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ROBERTO.

PAXTON

Anatomía
del fascismo
TRADUCCIÓN DE JOSÉ MANUEL ÁLVAREZ FLÓREZ

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EDICIONES PENÍNSULA

BARCELONA

19403
Título original inglés:
The Anatomy ofFascism.

©Robert O. Paxton, 2004.

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Primera edición: septiembre de 2005.

© de esta edición: Grup Editorial 62, S. L. U.,


©de la traducción: José Manuel Alvarez Flórez, 2005.

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VÍCTOR IGUAL • fotocomposición
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ISBN: 84-8307_-687-X.
ANATOMÍA DEL FASCISMO
3
En el caso italiano, el viejo politico centrista y habilidoso negociador
Giovanni Giolitti dio un paso más para otorgar legitimidad a Mussolini. LA LLEGADA AL PODER
Ateniéndose a la sagrada tradición parlamentaria italiana del trasfor­
mismo,88 incluyó a Mussolini en su coalición nacionalista de centro en las
elecciones parlamentarias de 1921 para que le ayudase a luchar contra los
socialistas y los popolari. Mussolini, que se había negado a integrarse en
coaliciones cuando era un joven socialista, aceptó rápidamente como fas­
cista, aunque esto provocase cierta oposición entre los puristas del partido.
Los 35 escaños de Mussolini proporcionaron el regalo de la respetabilidad.
Ahora estaba ya disponible para todos los que quisiesen establecer coali­
ciones antisocialistas. Integrar partidos nuevos en el sistema suele ser un
paso poñtico profundamente sabio, pero no cuando lo que se recompensa ,
es la violencia y una decisión impenitente de abolir la democracia.
MUSSOLINI Y LA «MARCHA SOBRE ROMA))
Después de reunir todo un catálogo de condiciones previas, rafees in­
telectuales y condiciones previas estructurales a largo plazo, podríamos
El mito de que los fascistas de Mussolini conquistaron el poder gracias a
sentirnos tentados a creer que podemos prever con exactitud dónde es
sus únicas y heroicas hazañas era propaganda; uno de sus temas de mayor
probable que el fascismo aparezca, crezca y tome el poder. Eso significaría,
éxito, sin duda alguna, porque mucha gente aún lo cree. Dado que la Mar­
sin embargo, caer en una trampa determinista. Hay que tener en cuenta el
cha sobre Roma está detrás de la falsa interpretación generalizada de la lle­
factor de la elección humana. No estaba en modo alguno garantizado que
gada fascista al poder como una «toma)) de éste, necesitamos investigar ese
�·

una nación que reuniese todas las condiciones previas se hiciese fascista..
hecho despojado de su mitología.
Sólo la interpretación marxista «vulgar>> sostiene que el capitalismo acaba­
Durante 1922los escuadristas pasaron de saquear y quemar sedes loca­
rá metiéndose en problemas y necesitará inevitablemente adoptar una fór­
les, oficinas de periódicos, bolsas de trabajo y casas de dirigentes socialistas
mula fascista para salvarse, y hasta los marxistas refinados han dejado de
a la ocupación violenta de ciudades enteras, todo sin que las autoridades
creer en esa inevitabilidad.
les pusiesen grandes impedimentos. Tomaron Fiume de nuevo, desban­
Como veremos en el pró :x:hno capítulo, fueron necesarias las decisio­ cando a su administración internacional el3 de marzo, y asaltaron Ferrara
y Bolonia en mayo, expulsando a los gobiernos municipales socialistas e
nes de individuos poderosos para abrir las puertas al fascismo. Ésa fue la
condición previa esencial y definitiva del éxito del fascismo: individuos
imponiendo sus propios programas de obras públicas. El12 de julio ocu­
que gozaban de la capacidad decisoria dispuestos a compartir el poder con
paron Cremona y quemaron la sede de los sindicatos socialista y catóh�o,
los aspirantes fascistas.
y devastaron el domicilio de Guido Miglioli, un dirigente católico, de IZ­
quierdas que había organizado a los trabajadores de las granjas lecheras de
la región. Una «columna de fuego» atravesó la Rornaña y llegó a Rávena el
26 de julio. Trente y Bolzano, con sus grandes minorías de habla alem na,

fueron «italianizadas)> a principios de octubre. La campaña de los Ca� sas
Negras había adquirido un empuje tan formidable que Roma, la cap!lal,
difícilmente podría dejar de ser la siguiente.
,
Cuando se celebró el Congreso Fascista anual el24 de octubre en Na­
peles (su primera incursión en el sur) Mussolini se proponía comprobar lo
lejos que la ola le llevaría. Ordenó a los Camisas Negras que tomasen los

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edificios públicos, se hiciesen cargo de los trenes y convergiesen en tres
· pos normales, lo mismo que hablan domesticado
. tiW y dividido a los so-
puntos alrededor de Roma. La <<Marcha» estaba dirigida por cuatro mili­
·
. .. .
cialistas italianos antes de 1914, Italia no estaba V1v1endo tiempos normales
tantes que representaban las múltiples tendencias del fascismo: !talo Bal­
bo, veterano de guerra y jefe escuadrista de Ferrara; el general Emilio de en 1921.
Cuando el Gobierno del bien intencionado pero abrumado lvanoe Bo-
.
ml
Bono; Michele Bianchi, fundador del fascio intervencionista de Milán en
1915; y Cesare Maria de Vecchi, jefe monárquico del fascismo piamontés. P ' un socio del centroizquierda de Giolitti, perdió una moción de con-

Mussolini, por su parte, esperó prudentemente en las oficinas de su perió­ fianza en febrero de 1922, costó tres semanas enco�t�·ar un sucesor. F1·� � en-

dico de Milán, no lejos del posible exilio en Suiza por si las cosas iban mal. te asumió a regañadientes el cargo de primer mm1stro un lugartemente de
Giolitti más ·subalterno aún, Luigi Pacta. Su Gob'terno perd" 10 1 a mayor¡a e1
El 27 de octubre los escuadristas tomaron sin oposición oficinas de correos
19 de julio. Cuando se produjo la situación de emergencia Facta estaba de-
y estaciones de trenes en varias ciudades del norte de Italia. .
semp eñando el cargo sólo de forma provisional
El Gobierno italiano estaba mal equipado para hacer frente a este de­ .
Sin embargo, el primer ministro puso en marcha vigorosas contrame­
safío. En realidad, no había existido prácticamente un Gobierno efectivo
didas. Habla reforzado ya, con aprobación del rey, la guarnición de Roma
desde febrero de 1922. Ya comentamos en el capítulo anterior cómo los sue­
con cinco batallones de disciplinados soldados alpinos. Ahora ordenó a la
ños de posguerra de cambio profundo llevaron al Parlamento italiano a
policía y a los ferroviarios detener los trenes fascistas en cinco puntos de
una gran mayoría de izquierdas en las primeras elecciones de posguerra, el
control e inició los preparativos para proclamar la ley mama!.
16 de noviembre de 1919. Pero esta mayoria de izquierdas, fatalmente divi­
Entretanto Musso!ini dejó discretamente la puerta abierta para un
dida en dos partes irreconciliables, no podia gobernar. El Partito Socialista
acuerdo político. Varios viejos veteranos de la política estaban intentando
Italiano (PSI) tenia aproximadamente un tercio de los escaños. Muchos de
desactivar la crisis «transformando�� a Mussolini en un simple ministro
los socialistas italianos (los «maximalistas») estaban hipnotizados por el
éxito bolchevique en Rusia y creían que la mera reforma era una traición
dentro de otro gabinete de coalición liberal-conservador más. El anciano
negociador Giolitti era la persona que se consideraba el salvador más p :o­
en aquel momento tan oportuno. Otro tercio de la cámara italiana corres­
bable (había desalojado a D'Annunzio por la fuerza en 1920 y habla In­
pondia a un nuevo partido católico, padre de los poderosos demócrata­
cluido a Mussolini en su lista electoral en 1921), pero no parecía tener nin­
cristianos de después de 1945, el Partito Popolare Italiano (PPI), algunos de
guna prisa por reasumir el cargo, y Mussolini se mantuvo fin�e y no quiso
cuyos miembros querían una reforma social radical dentro de un marco
llegar a ningún acuerdo en las reuniones que celebró �on sus repres�ntan­
católico. Los católicos, incluso los partidarios de cambios profundos en la
tes. El antiguo primer ministro nacionalista Antomo Salandra, situado
propiedad de la tierra y en las relaciones de clase, discrepaban apasionada­
más a la derecha, ofreció también puestos en el gabinete al partido de
mente de los marxistas ateos sobre el tema de la religión en las escuelas. Así
Mussolini. Cuando empezaron a movilizarse los escuadristas, estas nego­
que no era posible ninguna alianza entre las dos mitades de lo que, de otro
ciacíones se habían paralizado por rivalidades mutuas, porque los socialis­
tas se negaban a apoyar a un Gobierno «burgués», por indecisión respec�o
modo, podria haber sido una mayoria progresista. En ausencia de otras al­
ternativas prácticas, después de 1919 pugnaba por gobernar, sin una mayo­
a si incluir o no a Mussolini y por las vacilaciones calculadas del propiO
ria sólida, una coalición heterogénea de liberales (en el sentido que tenía la
Mussolini.
palabra en el periodo) y conservadores.
Los socialistas �portaron su grano de arena a la situación de emergen­
Como vimos en el capitulo anterior, la solución adoptada por el pri­
cia. Aunque casi la mitad de los diputados socialistas, dirigid�s por Filippo
mer ministro Giolitti fue incluir a los fascistas en su plataforma (el «Blo­
Turati, accedieron finahnente el 28 de julio a apoyar un Gobierno centns·
que Nacional») para las nuevas elecciones de mayo de 1921. Éste fue el pri­
ta sin Mussolini si se podia formar uno, la otra mitad los expulsaron del
mero de varios pasos cruciales a través de los cuales los representantes del
partido por considerarlo colaboración de clase y traición. En lo que pudo
orden establecido italiano intentaron integrar la energia fascista y a los mi·
ponerse de acuerdo la izquierda italiana fue en una huelga general el31 de
litantes del movimiento para asegurar su propia supervivencia. Si bien
julio. Aunque estaba considerada una «huelga por la legalidad>>, y se pro­
las tentaciones del cargo podrian haber «transformado>> a los fascistas en
ponia reforzar la autoridad constitucional, tuvo el efecto de aumentar el

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ANATOMÍA DEL FASCISMO

ba que simpatizaba con los fascistas, podría alinearse con ellos para des­
atractivo de Mussolini como baluarte contra la revolución. El rápido des­
bancarle del trono. Es probable que nunca lo sepamos con seguridad. Lo
moronanúento de la huelga reveló también la debilidad de la izquierda.
Las medidas de emergencia del primer ministro Pacta casi consi:guie" �� que sí parece seguro es que Mussolini había supuesto correctamente que el

ron bloquear la marcha fascista en octubre. Cuatrocientos policías pararon · !! rey y el Ejército no se inclinarían por la dura elección de oponerse por la
fuerza a sus Camisas Negras. No fue la fuerza del fascismo la que decidió el
trenes que transportaban a veinte mil Camisas Negras en tres de los pues- ·
asunto, sino el que los conservadores no estuviesen dispuestos a arriesgar
tos de control (Civitavecchia, Orle y Avezzano). Unos nueve mil Camisas·
su fuerza en un enfrentamiento con la de él. La <<Marcha sobre Roma» fue
Negras que eludieron los puestos de control o continuaron a pie formaron
un gigantesco farol que salió bien, y que aún sigue haciéndolo, dada la idea
UDa variopinta multitud a las puertas de Roma la mañana del 28 de octu­
que se tiene en general de la «toma del poden por Mussolini.
bre;1 pobremente armados, vistiendo uniformes improvisados, escasos
alimentos y de agua, daban vueltas por allí bajo una lluvia desalentadora. ... Hasta el31 de octubre, cuando Mussolini estaba ya ocupando el cargo, no
se dio de comer y ropa seca a unos diez mil Camisas Negras, a los que se con­
«Es dificil que haya podido haber, en la historia antigua y en la moderna, UD: ..
cedió UD desfile compensatorio por las calles de Roma, donde provocaron
intento de tomar Roma que fracasase tan miserablemente en su inidm),
sangrientos incidentes.3 El nuevo primer ministrO sacó de la ciudad esa mis­
El rey Víctor Manuel III se echó atrás en el último momento. Decidió
... ma noche en cincuenta trenes especiales a sus comprometedoras escuadras.
no firmar el decreto del primer ministro Facta por el que se decretaba la
Mussolini trabajó de firme luego para asentar el mito de que sus Ca­
marcial. Se negó a poner al descubierto el farol de Mussolini utilizando las :•
misas Negras habían tomado el poder por voluntad propia y por su propia
fuerzas disponibles para no permitir entrar en Roma a los Camisas Negras.
fuerza. El primer aniversario de lo que se consideraba que había sido su
Rechazó los últimos intentos de Salandra de formar un nuevo Gobierno
llegada a Roma se conmemoró en 1923 con cuatro días de fiesta, y esa fecha
conservador sin Mussolini, que por entonces había rechazado la oferta de
(28 de octubre) se convirtió en una fiesta nacional. Se convirtió también en
Salandra de formar una coalición. En vez de eso, el monarca ofreció el car-,
el primer día del Nuevo Año Fascista cuando se introdujo el nuevo calen­
-

go de primer ministro al joven dirigente fascista en ascenso.


dario en 1927.4 En el décimo aniversario, en octubre de 1932 , una exposi­
Mussolini llegó a Roma desde Milán la mañana del3o de octubre, no a
ción nacional, la Mostra della Rivoluzione Fascista, tuvo como tema cen­
cabeza de sus Camisas Negras, sino en un coche cama del ferrocarril. v;'dtli .�;,¡
al rey ataviado incongruentemente con chaqué y camisa negra, un reflejo in ... -':<' tral las heroicas proezas de los «mártires)) de la marcha. 5

dumentario de su ambigua situación: en parte aspirante legítimo al . - · /::


en parte jefe de una banda de insurrectos. «Señor, perdón por mi atitendoc
HITLER Y LA «CONSPIRACIÓN PALACIEGA)>
-dicen que le dijo al rey, mendazmente-, vengo de los campos de batalla>>.
¡Por qué salvó así el rey a Mussolini de una apuesta precipitada y
Sólo en Italia llegó el fascismo al poder en su primer impulso, en los días
meraría? Mussolini había planteado astutamente al soberano una ele:cción
turbulentos que siguieron a la Primera Guerra Mundial. En otras partes,
dificil. El Gobierno debía utilizar la fuerza para dispersar a miles de
salvo en Rusia, las elites tradicionales hallaron medios menos perturbadores
sas Negras que se dirigían a Roma, con considerable peligro de -_,.,

de restablecer la estabilidad y recuperar cierta apariencia de normalidad


miento de sangre y de agrias disensiones internas, o bien debía aceptar ')>::
Mussolini como jefe del Gobierno. . .·· · tras el terremoto de la Primera Guerra Mundial. 6 Los otros movimientos

La explicación más probable


fascistas iniciales, vástagos de la crisis, quedaron reducidos a la insignifi­
de que el monarca se inclinase por la
cancia al recuperarse la normalidad en la década de 1920.
gunda opción es la de que recibió una advertencia privada (de la que
Pero antes Hitler, arrastrado por el mito que había creado Mussolini,
perdura ningún rastro documental) del comandante en jefe dell Ejército, e!
intentó por su cuenta una «marcha)>, El 8 de noviembre de 1923, durante
mariscal Armando Diaz, o posiblemente de otro alto jefe militar, de que
un mitin nacionalista en una cervecería de Munich, la Bürgerbriiukeller,
tropas podrían fraternizar con los Camisas Negras si se les daba orden
Hitler intentó secuestrar a los dirigentes del Gobierno bávaro y obligarles
pararlos. De acuerdo con otra teoría, el rey temió que si intentaba
la fuerza contra Mussolini, su primo, el duque de-Aosta, que se cm1sicie�ai
a apoyar un golpe de Estado contra el Gobierno federal de Berlín. Creía
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que obligaba a trabajar juntos a una cacofonía tal
que si se hacía con el control de Munich y proclamaba un nuevo GobIern · o . Un sistema político os so­
na��� · a1, 1 s d"
� ? . Ingentes militares y civiles bávaros se verían forzados por la
-�·-a¿ P�tidos era inevitable que tuviese problemas para llegar a acuerd de 1929
les, incluso cuando las cos?S iban bien. Y después
opmwn pubhca a apoyarle. También estaba convencido de que las auto · ,bre temas sensib y polí­
dades militares locales no se opondrían al golpe nazi porque se hallaba a n­ nes tuvieron que tmnar decisiones económicas
su los gobiernos alema
as. En junio de ese año llegó el Plan Young, un
lado un héroe de la Primera Guerra Mundial, el general Ludendorff.' ticas cada vez más divisiv
. el que Alemania prometía seguir pagando repa­
Hitler subestimó la fidelidad de los militares a la cadena de mando. El acuerdo internacional por
. la Primera Guerra Mundial a los vencedores,
mmistro-presrdente bávaro, el conservador Gustav von Kahr, dio orden d raciones internacionales por
La diplomacia alemana había conseguido re­
parar el golpe de Hitler, si era necesario por ]a fuerza. La policía dispar � aun que a una tasa reducida.
hecho de que el Plan Young confirmase el
con �a los manifestantes nazis el 9 de noviembre cuando se aproximaban a baja r los pagos, pero, aun asi, el
có la indignación nacionalista. En oc­
una Importante plaza (posiblemente respondiendo a un primer disparo principio de las reparaciones provo
Wall Street. En 1930, cuando se dispa­
del band? de Hitler). Res�taron muertos I4 golpistas y 4 policías. Hitler tubre se produjo el hundimiento de
que decidir si se ampliaban los subsidios
fue detemdo y encarcelado, Junto con otros nazis y simpatizantes. El augusto ró el desempleo, el Gobierno tuvo
y los católicos de izquierdas) o se
general Ludendorff fue puesto en libertad sin más fianza que su palabra. El del paro (como querían los socialistas
a los acreedores extranje­
«Putsch de la cervecería>> fue así desarticulado tan ignominiosamente por equilibraba el presupue�to para dar satisfacción
rvadores y la clase media). Una elec­
los gobernantes conservadores de Baviera que Hitler decidió que nunca ros (como querían los partidos conse
· ción clara, pero que ninguna mayo ría posible seria capaz de realizar en
vo] vena a mtentar
·
ob tener el poder por la fuerza. Eso significaba mante-
nerse, al menos superficialmente, dentro de la legalidad constitucional a Alemania.
r cayó el27 de mar­
pesar de qu � I os nazis nunca abandonaron la violencia selectiva, que era n � Cuando el Gobierno del canciller Hermann Mülle
n se parali zó en un punto muerto
.
el�mento bas1co del atractivo del partido, ni a insinuar objetivos más am­ zo de 1930, el sistema de gobierno alemá
presidido desde junio
phos después de que llegase al poder.' terminal. El canciller, un socialista reformista, había
os que abarcaba desde los so­
L� �portunidad de Hitler se presentó durante la crisis siguiente: el de I928 una Gran Coalición de cinco partid
o Democrático, centrista
hundimiento económico de la década de 1930. Al quedarse sin trabajo mi­ cialistas al católico Partido del Centro, el Partid
r Partido del Pueblo. La
llones de persona�, los movimientos fascistas recuperaron el impulso en moderado, y el internacionalista pero conservado
Weimar que más duró,
toda� partes Gobiernos de todo tipo, las democracias de una forma más Gran Coalición fue el gobierno de la República de
: de 1930) .'"
,
publica _Y rmdosa que el resto, quedaron paralizados ante las embarazosas veintiún meses (junio de 1928-marzo
de que no había al­
altern�tivas que se les presentaban. El modelo italiano hizo que los movi­ Pero esta longevidad no era indicio de fuerza, sino
cas que habían hecho que
mientos fascistas ?areciesen de nuevo eficaces como un nuevo medio de ternativas. Las profundas discrepancias políti
do la Gran Coalición, en
lograr apoyo m�s�vo para una restauración del orden, la autoridad nacio­ fuese tan difícil gobernar cuando se había forma
lo hacía n imposible ya
nal y la productividad económica. los días relativamente tranquilos de junio de 1928,
o sin trabaj o a millones
. El sistema constitucional de la República de Weimar no había conse­ dos afias después, cuando la Depresión habla dejad
estos para mante ner el
gmdo que la generalidad de la población alemana lo considerase legítimo; de personas. La izquierda quería elevar los impu
n reducir el gasto so­
eran � uch?s los que lo consideraban hijo de la dominación extranjera y de subsidio del paro; moderados y conservadores quería
. agó en estos escollos de la
la trar�1ón Interna. La democraci. a de Weimar parecía una vela que estuvie­ cial y rebajar impuestos. La Gran Coalición naufr
de 1930 no se podia for­
se ardiendo por amb�s extremos. Minado por la derecha y por la izquier­ ayuda social y las cargas fiscales. Después de marzo
parlam entari a. El funcionario sindical
d�, por los nazis antlszstema y por los comunistas, el menguante celltro se mar en Alemania ninguna maypría
cancil ler sin contar con una ma­
vw obhg _ do a formar
� coaliciones heterogéneas emparejando a socios tan católico Heinrich Brüning gobernó como
g podia aprobar legisla­
mc�mpabbles co�o l os socialistas con los moderados dellaissez-faire y a yoría, apoyándose en que el presidente Hindenbur
poder es espec iales que le
.
denc�es con antide�I,cales, en su búsqueda, condenada al fracaso, de una ción sin un voto mayoritario, valiéndose de los
iones de emerg encia. A
mayona parlamentaria efectiva. otorgaba el artículo 48 de la Constitución en situac

lll
llO
ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

partir de entonces los alemanes soportaron casi tres años con ese embara­ do legítimamente nna fuerte reacción de la izquierda. Pero los dirigentes so­
zoso Gobierno de emergencia, sin ninguna mayoría parlamentaria, hasta cialistas, a los que frenaban sus fuertes convicciones legalistas, su avanzada
que Hitler tuvo su oportunidad. Por una curiosa ironía, la llegada al poder edad," la escasa utilidad del arma de la huelga en un periodo de paro masi­
de éste pareció permitir, al fin, una vuelta al gobierno de mayoría. Y Hitler vo y tal vez, miedos legítimos a que la actuación de la izquierda pudiese
era un regalo del cielo para los conservadores porque, como jefe del que arrojar perversamente a aún más alemanes de clase media en brazos de los
desde julio de 1932 era el mayor partido de Alemania, disponían por pri­ nazis, limitó su reacción a un fútil pleito contra el canciller Van Papen. Al
mera vez de la posibilidad de una mayoría parlamentaria que excluyese a la no haber presentado una oposición eficaz a la actuación ilegal de Van Papen
izquierda. en julio de 1932, los socialistas (que aún seguían siendo el segundo partido
En el momento en qne el punto muerto paralizó el sistema político ale­ de Alemania) tuvieron menos posibilidades aún de actuar contra Hitler,
mán, el 27 de marzo de 1930, el Partido Nazi era aún muy pequeño (sólo que hasta la primavera de 1933, en que tenía ya un control indiscutible de la
obtuvo el 2,8 por 100 del voto popular en las elecciones parlamentarias de situación, procuró no quebrantar nunca directamente la legalidad."
mayo de 1928). Pero la agitación nacionalista por el Plan Young más el hun­ Los comunistas siguieron una línea completamente distinta, basada en
dimiento de los precios agrícolas y del empleo urbano lo catapultaron en su convencimiento de que la revolución social estaba al alcance de la mano.
las elecciones de septiembre de 1930 de 12 a 107 escaños sobre un total de Con esa perspectiva, el éxito nazi podía en realidad ayudar a la causa co­
491, convirtiéndolo ya en el segundo partido del país. Después de eso, cual­ munista porque produciría un movimiento pendular, primero hacia la de­
quier mayoría parlamentaria en Alemania tenía que incluir o a los socialis­ recha y luego, inexorablemente, hacia la izquierda. Los estrategas del KPD,
tas o a los nazis. La izquierda (incluso suponiendo que los socialistas, los firmemente centrados en la revolución inminente, consideraban los es­
comunistas y los católicos de izquierdas pudiesen superar suS divisiones fuerzos del SPD para salvar la democracia de Weimar «objetivamente>>
paralizadoras lo suficiente para gobernar) estaba excluida de antemano contrarrevolucionarios. Acusaban a los socialistas de «socialfascistas». El
por el presidente Hindenburg y sus consejeros. KPD, convencido de que el SPD no era menos enemigo suyo que los nazis,
El mito del golpe fascista de Italia engañó también a la izquierda ale­ con los que se disputaba el apoyo del mismo sector inestable de la pobla­
mana y ayudó a asegurar la fatal pasividad del Partido Socialista Alemán ción (especialmente los parados), llegó incluso a cooperar con ellos en una
(SPD) y del Partido Comunista Alemán (KPD) a finales de 1932 y princi­ huelga salvaje contra el sistema de transporte de Berlín en noviembre de
pios de 1933. Ambos partidos esperaban que los nazis intentasen dar un 1932. Lo último que los comunistas alemanes estaban dispuestos a hacer
golpe de Estado, aunque el análisis que hacían de la situación fuese por lo era ayudar al SPD a salvar las instituciones democráticas.u
demás completamente distinto. Para los socialistas, el levantamiento nazi El éxito electoral de Hitler (mucl10 mayor que el de Mussolini) le per­
que esperaban sería la señal para actuar sin el estigma de la ilegalidad, mitió una mayor autonomía en sus negociaciones con los políticos del or­
como habían hecho con éxito con una huelga general.contra el «golpe de den establecido, cuya ayuda necesitaba para llegar al poder. La responsabi­
Kapp» en 1920, cuando unidades de los Freikorps habían intentado tomar lidad de hallar una salida, al paralizarse los mecanismos de Gobierno de
el poder. Con semejante planteamiento, nunca llegaron a identificar un Alemania después de 1930, correspondía, más aún que en Italia, a una me­
momento oportuno para contraatacar a Hitler. dia docena de hombres: el presidente Hindenburg, su hijo Oskar y otros
Lo más próximo a un golpe de Estado en la Alemania de Weimar a consejeros íntimos, además de los dos últimos cancilleres de Weimar,
principios de la década de 1930 no fue obra de los nazis sino de su prede­ Franz van Papen y Kurt van Schleicher. Al principio intentaron mantener
cesor conservador, el canciller Franz von Papen. El 2o de julio de 1932 Van a distancia al zafio ex cabo austriaco. Hay que recordar que en la década de
Papen depuso al Gobierno legítimamente elegido del Estado (Land) de 1930 los ministroS del Gobierno se suponía aún que tenían que ser caballe­
Prusia, una coalición de socialistas y miembros del católico Partido del ros. El que introdujesen a toscos fascistas en el Gobierno era un indicio de
Centro, y consiguió convencer al presidente Hindenburg para que utiliza� su desesperación.
se sus poderes de emergencia e instaurase un nuevo Gobierno en ese Esta­ El aristócrata católico Franz van Papen probó como canciller (julio­
do presidido por Van Papen. Un acto como ése podría haber desencadena- noviembre de 1932) a gobernar sin políticos, a través de un llamado «gabi-

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ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER
nete de barones>> , compuesto por expertos técnicos y eminencias no políti� el impulso. El tesoro del par-
·h biahecho perder su valor más preciado: ' '
Jea
cas.Su jugada de celebrar elecciones nacionales en julio permitió que los
casi vacío.Gregor Strasser no er� e1 un1co naz1 1�portante que,
tido estaba
"

nazis se convirtieran en el mayor partido del país.


Van Papen intentó en�
estrategia del todo o nada de Hitler, estaba considerando otras
tonces integrar a Hitler como vicecanciller, un cargo sin autoridad, pero el harto de la

dirigente nazi tuvo la agudeza estratégica y la osadía de jugador suficien tes opciones. . . .
con
Fue Franz von Papen quien salvó al caudillo nazi.Resentido
para no aceptar nada que no fuese el cargo más alto.Esta decisión obligó a
Schleicher por haber ocupado su puesto,Von Papen llegó a un ac� erdo s� ­
Hitler a pasar el tenso otoño de 1932 por el calvario de una espera incier t a,
cr eto con Hitler por el que éste sería canciller y él, Von Papen, vrcecanci-
intentando apaciguar su desasosiego y el hambre de cargos de los militan­
Jler... un car go desde el que Von Pape� espera ba
..
mg1r
d' 1as
.

cosa .
.
.
El anCia-
tes mientras mantenía su apuesta de todo o nada. y por otros conseJeros mt1mos de
no Hindenburg, convencido por su hiJO
Los nazis (como los fascistas antes que ellos), con la esperanza de agu� .
Schleic her estaba planeando deponerle e instaurar una d'tetad ura mi-
�e .,

ri. ¡· dizar la crisis, incrementaron la violencia, eligiendo cuidadosamente sus


litar, y convencido porVon Papen de que no qued b
a a nmguna
. otra opcmn

:11,
objetivos.El apogeo de la violencia callejera nazi en Alemania llegó des­
il pués del16 de junio de I932, en que el cancillerVon Papen levantó la prohi­
cons ervadora, aceptó el Gobierno Hitler-
Von Papen el 30 de enero de
I933." Hitler, según la conclusión de AJan Bullock, había sido «elevadm> al

il
bición de los uniformes de las SA que Brüning había impuesto en abril.
cargo por «una conspiración palaciega>�.t8

1�'
Durante varias semanas acongojantes fueron asesinadas 103 personas y re�

''1 sultaron heridas centenares más.14


Mussolini había jugado una baza más débil en sus negociaciones por el

1, :
LO QUE NO SUCEDIÓ: ELECCIONES, GOLPE DE ESTADO,

!·j· l, poder y se había apoyado en la violencia directa más que Hitler.Solemos


TRIUNFO EN SOLITARIO
olvidar que el fascismo mussoliniano fue más violento que el nazismo en
,

:r·
su camino hacia el poder.El 5 de mayo de I92I solamente, un día de elec­ Los votantes alemanes nunca díeron a los nazis una mayoría del voto po­
�1
ciones, fueron asesinadas 19 personas en actos de violencia política en Ita­ pular, como aún se afirma a veces. Como vimos �n el últi �o capítulo, l s ?
lia y 104 resultaron heridas." Aunque las estadísticas no son fidedignas, cál­ nazis se convirtieron realmente en el mayor partido del Reichstag aleman
Li

':1¡!¡
culos verosímiles de los muertos por violencia política en Italia durante
!1 1920-1922 incluyen de quinientos a seiscientos fascistas y dos mil antifas­
en las elecciones parlamentarias del 3I de julio de I932, con el 37,2 por 100
de los votos.Luego descendieron a un 33,1 por 100 en las elecciones parla­
cistas y no fascistas, seguidos de otro millar de los últimos en I923-1926.'6 mentarias del 6 de noviembre de I932. En las elecciones parlamentarias del
, La solución a la que recurrióVon Papen de convocar nuevas elecciones 6 de marzo de 1933, con Hitler como canciller y el Partido Nazi controlan­
para el6 de noviembre hizo disminuir un tanto el voto nazi (volvieron a do todos los recursos del Estado alemán, sus resultados fueron de un 43,9
ganar votos los comunistas), pero no hizo nada por sacar a Alemania del por 100, más significativo pero aún insuficiente/9 Más de un alemán de
1
punto muerto constitucional. El presidente Hindenburg le sustituyó como cada dos votó contra los candidatos nazis en esas elecciones, en plena cam­
;l canciller el 2 de díciembre por un jefe del Ejército considerado más tecno­ paña de intimidación de los Camisas Pardas.El Partido Fascista Italiano

�1

crático que reaccionario, el general Kurt von Schleicher.Durante las pocas
semanas que estuvo en el poder (diciembre de 1932-enero de I933), Schlei­
obtuvo 35 escaños de un total de 535 en las únicas elecciones parlamenta­
rias libres en las que participó, las deli5 de mayo de I92I.w
cher preparó un activo programa de creación de empleo y reconstruyó las En el otro extremo, ni Hitler ni Mussolini llegaron al cargo por un gol­
1 relaciones con las organizaciones obreras.Con la esperanza de obtener la pe de Estado.Ninguno de ellos se hizo con el timón por la fuerza, a pe­
1! neutralidad nazi en el Parlamento, flirteó con Gregor Strasser, jefe de la or­ sar de que ambos habían utilizado la fuerza antes de llegar al poder con el
1 ganización del Partido Nazi y uno de los dirigentes de su corriente antica­ fin de desestabili7.ar el régimen existente y ambos habrían de utilizar la

pitalísta (Hitler nunca olvidó y nunca perdonó la «traición>> de Strasser). fuerza de nuevo, una vez en el poder, con el fin de transformar sus gobier­
En este punto, Hitler se hallaba en serias dificultades.En las elecciones nos en dictaduras (como veremos en breve).Hasta los autores más escru­
del 6 de noviembre el voto nazi había disminuido por primera vez, lo que pulosos hablan de su <<toma del poden>," pero esa frase describe mejor lo

114 115
ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

que hicieron los dos caudillos fuscistas después de ocupar el cargo que cómo, enero de1941 a recortar sus poderes. Un pogromo acompañado de una rebe­
llegaron a él. lión a gran escala de la Legión el21 de enero fueron sangrientamente aplasta­
Tanto Mussolini como Hitler fueron invitados a ocupar el cargo de jefe dos por Antonesc u en «el ejemplo más extremo»l4 de una represión conser­
del Gobierno por un jefe del Estado en ejercicio legítimo de sus funciones vadora del fascismo. Antonescu acabó con la Legión y sustituyó el Estado
oficiales, siguiendo el consejo de asesores civiles y militares. Ambos se coit_� Legionario Nacional por una dictadura militar pro alemana pero no fascista."
virtieron por tanto en jefes de Gobierno en lo que pareció, superficialmen' Otros intentos de golpe de Estado fascistas corrieron una suerte pa­
te al menos, el ejercicio legítimo de la autoridad constitucional del rey Víc, recida. Si bien el golpe del 25 de julio de 1934 del Partido Nazi austriaco
tor Manuel III y del presidente Hindenburg. Ambos nombramientos se consiguió asesinar al canciller Engelbert Dollfuss, su sucesor, Kurt von
hicieron, hay que añadir al mismo tiempo, en condiciones de crisis extre7" Scbuschnigg, reprimió a los uazis en Austria y gobernó a través de un par­
ma, una crisis que los fascistas habían instigado. Consideraré el tipo de cri­ tido clerical-autoritario único, el Frente de la Patria.
sis que abre el camino al fascismo más adelante. Aunque los conservadores podían aceptar la violencia contra socialis­
En realidad, ningún golpe insurrecional contra un Gobierno establecí­ tas y sindicalistas, no la toleraban contra el Estado. La mayoría de los diri­
do ha llevado hasta ahora a los fuscistas al poder. Dictaduras autoritarias gentes fascistas, por su parte, se habían dado cuenta de que una toma del
han aplastado varias veces tales intentoS,22 Esto fue lo que le sucedió por poder a la que los militares y los conservadores se opusiesen sólo sería po­
tres veces a la Legión del Arcángel Miguel rumana, el partido fascista de re­ sible con la ayuda de la calle, en cmidiciones de desorden social que proba­
ligiosidad más exaltada y uno de los más dispuestos a asesinar a judíos y blemente desembocase en agresiones incontrolables a la propiedad priva­
politicos burgueses. En una Ruma!Úa desastrosamente gobernada por una da, la jerarquía social y el monopolio de la fuerza armada por parte del
oligarquía corrupta y reducida, la legión tenia una relación ferviente con Estado. Si los fascistas recurrían a la acción directa corrían el peligro de
sus bases populares, hasta entonces primordialmente campesinos apolíti­ proporcionar ventajas a su principal enemigo, la izquierda, poderosa aún
cos deslumbrados por el juvenil Corneliu Codreanu y sus discípulos, que . en las calles y en los centros de trabajo de la Europa de entreguerras.'' Es­
recorrían aldeas remotas a caballo, ataviados con camisas verdes y provis.: tas tácticas alejarían también a aquellos mismos elementos (el Ejército y
tos de estandartes religiosos y patrióticos." la policía) que los fascistas necesitarían más tarde para planear y ejecutar la
Tras un periodo particularmente estéril de luchas intestinas parlamen­ expansión nacional agresiva. Los partidos fascistas, por muy profundo que
tarias y de amiguismo, el rey rumano Caro] asumió poderes dictatoriales el fuese el desprecio que les inspirasen los conservadores, no tenían futuro al­
10 de febrero de1938. En noviembre, después de que intentase sin éxito in­ guno alineándose con grupos que quisiesen destruir las bases del poder
tegrar a la legión,cada vez más violenta, en el oficial Frente de Renacimiento conservador.
Nacional, Caro! detuvo a Codreanu, que fue posteriormente asesinado,­ Dado que la ruta fascista hacia el poder ha pasado siempre por la coo­
junto con algunos de sus colaboradores, «cuando intentaba escapar». Hó.,.­ peración con elites conservadoras, al menos en los casos que conocemos
ria Sima, sucesor de Codreanu, respondió en enero de 1939 con una insu� hasta ahora, la fuerza del propio movimiento fascista sólo es una de las va­
rrección, que la dictadura regia reprimió con firmeza. riables determinantes de la consecución (o no) del poder, aunque se trate,
Caro! abdicó en septiembre de1940, después de que la Alemania victo- . . · sin duda, de una variable vital. Los fascistas disponían de una cantidad de
riosa obligase a Rumania a ceder territorios a Hungría y a Bulgaria. El nue­ militantes y una fuerza que podían ofrecer a los conservadores atrapados
vo dictador rumano, el general (más tarde mariscal) Ion A ntonescu, en en una crisis en Italia y Alemania, como hemos visto. Pero fue igual de im­
otro intento de hacerse con las bases populares de la Legión, la convirtiÓ portante que las elites conservadoras estuviesen dispuestas a trabajar o
� �
en el partido único del <<Estado Legionario Nacional>> que instauró el15 el fascismo, que se diese una flexibilidad reciproca por parte de los dm­
septiembre de1940. Horia Sima, el impetuoso nuevo jefe de la Legión, ge ntes fascistas y que la urgencia de la crisis las indujese a cooperar entre
ellos.
�:=��;
organizaciones obreras «para�elas» y una policía «paralela» e inició
fiscación de bienes judíos, desorganizando hasta tal punto la ec Es por tanto esencial estudiar a los cómplices que ayudaron en los mo­
Estado rumano que Antonescu, con la aprobación de Hitler, mentos cruciales. Considerar sólo al caudillo fascista durante su llegada al

n6 117
LA LLEGADA AL PODER
ANATOMÍA DEL FASCISMO
en un punto muerto y
sistema constitucional se estanca
Cua ndo un
poder es caer bajo el hechizo del <<mito del Führer» y el <<mito del Duce>> de ocráticas, el «espacio políticm}
funcionar las instituciones dem
______


una forma que les abría a usado a los dos una satisfacción inmensa. De�
_ �
d ejan de
tiende a
estrecharse. El circulo de los que
toman decisiones de emergencia
tal vez a un jefe de Es­
bemos dedicar el mismo uempo a estudiar a los aliados y cómplices i d' cirse a unos cuantos individuos,
puede llega! a redu
pensables de los audillos fascistas que el que dediquemos a estudiar
� .
: �:: tado y a sus
asesores civiles y militares inrn
edia toS.2 8 En capítulos ante­
text os muy amplios para
tos, y el nusmo tiempo a estudiar el tipo de situaciones en que se ayudó a libro tuvimos que examinar con
. riores de este En la etap a en que el hun­
los fascista a llegar al poder que el que dediquemos a estudiar los movi. ación y el arraigo del fascismo.
� entender la form te el camino para
mrentos nusmos. enes democráticos abre finalmen
dimi ento de los regím eguir el poder, la
realice un intento serio de cons
que el caudillo fascista s individuos exi­
onsabilidad en manos de unos poco
concentración de resp la debida precau­
LA FORMACIÓN DE ALIANZAS
a una perspectiva biográfica... con
ge algo más próximo sólo al caudi-
caer en la trampa de atribuirlo todo
ción, claro está, para no

El iu ci r seriame te una búsqueda del poderimplicó profundamente a los
� � llo fascista. er
movimientos fasc stas maduros en el proceso de formación de alianzas con s en la llegada del fascismo al pod
� Las complicidades conservadora ecto a la
el orden establecido. Los conservadores italianos y alemanes no hab' er lugar, estaba la com plici dad resp
fueron de varios tipos. En prim
c eado a Mussolini y a Hitler, claro está, aunque habían permitido de
; �:� violencia fascista contra la izqu
ierda. Una de las decision es más fatíd icas en
la prohibi­
smdo a menudo que sus actuaciones ilegales quedasen impunes. Después Pap en retirase el16 de junio de1932
el caso alemán fue que Von stas de Musso­
de que los fascistas y los nazis se hubiesen hecho ya demasiado importa . idades de las SA. Los escuadri
ción que pesaba sobre las activ
tes para que se les pudie e ig orar, por la mezcla, en grados diferentes, e
� �
� lini habrían sido impotentes
siu la apatía e incluso la ayuda
dire cta del
eta­
resp
tnunfo electoral e mt nndacmn violenta que vimos en el último capítulo' a de complicidad fue otorgarles
� Ejército y de la policía. Otra form
litti ayudó a hacer respetable
los conservadores tuVIeron que decidir qué hacer con ellos a Mussolini
bilidad. Hemos visto ya que Gio

Los dirigentes conservadores tenían que decidir, en co creto, si inten­
_ incluyéndole en su coalición elec
toral en mayo de1921. Alfred Hug
enberg,
dire ctam ente com pitió
taban mtegrar el fascismo o si debían procurar convertirlo de nuevo en un partido que más
. ejecutivo de Krupp y dirigente del ente al
fenómeno margmaL Un decisión crucial era si la policía y los tribunales án (DNVP), atac ó alter nati vam
� con Hitler, el Partido Nacional Alem , en Bad
d bian obh ar a los fascistas a cumplir las leyes. El canciller alemán Brü­ s políticos con él. Uno de ellos
� � dirigente nazi y apareció en acto ían for­
rung mtento poner coto a la violencia nazi en 193I-1932. Prohibió a las SA , hizo creer al público que ambos hab
Harzburg, en el otoño de I93I aba a ha­
el uso de uruformes en sus actos públicos el14 de abril de I932. Cuando Pero mientras Hugenberg ayud
mado un <<Frente de Harzburg>>.
� miembros del DNVP se iban haci endo

F z von Papen sucedi Brüning en la cancillería en julio de1932 levan·
�� � cer parecer aceptable a Hitler, los
o, sm en bargo, la prohibiCIÓn, como ya vimos, y eso llenó de entusiasmo mucho más emocionante.
: .. nazis, que era· algo que resultaba ­
los nazis, que desencadenaron el periodo más violento de toda 1a cnsis s recibieron menos ayuda económi
. Vimos en el capítulo 2 que los nazi esto.
constituc10na1 de 1930-1932. En Ital1a, aunque unos cuantos prefectos in- tas de lo que muchos han supu
ca directa de empresarios y capitalis
.

t ntaron poner coto a la violencia fascista/7los dirigentes nacionales prefi­ a Hitl er, el capi talis mo ale­
en el poder
� Autes del acuerdo final que puso quil izad or
sólid o y tran
� a un conservador
neron, e amentos cruciales, como ya sabemos, intentar «transformar»
�� mán había preferido mucho más econ ómi ­
a ussol I en ve de disciplinarle. Dirigentes nacionales conservadores de onocido Hitler, con sus ases ores
� � como Von Papen que a un desc ba a acep ­
am os paises decidieron que lo que los fascistas podian ofrecer compensa­ meses, cuando Hitler se nega
cos chiflados. En los tensos últimos canc iller ,
ba sobradamente las desventajas de tener que permitir que aquellos rufia­ ndoselo todo a la opción de ser
tar todas las ofertas menores jugá tran s­
nes arrebataran espaciO público a la izquierda mediante la violencia. La volvió a aflorar en la huel ga del
. y cuando el radicalismo del partido tica­
prensa nacwnahsta y los dirigentes conservadores de ambos paises aplica­ a más aún. El NSDAP se halló prác
porte de Berlín, el dinero escaseab noviero-
ro por tanto un doble rasero para juzgar la violencia fascista y la de la iz­ las decepcionantes elecciones de
� mente en la quiebra después de
qmerda.
119
118
ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER
bre de I932. Un banquero relativamente poco importante de Colonia, Kurt tas regionales, de lo que lo estaba Hitler con las SA. Pero aunque Hitler te­
von Schroder, sirvió como intermediario en las negociaciones entre Hitler nía más mano libre en esta negociación, ni siquiera él estaba a salvo de pro­
y Von Papen, pero las aportaciones del mundo de los negocios no se con­ blemas con los militantes de su partido.
virtieron en un recurso importante para Hitler hasta después de alcanzar La negociación con dirigentes conservadores para llegar al poder es un
el poder. Entonces, por supuesto, cambiaron las reglas del juego. Los hom­
Periodo peligroso para un jefe fascista. Mientras éste
.
trata en secreto con la
. .
bres de negocios entregaron sumas cuantiosas a las nuevas autoridades na- - elite política, sus seguidores aguardan fuera con Impaciencia, reprocMn-
zis y comenzaron a adaptarse a un régimen que gratificaría generosamen­ �
dole que se está vendiendo. Musso!ini, ent: egado ya finales de I920 a ne­
te a muchos de ellos con contratos de armamento y a todos ellos acabando � �
gociaciones secretas con dirigentes de p rtido, d cepc onó a algun s de sus
� �
con las organizaciones obreras del pais. militantes al no acudir en defensa de D Annunzm a Fmme en Navidad Y al
La financiación del fascismo italiano ha sido menos estudiada. Cuan- incorporarse a la coalición electoral de Giolitti en mayo de I? 21. E� agosto
do Mussolini rompió con los socialistas en el otoño de I9I4, directores de �
de 1921 se produjo una rebelión abierta por su «pacto de pa� caClon» con
periódicos nacionalistas e industriales y el Gobierno francés subvenciona- 1 _
·
e1 enemigo tradicional, ]os socialistas, que sólo superó d!mi!lendo tempo­
ron su nuevo periódico,Il Popolo d'Italia, pero lo único que perseguían con ralmente de la jefatura fascista y renunciando al pacto.
ello era intentar que Italia entrase en la guerra.'' La ayuda posterior de los Hitler también tuvo conflictos internos en el partido siempre que pa­
terratenientes, de los militares y de algunós funcionarios al squadrismo pa­ recía estar a punto de llegar a un acuerdo para conseguir el poder. El anti­
rece estar bastante clara. guo capitán de los Freilcorps Walter Stennes, a cargo de las SA de Berl n Y �
El periodo más o menos prolongado durante el cual los fascistas y los Alemania oriental, puso objeciones al hecho de que Hlller se propusiese
conservadores llegaron a un acuerdo para compartir el poder fue una eta­ llegar al poder por medios legales. Los Camisas Pardas de Stennes estaban
pa tensa para ambas partes, tanto en Italia como en Alemania. Estas nego­ �
tan exasperados por el aplazaruíento de las recompensas que spe; aban por
ciaciOnes prometían, en el mejor de los casos, conducir a un compromiso largas horas de servicio con un sueldo escaso y por su subordmaoón a cua­
que no sería el ideal para ninguna de las dos partes. Pero, considerando las dros del partido no militares, que ocuparon y destrozaron las oficmas del
alternativas (la izquierda en el poder o una dictadura militar que proba­ Partido Nazi de Berlín en septiembre de I930. Cuando se negaron a obede­
blemente excluiría tanto a los conservadores parlamentarios como a los cer la orden de Hitler de respetar la prohibición de la violencia callejera
fascistas), ambas partes estaban dispuestas a hacer los ajustes necesarios y en febrero de I93I, Hitler expulsó sin contemplaciones a Stennes de las
a conformarse con soluciones que no fuesen las ideales. SA. Militantes furiosos ocuparon de nuevo sedes del partido en abnl de
Los partidos fascistas se vieron así tentados a una complicidad cada vez I93I, y fueron necesarios todos los poderes de persuasión de Hitler para
más intensa con sus nuevos aliados, que planteaba el peligro de dividir a �
poner fin a la revuelta. Fueron purgados quinientos radic es de bs SA.
los partidos y de alejar de ellos a algunos puristas. Este proceso <<normali­ Cuando Hitler estuvo más cerca de perder el control del Partido Na21 fue a
zadon>, ya evidente en la etapa anterior de arraigo, se intensificó entonces 1932, como vimos antes, momento en que los votos empe� aron
finales de
por las ventajas superiores que se presentaban al ser posible el acceso al po­ a disminuir, el dinero a escasear y algunos lugartenientes miraban haCia fu­
der.- El caudillo fascista, entregado a una negociación prometedora con los �
turos más prometedores en gobiernos de coalición. Hitl r, con su �erza de
que detentaban el poder conservador, reformaba su partido aún más radi­ _
voluntad y su instinto del jugador intacto pese a una posiCIÓn debilitada en
calmente que antes. Hacía lo que Wolfgang Scbieder llama un <<Herrs­ ?
la negociación, apostó al todo o nada por la canci ería.
. ,
chaftskompromiss>>, un 'compromiso para gobernar' en el que se estable- Los conservadores apoyaron la apuesta tamb1en, cuando empezo a pa­
cen áreas de acuerdo y se quita de en medio a idealistas molestos.30 recer probable un acuerdo con un partido fascista triunfante: el poder con
Hitler y Mussolini hicieron su Herrschaftskompromiss partiendo de po" el apoyo de una base de masas se convertía ya también para ellos en un ob­
siciones de fuerza algo distintas. Debido a la importancia del squadrismo jetivo alcanzable. Hubo incluso cierta competencia entre los conservadores
para el éxito de Mussolini y a la relativa insignificancia de su grupo electo­ �
par a consegu ir el apoyo de todo el movimiento fascist o de una parte de
ral, el Duce estaba también más en deuda con los ras, sus cabecillas fasds- él (intent ándose a veces desgajar un ala o la base). Schlelcher comp1t1ó con

120 12I
LA LLEGADA AL PODER
ANATOMÍA DEL FASCISMO
rgencia del
apoyarse en los poderes de eme
rvadora dejar de tener que
Von Papen en Alemania por conseguir enganchar _el caballo salvaje naz¡· a -·-c-··conse lo largo de casi tres años , y form ar una
, lo que ya habían hecho a
. .presidente
su carro, lo mismo que Giolitti con Salandra en Italia. la izquierda.
parlamentaria que excluyese a
I!layoría y
No.hubo nada inevitable en la llegada al cargo de Mussolini y de Hitler sólo ofre cían núm eros. Ofrecían rostros jóvenes.
y los fascistas no
El examen �
�temdo de �ón:� los dirigentes fascistas se convirtieron en je �
nuevos a un
público cansado de un orden polít
ico estab lecid o envejecido
jó­
fes del Gobiemo es un e¡ercicio de antideterminismo. Es muy probable ue s. Los dos part idos más
hecho nada por mejorar las cosa
� � 1
una s n� de factore (la superficialidad de las tradiciones liberales, una n­
_
y que no había
venes de
Italia y de Alemania eran el com unis ta y el fascista. Ambas nacio­
dustnahzaC1Ón tard1a, la supervivencia de elites predemocráticas la fu cian a los conservadores
vos dirigentes, y los fascistas ofre
de las tendencias revolucionarias, un espasmo de rebelión con�ra la ��a
nes deseaban nue
forma de pertenencia: un
de juventud. Ofrecían también otra
_ un manantial
a en una época en que los
miii�C!on nacwn�l) contúbuyesen todos ellos a la magnitud de la crisis y intenso y una mayor disciplin
compromiso más
redu¡esen las opciOnes disponibles en Italia y en Alemania. Pero los diri la disolución del vínc ulo soci al.
conservadores temían
gente� conservadores rechazaron otras posibilidades, como gobernar en también una fórm ula mágica para alejar a
Los fascistas habían hallado
. ;
coahc10n �
con la izquier a moderada, por ejemplo, o gobernar mediante
los trabajadores del
marxismo. Marx había afirmad
o muc ho tiempo atrás
� � �
los p deres d emerge cm de la autoridad regia o presidencial (0, en el caso tenía patria, y los conservadore
s aún no habían sido
�en:an, contmuar hacréndolo). Eligieron la opción. fascista.
.
Los dirigentes
que la clase obrera no
capaces de hallar un
medio de refutarle. Ninguna de sus
panaceas decimo­
1aSC1stas por su parte, eons1gmeron ¡a <mormalizaciÓm> necesaria para En vísperas
escolarización) había funcionado.
· ·

'. nónicas (respeto, religión,


ado cierto éxito
compartir el poder. No tenía por qué haber sido asi. dial, Action Fran<;aise había logr
de la Primera Guerra Mun
el nacionalismo,
trabajadores industriales para
reclutando a unos cuantos
de su deber
ente amplia de los trabajadores
y la aceptación inesperadam
la Primera Gue­
LO QUE OFRECIERON LOS FASCISTAS AL ORDEN ESTABLECIDO patrias respectivas al iniciarse
patriótico de luchar por sus
a ser más fuerte que
que en el siglo xx la nación iba
. rra Mundial predecía
En una s1tuac1'ón de punto muerto constitucional y amenaza revoluciona-
. . la clase. esa revela-
na crecrente, un movimiento fascista triunfante ofrece valiosos recursos a en todas partes sobre la base de
. Los fascistas se desarrollaron fran­
Prou dhon
una elite tambaleante. eros precursores el Círculo
ción. Ya mencioné entre los prim part ido
Los fascistas podían ofrecer una masa de seguidores lo suficientemen­ o nombre indicaba ya que era un
cés.31 En el Partido Nazi, su mism viejo s
sus
t� grande para permitir a los conservadores formar mayorías parlamenta­
de trabajadores, un Arb eiterp
artei. Musso!ini esperaba reclutar a

na Ca�aces de tomar decisiones firmes Sin tener que contar con socios iz­
colegas socialistas. No obtuviero
n ningón éxito aplastante. Todos
los anál i­
.
qmerdistas maceptables. Los treinta y cinco diputados de Mussolin1· no fascistas inici ales conc uerdan:
los partidos
sis de la composición social de
� �
eran un peso r· porta te en la balanza, pero la aportación potencial de
. _ . aunque atrajeron a algunos
trabajadores, su porc enta je dent ro del partido
en la pobl ació n gene ral.
Hrtler era decisiva. Podia ofrecer el mayor partr'do de Alemama a unos con- que les correspondía
estuvo siempre por debajo del
� �
ser; dores que no h bían adquirido la habilidad necesaria para manejar la
Tal vez esos pocos trabajadores
fascistas fuesen sufic ient es. Si los part idos


pohtica de masas, su rtamente Introducida en el país por la Constitución
fascistas podían reclutar a algunos trabajadores, la violencia fascis
ta ya se
venc erás» fue más
de 1919. Durante la decada de 1920, el único partido no marxista que había os. Esta fórmula de <<divide y
cuidaría luego de los obstinad s.
erva dore
c?nstrmdo con éXIto una base de masas en Alemania era el Zentrum (Par- ofrecer por su cuenta los cons
eficaz que todo lo que podían a de de­
clim
'Jico que contaba) gracias a su arraigo en la
tido del Centro) , un parti'do cato a era una vía para superar el
. Otra oferta fascista seductor
.

vida parroq al, con numerosos militantes activos y pertenecientes a todas
sorden que los propios fascistas
habían ayudado a crear. Despué
s de hab er
able la dem ocra ­
las clases socrales. El Zentrum penetró ampliamente en Ja clase obrera a tantes para que hiciesen invi
dado rienda suelta a sus mili
�avés de los sindicatos católicos, pero, siendo como era un partido confe­ cia y desacreditasen el Estado
constitucional, los dirigentes
nazis y fascis­

SIOnal, no podía reclutar con la misma amplitud que Hitler. Éste, que con- a fuerza no soci alista que pod ía restaurar
. tas se presentaron como la únic
taba con el mayor partido del país, permitió a los artífices de la coalición
123
122
ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

el orden. No sería la última vez que los dirigentes capitalizasen esa ambi­ poner en peligro los privilegios económicos y sociales conservadores y el
güedad: <<Al estar en el centro del movimiento-escribió Hannab Arendt dominiO político conservador. Los conservadores, por su parte, retenían
en Wlo de sus penetrantes comentarios-, el dirigente puede actuar como las llaves de las puertas del poder.
si estuviese por encima de éh>.32 Las condiciones fascistas para un acuerdo
no eran insuperablemente altas. Algunos conservadores alemanes estaban
inquietos por la retórica anticapitalista de que aún hadan gala algunos in­ LA CRISIS PREFASCISTA
telectuales nazis,33 lo mismo que lo estaban los conservadores italianos
con activistas obreros fascistas como Edmondo Rossoni. Pero Mussolini Aunque las dos crisis durante las cuales consiguieron el poder los dos cau­
hacía mucho que se había pasado al <<productivismo>> y a la admiración dillos fascistas (las secuelas de la Primera Guerra Mundial y la Gran De­
del héroe industrial, mientras que Hitler dejó claro en su famoso discur­ presión) fueron diferentes tuvieron elementos comunes. Ambas se produ­
so del Club de Industriales de Düsseldorf el26 de enero de 1932, así como jeron con gobiernos que tenían problemas de dislocación económica y de
en conversaciones privadas, que él era un darwinista social también en la humillación nacional que la política tradicional de partidos no parecía ca­
esfera económica. paz de resolver; en una situación de parálisis del Gobierno constitucional
Aunque fuese obligado admitir a aquellos zafios advenedizos en los (debida en parte a una polarización política que los fascistas ayudaron a
altos cargos para llegar a un acuerdo, los conservadores estaban conven­ instigar); con una izquierda militante en rápido crecimiento y que amena­
cidos de que aún seguirían controlando el Estado ellos. Era algo inaudi­ zaba con convertirse en el principal beneficiario de la crisis; y con dirigen­
to que semejantes arribistas dirigiesen gobiernos europeos. Aún era tes conservadores que se negaban a colaborar incluso con los elementos re­
normal en Europa, inclnso después de la Primera Guerra Mundial, has­ formistas de la izquierda, y que velan peligrar su capacidad para seguir
ta en las democracias, el que ministros y jefes de Estado fuesen miem­ gobernando contra la izquierda sin nuevos refuerzos.
bros ilustrados de las clases superiores con larga experiencia en la diplo­ Es imprescindible recordar lo real que parecía la posibilidad de una re­
macia o en la administración pública. El primer ministro de clase baja volución comunista en Italia en 1921 y en Alemania en 1932. Italia acababa
de Inglaterra fue Ramsay MacDonald, en 1924, y no tardó en parecer un de pasar por el biennio rosso, los dos «años rojos)) que siguieron a las pri­
patricio y en hablar y actuar como tal, para disgusto de los militantes la­ meras elecciones de posguerra de noviembre de 1919, en las que el Partido
boristas, que le ridiculizaban llamándole <<el caballero Mac>>. El presi­ Socialista Italiano (PSI) triplicó sus votos de antes de la guerra, haciéndo­
dente Friedrich Ebert de Alemania (1919-1925), guarnicionero de oficio, se con casi un tercio de los escaños del Parlamento, y experimentó una
había adquirido prestigio en su larga trayectoria como diputado y fun­ oleada de fervor «maximalista>>. El nombramiento de alcaldes socialistas
cionario del Partido Socialista. Hitler y Mussolini fueron los primeros en numerosas localidades estuvo acompañado de grandes oCupaciones de
tierras y de grandes huelgas, que culminaron con una espectacu).ar ocupa­
aventureros de clase baja que llegaron al poder en países europeos im­
portantes. Hasta hoy incluso la República francesa no ha tenido ningún ción de fábricas en Turín en septiembre de 1920. Como telón de fondo se
jefe de Estado y sólo un puñado de primeros ministros que fuesen adve­ cernía el ejemplo de Rusia, donde la primera revolución socialista que
triunfaba en el mundo mostraba todos los indicios de poder generar otras.
nedizos sociales del tipo de, por ejemplo, Harry Truman. Pero las cir­
cunstancias distaban mucho de ser normales en Italia en 1922 y eri Ahora sabemos que los «maximalistas>) italianos y el nuevo Partido Cmnu­
nista Italiano, fundado en 1921, no tenlan la menor idea de lo que iban a hacer
Alemania en 1933. Un ingrediente esencial en el cálculo de los conserva­
dores era que el cabo austriaco y el bisoño agitador ex socialista italiano
a continuación. El miedo a una presunta revolución comunista podía, sin
embargo, movilizar a los conservadores con tanta fuerza como una revolu­
no tendrían la menor idea de qué hacer con aquel alto cargo. Serían in­
ción real. Como comentó Federico Chabod, el miedo de la clase media al
capaces de gobernar sin el savoir faire de los dirigentes conservadores,
comunismo alcanzó su punto culminante en Italia después de haberse
cultivados y con experiencia.
aplacado ya la oleada «ma.ximalista>>.'"'
En suma, los fascistas ofredan una nueva receta para gobernar cori
En Alemania, después de 1930, sólo crecieron electoralmente los co-
apoyo popular pero sin tener que compartir el poder con la izc¡ui,ercla

124 125
ANATOMÍA DEL FASCISMO
LA LLEGADA AL PODER
munistas, además de los nazis.35 Los comunistas alemane
s, lo mismo que ccc'cial· en el cargo por el hecho de tener que gobernar en coalición con sus
los nazis, prosperaron con el paro y con el convencimiento
____

-
que el sistema constitucional y los partidos tradicionales
generalizado de �
-�áliados conservadores. Aunque los partidos fascistas oc paban alg�os
habían fracasado.
Sabernos por documentos del Partido Nazi requisados puestos vitales en estos gobiernos, sólo disponian de un numero reducido
por la policía ale­
mana en 1931 (los <<documentos de Boxheim») que de cargos en el gabinete." .
los estrategas nazis1
. Ambos jefes fascistas no tardaron en convertir ese punto de apoyo en
como muchos otros alemanes, esperaban una revolución
comunista y pla�
neaban una acción directa contra ella. Los dirigentes una dictadura directa. Completaron su control del Estado transformando
nazis parecían estar .
un cargo semiconstitucional en una autoridad personal ¡¡·1m1ta . da: esa fue
convencidos en 1931 de que la oposición por la fuerza
. ,

a una revolución co�


munista era su mejor ruta hacia la plena aceptación naciona la auténtica «toma del poder». Fue una Istona
h' :�
· d'1stm
· d � obt ener �n car-
l. se caracterizó principalmente por una actuacwn ilegal mastva por
Dadas todas estas circunstancias, el Gobierno democrático go que
muy pobremente. Aunque el Parlamento italiano
funcionaba �
parte de los jefes fasci�tas. L s aliados aún eran cruel'al es, pero ah ora so
'1o
nunca estuvo tan com�
necesitaban ya su aqmescencm.
pletarnente paralizado corno el alemán, la incapacidad
tica de ambos países para resolver los problemas que
de la jefatura polí­
se planteaban ofreció
Ni siquiera Hitler se convirtió inmediatamente en el �1ctador
.
de �e­

una oportunidad indispensable al fascismo. manía. Al principio creyó que el mejor medio de conseguu una mayor m­

Tanto los fascistas italianos como los alemanes habían



dependencia de sus socios de coalició eran unas elecciones más) en l s �
hecho todo lo ue esperaba obtener la mayoría sufioente que hasta entonces no habra
posible para que la democracia funcionase mal. Pero
las constituciones liberales no era algo que hubiese
el punto muerto de
n provocado sólo los
¿onseguido. Pero antes de que pudiesen celebrarse las elecciones, un golpe
de suerte proporcionó a Hitler una excusa para dar un virtual golpe de Es­
fascistas. «El colapso del Estado liberal-dice Roberto Vivarell
i-se produ­ tado desde dentro, sin un soplo de oposición de la derecha ni del centro.
jo con independencia del fascismo»." En la época resultab
a tentador con­ Ese golpe de suerte fue el incendio que destruyó el edificio del Reichstag de
siderar el mal funcionamiento del Gobierno democrático
después de 1918
Berlín el28 de febrero de 1933 ·
una crisis sistemática que señalaba el final histórico
del liberalismo. Desde
Se creyó durante mucho tiempo que habían sido los propios nazis
el resurgir de la democracia constitucional después
de la Segunda Guerra
quienes habían prendido fuego al Reichstag y acusado luego de ha�erlo a
Mundial, ha parecido más acertado considerarlo una
crisis circunstancial
un comunista holandés medio retrasado que se encontraba en las mme­
producida por las tensiones de la Primera Guerra Mundia
l, por una brus­ diaciones, Marinus van der Lubbe, con la finalidad de convencer al públi­
ca ampliación de la democracia y por la Revolución
Bolchevique. Inter­
co de que debía aceptar medidas anticomunistas extremas. Hoy la mayoría
pretemos como interpretemos la parálisis que aquejó
al Gobierno demo­
de los historiadores creen que Van der Lubbe fue realmente el autor del m­
crático, no es probable que ningún movimiento fascista
hubiese podido cendio y que Hitler y sus colaboradores, cogidos por sorpresa, creyeron
llegar al poder sin ella.
realmente que se había iniciado un golpe de Estado comunista.'" Hubo su­
ficientes alemanes que compartieron su pánico como para que dispusiesen
de una libertad de actuación casi ilimitada.
LAS REVOLUCIONES DESPUÉS DE LLEGAR AL PODER:
Lo que sucedió después se ha presentado en general como una inicia­
ALEMANIA E ITALIA
tiva de Hitler, en que el nuevo canciller actuó con notable rapidez y segu­
ridad para capitalizar el temor generalizado al «terrorismo}) comunista. En
Los conservadores llevaron a Hitler y a Mussolini al máximo cargo semi­
lo que debe insistirse en la misma medida es en la disposición de los con­
constitucionalmente, dentro de unos gobiernos de coalición que los diri­
servadores alemanes a otorgarle mano libre, y de las orgamzacwnes de la
gentes fascistas no controlaban totalmente. Una vez en posesión semilegal
sociedad civil a encontrarse con él a medio camino. Mientras aún humea­
del cargo, a Mussolini y a Hitler sólo se les habían confiado los poderes co­
ban las ruinas del Reichstag, el presidente Hindenburg firmó un Decreto
rrespondientes a un jefe de gobierno de acuerdo con la Constitución. En
para la Protección del Pueblo y del Estado el 28 de febrero, valiéndose de
términos más prácticos, su poder se halló limitado durante el periodo ini-
los poderes de emergencia que le otorgaba el artículo 48. El Decreto del In-

126
127
ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

cendio del Reichstag suspendió toda la protección legal de la libertad de : mente en la primavera de 1933 por activistas del Partido Nazi contra judíos
expresión, de reunión, de propiedad y personal, permitió a las autoridades y marxistas> e incluso a la apertura del primer campo de concentración
detener a sospechosos de «terrorismo>> (es decir, comunistas) a vOluntad y ­: para enemigos políticos en Dachau, cerca de Munich, en marzo de 1933,
dio autoridad al Gobierno federal para el control policial de los gobiernos ' siempre que esas ilegalidades se cometiesen contra «enemigos del pueblo».
de los estados. Hitler pudo prolongar gradas a su autoridad la vigencia de la Ley de Habi­

Tras esto, pocos alemanes se mostraron dispuestos, sin apoyo de la pO- litación otros cinco años cuando expiró en 1937, casi sin colnunícarlo, y de
_

lida, la judicatura o las demás autoridades, a oponerse cuando los Camisas nuevo indefinidamente, con la justificación de la guerra, en 1942. Pareció
Pardas irrumpieron en los juzgados y expulsaron a magistrados y aboga­ necesitar encubrir su dictadura con el barniz legal que la Ley de Habilita­
dos judíos39 o saquearon periódicos y oficinas de organizaciones de la iz­ ción proporcionaba a las acciones arbitrarias del régimen.
' Aunque conseguir el poder ayudaba a un jefe fascista a dominar al par­
quierda.
El presidente Hindenburg había autorizado ya nuevas elecciones. Cuan­ tido, Hitler siguió teniendo conflictos con él incluso después de enero de
do se celebraron els de marzo, sin embargo, a pesar del terror nazi dirigido 1933. Algunos fanáticos creyeron que el éxito que había tenido en la instau­

contra votantes y partidos de la izquierda, el partido de Hitler no consiguió ración de una dictadura nazi significaba que no tardarían en tener acceso
todavía la ansiada mayoría. Seria necesario un paso más para que Hitler ilimitado a puestos de trabajo y al botín de una <<Segunda revolución>>. El
' jefe de las SA, Ernst Rohm, presionó a Hitler para que transformarse a los
pudiese hacer su voluntad. Los nazis propusieron una Ley de Habilitación
que le permitiría gobernar por decreto durante cuatro años, sin tener que Camisas Pardas en una fuerza armada suplementaria, un proyecto que
remitirse ni al Parlamento ni al presidente, periodo tras el cual prometía alarmó al-Ejército regular. Hitler resolvió el problema de una vez por todas
retirarse. Su titulo oficial era un ejemplo espléndido del lenguaje grandilo' en la Noche de los Cuchillos Largos, el3o de junio de 1934, haciendo matar
cuente nazi o LTI:" Ley para Aliviar el Desasosiego del Pueblo y del Reich. a Rohm y a otros jefes de las SA, como es bien sabido, y también, pese a no
La Constitución exigía dos tercios de los votos del Parlamento para esa de­ ser algo tan conocido, a conservadores recalcitrantes (incluidos varios
legación de poderes legislativos al ejecutivo. miembros del equipo del vicecanciller Von Papen) y a otros notables que
A pesar de que una mayoría de los alemanes hablan votado aún por habían dado motivos para ello, como Gregor Strasser, el general Von Sch­
otros partidos el 5 de marzo, Hitler consiguió el apoyo de dos tercios nece­ leicher {junto con su esposa), Gustav von Kallr, el dirigente conservador

sario para que se aprobara la Ley de Habilitación el 24 de marzo de 1933, bávaro que había cerrado el paso a Hitler en 1923, y a trece diputados del
gracias a la detención de los diputados comunistas. Los votos no nazis más ·, . Reichstag. Hubo en total entre 150 y 200 víctimas.'' Esta lección escalo­
decisivos llegaron del Zentrum católico y de los nacionalistas de Hugen­ friante y los expolias de las victorias nazis mantuvieron a raya a partir de

berg. El Vaticano accedió, debido a que el Papa Pío XI estaba convencido entonces a los dubitativos .
de que el comunismo era peor que el nazismo, y a que no daba demasiada: ·_­ La revolución de Mussolini después de llegar al poder fue más gradual,
Y la lucha por el predominio entre tres rivales (el caudillo, los fanáticos del
inlportancia a las libertades políticas, ya que consideraba que los católicos ,
debían actuar en el mundo a través de las escuelas y de la Acción Católica partido y el orden establecido conservador) se resolvió de forma mucho
(organizaciones juveniles y obreras de base), más que a través de elecciones -- menos definitiva que en la Alemania nazi. Mussolini pareció resignarse du­
rante casi dos años a gobernar como un primer ministro parlamentario
y partidos políticos. Hitler pagó su deuda el 20 de julio firmando un
normal, en coalición con nacionalistas, liberales y unos cuantos popolari.
cordato con el Vaticano en el que prometía tolerancia con la enseñanza
Su Gobierno emprendió políticas convencionalmente conservadoras en la
tólica y con la Acción Católica en Alemania, siempre que se mantuviesen
ma oría de los campos, como, por ejemplo, el ortodoxo equilibrio de la de­
margen de la política. �
flación y el presupuesto del ministro de Finanzas Alberto de Stefani.""
Hitler tuvo ya las manos libres para disolver todos los partidos
cos (incluido el Zentrum) el). las semanas siguientes e instaurar una m<:w "'
Pero la violencia escuadrista no dejó nunca de amenazar con escapar al
contr l de
dura unipartidista. Sus cómplices conservadores se mostraron di':puLes1:os a ; ? Mussolini. Muchos Camisas Negras querían una «segunda re­
, Voluci6n))43 para
hacer oídos sordos a la {<revolución desde abajo» realizada extraotiClal:J';'l que se les adjudicasen a ellos todos los puestos de trabajo

128 129
ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL P ODER

y todos los beneficios. Su decepcionante desfile por Roma el31 de octubre ,�.c.c�El escándalo por el asesinato de Matteotti brindó al rey y al orden esta­
de 1922 se convirtió en una violencia que causó 7 muertos, 17 heridos y da�
blecido conservador su mejor oportunidad para deponer a Mussolini del
ños sustanciales en varios periódicos de la oposición, antes de que el Duce �argo. Contaban una vez más con varias posibili9-ades. Pero decidieron no
consiguiese sacarles de la ciudad esa misma noche.44 Después de eso, siern. dudas sobre Mussolini hasta el extremo de dar pasos concretos
llevar sus
pre que creían que Mussolini se estaba <<normalizando)} demasiado, los depo nerle, temiendo que eso volvería a dar paso al caos o a un Go­
para
irritados escuadristas no vacilaban en enviarle un mensaje, como en Turín bierno de izquierdas.
entre el18 y el 21 de diciembre de 1923 (al menos n muertos) y en Floren. Tras varios meses de incertidumbre, en que los aliados conservadores
cia en enero de 1925 (varios muertos, incluidos un diputado socialista y un de Mussolini vacilaban y la oposición se retiraba, en un boicot de la activi­
abogado de la oposición). dad parlamentaria que se volvería contra ellos,47 los ras presionaron a Mus­
Aunque Mussolíni procuraba a veces poner coto a sus díscolos segui­ solini. El 31 de diciembre de 1924, decepcionados por la aparente falta de
dores, consideraba útil de vez en cuando su presión. La Ley electoral de decisión de su caudillo, treinta y tres cónsules de la Milicia Fascista (en la
Acerbo la aprobó la cámara baja el 23 de julio de 1923 con los Camisas Ne­ que Mussolini había convertido a los escuadristas en un intento de contro­
gras patrullando por las calles y Mussolini amenazando con <<dejar que siga larlos) le presentaron en su despacho un ultimátum: si el Duce no aplasta­
su curso la revolución>> si no se aprobaba la ley.45 Cuando el Senado la ba a la oposición, actuarían sin el.
aprobó el 18 de noviembre de 1923, esta extraña norma otorgó dos tercios Mussolini, consciente de las vacilaciones de sus adversarios y temeroso
de los escaños al partido mayoritario, siempre que obtuviese más del 2j de una rebelión de los ras, decidió jugarse el todo por el todo. En un agre­
por 100 de los votos, distribuyéndose el otro tercio de los escaños propor. sivo discurso que pronunció el 3 de enero de 1925 aceptó «la plena respon­
cionalmente entre los otros partidos. En las elecciones siguientes del 6 de sabilidad politica, moral e histórica por todo lo que ha pasada>> y prometió
abril de 1924, con presión fascista sobre el electorado, la lista <<nacional» (el una actuación firme. Unidades movilizadas de la Milicia habían empezado
Partido Fascista y el Partido Nacionalista) obtuvo el 64,9 por 100 de los vo­ ya a cerrar periódicos y organizaciones de la oposición y a detener a sus
tos y consiguió así 374 escaños. De todos modos, no logró una mayoría en miembros. A lo largo de los dos años siguientes, el Parlamento dominado
las regiones del Piamonte, la Liguria, Lombardía y Venecia. A partir de en­ por los fascistas, espoleado por varios atentados contra la vida de Mussoli­
tonces Mussolini dispuso de un Parlamento dócil y de una apariencia de ni, aprobó una serie de Leyes para la Defensa del Estado que reforzaron el
legitimidad, pero su régimen difícilmente podría considerarse <<normal». poder de la administración, sustituyeron a alcaldes elegidos por funciona­
Este periodo de seminormalidad tocó a su fin por un terrible inciden­ rios nombrados (podestit), sometieron a censura a la prensa y a la radio,
te de squadrismo renovado, el asesinato de Giacomo Matteotti, el elocuente reinstauraron la pena de muerte, otorgaron a los sindicatos fascistas un
secretario del ala reformista del Partido Socialista Italiano. El 30 de mayo monopolio de la representación obrera y disolvieron todos los partidos
de 1924, Matteotti dio a la cámara pruebas detalladas de ilegalidad y co­ salvo el PNF. A principios de 1927 Italia se había convertido en una dicta­
rrupción fascistas en las recientes elecciones parlamentarias. Diez días des­ dura de partido único. Los conservadores aceptaron en general el golpe
pués de esto, el dirigente socialista fue secuestrado en una calle de Roma e desde dentro dado por Mussolini porque las opciones alternativas pare­
introducido en un coche que esperaba. Su cadáver se encontró varias se­ cían ser seguir con la situación de punto muerto o admitir a la izquierda en
manas después. Cuando testigos oculares permitieron identificar el coche, el Gobierno.
se hizo evidente que los autores del asesinato habían sido íntimos colabo­
radores personales de Mussolini. Sigue sin saberse con seguridad si fue
personalmente Mussolini quien dio la orden, o si sus subordinados actua­ COMPARACIONES Y ALTERNATIVAS

ron por su cuenta. En cualquier caso, estaba clara la responsabilidad final


de Mussolini. El asesinato estremeció a la mayoría de los italianos, y con­ En esta tercera etapa la comparación tiene mucha más utilidad que en la
servadores importantes que habían apoyado a Mussolini pidieron un nue­ segunda. Numerosos movimientos fascistas de primera etapa, al hallar
vo Gobierno intachable." poco espacio para crecer, se mantuvieron demasiado débiles para que :[m-

130 131
ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER

diesen resultar interesantes a cómplices y aliados. Unos pocos arraigaron, raya a los pueblos conquistados que las elites conservadoras adicionales lo­
pero no consiguieron asentar su influencia ni las amistades entre la elite cales.
necesarias para poder competir con éxito por el poder. Sólo un puñado de Vidkun Quisling, el caudillo fascista noruego cuyo nombre aportó al
ellos llegaron realmente al poder. Entre los que lo hicieron, algunos se con­ inglés precisamente la palabra que designa a un Gobierno títere, tuvo en rea­
virtieron en socios subalternos dentro de regímenes autoritarios que aca­ lidad poca autoridad en la Noruega ocupada. Aunque su partido, el Nasjo­
baron arnordazándolos o destruyéndolos. Hasta entonces sólo en Alerna' nal Sarnling (NS), apenas habia sobrepasado el 2 por 100 del voto popular
illa y en Italia se habian hecho del todo con las riendas los fascistas. en la década de 1930, aprovechó la oportunidad de la invasión alemana del
La condición de socios subalternos dentro de regímenes autoritarios 9 de abril de 1940 y de la retirada del rey y el Parlamento de Oslo para pro­
resultó desastrosa para los movimientos fascistas. Ocupar un puesto subal- ' clamar que su partido se hacía cargo del poder. Aunque el ideólogo nazi
terno no se compagina con las eAtravagantes pretensiones fascistas de Alfred Rosenberg le apoyó, funcionarios alemanes más responsables sa­
transformar a la nación y redirigir la historia. Los socios autoritarios, bian que no inspiraba más que asco en Noruega, y al cabo de sólo seis días
su parte, no veían con buenos ojos la violencia impaciente de los fascistas Hitler accedió a dejarle a un lado.
y su menosprecio de los intereses establecidos, pues solía tratarse en estoS Gobernó Noruega como Reichskommissar el funcionario nazi Joseph
casos de movimientos fascistas que conservaban gran parte del radicalis­ Terboven, asistido, después de septiembre de 1940, por un consejo de Esta­
mo social de la primera etapa del movimiento. do en el que el NS tenia diez de los trece puestos, sin contar a Quislió.g.
Ya hemos comentado la sangrienta represión de un socio subalterno Terboven permitió a éste seguir trabajando con el NS (único partido auto­
fascista por un dictador autoritario, la liquidación de la Legión del Arcán­ rizado) y el 1 de febrero de 1942 le concedió el titulo de <<ministro-presi­
gel Miguel por el dictador y mariscal rumano Antonescu en enero de dente». Pero ni siquiera entonces disfrutó Quisling de una mínima auto­
1941."' Corno veremos en el capitulo 5, los dictadores ibéricos Franco y Sa­ ridad independiente, y Hitler no atendió a sus deseos repetidamente ex­
lazar redujeron a la impotencia a los partidos fascistas, aunque de una for­ presados de que Noruega tuviese un papel más independiente en la Euro­
ma menos sangrienta. El dictador brasileño Vargas toleró un movimiento pa nazi. El Gobierno fantasma de Quisling se enfrentó a una creciente re­
fascista y luego lo aplastó.49 Los regímenes conservadores bien asentados, sistencia pasiva y activa.
sean del tipo que sean, han demostrado en general ser terreno La Holanda ocupada, cuya reina Guillerrnina habia formado un Go­
_

para que el fascismo consiga el poder. O bien reprimieron los que conside­ bierno en el exilio en Londres, estaba gobernada por una administración
raron que fomentaban desorden, o bien se apropiaron ellos de los ternas Y . civil encabezada por el abogado nazi austriaco Arthur Seyss-Inquart, con
de los seguidores del fascismo.50 Los conservadores, cuando podian gober- _··· el dirigente fascista holandés Anton Mussert desempeñando un papel muy
nar·solos, lo hadan. menor. El movimiento fascista danés había sido casi invisible antes de la
Otra vía fascista hacia el poder era viajar en el vagón del equipaje de
. guerra. Su caudillo, Fritz Clausen, no jugó papel alguno déspués de 1940.
ejército fascista victorioso. Pero esto sucedió mucho menos a menudo de . :·:·­ El rey Christian X permaneció en su puesto corno un símbolo de la conti­
lo que se podria esperar. Los tres desafortunados ejércitos de Mussolini nuidad nacional mientras su·ministro Scavenius suministraba los produc­
dieron pocas oportunidades de imponer regímenes titere en el exl:erior, tos agrícolas que Alemania necesitaba e incluso firmó el Pacto Anti-Co­
Hitler disfrutó de muchas posibilidades de este género, pero no solia tnintern.
fiar demasiado en los faScistas extranjeros. El nazismo como receta para Francia fue la conquista más valiosa del Ejército alemán, y puesto que
unidad y el dinamismo de la nación era lo último que él deseaba para la neutralidad francesa y los productos y los recursos humanos de Francia
país que había conquistado y ocupado. Era el pacto privado del Volk eran valores indispensables para la maquinaria bélica del Reich, Hitler no
mán con la historia, y Hitler no tenía ninguna intención de ex¡Jortarlo.�S�Il: estaba dispuesto a ponerlos en peligro dando poder en Francia a uno de los
Hitler fue también, durante gran parte del tiempo, y en contra de la levPn- ''" Jefezuelos fascistas enfrentados entre si, de los que hablarnos en el capitulo
da popular, un gobernante pragmático con un agudo sentido práctico. anterior. El Führer tuvo la buena suerte de que la derrota de rnayo-junh de
partidos fascistas locales le serían mucho menos útiles para rna,nt,,ner !_ 1940 desacreditó tanto a la Tercera República Francesa que la Asamblea

132 133
ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER
Nacional gala otorgó plenos poderes, ellO de julio de 1940, a un héroe de :
1iúngafD de La Cruz y la Flecha, Ferenc Szálasi. La Hungría fascista fue efí-
la Primera Guerra Mundial de ochenta y cuatro años, el mariscal Philippe
era, pues no �ardó en acabar con ella el avance de los ejércitos soviéticos.
J1l Los nazis
Pétain, que se habla destacado en junio como el principal partidario de aban. : permitieron a fascistas autóctonos tomar el poder en el Esta­
-
donar la lucha. Pétain estableció una capital provisional en Víchy, en el sur no - do diente de Croada, que era una nueva creación sin elites rectoras ya es­
ocupado, y gobernó mediante un régimen personal autoritario apoyado por hallaba, de hecho, en ía zona de influencia italiana. En mayo
tablecidas y se
los servicios públicos tradicionales del Estado francés, el orden establecido cuando el Ejército alemán invadió y dividió Yugoslavia, se permi­
de 1941,
económico y social, los militares y la Iglesia Católica. Se esforzó mucho por tomara el poder en el Estado Fecientemente independiente de
ti ó que
cooperar con las autoridades de ocupación nazis de la mitad norte de Fran�
Croada el terrorista-nacionalista UstaSa y quien había sido durante mu­
cia con la esperanza de hallar un lugar adecuado en la nueva Europa bajo do­
cho tiempo su jefe, Ante Pavelié. Hasta los observadores nazis se quedaron
minio alemán, que estaba convencido de que sería algo permanente.
sobrecogidos con las matanzas descontroladas en las que el UstaSa acabó
Hitler mantuvo a cierto número de fascistas franceses a su servicio en con un mínimo de soo.ooo serbios, 2oo.ooo croatas, 90.000 musulmanes
la nómina nazi en París, por si necesitaba presionar a Pétain con un rival. bosnios, 6o.ooo judíos, so.ooo montenegrinos y JO.ooo eslovenos.56 Nin­
Pero sólo en los últimos días de la guerra, cuando la marea habla cambia­ guno de estos regímenes títere de estados satélite u ocupados pudo sobre­
do de sentido y los notables conservadores que hablan apoyado al princi­ vivir tras la derrota de sus protectores del Eje. En España y Portugal, por el
pio Vichy empezaban a abandonarla, consiguieron puestos en el Gobierno contrario, los regímenes autoritarios siguieron funcionando después de
colaboracionista algunos fascistas de preguerra, como Marcel DéaUz 1945, evitando cuidadosamente toda la parafernalia fascista.
El papel principal que Hitler asignó a los fascistas de los paises ocupa­ El que Quisling o Szálasi fuesen colocados en el poder in extremis de­
dos fue el de reclutar a voluntarios locales para que fuesen a congelarse y pendió relativamente poco del apoyo indígena, y fue en realidad un indi­
morir en el frente ruso. Tanto el belga Léon Degrelle53 como el fascista fran­ cio de que Hitler había fracasado en su polftica preferida de persuadir a los
cés Jacques Doriot54 prestaron a Hitler ese servicio. dirigentes tradicionales de los países ocupados de que colaborasen con las
Hitler tampoco tenía interés en promover movimientos fascistas den� autoridades nazis. Los fascismos de ocupación son ciertamente interesan­
tro de países· satélite. Mantuvo cordiales relaciones personales con el ma­ tes (la derrota y el colaboracionismo hicieron aflorar a todos los perdedo­
riscal Antonescu, que había aplastado el fascismo rumano;55 las treinta di­ res del sistema de gobierno anterior y pusieron al descubierto todas las lí­
visiones rumanas de Antonescu en el frente ruso le ayudaron mucho más neas de falla y los antagonismos del régimen político del país ocupado),
que los legionarios fanáticos de Heria Sima. Dejó Eslovaquia, que empezó pero . es-dudoso que podamos llamarlos fascismos «auténticos��, aunque
a existir como un Estado independiente cuando se dividió Checoslovaquia sólo sea porque no teman libertad para buscar el expansionismo y la gran­
en mayo de 1939, en manos del Partido Popular Eslovaco del padre )osef deza nacional.57
Tiso, aunque era más autoritario-clerical qne fascista. Habla recibido has­ Aprendemos mucho más sobre el fascismo de otro tipo de fracasos,
ta un tercio de los votos eslovacos en el periodo de entreguerras con el pa­ como los de los movimientos de la derecha radical francesa, que, aunque se
dre Andreas Hlinka,y se mostró más tarde dispuesto a ayudar en la depor­ hiciesen muy notorios, se mantuvieron en una posición ·marginal antes de
tación de judíos. 1940. Aquí la comparación nos permite ver diferencias reales en el carácter
Hitler consideró también que era más barato y más fácil no ocupar del marco de posibles alianzas que díferencia a los paises donde el fascismo
Hungría y dejarla bajo el mando del almirante Horthy, que habla goberna­ triunfó de los demás. ¿Qué separaba a Alemania e Italia, donde el fascis­
do el pafs según directrices predominantemente autoritarias y tradicionales mo tomó el poder, de Francia y de Inglaterra, donde los movimientos fas­
desde el 1 de marzo de 1920. El Ejército alemán no entró en Hungría hasta el cistas eran sumamente visibles pero no consiguieron aproximarse siquiera
22 de marzo de 1944, cuando los nazis sospechaban que Horthy estaba ne­ al poder?
gociando con los ejércitos aliados que se aproximaban. Sólo en este mo­ Ya consideramos el caso de Francia en el capitulo 2. Prosperaron allí
mento extremo y final, cuando las tropas soviéticas entraban en Hungría, el movimientos derechistas radicales, algunos de ellos auténticamente fascis­
16 de octubre de 1944, sustituyó Hitler a Horthy por el jefe del movimiento tas, pero la mayoría de los conservadores no se sentían lo suficientemente

134 135
ANATOMfA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER
amenazados en la década de 1930 como para pedirles ayuda, ni arraigaron Dollfuss de Austria instauró un régimen autoritario católico y aplastó la
con la fuerza suficiente para imponerse como socios.58 La Unión Británica resistencia socialista bombardeando un barrio obrero de Viena en febrero
de Fascistas dispuso de un dirigente, sir Oswald Mosley, elocuente, diná­ de 1934, mientras mantenía a raya a los nazis austriacos. El general Fran­
mico y (algo excepcional) socialmente prominente, que consiguió un im­ cisco Franco aplastó a la izquierda española y a la República mediante la
portante apoyo en la prensa al principio, pero ofendió a los conservadores insurrección armada y la Guerra Civil, y dejó poco espacio, después de to­
con la violencia callejera contra Jos judíos y acabó hallando poco espacio
mar el poder, para el pequeño partido fascista español, la Falange. Pero esa
disponible, mientras que el Partido Conservador mantenía su cómoda opción violenta significa devolver la calle, la clase obrera y la íntelectuali­
mayoría desde 1931 a 1945.
dad ilustrada a la izquierda, y exige gobernar claramente por la fuerza. Los
En Escandinavia, los partidos socialdemócratas consiguieron incluir conservadores alemanes e italianos quisieron valerse- del poder de los fascis­
Jos íntereses de las familias campesinas y de la clase media baja en el pro­ tas sobre la opinión pública, la calle y los sectores nacionalistas y antisocia­
grama de su Gobierno de coalición, privando así de un importante electo­
rado a los partidos fascistas, que se mantuvieron minúsculos.59
listas de las clases media y obrera para afianzar su propia jefatura. Parece
que creían que era demasiado tarde para desmovilizar políticamente a la
Un examen comparativo del acceso fascista al poder nos ayuda a iden­ ciudadanía. Había que ganarla para la causa nacional y antisocialista, ya que
tificar algunas de las interpretaciones del fascismo que parecen menos úti' era demasiado tarde para reducirla ':J.lla vez más al respeto decimonóni�o.
les. Las teorías ínstrumentales, por ejemplo, tienen bastantes fallos. Redu­ El que Hitler y Mussolini llegasen al poder en alianza con elites tradi­
cen la historia de la llegada al poder del fascismo a los actos de un solo , •
cionales poderosas no fue ninguna simple peculiaridad de la historia ale­
grupo de intereses, los capitalistas. Niegan también todo respaldo popular mana o de la italiana. Es difícil de creer que partidos fascistas pudiesen lle­
autónomo al fascismo, considerando que se trata de una creación artificial. gar al poder de algún otro modo. Es posible imaginar otros escenarios para
La comparación sugiere que el éxito fascista en la empresa de llegar al · · una llegada fascista al poder, pero no son verosímiles. El escenario de Kor­
poder depende menos de la brillantez de los intelectuales fascistas y las nilov (hemos aludido ya a él en el capítulo2 ) merece una consideración. El
cualidades de los dirigentesfascistas que de la profundidad de la crisis y la
general Lavr Georgievich Kornilov, nombrado comandante en jefe de los
desesperación de los aliados potenciales. Mientras que la historia intelec- . , ejércitos rusos en agosto de 1917, consideró el régimen parlamentario de
tual era indispensable para explicar la pérdida de legitimidad del viejo sis­ Alexander Kerenski ineficaz frente al riesgo de la presión revolucionaria,
tema en casos en que el fascismo consiguió primero arraigar, en esta etapa un marco clásico para una reacción fascista o autoritaria. Kornilov hizo
sólo nos prestan una ayuda limitada. Es poco lo que nos brinda para expli­ avanzar a sus tropas sobre la capital, pero las fuerzas bolcheviques las con­
car qué tipo de espacio político se abrió en las crisis prefascistas de paralic tuvieron antes de que llegasen a Petrogrado. Si el general Kornilov hubiese
.
zación, ava¡;tce de la izquierda y angustia de los conservadores, y por qué : tenido éxito en su misión, el resultado más probable habría sido una sim­
fue el fascismo el que llenó el hueco en vez de algo distínto. ple dictadura militar, pues la democracia era aún demasiado nueva en Ru­

, ''
¡En qué condiciones se abrió lo suficiente el espacio político disponi- sia para proporcionar la movilización contrarrevolucionaria de masas ca­
ble para el crecimiento fascista para que éste accediese al poder? En el e�"'· ·; racterística de una reacción fascista a una socialdemocracia débil a punto
·

pítulo anterior analicé un poco los marcos más generales. En este de verse desbordada por el bolchevismo.
me centro en condiciones más específicas de quiebra de la Jegititniclad No tenemos por qué creer que los movimientos fascistas sólo pueden
mocrática y parálisis de Jos regímenes parlamentarios. Pero ¡por qué, llegar al poder en una reproducción exacta del escenario de Mussolini y
esas circunstancias, no se limitaron los conservadores a aplastar a la Hitler. Lo único que es necesario para encajar en nuestro modelo es pola­
quierda mediante la fuerza armada e instaurar una autocracia, sin dejar rización, paralización, movilización de masas contra enemigos internos y
pacio alguno para la promesa del fascismo de atraer a sectores de la externos y complicidad de las elites existentes. En los Balcanes, en la déca­
quierda además de íntimidarla? da de 1990, se produjo algo que se parece mucho al fascismo en un escena­
Ése fue realmente el modo de proceder de algunos. Ése es el modo rio diferente, un cambio de dirección realizado por dirigentes que estaban
normal, sobre todo fuera de Europa. En Europa, el canciller Entgel!l>511 ya en el poder. Los dictadores poscomunistas aprendieron a jugar la carta

137
ANATOMÍA DEL FASCISMO LA LLEGADA AL PODER
del nacionalismo expansionista como un sustituto del desacreditado co­ - Klargo-plazo, consistió en reclutar un apoyo de masas para la defensa so­
munismo. Cuando el dictador serbio Slobodan Milosevic movilizó el pa­ cial y nacional, para unificar, regenerar y rejuvenecer, «moralizan> y purifi­
triotismo de su pueblo, primero contra los vecinos de Serbia y luego con ­ car a la nación, que se hallaba, en opinión· de muchos, en una condición
tra el ataque aéreo aliado, con bailes, cantos y lemas, consiguió arrastrar _a débil, decadente e impura.
la población contra enemigos internos y externos y en favor de un sistem_a La transformación que describimos en la segunda etapa, en que los
de gobierno de limpieza étnica de una implacabilidad que Europa no ba­ partidos fascistas mutaban para ajustarse al espacio disponible, se desarro­
bia conocido desde 1945. llarla y completarla ahora más en el paso del nivel local al ámbito nacional.
Es concebible también, por supuesto, que un partido fascista pueda ser Los fascistas y sus aliados negociaron un terreno en común, el Herrschafts­
elegido para ocupar el poder en unas elecciones libres y competitivas, aun­ kompromiss al que alude Wolfgang Schieder.'" En esta etapa, como en la
que, como vimos al principio de este capítulo, ni siquiera el Partido Na­ etapa del arraigo, las purgas y secesiones dejaron a un lado a los puristas
zi, que de todos los partidos fascistas fue, con mucho, el que mayor éxito del partido del periodo inicial que querían mantener una parte del viejo
electoral logró, superó nunca el 37 por 100 de los votos en unas elecciones radicalismo social.
libres. El Partido Fascista Italiano obtuvo muchos menos votos que los na­ Es un ejercicio meritorio de la imaginación histórica recordar las otras
zis. La -mayoría de los partidos fascistas no consiguieron ningún éxito elec­ opciones de que disponían los principales aliados y cómplices de los fas­
toral, o muy escaso, y por tanto no tuvieron ningún poder negociador en cistas. Podemos hacer de ese modo lo que se considera que deben hacer los
el juego parlamentario. Lo que podían intentar era desacreditar el sistema historiadores: reconstruir las opciones del momento histórico con todas
parlamentario haciendo que resultase imposible gobernar con normali­ sus incertidumbres. ¿Qué otra cosa podían hacer las elites politicas de Ale­
dad. Pero eso podría resultar contraproducente. Si los fascistas parecían es­ mania e Italia? En Italia, una coalición de los popolari socialcatólicos y los
tar más claramente provocando desorden que bloqueando el avance del socialistas reformistas habría asegurado una mayoría parlamentaria. Ha­
comunismo, perdían el apoyo de los conservadores. La mayoría de los mo­ bría hecho falta mucha persuasióny mucha habilidad, ya que las relaciones
vimientos fascistas se vieron así reducidos a la propaganda y los gestos sim­ Iglesia-Estado y la educación religiosa les separaban. Sabemos que no se
bólicos. En eso se quedaron la mayoría de ellos, inmovilizados en una po­ intentó, y que no se deseaba. En Alemania, un Gobierno parlamentario con
sición marginal <:uando no se abria ningún espacio. los socialdemócratas y los partidos centristas era una posibilidad aritméti­
En una inspección más detenida, el éxito electoral no era, por supues­ ca, pero sólo con una jefatura presidencial fuerte era una posibilidad real.
to, la condición previa más importante para la llegada fascista al poder. La Una alternativa factible en ambos paises podría haber sido un Gobierno de
paralización o el colapso de un Estado liberal existente era más crucial. Es técnicos y especialistas no partidistas para afrontar de un modo no parti­
necesario tener en cuenta que tanto en Alemania como en Italia el Estado dista la crisis de la autoridad del Gobierno y de las instituciones. Tampoco
constitucional habla dejado de funcionar normalmente mucho antes de esto se futentó nunca. Si se tenía que prescindir del Gobierno constitucio­
que los fascistas fuesen colocados en el poder. No fueron los partidos fas­ nal, sabemos hoy que preferiríamos un Gobierno militar autoritario a Hit­
cistas los que los derrocaron, aunque ayudasen a provocar la paralización. ler. Pero el Ejército no quiso hacer eso (a diferencia de lo que sucedió en Es­
Hablan dejado de funcionar porque no hablan sido capaces de solucionar paña), y decidió apoyar la alternativa fascista. El Ejército italiano no se
los problemas existentes, incluido, por supuesto, el problema de una opo­ opuso al fascismo en Italia porque sus jefes temían más a la izquierda.
sición fascista agresiva. El colapso del Estado liberal es hasta cierto punto Esto ayuda a ver, en cada caso, que Jas elites políticas eligieron opciones
un tema diferenciado de la ascensión del fascismo. El fascismo explota la que podrían no ser su primera preferencia. Siguieron, .de elección en elec­
oportunidad, pero no es la única causa de ella. ción, un camino de opciones menguantes. Eligieron, en cada bifurcación
En la etapa de la consecución del poder, cuando las elites deciden inte­ del camino, la solución antisocialista.
grar al fascismo, las funciones del fascismo maduro se hicieron aún más Es más eficaz ver la toma fascista del poder como un proceso: se for­
claras: en términos inmediatos, su papel consistió en romper un bloqueo man alianzas, se eligen opciones y se eliminan alternativas.61 Los· dirigentes,
de la politica nacional mediante una solución que excluía a los socialistas. que poseían cierta libertad de maniobra, eligieron la opción fascista consi-

139
ANATOMÍA DEL FASCISMO

derándola preferible a otras. Ni la llegada de Hitler al poder ni la de Mns­ 4


solini fueron inevitables." Nuestro modelo explicativo debe dejar también
un margen para la suerte, bueua o mala dependiendo del punto de vista. EL EjERCICIO DEL PODER
A Mussolini se le podría haber obligado a dar marcha atrás en octubre de
1922 o se le podría haber depuesto en junio de 1924 si el rey, los dirigentes
políticos del orden establecido y el Ejército hubiesen emprendido resuelta­
mente acciones en ese sentido dentro del ámbito de su competencia legal.
La suerte de Mussolini fue que el rey prefirió elegir en su favor. También
Hitler tuvo algunas oportunidades afortunadas. Se benefició de la rivali­
dad de Von Papen y de Schleicher por el cargo, y de que los conservadores
alemanes no quisieran aceptar como conciudadanos a los socialistas refor­
mistas. Fue Von Papen el que tomó la decisión de nombrar canciller a Hit­
ler, como el mejor medio de formar una mayoría que excluyese tanto a su .
rival Schleicher como a la izquierda moderada. Las crisis del sistema polí- · LA NATURALEZA DEL GOBIERNO FASCISTA:
tico y económico crearon un espacio asequible al fascismo, pero fueron las «ESTADO DUAL» y AMORFIA DINÁMICA
elecciones desdichadas de unos cuantos dirigentes poderosos del orden es­
tablecido las que situaron realmente a los fascistas dentro de ese espacio. Los propagandistas del fascismo querían que viésemos sólo al dirigente en
su pináculo, y tuvieron un éxito notable. La imagen de poder monolítico
que transmitieron la reforzó más tarde el temor de los aliados durante el
periodo de guerra a la maquinaria militar nazi, asi como las afirmaciones
de posguerra de las elites conservadoras italianas y alemanas de que ha­
bían sido las víctimas de los fascistas en vez de sus cómplices. Persiste hoy
en la idea que tiene la mayoría de la gente del réginlen fascista.
Sin embargo, los observadores perspicaces pronto percibieron que las
dictaduras fascistas no eran ni monolíticas ni estáticas. Ningún dictador
gobierna solo. Quiere conseguir la cooperación, o la aquiescencia al me­
nos, de los sectores decisivos del régimen (los militares, la policía, la judi­
catura, el funcionariado) y de poderosas fuerzas sociales y económicas. En
el caso especial del fascismo, en que necesitaba que las elites conservadoras
le abrieran las puertas, el nuevo caudillo no podía dejarlas a un lado des­
preocupadamente. Un cierto grado, al menos, de poder compartido obli­
gatorio con el orden establecido conservador preexistente hizo que las dic­
taduras fascistas fueran fundamentalmente distintas en sus orígenes, en su
desarrollo y en la práctica de la de Stalin.
En consecuencia, no hemos conocido nunca un régimen fascista ideo­
lógicamente puro. En realidad, eso difícilmente parece posible. Todas las
generaciones de estudiosos del fascismo han afirmado que los regímenes
se apoyaban en cierto género de pacto o alianza entre el partido fascista y
fuerzas conservadoras poderosas. A principios de la década de 1940 el refu-

140 141
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER

un
tienden a retroceder hacia autoritarismo tradicional
giado socialdemócrata Franz Neumann sostuvo en su clásico .Behemoth
: -----,-_��i;os·conservadores la propiedad y de la jerarquía social; los fascistas
que lo que gobernaba la Alemania nazi era un «cárteh> de partido, indus� " ¡)¡ás cauto, respetuoso de
tria, Ejército y burocracia, que se mantenía unido exclusivamente por «el .--�vanzan hacia la dictadura dinámica, niveladora y populista, dispuestos a
- a los imperativos del engrandecimiento
beneficio, el poder, el prestigio y, sobre todo, el miedo».' A finales de la dé­ � ubordinar todo interés privado
cada de 1960, el liberal moderado Karl Dietrich Bracher consideró que «el acional y la purificación. Las elites tradicionales procuran conservar po­
n
con hombres nuevos o
nacionalsocialismo llegó a existir y alcanzó el poder bajo condiciones que siciones estratégicas; los partidos quieren ocuparlas
paralelas>>; los di­
permitieron una alianza entre fuerzas autoritario-conservadoras y técni� cl udi r las bases del poder conservador con «estructuras
cistas, nacionalistas y revolucionario-dictatoriales>>.2 Martín Broszat deno� rigen tes soportan presiones de las elites y de los fanáticos del partido.
minó a los conservadores y nacionalistas del gabinete de Hitler sus «socios Estas luchas se sucedieron en Italia y en Alemania, con resultados va­
de coalición».' A finales de la década de 1970, Hans Mommsen describió el riables. Mientras que el régimen fascista italiauo decayó hacia el Gobierno
«sistema de gobierno» nacionalsocialista como una «alianza» entre «elites conservador autoritario, la Alemania nazi se radicalizó hada la licencia sin
fascistas en ascenso y miembros de los grupos rectores tradicionales», «en­ [reno del partido. Pero los regímenes fascistas no han sido nunca estáticos.
granados [ .. ] , pese a las diferencias>>, en un proyecto común para dejar a
. Debemos ver el Gobierno fascista como una lucha interminable por el pre­
un lado el Gobierno parlamentario, restablecer un Gobierno fuerte y aplas­ dominio dentro de una coalición, exacerbada por el colapso de las limita­
tar al «marxismo».4 ciones constitucionales y del imperio de la ley, y por un clima imperante de
El carácter compuesto del Gobierno fascista en Italia fue más flagrante darwinismo social.
aún. El historiador Gaetauo Salvemini recordó a su regreso del exilio la Algunos comentaristas han reducido esta lucha a un conflicto entre el
«dictadura dualista>> del Duce y el rey.' Alberto Aquarone, el destacado es­ partido y el Estado. Una de las primeras interpretaciones, y de las más su­
tudioso del Estado fascista, resaltó las «fuerzas centrífugas>> y las «tensio­ gerentes, del conflicto partido-Estado fue el retrato que hizo el investiga­
nes» a las que se enfrentó Mussolini en un régimen que, «quince años des­ dor refugiado Ernst Fraenkel de la Alemania nazi como un «Estado dual>>.
pués de la Marcha sobre Roma», aún tenía «muchos rasgos derivados En el régimen de Hitler, escribió Fraenkel, un «Estado normativm>, com­
directamente del Estado liberal>>.' Los destacados investigadores alemanes puesto por las autoridades legalmente constituidas y el funcionariado tra­
del fascismo italiano Wolfgang Schieder y Jens Petersen hablan de «fuerzas dicional, luchaba por el poder con un «Estado prerrogativa>> formado por
opuestas» y «contrapesos»/ y Massimo Legnani, de las «condiciones de las organizaciones paralelas del partido." La idea de Fraenkel fue fructífe­
cohabitación/cooperación» entre los elementos integrantes del régimen.8 ra, y haré uso de ella.
Hásta Emilio Gentile, el más deseoso de demostrar el poder y el éxito del De acuerdo con el modelo de Fraenkel del Gobierno nazi, el segmento
impulso totalitario en la Italia fascista, admite que el régimen era una rea­ <<normativo)} de un régimen fascista continuó aplicando la ley de acuerdo
lidad «compuesta>> en la que la <<ambición de poder personal>> de Mussoli­ con el procedimiento debido, y se reclutaron y promocionaron funciona­
ni luchaba en «constante tensión>> tanto con las «fuerzas tradicionales» rios en ese sector de acuerdo con normas burocráticas de competencia y
como con los <<intransigentes del Partido Fascista», divididos entre sí por antigüedad. En el «sector prerrogativa», por el contrario, no se aplicó más ·
un «sorda lucha>> (sorda lotta) de facciones.' regla que el capricho del gobernante, la recompensa a los militantes del
La estructura compuesta significa también que los regímenes fascistas partido y el supuesto «destino>> del Volk, la razza u otro «pueblo elegidm>.
no han sido estáticos. Es un error suponer que, una vez que el caudillo lle­ El Estado normativo y el Estado prerrogativa coexistieron en una coopera­
gaba al poder, se acababa la historia y la sustituía la pompa" La historia de ción plagada de conflictos pero más o menos eficiente, dando al régimen
los regúnenes fascistas que hemos conocido ha estado llena, por el contra­ su extraña mezcla de legalismd2 y violencia arbitraria.
rio, de conflicto y tensión. Los conflictos que ya hemos comentado en la Hitler nunca abolió oficialmente la Constitución elaborada en 1919 por
etapa de arraigo se agudizan cuando llega el momento de distribuir el bo­ la República de Weimar, y nunca desmanteló del todo el Estado normativo
tín del cargo y de elegir entre vías de actuación. La tensión aumenta cuan­ en Alemánia, aunque se negó por su parte a dejarse limitar por él, opo­
do las diferencias políticas se traducen en ganancias y pérdidas tangibles. niéndose, por ejemplo, a una ley de eutanasia por miedo a tener las manos

142 143
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER

atadas por las normas y por la burocracia.'' Después del incendio de( ron con organizaciones propias centros de poder tradicionalmente inde­
Reichstag, corno ya vimos en el capítulo anterior se otorgó a Hitler autor ' / pendientes como sindicatos, asociaciones juveniles y profesionales y �so­
dad para prescindir de cualquier ley existente o cualquier derecho basári ciaciones de productores. Los nazis intentaron incluso imponer un ob1spo
­
dose en que era necesario para hacer frente a una supuesta emergencia na:.:< «cristiano alemán» y doctrina a las iglesias protestantes.20 Los regímenes
cional de <<terror>> marxista. Después de la primavera eje 1933, la represión , fascistas no siempre consiguieron, sin embargo, devorar a la sociedad civil.
¡udicial y policial ilimitada pasó a ser permisible en Alemania si parecía Carl Friedrich y Zbigniew Brzezinski, los autores que crearon el mode­
exigirlo la seguridad nacional, a pesar de que siguiese existiendo un Estado lo «totalitario», acuñaron el término «islas de separación» para describir
normativo. elementos de la sociedad civil que sobreviven dentro de una dictadura to­
Con el tiempo el Estado prerrogativa nazi fue invadiendo el . talitaria.21 Islas de separación cmno las parroquias católicas (por muy poco
normativo y contaminó su funcioilamiento/4 de manera que incluso den�: _· inclinadas que pudieran sentirse a plantear una oposición decidida al régi­
tro de él la idea de un estado de emergencia nacional permitió al réghneú> · men, algo más que poner objeciones a actuaciones específicas)22 podían
.
presondir de los derechos individuales y el procedimiento debido.'' DeS: ·
poseer una capacidad de resistencia y una fleXIbilidad de organización su­
pués de iniciada la guerra, el Estado prerrogativa nazi consiguió algo pró' . ficientes e inspirar una fidelidad emotiva que impidiesen que el partido se
XImo al dominio total. Las instituciones normativas se atrofiaron en · : : infiltrase en ellas.23 No es necesario aceptar íntegramente el modelo totali­
interior del país y casi no funcionaron en absoluto en los territorios ocu�:-. ­ tario para que resulte provechosa la metáfora de las islas de separacién.
pados de la antigua Polonia y de la Unión Soviética, corno veremos más ex­ Hitler y el Partido Nazi fueron dominando gradualmente la mayoría
tensamente en el próximo capítulo. de las islas de separación dentro de la sociedad y el Estado alemanes en un
También la Italia fascista se puede interpretar fructíferamente como un proceso denominado eufemísticamente por los propagandistas del partido
Estado dual, como ya sabemos. Sin embargo, Mussolini otorgó mucho más: «Gleichschaltung)>: 'coordinación' o 'igualación'. Una simplificación excesi­
poder al Estado normativo que el que le otorgó Hitler.'' La propaganda fase · va frecuente hace que este proceso parezca inevitable y unidireccional.
.
cista situó al Estado, no al partido, en el centro de su mensaje. No estamos · Pero no se podla quitar de en medio tan despreocupadamente a las asocia­
del todo seguros de por qué subordinó Mussolini su partido al Estado, petó ciones sociales y económicas bien arraigadas, ni siquiera en la- Alemania
h y varias explicaciones posibles. Tenía menos margen de maniobra que ._.. nazi. La Gleichschaltung podía entrañar negociación bilateral además de

Hitler Y menos impulso, y tuvo también menos suerte. El presidente Hin' · fuerza. Hubo grupos y organizaciones que fueron capaces de subvertir des­
denburg murió en agosto de 1934, dejando a Hitler solo al timón. Mussoli­ de dentro las intenci<_:mes nazis o «apropiárselas}) para sus propios fines.24
ni tuvo que cargar con el rey Víctor Manuel iii hasta el final, y fue el rey el :. Otros defendieron calladamente pero con obstinación una autonomía
que acabó deponiéndole en julio de 1943. Es posible también que ;' '•
parcial, aunque aceptasen algunos de los objetivos del régimen.
ni temiese la rivalidad de sus incontrolables jefes del partido. Los ciudadanos alemanes podían hacer uso hasta de la temida Gestapo
Aun asi, el Estado fascista italiano contenía importantes ele•m<mt,os¡ue' ! para sus propios fines personales d�nunciando a un rival, un acreedor, un
pariente o una esposa insatisfactoria.25 Las hermandades de las universida­
rrogativos: su policía secreta (la OVRA);17 su prensa controlada; sus
nías económicas (el IRI/8 por ejemplo); y sus feudos africanos, en los des alemanas son un buen ejemplo de supervivencia. El nazisri10 atrajo
jefes del partido como !talo Balbo podían pavonearse y disponer de ,.,,,u,, > ' tanto a los estudiantes que, antes incluso de 1933, su organización nacional
Y 1� muerte de los pueblos indígenas. Y a finales de la década de 1930, la
había sido tomada por militantes del partido. Podria haberse esperado, en
consecuencia, que las hermandades desapareciesen sin un murmullo en la
tiopación de Italia en la guerra reforzó en el país el Estado pn,mog¡1tivn.'� i'!l
La lucha por el dominio dentro de las dictaduras fascistas entraña Gleichschaltung después de enero de 1933. Pero, a pesar de los esfuerzos del
régimen nazi para transformar los <<reaccionarios}) clubes de duelistas en
más, sin embargo, que el partido y el Estado o los estados pr.err,og¡ttJvo Yelj\( Karneradschaften (centros sociales y de instrucción), las hermandades per­
normativo. La imagen del Est¡¡do dual de Fraenkel es incompleta. ble•m'"','
tos a¡enos al Estado participan también en la pugna por el poder deJ1tr<J C.<é vivieron extraoficialmente, en parte porque las defendían funcionarios na­
zis podero
los regímenes fascistas. Los regímenes fascistas alemán e italiano su:stitu)'! sos entre las redes de «amiguismo)} y las asociaciones de anti-

144 145
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER
guas alumnos, y en parte porque los estudi
antes fueron haciéndose pro�
ntalmente. Pero, al mismo tiempo, ofrecían a los militant�s rad�cales
gresivamente indiferentes a la propaganda del ··-·:_los-fro
partido."
- ambiciosos una base de poder autónomo para desafiar la preemmencia del
En el proceso mucho más lento de consolidació
n del régimen fascista
de Italia, sólo se «metió en vereda)) plenamente caudillo. ·
a los sindicatos, los partí� .
dos políticos y los medios de comunicación. En Italia el Partido Fascista duplicó al principio cada mvel de la auto-
La Iglesia fue la isla de separa­
ción más importante de la Italia fascista, y aunqu . 'dad pública con un organismo del partido: el jefe del partido local flan­
e el régimen invadió bre­ nneó al alcalde nombrado (podestii), el secretario regional del partido (fe­
vemente en 1931 sus escuelas y movimientos
juveniles, acabó perdiendo la
batalla." Las asociaciones estudiantiles de
la Italia fascista, los Gr11ppi Uni­
derale) al prefecto, la milicia fascista al Ejército, y así :ucesivamente. Pe;o
versitaria Fascista (GUF), se las «apropiaron) Mussolini, en cuanto se consohdó su poder, proclamo que la «revolucwn
) silenciosamente sus miem �
e acabó)) y convirtió explícitamente al prefecto en «la autoridad máxima
bros para su propio disfrute extrafascista o
- incluso antifascista,28 lo mismo
que la organización para el tiempo de ocio, �el Estado», a la que estaban subordinados los jefes del partido.34 El Du­
el Dopolavoro.29 ras
Todas estas tensiones persistentes dentro de ce no tenía ninguna intención de permitir que los volviesen a zaran-
los regímenes fascistas en­
frentaban entre sí a los cuatro elementos que dearle.
forjaron con su conflictiva
La organización paralela de mayor éxito del fascismo italiano no desa-
colaboración esas dictaduras: el caudillo f
ascista, su partido (cuyos mili­
tantes exigían puestos de trabajo, incentivos, fió al Estado, pero invadió el campo del disfrute del tiempo de ocio, nn área
aventuras expansionistas y el
que hasta entonces había dependido de la iniciativa individual, los grupos
cumplimiento pleno de algunos puntos de
su programa radical inicial), privados o las parroquias católicas. El Dopolavoro fasosta no alcanzó :n
el aparato del Estado (funcionarios, como .
jefes militares y policiales, ma­
modo alguno en la práctica sus objetivos proclamados de edrficar la nac10n
gistrados y gobernadores locales) y, finalm
ente, la sociedad civil (los que
y crear al <muevo hombre>> (y mujer) fascista. Se lo apropiaron básicamen­
detentaban el poder social, económico, polític
o y cultural, como las aso­ te desde dentro los italianos normales que lo único que querían era ver pe­
ciaciones profesionales, quienes dirigían los
grandes negocios y las grandes
· lículas o practicar deporte. Fue, no obstante, la tentativa más ambiciosa del
explotaciones agrícolas, las iglesias y los dirige
ntes polfticos conservado­ régimen fascista de penetrar en la sociedad italiana hasta llegar a los pue­
res).30 Esta tensión a cuatro bandas dio a estos
regímenes su mezcla carac­
blos del interior y competir en ellos con el cacique local y el cura por la
terística de activismo febril y amorfia."
autoridad social.35
La tensión era permanente dentro de los
regímenes fascistas porque
El Partido Nazi compitió con los organismos tradicionales con una
ninguno de los grupos enfrentados podía presci
ndir del todo de los otros. gama similar de organizaciones paralelas. El partido tenía su propia fuerza
Los c0nservadores no se decidían a librarse
del caudillo fascista, por mie­
paramilitar (las SA), su tribunal del partido, su policía del partido y su mo­
do a que pudiesen recuperar el poder la izquie
rda o los liberales.'' Hitler y vimiento juveuil. La rama de política exterior del partido, primero a cargo
Mussolini, por su parte, necesitaban los
recursos económicos y militares
de A!fred Rosenberg pero más tarde parte del equipo personal de )oachim
que controlaban los conservadores. Al mism
O tiempo, los dictadores no von Ribbentrop (el Dienststelle Ribbentrop ), intervino activamente entre
podían permitirse debilitar demasiado a sus
escandalosos partidos, porque las poblaciones extranjeras de habla alemana de Austria y de los Sndetes
corrían el riesgo de socavar su propia base
de poder independiente. Nin­
checos.'' Después de que el Partido Nazi alcanzara el poder, las organiza­
gún rival podía destruir del todo a los
otros, por miedo a desbaratar el
ciones paralelas amenazaron con usurpar las funciones del Ejército, el Mi­
equilibrio de fuerzas que mantenía al grupo
. en el poder y a la izquierda a
nisterio de Asuntos Exteriores y otros organismos. En un proceso inde­
raya.33
pendiente y siniestro, la policía política fue desvinculada de los miuisterios
Las organizaciones paralelas que los partid
os fascistas desarrollaron del Interior de los estados alemanes y centralizada, paso a paso, como la
durante el periodo de arraigo no podían
desempefíar los papeles comple­
tristemente célebre Gestapo (Geheime Staatspolizei), bajo el mando de un
jos y ambiguos de ese periodo en las lucha
s prolongadas por la supremacía
nazi fanático, Heinricb Himmler. La duplicación de los centros de poder
dentro del régimen fascista. Eran un valor
para el caudillo fascista que qui­
tradicionales por organizaciones paralelas del partido fue una de las prin­
siese desbordar por el flanco los bastiones
conservadores en vez de atacar-
cipales razones de la ya comentada <<amorfia>> y de las caóticas líneas de

147
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER

autoridad que caracterizaron al régimen fascista y lo diferenciaron de la rior por uoa autoridad que le permitía decidir sobre la guerra y la muerte.
dictadura militar y del régimen autoritario. Se basaha en la pretensión de poseer uoa condición mística y excepcional
En una complicación más, los regímenes fascistas permitieron a los como encarnación de la voluntad del pueblo y depositario del destino del
oportuoistas inundar los partidos, que dejaron con ello de ser los clubes pueblo. Un cierto carisma no es algo desconocido entre los dictadores tra­
privados de los <<Viejos combatientes>>. El Partito Nazionale Fascista (PNF) dicionales, por supuesto, e incluso lo tuvieron algunos dirigentes demo­
abrió sus listas en 1933 en un esfuerzo por fascistizar a toda la población. . cráticamente elegidos, como Churchill, De Gaulley los dos Roosevelt. Sta­
A partir de eso se exigió la pertenencia al partido para trabajar como fun­ lin tuvo sin duda carisma, como demostró la histeria pública que se produjo
cionario, incluso en el sector de la enseñanza. Mussolini albergaba la espe­ en su funeral. Pero Stalin compartió su papel como portador del destino
ranza de que la pertenencia al partido fortaleciese el espíritu cívico italia­ histórico con el Partido Comunista, que hizo posible la sucesión, atlllque
no, tan despreocupado y que tanto lé irritaba/7 pero parece que sucedió lo las intrigas palaciegas y los asesinatos se multiplicasen antes de que pudie­
contrario. Al convertirse la pertenencia al partido en una buena táctica de se surgir el sucesor. Pero el régimen fascista depende más de una forma
ascenso, los cínicos decían que las iniciales del PNF significaban «per ne- . más desnuda del carisma que ningún otro tipo de régimen, lo que puede
cessitil famigliari».38 El número de miembros del Partido Nazi creció en ,_··: ayudar a explicar por qué ningún régimen fascista ha conseguido hasta
1,6 millones entre enero y mayo de 1933. Aunque las listas del partido se ahora transmitir el poder a un sucesorY Tanto Hitler como Mussolini te­
rraron luego para preservar la identidad de éste como una elite selecta, mu- . , nían carisma, aunque la vitalidad-menguante de Mussolini en su mediana
chos funcionarios oportunistas obtuvieron dispensas para ingresar en éV9: ,, · edad y su escabroso final hiciesen olvidar a la mayoría de la gente el mag­
En la disputa interminable por el predominio dentro de los re¡\ÍmLen.es . (;. netismo que había ejercido en otros tiempos, incluso fuera de Italia.44
fascistas, el caudillo fascista conseguía a veces imponer a sus aliados políti; El carisma nos ayudará a entender varios rasgos curiosos de la jefatura
cas no deseadas, como hizo Hitler en un grado significativo. En otros casos/ · fascista. La famosa indolencia de Hitler,45 lejos de hacer más tibio el na­
los burócratas y las fuerzas conservadoras podían conservar un poder in­ zismo, dio libertad a sus subordinados pata competir por conducir al régi­
dependiente considerable, como sucedió en la Italia fascista, el suficiente men hacia una radicalización cada vez más extremada. Un dirigente caris­
para persuadir al ateo Mussolini de que debía otorgar a la Iglesia Católica mático es, además, inmune a las quejas, sorprendentemente generalizadas,
el trato más favorable que se le había otorgado desde la unificación italiai>'·"i;? 1 contra la Administración que surgieron enseguida, tanto en Alemania
na y para obligarle a sacrificar a sus amigos sindicalistas a los deseos de como en Italia. 46 Al mismo tiempo, la jefatura carismática es frágil y que­
tonomía y privilegios del empresariado, 40 y, finalmente, para echarle bradiza. Le promete al Volk o ala razza, como comentó una vezAdrian Lyt­
poder en julio de 1943, cuando la proximidad de los ejércitos aliados telton, «una relación privilegiada con la historia» Y Después de elevar has­
convencieron de que el fascismo no estaba ya sirviendo a los objetivos Im·'·/i!fil ta ese punto las expectativas, un caudillo fascista incapaz de obtener los
cionales." Incluso Hitler, pese a lo fácilmente que pareció desdeñar mtt� 'i!'<i triunfos prometidos se arriesga a perder su magia más deprisa aún que un
chas preferencias conservadoras, nunca se libró, hasta que la guerra presidente o un primer ministro elegidos, de los que se espera menos. Para
total en 1942, de la necesidad de satisfacer a los propietarios de las fáb>ricas .(\'ji su desdicha Mussolini descubrió esta regla en julio de 1943·
· de municiones, a los oficiales del Ejército, a los profesionales esiJecialisuts y< Por tanto, estudiar el ejercicio fascista del poder no es simplemente
a las autoridades religiosas... e incluso a la opinión pública. una cuestión de exponer la voluntad del dictador (como pretendían los
Sin embargo, los dirigentes fascistas disfrutaron de una especie de Propagandistas, y como parecen creer los «intencionalistas)> irreflexivos).
premada que no era exactamente como la jefatura en otro tipo de re,dme,¡; Significa examinar las tensiones interminables que se producen dentro de
nes. El Führer y el Duce no podían proclamar uoa legitimidad basada los regímenes fascistas entre el caudillo, su partido, el Estado y las elites tra­
las elecciones ni en la conquista. Se apoyaban en el carisma,4,. una dicionales del poder social, económico, político o cultural. Esta realidad ha
riosa comunicación directa qm el Volk o la razza que no necesitara nírtgu producido una influyente interpretación del sistema fascista de gobierno
na mediación de sacerdotes ni jefes del partido. Su carisma se pa•<'''" "" como una «poliocracia)), o gobierno a través de centros de poder múltiples
<<estrellato» de la celebridad de la era mediática, elevado a un poder relativamente autónomos, entregados a una tensión y una rivalidad mu-

149
EL EJERCICIO DEL PODER
ANATOMÍA DEL FASCISMO
Consideraré más por extenso el mis­
t as constanteS.48 En la poliocracia el famoso «principio de jefatura>> des� por la diligencia de Hitler.49
� fascista en el capítulo 5 ·
c1ende en cascada a través de la pirámide política y social, creando una de la radicruización
de caudillo omnipotente g�­
enfoque intencionalista extremo .
hueste de pequeños Führers y Duces en un estado de guerra hobbesiana de ·. ;., Ni un
solo, ni uno estructur�lis�a extr
em � �
seg n el cua son las Im­
todos contra todos. b ernando
?
prmcrpal del dmamrsmo fasciSta.
resultan
c.
ut'w
Este esfuerzo por comprender el carácter complejo de la dictadura as desde aba¡' o el motor .
du¡o
. . incen te de la déca da de 1990 mtro
El trab ajo más conv
' ta y sus mteraccwnes con 1a sociedad, muy digno en sí, entraña dos
fiascrs . ..stenibles.
se otorga el lugar debido a la rivalidad
?
: ]icaciones a dos vias en las que

peligros. Hace difícil explicar la energía demoníaca desencadenada por e] os íntimos del
l medio para anticiparse a los dese
·
EasCismo: ¿por qué la «poliocracia» no ató simplemente de pies y manos e funcionarios de nive
el papel del caudillo
todos estableciendo una situación de tablas? Además, en sus versiones ex � �:
. udillo y «trabajar
en la dirección>> de ellos rnientr�s
ión indispensable defimendo ob¡e
trvos, elnmnando h-
üemas, puede hacernos perder de vista la supremacía del caudillo. En un desempeña su func siastas.
·
so
do a colaboradores celosos y entu
disputado debate de la década de 1980, los «intencionalistas>> defendiera mitaciones y recompensan
el carácter básico de la voluntad del dictador, mientras que los «estructu�
� : � �

r istas > o <<fu cionrui tas>> a rmaban que la voluntad del dictador no po­
dia aplicarse sm múltiples vmculos con el Estado y con la sociedad. Re­ iA PUGNA ENTRE LOS FASCISTAS Y LOS CONSERVADORES
sultaba fácil caricaturizar ambos puntos de vista, y se llevaron a veces al
Cuan do Adolf Hitler se convirtió en canciller de Alemania el 30 de enero
ext emo. El intendonalismo fun ionó mejor para la política exterior y
� . � de 1933, sus aliados conservadores, encabezados por el vicecanciller Franz
milrtar, en que Hrtler y Mussohm desempeñaron ambos papeles prácti­
von Papen, junto con aquellos dirigentes conservadores y nacionalistas
cos. El tema con mayor carga emotiva denüo del debate entre intenciona­
que apoyaban el experhnento Hitler de Von Papen, esperaban manejar sin
listas Y estructurruistas fue el Holocausto, en el que la desmesura del re­
dificultad a aquel nuevo e inexperto jefe del Gobierno. Estaban seguros de
sultado parecía exigir la presencia de una voluntad criminal de una
que sus títulos universitarios, su experiencia en los asuntos públicos y su
desmesura correspondiente. Examinaré este asunto con mayor detalle en
refinamiento mundano les darían una fácil superioridad frente a los zafios
el próximo capítulo.
nazis. Pensaban que el canciller Hitler hechizada a las multitudes mientras
Un problema importante para los intencionalistas era el estilo personal
el �icecanciller Von Papen dirigia el Estado.
de gobernar de Hitler. Mientras que Mussolini trabajaba largas horas en su
Los aliados conservadores de Hitler no eran los únicos que suponían
escritorio, Hitler seguía entregándose al diletantismo bohemio y perezoso
. que el nazismo era flor de un día. La Internacional C mu ista estaba ' ­
de sus tiempos de estudiante de arte. Cuando sus ayudantes intentaban ? � .:
gura de que la oscilación alemana hacia la derecha ba¡o Hitler producma
que resolviese asuntos urgentes, Hitler era a menudo inaccesible. Pasaba
una oscilación en sentido contrario, hacia la izquierda, en cuanto los tra­
ucho tiempo en su retiro bávaro, y solfa descuidar asuntos apremiantes
� bajadores alemanes comprendiesen que la democracia era una ilusión y se
mcluso cuando estaba en Berlín. Sometía a sus invitados a monólogos de
apartasen de los socialdemócratas reformistas. «La calma actual después
medranoche, se levantaba al mediodía y dedicaba las tardes a pasiones per­
de la victoria del fascismo es sólo temporal. Inevitablemente, a pesar del te­
sonrues como los proyectos de su joven protegido Albert Speer para la re­
rrorismo fascista, crecerá la marea revolucionaria en Alemania [ ... ] . La ins­
consüucción de su ciudad natru de Unz y del centro de Berlín con un esti­
tauración de una dictadura fascista descarada, que está destruyendo todas
lo monumental propio del Reich de los Mil Años. A partir de febrero de
las ilusiones democráticas entre las masas y está liberándolas de la influen­
1938 dejó de reunirse el gabinete; rugunos minisüos no conseguían ver
cia de los socialdemócratas, acelerará el progreso de Alemania hacia la re­
nunca ru Führer. Hans Mommsen llegó ru exüemo de llamarle un «dicta­
volución proletaria>>.51
dor débil>>. Momms n no quiso negar con esto el carácter ilhnitado del po­
� �
der v gamente efirndo y azarosamente ejercido de Hitler, pero indicó que

En contra de las expectativas de la derecha y de la izquierda, Hitler hn­
puso rápidamente su plena autoridad personru. En el primer periodo de

e ré

en nazr no estaba organizado sobre principios racionrues de efi­
. gobierno nazi se produjo la Gleichschaltung, la tarea de meter en vereda no
ciencia burocrática y que su asombrosa explosión de energía asesina no se

151
150
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER
sólo a enemigos potenciales sino también a los colegas ·.
claves del éxito de Hitler fueron su audacia, su empuje
conservadores. Las � ba. Este conflicto concluyó en febrero de 1938 con la destitución, en cir­
y su agilidad táctica cunstancias humillantes, de los jefes de Estado Mayor General y de Estado
superiores; su hábil manipulación ( éomo vimos en el Mayor del Ejército (los generales Blomberg y Fritsch), acusados sin moti­
capítulo anterior) de
la Idea de �u el «terr n> comunista inminente justifica vo de conducta sexual impropia. El antiguo cabo se hizo cargo personal­
� � ba la suspensión
del procedimiento debido y del imperio de la ley; y un ánimo mente del alto mando del Ejército (Oberkommando der Wehrmacht,
resuelto de
matar. OKW) y exigió un juramento personal de fidelidad de sus generales, como
El dominio de Hitler sobre sus aliados conservadores había hecho antes que él el káiser. Una serie de oficiales de alta graduación
había quedado ·

claram nte establecido a principios del verano de 1933. quisieron oponerse a aquella pérdida de independencia del Ejército, pero
� El14 de julio, con la
ley que Instauraba un Estado unipartidista, <<ya no era posible no se atrevieron a actuar sin el apoyo de las máximas autoridades milita­
una lucha "le­
gal, contra el dominio nacionalsocialista».52 A partir res." La subordinación del Ejército a Hitler fue aún más completa de lo que
de entonces los con­
servadores emprendieron una acción de retaguardia .
para defender la auto- lo había sido al káiser.
nomía de los centros de poder que les quedaban Al mismo tiempo se puso bajo control del partido el Ministerio de
tras la invasión de las
organizaciones paralelas del Partido Nazi. Esto signifi Asuntos Exteriores. El diplomático de carrera Konstantin van Neurath fue
có defender el Ejérci­
to de las SA, los gobiernos estatales (Land) de los jefes cesado como ministro de Asuntos Exteriores el s de febrero de 1938 y los di­
regionales del parti-
do ( Gauleiter), el fuucionariado de los cuerpos profesi plomáticos alemanes tuvieron que soportar la humillación de ver como su
onales de los novatos
del partido, las iglesias de los esfuerzos nazis por crear orgullosa corporación pasaba a estar bajo el control del jefe de la organiza­
un «cristianismo ale.;
mán>> y los intereses empresariales de las empresas ción paralela del partido, )oachim van Ribbentrop, un hombre cuya prin­
de las SS.
Las principales esperanzas de los conservadores para cipal experiencia internacional antes de 1933 había sido vender champán
mantener a raya
a Hitler eran el presidente Hindenburg y el vicecanciller Van alemán falsificado en Inglaterra. Con Ribbentrop tendieron a ocupar car­
Papen." Pero
la avanzada edad de Hindenburg y su mala salud gos diplomáticos en el extranjero antiguos miembros de las SA.56
le debilitaban y Van Pa.
pen carecía de suficiente empuje personal y del person Después de la derrota del nazismo en 1945, los conservadores alemanes
al administrativo in­
d pendiente necesario para impedir la infiltración han dado mucha importancia a su oposición a Hitler y a la hostilidad de
� de los nazis en los orga­
msmos del Estado, sobre todo después de que fuera éste hacia ellos. Como hemos visto, los nazis y los conservadores tuvieron
sustituido por Goering
como mimstro-presJdente de Prusia, el mayor Estado diferencias auténticas, que se resolvieron con derrotas muy reales de los
alemán, el 7 de abril
de 1933. Cuando Von Papen atacó abiertamente la conservadores. Pero, en cada momento crucial en que había que decidir, en
arbitrariedad nazi en

.

discurso que pronunc ó en la Universidad de Marbu
rgo, el 17 de junio de
' cada intensificación de la represión anti)'udía, en cada nuevo recorte de las
4;
193 el telcto mc�ó rapidarn _
ente por el país. Hitler hizo detener al que le · libertades ciudadanas y quebrantamiento de las normas legales, en cada
hab1a escnto el disc�rso, Edgar )ung, proh:ibió su nuevo movimiento agresivo en política exterior, en cada progresiva subor­
publicación y cerró las
oficmas del VIcecanciller. )ung y los otros íntimos dinación de la economía a las necesidades de la autarquía y del rearme pre­
de Van Papen figuraron
entre los asesmados en la matanza de la Noche de cipitado, la mayoría de los conservadores alemanes (con algunas honora­
los Cuchillos Largos, que .
se p odUJO dos semanas después, el 30 de junio bles excepciones) se tragaron sus dudas respecto a los nazis para defender
� de 1934. Los cautos y los .
ambiCIOsos procuraron esquivar las salpicaduras
de la sangre y continua- :}:· sus primordiales intereses comunes.
ron con sus asuntos. 54 �1 propio Von Papen partió mansamente en julio
·,
>·. Los conservadores consiguieron obstaculizar una politica nazi: la euta­
ocupar el puesto relativamente modesto de
embajador en Austria. _ nasia de las supuestas personas inútiles, una cuestión que analizaré por­
conse vadore perdieron definitivamente la partid menorizadamente en el próximo capítulo. En cuanto al resto, aunque las
. _: � a el 2 de agosto, en
muna el presidente Hindenburg. organizaciones e instituciones conservadoras procuraron salvaguardar sus
Los esfuerzos defensivos de los conservadore intereses personales y de clase, raras veces se enfrentaron al régimen mis­
s afloraron de nuevo
principios de 1938, cuando algunos de ellos mo. Algunos conservadores en particular, como los que se agrupaban en
discreparon del ritmo de
cada vez más agresiva política eJcterior de Hitler torno a Helmut von Moltke en su finca de Kreisau, se oponían moral e in-
y del peligro que significa•!;'¡

r
' 152 153

¡,
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER

¡ _ :;{�no_Frurinac<:i,ytambién a los entusiastas del «sindicalismo integral» como


telectualmente al régimen y se preguntaban qué forma debería tener un
su
nueva Alemania después de la guerra. Hacia el final, cuando se habían co
a
. o Rossoni. Hitler tuvo siempre un control mucho mayor de
Ú!clniOttd

vencido ya de que Hitler estab � onduciendo el país a la aniquilación, �� ,, C/)artidO
que Mussolini, pero también se en�entó a la disidencia en muchas
. , na.sta que la abogó en sangre en junio de 1934. Los partidarios de
anos (,
gunos oficiales de alta graduacwn conservadores y algunos func1·on
. <· casiones
·

: urt
vía)> intermedia entre el
' ' · ��
de alto mve! fueron los que mas cerca estuvieron de formar una res¡' t
. .
auténtico <<socialismo alemán», una «tercera
·
·
·

·; y el marxismo, con los que ya nos hemos encontrado/o crea­


·

efectiva contra el reg1rnen nazi, y anduvieron muy cerca de canse


. . . �- ·
;:: pitalismo
smar al propio Hitler el zo de julio de 1944.
� llegase al poder, situaciones embarazosas para él
n antes de que Hitler
Com e� �égimen de Mussolini no consiguió alcanzar el domin

.
que cons1guw el de Hitler,
io tot l
a
:; los hombres de negocios a los que quería cortejar. Estaban también los
del todo o nada, como Walter Sten­
suele considerarse que no j¡npacientes ante la estrategia de Hitler
1 ano.57 pero 1os e1ementos que competían por el poder eran
llegó a ser del todo t0-
tal't . los mismos ri.eS y Gregor Strasser. Como
ya hemos visto, Hitler no vaciló en expulsar a
.
en la !talia tasCJsta
c · que en la Alemania nazi: el caudillo, el partido, ¡ b ido.6'
. a ura� estos dos últimos del part
craCJa del Estado y la sociedad civil. Fue el resulta el conflicto en tor­
do lo diferente, ya que el En el periodo inicial del gobierno de Hitler, estalló
poder estaba d1stnbuido entre ellos de un modo bastant oleada más de cambio radical que en­
. e distinto. Musso� no a la «segunda revolución», una
rmi, que desconfiaba de los activistas de su partido, se puestos a los «viejos combatientes>>. En
tregarla el botin de los cargos y los
!
nar os a un Estado todopoderoso. Al mismo tiempo
esforzó por subordi�
, las circunstancias le la primavera de 1933, los militante
s del partido celebraron su llegada al po­
obhgaro� a compartir la cúspide del poder con el rey contra la izquierda, contra la bur­
y a aplacar a una Igle­ der prosiguiendo sus acciones callejeras
Sia Catóhca mucho más fuerte. Los activistas del a y contra los judíos. El boicot de los negocios judíos orga­
partido replicaron con guesía moderad
�cusacwnes de que el Duce estaba permitiendo que los compañeros de via� ente de la Clase Media del Comercio en la
. nizado por la Liga Combati
¡e conservadores (fiancheggiattori, literalmente 'flanquead uno de los ejemplos más notorios de «revolu­
primavera de 1933 fue sólo
ran el movimiento.58
ores') desvirtua­
a entonces calma y orden en vez de
ción desde abajo>>. Pero Hitler necesitab
. El resnltado final en Italia fue lo que algunos han llamad desafíos al monopolio de la violencia por parte del Estado, y los dirigentes
o <<una versión
�ás dura de la Italia liberal>>." Este punto de vista subestima las innova­ del partido proclamaron «el final de la revolución»
en el verano de 1933.
ciOnes del partido tanto en la propaganda como en da seguían
la organización del Es­ Sin embargo, las aspiraciones a una «revolucióm> continua
tado, sobre todo en sus relaciones con la juventu comunidad empre­
d y especialmente duran­ presentes aún dentro de las SA, lo que inquietaba a la
te la Guerra de Etiopía, la capacidad de Mussolini del nuevo ré­
para la actuación arbitraria sarial. El deseo de las SA de convertirse en la fuerza armada
Y el grado de tensión latente entre el Duce, el partido y las elites Hitler resol­
conserva­ gimen ponía además muy nervioso al alto mando del Ejército.
doras en la versión italiana del Estado dual. de forma mucho más brutal y decisiva que Mussolini
vió estos problemas
Largos. La lección no les pasó desaperc ibida a
en la Noche de los Cuchillos
otros posibles adversarios.
LA PUGNA ENTRE EL CAUDILLO Y EL PARTIDO El problema de los regímenes fascistas (un problema al que nunca tenian
r en marcha
que enfrentarse los dictadores tradicionales) era cómo mantene
En la propaganda fascista, y en la imagen que tiene la asustar a los aliados
mayoría de la gente la energía del partido sin alterar el orden público ni
de los regímenes fascistas, el caudillo y el partido les impidier on
están fundidos en una ex­ conservadores. A la mayoría de los radicales del Partido Nazi

p esión única de la voluntad nacional. En realidad,
hay también una ten­ causar problemas al régimen el control personal de Hitler, los
éxitos inte­
swn permanente entre ellos. El caudillo fascista es del régimen y, finalmen te, la válvnla de escape de la gue­
desdeña inevitablemente riores y exterior
algunas de las promesas iniciales de campaña en de los judíos. La ocupació n de Europa oriental proporc io­
su búsqueda de las alian­ rra y el asesinato
zas necesarias para llegar al poder, y decepciona cantes para la expoliac ión." Las cosas fueron
así a algunos de sus segui­ nó oportunidades gratifi
dores más radicales. al descontrol
mucho más allá en el frente oriental: allí el partido se entregó
Mussolini tuvo que enfrentarse a partidarios de! en el capitulo siguient e.
squadrismo radical con la política de ocupación, como veremos

'54 155
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER
Mussolini dominó también al partido, pero enfrentándose a aeo;anos;: LA PUGNA ENTRE EL PARTIDO Y EL ESTADO
mucho más claros y duraderos. Los dirigentes del Partido Fascista, soore'<'l
todo los ras locales, cuyas hazañas durante el periodo del squadrismo les Tanto Hitler como Mussolini tuvieron que conseguir que la maquinaria
otorgaban cierto poder autónomo, expresaron a menudo su inomt:isfftcción. ;, del Estado les obedeciese, mediante la persuasión o mediante la fuerza. Los
con Mussolini. Estas tensiones tenían dos orígenes: uno funcional, pu«¡c« : militantes del partido querían echar a los burócratas de carrera y ocupar
1
Mussolini tenia responsabilidades distintas como jefe del partido de las .. ellos todos los puestos. Los dirigentes casi nunca cedieron a esta exigencia.
los ras locales y veía, por tanto, las cosas de una _forma distinta; y uno per­ Ya hemos visto cómo Hitler sacrificó las SA al Ejército en junio de 1934.
sonal, porque Mussolini se sentía más inclinado a «normalizan> las relacio,:. - Asimismo, Mussolini impidió que la Milizia desbancase al sector profesio­
nes con los conservadores tradicionales de lo que lo estaban algunos de sUs _ nal del Ejército italiano, salvo para el servicio en las colonias.
seguidores más exaltados. El movimiento y el caudillo se enfrent;¡ron, Los regímenes fascista y nazi no tuvieron ninguna dificultad grave, por
como vimos, en 1921 por la transformación del movimiento en un partiodo, ji regla general, para hacerse con el control de los servicios públicos. Protegieron
y en agosto de 1921 los ras obligaron a Mussolini a renunciar a su proyecto en general el sector del funcionariado de la intrusión del partido y dejaron in­
de un pacto de pacificación con los socialistas. tacta su identidad profesional. Los funcionarios solían simpatizar mucho con
Una vez en el poder, estas diferencias se agudizaron aún más. Los mili­ la tendencia de los regímenes fascistas en favor de la autoridad y del orden y
tantes del partido estaban irritados por los dos primeros años de gobierne> j 1 en contra del Parlan1ento y de la izquierda, y apreciaron la mayor libertad de
moderado de coalición de 1922-1924. Ya vimos en el capitulo 3 que en die que disfrutaban respecto a las limitaciones legales.'' La elíminación de los ju­
ciembre de 1924 militantes del partido presionaron a Mussolini para que ..•. díos proporcionaba a veces posibilidades de ascenso profesional.
pusiese fin a sus seis meses de indecisión tras el asesinato de Matteotti y: ·_ ' El organismo clave era, por supuesto, la polida. La polida alemana
optase por una salida agresiva estableciendo un régimen unipartidista.• :: quedó enseguida libre del Estado normativo y pasó a quedar bajo el con­
Mussolini, que necesitaba un fuerte apoyo del partido cuando ins:taut'. , trol del Partido Nazi a través de las SS. Hímmler, apoyado por Hitler fren­
ró su nueva dictadura, en febrero de 1925 nombró secretario del !'aJrtiCto •''1 te a rivales del Ministerio del Interior que controlaban tradicionalmente la
Fascista a l partidario más intransigente del squadrismo violento, Roberto . policia, ascendió en abril de 1933 de comandante de la policia política de
Farinacci, ras de Cremona. El nombramiento de Farinacci pareció una Baviera (donde creó el primer campo de concentración, en Dachau) a jefe
-�
·

ñal para la renovación de la violencia contra los adversarios, para la inva:._- ._·:
_; de todo el sistema policial alemán en junio de 1936.66
sión por parte del partido del funcionariado y para una pohtica exterior, : : Facilitó este proceso el descontento de muchos policías alemanes con
económica y social radical.64 Farinacci fue depuesto, sin embargo, al la República de Weímar y su supuesta actitud de «mimar a los delincuen­
de sólo un año. Las erupciones renovadas de violencia, como los oclli<f 'é:f tes>\67 y por los esfuerzos del régimen para aumentar el prestigio de lapo­
muertos más en Florencia de octubre de 1925 {<delante de los turistas», licia entre el público. En 1937 se amplió de un solo día a siete el Día de la
inadmisibles, y se descubrió, además, que la tesis de Farinacci en sus ·•''"
" Policía, que se celebraba una vez al año. 68 Las SA se convirtieron inicial­
dios de Dereel10 era un plagio. Siguieron una serie de secretarios del nruiid<J 1,\: mente en policía auxiliar en Prusia, pero se puso fin a esta práctica el 2 de
más dóciles que, aunque aumentaron el tamaño y el alcance del na1rtid'o. agosto de 193369 y la policía no se enfrentó a más amenazas de absorción
subordinaron incuestionablemente al Duce y a la burocracia del Estadló,>;¡:p¡ Por parte de los militantes del partido. Sus agentes gozaron de una situa­
En el capítulo siguiente abordaré de nuevo la tensión continuad entre ción de privilegio, estaban por encima de la ley como árbitros finales de su
a
tendencia de Mussolini favorable a la normalización y sus episodios periP'• éi'iU propia forma de <<justicia policial>> ilimitada.
dicos de radicalización. Mientras que la polida alemana estaba controlada más directamente
por dirigentes del Partido Nazi que ningún otro organismo tradicional del
Estado, la policia italiana siguió estando dirigida por un funcionario, y su
comporta
miento fue casi igual de profesional o partidista que con los go­
biernos anteriores. Ésta es una de las diferencias más profundas entre los

157
ANATOMfA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER

� c.,.;,)JV «número asombroso)>


regímenes nazi y fascista. El jefe de la policía italiana durante la mayor par. de profesionales de la protección de la infan­
te del periodo fascista fue el funcionario profesional Arturo Bocchini B . aa<" de la pugna ideológica entre lo público y lo privado y entre
. a. ·,,,¡., cariS
bía una policía política, la OVRA, pero el régimen ejecutó a un número re� .. religiosos y los laicos, que durante la República casi habla
de los pa­
lativamente pequeño de enemigos políticos. ado este sector, que volvía ya a la autoridad y la disciplina
:
. • • aliz
��
.

Otro instrumento crucial del Gobierno fue la judicatura. Aunque había la experimentació� de imar, dieron la bienvenida al nazismo
_, s tras
pocos jueces que fuesen miembros del Partido Nazi en 1933/0 la magistratu� _
· 1933 como un nuevo conue nzo.
ra alemana era ya abrumadoramente conservadora. Había establecido un en De todas las tensiones que se produjeron durante el régimen fascista, la
sólido registro de penas más duras contra los comunistas que contra los na­ ue con mayor facilidad
y de manera más definitiva se zanjó fue el conflic-
zis durante la década de 1920. A cambio de una invasión relativamente ¡¡. .(0 partido-Estado. El Estado nazi, en particular, gobernó vigorosamente
decidido de cualquier asomo de
mitada de su esfera profesional por los Tribunales Especiales y el Tribuna] hasta. el final, en un rechazo consciente y
pública que se había producido en 1918.
del Pueblo del partido, los jueces integraron voluntariamente sus asociacio­ la quiebra de la autoridad
nes en una organización nazi y aceptaron rnuy felices el poderoso pa-pel
que el nuevo régimen les asignó.71 La judicatura italiana cambió poco, ya
que la interferencia política había sido la norma previamente con la mo� ACOMODACIÓN, ENTUSIASMO, TERROR
narquía liberal. Los jueces italianos sentían en general sÍnlpatía por el com­
aún más cru­
promiso del régimen fascista con el orden público y la grandeza nacional." El modelo del Estado dual es incompleto en otra dÍnlensión
basta con estudiar cómo
Los profesionales médicos (no estrictamente parte del Estado pero esen­ cial: no tiene en cuenta a la opinión pública. No
ciales para el funcionamiento normal del régimen) cooperaron con el régi­ ejerció su autoridad desde arriba un régimen fascista; hay que investigar
men nazi con sorprendente rapidez. La decisión de los nazis de mejorar la también cómo interactuó con los ciudadano s. ¡Apoyó una mayoría de la
lmente, incluso con entusias­
pureza biológica de la «raza>> (la cultura italiana era completamente distin­ ·población a los reg®enes fascistas consensua
y el terror? Ha prevaleci­
ta en este punto) contenía un componente de salud pública que gratificaba mo, o fueron obligados a someterse por la fuerza
los pueblos
a muchos profesionales médicos. Durante mucho tiempo, los crueles expe­ do el modelo del terror, en parte porque sirve de coartada para
rimentos realizados con prisioneros por el doctor JosefMengele dieron una afectados. Pero la investigación reciente ha tendido a demostrar que el te­
nazi
impresión deformada de la medicina nazi. La medicina nazi no fue mero rror era selectivo y que el consenso fue elevado tanto en la Alemania
sadismo, aunque causase mucho sufrimiento. Se embarcó en una amplia como en la Italia fascista.
inv.estigación de la salud pública básica. Los científicos alemanes fueron, Ninguno de los dos regímenes era concebible sin terror. La violencia
por ejemplo, los prÍnleros que relacionaron concluyentemente el tabaco y el nazi fue algo omnipresente y sumamente visible después de 1933. Los cam­
amianto con el cáncer.73 Mejorar la «raza» significaba también fomentar fa­ pos de concentración no estaban ocultos y se quería que se conociesen las
milias grandes, y los regímenes fascistas fueron particularmente activos en ejecuciones de disidentes/6 La publicidad de la violencia nazi no significa,
el desarrollo de la ciencia demográfica al servicio del pronatalismo. Vere­ sin embargo, que el apoyo al régimen fuese impuesto. Como la violencia se
mos en el capítulo siguiente que en Alemania, bajo la presión de la guerra, -dirigía contra los judíos, marxistas y marginados «asociales}) (homosexua­
la mejora de la raza se convirtió en la esterilización de los «incapaces>> y la les, gitanos, pacifistas, los congénitamente locOS' o impedidos y los delin­
eliminación de <<bocas inútileS>> (los mental e incurablemente enfermos), y cuentes habituales, grupos que muchos alemanes veían con buenos ojos
cómo se pasó de ahí al genocidio étnico. Los administradores nazis estaban que desaparecieran), los ciudadanos se sentían a menudo más gratifica­
orgullosos de la meticulosidad científica y burocrática con que abordaban dos que amenazados por ella. El resto pronto aprendió a guardar silencio.
estas cuestiones, tan diferente de los desordenados pogromos eslavos, y re­ Sólo al final, cuando los aliados y los rusos se aproximaban, cuando las au­
compensaron a los médicos y a los profesionales de la salud pública otor­ toridades arremetían contra cualquiera que fuese acusado de derrotismo,
gándoles una amplia autoridad sobre ella.' . Muchos participaron volunta­ dirigió el régimen nazi la violencia contra los alemanes corrientes.77
riamente en la «matanza medicalizada» .74 La pauta fascista italiana de violencia fue la contraria de la nazi. Mus-

158 15 9
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER

solini derramó más sangre para llegar al poder que Hitler/8 pero su dicta­ No cabe duda de que el terror era algo que aguardaba a los trabajado­
dura fue relativamente suave después de eso. La principal forma de castigo res que ofrecían una resistencia directa. Fueron los cuadros de los partidos
para los disidentes políticcs era la residencia forzosa en remotas aldeas de comunista y socialista alemanes los que llenaron los primeros campos de
montaña del sur/9 Unos diez mil adversarios serios del régimen fueron en­ concentración en 1933, antes que los judíos. Como los socialistas y los co­
carcelados en campos de ccncentración o en islas del litoral. El régimen munistas estaban ya divididos, no fue difícil para los nazis crear otra división
condenó a muerte a sólo nueve opositores entre 1926 y 1940.80 entre los trabajadores que seguían resistiendo y los que decidieron intentar
Pero debemos evitar el supuesto común de que la dictadura de Musso' vivir una existencia normal. La eliminación de las organizaciones obreras
lini fue más cómica que trágica. Su orden de asesinar a los hermanos Ros" autónomas permitió a los regimenes fascistas dirigirse a los trabajadores in­
selli en Francia en 1937, los elocuentes jefes del movimiento de resistencia dividual y no colectivamente.85 Los trabajadores, desmoralizados por la de­
democrática más importante, Giustizía e Liberta, junto con el tristemente rrota de sus sindicatos y partidos, pronto estuvieron atomizados, privados de
célebre asesinato del diputado socialista Giacomo Matteotti en junio de sus lugares habituales de sociabilidad y temerosos de confiar en alguien.
1924, marcaron indeleblemente con sangre su régimen. La justicia fascista, Ambos regimenes hicieron algunas concesiones a los trabajadores, el
aunque varios grados menos malévola que la justicia nazi, proclamó con tercer instrumento de «contención» de Mason. No se limitaron a silenciar­
no menor descaro la «subordinación de los intereses individuales a los co­ los, como en las dictaduras tradicionales. Después de la toma del poder, los
lectivos>>," y no debemos olvidar la crueldad impresionante de la conquis­ sindicatos oficiales disfrutaron de un monopolio de la representación obre­
ta colonial italiana.8� ra. El Frente del Trabajo nazi tenía que preservar su credibilidad prestando
Como en el caso del Tercer Reich, la violencia fascista estuvo dirigida realmente alguna atención a las condiciones de trabajo. El Tercer Reicb,
selectivamente contra los «enemigos de la nación»: socialistas, eslavos me­ que no olvidaba la revolución de 1918, estaba dispuesto a hacer absoluta­
ridionales o pueblos africanos que se interpusieron en el camino de la he-' mente cualquier cosa por evitar el paro o las escaseces de alimentos. Cuan­
gemonía italiana en el Mediterráneo. Pudo por ello inspirar más aPI'Obii" do la economía alemana se reanimó con el rearme, hubo incluso algunas
ción que miedo. subidas de salarios. Más tarde, durante la guerra, la llegada de trabajado­
La dicotomía popularidad-terror es, evidentemente, demasiado rígida. · res esclavos, que elevó a muchos obreros alemanes a la condición de amos,
Ni siquiera el nazismo se basó sólo en la fuerza bruta. Un descubrimient6 proporcionó satisfacciones adicionales.
notable de la investigación reciente es el del escaso aparato policial que ne' . Mussolini estaba particularmente orgulloso de cómo se comportaban
cesitó para imponer su voluntad. La Gestapo recibía tantas denuncias los trabajadores bajo su Constitución corporativista. La Carta del Trabajo
ciudadanos fanáticos (o envidiosos) que podía arreglárselas con una (1927) prometió que los trabajadores y los patronos se sentarían juntos en
porción de aproximadamente un policía por cada 10.000 o 15.000 r;,,A•'' '· ''i'l una «corporación>) por cada rama de la economía y olvidarían la lucha de
danos,83 muchísimo menos de lo que necesitaba la stasi en la República clases al descubrir sus intereses comunes. Pareció algo muy impresionante
mocrática Alemana de posguerra. cuando en 1939 una Cámara de Corporaciones sustituyó al Parlamento.
Los aspectos más interesantes del asunto se sitúan entre los dos --·--- _, , �ero estos órganos corporativos estaban dirigidos en la práctica por los pa­
mas de coerción y popularidad. Podría ser instructivo considerar cuJtHu w> tronos, mientras que las secciones de los trabajadores estaban separadas y
regímenes fascistas manejaron a los trabajadores, que eran sin duda el excluidas del lugar de trabajo."
tor más recalcitrante de la población. Es evidente que tanto el fascisJng ;¡·¡ La cuarta forma de «contención» de Mason (instrumentos integrado­
como el nazismo gozaron de cierto éxito en este cainpo. Según Tim M•cd) l!i1iiil res) fue una especialidad de los regimenes fascistas. Los fascistas fueron los
son, la máxima autoridad sobre los obreros alemanes bajo el nazismo, maestros del pasado en la manipulación de la dinámica de grupo: el grupo
Tercer Reich «contuvo» a los trabajadores alemanes sirviéndose de J�venil, la asociación para el tiempo de ocio y las concentraciones del par­
tido. La presión de los pares era particularmente poderosa en grupos pe­
medios: el terror, la división, ciertas concesiones e instrumentos de
gración, como la famosa organiZación destinada al tiempo de ocio qneños. Allí la mayoría patriótica avergonzaba o intimidaba a los in­
gor por la Alegría (Kraft durch Freude),84 conformistas haciéndoles mantener al menos la boca cerrada. Sebastian

160 161
JY''!
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER
1
Haffner recordaba que su grupo de aspirantes a magistrados fue enviado, e¡¡ !- -------
---;< --El-régimen nazi despertó también un entusiasmo popular considera­
el verano de 1933, a un retiro en el que estos jóvenes de cultura elevada, rna- de la década de 1930. El pleno empleo, unido
¡· ble en Alemania a mediados
yoritariamente no nazis, acabaron fundidos en un grupo mediante :mar- larga serie de victorias incruentas en política exterior, elevaron el
una
chas, cantos, uniformes e instrucción. Resistirse parecía inútil: era segur
o : poyo a lo s nazis muy por encima del44 por wo inicial de las elecciones de

roarzo de 1933.
que sólo podía conducir a la cárcel y a poner fin a la soñada carrera prole- Aunque los alemanes refunfuñaban mucho por las restric-
sional. Finalmente comprobó, con asombro, que hasta él mismo alzaba el
dones y escaseces, y aunque el inicio de la guerra ·en septiembre de 1939 se
brazo, provisto de W1 brazalete con la cruz garuada, en el saludo nazP7
recibió sombríamente,92 el culto a Hitler estaba exento de la crítica reser-
Estas diversas técnicas de control social tuvieron éxito. Mussolini dis-
vada a los burócratas y a los funcionarios del partido.
frutó de amplio apoyo desde 1929 al menos hasta su victoria en Etiopía en Los regímenes fascistas tuvieron un éxito especial con los jóvenes. La
1936.88 El acuerdo con la Iglesia Católica fue decisivo para este apoyo. Los
llegada fascista al poder lanzó una onda de choque que recorrió toda la so-
acuerdos de Letrán firmados por Mussolini y por el Papa Pío XI en febre-
ciedad llegando a todos los barrios y aldeas. Los jóvenes italianos y alema-
ro de 1929 pusieron fin a casi sesenta años de conflicto entre el Estado ita- �
n tuvieron que afrontar la destrucción de sus organizaciones sociales (si
liana y el Vaticano, con el reconocimiento mutuo y el pago por parte de
procedían de familias socialistas o comunistas) y la atracción de nuevas
Italia de una indemnización sustanciosa por la expropiación de tierras pa- formas de sociabilidad. La tentación de adaptarse, pertenecer y adquirir
pales en 1870. Italia reconoció al catolicismo romano como «la religión de rango en las nuevas organizaciones fascistas juveniles y de ocio (que anali-
la mayoría de los italianos». El en otros tiempos anticlerical Mussolini, que zaré después más detenidamente) era muy poderosa.93 Unirse a sus escua-
había escrito una novela juvenil titulada La amante del cardenal y que, con dras uniformadas y en marcha, sobre todo cuando el fascismo aún era nue-
veintiún años, en un debate con un pastor suizo, le había dado a Dios (si es vo, era un medio de declarar la propia independencia frente a unos padres
que existía) cinco minutos para matarle," se había plegado en 1925 a un aburridos y unos hogares burgueses agobiantes." A algunos alemanes e
tardío matrimonio eclesiástico con la que había sido durante mucho tiem- itiilianos jóvenes de logros por lo demás modestos les complacía prosperar
po su compañera, Rachele Guidi, y a bautizar a los hijos de ambos. En las a expensas de otros.95 El fascismo era, más plenamente que ningún otro roo-
elecciones del 24 de marzo de 1929, el apoyo explícito de la Iglesia tuvo vimiento político, una declaración de rebelión juvenil, aunque fuese mu-
como resultado un 98 por 100 de votos favorables a la lista fascista de can- cho más que eso.
didatos (no había ninguna más) al Parlamento.90 El fascismo pagó a la lar- Dificihnente se podría esperar que las mujeres y los hombres reaccio-
ga un alto precio por la ayuda que prestó la Iglesia para conseguir el con- nasen del mismo modo ante regímenes que consideraban una prioridad
senso: cuando la liebre del dinamismo fascista se agotó, la tortuga de la Íl11.portante conseguir la vuelta de las mujeres a las esferas tradicionales de
vida parroquial católica y de la cultura católica pasó poco a poco a conver- las labores domésticas y de la maternidad. Algunas mujeres conservadoras
tirse en la base del Gobierno cristianodemócrata de Italia después de 1945. aprobaban esto. Hitler obtuvo una cantidad considerable de voto femeni-
El otro ingrediente de la popularidad de Mussolini en el periodo me- no (aunque sea imposible cuantificarlo con precisión), y los investigadores
dio de su régimen fue la victoria sobre Etiopía en el verano de 1936, que han debatido encarnizadamente sobre si debería considerarse a las muje-
resultaría ser el último de sus éxitos militares. La aprobación popular del res cómplices o víctimas de su régimen." Al final las mujeres eludieron los
régimen fascista italiano no empezó a disminuir hasta que la política exte- papeles que el fascismo y el nazismo proyectaban para ellas, menos por re-
rior expansionista de Mussolini empezó a cosechar derrotas. El Duce nece- sistencia directa que, simplemente, por ser ellas mismas, ayudadas por la
sitaba demostrar que mantenía una «relación especial con la historia», Y sociedad moderna de consumo. Los estilos de vida de la era del jazz de-
eso le exigía mantener una política exterior dinámica. Pero, a partir de la mostraron ser más poderosos que la propaganda del partido. En la Italia
derrota de su fuerza blindada de «voluntarios>> por los republicanos espa- fascista, Edda Mussolini y otras jóvenes modernas fumaban y exhibían un
ñoles y los voluntarios internacionales en Guadalajara, en las montañas si- estilo de vida independiente, como hacían las jóvenes en todas partes des-
tuadas al nordeste de Madrid, en marzo de 1937, la política exterior aportó pués de la Primera Guerra Mundial, al tiempo que participaban también
más humillación que prestigio al régimen de Mussolini." en las instituciones del régimen." La tasa de natalidad italiana no se elevó

162
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER

por orden del Duce. Hitler no pudo mantener su promesa de retirar a las. graron había algunos no judíos (Thomas Mann fue sólo el más fumoso). El

mujeres de la fuerza de trabajo cuando llegó el momento de la moviliza­ físico Max Planck consiguió mantenerse activo en Alemania, defender cier­

ción total a causa de la guerra. to ámbito de independencia propia y de algunos de sus colegas, y no perder
A los intelectuales les resultó más tensa la relación con los regímenes el respeto de la comunidad científica internacional.107 Hubo otros intelec­
fascistas que con los movimientos fascistas iniciales. Tenían buenas razo­ tuales destacados (entre ellos el filósofo Martin Heidegger, el sociólogo Hans

nes para sentirse incómodos bajo la autoridad de antiguos combatientes Freyer'"' y el jurista Carl Schmitt)'"" que hallaron suficiente terreno en co­

callejeros que despreciaban a <<los profesores que- examinan las cosas para- , mún con el nazismo para aceptar nombramientos oficiales. Dentro del ám­

petados detrás de sus gafas, idiotas que plantean objeciones absurdas a . bito del compromiso, el acomodo y la reticencia silenciosa que adoptaron la
cada afirmación de la doctrina».98 Mucho más aún porque estos regúnenes mayoría de los intelectuales, algunas posiciones aún siguen hoy sin estar

consideraban las artes y las ciencias no como un campo de creatividad li..: claras: ¡saboteó el fisico y Premio Nobel Werner Heisenberg el programa de
bre, sino como un recurso nacional sujeto al estricto control del EstadO. energía atómica alemán desde dentro, como aseguró, o falló el programa
Como se suponía que los dirigentes tenían poderes mentales sobrehuma' porque no dispuso de financiación suficiente, porque se modificaron las
nos, los militantes fascistas preferian resolver las cuestiones intelectuales prioridades, por la ausencia de colegas judíos importantes corno Lise Meit­
por una reductio ad ducem.99 ner y por el error de sobrevaloración del propio Heisenberg acerca de la
Los regímenes fascistas tenían también poder para recompensar a in�· cantidad de plutonio necesaria para operar una pila atómica?110

telectuales dóciles y famosos con cargos y honores. Donde el régimen esta­ Aunque el entusiasmo del público no fue mmca tan total como habían
ba dispuesto a otorgar un margen notable de libertad de acción a los in, prometido los fascistas a sus aliados conservadores, la mayoría de los ciu­
telectuales, como en la Italia fascista, era posible una amplia gama de reac­ dadanos de los regímenes fascistas aceptaron las cosas tal como eran. Los
ciones. Algunos críticos liberales y socialistas rechazaron totalmente ei -
casos más interesantes son los de la gente que nunca ingresó en el partido

régimen, afrontando la detención'00 e incluso la muerte,101 y no tardó en Y que incluso puso objeciones a ciertos aspectos del régimen, pero que se
unirse a ellos la eminencia liberal intocable Benedetto Croce; en el otro ex• acomodó porque los éxitos de éste se correspondieron con algunas de las
tremo, un puñado de intelectuales auténticamente distinguidos, como el_- · cosas que ellos querían, mientras que el resto de las alternativas les pare­
filósofo Giovanni Gentile,'"' el historiador Gioacchino Volpe y el demógra­ dan peores. El eminente director de orquesta alemán Wilhelm Furtwan­

fo y estadístico Corrado Gini/03 ofrecieron un apoyo entusiasta. gler fue castigado después de la guerra por haber sido fotografiado junto a
Mussolini nunca necesitó tomar medidas serias respecto a la vida cul-' un Hitler radiante, pero, en realidad, sus relaciones con el régimen nazi

tural, porque la mayoría de los intelectuales aceptaron cierto grado de aco' fueron complicadas. Nunca ingreso en el partido. Intentó en dos tensas en­
trevistas personales convencer al Führer de que modificase su prohibición
modo con su régimen, aunque sólo fuese parcial y esporádicamente.

����;,::� !;
pecto a los signatarios del «Manifiesto de los intelectuales» de Croce, de la música y los músicos judíos. Fue destituido de algunos de sus cargos
como director por insistir en interpretar la música atonal de Hindemith.
1925, podemos encontrar a noventa de ellos escribiendo para la o
Pero compartía las ideas nazis de que «la música surge de fuerzas profun­
Enciclopedia italiana en 1931.104 Cuando se exigió a los docentes t
rios un juramento de lealtad al régimen en el año académico de 'Yoil-l.Yj'''·. <
das Y secretas arraigadas en el pueblo de la nación» ...m- especialmente de la

no se negaron más que n de un total de 1.200.105 Sólo después de


nación alemana. Consideraba inconcebible abandonar Alemania o aban­

ción racial de 1938, en la que me extenderé más en el próximo cai>ítuJo;;j: donar sus actividades musicales. Fue sin duda un personaje p�ivilegiado
bajo el fascismo, porque, a pesar de que Hitler conocía sus reservas, enten­
emigró un número significativo de intelectuales italianos.
día también lo suficiente de música como para darse cuenta de que era el
Los intelectuales afrontaron una presión más intensa en la AJ,emallla
l
mejor director de Alemania.11'"
nazi. Los ideólogos nazis intentaron transformar el pensamiento, come> er!'iii\ 1
el caso de la física alemana, que debía suplantar a la «física judía» de ""''' ''kl Aceptando acomodos de este género, los regímenes fascistas consiguie­
ron conservar la lealtad de nacionalistas y conservadores que no estaban de
tein,m6 y el «cristianismo alemán», que debía purgar la doctrina cristi.ana dlé
acuerdo con todo lo que estaba haciendo el partido.
sus influencias judias. Entre el número sustancial de intelectuales '!"�'"''
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER
LA «REVOLUCIÓN�> FASCISTA
� ¡�;;�:;��
t �- f ' capacidad productiva, orden y propiedad. Obligar a los elemen­
��r�� tradicionales de su país a someterse, quizás; transformar-
La retórica radical de los movimientos fascistas iniciales indujo a muchos
f_
sin duda; pero abolirlos, no. Los fascistas necesitaban el músculo de
observadores, entonces y posteriormente, a suponer que, una vez en el po-· bastiones del poder establecido para expresar la vitalidad y la unidad
der, los regímenes fascistas efectuarían cambios generales y fundamentales
,,,na,va�ias de su pueblo en el interior y en el escenario mundial. Los fascis-
en las bases mismas de la vida nacional. En la práctica, aunque es indiscu­
:___tas·querian revolucionar sus instituciones nacionales en el sentido de que
tible que los regímenes fascistas realizaron algunos cambios impresionan­
querían impregnarlas de energía, unidad y voluntad, pero nunca se plan­
tes, dejaron prácticamente intactas la distribución de la propiedad y la je­ ron abolir la propiedad y las jerarquías sociales.
, tea
rarquía económica y social (lo que difería radicalmente de lo que se solía Esa misión fascista de engrandecimiento y purificación nacional exigía
entender desde 1789 por la palabra <<revolución»). ¡�s cambios más fundamentales en la naturaleza de la ciudadanía y en la
Hubo dos factores que limitaron el alcance de la «revolución» fascista.
relación de los ciudadanos con el Estado que se planteabán desde las revo­
Por una parte, ni los programas fascistas iniciales ni la retórica fascista, ni
luciones democráticas de los siglos xvm y xrx. El primer paso de gigante
siquiera en sus aspectos más radicales, habían condenado nunca la riqueza fue subordinar el individuo a la comunidad. Mientras que el Estado liberal
y el capitalismo de una forma tan directa como podrfa sugerir una lectura se apoyaba en un pacto de sus ciudadanos para proteger libertades y dere­
precipitada."' En cuanto a la jerarquía social, el principio de jefatura del chos individuales, el Estado fascista encarnaba el destino nacionaL en cuyo
fascismo la reforzaba en la práctica, aunque el hecho de que propugnase la servicio alcanzaban su plenitud máxima todos los miembros del grupo na­
sustitución de la agotada elite burguesa por los «hombres nuevos>> fascistas cional. Hemos visto que ambos regímenes hallaron algunos intelectuales
pudiese poner en cierto peligro las posiciones heredadas. Pero el puñado no fascistas distinguidos dispuestos a apoyar su posición.
de auténticos marginados fascistas se integró en su mayoría en las organi­ En los estados fascistas, los derechos individuales no tenían ninguna
zaciones paralelas. existencia autónoma. El Estado de Derecho (el Rechsstaat, el État de droit)
El alcance del cambio fascista limitó, además, la desaparición de mu­ se desvaneció, junto con los principios del procedimiento debido, por los
chos radicales durante el periodo de arraigo y de llegada al poder. Cuando que se garantizaba al ciudadano un trato equitativo en los tribunales de
los movimientos fascistas pasaron de la protesta y la agrupación de re­ justicia y en los organismos del Estado. Un sospechoso absuelto por un tri­
sentimientos dispares a la conquista del poder, con sus correspondientes bunal alemán podía ser detenido de nuevo por agentes del régimen en la
alianzas y compromisos, cambiaron sus prioridades, junto con sus funcio­ puerta del juzgado y enviado a un campo de concentración sin más trámi­
nes. Dejaron de interesarse tanto por agrupar a los descontentos y pasaron te legal.115 :Un régimen fascista podia encarcelar, expoliar e incluso matar a
a centrarse más en movilizar y unificar energías nacionales para el resurgir sus habitantes a voluntad y sin limitación. Ante esta transformación radi­
y el engrandecimiento de la nación. Esto les obligó a incumplir muchas de cal de la relación de los ciudadanos con el poder público palidece todo lo
las promesas que habían hecho durante los primeros años de reclutamien­ demás.
to fascista a los social y económicamente descontentos. Los nazis en patti� Se sigue de ello, casi como en un proceso de degradación, que los regí­
cular incumplieron las promesas que habían hecho a los pequeños campe­ menes fascistas no contenían mecanismos mediante los cuales pudiesen
sinos y los artesanos, que habían sido el puntal de su base electoral, para las ciudadanos elegir a representantes o influir de algún otro modo en la
favorecer la urbanización y la producción industrial.114 forma de gobierno. Los parlamentos perdieron poder, las elecciones se sus­
A pesar de hablar a menudo de «revolucióm>, los fascistas no querían tituyeron por plebiscitos y ceremonias de afirmación, y se otorgaron pode­
una revolución socioeconómica. Querían una «revolución del alma» y una res dictatoriales casi ilimitados a los caudillos.
revolución en la posición de su pueblo dentro de la jerarquía del poder Los fascistas afirmaban que la división y la decadencia de sus comuni­
mundial. Se proponían unificar, vigorizar y potenciar a su nación deca­ dades se debían a la política electoral y, sobre todo, a los preparativos de la
dente, reafirmar el prestigio de la romanitii, o del Volk alemán, o la hunga­ izquierda para la guerra de clases y la dictadura del proletariado. Los fas­
ridad u otro destino de grupo. Consideraban que necesitaban para ello : cistas no creían que las comunidades afligidas por este mal pudiesen unifi-

!66
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER

carse por el libre juego de unos intereses humanos armoniosos por natu­ y principios de 1939, las Juventudes Hitlerianas ampliaron su porcentaje en
raleza, como habían creído los liberales. Había que unificarlos mediante la el grupo de edad comprendido entre los diez y los dieciocho años del 1 por
actuación del Estado, valiéndose de la persuasión y la organización si era ¡oo al 87 por 100."8 Cuando los ciudadanos de un Estado fascista salían al
posible, utilizando la fuerza en caso necesario. Era una tarea que exigía lo mundo se encontraban con que el régimen controlaba también sus activida­
que el sociólogo francés Émile Durkheim llamó «solidaridad orgánica11, en des durante el tiempo de ocio: el Dopolavoro en Italia y el Kraft durch Freu­
vez de la «solidaridad mecánica>). Los regímenes fascistas contaban por ello de en Alemania.
con múltiples organismos para moldear a la ciudadanía y adaptarla a una De hecho, los regímenes 'fascistas intentaron rediseñar tan radicalmen­
comunidad integrada de duros y disciplinados combatientes. El Estado te las fronteras entre lo público y lo privado que casi desapareció la esfera
fascista se interesaba especialmente por la formación de la juventud, ha­ privada. Según Robert Ley, jefe del Departamento de Trabajo nazi, en el Es­
ciendo todo lo posible por disponer del monopolio de esta función (uha tado nazi no había más individuo privado que el que estuviese dormido.119
cuestión que provocó muchos conflictos entre los regímenes fascistas y la Para algunos observadores este esfuerzo por que la esfera pública devore
Iglesia católica). del todo a la privada es en realidad la esencia misma del fascismo.'w No hay
Los regímenes fascistas emprendieron la tarea de fabricar el hombre duda de que se trata de un rasgo fundamental en el que los regímenes fas­
nuevo y la mujer nueva (cada uno en su esfera). Los sistemas educativos cistas difieren profundísimamente del conservadurismo autoritario, y aún
fascistas tenían como tarea primordial crear a hombres y mujeres <mue­ más del liberalismo clásico.
vos» que fuesen al mismo tiempo combatientes y súbditos dóciles. Los sis­ En esta visión de unidad nacional obligatoria no había margen alguno
temas educativos de los estados liberales, además de su misión de ayudar a para librepensadores ni para subcomunidades autónomas independientes.
los individuos a desarrollar su capacidad intelectual, también se dedicaban Las iglesias, la masonería, los sindicatos o las asociaciones basadas en la
ya a formar a los ciudadanos. Los estados fascistas podían valerse de las es­ clase, los partidos políticos, todos ellos eran sospechosos de sustraer algo
tructuras y el personal del sistema educativo existente; bastaba con hacer de la voluntad nacional.ul Había bases en ello para un conflicto intermina­
más hincapié en los deportes y en la formación fisica y militar. Algunas de ble con los conservadores además de con la izquierda.
las funciones tradicionales de las escuelas fueron absorbidas, sin duda, por' Los regímenes fascistas, en el cumplimiento de su misión de unificar a
organizaciones paralelas del partido, como los movimientos juveniles obli­ la comunidad dentro de una esfera pública omnipresente, disolvieron los
gatorios. En los estados fascistas todos los niños debían apuntarse automá­ sindicatos y los partidos socialistas. Esta amputación radical de lo que ha­
ticamente a organizaciones del partido que estructuraban sus vidas desde bía sido la representación obrera normal, encuadrada como estaba en un
la infancia hasta la universidad. Cerca del 70 por 100 de los italianos de proyecto de plenitud nacional y de economía dirigida, alejó a la opinión
edades comprendidas entre los seis y los veintiún años de las ciudades nor� pública menos que la pura represión militar o policial al estilo de las dicta­
teñas de Turín, Génova y Milán pertenecían a orgallizaciones juveniles fa:s.:. duras tradicionales. Y, de hecho, los fascistas tuvieron cierto éxito enla ta­
6
cistas,. aunque la proporción era mucho menor en el sur subdesarrollado.11 rea de reconciliar a algunos trabajadores con un mundo sin sindicatos ni
Hitler estaba aún más decidido a apartar a los jóvenes alemanes de sus sO.:. partidos socialistas, aquellos que sustituyeron voluntariamente la solidari­
cializadores tradicionales (padres, maestros, iglesias) y sus diversiones es­ dad proletaria frente a los patronos capitalistas por la identidad nacional
pontáneas tradicionales. «Estos muchachos-explicó al Reichstag el 4 de frente a otros pueblos.
diciembre de 1938-ingresan en nuestra organización a la edad de diez·­ El tema de la degeneración cultural fue una cuestión tan importante
años y reciben por primera vez una bocanada de aire fresco; luego, cua: para los fascistas que algunos autores lo han situado en el centro del deba­
tro años más tarde, pasan de la Jungvolk a las Juventudes Hitlerianas y allí. te. Los regímenes fascistas procuraron todos ellos controlar la cultura na­
les tenemos durante otros cuatro años. Y luego estamos menos di"s:puestos cional desde arriba, purificarla de influencias extranjeras y conseguir que
aún a volver a dejarlos en manQs de los que crearon nuestras barreras de ayudase a transmitir el mensaje de unidad y de resurgir nacional. Descifrar
se y de condición, y los incorporamos inmediatamente al partido, al Frent� )q los mensajes culturales de las ceremonias, las películas, las representacio­
��
del Trabajo, a las SAo a las SS ... y así sucesivamente)>.117 Entre fmales de:¡�·� nes Y las artes visuales fascistas se ha convertido hoy en el campo de inves-

168
ANATOMÍA DEL FASCISMO EL EJERCICIO DEL PODER

tigación más activo sobre el fascismo.ul La «lectura» de la escenografía fas� .::_goeios y empresarios italianos y alemanes se adaptaron bien a trabajar con
__

cista, aunque ingeniosa, no debería inducirnos a pensar que los regímenes Jos regímenes fascistas, al menos los que se beneficiaban de los frutos del
fascistas consiguieron establecer una homogeneidad cultural monolítica. rearme y la disciplina laboral y del considerable papel que se les otorgaba
La vida .cultural en los regímenes fascistas siguió siendo un complejo mo� en la dirección económica. La famosa organización económica corporati­
saico de actividades oficiales, actividades espontáneas que los regímenes -vista de Mussolini, en particular, estaba dirigida en la práctica por empre­
toleraban e incluso algunas ilicitas. El 99 por 100 de las películas produci­ sarios y hombres de negocios destacados.
das durante el régimen nazi era entretenimiento liviano sin contenido pro� Peter Hayes lo expone sucintamente: el régimen nazi y el empresariado
pagandístico manifiesto (no es que el contenido fuese inocente, por su� tenían «intereses convergentes pero no idénticos».128 Las áreas de acuerdo in­
puesto).1l3 Unos cuantos artistas judíos protegidos aguantaron hasta fechas cluian trabajadores disciplinados, contratos de armamento lucrativos y esti­
notablemente tardías en la Alemania nazi, y el director y actor abiertamen� mulas a la creación de empleo. Las áreas importantes de conflicto incluian
te homosexual Gustav Gründgens se mantuvo en activo hasta el final.n4 controles económicos del Gobierno, límites al comercio y el elevado coste de
En ningún campo difieren más las propuestas del fascismo inicial de lo la autarquía, la autosuficiencia económica con la qUe los nazis tenían la es­
que hicieron en la práctica los regímenes fascistas que en la política econó­ peranza de superar las escaseces que habían hecho perder a Alemania la Pri­
mica. Éste fue el terreno en el que ambos caudillos fascistas hicieron más mera Guerra Mundial. La autarquía exigía costosos sustitutos (Ersatz) de
concesiones a sus aliados conservadores. De hecho, la mayoría de los fas­ productos que antes se importaban, como el petróleo y el caucho.
cistas (sobre todo una vez que tuvieron el poder) consideraban la política Los controles económicos perjudicaban a las empresas más pequeñas y
económica sólo un medio de conseguir los fines fascistas, más importan­ a las que no participaban en el rearme. Las limitaciones al comercio crea­
tes, de unificar, expandir y dinamizar la comunidad.u5 La política econó­ ron problemas a e1npresas que habían obtenido anteriormente importan­
mica tendía a estar condicionada por la necesidad de preparar y desenca­ tes beneficios con las exportaciones. El gran conglomerado químico l. G.
denar la guerra. La política estaba por encima de la economía.126 Farben es un excelente ejemplo: antes de 1933 había prosperado en el co­
Se ha gastado mucha tinta debatiendo sobre si el fascismo representó . mercio internacional; después de 1933, los directivos de la compañía se
una forma de capitalismo en situación de emergencia o un mecanismo adaptaron a la autarquía del régimen y aprendieron a prosperar notoria­
ideado por los capitalistas mediante el cual el Estado fascista (su agente) mente participando en el rearme alemán/29
disciplinó la fuerza de trabajo de un modo que no era capaz de hacer nin­ El mejor ejemplo del gasto de sustitución de importaciones fue la Her­
guna dictadura tradicional. Hoy está muy claro que el empresariado puso mann Goering Werke, creada para fabricar acero a partir de mineral de ca­
frecuentes .objeciones a aspectos específicos de las políticas económicas lidad inferior y de lignito de Silesia. Los fabricantes de acero se vieron obli­
fascistas, en ocasiones con éxito. Pero la política económica fascista res­ gados a ayudar a financiar esta operación, a la que plantearon fuertes
pondía a prioridades politicas, y no a la racionalidad económica. Tanto objeciones.130
'
Mussolini como Hitler tendían a pensar que la economía podría someter­ Los hombres de negocios tal vez no consiguiesen todo lo que querían
se a la voluntad del gobernante. Mussolini volvió al patrón oro y revaluó la de la economía controlada nazi, pero lograron mucho más que los radica­
lira a noventa por libra esterlina en diciembre de 1927 por rawnes de pres­ les del Partido Nazi. En junio de 1933, Otto Wagener, un <<viejo combatien­
tigio nacional, y pese a las objeciones de su propio ministro de Finanzas.1l7 te» que se había convertido' en jefe de la sección de política económica del
El fascismo no fue la primera elección de la mayoría de los empresarios partido y que se tomaba lo suficientemente en serio su nacionalsocialismo
y hombres de negocios, pero la mayoría de ellos lo prefirieron a las posibles como para querer sustituir el «espíritu egoísta de beneficio de la persona
alternativas en las condiciones especiales de 1922 y 1933: el socialismo o un por el esfuerzo común en interés de la comunidad>>, parecía probable que
sistema de mercado disfuncional. Así que aceptaron mayoritariamente la se convirtiese en ministro de Economía. Hermann Goering, el dirigente
formación de un régimen fascista y se acomodaron a sus exigencias, apar­ nazi más próximo al empresariado, marginó habilidosamente a Wagener
tanda a los judíos de la administración y la dirección y aceptando onero­ comunicándole a Hitler que había estado haciendo campaña dentro de la
sos controles económicos. Con el tiempo, la mayoría de los hombres de ne- jefatura nazi para ese nombramiento. Hitler, que se enfurecía ante la más

170 171
EL EJERCICIO DEL PODER
ANATOMÍA DEL FASCISMO
vida de la comunidad. Fue contrarrevolucionario, sin embargo, respecto a
leve incursión en su autoridad para nombrar a ministros, le expulsó
proyectos tradicionales de la izquierda, como las libertades individuales,
partido y nombró para el cargo al doctor Kurt Scbmitt, director de Allianz,
los derechos humanos, el procedimiento debido y la paz internacional.
la mayor compañía de seguros de Alemania.
· En suma, el ejercicio fascista del poder se desarrolló a través de una coa­
El radicalismo económico nazi no desapareció, sin embargo. Los eje-
. lición compuesta por los mismos elementos en la Italia de Mussolini que
�utivos de las empresas de seguros privadas nunca dejaron de combatir los' ___, en la Alemania nazi. Fue el peso relativo del caudillo, el partido y las insti­
mtentos de radicales nazis para sustituidas por mutualidades sin ánimo de e

tuciones tradicionales lo que diferenció un caso del otro. En Italia el Esta­


lucro dentro de cada sector económico: el seguro «vólkisch>>. Los radicales
do tradicional acabó imponiéndose al partido, principalmente porque
Mussolini temía a sus propios seguidores más militantes) a los ras locales y
hallaron algunos nichos para las aseguradoras públicas en empresas de las
SS en los territorios ocupados y en el Frente del Trabajo, pero las asegura­
a sus escuadristas. En la Alemania nazi el partido pasó a dominar al Estado
doras privadas maniobraron con tanta habilidad dentro del régimen, que,
y a la sociedad civil, sobre todo después del inicio de la guerra.
a algunos de ellos les disgustaba, que acabaron haciéndose con un 85 por
Los regímenes fascistas funcionaron como un epoxy: una amalgama
loo del mercado, incluyendo pólizas sobre el Berghof de Hitler, el Karinhall
de dos agentes muy distintos, el dinamismo fascista y el orden conserva­
de Goering y las fábricas de trabajo esclavo de Auschwitz y de otros luga'
dor, coaligados por su hostilidad compartida hacia el liberalismo y la iz­
res.131 La mayor parte de los radicales del movimiento nazi en el sectOr
quierda, y por una voluntad compartida de no detenerse ante nada, para
económico dimitieron (como Otto Strasser), perdieron influencia (como
destruir a sus enemigos comunes.
Wagener) o fueron asesinados (como Gregor Strasser). Los «sindicalistas
integrales» italianos perdieron influencia (como Rossoni) 0 abandonaron
el partido (como Alceste de Ambris).
A corto plazo, al hundirse las economías liberales a principios de la dé-- · ·
cada de 1930, las econonúas fascistas pudieron parecer más capaces que las
de las democracias de realizar la dura tarea de reconciliar a las poblaciones·
c n una disminución del consumo personal que permitiese una tasa supe­

nor de ahorro e inversión, sobre todo en el campo militar. Pero hoy sa­
bemos que nunca consiguieron alcanzar los índices de crecimiento de la
Eu�opa de posgu�rra, ni los de la de antes de 1914, ni incluso los que consi-'
gmeron, voluntana y tardíamente, algunas de las democracias con la mo�
vilización total en el periodo bélico. Esto hace difícil aceptar la definición
del fascismo como una «dictadura desarrollista» apropiada para naciones
de desarrollo industrial tardío.''' Los fascistas no querían desarrollar la
economía sino prepararse para la guerra, aunque necesitasen para ello ace� - .
lerar la producción de armamento.
Los fascistas tenían que hacer algo respecto a la seguridad social. En :
-_ ·
Alemania, los experimentos de la República de Weimar en ese campo ha�: ,,
bían resultado demasiado caros después de la Depresión de ,929. Los
los recortaron y pervirtieron mediante formas raciales de exclusión.
ningún régimen fascista intentó desmantelar la seguridad social pú1blica,
(como podrían haber hecho los simples reaccionarios).
El fascismo fue revolucionario en sus concepciones radicalmente nue�$¡(',1 1
vas de ciudadanía, de la forma en que los individuos parti',0ipahan en•J!

173
172
S

A LARGO PLAZO: ¡RADICALIZACION O ENTROPÍA?

Los regímenes fascistas no podian asentarse en un goce descansado del po­


der. El caudillo carismático había hecho promesas espectaculares: unificar,
purificar y dinarnizar su comunidad; salvarla de la blandenguería del ma­
terialismo burgués, la confusión y la corrupción de la política democráti­
ca, y la contaminación de gentes y culturas extrañas; cortar el paso a la
amenaza de una revolución de la propiedad mediante una revolución de
los valores; salvar a la comunidad de la decadencia y la descomposición.
Había ofrecido soluciones drásticas para estas amenazas: violencia contra
los enemigos, tanto internos como externos; inmersión total del individuo
en la comunidad; purificación de la sangre y de la cultura; y las empresas
electrizantes del rearme y de la guerra expansionista. Había garantizado a
su pueblo una «relación privilegiada con la historia>>.1
Los regímenes fascistas tenían que causar una impresión de empuje di­
námico («revolución permanente» Y para cumplir esas promesas. No po­
dían sobrevivir sin ese impulso resuelto y embriagador hacia delante. Sin

1 una espiral incesante y creciente de retos cada vez más audaces, los regí­
menes fascistas se arriesgaban a caer en algo parecido a .un autoritarismo
tibio.3 Con ella, se dirigían hacia un paroxismo final de autodestrucción.
Los regímenes fascistas o parcialmente fascistas no es inevitable que
consigan mantener el impulso. Varios regímenes considerados a veces fas­
cistas siguieron de forma deliberada el curso opuesto de amortiguar el di­
namismo. Se «normalizaron» ... y se convirtieron por ello en más autorita­
rios que fascistas.
Al dictador español Francisco Franco, por ejemplo, suele considerárse­
le fascista porque en su conquista armada del poder en la Guerra Civil es­
pañola contó con la ayuda directa de Mussolini y Hitler. De hecho, ayudar

175
ANATOMÍA DEL FASCISMO A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPÍA?
a los republicanos españoles a defenderse de la rebelión de Franco después cional con un mínimo de agitación fascista, lo que era claramente su pre­
de julio de 1936 constituyó la primera cruzada antifascista y la más emble­ ferencia, indiscutible después de 1942 y probablemente ya antes.
mática. Después de su victoria de marzo de 1939, Franco desencadenó una Después de 1945 la Falange se convirtió en una asociación incolora de
sangrienta represión en la que tal vez muriesen hasta 2oo.ooo personas, e solidaridad cívica, a la qne se aludía normalmente con el simple apelativo
intentó resguardar su régimen del intercambio económico y de la conta­ de <<el MovimientO>>. En 1970 se abolió incluso el nombre. Pero por enton­
minación cultural del mundo democrático.' Virulentamente hostil a la de­ ces la España franquista hacía mucho ya qne se había convertido en un ré­
mocracia, el liberalismo, el laicismo, el marxismo y sobre todo la masone­ gimen autoritario dominado por el Ejército, los funcionarios, los hombres
ría, Franco se unió a Hitler y Mussolini en abril de 1939 como signatario de negocios y empresarios, los terratenientes y la Iglesia, sin apenas colora­
del Pacto Anti-Comintern. Durante la Batalla de Francia, en 1940, se apo­ ción fascista visible.'
deró de Tánger. Parecía deseoso de una mayor expansión territorial a ex" Portugal, cuyo régimen parlamentario de deficiente funcionamiento
pensas de Inglaterra y Francia y de convertirse en un «socio militar pleno había sido derrocado por un golpe militar en 1926, estaba gobernado des­
del Eje>>.' de principios de la década de 1930 por un retraído profesor de Economía
Pero cuando Hitler le presionó para que actuara, el cauto Caudillo exi­ de ideología católica integrista, Antonio de Oliveira Salazar. El doctor Sa­
gió siempre un precio demasiado alto por entrar en la guerra al lado del la>ar se inclinó aún más que Franco por un cauto quietismo. Mientras que
Eje. Pocos días después de entrevistarse con Franco en Hendaya, en la fron­ Franco sometió el partido fascista á su control personal, en julio de 1934
tera francoespañola, elz3 de octubre de 1940, Hitler le dijo a Mussolini que Salazar abolió directamente lo más próximo que tuvo Portugal a nn movi­
prefería que le arrancasen tres o cuatro muelas a tener que pasar otras nue­ miento fascista auténtico, los nacionalsindicalistas de camisa a2ul de Roláo
ve horas negociando con aquel «cerdo jesuita».' Después del terrible baño Preto. Los fascistas portugueses, se quejaba Salazar, estaban «siempre enfe­
de sangre de 1936-1939, Franco quería orden y tranquilidad; el dinamismo brecidos, excitados y descontentos [ ...] , gritando, enfrentados con lo impo­
fascista se adaptaba mal a su temperamento reservado. sible: ¡Más! ¡Más!».' Salazar prefirió controlar a la población a través de
El régimen de Franco tenia un solo partido (la Falange), pero, sin «es­ instituciones «orgánicas», tan poderosas en Portugal, como la Iglesia.
tructuras paralelas», carecía de poder autónomo. Aunque creció hasta con­ Cuando estalló la Guerra Civil en la vecina España en 1936, la autori­
tar con casi un millón de miembros durante el periodo de victorias alema­ dad «orgánica» no era ya suficiente. El doctor Salazar experimentó con un
nas de 1941-1942 y prestó un apoyo útil a la dictadura con su ceremonial, el <<Nuevo Estadm> (Estado Novo) fortalecido con instrumentos tomados del
Caudillo no le permitió participar en la elaboración de la política ni en la fascismo, que incluían una organización laboral corporativista, un movi­
administración. miento juvenil (Juventnd Portuguesa, o Mocidade Portuguesa) y un impo­
Como ya indicamos en el capítulo 2, el fusilamiento del carismático tente «partido único» ataviado con camisas azules, la Legión Portuguesa/o
jefu de la Falange José Antonio Primo de Rivera al principio de la Guerrá Portugal rechazó el expansionismo fascista y se mantuvo neutral durante
Civil ayudó a Franco a establecer la preeminencia de las elites asentadas y la Segunda Guerra Mundial y en todos los conflictos posteriores, hasta que
del Estado normativo. Tras eso pudo explotar la multiplicidad de los partí�. decidió combatir al movimiento de independencia angoleño en 1961. El
dos de extrema derecha y la inexperiencia del sucesor de José Antonio, Ma­ doctor Salazar, con la esperan2a de ahorrarle a Portugal los dolores del
nuel Hedilla, para reducir aún más la influencia fascista. Sumergió hábil­ conflicto de clase, se opuso incluso al desarrollo industrial de su país hasta.
mente a la Falange dentro de una organización aglutinadora amorfa que la déc<ida de 1960. Su régimen no sólo no era fascista, era «voluntariamen­
incluía a fuscistas y monárquicos tradicionalistas, la Falange Española Tra­ te no totalitario�>, prefiriendo dejar que aquellos de sus ciudadanos que se
dicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista. Su jefe fue mantenían al margen de la política pudiesen «vivir según la costumbre>>.11
condenado a «la impotencia como un elemento decorativo del séquito de En el otro extremo, la Alemania nazi fue la única que experimentó la
Franco».' Cuando Hedilla intentó reafinnar una autoridad independiente radicalización plena. Una guerra victoriosa de exterminio en el Este brin­
abril de 1937, Franco mandó arrestarlo. La domesticación de la Fallan:ge dó una libertad de acción casi ilimitada al «Estado prerrogativm> y sus «ins­
hizo que le resultara más fácil a Franco dar a su dictadura la forma tituciones paralelaS>>, liberadas de las limitaciones subsistentes del <<Estado

177
ANATOMÍA DEL FASCISMO

normativo», tal como existían. En una «tierra de nadie�� compuesta de te�


r· iif:- '�-.i�·z;-',-
. A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPÍA?

. <._-;.:. .:.. Otro ciclo de radicalización y normalización fue el que siguió al asesi­
' ,.w dd '"''�'"".;,""' Gj,-o M,�o,;." L< ''""'" •ruociOo d'
_

rritorios conquistados en lo que había sido Polonia y las zonas accidenta�


1
les de la Unión Soviética, los radicales del Partido Nazi se sintieron libres M:ussolini al alud de criticas subsiguiente fue _una mayor «normali7..acióm�:
para materializar sus fantasías extremas de limpieza racial. La radicaliza� asignó en 1923 un ministerio crucial como el de Interior, con su supervi­
ción extrema se mantiene latente en todos los fascismos, pero las circuns� sión de la policía, a Luigi Federzoni, jefe del Partido Nacionalista. Tras va- ·

tandas de la guerra, y particularmente de las guerras victoriosas de con� cilar durante seis meses ante los ataques no sólo de la oposición democrá­
quista, le dan los medios de expresión más plenos. tica, sino también de algunos de sus aliados c__onservadores, aparentemente
No faltaban los impulsos radicalizadores en la Italia de Mussolini. El paralizado por la incertidumbre, el Duce se vio forzado por la presión de
régimen fascista, desgarrado entre los impulsos periódicos de revigorizar a los radicales del partido (como vimos en el capitulo 3) a efectuar lo que
los viejos camisas negras y el tirón normalizador"de los compañeros de vía� equivalía a un golpe de Estado preventivo el 3 de enero de 1925, y a iniciar
je conservadores, siguió una trayectoria irregular. Mussolini había popula­ un largo proceso que, con paradas y arrancadas, sustituyó el régimen par­
rizado el término «totalitarismo» y continuó sazonando sus discursos con lamentario por lo que él llamó, con cierta exageración� un Estado «totali­
apelaciones grandilocuentes a la acción y con promesas de la revolución. tario>>. El nombramiento de uno de los militantes fascistas más intransi­
Pero vacilaba en la práctica, inclinándose por uno u otro extremo, dando gentes, Roberto Farinacci, como secretario del Partido Fascista pareció
rienda suelta a los radicales del partido cuando le parecía que su posición confirmar su intención de dejar que el partido marcase el ritmo, se infil­
de poder se beneficiaría de ello, pero frenándolos con mayor frecuen­ trase en la burocracia y controlase la elaboración de la política nacional.
cia cuando su Gobierno necesitaba condiciones estables y un Estado indis­ Cuando Mussolini destituyó a Farinacci en abril de 1926/4 poco más de
cutible. un año después, y lo sustituyó por el menos obstinado Augusto Turati
Mussolini, que había sido un jugador audaz durante la «toma del po­ (1926-1929), fortaleció de nuevo, sin embargo, el Estado normativo a ex­
den>, preferió, como primer ministro, la estabilidad a la aventura. La ten­ pensas del partido. Fue en este punto, muy significativamente, cuando
dencia a la normalización que había aparecido por primera vez en 1921 con confió la policía italiana a un funcionario profesional, Arturo Bocchini, en
el pacto de pacificación que propuso a los socialistas, habría de crecer con los vez de a un fanático del partido del estilo de Himmler. El funcionamiento
años, por la fuerza de las circunstancias además de por su predilección per­ de la decisiva fuerza policial según principios burocráticos (ascenso de
sonal. Como vimos en el capítulo 3, procuró, durante los dos primeros profesionales con experiencia por antigüedad, respeto a los procedimien­
años que siguieron a su toma de posesión del cargo en 1922, poner coto al tos legales al menos en casos no políticos) en vez de como parte de un Es­
aventurismo del partido y al poder rival· de los ras afirmando la primacía tado prerrogativa de poder arbitrario ilimitado, fue la divergencia más im­
del Estado. No quiso desafiar los amplios poderes que ostentaban la mo­ portante del fascismo italiano respecto a la práctica nazi.
narquía, la Iglesia y sus socios conservadores. La política económica de En 1928 Mussolini destituyó al viejo militante sindicalista Edmondo
Mussolini se atuvo durante esos primeros años a las políticas de laissez-fai­ Rossoni de la jefatura de los sindicatos fascistas, poniendo fin a sus inten­
re de los regímenes liberales. Su primer ministro de Finanzas (1922-1925) tos de otorgarles una cuota real de la política económica y una represen­
fue el profesor de Economía (y activista del partido) Alberto de Stefuni, tación equitativa junto con los directivos empresariales en un conjunto
que redujo la intervención del Estado en la economía, redujo y simplificó único de organizaciones corporativas. Tras la marcha de Rossoni, el mo­
los impuestos, disminuyó el gasto público y equilibró el presupuesto. nopolio de la representación laboral de los sindicatos fascistas fue lo único
Comprometido no sólo con el libre comercio sino también con el ideal fas­ que quedó del «sindicalismo fascista>>, Los trabajadores y la dirección se
cista de estimular la energía productiva, enfureció, ciertamente, a algunos enfrentaron en organizaciones independientes y los representantes sindi­
empresarios y hombres de negocios recortando gravámenes a la importa­ cales fueron desterrados del lugar de trabajo. La forma en que se desarro­
ción como el que protegía el azúcar de remolacha nacional, que resultaba lló el tan cacareado <<Estado corporativm> de Mussolini equivalió a partir
muy cara. Pero mostró, en general, <<Una tendencia indiscutible a favorecer de entonces, en la práctica, al fortalecimiento, bajo la autoridad del Estado,
al mundo de los negocios».12 del «poder privadm� de los patronos.15

178 179

'',
ANATOMÍA DEL FASCISMO
A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPÍA?
El paso más decisivo de Mussolini hacia la norm
Lateranense con el papado." Aunque este tratad
alización fue el
o había prohibido
��
de radicalización tenían que haber surgido de abajo: a rav s de iniciativ�s
tividad política católica en Italia, sus consecuenc tomadas por subordinados irritados por emergene1a� oc es y convenCI­
ias a largo plazo dos de que el Führer encubriría sus excesos como habm hecho con lo ase­
favorables para la Iglesia. El Papa Pío XI, que �
no era ningún dem<ká
sentía pocas simpatías en realidad por los partid sinatos de Potempa. Esta postura se denominó, en los debates de la decada
os políticos católicos,
firiendo mucho más concentrarse en las escue de 19so, «estructuralismm>. .
las y en la Acción Católica;
red de asociaciones obreras y juveniles que transf No necesitamos aceptar el absurdo del «estructuralism�)� puro para re-
ormarían la sociedad ,
de delltro.17 A partir de entonces (pese a un enfren conocer que, además de las acciones o las palabras del caudillo, los regu:'e­
tamiento con los
cos fascistas que arremetieron en 1931 contra nes fascistas incluyen impnlsos radicalizadore� desde �ba¡o que los d1fe­
los programas de la jm1entl.l� ¡¡ 1 .
católica), las organizaciones de base vincnladas rencian notoriamente de las dictaduras autoritanas tradicmnales. He aludido
a la Iglesia habrían de ' . ' '
al estimulo deliberado de las expectativas de dmam1smo, ag1tac1ón, em-
brevivir al fascismo y sostener el prolongado predo
guerra del Partido Demócrata Cristiano.'" Muss
minio político de
olini había retro<:edid9
;: je y riesgo que formaban parte del atractivo del fascismo, y que r�sulta­
mucho hacia el Gobierno autoritario tradicional, il ba peligroso abandonar del todo porque se corr�a d riesgo de debiltar la
en el que la m<>narc¡UÍ¡i;é,';
la patronal organizada, el Ejército y la Iglesia principal fuente de poder independiente de las v1e¡as elites de que el cau-
Católica disponían de ora:rri é' 1
des áreas de responsabilidad autónoma indep dillo disponía.
endiente tanto del PaJctiCio :i; .
Fascista como del Estado italiano. El partido y sus militantes eran en si una fuerza poderosa para la _ra.d1-
Mussolini probablemente prefiriese gobernar calización continuada. Ningún régimen era auténticamente fasclSta �m un
de ese modo al hacer:se<1
movimiento popnlar que le ayudase a conseguir el poder, a mo�opol�zar la
se sentia impaciente rn•n <>i
mayor, pero sabía que la generación más joven
régimen envejecido. «Estábamos equipados actividad política y a desempeñar un papel importante en la v1da publica
'

espiritualmente para ser


cuadras de asalto-se quejaba el joven fascista con sus organizaciones paralelas después de llegar al poder. Ya sab�mos
Indto Montanelli en '"':;-ce.
pero el destino nos ha dado el papel de guard qué graves problemas podía plantearle el partido al caudillo. Sus milit�­
ias suizos del orden estableck
do>>." Ésa fue una de las razones de que en 1935 teS, curtidos en muchos combates, estaban sed1entos de recompensas m­
emprendiese el camino clá"
sico «hada adelante�> de un régimen fascista: mediatas (puestos de trabajo, poder, dinero), que r_eclamaban de formas
una guerra de agresión eh
Etiopía. Ya examinaré con más detalle luego que perturbaban la necesaria cooperación del caudillo con el orden esta­
" la espiral descendente de :
aventura radicalizadora que siguió: la «revo blecido. Viejos camaradas del partido podían convertirse en nvales por el
lución cultural» de 1936,1938;
la guerra europea de 1940 y la República títere papel supremo si el caudillo fallaba.
de Salo bajo ocupación nazi .
de 1943-1945. · Todos los caudillos fascistas, Hitler inclnido, tuvieron problemas con
el partido, como vimos en el capitulo anterior. Necesitaban mantenerlo
a raya, pero difícilmente podrían prescindir de él, ya que e�a su a;ma
principal en la rivalidad permanente que mant�nia con las vleJaS ehtes.
¿QUÉ IMPULSA A LA RADICALIZACIÓN? .
Hitler resolvió sus conflictos con el Partido Naz1 con �u rap1dez Y bruta­
Este breve repaso de las vacilaciones de Muss lidad características, pero hay que tener en cuenta que ni siquiera él con­
olini entre normalización y' -­
radicalización parece indicar que es sólo el siguió hacerlo sin tensión, y que no siempre tuvo un control perfecto Y
dirigente quien impulsa las co� ,
sas hacia adelante, una postura que pasó a cono total de él.
cerse como «intencionaJis_¡ -_' ­
mm>, y a debatirse, en la década de 1980.2 Tampoco Mussolini era reacio al derramamiento de san�e, com� tes-
1 Pero es evidente que las in.­
tenciones del caudillo significan poco si los timonian los asesinatos de los hermanos Rosselli y de Matteoth. Pero so�o se
agentes de policía, los coman,
dantes del Ejército, los magistrados y los funci atrevió a ejecutar a los lugartenientes del partido rebeldes en 1944, ba¡o la
onarios no están .-li•m1:es·tos
a obedecer sus órdenes. Considerando al bota alemana.n A veces cedía ante ellos (por ejemplo, cuando abandonó su
notoriamente indolente
algunos investig�dores se sintieron inclinados propuesta de un pacto de pacificación con los socialistas, tras cuatro mes�s
a proponer que ]o,; irnpulsos .cétl
de estridente debate en el partido, en noviembre de 1921, y cuando asum1ó

180
181
ANATOMÍA DEL FASCISMO A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPÍA?

el poder dictatorial en enero de 1925). Intentó con frecuencia canalizados �


---- -, �-ar Y siempre receló de sus colaboradores competentes ... una forma de go­
-

como cuando en 1925 nombró secretario del partido a Farinacci, o com � bernar que produjo 1nás inercia que radicalización.
cuando desvió las energías de otro ras poderoso, Italo Balbo, hacia la Fuer­ Fue la guerra la que aportó el impulso.radicalizador más claro del fas­
za Aérea y el Imperio africano. cismo. Aunque sería más exacto decir que la guerra desempeñó un papel
Hitler, de una forma parecida a Mussolini en su propio periodo de lais­ circular en los regímenes fascistas. Los movimientos fascistas iniciales
sez-faire con Alberto de Stefani, nombró como primer ministro suyo de arraigaron en una exaltación de la violencia agudizada por la Primera Gue­
Finanzas al conservador Lutz Graf Schwerin von Krosigk.�3 Durante un rra Mundial, y hacer la guerra resultó esencial para la cohesión, la discipli­
tiempo el Führer dejó también la política exterior en manos de diplomáti­ na y la energía explosiva de los regímenes fascistas. La guerra, una vez ini­
cos profesionales (con el aristócrata Constantin von Neurath como minis­ ciada, hacía que fuese necesario imponer medidas más extremas y hada, al
tro de Exteriores) y el Ejército en manos de militares profesionales. Pero en mismo tiempo, que resultasen más aceptables para la población. Parece ser
el caso de Hitler el impulso de reducir el Estado normativo y ampliar el regla general que la guerra es indispensable para el mantenimiento del
prerrogativa fue mucho más sostenido que en el de Mussolini. Controlaba tono muscular fascista (y, en los casos que conocemos, también el motivo
totalmente su partido y explotó los impulsos radicales de éste para su en­ de su defunción).
grandecimiento personal frente a las viejas elites, y (después del baño de Parece claro que tanto Hitler como Mussolini eligieron deliberadamen­
sangre ejemplar de junio de 1934) raras veces necesitó frenarlo. En contra te la guerra como un paso necesario para alcanzar el pleno potencial de sus
de lo pregonado por la propaganda durante la guerra y de una imagen po­ regímenes. Querían utilizar la guerra para endurecer a la sociedad interna
pular perdurable, la Alemania nazi no fue una máquina ronroneante y además de para conquistar espacio vital. Hitler le dijo a Goebbels que «la
bien engrasada. Hitler permitió a los organismos del partido competir con guerra hizo que pudiésemos resolver toda una serie de problemas que no se
departamentos del Estado más tradicionales y nombró a lugartenientes podrían haber resuelto nunca en tiempos normales��.27
leales para tareas que se solapaban y que les hadan enfrentarse entre ellos. Hitler buscó deliberadamente el enfrentamiento. ¡Quería la guerra?
Las luchas <<feudales>>'4 consiguientes por la supremacía dentro del partido A. ). P. Taylor aseguró en 1962 que en septiembre de 1939 Hitler se tropezó
y del Estado y entre uno y otro alarmaron a los alemanes que estaban or­ con una guerra que no quería, y que fue el primer ministro británico Ne­
gullosos del funcionariado tradicional independiente y excelentemente pre­ ville Chamberlain el que tomó la decisión fatal de la guerra al prometer a
parado de su país. Fritz- Dietlof, conde Von der Schulenburg, un joven ofi­ Polonia una garantía militar en marzo de 1939.'' El revisionismo de Taylor
cial prusiano al que había atraído inicialmente el nazismo, se lamentaba en fue útil, porque obligó a efectuar un examen más detenido de los archivos.
1937 de que <<el pnderdel Estado, antes unificado, ha sido fragmentado en una Pero la conclusión más convincente es que, si bien Hitler puede que no de­
serie de autoridades diferenciadas; el partido y las organizaciones profesio­ sease en realidad la larga guerra de desgaste en dos frentes que al final tuvo,
nales trabajan en las mismas áreas y se superponen sin que haya ninguna probablemente quisiese una guerra local, breve y victoriosa en Polonia... o
división clara de responsabilidad». Temía <<el final de un auténtico fundo­ al menos la impresión pública de haberse salido con la suya mediante una
nadado y la aparición de una burocracia servn��.�5 el<hibición de fuerza. Todas las fibras del régimen nazi se habían concen­
Vimos en el capítulo anterior que Hitler, bohemio y perezoso, dedica­ trado en la tarea de preparar a Alemania material y psicológicamente para
ba el menor tiempo posible a las tareas de gobierno, al menos hasta que es­ la guerra, y no utilizar esa fuerza, en un momento u otro, produciría una
talló la guerra. Proclamaba sus visiones y sus odios en discursos y ceremo­ pérdida de credibilidad potencialmente mortífera.
nias y permitía a sus ambiciosos subordinados buscar el medio más radical Mussolini se sentía tan claramente atraído por la guerra como Hitler.
de materializarlos en una lucha darwiniana por la atención y la recompen­ «Cuando se acabe España, pensaré en otra cosa-le dijo a su yerno y mi­
sa. Sus lugartenientes, que conocían muy bien las ideas fanáticas de su cau­ nistro de Asuntos Exteriores Galeazzo Ciano--. El carácter del pueblo ita­
dillo, <<trabajaban en la dirección del Führer»,'' que lo único que tenía que liano se debe moldear en la lucha».'' Ensalzaba la guerra como única fuen­
hacer en realidad era arbitrar entre ellos. Mussolini, completamente dis­ te del progreso humano: <<La guerra es para los hombres como la maternidad
tinto de Hitler por su entrega a la pesada tarea de gobierno, se negó a dele- para las mujeres».:w
A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN 0 ENTROPÍA?
ANATOMÍA DEL FASCISMO


Menos de un �ñ� �espués e convertirse en primer ministro, en ag�4�-:­ importante de ritual público para la España franq�ista. La Francia derro­
tada, bajo el régimen de Vichy de un héroe de la Prunera Guerra Mundial,
to de 1923, Mussohm hizo su pnmer debut en política exterior con el inci� ·
el mariscal Pétain, dedicó mucha energía a la pompa militar y la exhibición
dente de Corfú, un ejemplo espectacclar de bravuconería fascista. Después
. .
de que un general Italiano y otros miembros de una comisión italiana �
� �
patriótica. Pidió insistente� e�te a las aut� ri �des na:is de ocupaci n que
. permitiesen al pequeño EJérnto del Armisticio de VIchy desempenar �n
mtentaba resolver una disputa fronterJZa entre Albania y Grecia fuese·0· ·
.
·

.
_ .
. papel más importante en la defensa del suelo francés ante una mvaswn
as�smados, al parecer por bandidos griegos, Mussolini envió al Gobierrió
aliada." Ni siquiera el quietista dictador portugués Salazar podía olvidar el
gri�go una lista de exigencias desorbitadas. Como las autoridades griegas
Imperio africano, que aportaba un apoyo económico y emotivo importan­
vacilaban, fuerzas Italianas bombardearon y ocuparon la isla de Corfú. ,

E Duce inició los preparativos para invadir Etiopía en I933-I934· Esa
.
te a su Estado autoritario.
Pero hay una diferencia entre la glorificación que las dictaduras auto­
declSlón fatídic� (le almeó rrrevo�ablemente con Hitler contra Inglaterray
ritarias hacen de lo militar y la entrega emotiva de los regímenes fuscistas a
FranCia) se debió tanto a la necesidad de hacer revivir el dinamismo fastis;
la guerra. Los autoritarios utilizaban la pompa militar, pero poco combate
real, para ayudar � sostener regímenes consagrados a la preservación del
ta como a los sueños imperiales nacionalistas tradicionales y el deseo de

statu quo. Los regímenes fascistas no podían sobrevivir sin la adquisición


venganza por la derrota de Italia por Etiopía en Adua en I896. A principios
de la década de I930 el régimen fascista italiano se enfrentaba a una crisis de
. activa de territOrio nuevo para su «raza,, (Lebensraum, spazio vitale), y eli­
ide�tidad Llevaba una década en el poder. Los Camisas Negras se estaban
. gieron deliberadamente la guerra agresiva para conseguirlo, con el claro
ha�Iendo complacientes y se habían abierto las filas del partido a todos los
propósito de estimclar el dinamismo de su población.
a:nb1Stas. Muchos jóvenes se estaban haciendo mayores de edad sin cono­
Además, la radicalización fascista no era simplemente un gobierno de
comento del periodo inicial heroico del fascismo y veían a los fascistas sólo
guerra. Hacer la guerra radicaliza, claro está, a todos los regímenes, fascis­
tas o no. Todos los estados exigen más de sus ciudadanos en época de gue­
como oportunistas que llevaban una vida tranquila y cómoda. ·

. Más tarde, cuando se aproximaba la guerra europea, aunque Mussoli­ rra, y los ciudadanos están más dispuestos, si creen que se trata de una
m (a diferencia de Hitler) quería claramente un acuerdo negociado para
guerra legítima, a hacer sacrificios excepcionales por la comunidad, e in­
resolver la crisis checa en 1938 y la crisis polaca en agosto de 1939, no se po­
cluso a prescindir de algunas de sus libertades. El aumento de la autoridad
día permitir quedarse a un lado eternamente. Cuando Alemania parecfa
del Estado parece legitimado cuando el enemigo está a las puertas. Duran­
estar a punto de conseguir la victoria definitiva, entró precipitadamente en
te la Segunda Guerra Mundial los ciudadanos de las democracias acepta­
la guerra atacando a Francia el w de junio de 1940, a pesar del precario es·
ron no sólo sacrificios materiales, como el racionamiento y el reclutamien­
to, sino también importantes limitaciones a su libertad, como la censura.
tado de sus Fuerzas Armadas. Es posible que, dado que tal vez compartie�
se en cierto grado la convicción de sus lugartenientes radicales de que ia:
En Estados Unidos, durante la Guerra Fría, una corriente insistente de opi­
g�erra restauraría el espíritu original del fascismo,31 quizás pensase tani·
nión quiso limitar de nuevo las libertades, para poder derrotar al enemigo
b�én que fortalecería su propio control. Sobre todo, había proclamado las
comunista.
vutudes marciales durante demasiado tiempo para mantenerse al margéii_: ·­
Pero el gobierno de guerra bajo el fascismo no es lo mismo que la sus­
de una vi�toria ap�rentemen:e fácil sin hacer el ridículo.32 Los ataqueS �e. , pensión temporal y voluntaria de las libertades de las democracias. En los
.
M�ssohm a Albama y a GreCia en el otoño de 1940 fueron necesarios, así� regímenes fascistas en guerra, una minoría fanática dentro del partido o
�1smo, por razones de prestigio y para mantener la ficción de que estab�"
del movimiento puede sentirse con libertad para expresar un furor que ex­
hbrando su propia guerra, «paralela>> a la de Hitler. No había ninguna fi' . cede notoriamente cualquier cálculo racional de interés. De este modo,
nalzdad estratégica o económica vital en ninguna de esas campañas. ·
Volvemos a la idea de Hannah Arendt de que los regímenes fascistas se
Hasta los regímenes autoritarios no radicalizados glorificaban lo mili-<.� construyen sobre la fragmentación de sus sociedades y la atomización de
tar Franco, pes� a su deseo d� mantenerse al margen de la guerra, aproye�::.-: :' '�
: süs pob
: laciones. Arendt ha sido criticada acerbamente por convertir la ato­
cho la oportunidad que le brindó la derrota de Francia en I940 para ocU·< .
·

mización en uno de los requisitos previos del éxito nazi.34 Pero su obra Los
,
par Tanger, como VImos antes. Los desfiles militares fueron wm .W'''S"ec 1
ANATOMÍA DEL FASCISMO Br
r �;
-
A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN o ENTROPÍA?

idó en la primavera de 1933 con acciones callejeras de militantes del par­


origenes del totalitarismo, aunque expuesta en términos históricos, es lhás
una meditación filosófica sobre la radicalización final del fascismo que una . >-J:údo, la llamada «revolución desde abajo» que siguió inmediatamente a la
historia de sus orígenes. Aunque la fragmentación y la atomización de la _-:-subida de Hitler al poder. El nuevo régimen intentó canalizar y controlar
sociedad no sean muy útiles para explicar el arraigo y la llegada al poder _:;stos incidentes caóticos de identificación y destrozo de tiendas judías con
del fascismo, la fragmentación y atomización del Gobierno fueron caracte� _ un boicot oficial de un día el 1 de abril de 1933. Las leyes de Nuremberg del
rísticas de la última fase de éste, el proceso de radicalización. En los terri­ •· 15 de septiembre de 1935, que prohibieron los matrimonios mixtos y priva­
torios recién conquistados, los funcionarios normales, los agentes del Esta­ �fOn a los judíos de la nacionalidad alemana, elevaron la segregación a la
do normativo, fueron sustituidos por los radicales del partido, los agentes condición de política de Estado.36 Siguió una pausa, motivada en parte por
del Estado prerrogativa. Los procedimientos reglamentados de la burocra­ · el deseo del régimen de presentar una cara positiva durante las Olimpiadas -
cia dejaron paso a las improvisaciones incontrolables y desestructuradas de Berlin de 1936.
de militantes del partido sin experiencia a los que se asignaban cargos de Cuando volvió a estallar la violencia callejera en noviembre de 1938 con
autoridad mal definidos sobre los pueblos conquistados. la quema de sinagogas y el destrozo de tiendas de la Kristallnacht, atizada por
Goebbels, 37 otras autoridades nazis intentaron canalizar esta acción de
las bases en una política de Estado más reglamentada de «arianizacióm}
UN INTENTO DE EXPLICACI ÓN DEL HOLOCAUSTO de los negocios judíos. «Estoy harto de estas manifestaciones-se quejó Goe­
ring dos días después de la Kristallnacht-. No es a los judíos a quienes per­
El ejemplo extremo de la radicalización fascista fue el asesinato de los ju­ judica, sino a mí, como la autoridad responsable de la coordinación de la
díos por parte de los nazis. Ninguna simple prosa puede hacer justicia al economía alemana [ ... ] . La compañía de seguros pagará los daños, que casi
Holocausto, pero las versiones más convincentes sobre él tienen dos carac� no afectarán a los judíos; y; además, los artículos destnlidos son bienes de
terísticas. Por una parte, además del odio obsesivo de Hitler a los judíos, consumo que pertenecen al pueblo [ ... ]. No nos hemos reunido simplemen­
tienen también en cuenta a los miles de subordinados cuya participación te para hablar más, sino para tomar decisiones [ ... ], para eliminar a los ju­
en acciones cada vez más atroces contra enos hizo que la maquinaria fun� díos de la economía alemana».38 La segregación alcanzó su punto álgido con
donase. Sin ellos, las fantasías asesinas de Hitler no habrian pasado nunca la identificación de la población judía. Primero en la Polonia ocupada a fi.
de eso, fantasías. nales de 1939 y luego en el Reich en agosto de 1941, todos los judíos tenían
La otra característica es el reconocimiento de que el Holocausto fue un que llevar una estrella de David amarilla cosida en el pecho de su prenda más
proceso gradual en el que se fue pasando de actos de poca importancia a exterior. Por entonces se había iniciado ya la fase siguiente, la expulsión.
otros más abyectos.35 La mayoría de los investigadores aceptan hoy que el La política de expulsión germinó en la mezcla de reto y oportunidad
ataque nazi a los judíos se desarrolló progresivamente. No surgió ni exclu­ que significó la anexión de Austria en marzo de 1938. Esto aumentó el nú­
sivamente de la violencia local desordenada de un pogromo popular ni mero de judíos del Reich y dio a los nazis, al mismo tiempo, más libertad
exclusivamente de la imposición desde arriba de una política de Estado para tratarlos con dureza. El oficial de las SS Adolf Eichmann ideó en Vie­
criminal. Ambos impulsos se estimularon mutuamente en una espiral as� na un sistema mediante el cual los judíos ricos, aterrorizados por matones
cendente, de una forma propia de un <<Estado dual». Los estallidos locales nazis, pagaban bien por permisos de salida, obteniéndose así unos fondos
de represión parapolicial por militantes del partido estaban estimuladas que podían aplicarse a la expulsión de los demás.
por el lenguaje de los dirigentes nazis y por el clima de tolerancia de la vio­ La conquista alemana de la mitad occidental de Polonia en septiembre
lencia que establecieron. El Estado nazi canalizaba, a su vez, las iniciativas de 1939 aportó más millones de judíos y una mano libre aún mayor para
indisciplinadas de militantes del partido en políticas oficiales aplicadas de tratar con ellos. El asesinato de gran número de miembros de la elite mas­
una forma regulada. culina polaca y judía por unidades militares especiales (los Einsatzgrup­
La primera fase fue la segregación: marcar a los enemigos internos, se� pen) fue una parte integral de la campaña polaca, pero, para la población
pararlos de la nación y privarlos de sus derechos como ciudadanos. Esto se judía en general, el objetivo final siguió siendo la expulsión.

186
ANATOMÍA DEL FASCISMO A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPíA?

El problema surgió, sin embargo, cuando jerifaltes nazis concretos in­ con el asesinato de muchos varones judíos por razones de «seguridad)),
tentaron expulsar a sus judíos al territorio gobernado por otro. Muchos dejó paso en la Europa oriental bajo ocupación nazi a una nueva política
funcionarios nazis consideraban la zona ocupada de la antigua Polonia un de exterminio total de todos los judíos, incluidos mujeres y niños, sigue
basurero ideal para deshacerse de los judíos, pero su gobernador, Hans siendo uno de los temas más acaloradamente debatidos en la interpreta­
Frank, quería convertir su territorio en una «colonia modelm) expulsando . ción del Holocausto. No es ni siquiera seguro el que debamos centrarnos
hacia el Este a los judíos polacos. Fue Frank el que logró el apoyo de Hitler en Hitler o en sus subordinados situados sobre el terreno. Si nos centramos en
y puso fin a la expulsión de judíos alemanes a Polonia." Hitler, el que no exista el menor indicio de una orden explícita del Führer
La situación se complicó aún más con el proyecto de Himmler de rea­ para la etapa final de aniquilación ha causado problemas a los <<intencio­
sentar a unos quinientos mil alemanes étnicos de Europa oriental y del nalistas>>, probablemente sin razón. Ningún investigador serio duda de la
norte de Italia en tierras que habían estado ocupadas por los judíos y pola­ responsabilidad básica de Hitler. 44 El odio inflexible del Führer a los judíos
cos expulsados.40 Esta «partida de dominó» de movimientos demográficos era conocido por todos, y se le informaba regularmente de lo que estaba
engranados no tardó en producir un «atasco de tráfico>> que algunos pla­ pasando.45 Los administradores locales sabían que él «encubriría» sus ac­
nificadores raciales nazis pensaron aliviar, en la primavera y el verano de ciones más extremas. Es probable que emitiese algún tipo de orden verbal
1940 enviando judíos europeos a la colonia francesa de Madagascar.'11 en el otoño de 1941, como respuesta a la campaña en marcha contra la
Los nazis tenían la esperanza de que la invasión de la Unión Soviética Unión Soviética: bien en la euforia del primer avance46 o, más• probable­
en junio de 1941 haría aún más fácil la expulsión. Aunque la prevista con­ mente, con la cólera que le causó el que no consiguiese tomar Moscú antes
quista rápida de territorio soviético pondría en manos de los nazis millo­ del invierno ni alcanzar la victoria en la Blitzkrieg de la que dependía toda
nes de judíos más, abriría también el inmenso territorio ruso al que se les la operación. 47 Una teoria razonable reciente localiza la orden de Hitler en
podría expulsar. Esta esperanza hizo que la expulsión siguiera siendo la so­ una alocución secreta a altos funcionarios del partido del 12 de diciembre
lución oficial nazi para el <<problema judím> hasta finales de 1941. de 1941, como reacción a la entrada en la guerra de Estados Unidos y su
Pero estudios detallados de los territorios ocupados por los nazis en transformación en un conflicto de ámbito auténticamente mundial. Hitler
Polonia y en la Unión Soviética entre septiembre de 1939 y finales de 1941 estaría cumpliendo así la amenaza que había hecho en un discurso del 30
muestran cuantías sorprendentes de margen de libertad individual y de de enero de 1939, según la cual si la guerra se llegaba a hacer mundial, la
variación local entre los administradores nazis en su trato de los judíos. Al culpa sería de los judíos y lo pagarían (Hitler creía que los judíos controla­
tener que resolver por su cuenta y riesgo problemas inesperadamente gra­ ban la política estadounidense). 48
ves de seguridad, suministros, posesión de la tierra y enfermedad, experi­ Si desviamos la atención hacia los administradores situados sobre el te­
mentaron con todo tipo de iniciativas locales: guetización, trabajos forza­ rreno, hemos visto cómo algunos de ellos habían cruzado ya, a finales del
dos y reasentamientosY En dos estados bálticos recién ocupados y en la verano de 1941, la línea que separaba la matanza selectiva de varones adul­
Polonia oriental algunos administradores nazis cruzaron ya la linea en tos del exterminio generalizado de toda la población judia. Esto no habría
agosto-septiembre de 1941, pasando de matar varones judíos por razoneS sido posible sin un odio criminal y extendido a los judíos, un punto en el
de «seguridad)) al asesinato en masa de poblaciones judías completas, in­ que tiene razón el célebre y polémico libro de Daniel Goldhagen Los ver­
cluidos mujeres y niños, al parecer por iniciativa local (confiando, claro dugos voluntarios de Hitler. Pero la existencia de un odio asesino y genera­
está, en la aprobación de Berlin)." Vista desde esta perspectiva, la famo- lizado hacia los judíos no nos explica por qué se cruzó la línea en ciertos
sa reunión de dirigentes nazis de alto nivel bajo la presidencia del delegado lugares en ciertos momentos y no en otros. Los estudios más convincentes
de Himmler, Reinhard Heydrich, el zo de enero de 1942 (la Conferencia presentan un proceso dinámico de «radicalización acumulativm> en el que
Wannsee), parece más una coordinación posterior por parte del Es;tadoj) �! 1 se magnifican los problemas, aumentan las presiones, desaparecen las in­
de iniciativas de exterminio locales que el inicio de una nueva política hibiciones y se hallan argumentos legitimadores.
·

arriba. Hay dos tipos de procesos que ayudan a explicar cómo llegó a tomarse
Exactamente cuándo y por qué la vieja política de expulsión, sal¡pic;1da. esa decisión de matar a todos los judíos, incluidos mujeres y niños. Uno de

188
ANATOMÍA DEL FASCISMO A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPfA?

ellos es la serie de «ensayos generales>> que sirvieron para reducir in


.
1 1�
h'b· f '+�Qi�eJJtal conquistada al lejano interior soviético. Una emergencia impor­

1�
cwnes y aportaron personal adiestrado endurecido dispuesto a cualqu· la escasez de suministros de víveres para la fuerza invasora ale­
,;�\a;i1te fue
s jfl<WCU•
.
cosa. Pnmero Los planificadores militares alemanes habían decidido alimentar a
.

vmo la eutanasia de alemanes locos y enfermos incurabl


que se inició el mismo día que empezó la Segunda Guerra Mundial. �, . la iu'" "" invasora con los recursos de las zonas invadidas, con pleno cono­

ifi� cin!Íeill de que eso significaba la muerte por hambre de las poblaciones
teoría eugenésica nazi hada mucho que había proporcionado una just O
cación racial para librarse de las personas «inferiores)}, La guerra propor� los suministros locales quedaron muy por debajo de sus
. Iúcales. Cuando
donó una justificación más amplia para reducir la sangría que, con
recursos escasos, significaban
unos . �ecta
.
�.
tivas,
de
se inició
los
en la búsqueda de «bocas inútiles». En la tortuosa
administradores nazis, los judíos y los gitanos plantea­
las «bocas inútiles)), El programa «T-4» mató mentalidad
a más de setenta mil personas entre septiembre de 1939 y 1941, momento en ban también una amenaza para la seguridad de las fuerzas alemanas. Otra
que, debido a las protestas de las familias de las víctimas y del clero catól emergencia fue la que se creó con la llegada de trenes cargados de alema­

los .nes
co, se dejó el asunto en manos de las autoridades locales. 49 A algunos de étnicos a la espera de reasentamiento, para los que había que disponer
especialistas formados en este programa se les envió posteriormente al Este de espacio libre.
ocupado, donde aplicaron a los judíos sus técnicas de matanza en masa. En Los administradores nazis, enfrentados a estos problemas acumulados,
este caso hubo ya menos oposición. �recurrieron a una serie de «soluciones intermedias)).52 Una fue los guetos,
El segundo «ensayo general>> fue el trabajo de los Einsatzgruppen, los pero se demostró que eran incubado res de enfermedades (una obsesión
comandos especiales de intervención encargados de ejecutar a la elite polí­ para los pulcros nazis) y una sangría para el presupuesto. El intento de ha­
_
tJca y cultural de los países invadidos. En la campaña polaca de septiembre cer que los guetos trabajasen para la industria de guerra alemana dio esca­
de 1939 ayudaron a eliminar a la intelectualidad polaca y a los altos funcio­ sos resultados; sólo aportó otra categoría de bocas inútiles: los que eran in­
narios, lo que provocó cierta oposición dentro de la jefatura militar. En la capaces de trabajar. Otra <<solución intermedia» fue el plan abortado, que
campaña soviética los Einsatzgruppen recibieron la tristemente célebre hemos mencionado ya, de asentar en masa a judíos europeos en algu­
«Orden del comisariO>>, es decir) la orden de matar a todos los cuadros del na zona remota como Madagascar, Africa oriental o el interior de Rusia. El
Partido Comunista, así como a la jefatura judía (los nazis consideraban fracaso de todas estas «soluciones intermedias)) ayudó a que se abriera
que eran cosas equivalentes) y también a los gitanos. Esta vez el Ejército no paso una «solución final)): el exterminio.
puso ninguna objeción.50 Los Einsatzgruppen desempeñaron posterior� Las primeras ejecuciones en masa se hicieron mediante fusilamientos)
mente un papel importante, aunque no fuesen los únicos ni mucho me� un proceso que era lento, desagradable y psicológicamente duro para los
nos) en las matanzas en masa de mujeres y niños judíos que en el otoño de ejecutores (aunque muchos llegaron a inmunizarse). La búsqueda de téc­
1941 se iniciaron en algunas zonas ocupadas. nicas de matanza más eficientes condujo a la construcción de furgonetas
Un tercer «ensayo general» fue la muerte intencionada de millones de especialmente preparadas, Gaswagen, en las que se introducían los humos
prisioneros de guerra soviéticos. Fue cOn unos seiscientos de ellos con los del tubo de escape, una idea derivada de los camiones en los que se había
que las autoridades de ocupación nazis pusieron a prueba por primera vez gaseado con monóxido de carbono a los mentalmente enfermos en Polo-
el potencial para la matanza en masa del insecticida Zyklon-B en Auscb­ . nia en 1940. En el otoño de 1941 se construyeron treinta de estas furgonetas
witz el 3 de septiembre de 1941." Pero a la mayoría de los prisioneros de para el exterminio a gran escala de poblaciones judías de la Rusia ocupa­
guerra soviéticos los mataron simplemente a base de trabajo o de hambre. da." En la primavera de 1942 se adoptó una tecnología aún más rápida
En la segunda categoría de procesos que ayudaron a que se llegara a to­ cuando se construyeron instalaciones de ejecución fijas en seis campa­
mar la «decisión de asesinan> figuraron los bloqueos, emergencias y crisis mentos en el antiguo_ territorio polaco. La mayoría de ellas siguieron utili­
que hicieron que los judios se convirtieran en una carga aparentemente in­ Zando monóxido de carbono, pero algunas, sobre todo en Auschwitz) uti­
soportable para los administradores de los territorios conquistados. Un lizaron el Zyklon-B, más rápido y más fácil de manejar. Las fábricas de la
bloqueo importante fue el que no se hubiese conseguido conquistar Mos­ muerte acabaron encargándose del 6o por 100 de los judíos asesinados por
cú, lo que impidió la expulsión prevista de todos los judíos de la Europa los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

190 191
ANATOMÍA DEL FASCISMO A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPfA?

Los nuevos centros de matanza en masa industrializada se construye.,. ]os que habían participado. El conocimiento dentro de Alemania de que se
ron lejos del alcance del Estado normativo alemán y de la ley alemana. Dos estaban haciendo cosas terribles a los judíos en el Este era «bastante gene­
(Auschwitz y Chelmno) estaban en el territorio polaco anexionado en ·
ralizadm}.5� Mientras la destrucción desordenada, como las roturas de es­
1939, y los otros cuatro (Treblinka, Sobibor, Majdanek y Belzec) estaban lo­ caparates, las palizas y los asesinatos de la Kristallnacht, no se produjera de­
calizados en antiguas tierras polacas conocidas ahora como el «General-. bajo de las ventanas de sus casas, la mayoría de ellos dejaban que la
gouvernemenb.54 Allí las autoridades militares compartían el poder con distancia, la indiferencia, el miedo a la denuncia y sus propios sufrimien­
funcionarios civiles que eran en su mayoría militantes del partido. tos bajo los bombardeos aliados ahogaran las objeciones.
En las zonas conquistadas de Polonia y de la Unión Soviética, las orga" Al final, el nazismo radicalizado perdió incluso sus amarras nacionalis­
nizaciones paralelas, como el organismo del partido que requisaba las tie­ tas. Hitler, cuando se disponía a suicidarse en su búnker de Berlín en abril
rras para redistribuirla entre los campesinos alemanes (el Rasse-und Sied, de 1945, quería arrastrar con él a la nación alemana en un frenesí final. Esto
lungshauptamt), tenían más libertad que en el Reich. Las SS crearon un era en parte un indicio de su carácter: para Hitler era tan inconcebible un
imperio económico-militar propio allí donde el Estado normativo apenas acuerdo de paz con los aliados como lo era para los propios aliados. Pero
tenía presencia.55 En esa tierra de nadie, tanto la regularidad burocrática también tenia una base dentro de la naturaleza del régimen: no segnir hacia
como los principios morales se dejaban fácilmente a un lado, y las necesi- · delante era perecer. Cualquier cosa era mejor que la blandura.59
dades de la raza superior se convertían en el único criterio de actuación. E!
desprecio tradicional que inspiraban los Untermenschen eslavos a los na­
cionalistas alemanes intensificó la atmósfera permisiva. En aquel no Esta, LA RADICALIZACIÓN ITALIANA: ORDEN INTERNO, ETIOPÍA, SALÓ
do sin nombre, los fanáticos nazis tenían mano libre para materializar sus
fantasías de purificación racial más dementes sin la menor interferencia de La Alemania nazi en su paroxismo final es el único ejemplo auténtico has­
un lejano Estado normativo. ta hoy de la etapa final de radicalización fascista. El fascismo italiano mos­
El fragmentado sistema administrativo nazi dejó a los radicales com' tró también algunos de los signos de esas fuerzas que empujan a todos los
pletamente libres de control y permitió que se entregaran a sus inipulsos fascismos hacia el extremo.
más sombríos. El Führer, que estaba por encima del Estado y fuera de él,, Vimos antes, en este mismo capítulo, cómo Mussolini se debatía entre
estaba dispuesto a premiar el espíritu de iniciativa en la selva de la admi-' los deseos radicales de los ras y de los escuadristas y su preferencia perso­
nistración nazi de los territorios ocupados del Este. ·. ·
nal por el orden y el predomioio del Estado sobre el partido. Pero no podía
No se puede pensar que el réginien nazi asesinase a judíos para come . : escapar de la imagen de sí mismo que había fomentado como héroe acti­
placer a la opinión pública alemana. Tomó complejas precauciones pai"á:?' vista, y su lenguaje seguía estando coloreado por la imaginería revolucio­
ocultar esos actos al pueblo alemán y a los observadores extranjeros. En los., .: . naria. No podía ignora� por completo la necesidad que sus seguidores te­
documentos oficiales, las autoridades responsables se referían a la nían de cumplimiento, ni las expectativas del público, que él mismo había
za de judíos con eufemismos como «Sonderbehandlung>> {'manejo fomentado, de triunfos espectaculares.
cial') y emprendieron importantes operaciones para eliminar todo rastro· '!· En la década de 1930, tal vez con el objetivo ya mencionado de rejuve­
de ella, en un periodo en el que era difícil retirar del combate a homl>te'l·X·i/( necer a sus panzudos Camisas Negras, tal vez también bajo presión, para
materialY Al mismo tiempo, no se hizo ningún esfuerzo especial por malri�¡;¡ desviar la atención del pueblo de la mediocre situación económica de Ita­
tener el secreto oculto a los soldados alemanes que estaban en el lia durante la Depresión, Mussolini se embarcó en un periodo de una radi­
oriental, a muchos de los cuales se les ordenaba participar. Algunos calización de mayor alcance. A partir de 1930 había empezado ya a adoptar
dos y oficiales fotografiaron las ejecuciones masivas y enviaron las un tono más agresivo en política exterior, pidiendo el rearme y predicien­
sus familias y a sus novias." Muchos miles de soldados, empleados ' do que «el siglo xx será el siglo del fascismO>>."' En 1932 volvió a hacerse

técnicos destinados a los territorios ocupados del Este fueron testigos cargo personalmente del ministerio de Asuntos Exteriores, y en 1933 de los

lares de las matanzas masivas. Muchos miles más oyeron hablar de tninisterios de Guerra, Marina y Aire. En 1934 estaba preparando en secre-

192 193
ANATOMÍA DEL FASCISMO A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPÍA?
to una operación militar en Etiopía. Tomando como pretexto una pe
- que. 1 --,,i,li>il>-r utilizado por el burgués educado, por el más familiar y amistoso
·
na escaramuza que se hab'ra pro duc1'do en d'ICiembre de 1934 en '"
na¡ ·wa!' �iáÓ>> {«tU» y <<VOi» en plural).65 El saludo fascista sustituyó al apretón de
· mre
un remoto abrevadero del desierto cerca de la frontera sin delimitar e
és. Se vistió de uniforme a los funcionarios y el Ejército em­
' !11\!nos burgu
Etiopía y la Somalilandia italiana (hoy Eritrea), Mussolini lanzó sus eJerc¡.
a desfilar con el paso alto exagerado, que el régimen denominó «pas­
. , e1 3. de octubre de 1935. . ·ezó·
;0
tos contra Ehopm
om ano>> para dejar claro que no estaba copiado del paso de oca nazi.
�ras una campaña unilateral que exigió más esfuerzo italiano de ¡ r
pero el paso más sorprendente de la radicalización fascista de la déca­
previsto, Mussolini pudo gritar victoria y proclamar al rey Víctor Manue � da de 1930 fue la legislación discriminatoria contra los judios. En julio de
III emperador de Etiopía el 9 de mayo de 1936. Desde el balcón de sus ofi.
193s un «Manifiesto del racismo fascista)) proclamó la nueva política, y
cmas del Palazzo Venezm de Roma, se enzarzó en un diálogo triunfal co ¡
n a pronto le siguieron las leyes de septiembre y noviembre que prohibían los
·
emocmna da mu1titud:
matrimonios mixtos, siguiendo las directrices de las leyes de Nuremberg
¡Oficiales, suboficiales, soldados de todas las fuerzas armadas del Estado de África y de ¡fa. nazis, y excluían a los judíos del funcionariado y de las profesiones libera­
rta, eannsas
. Negras de la Revolución, hombres y mujeres italianos de la patria y de todo el les. Uno de cada doce catedráticos universitarios tuvieron que abandonar
mundo, escuchad! sus cátedras. El físico Enrice Fermi, Premio Nobel, que no era judío, aban­
Nuestra espa a relumbra te lÍ(!_cortado todos los nudos, y la victoria africana perma­
� � donó voluntariamente el país y se fue a Estados Unidos al quedar privado
necerá en la hrstona de la patna completa y pura, una victoria como la que soñaron y de_
.
de muchos de los investigadores que trabajaban con él.
searon los legionarios que han caído y los que han sobrevivido...
El pueblo italiano ha creado el Imperio con su sangre. Lo fertilizará con su trabajo y ¡0
Suele considerarse que los fascistas copiaron las leyes raciales nazis

defenderá con sus armas contra cualquiera, sea el que sea. ¿Seréis dignos de él?
para complacer a Hitler durante el periodo de alineamiento italiano con el

Multitud: ¡Sí!61
Eje en política exterior." En Italia no había habido prácticamente antise­
mitismo y su pequeña y antigua comunidad judía había estado excepcio­

La Guerra de Etiopía proporcionó al Partido Fascista un «nuevo impul� nahllente bien integrada. Como vimos en la introducción, Mussolini había
so».62 En Italia fue· ocasión para un poquito de teatro nacionalista magis� tenido partidarios judíos e incluso íntimos colaboradores judíos en el pe­
tral: la entrega de las alianzas de oro de las mujeres de Italia, de la reina Ele­ riodo inicial. En 1933 los editores judíos estadounidenses le incluyeron en­
na para abajo, para ayudar a pagar la campaña. Oficialmente fue la Milicia tre los <<doce grandes adalides cristianos>> de los judíos del mundo.'7
Fascista (MVSN) la que fue a combatir a Etiopía. La presencia del partido Una investigación más detenida puede poner al descubierto tallos ita­

fue fu,erte en el territorio conqulstado. El Federale del partido compartía el lianos en que podía injertarse un antisemitismo autóctono. Las políticas de

poder con el prefecto y el comandante del Ejército, e intentó regimentar discriminación racial habían pasado a hacerse ya aceptables para los italia­

tanto a la población colonizadora como a los jóvenes etiopes a través de las nos en la colonia. Prímero en Libia y luego en Etiopía, los militares italianos

organizaciones juveniles y de ocio fascistas. El régimen colonial permitió adoptaron tácticas de separación de los nómadas de sus animales y del ali­
mento y el agua. Su internamiento en masa parecía prefigurar su elimina­
incluso una resurrección del squadrismo, hacía mucho ya desaparecido en
Italia. En 1937, tras un intento de asesinato del general Graziani, general­ ción. En Etiopía las leyes prohibieron el mestizaje (aunque lo hubo gene­

gobernador y virrey, militantes del partido aterrorizaron a los habitantes ralizado y manifiesto). Angelo Del Boca puede utilizar incluso la palabra

de Addis Abeba durante tres días y mataron a centenares de ellos. 63 «apartheid>> para lo que el fascismo intentó incluir en Etiopía.''

La emoción y el esfuerzo de la gnerra estuvieron acompañados de una Otro tallo era la ambigüedad de las actitudes católicas hacia los ju­

«revolución cultural» y un <<salto totalitariO>> (svolta totalitaria) en Italia.''' díos. La tradición católica fue hostil al racismo biológico, lo que la honra.
La Iglesia insistía, por ejemplo, en que el sacramento del bautismo impe­
Otro secretario del partido activista, Achille Starace (1931-1939) , dirigió
una campaña para formar al «nuevo hombre>> fascista instituyendo <;cos­ día que el converso fuese considerado ya judío, independientemente de lo

tumbres fascistas», «lenguaje fascista» y legislación racial. La «reforma de que pudiesen haber sido sus padres. El Papa Pío XI estaba intentando de­
cidir si emitía o no una encíclica condenando el racismo biológico nazi
las costumbres>> sustituyó el tratamiento formal y respetuoso de <<Usted>>
en 1939 cuando murió. Por otra parte, en la misa de Viernes Santo se

194 195
ANATOMÍA DEL FASCISMO A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPÍA?

identificaba a los judíos como el «pueblo deicida>> que había matado a lado de Hitler se estaba convirtiendo en un desastre, sectores del orden es­
Cristo. Las publicaciones de la Iglesia continuaron durante un tiempo in­ tablecido (militares de alta graduación, consejeros del rey, incluso algunos
creíblemente largo manifestando las formas más toscas de antisemitismO, fascistas disidentes) quisieron librarse de Mussolini y firmar una paz por
incluida la admisión de la antigua leyenda del asesinato ritual judío." La · separado con los aliados. Poco después de que éstos desembarcasen en Si­
Iglesia no hizo pública ninguna objeción a las formas no biológicas de cilla el w de julio de 1943, unas horas antes del amanecer del 25 de julio el
discriminación contra judíos en países católicos, como cuotas en las uni­ Gran Consejo Fascista aprobó por votación una resolución en la que se de­
versidades y limitaciones a la actividad económica/0 En cuanto a los fas-:.. :i­ volvía al rey la autoridad plena. Esa misma tarde, Víctor Manuel destituyó
cistas laicos, había habido siempre antisemitas entre ellos. A algunos,_ ·,�: de su cargo al abatido Duce y le hizo detener.
como a Telesio Interlandi, se les dio espacio destacado en la prensa del Esa detención ignominiosa debería haber puesto fin al carisma de Mus­
partido a partir de mediados de la década de 1930, antes incluso de la for­ solini. Sin embargo, el12 de septiembre una audaz operación de comando
mación del Eje. alemana al mando del capitán de las SS Otto Skorzeny le liberó de su
Es cierto que la nueva legislación fue en general impopular, y que en la cautiverio en la cumbre de la estación de esquí del Gran Sasso, al este
Croada bajo ocupación italiana y en el sureste de Francia las autoridade'�: de Roma. Hitler reinstauró al Duce como dictador de una república fascis­
italianas protegieron en realidad a los judíos/1 Cuando los alemanes em�. ta cuya capital estaba en Salo, en el lago de Garda, junto a la ruta principal
pezaron a deportar judíos de Italia en 1943, pocos italianos colaboraron en hacia Alemania por el paso de Breimer. La República Social Italiana nun­
esa tarea. Sin embargo, había habido suficiente apoyo a la legislación de , ca fue más que un títere alemán y merece poco más que una nota al pie
1938 como para que se aplicase con toda firmeza. Después de 1938 el régi, . en la historia.73 Pero nos interesa aquí porque, libre de la necesidad de apla­
men de Mussolini pasó de nuevo a atenerse a la politica habitual. Cuando . : · car a la Iglesia, al rey y a la jefutura industrial y fiuauciera de Italia, la Re­
empezó la guerra en septiembre de 1939, le dijo a Hitler que él no esta-·''': pública de Salo volvió a los impulsos radicales de los primeros tiempos del
.
ba preparado. Cuando Mussolini entró finalmente en la Segunda Guerra , fascismo.
Mundial, en el último momento posible, hacerlo no le proporcionó ni él/.'·, En Salo Mussolini se rodeó de algunos de los funáticos del partido que
botín de la victoria ni el aumento del entusiasmo popular que había pre.- ; quedaban y de unos cuantos oficiales pro nazis. Jugaron la última carta que les
visto." La <<guerra paralela>> de Mussolini después de junio de 1940 prete!l::é: quedaba: un nacionalsocialismo populista. El programa del nuevo Partido
dió demostrar que ocupaba una posición de igualdad frente a Hitler, perd· •••• Republicano Fascista; de noviembre de 1943, pedía la «socialización>> de
sólo cosechó derrotas y humillaciones que acabaron con la «relación privi� ;:_}�, aquellos sectores de la economía necesarios para la autosuficiencia (ener­
legiada con la historia>> del fascismo y con los últimos vínculos de afecto gía, materias primas, servicios indispensables) y sólo dejaba en manos pri­
entre el pueblo italiano y el Duce. vadas la propiedad que fuese fruto del ahorro y del esfuerw personal. El
También los alemanes recibieron sombríamente la noticia de que sector público debía estar dirigido por comités de administración en los
bía empezado la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, los éxitos de que tendrían voz los trabajadores. Las explotaciones agrícolas improducti­
ler les llenaron de entusiasmo. Hicieron una guerra más larga y la hi<:iei:on'Y vas o no cultivadas serían ocupadas por los jornaleros que trabajaban en
con mayor resolución en 1939-1945, a pesar de que hubo mucho más su�ri�i·s. ellas. El catolicismo siguió siendo la religión de la república fascista, pero
miento de los civiles que en 1914-1918. Pero en Italia no tardó en estallar muchos de los nuevos dirigentes no eran religiosos. La nueva república
globo de la emoción fascista. En una visión retrospectiva, la m<willizadó.(\, prometía gobernar a través de una asamblea que elegirían los sindicatos,
fascista resultó ser mas fácil que la movilización democrática. Ctmrch ll\;'�:\ . las asociaciones profesionales y los militares. Sin embargo, la República So­
pudo movilizar al pueblo británico con una promesa sincera de sólo cial Italiana de Salo nunca tuvo el poder necesario para poner en práctica
gre, sudor, esfuerzo y lágrimas. esas medidas. El efecto principal de su radicalización fue que su policía y
Los últimos días de Mussolini ofrecen otro caso de radicalización, sus escuadras armadas se entregasen a una furia asesina en la guerra civil
que estuviese geográficamente limitada al norte en Italia. Cuando se italiana de 1944-1945·
evidente que la participación de Italia en la Segunda Guerra M¡mclial " La República de Salo intentó también poner remedio a la desidia que

197
A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPÍA?

�(��:�¿�¡�Y� :so�v·�
ANATOMÍA DEL FASCISMO
del
iético compartieron un rechazo del Estado de Derecho y
se habla apoderado del fascismo oficial en Italia. Reclutó nuevas fuerzas � a los impera tivos de la
I i � debido; los subordinaron ambos
·

m�as de tiasc1stas
· comprometidos
· para continuar l a guerra contra los aspectos, ninguna radica lizació n fascis ta fue
.
aliados. Estaban compuestas principalmente por grupos voluntarios como c\llstoria. Sin embargo, en otros
fascismo idealizó la violencia de una for­
\ ¡,]éJttica a la forma estalin ista. El
eiDéCimo· Escuadron Torpedero, del príncipe Borghese' que combati'a � virtud propia de una raza dominante. Y aunque
. -�a distintiva, como una
·

ti:rr� firme y �r�· nc1palmente contra la Resistencia.74 Los agentes de la Re-


purgas de Stalin sabían que el dictador los encubriría, el
·

publica de Salo mtentaron también combatir la resistencia de la mayon.a . ]os agentes de las izaciones
ico carecía de la rivalidad engranada entre las organ
.
de 1os 1tal'1anos a tomarse en serio el antisemitismo. Fue por ento ·__, ·-SiStema soviét
orden establecido por ganarse el favor
paralelas del partido y las elites del
cuando los militantes fascistas efectuaron redadas de judíos y los inte ::� . del caudillo.
.

ron en c�mpos don e los nazis tenían fácil acceso a ellos. Así fue como
. La guerra expansionista está presente en el núcleo
básico de la radica-
cayó pnsi?nero, e� di��embre de 1943, el qufmico (y más tarde célebre es­ se radica lizó, lo hizo sobre
La Italia fascista, en la medida en que
cntor) Pnmo Lev1, qmen acabó en Auschwitz/5 . lizadón. final de la campa­
el paroxismo
· todo en el Africa oriental, conquistada en
La República de Salo intentó vengarse de los traidores a Mussolm ' I. den- ó los límites extremos de radica lización
· . ña italiana. El régimen nazi alcanz
tro de1 fiasCismo. Cgnsiguió detener sólo a unos cuantos miembros d 1 Unión Soviética. En esa situac ión es-
en su guerra de exterminio contra la
Gran Consejo Fascista qne hablan votado en contra del Duce el2s de juli , � los funcionarios nazis se sintieron libres para empr en­
-. . pecialmente intensa
p�ro eJecutó en Verona, en enero de 1944, a cinco de ellos (incluido el pro­ s en las campañas occiden­
der acciones más violentas que las emprendida
piO yerno de Mussolini, el conde Ciano, que habla sido ministro de Ex:t régimen, luego contra los
tales de 1940, primero contra los enemigos del
:
_

n?re� del réginlen fascista). Aun así, toda la sangre derramada por la R ­ o y, finalm ente, contra los propios ale­
aliados conservadores del fascism
pubhc� de Salo fue de sólo unas gotas comparada con la que derramaron
inanes, en un éxtasis de destrucción final.77
los naz1s. tradicionales el
Mientras que en los regímenes bélicos autoritarios
En abril d: 1945, cuando se aproximaban ya los ejércitos aliados, los en el Reich alemán du­
Ejército tiende a ampliar su control, como sucedió
pocos partidanos que le quedaban a Mussolini se dispersaron. Los partisa­ alemá n perdió el con­
rante 1917-1918 y en la España de Franco, el Ejército
n s le encontraron el 28 de abril escondido en la caja de un camión del 1941, como hemosya
? trol de la política de ocupación en el Este después de
EJérCit alemán que huia por la orilla occidental del lago de Como, y le ma­ o Nazi/8 Los radicales
? visto, frente a las organizaciones paralelas del Partid
taron, JUnto con su joven amante fija Clara Petacci y varios notables fascis­ y obsesiones de for­
del partido se sintieron libres para expresar sus odios
tas. �ol?aron los cadáveres en una gasolinera de Milán, después de que una del Estado. No se tra­
mas que eran ajenas a las tradiciones de los servicios
multit�a resentida h�biese mutilado el del Duce. Hasta una generación de sensib ilidad moral ; algunos oficiales
ta simplemente aqui de un asunto
despu�s no se convertirían en objeto de peregrinaje sus restos, devueltos a s por las accion es de las SS en los
. y funcionarios se quedaron sobrecogido
la familia en 1957 y enterrados en su pueblo natal de Predappio.'' las acepta ron por solidaridad
territorios conquistados, mientras que otros
en cierta medid a un asun­
de grupo o porque se habían endurecido.79 Era
dictad ura milita r tra­
to de disputa territorial. Seria inconcebible para una
o sin forma ción cas­
dicional tolerar las incursiones de milicias del partid
PENSAMIENTOS FINALES
o Musso lini en
trense en las esferas militares que permitió Hider (e inclus
La �tapa de radicalización nos muestra al fascismo en su aspecto más dis­
. Etiopía).
tmtlvo. SI bien cualqui�r régimen puede radicalizarse, la profundidad y la Arendt, tan proble­
El libro Los origenes del totalitarismo, de HannalJ
fuerza del Impulso fascista de desencadenar violencia destructiva, incluso aquf. Porque aquí en­
mático para las etapas iniciales del fascismo, es útil
hasta el ex:tren:o de la autodestrucción, lo diferencia de todos los demás. os intere sados que se puede alegar
. tramos en un campo en el que los cálcul
En esta ultuna etapa no es posible la comparación: sólo llegó realmen­ como de sus aliados en circuns­
que reglan la conducta tanto de los nazis
te a alcanz�rla un régim:n f cista. Un candidato tentador para la compa­ determ inaban ya la políti-
� . tancias más normales del ejercicio del poder, no
ración ha s1do la radicalización de la diCtadura soviética de Stalin. Los ca-
199
ANATOMÍA DEL FASCISMO . ,
A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPIA.

ca. En esta última etapa una minoría obsesionada es capaz de llevar sus = ·:_­ que dar un paso fatídico y entrar
vez más embriagadores. Mussolini tuvo
odios más apasionados implacablemente hasta el extremo y hasta el último · <
ausencm ' ta de la VlC
1asC1s ' de
' tona
límite de la experiencia humana.
en la guerra en junio de 1940 porque la
le perder su control del p�eblo
Hitler sobre Francia podría muy bien hacer
La liberación de restricciones permitió a un núcleo duro de los fanáti­ nuevas conqmstas (la India, las
italiano. Hitler nunca dejó de imaginar .
cos del movimiento recuperar la posición dominante por encima de sus do búnker de Berlin el30 de
Américas), hasta que se suicidó en su asedia
aliados burgueses y llevar a término algunos de los proyectos radicales del emos parecen condenados a des­
abril de 1945. Los fascismos que conoc
principio. En los puestos destacados del Imperio el fascismo recuperó la va carrera hacit:t adelante para
t uirse a sí mismos en su precipitada y obsesi
violencia directa de los primeros tiempos de squadrísmo y de peleas calle­
jeras de las SA. No se debe caer en la tentación en esta etapa final de volver
: umplir con esa «relación privilegiada con
la historia)) que les prometen a

a un modo sumamente personalizado de enfocar el ejercicio del poder en


sus pueblos.

los regímenes fascistas, oon sus ideas desacreditadas de matones que se han
apoderado del Estado. El régimen nazi fue capaz de continuar la guerra·
con una intensidad en aumento constante sólo con la complicidad conti­
nuada de los servicios del Estado y de grandes sectores de los socialmente
poderosos.
La radicalización fascista no puede ser, por último, considerada una
forma racional de convencer a la gente de que debía entregarse del todo al
esfuerzo bélico. Condujo al Gobierno nazi a una espiral desenfrenada que
impidió en último término hacer la guerra de un modo racional, pues pasó
a desviar recursos vitales de las operaciones militares para emplearlos en el
asesinato de los judíos. Finalmente, la radicalización niega incluso la na­
ción, que es supuestamente algo que figura en el corazón mismo del fas­
cismo. Al final, los fascistas fanáticos prefieren destruirlo todo en un paro­
xismo final, incluido su propio pais, antes que aceptar la derrota.
La radicalización fascista prolongada durante un periodo muy largo
no ha sido atestiguada nunca. Es incluso difícil de concebir. ¿Puede imagi­
narse que incluso Hitler pudiese mantener la presión en la vejez? Organi­
zar la ·sucesión de un dirigente fascista senescente es otro problema in­
trigante pero, hasta el momento, hipotético.80 La forma más normal de su­
cesión en un régimen fascista probablemente sea la caída en un autorita­
rismo tradicional. En ese punto puede haber una liberalización progresiva,
.
como en la España posfranquista, o quizás una revolución (como en el
Portugal postsalazarista). Pero la sucesión ordenada es claramente mucho
más problemática con el fascismo que con otras formas de gobierno, in­
cluso el comunismo. El fascismo es, en un análisis final, desestabilizante.
A largo plazo, por tanto, no era en realidad una solución a los problemas
de unos liberales o unos conservadores asustados.
El resultado final fue que los regimenes fascistas italiano y alemán se
lanzaron ellos mismos por el despeñadero en su búsqueda de éxitos cada

200
201
NOTAS

1
INTRODUCCIÓN

1. Friedrich Engels, prefacio de 1895 a Karl .Marx, The Class Struggles in France
(r848-185o), en The Marx-Engels Reader, ed. Robert C. Tucker, 2' ed. (Nueva York,
W W Norton, 1978), p. 571. 2. Alexis de Tocqueville, Democracy in America,
trad., ed. y con una introducción de Harvey C. Mansfield y Delba Winthrop (Chi­
cago, University of Chicago Press, 2ooo), p. 662 (vol. II, parte 4, cap. 6). 3· Geor­
ges Sorel, Rejlections on Violence (Cambridge, Cambridge University Press, 1999),
pp. 79-80. 4· Con «fascismo>) me refiero tanto al régimen, al partido y al mo­
vimiento italianos como al fenómeno general. 5· Véase Maurice Agulhon, Ma­
rianne au combat: I:imagerie et fa symbolique républicaine de 1789 a 1880 (París:
Flammarion, 1979 ), pp. 28-29 y.1o8-to9, y Marianne au pouvoir (Paris, Seuil, 1989),
pp. 77, 83. 6. Simonetta Falasca-Zamponi, Fascist Spectacle: The Aesthetics of
Power in Mussolini's Italy (Berkeley, University of California Press, 1997), pp. 95-99.
7. Mussolini había sido una personalidad destacada del ala revolucionaria del Par­
tido Socialista Italiano, era hostil al reformismo y miraba con recelo los acuerdos
y compromisos del ala parlamentaria del partido. En 1912, con sólo veintinueve
años de edad, le nombraron director del periódico del partido, Avanti. Fue expul­
sado del partido en el otoño de 1914 por la mayoría pacifista de éste, debido a que
propugnaba la participación de Italia en la Primera Guerra Mundial. 8. Pierre
Milza, Mussolini (Paris, Fayard, 1999), pp. 174, 176 y 189. Mussolini llamaba ya «fas­
cio» en 1911 al grupo socialista local que él dirigía en Forll. R. J. B. Bosworth, Mus­
solini (Londres, Arnold, 2002), p. 52. 9. Este término se explica en las pp. 13-15.
10. Tras la d�rrota de los ejércitos italianos en Caporetto en noviembre de 1917, un
gran grupo de diputados y senadores liberales y conservadores formaron un fascio
parlamentare di difesa nazionale para conseguir que la opinión pública apoyase el
esfuerzo bélico. n. La lista creció más tarde con añadidos oportunistas, cuan­
do figurar entre los fundadores (los sansepolcristi) pasó a resultar ventajoso. Ren­
zo De Felice, M-ussolini il rivoluzíonario, 1883-1920 (Turin, Einaudi, 1965), p. 504.

293
NOTAS
NOTAS
zó Vichy y se exilió
en Nueva York en 1 . .
4
república romana par � .o. 72. El plebiscito, el térm
ino de la catedrales de luz, héroes caídos en combate, la amistad de los jóvenes de las nacio­
a des1gn . ar una declSlón .
tomada por votació n populat� lo in�
trodujo en la vida pol
ítica moder l1ena 1a Rev IUCi. on , Francesa. Se propus
nes despertadas;>, René Rémond, Les droites en France (París, Aubier Montaigne,
sulta a todo el pueblo � 83. Eve Rosenhaft, Beating the Fascísts? The German Com­
ejecutado en 1792 y
pero no �
o, realizarse) cuando
� Luis XVI fue juzgado
o una con�
y
1982), pp. 458-459.
munists and Polítical Violence, 1929-1933 (Cambridge, Cambridge University Press,
e;te tipo de v o_ apar ce en la abort
1793. El general N
apoleón Bonapa t � :�� � _ � ada Constitución de 1983). 84. Fue el intento de Ernst Nolte en junio de 1986 de revivir esta misma
toda la población ma .10 su orma moderna en I8oo al pedir
sculina que votase SI a idea, la de que la violencia del comunismo soviético (el «hecho asiáticm;) fue la
. o no a su asunCión de
nales como pnmer poderes dictato-
cónsul El P1eb'ISCi.to provocación inicial a la que la violencia nazi fue sólo una respuesta, lo que hizo es­
¡¡erencJa · ¡Iberal clásica
· contrasta con la pre
de que vote una min
oría de hombres ilust tallar la furiosa «polémica de los historiadores>> en Alemania. Charles S. Maier, The
e1 poder con el gobern
rados a representantes
que compartirán
ción �el título de em
ante. Napol ó 1 �� tir¡zo, de nuevo para legi
timar su adop­
Unmasterable Post: History, Holocaust, and German National Identity (Cambridge,
MA, Harvard University, Press, 1988), pp. 29-30, y Peter Baldwin, Reworking the
III. Hitler y Mussolini
perador Na o e n �� .
' o illismo ue hiz
. �
.
o su sobrmo .
Napoleón Past: Hitler, the Holocaust, and the Historians' Debate (Boston, Beacon Press, 1990) .
ado taron� malterado el plebisC it o nap oleó
se las ideas de ]Urgen
gra'ficas, en p. 264.
K
Koc a' a Ias que se opu
so GeoffElv
nico.
,, en 1as re:6etencias .
73· Véan-
biblia-
85. Donde s e examina más cuidadosamente esta cuestión para el caso nazi es en
Véanse también las Eric A. Johnson, Nazi Terror: The Gestapo, ]ews, and Ordiriary Germans (Nueva
teon,as de «no contem
das en el capítulo poraneidad>; analiza­
7, p. 244-245· York, Basic Books, 1999). Cf. p. 262: «La población alemana ordinaria [ . . .] no per­
74· José Ortega y Gas
set, The Revo/t of the
Masses (Nueva York
' Norton, 1957 ) ( ong . cibia personalmente a la Gestapo [ .. . ] como terriblemente amenazadora para
. ·
pub . · !932) · 75· R J. B. Bosworth. ella>; Véase también Robert Gellately, Backing Hitler: Consent and Coercion in
GreatPower .. Italta
Italy: The Leastofthe
n Foretgn Poltcy Before .
(Cambridge' Cambri . � the First World War
Nazi Germany (Nueva York, Oxford University Press, 2001). 86. Citado en Ian
dge Umvers1ty pres
s' 1979)· Para 1a re1aCI
df m económica de ItaJia . 6n entre la puesta al
y ¡a pol'Itlca, véase Ric Kershaw, Hitler 1889-1936: Hubris (Nueva York, Norton, 1999), p. J8J. Los asesinos
¡tsm
· hard A· w;ebster, 1ndustr .
in Ita/y, 190s_1915 (Be
rke Thley y L s Angeles, The Uni
tal Imperia- de Potempa fueron puestos en libertad en cuanto Hitler tomó posesión del cargo.
� versity of Califorma Pre

1975). 76. Arno Mayer• ss, Véase Paul Kluke, «Der Fall Potempa>;, Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte 5 (1957),
e perststence of the Old
""' (Nueva York' Pan Reg•me: Eurape to the
,
theon, 1981) · Grea t pp. 279-297, y Richard Bessel, «The Potempa Murder», Central European History 10
77. Muchos aJemanes
ban ofendidos por de provmcias esta-
la libertad que las . (1977), pp. 241-254. 87. Denise Detragiache, «11 fascismo feminile da San Se­
· .

Wcennar a extran
cmdades alemanas brm '
· daban en la época de
re: The Outsider as
jeros, artistas rebeld
r�
'YIes h mosexuales. Pete
r Gay, Wetmar Cultu­
palera all affare Matteotti (1919�1925)>>, Storia Contemporanea, 14:2 (abril de 1983),
pp. 211-250. Según Julie V. Gottlieb, Feminist Fascism: Women in Britain's Fascist
� ' arper & Row, 1968), es la descripción
Insider (Nueva o
más rica del cambio
1919, y la reacción con
radica] �:produ o en la vida cult
! ural alemana después de
Movement, I92J-I945 (Londres, Tauris, 2001), el1o por 100 de los candidatos de la
Unión Británica de Fascistas eran mujeres y a las fascistas inglesas les gustaba par­
traria q pro du¡o. 78 · Para las um·dades
al general Korm.1ov, véa de voluntan·os
agrupados en torno ticularmente zurrar a las comunistas. 88. Trasformismo (quien primero utilizó
se Orlando Figes, A p
eop1es Tragedy:
,
Russian Revolutton (N la palabra fue el primer ministro Depretis en 1876) era la domesticación politica de
A H'tstory of the
ueva York, Vilang,
79. «La htst . ona . ha avanzado · 1997) ' pp. 556-562. los partidos antisistema incorporándolos al sistema. Aplicado por Giolitti a los so­
sigulendo 1a !'mea de
voIucw
.
nana ha hecho su mc . .
menor res1s · tenc1a. 1a epoc , a re-
·
urswn , a traves , de las pue cialistas, el trasformismo los escindió en socialistas reformistas parlamentarios e
Léon Trotsla' «Reflec rtas menos protegidas».
tions on the Course intransigentes, como los sindicalistas revolucionarios (uno de los cuales era el jo­
tado en Isaac Deutsch
of the Proletanan · Revo1utw · n;; (19I9 ),cr-
.
ven Mussolini) . Giolitti, después de conseguir su propósito con los socialistas, se
er The pr phet Arm
tage, 1965), p. 455· � �: Trotskt, 1879-1921 (Nu
eva Yotk, Vin-
8�· Véase Introduccw
� sintió tentado a probar el trasformismo con los fascistas.
bre Alemania. n' nota JO, para ese .
La teor'18 de que e1 t1po de obras so-
a¡emana era una «via
curso de la h'18tona ·
especiah>, o_Sonderweg
' que encarnaba una pro
muy criticada última pen sión espeCI'a] al 1asci
. . e smo ha sido J.
mente. para una revisió LA LLEGADA AL PODER
n reciente vea , se Shelley Baranowski,
«East Elbian Landed
Flr.te
to pasci·m: The Son
' s and Germany's turn
troversy Revisited;>, derweg Con- l. Aunque algunos escritores fascistas aseguran que de so.ooo a 70.000 camisas ne­
il l
European H.sto y Qu
26 :2 (1996), pp. 209-40. 8!. The
rterl
Pre/ude, Book XI· r a y,
gras convergían sobre Roma el 28 de octubre, y aunque el rey Víctor Manuel III
82· Bras lach, cuando
·
,
CUCion (febrero . . estaba en 1a care' e¡ , aguardando la eJe-
.
de 1945)' esenbIo , nostálglc . am mencionarse más tarde una cifra de wo.ooo para justificar su renuencia a bloquear
del 1ascis · ente sobre «¡a maJes · tuosa
e mo universal de mi Juv brillanteZ la marcha, cálculos cuidadosos indican que sólo unos 9.ooo camisas negras es­
entud... esta exaltación
·

de millones de hombres,
''' �-e-' -·- taban reahnente en su puesto a las puertas de Roma la mañana del 28 de octubre.

316
317
NOTAS NOTAS
El general Emanuele Pugliese, al mando de la 16.a división de infantería 15. Emilio Gentile, Storia delpartitofascista, 1919-1922: Movimento e milizia (Bari, La­
estaciOna-
da en Roma, tenía a su disposición 9o.ooo soldados de infanterí
·

a curtidos, 3oo de terza, 1989 ), p. 202. 16. Jens Petersen calcula que se dio muerte a unos 10.000 y
,
�ahallena, más unos 11.ooo policías. Tenía además la venta¡'a de disponer de fu que hubo 1oo.ooo heridos en todas las formas <;le conflicto civil en Italia a princi­
er-
"
zas b1en a¡1me
· tadas y b .en armadas y de líneas interiores de comunic pios de la década de 1920. Kolloquien des Instituts für Zeitgeschichte, Der italie­
defensa. Antonmo Répac1, La Marcia su Roma, nueva ed.
� � ación y de
nische Faschismus, p. 32. Adrian Lyttelton calcula que murieron en Italia de 5�0 a
441 Y 46 -4�4·
(Milan' Rizzoli' 1972) . pp,
.
: 2. Martm Broszat en Kolloqm.en des Instituts für 6oo personas a causa de la violencia fascista sólo en 1921. Véase Lyttelton, «Fascism
Zeitgeschich-
01-
te, Der ttaltems . che
Faschismus: Probleme und Forschungstendenzen (Munich, and Violence in Post-War Italy: Political Strategy and Social Conflicb, en Wolf­

den ourg, 1983), pp. 8-9. Hay una breve relación
bien informada en inglés en gang J, Mommsen y Gerhard Hirschfeld, eds., Social Protest, Violence and Terror in
Chnstopher Seton-Watson, Italy from Liberalism Nineteenth and Twentieth Century Europe (Londres, Macmillan con Berg Publis­
to Fascism (Londres, Methuen,
1967), PP· 617-629. 3. Este desfile es el terna de muchas fotografías que hers para el German Historical Institute, 1982), p. 262; véase también Jens Petersen,
preten­
den mostrar la «Marcha sobre Roma». Para los incident <<Violence in Italian Fascism, 1919-1925», pp. 275-299 (esp. pp. 286-294). 17. La
4· El año V de la era fascista comenzaba así el28 de octubre
es véase capítulo 3, pp. 129_
1:0. descripción más reciente y más convincente sobre las causas, en modo alguno ine�
de 1927. Emi­
.
·
lio Gentile, The Sacralízation ofPolitícs in Fascist Ital:y (Cambridge MA
umvers1ty
vitables, por las que Hitler fue hecho canciller es Henry A. Turner, Jr., Hitler's
. ' ' Harvard
Press, 1996), pp. 90-98. 5. Mabel Berezin, Making the Fascist Self: Thirty Days to Power (Boston, Addison-Wesley, 1996). 18. Bullock, Hitler, pp. 253
The Political Culture ofInterwar Italy (Ithaca, NY, Cornell University Press, 1997) : y 277. 19. Bracher et al., Die nationalsozialistische MachtergreifUng, p. 93·
P?· 8o, 109, 111-112 Y 150; esta exposición se repitió en 1942 en el vigésimo aniversa 20. Luigi Salvatorelli y Giovanni Mira, Storia d'Italia nel periodo Fascista (Turín,
­
: _Y ,
10 (p. 197). ease tamb1én.
también Roberta Sazzivalli, «The Myth of Squadri
smo Einaudi, 1964), pp. 137-138. Las elecciones siguientes del 6 de abril de 1924, con los
m the Fasctst Regime _
>>, Journal of Contem orary History, 35:2 (abril de
2ooo), fascistas en el poder, no se celebraron en condiciones normales, como ya veremos.

P · 131-15o. 6. La obra en que se ha exanunado con mayor lucidez 21. Adrian Lyttelton, The Seizure ofPower: Fascism in Italy, 1919-1929, 2nd ed. (Prin­
� la recupera­
cwn eur?pea después de la Primera Guerra Mundial ceton, Princeton University Press, 1987), aún es el análisis más ilumin"ador. La fra­
es Charles S. Maier, Recastin
Bourgeots Eur pe (Prmcet

.
on, Princeton University Press, 1975).
Gordon, Jr., Httler nd the Beer Hall Putsch (Pri
7· Harold { se aparece también en el título de la obra clásica de Bracher et al.,
22. Stanley Payne, A
Die nationalso­
History of Fascisrn, 1914-1945
� nceton, Princeton University Press, zialistiche Machtergreifung.
1972). 8. Fue rmentras cumplía condena durante el año (Madison, University ofWisconsin Press, 1995) , considera que los regímenes auto­
siguiente en la prisión


de L n sberg cuando Hitler escribió Mein Kampf
(Mi lucha) y empezó a crear su ritarios «sirvieron más como una barrera contra el fascismo que como una induc­
propia Imagen mítica. 9· «Queremos tornar el poder legalmente. Pero lo ción a él)) (p. 312). Véase también pp. 250, 326, 395-396 y 492. 23. Las obras
que
hagamos una vez que tengamos el poder, es asunto relacionadas con este y otros movimientos que se analizan en este capítulo se enu­
nuestro)), Goering en el Reichs­
tag, 5 de �ebrero de 1931, citado en Ian Kershaw, meran, y con frecuencia se comentan, en las referencias bibliográficas.
Hitler, 1883-1936: Hubris (Nueva
York, Norton, 1998), p. 704, n. 201. Hitler amenaz 24. Payne, History, p. 395· 25. Entre una fina capa de adornos fascistas se inclu­
ó.durante un juicio en Leipzig el
25 de sel?tiémbre de 1930 que una vez en el poder yen el titulo de Antonescu de «conducaton}, o caudillo. 26. No mucho antes,
haría «rodar cabezas» . Max Do­
marus, Hitler's Speeche and Proclamatíons, 1932-194 una huelga general de los sindicatos alemanes había frustrado el golpe de Estado
� 5 (Londres, I. B. Tauris, 1990),
P· 244· 10. La media era de sólo ocho meses y medio. Karl de Kapp en 1920. 27. El ejemplo más célebre fue Cesari Mori, el estricto y as­
Gerhard Schulz Y Wolfgang Sauer, Die nationa
Dietrich Bracher


(Frank rt /BerlínNiena, Ullstein, 1962), vol. I, p.
lsozialistische Machtergreifun ; cético prefecto de Bolonia que no tolerO desórdenes ni de socialistas ni de fascis­
tas. Morí, al que se dieron poderes extraordin�rioS sobre todo el agitado valle del
32. 11. Mientras los nazis y los
c mum tas e an l?s partidos más jóvenes en Po en noviembre de 1921, intentó imponer el orden, pero su propia policía fraterni­
� � . � 1932, el SPD era el que tenía la direc­
CIÓn mas VIeJa. Richard N. Hunt, German Social zó con los fascistas y se le trasladó y luego se le destituyó. Mussolini le envió más
Democracy, 1918-1933 (Chicago,
Quadrangle, 1970) , pp. 71-72, 86, 89-91 y 246. tarde a Sicilia a reprimir a la Mafia. Christopher Duggan, Fascism and the Mafia
12. Erich Mathias y RudolfMor­

sey, eds., Das nde derParteien (Düsseldorf, Droste,
1960), aún sigue siendo sólido (New Haven, Yale University Press, 1989), pp. 122-124 y passim. 28. Juan J, Linz,
para las reaccwnes de los partidos políticos a The
«Crisis, Breakdown, and Reequilibration», en Juan J, Linz y Alfred Stepan, eds.,
la llegada de Hitler al poder. En in_
gl ,s, Donna Harsch, German Social Democracy Breakdown of Democratic Regimes (Baltimore, Johns Hopkins University Press,

. . and the Rise af Nazism (Chapel
'
Hill, Um ersity ofNorth CarolinaPress, 1993). 1978), pp. 66, 70 y 78. 29. William A. Renzi, «Mussolini s Sources of Financia!
� 13. Conan Fischer, The German
Commumsts and the Rise ofNazism (Nueva York, St. Martin Support, 1914-1915, History, 56:187 (junio de 1971), pp. 186-206. 30. Kolloquien
's Press, 1991). Véase
P· 177 para la huelga del transporte. 14. Kershaw, Hitler: Hubris, p. 368. des Instituts für Zeitgeschichte, Der ítalienische Faschísmus, p. 62. Cf. el término

318 319
NOTAS NOTAS

comparable «compromesso autoritarím> para las opciones de


Mussolini en el im� más conocido por su con­
book (New Brunswick, NJ, Athlone, 2000). Klemperer es
portante artículo del difunto Massimo Legnani, «Systema di su condición de judío casado con
potere fascist�, bloc� movedor diario en el que explica cómo soportó
co dominante, alleanze sociali)>, en Angelo Del Boca et al.,Il 41. La cifra oficial de muertos fue de 85, so
regimefascista, pp. 4i8� una mujer no judía en Alemania .
426. 31. Capítulo 1, p. 61-62. -
32. HannahArendt, Origins ofTotalitarianism, miembro s de las SA, pero jamás será posible hacer un balance exa�to.
de ellos
segunda edición ampliada (Nueva York, Meridian Bboks, 42. Véase capítulo 5, pp. 178-179· 43· Adnan
1958), p. 375. 33. Kershaw, Hitler: Hubris, p. 517.
Henry A. Thrner, Big Business and the Rise of Hitler (Nueva and George L. Mo se,
York, Oxford Unfver,.. · Lyttelton, «Fascism: The Second Wave», in Walter Laqueur �
eds., International Fascism: 1920-1945 (Nueva
sity Press, 1985), pp. 95-99, 113�115, 133-142, 188, 245, 279-281, ·
.
preocupac1ón de la mayoría de los financieros y empresa
287, muestra q{¡e. h York, Hatper, 1966), pp. 75-100, reim-
rios por el radicaliSmo presión de Journal of Contemporary History 1:1 (1966). 44· Pierre Milza, Mus-
económi o nazi aumentaron en 1932. 34· Federico Chabod, A History ofIta­ 45· !bid., p. 331. 46. Se incluyen e�tre
� solini (París, Fayard, 1999), p. 307.
.
han Fasctsm (Nueva York, Howard Fertig, 1975), p. 43 (orig: de Milán, pero el Vatica­
pub. 1950). «El miedO ellos S�landra, Giolitti y el poderoso Corriere de La Sera
puede ser también retrospectivm>. 35. El KPD fue el único partido alemán cu­ no y algunos industri ales advirtier on que si se deponía a Musso �ni aumentaría el
Y?S votos aumentaron sin interrupción desde diciembre de 1924 (9 por lOo) a no­ 47· A este gesto mfructuoso le lla­
desorden. Seton-Watson, Italy, pp. 653-657.
VIembre de 1932 (17 por 100), época en que los votos del SPD de la plebs roma­
habían caído desde maron la «secesión delAventino)>, aludiendo a los representantes
un máximo de aproximadamente 30 por 100 en 1928 a en 494 a. C. ante la opresión patri­
apróximadamente un 21 na que se refugiaron en la colina del Aventino
por 100. 36. Roberto Vivarelli, en Kolloquien des Instituts für Zeitgesc y algunos liberales, apelaron a un retorno a
hichte, cia. Divididos en socialistas, Popolari
Der italienische Faschísmus, p. 49· Vivarelli ponderó estos
dos procesos mucho más capaces de ponerse de acuerdo para ninguna actp.a­
la legalidad pero no fueron
por extenso en Ilfallimento del Liberalismo (Bolonia, Il Mulino, n6-n7. 49· Véase capítulo 6, P· 226-�27.
1981). La revisíóri. ción. 48. Véase capitulo 3, pp.
más reciente de la relación entre el fascismo y la Italia liberal a medio cammo
es Paul Corner «The 50. Una propuesta interesante para crear una categoría adicional,
Road to Fascism: An Italian Sonderweg?», Contemporary
(2oo2), pp. 273-295. 37- El gabinete de Hitler del 3o de enero de 1933, sólo. in­
European Histo 'rr,
z;2 entre conservadurismo y fascismo, de regimenes conservadores
sus
que aplastan los
instrume ntos,
de
movimientos fascistas de base pero toman prestados algunos

c ma , otros dos nazis: el ministro
de Economía Walter Funk y el ministro del Intf­ es Gregory J, Kasza, «Fascism from Above? Japan's K akushin Right in Compar a­
nor erman Goering (un cargo vital, ya que controla
l!" ed., (Bouleler ,
� ba a la policía; Goering era tive Perspective», en Stein Ugelvik Larsen, F ascism Outside Europe
también _ 1stro-pres1dente.
del mayor Estado de Alemania, Prusia). El gabinete pp. 183-232. Véase también a tes, not a 2.
� CO, Social Science Monographs, 2001), � �
� e Mu s lm1 del 3o de octubre de 1922 incluía sólo a otros
�� .tres fascistas, junto con 51. «Soy totalmente opuesto a cualquier tentativa de exportar el nactonal
_
sooali�­
siete rm tstros de otros partidos (un liberal, un nacional (Londres, Wet­
� ista, tres demócratas y dos mo>>. Hitler's Table Talk, trad. Norman Cameron and R. H. Stevens
Popolan [demócrata cristianos], dos militares y el filósof de 1942).
o Giovanni Gentile) . denfeld y Nicolson, 1953), p. 490 (entrada correspondiente al 2o de mayo
Mussolini, que se hizo cargo personalmente de los minister
52. Robert O. Paxton, Vichy France: Old Guard and New Order,el 2nd ed. �
Nueva
Y e As tos Exteriores, tenía más poder dentro de
ios vitales del Interior
� � su gobierno _al principio que York, Columbia University Press, 2001), pp. 267, 325. 53· Fueron aproXlll lada­
.
H1tler. Vease Lyttelton, Seizure, 96, 457· 38. Fritz Tobias, Der Reichstagsbrand: la Légion W allonie de Degrelle en Rusta en
mente 2.500 belgas los que sirvieron en
Legende und Wírklichkeit (Rastatt-Baden, Grote, 1962),
y Hans Mommsen, «The 2.ooo enviados al frente en noviemb re de 1943 n uM
1943 y 1944; unos 1.100 de los :

Re chstag Fire a d Its Political Consequences)), en Hajo
� Holborn, ed., Republic"to rieron entre ellos su comanda nte, Luden Lippert. Martin Conway, Collabora tton
Retch: The Makmg of the Nazi Revolution (Nueva
222, Y en Henry A. Turner Jr., Nazism and the Third Reich
York, Pantheon, 1972), pp. 129- ;
in Bel ium: Léon Degrelle and the Rexist Movement (New Haven, Yale Universi
que comba­
ty
(Nueva York, Franklin Press, 1993) , pp. 220 y 244. 54· El único dirigente fascista europeo
Watts, 1972), pp. 109-150 (orig. pub., 1964). a un s
39. Sebastian Haffuer, DefYing Hi­ tió en persona en el frente oriental fue Jacques Doriot, que acompañó �
tler: A Memoir, trad. del alemán por Oliver Pretzel V olontair es Contre le Bolchev xs­
(Nueva York Farrar Straus and 6 ooo franceses más en la semioficial Légion des
� � e. Philippe Burrin, La dérive fasciste: Doriot, Déat, Bergery: 1933-1945
Giro , 2002) hace una estremecedora descripción
� �
momo de un JOven magistrado que más tarde emigró.
de estas esc nas se n el testi­ � (París,
4o. Victor Klemperer, 55· Véase capitulo 3, pp. n6-117. 56. John R. L ampe, Yu­
Seuil, 1986), p. 431. .
profesor de francés en Dresde, tomó notas regularmente 2nd ed, ( Cambnd ge, Cambndge
de la degradación del
lenguaje nazi Y las reunió en un texto que tituló LTI,
goslavia as History: Twice There Was a Country,
Lingua tertií imperii, 'la leit� University Press, 2000 ), p. 440. �
57. Burrin, La Dérive asciste, PP· 451-454, lla�a
gua del Tercer Imperio; la grandilocuencia inflada - _
pero vacía que tanto estimaban a los franceses ultras colaboracionistas corno Déat y Dormt fascistas «secundanos
los propagandistas nazis y que no es "ya algo de la guerra co:nún a
específico del fascismo: Klemperer, o derivados» porque carecían del afán de expansión a través
71-ze Language of the Third Reich: LTI, Língua tertií
imperü: A Philologist's No � �� _,,_,____ Mussolini y a Hitler. 58. Véase capítulo 2, pp. 82-90. 59· Peter Baldwm, The

320 321
NOTAS NOTAS

Politics ofSocial Solidarif)l: Class Bases of the European Welfare State (Cambridge, - (Roma, La Nueva Italia Scientifica, 1995), pp. 83, 136 y 180. 10. Una conclu-
Cambridge University Press, 1990). 6o. Véase capitulo 3, 'PP· 120-121. 61. instigada por algunos estudios culturales que examinan al campesinado sin
Una penetrante relación de las acciones de los conservadores en Italia en 1920-1922 :considerar su influencia. Véase un análisis más completo en el capítulo 7, pp. 249-
en función de la disminución de alternativas es Paolo Farneti, «Social Conflict, n. Ernst Fraenkel, The Dual State (Nueva York, Oxford, 1941), 12. La
Parliamentary Fragmentation, Institutional Shift, and the Rise of Fascism: Italp, ',coexistencta dentro del régimen nazi de una puntillosidad legalista con la ilegali­
en Juan J, Linz y Alfred Stepan, eds., The Breakdown of Democratic Regimes: Euro­ escandalosa nunca deja de asombrar. Todavía en diciembre de 1938 algunas
pe (Baltiinore, Johns Hopkins University Press, 1978), pp. 3-33. 62. «Esas fue­ \,vf,;tirnasjudías de la violencia individual y no autorizada nazi pudieron conseguir
ron las condiciones que hicieron posible la victoria fascista», escribe Adrian Lyt­ la policía alemana detuviera a sus agresores y que los tribunales alemanes les
telton, «pero no la hicieron inevitable;; (Seizure, p. 77). Véase también Turner, castigaram en el preciso momento en que estaba aumentando la violencia autori-
Hitler's Thirty Days. contra los judíos. Como recordaba años más tarde un superviviente, «en el
Reich los crímenes no oficiales estaban prohibidosn. Eric A. Johnson, Nazi
. The Gestapo, Jews, and Ordinary Germans (Nueva York, Basic Books, 1999),
4· EL EJERCICIO DEL PODER 124-125. 13. Ian Kershaw, Hitler 1936-1945: Nemesis (Nueva York, Norton,
. p. 253. 14. La persistencia en la Alemania nazi de un «Estado normati-
1. Franz Neumann, Behemoth: The Structure and Practite of National Socialism, no debería considerarse nunca que exonerase a todos sus funcionarios, que, en
1933-1944, 2nd ed. (Nueva York, Oxford University Press, 1944), pp. 291 y 396-397. práctica (y especialmente despues de iniciarse la guerra), podían actuar tan
2. Karl Dietrich Bracher, The German Dictatorship: The Origins, Structure, and Ef­ y arbitrariamente como los órganos «paralelos>>. Véase, por ejemplo, Niko­
fects ofNational Socialism, trad. del alemán de Jean Steinberg (Nueva York, Prae­ Wachsmann, «"Annihilation through Labour": The Killing of State Prisoners
ger, 1970) (orig. pub. 1969), p. 492. 3· Martín Broszat, The Hitler State: The the Third Reich», Journal ofModern History 71 (septiembre de 1999), pp. 627-
Foundation and Development ofthe Internal Structure of the Third Reich, trad. del 659. Se aportan también muchos ejemplos en Robert Gellately, Backing Hitler
alemán por )ohn W. Hiden (Londres, Longman, 1981) (orig. pub. 1969), p. 57. Y ''"'""York. Oxford University Press, 2001). La vieja diferenciación autoexculpa­
4. Hans Mommsen, «Zur Verschriinkung traditionellen und faschistischen Füh­ entre el Ejército profesional «correcta>> y la criminal SS ha sido también re-
rungsgruppe in Deutschland beim übergang von der Bewegungs zur System­ por Omer Bartov en las obras citadas en el capítulo 5, nota 79· 15. Sobre
phase;>, en Der Nationalsozialismus und die deutsche Gesellschaft, ed. Lutz Nietham­ utilidad de la emergencia nacional para los dictadores, véase Hans Mommsen,
mer y Bemd Weisbrod para el sesenta cumpleaños de Mommsen (Reinbeck bei «A.usi>ab"m,zu,staJnd als Herrschaftstechnik des NS-RegimeS>>, en Manfred Funke,
Hamburg, Rowohlt, 1991), pp. 39-66 (citas de pp. 39, 40 yso). 5· «Sulle origini ,ea., J:llrto,, Deutschland und die Machte (Düsseldorf, Droste, 1976), 16. Emilio
del movimento fascista;;, Occidente, 3 (1954), p. 306, reimpreso en Opere dí Gaeta­ ;.y<,mue, «The Problem of the Party in Italian Fascism», ]ournal of Contemporary
no Salvemini, vol. VI: Scritti sul fascismo, vol. IIl (Turín, Giulio Einaudi, 1974), p. 19:2 (abril de 1984), pp. 251-274. 17. Sigue sin estar claro lo que Signifi-
439· Salvemini hace hincapié aquí en las raíces múltiples y las etapas sucesivas del las iniciales, si es que significan algo. Para trabajos sobre la OVRA y los orga­
fascismo. 6. Alberto Aquarone, L'organizzazione dello Stato totalitario (Turín, represores fascistas, véanse las referencias bibliográficas, pp. 269-270.
Einaudi. 1965), pp. 271 y 302, Era, dice Curzio Malaparte, burlonamente, «un Go­ El Istituto per la Ricostruzione Industriale, la sociedad de cartera del Estado
bierno liberal administrado por fascistas;> (p. 247). 7· Wolfgang Schieder, «Der para salvar industrias y bancos con problemas en enero de 1993. Véase Mar­
Strukturwandel der faschistischen Partei Italiens in der Phase der Herrschaftssta­ Maraffi, Politica ed economica in Italia: Le vicende del!'impresa pubblíca dagli
bilisierung)), en Schieder, ed., Faschismus als soziale Bewegung: Deutschland und Trenta aglí anni Cinquanta (Bolania, Il Mulino, 1990). 19. Gentile, La via
ltalien im Vergleich, z.• ed. (Gotinga, Vandenhoeck und Ruprecht, 1983), esp. pp. 71 p. 185: la «aceleración del proceso totalitario>;. Gentile no utiliza, sin em-
y 90, Estos temas los abordan de nuevo Jens Petersen y Wolfgang Schieder en Ko­ el modelo del «Estado dual». 20. Doris L. Bergen, Twisted Cross: The
lloquien des Instituts fiir Zeitgeschichte, Der italienische Fascismus: Probleme und Christian Movement in the Third Reich (Chape! Hill, University of North
Forschungstendenzen (Munich, Oldenbourg, 1983). 8. Massimo Legnani, <(Sis­ Cruroliina Press, 1996); para tres «teólogos [luteranos] inteligentes, bien intencio­
tema di potere fascista. blocco dominante. alleanze sociali: Contributo a una dis­ y respetables» cuyo nacionalismo les reconcilió con el régimen, véase Ro­
cussione>;, en Angelo Del Boca, Massimo Legnani y Mario G. Rossi, eds., 11 regime Ericksen, Theologians Under Hitler (New Haven, Yale University Press, 1985)
fascist"' Storia e storiografia (Bari, Laterza , 1995), pp. 414-445 (cita p. 415). en p. 198). 21. Carl J, Friedrich y Zbigniew K. Brzezinski, Totalitarian Dic-
9· Emilio Gentlle, La via italiana al totalitarismo: Ilpartito e lo stat(J nel regimefascís- (at<ml\iv and Autocracy, 2nd ed. (Nueva York, Praeger, 1965), cap. 6. 22. Para

322 323
NOTAS NOTAS
un vivido ejemplo local de cómo los católicos alemanes rechazaron algunas prác­ versity Press, 1969). 34· Circular del 5 de enero de 1927, citado in Aquarone,
ticas nazis concretas que invadían el «terreno» parroquial sin desafiar al régimen L'organizzazione. pp. 485-488. 35· Véase la obra iluminadora de Victoria De
mismo, véase Jeremy Noakes, «The Oldenburg Crucifix Conflicb}, en Peter D. Sta­ Grazia, The Culture of Consent: Mass Organization ofLeisure in Fascist Italy (Cam­
chura, The Shaping of the Nazi State (Londres, Croom Helm, 1978), pp. 210-233. bridge, Cambridge University Press, 1981). 36. Broszat, The Hitler State,
23. Martin Broszat tomó prestado el término médico alemán Resistenz para indi­ pp. 218-219. 37· Gentile, La vía italiana, pp. 177, 179 y 183. 38. Martin Clark,
car un tipo de impermeabilidad negativa a la influencia nazi (como en el caso de Modern Italy, 1971-1982 (Londres, Longman, 1984). p. 237. 39· Broszat, Hitler
las iglesias, por ejemplo), que no debe confundirse con el tipo de oposición más State, pp. 199-201. 40. En las referencias bibliográficas, pp. 271-273, se revisa la
activa Widerstand, u oposición positiva. Para esta diferenciación, véase Ian Ker­ literatura que trata de este punto controvertido. 41. R. J. B. Bosworth, The Ita­
shaw, The Nazi Dictatorship: Problems and Perspectives oflnterpretation (Londres, Iian Dictatorship (Londres, Arnold, 1998), pp. 31, 81, comenta que ningún estudio
Edward Arnold, 1989), p. 151. 24· Alf Lüdtke, en Herrschaft als sozialer Praxis, similar a Peterson, Límits, analiza la torna de decisiones en la Italia fas�ista y los lí­
Veroffentlichen des Max-Planck-Instituts für Geschichte #91 (Gotinga, Vanden­ mites de las pretensiones de Mussolini de un control total. 42. El término lo
hoeck y Ruprecht, 1991), pp. 12-14, toma «apropiacióm) de Max Weber, Marx, E. P. inventó Max Weber, que diferenció entre autoridad burocrática, patriarcal y caris­
Thompson y Pierre Bourdieu. Yo la tomo de mi experiencia personal, pues cuan­ mática, las dos primeras estables y basadas en la racionalidad económica, cada una
do tenia trece años ayudé a mis camaradas a convertir un programa de acampada a su manera, y la tercera inestable y al margen de cualquier estructura formal o ra­
de fin de semana de unos bien intencionados boy scouts en algo más parecido a El cionalidad económica. El carisma se apoya en la fama de un dirigente d� poseer
señor de las moscas. 25. En las referencias bibliográficas, pp. 269-270, se men­ poderes personales extraordinarios que deben reafirmarse constantemente ,con
ciona impOrtante literatura sobre el fomento de las denuncias por parte de los re­ resultados. Weber tomó el término de la palabra griega para el concepto cristiano
gímenes fascistas. 26. Geoffrey G. Giles, «The Rise of the NS Students' Asso­ de gracia. Véase From Max Weber: Essays in Sociology, trad., ed., e introducción de
ciation», en Peter D. Stachura, ed., Shaping, pp. 160-185, y Students and National Hans H. Gerth y C. Wright Milis (Nueva York, Oxford University Press. 1946),
Socialism (Princeton, Princeton University Press, 1985), pp. 168, 175-186, 201 y 228. pp. 79-80, 235-252 y 295-296. 43· Funcionarios del Partido Fascista Italiano lle­
Hay abundante detalle en Helma Brunck, Die deutsche Burschenschaft in der Wei­ garon realmente a analizar los problemas constitucionales que planteaba la suce­
mar Republik und im Nationalsozialismus (Munich, Universitas, 1999). 27. Véa­ sión del Duce. Discutieron, por ejemplo, sí el título pasaba con el cargo o pertene­
se más en capítulo 4, pp. 163-164 y capitulo 6, pp. 179-181. 28. Tracy Koon, Re­ cía personalmente a Mussolini. Gentile, La via italiana, pp. 214-216. Sólo Hitler
lieve, Obey, Fight: Political Socialization of Youth in Fascist Ita/y (Chape! Hill, podia evocar su propia sucesión. Véase Zitelmann, Selbstverstiindnis, pp. 393 y 396.
University of North Carolina Press, 1985), p. 248, da ejemplos de los años de gue­ �H· Para los muchos admiradores estadounidenses de Mussolini en la década de
rra. Agradezco a Luciano Rebay sus recuerdos personales sobre este punto. 1920, véase John P. Diggins, Mussolini and Fascism: The View from America (Prin­
29. Véase capítulo 4, pp. 146-147· 30. Michael Burleigh y Wolfgang Wippermann, ceton, Princeton University Press, 1972). Para admiradores británicos como Geor­
TheRacialState: Germany 1933-1945 (Cambridge, Cambridge University Press, 1991), ge Bernard Shaw y el antiguo primer ministro David Lloyd George, y muchos
p. 353, n: 1, aboga, convincentemente, por un estudio antropológicamente más in­ otros europeos, véase Renzo De Felice, Mussolini il Duce, vol. I: Glí anni del con­
formado de cómo los regímenes fascistas interactuaron con los grupos sociales y senso, 1929-1936 (Turín, Einaudi, 1974), pp. 541-587. 45· Véase capítulo 4,
profesionales. 31. Hannah Arendt, Origins, pp. 389-390, 395, 398 y 402. Ella pp. 149-151. 46. Los mejores estudios de la opinión pública en la Alemania nazi
atribuye «amorfia>) a Franz Neumann, Behemoth. Broszat revivió el término en y en la Italia fascista se analizan en las referencias bibliográficas, pp. 275-277. Jo­
The Hitler State. p. 346. Salvatore Lupo, flfascismo: La política in un regime totali-: seph Nyomarkay, Charisma and Factionalism in the Nazi Party (Minneapolis, Urií­
tario (Roma, Donzelli, 2000), señala el «frenesí de movimiento perpetuo)> de la. versity of Minnesota Press, 1967), sostienen que el Gobierno carismático impidió
Italia fascista, citando a Arendt (p. 30). 32. Esto puede explicar la curiosa vaci­ a las facciones del partido unirse en una auténtica oposición. 47· Kolloquien
lación del rey y de los dirigentes políticos conservadores y liberales sobre si depo­ des Instituts für Zeitgeschichte, Der italienische Faschismus, p. 59· 48, El térmi-
ner o no de su cargo a Mussolini en junio de 1924 después del asesinato de Matteot­ no se utilizó por primera vez en 1969 en Broszat, Hitler State, p. 294, y lo desarro­
ti. Véase capitulo 3, pp. 129-131. 33· Jens Petersen llegaba al extremo de habla'r lló más plenamente Peter Hüttenberger, «Nationalsozialistische Polykratie>), Ges­
de Wl sistema de facto de «controles y equilibrios>) en la Italia fascista. Kolloquien chíchte und Gesellschaft, 2:4 (1976), pp. 417-472. Véase además a Hans Mommsen
des Instituts für Zeitgeschichte, Der italienische Faschismus, p. 25. El sistema nazi en muchas obras, entre ellas From Weimar to Auschwitz (Cambridge, Cambridge
estaba más claramente dominado Por Hitler y los militantes del partido, pero v�� University Press, 1991), y Gerhard Hirschfeld y Lothar Kettenacker, eds., Der Füh­
ase Edward N. Peterson, The Limits of Hitler's Power (Princeton, Princeton Uní" rerstaat: Mythos und Realittit (Stuttgart, Klett-Cotta, 1981). Para comparaciones in-
- - ------ -·��--

324
NOTAS
NOTAS

180 y 254, en la aspiración del régimen fascista de construir un Estado plenamente


teresantes Philippe Burrin, «Politique et société: Les structures du pouvoir da
:;
l'Italie fasciste et 1'Allemagne �azi�>�, Annales: Economies, Sociétés, Civilisations,
totalitario, aunque hasta él reconoce que se mantuvo «incompleto» en la práctica.
El totalitarismo se aborda en el capítulo 7· 58. Adrian Lyttelton, Seizure, pp. 127
(1988), pp. 615-637. Para la aplicabilidad de este concepto a la Italia fascista' véa e
� y 273 . 59 · «Radicals)) citado por Clark, Mode"rn Italy, p. 259. Clark considera
el debate iluminador de Kolloquien des Instituts für Zeitgeschichte Der 1·1a¡,·ents-
. ' que este juicio es válido para las más altas instituciones políticas, pero que en la
che Faschtsmus, sobre todo los comentarios de Jens Petersen y Wolfgang Schieder
Italia fascista había mucho más que era nuevo. 6o. Véase capítulo 2, pp. 81-82.
49· Hans Mommsen utilizó por primera vez el término «dictador débil)) en Bea
;n

61. Véase capítulo 2, p. 84, y capítulo 3, pp. 120-121. 62. La requisa de obras de
tentum im Dritten Reich (Stuttgart, Deutsche Verlags-Anstalt, 1966), p. 98, n. 26.
arte en los territorios conquistados por los dirigentes nazis y por los museos na­
extensos escritos suyos posteriores sobre el sistema de gobierno nazi (Herrs­
cionales alemanes proporcionó algo que hacer después de 1939 al profeta místico
chaftssystem), Mommsen dejó claro que consideraba que Hitler poseía poder «ili­
subempleado Alfred Rosenberg. Las rivalidades y la búsqueda de puestos en torno
mitado» hasta un grado «raro en la historia», pero que lo ejerdó de un modo caó­
a Rosenberg fueron un ejemplo clave en el desarrollo de la interpretación <<poli­
tico que privó a la Alemania nazi de las principales características de un Estado, es
· crática» del Gobierno nazi. Véase Reinhard Bollmus, Das Amt Rosenberg und seine
dec1r, ¡a capac1"dad para examinar opciones libremente y elegir racionalmente en-
Gegner: Zum Machtkampf im nationalsozialistichen Herrschaftssystem (Stuttgart,
63. Véase capítulo J, p. 131.
tre ellas. Véase, por ejemplo, Mommsen en «Hitler's Position in the Weimar Sys­
Deutsche Verlags-Anstalt, 1979). 64. Emilio
tem», From Weimar to Auschwitz (Princeton, Princeton University Press, 1991),
Gentile, Le origini dell'ideologia fascista (1918-1925), 2.a ed. (Bolonia, Il Mulino,
pp. 67 y 75· Para la progresiva «Entstaatlichung» (perdida de «estatalidad») del sis­
1996), pp. 335-348 (<<Farinacci e l'estremismo intransigente))). En inglés véase
tema nazi, véase Mommsen, «Nationalsozialismus als vorgetauschte Modernisie­
Harry Fornari, Mussolini's Gadfly: Roberto Farinacci (Nashville, TN, Vanderbilt
rung», en Lutz Niethammer y Bernd Weisbrod, eds., Der Nationalsozialismus und
University Press, 1971). 65. Véanse las referencias bibliográficas, pp. 270-271.
die deutsche Gesellschaft: Ausgewiihlte Aufsiitze (Reinbeck bei Hamburg, Rowohlt,
66. Hans Buchheim, «The SS-Instrument ofDominatiom�, en Helmut Krausnick,
1991), p. 409. 50, Ian Kershaw. Hitler 1889-1936: Hubt:is (Nueva York, Norton,
Hans Buchheirn, Martin Broszat y Hans-Adolf Jacobsen, eds., Anatomy of the SS
19?9), cap. 13, «Working Toward the Fuhrer)), pp. 527-591. 51. Rundschau, la pu­
. State, trad. del alemán por Richard Barry, Marian )ackson y Dorothy Long (Nue­
blicación en lengua alemana de la Internacional Comunista, 12 de abril de 1933, ci­
tado en )ulius Braunthal, History of the Internatíonal, 1914-1943 (Nueva York, Pra­ va York, Walker, 1968)> pp. 127-301, un estudio del sistema policial nazi preparado
para el juicio de un grupo de guardias del campo de exterminio de Auschwitz en
eger, 1967), vol. II, p. 394· 52. Karl Dietrich Bracher, Wolfgang Sauer y Gerhard
1963, continúa siendo el trabajo más autorizado. 67. Gellately, Backing Hitler.
Schulz, Die nationalsozialistiche Machtergreifung (Colonia y Opladen, Westdeut _

pp. 34-36, 87-89 y 258. 68. !bid., p. 43· 69. !bid., p. 31. 70. Sólo uno de
cher Verlag, 1960), p. 219. 53. Una excelente introducción a las complejas acti·
los 122 jueces pertenecientes a diversas secciones del Tribunal Supremo de Alema­
tudes de los conservadores hacia Hitler y su fracaso en la tarea de controlarle es Je­
nia era socialdemócrata, y sólo otros dos eran miembros del Partido Nazi. Lama­
remy Noakes, «German Conservatives and the Third Reich: An Ambiguous
yoría de los jueces eran nacionalistas conservadores. Ingo Müller, Hitler's Justice:
The Courts of the Third Reich, trad. Deborah Lucas Schneider (Cambridge, MA,
Relationship}}, en Martín Blinkhorn, ed., Fascists and Conservatives (Londres,

71. Lothar Gruchmann, Justiz im Dritten


Allen and Unwin, 1990), pp. 71-97. 54. Albert Speer, justo cuando iniciaba su
Harvard University Press, 1991), p. 37·
brillante carrera como·arquitecto de Hitler con el encargo de transformar las ofi­
Reich; Anpassungund Unterwerfung in der Ara Gürtner. 2.a ed. (Munich, Olden­
cinas del vicecanciller en el cuartel general de la SA, recordaba haber desviado la
bourg, 1990). 72. Guido Neppí Modona, «La magistratura e il fascismO!>, en
vista de un gran charco de sangre seca que había en el suelo en el despacho de Her­
Guido Quazza, ed., Fascismo e sodeta italiana (Turín, Einaudi, 1973), pp. 125-181.
bert von Hose, un ayudante de Von Papen. Speer, Inside the Third Reich, trad. del
73· Robert N. Proctor, The Nazi War on Cancer (Princeton, Princeton University
alemán por Richard yOara Winston (Nueva York, Macmillan, 1970 ), p. 53. 55· Un
Press, 1999), muestra que la campaña antitabaco nazi pudo estar instigada al mis­
examen reciente de este complejo asunto es Gerd P. Ueberschar, «General Halder
mo tiempo por la excelente investigación médica de Alemania y por la hipocon­
and the Resistance to Hitler in the German High Command, 1938-1940: European
dría personal y la chifladura dietética de Hitler (era vegetariano y llamaba al caldo
History Quarterly, 18:3 (julio de 1988), pp. 321-341. 56. Norman Rich, Hitler's
de carne «té de cadáver»). 74· La frase «matanza medicalizada» está en Robert
WarAims, vol. Il: The Establishment ofthe New Order (Nueva York, Norton, 1974),
PP· 6o Y 278. Ribbentrop estaba defendiendo con estos nombramientos su impe­
)ay Lifton, The Nazi Doctors: Medica/ Kílling and the Psychology of Genocíde (Nue­
. va York, Basic Books, 1986), p. J.4. Véase también Michael Kater, Doctors Under Hit­
no contra el cuerpo diplomático por una parte y contra los agentes de su archirri­
ler (Chape! Hill, University of North Carolina Press, 1989). 75· Edward Ross
val Himmler por otra. 57· Arendt, por ejemplo (véase capítulo 7, nota 34).
Dickinson, The Polítics ofGerman Chíld Welfarefrom the Empire to the Federal Re-
Emilio Gentile, sin embargo, insiste en La vía italiana al totalitarismo, pp. 67, 136,

327
326
NOTAS
NOTAS

public (Cambridge, MA, Harvard University Press, 1996), pp. 204-220 (cita en
Mussolini, p. 62. 90. Esta votación se aproximó más a un plebiscito que algu­
p. 211). 76. Gellately, Backing Hitler, pp. vii, 51-67, 75, 80-83 p63. 77. Véase
nas elecciones: los ciudadanos sólo podían votar «si>� o «nm) a toda la lista. Aun asi,
capítulo 3, nota 77- 78. Véase capítulo 3, nota 16. 79. El' texto clásico sobre
participaron el 89,63 por 100 de los que podían hacerlo y sólo 136.198 de ellos (2
esta experiencia es Cario Levi, Christ Stopped at Eboli (Nueva York, Farrar, Straus,
por wo) votaron «no». 91. Véanse las obras de MacGregor Knox que se anali­
1963). 8o. Entre 1926 y 1943, el Tribunale Speciale perla Difesa Dello Stato in­
zan en las referencias bibliográficas, pp. 278-279. 92. Marlís Steinert, Hitler's
vestigó 21.ooo casos y condenó a unas 10.ooo personas a la diversas penas de cár­
War and the Germans (Athens, OH, Ohio University Press, 1977). 93· La peli­
cel (Jens Petersen, Kolloquien des Instituts für Zeitgeschichte, Der italienische Fas­
cula alemana Die Kinder aus Nr. 67 (Los niños del n.o 67) (1980) muestra sutil­
chismus, p. 32). Las cifras de condenados a muerte, que eran principalmente
mente como los chicos y chicas de un edificio de apartamentos de clase obrera de
separatistas croatas y eslovenos, son de Petersen, confirmadas por Guido Melis en
Berlín se adaptaron a la recientemente obligatoria Juventud de Hitler en la prima­
Raffaele Romanelli, ed., Storia dello stato italiano dall'unita a oggi (Roma, Donze.,
vera de 1933 bajo la múltiple influencia de la atracción, la presión de los pares, los
lli, 1995), p. 390. Sin embargo Italia tenía más de 50 campos prisión en 1940 M 45,
valores de los padres y la coerción. 94. Las memorias de Melitta Maschmann,
el mayor de los cuales estaba en Ferramonti di Tarsia, en Calabria. Véase Bos­
Account Rendered (Londres, Abelard-Schunun, 1965) son elocuentes a ese respec­
worth, Dictatorship, p. 1, y ]. Walston, «History and Memory of the Italian Con­
to. 95. Un joven alemán confesaba: «Es realmente agradable poder pegar sin
centration Camp>>, Historical]ournal, 40 (1997), pp. 169-183. 81. Paolo Ungari,
que te peguen». Michael Burleigh, The Third Reich: A New History (Nueva York,
Hill and Wang,2ooo), p. 237. El breve ensayo imaginario de Je<Ul-Paul Sartre «L'en­
Alfredo Rocco e l'ideologia giuridica del fascismo (Brescia, Morcelliano, 1963), p. 64.
Rocco, un compañero de viaje nacionalista, adoptó ya esta posición antes de 1914
fance d'un chef)} evoca plausiblemente la trayectoria de un abusón adolescente
cuando era un joven profesor de Derecho. 82. Aunque Hitler se abstuvo de
hasta el fascismo. 96. Para la inmensa literatura sobre éste y otros debates so­
utilizar gas tóxico en acciones de guerra, Mussolini utilizó contra libios y etíopes.
Véase Angelo Del Boca, I Gas di Mussolini: fl fascismo e il guerra d'Etiopia (Roma,
bre las mujeres bajo el fascismo, véanse las referencias bibliográficas, pp. 272-275.
97· La joven sonriente de uniforme fascista con su cigarrillo en la cubierta de Vic­
Editare Riuniti, 1996). Mussolíni encerró también en campos de concentración a toria De Grazia, How Fascism Ruled Women (Berkeley y Los Ángeles, University of
ambigüedades.
tribeños senusis en Libia. Para otras obras sobre el imperio colonial italiano,
California Press, 1992), muestra perfectamente esas 98. M.
véanse las referencias bibliográficas. 83. Johnson, Nazi Terror, pp. 46-47 y 503-
Carli, Fascismo intransigente: Contributo alla fondazione di un regime (Florencia,
504. Colonia, con tres cuartos de millón de ciudadanos (sin contar una población
R. Bemporad e Fíglio, 1926), p. 46, citado en Norberto Bobbio, ((La Cultura e il fas­
adicional de trabajadores extranjeros) tenía, en 1942, 69 agentes de la Gestapo.
cismm), en Guido Quazza, ed., Fascismo e societa italiana (Turin, Einaudi, 1973),
Para el importante papel que jugaron en la aplicación de las leyes nazis las denun­
p. 240, n. 1. 99· Jbid., p. 240. 100. E. g., el médico y pintor Carla Levi, cuyo
cias voluntarias, véanse las referencias bibliográficas, pp. 230-231. 84. Tim Ma­
Chríst Stopped at Eboli, escrito durante su «confmamientm) en un pueblo de mon­
son, «The Contairunent of the Working Class», en Jane Caplan, ed., Nazism, Fas­
taña del sur del pais, es una de las obras maestras de la literatura italiana mode�­
cism, and the Working Class: Essays by Tim Masan (Cambridge, Cambridge na. 101. E. g., los hermanos Rosselli, Giovani Amendola, y Piero Gobetti.
University Press, 1995), p. 238. 85. Giulio Sapelli, ed., La classe operaria duran­
te il fascismo (Milán, Annali della fondazione Giangiacomo Feltrinelli, 20.o año,
102. Véase capitulo 1, nota 105. 103. Sandríne Bertaux, «Démographie, statisti­
que, et fascisme: Cerrado Gini et l'ISTAT, entre Science et Idéologie», Roma Mo­
1979-1980), aborda esta cuestión para Italia. 86. Véanse las referencias biblio­
derna et Contemporanea, 7:3 (septiembre�didembre de 1999), PP· 571-598.
gráficas. 87. Sebastian Haffner, Defying Hitler (Nueva York, Farrar, Straus, Gi­
JI fascismo e il consenso degli intellettuali (Bolonia, Il Mulino,
104. Gabriele Turi,
roux, zooo), pp. 257 y ss. Haffner escapó a Inglaterra en 1937 y escribió sus memo­ 1980), pp. 59 y 63. Fascistas radicales protestaron por su presencia. 10?. Bob io, �
«La Cultura», p. 112. Tres de ellos colaboraron también en la Enciclopedm (Tun, fl
rias un año después. 88. No era esta la opinión general en Italia durante los
primeros veinte años que siguieron a la liberación, en que prevaleció una idea
fascismo) p. 63). 106. Monika Renneburg y Mark Walker, eds., Science, Techno­
poco exagerada de la resistencia Italia. Cuando Renzo De Felice defendió la tesis
logy, and National Socialism (Cambridge, Cambridge University Press, 1994).
del consenso en Mussolini il Duce, vol. I: Gli anni del consenso (Turín, Einaudi,
107. John L. Heilbron, The Dilemmas ofan Upright Man: MaxPlanck as Spokesman
1974) , provocó una violenta polémica. Los mecanismos fueron examinados por
for German Science (Berkeley y Los Ángeles, University of California Press, 1�86 · ?
Philip V. Cannistraro, La fabbricca del consenso: Fascismo e mass media (Bari, La­ 108. Jerry z. Muller, The Other God that Failed: Hans Freyer and the Deradtcalt­
lerza, 1975), y los resultados verificados por Colarizi, L'opiníone degli italiani. Para
la síntesis más reciente, véase Patrizia Dogliani, Italia fascista 1922-1940 (Milári,
zation of German Conservatism (Princeton, Princeton University Press, 1987).
109. Carl Schmitt (1888-1985) sostuvo que las sociedades modernas complejas re­
Sansoni/RCS, 1999), cap. 3, «L'organizzazione del consenso». 89. Bosworth; querían un «Estado total» capaz de tomar decisiones con eficacia. Un buen inicio

329
NOTAS NOTAS

Nazism. 127. Sergio Romano, Giuseppi Volpi et l'Italie moderne: Financ�, in­
dustrie et Etat de l'Cre giolíttienne a la Deuxifme Guerre Mondiale (Roma, Ecole
en esta extensa literatura es Richard Wolin, «Carl Schmitt, Political Existentialism
and the Tbtal State», en Wolin, The Terms of Cultural Criticism: The Frankfur �
School, Existentialísm, Poststructuralism (Nueva York, Columbia University Press, francaise
' de Roma, 1982), pp. 141-152; Jon S. Cohen, «The 1927Revaluation of the
no. Mark Walker, German National Socialism and the Quest Lira: A Study in Political Economy>>, Economic History Review, 25 (1972) PP· 642
128. Peter Hayes, Industry and Ideology: I. G. Farben in the Thtrd etch
1992), pp. 83-104. :
for Nuclear Power, 1939-1949 (Cambridge, Cambridge University Press, 1989), de­ y 654. �.
.

fiende eso último persuasivamente; Thomas Powers, Heisenberg's War; The Secret P
(Cambridge, Cambridge University ress, 1987), p. 120. 129. Esta evolucton se
History ofthe German Bomb (Nueva York, Knopf, 1993), se inclina más por lo que analiza magistralmente en Hayes, Industry and Ideology. 130. Gerhard h.�
dice Heisenberg de un boicoteo. 111. Uno de los <<Diez Principios de la Música Mollin, Montankonzerne und Drittes Reich: Der Gegensatz zwischen Monopoltn­
dustrie und Befehlwirtschaft in der deutschen Rüstung und Expansion 1936-1944
(Gotinga, Vandenhoetk y Ruprecht, 1988), pp. 70 y ss., 102 y ss. Y 198 Y ss.
Alemana>> enunciados cuando Goebbels creó la Reichsmusikkammer el 15 de no­
viembre de 1933. Furtwangler rechazó, sin embargo, los otros principios de que el
.
judaísmo y el atonalismo eran incompatibles con la música alemana. 112. Véa­ 131. Gerald D. Feldman, Allianz and the German Insurance Busmess, 1933-1945
se Robert Craft, «The Furtv.rangler Enigma», New York Review of Books, p:16 (Cambridge, Cambridge University Press, 2001). Para los campos véase PP· 409-
(October 7, 1993), pp. 10-14 113. Véase introducción, pp. 18-19. 114. Véase 415. Orto Wagener aparece citado en su diario, Hitler aus Niichste Niihe, ed. Hen� :'
introducción, nota 53. 115. Véase Gellately, Backing Hitler, sobre «justicia A. Turner, Jr. (Frankfurt, Ullstein, 1978), pp. 373-374. El fiel Wagener nunca de¡o
policial» (pp. 5• 34-50, 82, 175 y 258). n6. Las organizaciones juveniles del Par­ de creer, ni siquiera después de 1945, que los auténticos ideales «nacionalsociahs­
tido Fascista se extendieron por todo el país después de 1926, en que se unieron tas>> de Hitler habían sido saboteados por Nazisten reaccionarios de su entorno
bajo el control del ministerio de Educación en la Opera Nazionale BaJilla ( llama­ (p. xi). Para la repugnancia que inspiraba a Wagener el «sucio dinero», véase in�
da así por un joven que había muerto en la resistencia contra Napoleón). La ONB traducción, p. 19. 132. Jon S. Cohen, «Was Italian Fascism a Developmental
reclutaba chicos y chicas (por separado y en menor grado) desde los ocho años a Dictator ship? », EconomicHistory Review, 2nd series, 41:1 (febrero de 1988), �P· 95-
los dieciocho; podian empezar a los seis como «lobeznos». La ONB fue reorgani­ 113, compara índices de crecimiento italiano. Para más sobre la interpretaCión del
zada bajo control del Partido Fascista en 1937 como la Gioventli Italiana del Litto­ fascismo como «dictadura desarrollista)>, introducción, nota 49, Y capítulo 7j PP·
rio (GIL; el líttorio, o lictor, era el funcionario que llevaba las fasces delante de los 245·246.
magistrados en las procesiones cívicas durante Imperio Romano). El GIL fue mi­
litarizándose progresivamente (para los chicos) con el lema <<Cree, Obedece, Lu­
cha», Y fue obligatorio a partir de 1939. Los estudiantes universitarios pertene­ 5. A LARGO PLAZO: ¿RADICALIZACIÓN O ENTROPÍA?

1. Adrian Lyttetton, en Kolloquien des Instituts für Zeitgeschichte, Der italienische


cían a los Gruppi Universitaria Fascista. Véanse las referencias bibliográficas para
obras relevantes. 117. Jeremy Noakes y Geoffrey Pridham, eds., Nazism 1919-
1945, vol z: State, Economy, and Socíety, 1933-1939;' A DocumentaryReader (Exeter, Faschismus: Probleme und Forschungstendenzen (Munich, Oldenbourg, 1983), P· 59·
University of Exeter Press, 1984), doc. #297, p. 417. 118. Kar!-Heinz Jahnke y �
2. Giuseppe Bottai, «La rivoluzione permanente», en Critica fascista, novien: re 1,
Michael Buddrus, Deutsche ]ugend 1933-1945: Bine Dokumentation (Hamburgo, 1926, citado en Alexander Nützenadel, «Faschismus als Revolution? Pohtrsche
VSA-Verlag, 1989), p. 15. 119. Citado en Arendt, Origins, p. 339· Ella le creyó. � .
Sprache und revolutionfu'er Stil im Italien Mussolinis>>, en hristof Dtpper, Lutz
Klinkhammer y Alexander Nützenadel, eds., Europiiische SoztalgeschKhte: , Festsch­
120. Mabel Berezin, Making the Fascist Seif (Ithaca y Londres, Cornell University
Press, ·1997). 121. Aqui es donde Rousseau, con su temor a las facciones, se riftfür Wolfgang Schieder (Berlín, Duncker & Humblot, 2000), p. 37· Las palabras
convierte en un posible precursor remoto del fascismo. 122. Véanse las refe­ recuerdan a Trotski, pero Bottai, un antiguo escuadrista convertido en buró:rata,
rencias bibliográficas, p. 276-277. 123. Glenn R. Cuomo, ed.,National Socialíst explicaba que la «revolución permanente>; fascista, a diferencia de revoluc10nes
Cultural Policy (Nueva York, St. Martin's Press, 1995), p. 107. 124. AJan E. anteriores, significaba un cambio a largo plazo bajo la dirección del Estado. Jeremy
Noakes aborda este tema elegantemente para Alemania en «Nazism and Revolu­
tion», en No el O'Sullivan, ed., Revolutionary Theory and Political Reality), (Londres,
Steinweis, «The Purge of Artistic Life�), en Robert Gellately y Nathan Stoltzfus,
eds., Social Outsiders in Nazi Germany (Princeton, Princeton University Press,
125. El análisis general más iluminador es Charles S. Maier, Wheatsheaf, 1983), pp. 73-100. Véase también el punto de vista de Arendt en el
3_. Este término se define en el capitulo 7 PP· 252-254.
2001), pp. 108-109.
«The Economics of Fascism and Nazism>), en Maier, In Search ofStability (Cam­ capítulo 5, p. 124.

4. Para una brillante interpretación de la España de Franco como fasosta (al menos
hasta 1945) por su criminal espíritu vengativo, su búsqueda de la pureza cultura! Y
bridge, Cambridge University Press, 1988). 126. T. W. Mason, «The Primacyof
Politics: Politics and Economics in National Socialist Germanp>, en Caplan, ed.�

330 331
NOTAS NOTAS

su sistema económico cerrado, véase Michael Richards, A Tíme of Silence: Civil 220, 249-250 y 278. 29. Galeazzo Ciano, Diary 1937-1943 (Nueva York, Enigma,
War and the Culture ofRepression in Franco's Spain, 1936-1945 (Cambridge, Cam­ 2002), p. 25 (entrada correspondiente al 13 de noviembre de 1937), 30. Bruno
bridge University Press, 1998 ). 5· La biografía más reciente y más completa es Biancini, ed., Dizionario Mussoliniano (Milán, Ulrico Hoepli, 1939 ), p. 88 (discur­
Paul Preston, Franco (Nueva York, Basic Books. 1994) (cita en p. 330 ). Prestan re­ so ante el Parlamento de 26 de mayo de 1934). 31. Edward R. Tannenbaum da
trata a Franco, más de lo que lo hacen la mayoría de sus biógrafos, como activa- unos cuantos ejemplos en The Fascist Experience: Italian Society and Culture, 1922-
mente comprometido en su asociación con el Eje, al menos hasta 1942. 6. Ian 1945 (Nueva York, Basic Books, 1972), pp. 306, 329. 32. El tratamiento clásico,
Kershaw, Hitler 1936-1945: Nemesis (Nueva York, Norton, 2000), p. 330. 7· Pres- Macgregor Knox, Mussolini Unleashed (Cambridge, Cambridge University Press,
tan, Franco, p. 267. 8. Stanley G. Payne, Fascism in Spain, 1923-1977 (Madison, 1982), atribuye la decisión exclusivamente a la belicosidad de Mussolini, aunque
University of Wisconsin Press, 1999), pp. 401, 451, y passim. 9· Antonio Costa Bosworth, Mussoliní, discrepa, y afirma que Mussolini fue más cauto en 1939-1940
Pinto, Salazar's Dictatorship and European Fascism (Boulder, CO, Social Science que la Italia liberal en 1911 y 1915, y que le apoyó ampliamente la opinión pública
Monographs, 1995), p. 161. ro. Antonio Costa Pinto, Tñe Blue Shirts: Portugue­ italiana en su decisión de ir a la guerra (p. 370 ). 33· Robert O. Paxton, Parades
se Fascists and the New State (Boulder, CO, Social Science Monographs, 2000). and Politics at Víchy (Princeton, Princeton University Press, 1966), pp. 75-81, 228-
n. Costa Pinto, Salazar's Dictatorship, p. 204 12. Roland Sarti, Fascism and the 237 y 321-343. 34· Véase capítulo 7, pp. 244-245. 35· Firmemente estableci­
Industrial Leadership in Italy, 1919-1940: A Study in the Expansion ofPrivate Power do hace una generación por Karl A. Schleunes, The Twisted Road to Auschwitz (Ur­
under Fascism (Berkeley, University of California Press, 1971), p. 51. 13. Véase bana, University of Illinois Press, 1970), y Uwe Dietrich Adam, ]udenpolitík im
capítulo 3, pp. 129-131. 14. Véase capitulo 4, pp. 155-157. Después de diez años dritten Reích (Düsseldorf, Oraste, 1972), el desarrollo por etapas de la polítka nazi
en el ostracismo político, Farinacci volvió a la prominencia en la Guerra de Etio­ antijudía sigue informando las síntesis más importantes: Saul Freidlander, Nazi
pía, donde se distinguió velándose una mano cuando pescaba con granadas. Si­ Germany and the fews, vol. r: Tñe Years ofPersecution: 1933-1939 (Nueva York, Har­
guió manteniendo una relación de fácil familiaridad con el Duce, instándole siem­ perCollins, 1997), y Peter Longerich, Politik der Vernichtung: Bine Gesamtdarste­
pre a un mayor radicalismo, hasta que se enfrentó con la desaprobación alemana llung der nationalsozialistische ]udenverfolgung (Munich, Piper, 1998). 36. Hi­
en 1943. 15. Roland Sarti subtitula su libro (ver antes, nota 12) «A Study in the tler eligió la versión (<menos inclusiva>� que se le ofrecía. Friedlander, Nazi
Expansion of Prívate Power Under Fasdsm)), Una panorámica reciente del sindi­ Germany and the ]ews, vol. 1, pp. 148-149. 37· Véase introducción, p. 23.
calismo fascista es Adolfo Pepe, <(ll sindacato fascista)), en Angelo Del Boca Massi­ 38. Jeremy Noakes y Geoffrey Pridham, Nazism: 1919-1945, vol. II: State, Economy,
mo Legnani y Mario D. Rossi, 11 regimefascista: Storia e storiografia (Bari, Laterza, and Society, 1933-1939 (Exeter, University of Exeter Press, 1984), p. 559· 39· GOtz
1995), pp. 220-43. 16. Véase capítulo 4, pp. 162-163. 17. Pío X! había acepta­ Aly, «Jewish Resettlement: Reflections on the Prehistory of the HolOcausb, p. 64,
do ya la disolución del problemático Partito Popolare de Dom Luigi Sturzo en y Thomas Sandkühler, <<Anti-Jewish Policy and the Murder of the Jews in the Dis­
1926. Negoció una serie de concordatos con dictaduras europeas, incluida la Ale­ trict of Galicia, 1941-42)), pp. 109-111, en Ulrich Herbert, ed., National Socialist Ex­
mania nazi, por los que aceptaba la disolución de partidos católicos a cambio de la termination Policies: Contemporary German Perspectives and Controversies (Nueva
continuidad de Acción Católica y de las escuelas parroquiales. 18. Las obras York, Fischer, 1998). 40. La «vuelta a casa}> de los alemanes étnicos del sur del
sobre las relaciones Iglesia-Estado en Italia están en las referencias bibliográficas. Tirol (o Alto Adigio) y de una serie de regiones de la Europa oriental, incluidos los
I?· Citado en Ruth Ben-Ghiat, FascistModernities: ltaly, 1922-1945 (Berkeley y Los estados bálticos, Bulcovina, Dobrudja y Besarabia, había sido negociada con Mus­
Angeles, University of California Press, 2001), p. 13. 20. Véase capítulo 5, pp. solini y Stalin en 1939. La obra clásica es Robert L. Koehl, RKFDV: German Reset­
182-183, 193-198. 21. Véase capítulo 4, pp. 150-151. · 22. Véase capítulo 5, p. tlement and Population Policy, 1939-1945 (Cambridge, MA, Harvard University
198. 23. Schwerin von Krosigk siguió en el cargo hasta el final mismo, pero con Press, 1957). Véase también GOtz Aly, «Final Solution)): Nazi Population Policy and
una autoridad menguante. 24. Robert Koehl, <<Feudal Aspects of National So­ the Murder of the European fews, trad. del alemán por Belinda Cooper Y Allison
cialism)), American Political Science Review, 54 (diciembre de 1960), pp. 921-933. Brown (Londres y Nueva York, Arnold, 1999), esp. cap. 5· Un resumen útil es Aly,
25. Jeremy Noakes y Geoffrey Pridham, Nazism 1919�1945, vol. 2: State, Economy «Jewish Resettlement>}, en Ulrich Herbert, ed., Extermination Policies, pp. 53-82.
and Society, 1933-1939: A Documentary Reader (Exeter, University of Exeter Press, 41. Aly, «]ewish Resettlement», pp. 61, 69 y 70, utiliza los términos «callejón sin sa­
1984), pp. 231�232. 26. Véase capítulo 4, nota 50. 27. Tñe Goebbels Díaries, lida)} y «política de dominó». La obra más autorizada sobre el plan de Madagascar
ed. Louis Lochner (Nueva York, Doubleday, 1948), p. 314 (entrada correspondien­ es Ma"gnus Brechtken, «Madagascarfür die fudem): Antisemitische Idee und politis­
te al 20 de marzo de 1943). Hitler hablaba del tema judío. 28. A. J. P. Taylor, chePraxis, 1885-1945 (Munich, Oldenbourg, 1997). 42. Véase el importante tra­
Origins of the Second World War (Nueva York, Atheneurn, 1962), pp. 210-212, 216- bajo nuevo reunido en Herbert, ed., Extermination Policies. 43· Longerich, Po-

332 333
NOTAS NOTAS
litik der Vernichtung, pp. 369-410; Christian Dieckmann, «The War and the Killing chek, «The Extermination of Jews in Serbia)), en Herbert, Extermination Policies,
of the Lithuanian Jews», en Herbert, Extermination Policies, p. 231; Sandkühler, p. 181. 57· Hay ejemplos estremecedores en Goldhagen, Hitler's Willing Execu-
«Anti-Jewish Policp, pp. 112-13 44. La sugerencia de David lrving en Hítler's tioners. 58. Ian Kershaw, Popular Opinion and Dissent in the Third Reii:h: Ba-
War (Nueva York, Viking, 1977), pp. 12-13, de que Himmler fue responsable hasta varia 1933-1945 (Oxford, Clarendon Press, 1983), pp: 364-372 y 377-378; O. D. Kulka,
1943 ha quedado desacreditada. Irving se convirtió más tarde en un negacionista. «The German Population and the Jews», en D'avid Bankier, ed., Probing the Depth
45· Gerald Fleming, Hitler and the Final Solution (Berkeleyy Los Ángeles, Univer­ of German Antísemitism (Nueva York, Berghahn, 2ooo), p. 276, lo considera de
sity of California Press, 1984), reunió pruebas abrumadoras sobre este punto. �<conocimiento general)). 59. Véariselas páginas de Hans Buchheim sobre «du�
46. Christopher R Browning, «The Euphoria of Victory and the Final Solution: reza y camaradería)) en Helmut Krausnick, Hans Buchheim, Martin Broszat y
Summer-Fall 1941», German Studies Review, 17 (1994), pp. 473-481. 47. Philip­ Hans-AdolfJacobsen, Anatomy ofthe SS-State (Nueva York, Walker, 1968), pp. 334-
pe Burrin, Hitler and the fews: The Genesis ofthe Holocaust (L?ndres y Nueva York, 348. 6o. Discurso del 23 de octubre de 1932; aparecen palabras similares en la
Edward Arnold, 1994). 48. Christian Gerlach, Krieg, Ernahrung, Viilkermord: entrada «Fascismo)) de la Enciclopedia italiana. 61. Hay pasajes en inglés de ese
Forschungen zur deutschen Vemichtungspolitik im Zweiten Weltkrieg (Harnburgo, discurso en Charles F. Delzell, ed., Mediterranean Fascism (Nueva York, Harper &
Hamburger Edition, 1998), cap. 2: «Die Wannsee Konferenz, das Schicksal der Row, 1970), pp. 199-200. 62. Luigi Goglia y Fabio Grassi, fl colonialismo italia­
deutschen Juden, und Hitlers politische Grundsatzentscheidung alle Juden Euro­ no da Adua all'impera (Bari, Laterza, 1993), p. 221. 63. Goglia y Grassi, Colo­
pas zu ermorden». 49. Michael Burleigh, Death and Deliverance: «Euthanasia» nialismo, pp. 222 y 234. Véase también Nicola Labanca, «L'Amministrazione colo­
in Germany c. 1900-1945 (Cambridge, Cambridge University Press, 1994) (núme­ niale fascista: Stato, politica, e societ.:m, enAngelo Del Boca, et al., Il regimefascista,
ros en p. 16o). L� decisión se tomó realmente en octubre de 1939 y se fechó antes, pp. 352-395. 64. Los términos son de Renzo De Felice, en Mussolini: Il Duce: Lo
el 1 de septiembre, el día que empezó la guerra. Teniendo en cuenta que las auto­ stato totalitario, 1936-1940 (Turín, Einaudi, 1981), p. 1oo; para controversias en tor­
ridades locales mataron de hambre más tarde deliberadamente a los internos de no al principal biógrafo de Mussolini, véanse las referencias bibliográficas, p. 262.
los manicomios de Alemania y que se mató a los locos y a los enfermos incurables 65. Gabriella Klein, La Politica linguistica del fascismo (Bolonia, Il Mulino, 1986).
de la Europa oriental ocupada, el total alcanzó la cifra de unos 20o.ooo en 1945 , 66. Los análisis más recientes y convincentes son Michel� Sarfatti: Mussolini con­
so. Véase Helmut Krausnick y H. H. Wilhehn, Die Truppe des Weltanschauungs­ tra gli ebrei: Cronaca delle leggi del1938 (Turln, Silvio Zamani Editore, 1994), y Gli
krieges: Die Binsatzgruppen der Sicherheitspolizei und des SD, 1938-1942 (Stuttgart, ebrei nell'Italia fascista: Vicende, identita, persecuzione (Thrín, Einaudi, 20oo ). Sar­
Deutsche Verlags-Anstalt, 1981). 51. Wolfgang Benz, Hermann Graml, y Her­ fatti se detiene menos en una supuesta influencia nazi y más en las raices italianas
mann Weiss, eds., Enzyklopitdie des Nationalsozialismus (Stuttgart, Klett-Cotta, y el apoyo a las medidas antijudías de Mussolini que los tratamientos clásicos an­
1997), p. 815. 52. La frase «solución intermedia)) procede de GOtz Aly, «]ewish teriores, Meir Michaelis, Mussolini and the ]ews (Nueva York, Oxford University
resettlemenb, p. 69. 53· Mathias Beer, «Die Entwicklung der Gaswagen beim Press, 1978), y Renzo De Felice, The Jews in Fascist Ita/y: A History (Nueva York,
Mord an dep Judem>, Vierteijahrshefte für Zeitgeschicht, 35:3 (julio de 1987), pp. Enigma Books, 2001) (Italian ed., 1988). Sarfatti expone sus conclusiones breve­
403-418. 54· Los nazis dividieron la Polonia ocupada en tres partes en 1939: el mente en «The Persecution of the Jews in Fascist Italy», en Bernard D. Cooperman
tercio occidental, oficialmente rebautizado como la Warthegau, se incorporó al y Barbara Garvin, eds., The Jews of Italy: Memory and Identity (Bethesda, MD,
Reich. El tercio oriental lo ocupó Stalin. El tercio restante, gobernado como un University Press of Maryland, 2ooo), pp. 412-424. 67. John P. Diggins, Musso­
feudo del Partido Nazi por el gobernador-general Hans Franz, ni siquiera tenía lini and Fascism: The View from America (Princeton, Princeton University Press,
nombre en polaco. Los nazis lo denominaron con el neologismo vagamente fran­ 1972), p. 40. 68. Para el racismo manifiesto con que se desarrollaron las gue­
cés «Generalgouvernement>>. 55. Alexander Dallin, German Rule in Russia: rras coloniales fascistas, incluido el intento de eliminar a poblaciones «inferiores>)
1941-1945: A Study of Occupation Policies, 2nd rev. ed. (Boulder, CO, Westview enteras, véase Angelo Del Boca, «Le leggi razziali nell'impera di Mussolini>>, en Del
Press, 1981) (orig. pub. 1957), es aún esencial p"ara la administración y explotación Boca et al., Il regimefascista, pp. 329-351, y las obras sobre el colonialismo italiano
por parte de las SS del territorio soviético conquistadO. 56. Aktion 1005 era un citadas en las referencias bibliográficas, p. 278. 69. David I. Kertzer, The Popes
programa para ocultar las huellas de los centros de exterminio cerrados de las zo­ Against the fews: The Vatican's Role in the Rise ofModern Anti-Semitism (Nueva
nas ocupadas del Este, como el de Chelmno en septiembre de 1944. El trabajo co­ York, Alfred Knopf, 2001), reúne pruebas irrefutables de publicaciones del Vatica­
rrió a cargo principahnente de los últimos internos del campo, que fueron fusila­ no, aunque va demasiado lejos al incluir algunos materiales no papales. 70. El
dos una vez terminada la tarea, Pero, a veces, hicieron este trabajo soldados Vaticano aprobó explícitamente la discriminación francesa de Vichy contra los ju­
alemanes, a los que se necesitaba desesperadamente en el frente. Walter Manos- díos en empleo y educación. Michael R. Marrus y Robert O. Paxton, Vichy France

334 335
•. ···1

NOTAS
NOTAS
and theJews (Stanford, CA, Stanford University Press, 1995), pp. 200-202. 71. Jo­
nathan Steinberg, All or Nothing: The Axis and the Holocaust, 1941-1943 (Londres,
y puedan aparecer «formas nuevas y p�rcíahnente e�parentad s � �e nacio�alis�o
autoritario)) (pp. 496 y 520). 6. M1rko Tremaglia, que hab1a s1do funcwnano
Routledge, 1991). 72. Parece ser que el jefe de policía Bocchini le explicó a
subalterno en la República de SalO de Mussolini en 1943-1945, fue elegido entonces
Mussolini en junio de 1940 que sólo los antifascistas estaban a favor de la guerra1
porque pensaban que les libraria del régimen odiado. Claudio Pavone, Una guerra

presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento italia�o. un�ue es
.
cierto que algunos funcionarios de la Repúbhca Federal de Aler_nanra, �dmd� el
civile (Turín, Bollati Boringhieri, 1991), p. 64. 73· Véanse las referencias biblio­
74· F. W. Deakin, The Six Hundred Days ofMussolini (Nueva
canciller Hans-Georg K:iesinger, habían sido miembros del Partido Naz1 en su JU­
gráficas, p. 279.
ventud, no habían seguido perteneciendo después de la guerra a un partido neo­
York, Anchor, 1966), pp. 44-45· El príncipe Borghese fue condenado a prisión en
1949 por sus acciones contra la Resistencia italiana, pero sólo pasó diez días en la
nazi y ningún partido neonazi había participado en el Gobierno l�cal ni n�c onal �
en Alemania. 7· Véase el número especial de Pattems oJPrejudtce 36:3 (Juho de
cárcel. Después de la guerra fue funcionario del partido neofascista italiano, el
2002) sobre grupúsculos de la derecha radical, agrupados -por Roger Griffin.
Movimento Sociale Italiano (MSI), del que se habla en el capítulo 6 . 75. Primo
8. Martín A. Lee, The Beast Reawakens (Boston, Little, Brown, 1997). 9· Nolte,
Levi, «The Art of Fiction, CXL)) , París Review, 134 (primavera de 1995), p. 202.
76. Sergio Luzzatto, 11 corpa di Mussolini: Un cadavero tra imaginazione, storia, e
Three Faces, pp. 421-423. 10. Diethelm Prowe, «"Classic" Fascism and the New

memoria (Turín, Einaudi, 1998). 77. Las autoridades nazis mataron a todos los

Radical Right i n Western Europe: Comparisons and Contrasts>), ontemp�rary
European History, 3:3 (1994); Piero Ignazi, L'estrema destra in Europa (Boloma, I1
n. Véase capitulo 6, pp. 120-121, y capítulo 7• PP· 252-253.
que intentaban tendirse, en una politica denominada «fuerza a través del miedo)).
Véase Antony Beevor, Berlin: The Downfal' 1945 (Londres,V!king, 2002), pp. 92-93
Mulino, zooo).
12. The Road to Wigan Pier (Nueva York, Berkeley Books, 1961), p. 176. Véa� tam­
y u7; y Robe;rt Gellately, Backing Hitler, pp. 236-242. 78. Véase capítulo 5, pp.
bién The Lion and the Unicorn (1941), citado in Sonia Orwell y IanAngus, eds., The
191-192- 79· Omer Bartov mue�tra cómo las duras condiciones y las intencio­
nes genocidas de la campaña rusa dañaron a1 Ejército además de a las SS empu­
Collected Essays, ]ournalism, and Letters of George OrweR vol. III: My Country
Right or Left, 1940-43 (Nueva York, Harcourt Brace, 1968), p. 93· 13. La Repú­
jándolos a la brutalidad en Hitler'sArmy: Soldiers, Nazis and War in the Third Reich
(Nueva York, Oxford Universíty Press, 1991), y The Eastern Front, 1941-1945: Ger­
blica Federal de Alemania (Alemania Occidental) ilegalizó todas las expresiOnes
manifiestas de nazismo, pero permitió el pluralismo de partidos. Asi que partidos
el nombre Y el simbo­
man Troops and theBarbarisation ofWarfare, 2nd ed. (NuevaYork,Palgrave, 2001}.
de la derecha radical que eran neonazis en todo menos en
So. Véase capítulo 4, nota 43.
lismo existían Iegahnente, junto con una clandestinidad más abiertamente nazi.
La República Democrática Alemana (Alemania Oriental), sin embargo, sólo per­
. . .
mitió que existiesen el Partido Comunista y el Partido de Umdad Socialista, de
6. OTROS TIEMPOS, OTROS LUGARES

modo que no podía actuar abiertamente en su territorio ning n heredero de e­
.

chista del nazismo. Se alegaba que puesto que el nazismo se denvaba del capitalis­
1. Ernst Nolte, Der Fascismus in seiner Epoch (Munich, Piper, 1963), traducido
como Three Faces ofFascism (Nueva York, Holt, Rinehart and Winston, 1966), p. 4-
mo, sólo podía existir en la Alemania Occidental Véase Jeffrey Herf, Divi ed � �e­
mory: The Nazi Past in the Two Germanies (Cambridge, MA: Harvard Umvers�ty
2. Véase capítulo 2, nota 70. 3· Según Ian Kershaw, The Hitler Myth: lmage and
Press, 1997). 14. Payne, Hístory, p. 500. 15. En las elecciOnes parlamentanas
Reality in the Third Reich (Oxford, Oxford University Press, 1987), pp. 221-222, mu­
de 1992, la Lega Nord obtuvo casi el 19 por roo del voto norteño (8,6 por 100 del
chos alemanes culpaban personalmente a Hitler de sus sufi:imientos en la prima­
nacional) utilizando el resentimiento de loS pequeños empresarios Y tenderos
vera de 1945. 4· R. ]. B. Bosworth, The Italian Dictatorship (Londres, Arnold,
del norte por la carga social del sur italiano, expresado en términos que bordeaban
1998), pp. 28,Jo, 61, 67-68,147,150, 159, 162, 179 y235, hace más hincapié que la ma­
el racismo. Véase Hans-Georg Betz, «Against Rome: The Lega Nord)}, en Hans­
yoría en una incompatibilidad entre el consumismo individualista y la comunidad
obligatoria del fascismo. Victoria De Grazia, How Fascism Ruled Women (Berkeley

Georg Betz y Stefan !mmerfall, eds., TheNewPolitícs ofm e Ríght: NeoPop istPar­

y Los Angeles, University of California Press, 1992), pp. 10, rs, y passim, muestra
iies and Movements in Established Democracies (Nueva York, St. Martm s Press,
1998), pp. 45-57. 16. Tom Gallagher, «Exit from the Ghetto: The Italian Far
convincentemente cómo la cultura comercial consumista ayudó a subvertir la idea .
Right in the I990S)), en Paul Hainsworth, ed., The Politics of the Extreme Rtght
fascista de feminidad sumisamente domesticada. Véase también Stanley G. Payne,
A History of Fascism, 1919-1945 (Madison, University of Wisconsin Press, 1995);
From the Margín to the Mainstream (Londres, Pinter, 2000), P· 72. 17. Sta�ey
s. Payne, History, llegaba a 1a conclusión de que «el fascismo histórico es­
Hoffmann, Le mouvement Poujade, Cahiers de la Fondation Nationale des Scien­
p. 496.
ces Politiques #81 (Parfs,Armand Colin, 1956). 18. Además de los libros sobre el
pecífico nunca puede recrearse)) aunque subsistan fascistas, en número reducido,
Front National enumerados en las referencias bibliográficas, p. 291, véase Nonna

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