien ha estimular el
desarrollo continuo de la Seguridad Social, a fin de que toda persona pueda
a gozar de una adecuada protección contra la desocupación, la enfermedad,
la incapacidad y la vejez, y que prestará su protección y asistencia a los
ancianos en la forma que determine la ley, de manera que se preserve su
salud y se asegure su bienestar (Constitución Dominicana, 1994, pág. 5).
Algunas disposiciones del Código Penal y del Código de Procedimiento Civil
limitan la prisión a personas mayores; un decreto que establece el Día de los
ancianos y la Ley Nº 352-98 sobre Protección a la Persona Envejeciente son
otras normas que conciernen a este grupo. Así mismo, se encuadran la Ley
de Seguridad Social y estatutos particulares que regulan las pensiones y
jubilaciones de algunas instituciones públicas.

 Ley No. 24-97 que introduce modificaciones al Código Penal, al


Código de Procedimiento Criminal y al Código para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes.

La Ley 24-97 contra la Violencia Intrafamiliar penaliza severamente


cualquier indicio de violencia doméstica, y hace alusión textual en su Artículo
336 a los adultos mayores y a la discriminación por la edad. Esta ley
constituye un real avance para la sociedad dominicana, ya que protege en
particular a la familia, y por primera vez se castiga la violencia en el hogar.
Tiene como objetivo garantizar los derechos de todas las personas,
hombres, mujeres, niñas, niños, adolescentes, envejecientes, sin importar
que sea negra o blanca, pobre o rica, casada, soltera, viuda o en
concubinato.

 Ley No. 352-98 sobre Protección de la Persona Envejeciente

La ley Nº 352-98 promulgada el 15 de agosto de 1998, significó un


gran avance para el país, pues se entendió la necesidad de hacer más
efectivas las estructuras institucionales existentes, e involucrar los distintos
actores sociales en la respuesta a la problemática de las personas de edad
avanzada. Así mismo, establece en el Artículo 1 un concepto de lo que se
considera una persona envejeciente, planteado de la siguiente manera:

Para los efectos de esta ley, se considera persona envejeciente a


toda persona mayor de sesenta y cinco años de edad, o de menos,
que, debido al proceso de envejecimiento, experimente cambios
progresivos desde el punto de vista psicológico, biológico, social y
material. El segmento de las personas envejecientes estará
constituido por todos aquellos individuos que se hallen en las
condiciones descritas en esta ley, siendo en su carácter personal, los
únicos beneficiarios de la misma (pág.: 2).

Sus disposiciones se dirigieron a crear políticas concretas para hacer


frente a ese progresivo envejecimiento de la sociedad, y a las necesidades
de los adultos mayores dentro del territorio dominicano. Según lo establecido
por dicha ley, los envejecientes tienen derecho a permanecer en su núcleo
familiar o en el hogar de sus hijos, nietos o hermanos; así mismo, pueden
acceder libremente a todos los servicios, públicos y privados, teniendo la
facultad para exigir las mismas oportunidades que los demás y que se le
reconozcan las garantías proporcionadas por las leyes vigentes. De igual
modo, se le debe asegurar una vivienda digna, tratamientos adecuados si
llegaran a padecer alguna dependencia, una pensión que le garantice una
vida segura en caso de que fuesen indigentes o discapacitados. Sin
embargo, a pesar su importancia, esta ley había permanecido inaplicable, y
no es hasta octubre de 2004 que se aprueba su reglamento de aplicación.

En esta ley se encuentran tutelados los derechos fundamentales.


Existen capítulos especiales dedicados al derecho a la educación, la cultura
y la recreación; el derecho al bienestar social; el derecho al empleo y a la
generación del ingreso; a la salud y a la nutrición; a la vivienda y a servicios
anexos; el derecho a la seguridad, al respeto y a la dignidad. Se argumenta
que las personas mayores no pueden ser perjudicadas en sus derechos
fundamentales por negligencia, explotación, violencia, ni podrán ser
castigadas o víctimas de cualquier atentado, sea por acción u omisión.
Conmina a la familia, la comunidad, la sociedad y al Estado a cumplir con el
deber de garantizar los derechos de los adultos mayores con absoluta
prioridad y efectividad. Asimismo, delega a la Secretaría de Estado de
Trabajo el deber de velar por el acceso de los adultos mayores a un empleo
digno, que les permita un nivel mínimo de recursos para satisfacer sus
necesidades esenciales y ampliar su independencia.

La propuesta de reglamento de la Ley 352-98, consensuada por


miembros de la sociedad civil y de organizaciones no gubernamentales
trabajando para el sector de los adultos mayores, fue sometida al Poder
Ejecutivo para su revisión y promulgación. El 27 de octubre del 2004,
mediante decreto presidencial, entró en vigor. Con esto se pretende
garantizar el funcionamiento de las estructuras institucionales y los
procedimientos creados en la ley para la protección integral de este sector
poblacional vulnerable.

Uno de los mayores aportes de esta ley ha sido el carnet de


exoneración. Tiene una validez de cinco años y se les entrega
exclusivamente a las personas ancianas, otorgándole una serie de
facilidades como descuentos en el transporte público, en las consultas
médicas y en el porcentaje de intereses al optar por un préstamo hipotecario
para adquirir una vivienda.

Tratándose de una población vulnerable, por su edad avanzada y


ciertas limitaciones físicas y/o psíquicas que la vejez conlleva, esta ley
establece que es deber de las instituciones gubernamentales, en particular
del Ministerio de Salud Pública, cuidar de la salud física y mental del
anciano, promoviendo el diagnóstico, la cura y la prevención de sus
enfermedades. Asimismo, la ley se compromete en establecer y facilitar el
respeto y la dignidad del anciano, adoptando las justas medidas en
colaboración con las instituciones del país.
La ley, mediante el Artículo 23, crea el Consejo Nacional de la
Persona Envejeciente (CONAPE), el cual se ha de desempeñar como
entidad oficial en todo lo concerniente a la definición y ejecución de las
políticas nacionales relacionadas con los envejecientes; de igual forma,
estipula que este organismo tendrá competencia sobre las instituciones
públicas y privadas que trabajen con envejecientes, siempre y cuando estas
posean reconocimiento legal.

Su trabajo consiste en elaborar y avanzar propuestas para la mejora


de las políticas en favor de esta población, fiscalizar y supervisar la labor de
los centros de atención a los envejecientes y fomentar la difusión de las
leyes que tengan que ver con las personas mayores de sesenta y cinco
años.

Finalmente, a través del Artículo 44 queda establecido el día primero


de octubre de cada año como el Día Nacional del Envejeciente, cuya
celebración ha de promover la realización de actividades culturales,
recreativas y científicas con el objetivo de dar a conocer los derechos de las
personas mayores y el proceso de envejecimiento, buscando sensibilizar a la
población para que comprenda el rol del anciano en la sociedad, proyectar
así una imagen positiva y productiva del(a) envejeciente.

 La Ley General de Salud 42-01

La Ley 42-01 fue promulgada el 8 de marzo de 2001 y tiene como


objetivo regular todas las acciones que permiten al Estado hacer efectivo el
derecho a la salud. En el artículo 11, menciona los principios por los cuales
debe regirse la norma, y entre ellos resalta el de “solidaridad para con los
grupos de la sociedad que no sean capaces de autofinanciar su salud” y
reconoce a las personas envejecientes entre ellos. El artículo 30 señala a los
ancianos como grupo prioritario que requiere de una mayor inversión en
salud, y el inciso “i” establece la protección y prevención de la salud de
acuerdo a normas éticas que les garanticen el respeto y la dignidad. Por
último, la Ley 87-01 sobre Seguridad Social crea el Sistema Dominicano de
Seguridad Social y enumera en el artículo 5 los beneficiarios del seguro de
vejez y en el artículo 45 establece que la pensión por vejez comprende la
protección del pensionado y de sus sobrevivientes.

3.1.3. Sistema de Pensión Dominicano en la protección de los


envejecientes.

Las pensiones son un componente fundamental dentro de la


seguridad social, que a su vez se encuentra bajo la macroestructura del
sistema de protección social. Como parte esencial de estos sistemas, las
pensiones se constituyen como un derecho universal y constitucional,
garantizado tanto por la Declaración Universal de los Derechos Humanos
como por la Constitución dominicana.

En República Dominicana, los antecedentes de las pensiones por


envejecimiento se remontan a la Ley N°. 1896 del 30 de diciembre de 1948
sobre Seguros Sociales. A esta ley le siguieron muchas modificaciones y
otras normativas auxiliares. El marco jurídico resultante institucionalizó el
régimen de pensiones y jubilaciones a través de varios organismos, como el
Instituto Dominicano de Seguros Sociales, basado en el esquema de reparto
y la solidaridad. Sin embargo, a finales del siglo pasado, este modelo
comenzó a presentar debilidades, puesto que además del hecho de que el
97 % de los beneficiarios recibían la pensión mínima, también existía
fragmentación sectorial y la mayor parte de los empleados de mediano
ingreso quedaban excluidos de los beneficios (Superintendencia de
Pensiones de la República Dominicana, 2018, pág.: 25).

En busca de resolver estos desafíos, se planeó un cambio de modelo


mediante un proceso que trajo como resultado la formulación de la Ley 87-
que crea el Sistema de Seguridad Social, la cual introdujo varias
innovaciones, entre las cuales se destacan la introducción del método de
capitalización individual como una alternativa para incrementar el monto de
las pensiones a través del autofinanciamiento de estas. Sin embargo, a
través de boletín del Observatorio de Políticas Sociales y Desarrollo se
plantea que:

Desde que en 2001 se aprobara la reforma al sistema de Seguridad


Social, sus componentes −incluyendo las pensiones− se encuentran
en un proceso de expansión. Sin embargo, el tema de las pensiones
aún genera incertidumbre, especialmente sobre la capacidad del
sistema para garantizar ingresos suficientes para los pensionados
(Observatorio de Políticas Sociales y Desarrollo, 2018, pág.: 1).

República Dominicana posee grandes retos con el Sistema de


Pensión ante los envejecientes, debido a que la población mayor de 65 años
represente un mayor porcentaje de la población total. Dada la tendencia al
aumento de la esperanza de vida, en las próximas décadas se podría agotar
el bono demográfico y entrar en una etapa de tener mayor población
envejecida, poniendo grandes presiones financieras al sistema de protección
social (Suero & Matos, 2016, pág.: 12).

2.1.3.1. Normativa legal del Sistema de Pensión de envejecientes


asalariados del sector público.

Ley N° 397-19, que crea el Instituto Dominicano de Prevención y


Protección de Riesgos Laborales. Deroga la Ley No. 1896 del 1949, sobre
Seguros Sociales, modificada por la Ley N° 6126 del año 1962, sobre la
Autonomía de la Caja Dominicana de Seguros Sociales. Deroga los artículos
134, 135, 136, 137, 138 y 139, de la Ley N° 87-01, que crea el Sistema
Dominicano de Seguridad Social, y modifica los artículos 21, 23, 127, 128,
140, 192, 196 y 198 de la citada Ley N° 87-01 promulgada el 30 de
septiembre del año dos mil diecinueve (2019).
 Ley N° 247-12 Ley Orgánica de la Administración Pública, N° 247-12.
G. 0. N° 10691 del 14 de agosto de 2012.

 Ley N° 1896 sobre Seguros Sociales (IDSS), de fecha 30 de agosto del


1948.

 Ley N° 275-85 que autoriza al Poder Ejecutivo a conceder pensiones


del Estado a toda persona que haya sido exaltada al Salón de la Fama del
Deporte Nacional, N° 275-81, de fecha 8 de mayo de 1981.

 Ley N° 379-81 que establece un nuevo régimen de Jubilaciones y


Pensiones Civiles del Estado Dominicano para los funcionarios y empleados
públicos, N° 379-81, de fecha 11 de diciembre de 1981.

 Ley N° 85-99 que otorga pensiones del Estado a toda persona que
haya sido exaltada al Salón de la Fama del Deporte Nacional, y aquellos
atletas que hayan logrado poner en alto el nombre de la República, tanto en
el país como en el extranjero, N° 85-99, de fecha 6 de agosto del 1999.

 Ley N° 137-01 que dispone pensionar, conforme a la ley vigente, a


todos los militares y policías que se encuentran fuera de las filas de
cualquier rama castrense o policial, que participaron en la gloriosa guerra del
24 de abril del 1965, N° 137-01, de fecha 27 de junio del 2001.

 Ley N° 379-05 que modifica tanto, el Artículo 1 de la Ley N° 87-01, del


9 de mayo del 2001, que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social,
como la Ley N° 340-98, de 14 de agosto de 1998, que crea el Instituto de
Previsión Social del Congresista Dominicano, promulgada el 20 de
septiembre, 2005.

 Ley N° 590-16, Ley Orgánica de la Policía Nacional, promulgada el 15


de julio, 2016.
 Ley N° 16-06 del 10 de febrero de 2006, que dispone pensionar a los
ex presidentes y ex vicepresidentes constitucionales de la República y a las
viudas y viudos de estos, promulgada el 10 de febrero, 2006.

 Ley N° 177-09, que otorga amnistía a los empleadores públicos y


privados con atrasos u omisiones en el pago de las cotizaciones relativas a
los aportes del trabajador y las contribuciones del empleador al Sistema
Dominicano de Seguridad Social, que hayan estado operando durante la
vigencia de la Ley N° 87-01, promulgada el 22 de junio, 2009.

 Decreto 18-19, el cual abarca a los pensionados y jubilados que se


encuentran en la base de datos la Dirección General de Jubilaciones y
Pensiones a Cargo del Estado.

2.1.3.2. Normativa legal del Sistema de Pensión de envejecientes


asalariados del sector privado.

La función principal de las pensiones es equilibrar la curva de ingreso


de un individuo en todas las etapas de su vida, una vez inicia su carrera
laboral, y además protegerle frente a riesgos de supervivencia e invalidez.
Bajo este esquema, la sociedad puede mantener los niveles de consumo en
el proceso de transición demográfica y brinda protección de ingresos a las
personas mayores y con discapacidad, reduciendo su vulnerabilidad frente a
las condiciones biológicas y psicosociales asociadas a la vejez y la
enfermedad como tramos ineludibles del ciclo de vida.

Después de la reforma de 2001, el Estado ya no administra


directamente las pensiones, sino que su principal rol es el de coordinador del
sistema; los empleados públicos se integraron a los del sector privado,
reduciendo parte de la segregación, y dentro del Gobierno solo quedan
algunos remanentes del sistema de reparto. Pero el mayor punto
diferenciador es que los beneficios de las pensiones dependen de las
condiciones del mercado.

En los inicios del sistema de pensión dominicano, sólo fueron


contemplados lo empleados públicos, sin embargo, con el transcurrir de los
años, se fueron instituyendo diferentes esquemas para abarcar ambos
sectores, como se puede ver a continuación:

A través de los años, en República Dominicana se han instituido


diversos esquemas para proteger los ingresos de los trabajadores, lo
cual, se puede constatar a través de múltiples leyes y resoluciones
que se han emitido al respecto. Sin embargo, es a partir de 1947,
mediante la ley 1317 cuando se establece un sistema de pensiones
con el propósito de brindar cobertura a todos los empleados del
gobierno central, cuyas pensiones se entregaban por disposición del
Poder Ejecutivo. Un año más tarde, en 1948, se crea el Instituto
Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), mediante el cual se
administraron las pensiones de los empleados del sector privado
(Jiménez, 2018, párr.: 3).

Según el artículo 45 de la ley 87-01 sobre Seguridad Social, la


pensión por vejez comprende la protección del pensionado y de sus
sobrevivientes. Se adquiere derecho a una pensión por vejez, cuando el
afiliado acredite:

 Tener la edad de sesenta (60) años y haber cotizado durante un


mínimo de trescientos sesenta (360) meses;
 o haber cumplido cincuenta y cinco (55) años y acumulado un
fondo que le permita disfrutar de una jubilación superior al cincuenta por
ciento (50%) de la pensión mínima.

En la República Dominicana para el año 2018 existían siete


administradoras de pensiones. En adición a estas, se suman los fondos de
reparto del Banco de Reservas, el Banco Central y el INABIMA, los cuales
no compiten dentro del mercado de las AFP por ser programas aislados. De
las siete administradoras de pensiones, solo cuatro (4) tienen participación
de mercado relevante, pues las administradoras Atlántico, JMMB-BDI y
Romana, acumulan entre todas menos del 2 % del patrimonio a julio de
2018.

El envejecimiento de la población dominicana representa un reto para


la sociedad en varios sentidos. Por un lado, este grupo requiere de mayores
atenciones y presentan un incremento en la demanda de servicios de salud.
Por otro, el envejecimiento progresivo de la sociedad dominicana pone en
peligro la sostenibilidad del sistema de pensiones en su modalidad de
reparto, el cual se sustenta en la producción laboral de la población más
joven.

Según un boletín publicado por la vicepresidencia de la república


sobre el sistema de pensiones de la República Dominicana uno de los
principales objetivos de las reformas de pensiones en América Latina era
aumentar el número de personas cubiertas por los programas del Sistema
de Seguridad Social de una manera sostenible. Sin embargo, el régimen
dominicano de pensiones aún es de baja densidad. Es decir, que en relación
a los afiliados, la cantidad de cotizantes activos que realmente aportan al
sistema es inferior al 50 %. Los registros apuntan a que en los últimos 4
años la densidad promedio fue solo del 37.4 %.

Hasta el momento, las Administraciones de Fondos de Pensiones


están cumpliendo una función preponderante en los esfuerzos por construir
un sistema de pensiones eficiente y sostenible, que asegure un uso eficaz y
prudente de estos recursos ahorrados por los ciudadanos. Sin embargo, el
sistema enfrenta importantes desafíos que, mediante reformas estructurales,
deberán ser abordados para garantizar una vejez sin traumas financieros
para todos los trabajadores dominicanos.
3.2. Principales problemáticas de los envejecientes

La vida del ser humano normalmente se divide en cinco etapas:


infancia, adolescencia, joven, edad adulta y vejez; en cada una de las
cuales, el individuo se encuentra en diferentes situaciones y enfrenta
diferentes problemas, los cuales, aparecen generalmente después de los 65
años, presentado en muchas ocasiones deterioro físico y desequilibrio
mental en algunos casos, pérdida de cónyuge, amigos, trabajo, propiedad y
apariencia física. En la vejez, la fuerza física se deteriora, la estabilidad
mental disminuye, el poder financiero se vuelve sombrío y la vista sufre un
revés.

Según la Oficina Nacional de Estadística (ONE) Republica


Dominicana tiene un registro de aproximadamente un millón de adultos
mayores, lo que representa un 9.7% y 65 médicos geriatras; en tanto, las
proyecciones indican que para el 2025 será de 12.5% y para el 2050, de
21.4% (Ministerio de Salud Pública. Dirección de Comunicación, 2019, párr.:
11).

Los adultos mayores enfrentan problemas particulares debido a su


edad y circunstancias de la vida. Estos son algunos de los problemas más
comunes que enfrentan las personas mayores:

 Salud física y mental

Muchos envejecientes mantienen una buena salud y son plenamente


capaces de mantener un buen funcionamiento en esa etapa de la vida, sin
embargo, los efectos biológicos del envejecimiento conducen a más
problemas de salud física y mental entre la población mayor, que en los
grupos de edad más jóvenes. A medida que avanza la etapa de
envejecimiento, los músculos y los huesos comienzan a debilitarse, a
desgastarse la vista y el oído, y la movilidad a menudo se vuelve limitada.
La vejez es un período de deterioro físico, por ende, la disminución de
la salud podría ser difícil de aceptar para muchos adultos mayores, debido a
que se preguntan cuánto tiempo podrán hacer las cosas que disfrutan y
temen perder su independencia; debido a las condiciones de salud física o
mental, aproximadamente dos tercios de todas las personas mayores de 65
años necesitan asistencia con al menos una actividad de "vida diaria", como
bañarse o preparar una comida.

La condición física depende en parte de la constitución hereditaria, la


forma de vida y los factores ambientales. Las vicisitudes de la vida, la dieta
defectuosa, la desnutrición, las enfermedades infecciosas, las
intoxicaciones, la glotonería, el descanso inadecuado, el estrés emocional, el
exceso de trabajo, los trastornos endocrinos y las condiciones ambientales
como el calor y el frío son algunas de las causas secundarias comunes de
deterioro físico.

Los ancianos son más propensos a los accidentes debido a su lenta


reacción a los peligros que resultan en el mal funcionamiento de los órganos
sensoriales y la disminución de las capacidades mentales, la capacidad de
trabajo disminuye. Los ojos y los oídos se ven muy afectados; los cambios
en el centro nervioso del cerebro y la retina afectan la visión y la sensibilidad
a ciertos colores disminuye gradualmente.

Las personas mayores también sufren de demencia senil, incluida la


enfermedad de Alzheimer, que afecta a aproximadamente el 12.6% por
ciento de las personas mayores de 65 años, para un aproximado de 85 mil
personas en República Dominicana (Dra. Acosta, 2016, párr. 1-2).

Desarrollan síntomas como mala memoria, intolerancia al cambio,


desorientación, descanso, insomnio, falta de juicio, una formación gradual de
delirios y alucinaciones, depresión mental extrema y agitación, nubosidad
mental severa en la que el individuo se vuelve inquieto, combativo, resistivo
e incoherente.

Esto se acompaña de síntomas fisiológicos, como indigestión aguda,


inestabilidad en la marcha, pequeños accidentes cerebrovasculares que
resultan en daño cerebral acumulativo y cambio gradual de personalidad.
Esto también se asocia con síntomas como debilidad, fatiga, mareos, dolor
de cabeza, depresión, defectos de memoria, períodos de confusión,
disminución de la eficiencia en el trabajo, mayor irritabilidad y tendencia a
sospechar sobre asuntos triviales. El olvido es uno de los principales
problemas psicológicos de la vejez. La inteligencia general y el pensamiento
creativo independiente generalmente se ven afectados en la vejez.

 Costos de atención médica / atención en hogares de ancianos

Si la población envejeciente tiene más problemas de salud, tiene


sentido que también requieran más atención médica. Los adultos mayores
realizan visitas médicas y permanecen en los hospitales con más frecuencia
que otros grupos de edad.

República Dominicana no cuenta con programas de cobertura de


costo de atención a largo plazo, como la atención domiciliaria, y en la parte
concerniente a las unidades de salud especializadas para este grupo de
personas, se plantea que:

En República Dominicana no existe el cuidado específico y diferenciado de


la salud del adulto mayor en la gran mayoría de los hospitales públicos.
Solo una unidad de geriatría completa existe en la ciudad capital y el acceso
a la población empobrecida se hace difícil. Otros 3 hospitales tienen
geriatras en su personal, pero su trabajo es incompleto porque carecen de
los servicios de rehabilitación y el equipo multidisciplinario que permite dar
el seguimiento necesario para asegurar la permanencia de la salud en estos
pacientes (Dra. Ariza, S.F. pág.: 14).
En los casos donde se contempla la posibilidad de ingresarlos en
asilos privados, no solo se evalúa que su alto costo, sino que a menudo
tienen la reputación de brindar atención deficiente. Muchos hogares de
ancianos luchan con problemas de escasez de personal, lo que puede
conducir al abandono o abuso de los residentes. Debido a que los residentes
a menudo se encuentran en malas condiciones físicas o mentales, pueden
hacer poco para ayudarse a sí mismos si están siendo maltratados o no
reciben un cuidado adecuado.

 Seguridad financiera

Dentro de la limitaciones que presentan las personas mayores, una


de las principales son los ingresos, debido que al jubilarse, la mayoría de las
personas envejecientes vivían con un ingreso fijo, lo que, junto con el costo
de vida en constante aumento, puede plantear muchas restricciones
financieras, reduciendo de manera gradual, el acceso a la canasta familiar,
servicios básicos y la imposibilidad de permitirse el mismo estilo de vida al
que estaban acostumbrados o al que podían tener acceso.

La realidad que viven muchos envejecientes de República


Dominicana, les impide tener los recursos para comprar los alimentos
necesarios en cantidad y calidad, y en algunos casos, se les imposibilita
costear tratamientos necesarios para su salud; esta realidad se refleja
cuantitativamente de la siguiente manera:

El salario mínimo en el país para el sector formal oscila entre


6,035.00 pesos y 9,905.00 pesos dominicanos. El 89% de las
personas mayores que respondieron la pregunta sobre salarios
informó recibir ingresos por debajo del salario mínimo. Este es el
caso del 86% de los hombres y del 95% de las mujeres (Luciano,
2011, pág.: 27).
 Duelo, aislamiento social y soledad

Debido a la pérdida de la mayoría de los roles sociales que alguna


vez desempeñaron, existe mucha probabilidad de que el envejeciente pueda
experimentar sensaciones de soledad o aislamiento. Las personas mayores
tienden a tener menos oportunidades de participación social que los grupos
de edad más jóvenes.

El duelo siempre es una experiencia difícil, pero debido a que muchas


personas mayores pierden un cónyuge, es un problema particular en sus
vidas. El dolor que sigue a la pérdida de un cónyuge puede durar muchos
años y puede involucrar ansiedad, depresión, soledad y otros problemas. De
todos estos problemas, la soledad es quizás la más común y la más difícil de
superar. Los estudios muestran que las personas mayores que viven solas a
menudo experimentan aislamiento social y sentimientos crónicos de soledad,
que causan depresión, enfermedad e incluso la muerte.

La pérdida del cónyuge durante la vejez es otro peligro. La muerte de


un cónyuge crea un sentimiento de soledad y aislamiento. La negligencia y
la actitud indiferente de los miembros de la familia hacia las personas
mayores crean más problemas emocionales.

 Bajo nivel de formación académica

La formación escolar se considera como un factor elemental para el


desarrollo y el empoderamiento de las personas. Socialmente hablando, se
vincula la edad con la integración de las personas a la producción, asumir
posiciones de poder y la toma de importantes decisiones.

En República Dominicana, actualmente, las personas que pasan la


edad de 65 años, tuvieron menos oportunidades de estudio en su juventud
que las que se van a presentar a las personas mayores de finales de este
siglo. Los avances tecnológicos, cambios de paradigmas, la
descentralización de la educación universitaria, entre otros factores, están
permitiendo un mayor acceso a la educación, que años pasado no existía.
En épocas anteriores las mujeres eran sacrificadas para permitir que sus
hermanos asistieran a la escuela al considerarse que ellos la necesitaban
más y que las mujeres sólo requerían establecer una relación de pareja
(casarse o unirse) para asegurar su futuro. Esta conducta ha ido cambiando
significativamente, pues, actualmente, la matriculación universitaria por parte
del género femenino, ha ido en aumento de manera progresiva al punto de
ocupar la mayor parte en cuanto a matriculación se refiere, lo que modificará
el perfil de estudio de las mujeres mayores de la próxima generación
(Luciano, 2011, pág.: 20).

 Maltrato a personas mayores

Muchas son las personas mayores que en determinado momento, han


sido víctimas de abusos, y algunos de los casos, cometidos por sus propios
familiares. Tal abuso involucra violencia física o sexual, abuso psicológico o
emocional, negligencia y / o explotación financiera. El abuso de personas
mayores plantea un problema de salud grave para los afectados, e incluso
puede aumentar sus posibilidades de morir; así mismo, el maltrato a los
envejecientes se podría definir como “como la acción única o repetida, o la
falta de la respuesta apropiada, que ocurre dentro de cualquier relación
donde exista una expectativa de confianza y la cual produzca daño o
angustia a una persona anciana” (Organización Mundial de la Salud, 2002,
pág.: 3).

En República Dominicana, se hace difícil conocer de manera fiable


cuántas personas mayores se ven afectadas por algún tipo de abuso o
violencia, debido al hecho de que pocos lo denuncian. Sin embargo, según
los datos que se han reportado, “91% de las personas adultas mayores son
objeto de violencia emocional (29% de los perpetradores son hijos o hijas de
las víctimas), 32% de violencia física, 23.4% de negligencia, 14% de intento
de agresión sexual y 11% de violencia sexual (Luciano, 2011, pág.: 6).

Para prevenir las situaciones de maltrato es necesario recurrir a las


políticas públicas y programas de apoyo, debido a que, a través de estos, las
personas afectadas podrán ampararse en campañas permanentes de
sensibilización sobre esta problemática y sus alternativas de solución.

3.3. Instituciones y programas que velan por los derechos de los


envejecientes.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) aproximadamente


una de cada 10 personas mayores ha sufrido malos tratos en su entorno
familiar o institucional. Las personas mayores deben tener garantizados,
entre otros, los siguientes derechos:

 Derecho a preservar la identidad personal y la dignidad


 Derecho a su empoderamiento
 Derecho a decidir
 Derecho a opinar
 Derecho a elegir libremente
 Derecho a aprender y acceder a las nuevas tecnologías
 Derecho a tener el control y a gestionar su patrimonio
 Derecho a la intimidad
 Derecho a denunciar
 Derecho a no ser tratado de manera infantil
 Derecho a no ser inmovilizado ni polimedicado innecesariamente
 Derecho a vivir más y mejor
 Derecho a decidir sobre la propia muerte
Por tal razón se han creado organizaciones, tanto públicas como
privada, que se encargan de velar por todos estos derechos y mantener una
estabilidad y equidad en el sector envejeciente.

3.3.1. Instituciones gubernamentales y políticas públicas a favor de


los envejecientes.

Motivados a tener una sociedad justa y solidaria, en donde el adulto


mayor goce de sus Derechos inalienables, el Estado dominicano ha creado
instituciones con la finalidad de promover y establecer programas orientados
al logro del pleno respeto de los Derechos de los envejecientes, tales como:
derecho a la educación, la cultura y la recreación, al bienestar, al empleo, a
la salud, a la vivienda, a la seguridad y respeto a su dignidad.

El Consejo Nacional de las Personas Envejecientes (CONAPE), que


es el organismo ejecutor de las políticas nacionales orientadas a asistir y
beneficiar a los Adultos Mayores, avalado en la Ley 352-98 sobre protección
de la persona envejeciente, rige las instituciones públicas y privadas de
atención a los envejecientes.

El CONAPE inició la instalación del Sistema Nacional de Desarrollo


Integral para el Adulto Mayor en la República Dominicana, el cual consiste
en implementar un nuevo concepto de atención a través del paradigma de
un adulto mayor activo, productivo, participativo y protegido, con la finalidad
de erradicar la indigencia, reducir la extrema pobreza y elevar la calidad de
vida en nuestros adultos mayores. En este sentido, han habilitado el Centro
Modelo Integral para Adultos Mayores en Boca de Cachón y en San
Cristóbal, beneficiando a más de 200 envejecientes que participan de
manera activa en actividades tales como: pintura, deportes, masajes,
alfabetización, imagen positiva, asistencia médica, asistencia legal y
psicológica, además de la integración en todos los programas de asistencia
social.
El Consejo Nacional cuenta con programas de asistencia, tales como:

 Acogida del Adulto Mayor (AMA)

Este programa asistencial busca básicamente erradicar la


problemática de que los adultos mayores deambulen en las calles del país y
dotarlos de un techo seguro que responda a sus necesidades básicas,
salvaguardándolos de situaciones de alto riesgo reafirmando así su dignidad.
Como objetivo principal “busca beneficiar a los adultos mayores que se
encuentran abandonados por sus familiares en las calles, en hogares y
hospitales, en condición de indigencia” (Lic. Severino, Acogida Del Adulto
Mayor, S.F. pág.: 1).

El programa de Acogida al Adulto Mayor cuenta con los


subprogramas siguientes:
 Acogida de abandono en los hospitales
 Acogida de abandono en hogares

En el año 2018, mediante la unidad de acogida fueron beneficiados


un total de siete mil ochocientos veinticuatro (7,824) adultos mayores como
se detalla a continuación:

A través de los centros modelos son beneficiados de manera permanente


setecientos uno (701) adultos mayores. en tanto que de las asociaciones sin
fines de lucro dos mil treinta y uno (2031) son beneficiados de manera
permanente, otros dos mil veintisiete (2027) mediante las estancias de día,
noventa y dos (92) en el Centro de Corrección y Rehabilitación para Adultos
Mayores (CCR-AM) y de los centros permanentes se benefician dos mil
novecientos setenta y tres (2973) adultos mayores (Consejo Nacional de la
Persona Envejeciente (CONAPE), 2018, pág.: 36).

 PROVEE

Es un Programa que consiste en la transferencia de fondos para los


subsidios asignados por el Estado a través de la tarjeta Solidaridad. Este
programa está dirigido a los adultos mayores que se encuentran en la
condición de extrema pobreza según los indicadores de medición de
pobreza. Busca de manera específica que ningún adulto mayor quede fuera
de la cobertura de los programas Sociales del gobierno, para que puedan
recibir de manera gratuita asistencia de salud, alimentos y medicamentos,
para elevar su calidad de vida.

 Mano Amiga del Presidente (MAPRE)

Es un programa de asistencia inmediata a las demandas efectuadas a


través de llamadas, cartas y denuncias en condición de precariedad y
vulnerabilidad. En otras palabras, se puede definir de la siguiente manera:

Es un programa de acciones específicas que pretende desarrollar varios


sub-programas que permitirán incorporar a los adultos mayores de manera
activa en la sociedad y que se garanticen sus derechos. Como son:
-Entrega de Medicamentos -Entrega De Donaciones -Entrega De Raciones
Alimenticias y Suplementos Alimenticios. Su objetivo brindar asistencia
específica a las personas adultas mayores que se encuentran con casos de
necesidad según los sub-programas establecidos (Lic. Severino, S.F. pág.:
1).

Este programa, cuenta con una subdivisión de sub-programas, que


son los siguientes:

 Solución Calle por Calle.


 Comida Sobre Rueda. Comedores Económicos.
 Repara y Píntale la casa a los Abuelos.
 Visitas Médicas Domiciliarias.
 Los envejecientes en el Extranjero.
 Asistencia Legal.
 Transporte Gratis para los envejecientes.
 Carnet de exoneración.
 Programa Transitorio (911) de alimentos y medicamentos.
 Voluntariado de jóvenes.
 Abuelo Productivo en su Casa.
 Programa Diagnóstico y Seguimiento del Adulto Mayor

Es un levantamiento de todas las informaciones de la persona, para


determinar cómo viven, de que viven y con quien vive.

 Programa de Desarrollo Integral para el Adulto Mayor Privado de


Libertad

Este proyecto trae consigo un nuevo paradigma en materia de Adultos


Mayores en República Dominicana, para lograr un envejecimiento activo,
productivo, participativo y protegido, sin importar las condiciones. El objetivo
de este programa es brindar un tratamiento que permita la rehabilitación
efectiva, generando conciencia sobre los delitos cometidos y compromisos
en pro de la no reincidencia y garantizar un trato igualitario, cumpliendo los
principios del derecho de igualdad y reducir así la disparidad.

 Programa Sembrando para Vivir

Es una terapia ocupacional que consiste en la Siembra de árboles


frutales y hortalizas en los hogares, además de participación en las
iniciativas de reforestación del país.

 Quisqueya Aprende Contigo

Mediante el proyecto Cero Analfabetismo, se realizó en 2018 un


compromiso en acuerdo con el Plan Nacional de Alfabetización “Quisqueya
Aprende Contigo” y se continuaron los trabajos de identificación de iletrados
y seguimiento continuo a los más de veintisiete (27) núcleos de aprendizaje
para un total de doscientos noventa y cinco (295) inscritos en el programa
“Alfabetizando al Adulto Mayor Calle x Calle”, para lograr erradicar casi en su
totalidad el analfabetismo (Consejo Nacional de la Persona Envejeciente
(CONAPE), 2018, pág.: 16).
 Abuelos Productivos en Casa

Atreves de este programa se les entrega 2 gallinas ponedoras,


semillas para hacer huertos, clases sobre técnicas para hacer manualidades
con productos reciclados, entre otros, creando de este modo la cultura en
nuestros adultos mayores de reciclase y protección del medio ambiente.

 Programa de Alfabetización y Educación Básica de Adultos


(PRALEB).

Este programa tiene como objetivo general desarrollar una acción


intensiva de alfabetización y educación de adultos tendente a reducir
significativamente el índice de analfabetismo existente. Sus componentes
son: Alfabetización, Educación Básica y Educación para el Trabajo. Son
beneficiarios de este programa, financiado por el Ministerio de Educación y
Ciencias de España, unos 36,042 estudiantes alfabetizados y 21,516
estudiantes graduados para un total de 57,562 estudiantes, pertenecientes a
19 provincias del país.

Cabe resaltar, que a nivel superior también se han desarrollado


diferentes iniciativas para promover la educación superior de los adultos
mayores. Tal es el caso de la Universidad de la Tercera Edad (UTE) que
nace brindando un espacio para el desarrollo intelectual del adulto mayor, la
exaltación de sus potenciales, valores y aptitudes. Esta universidad ofrece
en la actualidad las carreras de Licenciatura en Derecho, Psicología Clínica,
Psicología Organizacional y Escolar, Contabilidad, Comunicación Social,
Ciencias Políticas, Administración de Empresas, Relaciones Públicas,
Historia, Literatura, Letras, Artes y Mercadotecnia, así como los grados
técnicos en Diseño, Decoración y Educación. Para 1998 esta institución
docente había egresado más de 300 profesionales en las diferentes áreas
(Dra. Ariza, S.F., pág.: 12).
3.3.2. Instituciones y movimientos no gubernamentales que trabajan

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los


Refugiados (ACNUR) las ONG´s son organizaciones independientes y sin
ánimo de lucro que surgen a raíz de iniciativas civiles y populares y que por
lo general están vinculadas a proyectos sociales, culturales, de desarrollo u
otros que generen cambios estructurales en determinados espacios,
comunidades, regiones o países.

Las fundaciones, compañías y ONG que están al servicio de los


Adultos Mayores deben estar acreditadas por el Consejo Nacional de la
Persona Envejeciente (CONAPE), órgano rector del tema en República
Dominicana. Este se encarga de alinear las ONG a las metas presidenciales,
todas las entidades que trabajan con envejecientes tienen personalidad
jurídica por el Estado, por ende, tienen la capacidad de recibir recursos
nacionales e internacionales y ser proveedores del Estado.

Actualmente CONAPE tiene acreditadas 57 fundaciones en diferentes


partes del país que ofrecen un hogar digno, amoroso y familiar, en donde el
Adulto Mayor cuenta con las atenciones necesarias.

República Dominicana cuenta con una variedad de centros en donde


las personas pueden dejar a sus seres queridos con la seguridad que van a
recibir un buen trato, asistencia médica y un ambiente agradable, siendo
estas condiciones necesarias para pasar los años de la vejez de forma digna
y sin ser olvidados.

Un ejemplo de esto es el Hogar de Ancianos Nuestra Señora del


Carmen, que presta servicios desde el primero de septiembre de 1975,
ubicado en Boca Chica, cuya finalidad es que los ancianos puedan vivir los
últimos días de sus vidas de la forma más agradable posible y asistirlo
íntegramente en todo lo que sea posible.
Este lugar presta servicios únicamente a envejecientes femeninas, las
cuales en su mayoría tienen problemas mentales, tiene capacidad de recibir
80 ancianas, que gozan de actividades recreativas e incluyentes.

Entre tanto, existen otros centros que realizan una labor semejante el
Hogar de Ancianos Nuestra Señora del Carmen, entre ellos están El Hogar
San Francisco de Asís, es una institución que ofrece residencia permanente
con atención integral y especializada a los adultos mayores de ambos sexos,
tanto auto-independientes como con incapacidades físicas o mentales, que
se encuentren en dificultades económicas.

La obra está a cargo de la Congregación de las Hermanitas de los


Ancianos desamparados, fundada en España en 1873; actualmente cuenta
con dos casas, una en Santo Domingo y otra en Jarabacoa.

Tiene como misión fomentar en los adultos mayores el espíritu de


familia, a fin de que se sientan como en su propia casa, ofreciendo un
servicio desinteresado, con amor y cariño. Las tareas asistenciales están a
cargo de 10 monjas (hermanitas), 20 profesionales de salud, 22 auxiliares de
enfermería, 2 trabajadoras sociales, un equipo formado por 75 personas y
varios voluntarios.

El Hogar San Francisco de Asís, en Santo Domingo, se inició en la


década de los 50, solo para hombres, con unos 100 pacientes, dirigido por
las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, quienes dirigieron el Hogar,
hasta el 1961, cuando salieron del país, regresando en el 1988, a petición
del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. Cuenta con capacidad para
275 pacientes de ambos sexos, entre los internos más de 60 padecen de
Alzheimer, otros son no videntes, muchos tienen amputaciones, una gran
parte anda en sillas de ruedas, otros sufren enfermedades
cardíacas, muchos son diabéticos, entre otros padecimientos degenerativos.
Así mismo se pueden citar las siguientes:

 Fundación Manos Arrugadas


 
Fundación sin fines de lucro creada con la misión de mejorar la calidad
de vida de los envejecientes, crear una plataforma de respeto hacia los
ancianos y concientizar sobre la tercera edad.

 Salesianos en Retiro 

Causa que busca fomentar el don de la caridad a favor de los más


necesitados en especial de sacerdotes, laicos y coadjutores que desvalidos
por el paso de los años, viven el último tramo de su existencia en el mundo
actual en su camino hacia el padre celestial, para que no solamente
saboreen la satisfacción del deber cumplido, sino que les acompañe la
dignidad de disponer de los requerimientos materiales mínimos.

 Fundación NTD: 

Institución sin fines de lucro dedicada a trabajar a favor de la vejez


dominicana. Colabora con los hogares de ancianos de la República
Dominicana, resolviendo sus necesidades más perentorias. Desde sus
inicios se enfocó en trabajar por los hogares de ancianos públicos. Hoy,
junto a las comunidades, desarrolla proyectos sostenibles que contribuyan a
mejorar la situación socio-económica de estos territorios. Tiene como misión
impulsar el bienestar de las personas en situación de vulnerabilidad,
promoviendo la buena nutrición y el trabajo decente como elementos
esenciales para el envejecimiento activo y saludable [CITATION FunSF \l 7178 ]
 Sociedad Benéfica Pro-Emigrantes Españoles (La Benéfica) 

Es una Institución sin fines de lucro creada con la misión de acoger a


aquellos emigrantes que no tenían los recursos necesarios para vivir. La
Benéfica está a cargo de la eficiente y amorosa mano de las monjas
pertenecientes a la Congregación de los Sagrados Corazones. Ellas cuidan
a un grupo de envejecientes españoles y dominicanos, dándoles un espacio
en el cual pasar sus años dorados de la manera más digna posible [ CITATION
LaB20 \l 7178 ].

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