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Universidad Pedagógica Nacional

Licenciatura en filosofía
Segundo capítulo de tesis
Autor: Nixon Cónguta
lfl_ncongutao006@pedagogica.edu.co

Un análisis de la estructura del lenguaje en Ser y tiempo: acerca de la relación entre la


pregunta por el sentido del ser y la aperturidad del Dasein al mundo

El lenguaje en la pregunta por el sentido de ser y la analítica del Dasein

Introducción

En este capítulo realizo un análisis de las primeras nociones fundamentales de este trabajo, se
trata de las nociones de, por un lado, “sentido del ser” y “Dasein” y por el otro lado, de “pre-
comprensión”, “estructura” y “hermenéutica”. Según este análisis el lenguaje está implícito en ello
y permite articular dos cosas: la comprensión del ser no precisa temáticamente y aún vaga con la
existencia del hombre y su esencia. Este es el punto que guía Ser y tiempo, precisamente seguir una
investigación en la que se precise el sentido del ser que está a nuestra disposición y del que
cotidianamente hacemos parte para notar que ello implica imprescindiblemente interrogar el ser
del hombre y precisarlo. Este análisis sigue las siguientes partes: primero, realizo una
reconstrucción de la pregunta por el sentido del ser e incluyo las nociones de “como
hermenéutico” y como estructura”; segundo, muestro la diferencia entre ser y ente y el
protagonismo del Dasein; tercero, menciono que es la Analítica del Dasein y cómo la pre-
comprensión del sentido del ser es un elemento constitutivo en la precisión del sentido del ser.
1. Hermeneutische Als y Als struktur en la pregunta por el sentido del ser:
Ser y tiempo inicia con el planteamiento de que la pregunta por el sentido del ser (Sin von Sein) cayó
en el olvido, Heidegger no se interesa del ser como un asunto general o menor en filosofía, sino
que busca dilucidar su sentido, pues quizá podría ser la pregunta fundamental e imprescindible de
la existencia humana. Según esto, antiguamente la ontología erró el camino y el procedimiento de
acceder al ser, la cuestión que “inquietó a la antigüedad” fue resuelta de forma vaga de acuerdo a
tres prejuicios que contribuyeron a que el ser no se ubicara sobre la mesa de los asuntos
filosóficamente relevantes. Los tres prejuicios son: de universalidad, de indefinibilidad y de
imprecisión (Heidegger, 2010, p.14-15). Del primero se concluye que, al ser el concepto más
universal (el mayor de los conceptos y que contiene todos los conceptos subsiguientes), es un
concepto, en sí mismo, inaccesible. Del segundo, que se sigue de lo universal del concepto ser, se
plantea que no pueda ser definible, pues no puede ser expresado con conceptos de más baja
jerarquía. Del tercero se menciona que el uso cotidiano del término ser no pueda ser precisado,
no comprendemos completamente proposiciones como estoy feliz, es hora de salir, hace frio o el
cielo hoy es de color gris. Consecuentemente, Heidegger propone que, en caso de que la pregunta
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por el sentido del ser sea el fundamento de la esencia humana, habrá que abrirse camino entre la
ontología, corrigiendo sus traspiés y, en cuanto sea posible, crear un lenguaje nuevo que permita
acceder al sentido del ser de una forma originaria, actual y precisa.
Aparece así el planteamiento formal de la pregunta por el ser, ¿cuál es el sentido del ser?
Considera Heidegger que la pregunta por el sentido del ser debe seguir los pasos inherentes a
todo preguntar que, en último término, en el caso de esta pregunta, buscan precisar el sentido del
ser en conceptos. Al preguntarnos por el sentido del ser de ningún modo podemos equiparar esto
a asuntos como qué es la mesa, qué es la máquina de escribir o qué es una puerta. Todos estos
asuntos se pueden responder mencionando las propiedades que los caracterizan, en el ejemplo de
la puerta podemos mencionar que mide 112 centímetros de ancho, 220 centímetros de alto, que
es color café y que la madera usada es la de un pino. Sin embargo, en el caso de la pregunta por el
sentido del ser nos equivocaríamos al designar sus propiedades, el sentido del ser no es una cosa,
no podemos articularlo como algo más en el mundo. Planteando correctamente la pregunta no
sólo nos damos cuenta de que no tenemos idea de lo que es el sentido del ser, sino que, como lo
muestra Heidegger, el enigma de este asunto nos invita justamente a reiterar, resaltar, diferenciar y
buscar que es eso del sentido del ser, qué importancia y relación tiene con nosotros preguntarnos
por ello.
Lo que guía fundamentalmente preguntarnos por el sentido del ser es la comprensión vaga,
tenue de este sentido en la que nos movemos (seinvertädnis). Todo el tiempo pensamos cosas
como: quisiera ser feliz, la gente es envidiosa, los niños son tiernos, debería esforzarme en ser
mejor académica o socialmente. Al intentar responder estas cuestiones podemos construir una
lista de que, por ejemplo, para mejorar académicamente debo leer, organizar mi tiempo,
abandonar el afán, dialogar y muchas más cosas. De forma análoga comprendemos el sentido del
ser, no como algo ajeno, sin justificación e inservible, sino como un elemento que reúne,
compone y estructura todos los elementos correspondientes para nuestra existencia. Todo el
tiempo hemos usado el término ser: yo fui alguien que creció en una vieja casa o en un
apartamento, soy socialmente amable, es triste saber que hoy no pude verte, es muy lindo
sentarme a ver un filme, leer mensajes o leer un libro. Nos movemos en cierta comprensión del
ser, una comprensión práctica, de la que cotidianamente y en todo caso hacemos uso. La
invitación de Ser y tiempo es que precisemos ese sentido cotidiano del ser, que en todo caso
interroguemos. Esto va a ser aclarado, no desde el comienzo, sino gradualmente, siguiendo los
pasos de un constante reflexionar, al respecto
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(…) Esta comprensión del ser puede fluctuar y desvanecerse cuanto se quiera, puede moverse
incluso en el límite de un mero conocimiento de la palabra, pero esa indeterminación de la
comprensión del ser de la que ya siempre disponemos es, ella misma, un fenómeno positivo, que
necesita ser aclarado (Heidegger, 2010, p.16).
La comprensión vaga y no precisa conceptualmente del sentido del ser se nos da, no en un
plano teórico y determinado, sino que la comprensión del sentido se presenta de forma pre-
comprensiva. Como lo menciona Luisa Paz Rodríguez Suárez (2004) para precisar y aclarar
gradualmente esto, se llega en Ser y tiempo a la noción de “como hermenéutico” (hermenetische Als),
noción que integra primariamente cada elemento inherente a la vida y da forma a toda una
estructura (Als struktur) que permite, en caso de ser llevada a buen camino, precisar el sentido del
ser (p. 70-71). El cómo hermenéutico indica que no comprendemos en su totalidad el sentido del
ser y aun así nos dirigimos hacia él, lo buscamos, queremos y pretendemos que éste sea
descubierto, lo comprendemos en tanto que hacemos parte de éste, se trata una práctica y no un
examen o análisis aislado. La pregunta por el ser se entiende sólo y desde nuestras prácticas,
nuestros actos, nuestra vida, nuestra existencia. Lo pre-comprensivo es la base para una
articulación significativa del sentido del ser que pueda ser expresada en su totalidad alguna vez.
Heidegger considera que esta previa comprensión del sentido del ser es “, como ya lo vimos,
la comprensión primaria del ser, comprensión que aunque vaga es decisiva y fundamenta el
indeterminado y aún no preciso teóricamente sentido en el que nos movemos y que pertenece a
una estructura que unifica y comprende. Esta comprensión se obtiene en la propia existencia, allí
se intenta precisar, dar un paso decisivo y conducir la investigación sobre el ser y la relación que
tiene con nosotros reiterar de forma expresa la pregunta por su sentido, de buscar los conceptos
fundamentales de la investigación y de nuestra propia existencia. De esta forma Heidegger
muestra que la pregunta por el ser busca construir una ontología que logre determinar lo que
somos nosotros mismos, lo que son las cosas y lo que es el sentido del ser. “Ontología
fundamental” (dié fundamentalontologie) es el nombre que da Heidegger a la ontología que propone,
base de todas las demás ontologías y que busca precisar el sentido del ser y, como se verá más
adelante, el ser del hombre. Las demás ontologías buscan garantizar el recto acceso a un objeto
de estudio determinado como la vida, el espacio o la naturaleza; éstas necesitan de nuevos
fundamentos que, según la ontología fundamental, son guiados mediante la pregunta por el ser y
la aclaración de ésta dentro de las ontologías o investigaciones científicas (Heidegger, 2010, p. 19-
21). La pregunta por el sentido del ser guía las investigaciones científicas que hacen parte
imprescindible de la vida humana y lo hace porque se articula en diferentes y distintos sectores,
porque tiene un modo de ser abierto que cuestiona y comprende. Los fundamentos de estas
“regiones esenciales” sólo pueden ser descubiertos si se precisan los “conceptos fundamentales”
de cada región por una aclaración de su función y sus miras, mediante la previa comprensión del
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sentido del ser y, como más adelante se verá, también la estructura del lenguaje en la
comprensión del sentido.
2. Ente, ser y Dasein
Ya mencioné que el punto inicial y guía de Ser y tiempo es la pregunta por el sentido ser, que se
busca corregir los traspiés de la antigua ontología y que para ello se construyen y aparecen
gradualmente nuevos conceptos que conducen el camino de la investigación, de una nueva
ontología. Los conceptos con los que partimos son cuatro: ontología fundamental (dié
fundamentalontologie), como estructura (Als Struktur), como hermenéutico (hermenetische Als) y pre-
comprensivo (verständlichkeit). Estos conceptos nos conducen a la distinción entre ser-ente y entre
óntico-ontológico, que son un paso esencial en la investigación que busca precisar el sentido del
ser en la propia existencia y diferenciarlo de la forma como se definen las cosas; también
conducen al concepto de Dasein y su particular protagonismo en la pregunta por el sentido del ser
y la necesidad de fijar una estructura a priori de su propio ser. De estos temas hablo en esta
segunda parte del capítulo.
El punto inicial es la diferencia entre ente y ser. Por ente podemos entender, según
Heidegger, cualquier cosa descrita por sus categorías: las rejas, los radios, los lentes, el lápiz, la
mesa, el teclado, la lengua, los dientes, el bolsillo, el dinero, los cigarrillos, el vaso con café,
etcétera. Todo lo que nos rodea inmediatamente en este momento son entes. Los entes pueden
ser descritos por categorías, por ejemplo, los zapatos que hoy uso son negros, con cordones, con
una suela, desgastados, de una determinada talla, se diferencia uno del otro porque uno fue
diseñado para usar en el pie derecho y otro para usar en el pie izquierdo. Podríamos buscar más
categorías que describan el ente zapato, pero al final de esto notáremos que en la lista de
categorías no está la base para conectar el sentido del ser con del con el ente zapato. Siempre que
nos referimos a un ente respondemos qué categorías lo componen. En el ejemplo de los zapatos
el ente no era más que una lista de características de sí mismo.
El ser, en contraste, no puede ser definido de igual forma que un ente. Al definir entes
usábamos categorías, el ser en cambio no puede ser definido por ellas. En cuanto concepto
general, el ser recoge todas las categorías existentes. Al interrogar e intentar precisar el sentido del
ser, insiste Heidegger (2010), hay que determinar el origen del ente, todo lo que le rodea y con lo
que se corresponde, no es un asunto aislado y sin conexión, sino justamente una unidad
significativa de todo lo que puede haber (p.17). No se trata de determinar si algo es o no es, lo
que interesa en Ser y tiempo es fijar límites, determinar qué es y cómo es aquello que existe, de
acuerdo con lo el hilo conductor de lo que se cuestiona (das Erfragte). En consecuencia, se
interroga el ente siempre respecto de su ser, como lo menciona Heidegger “ser es siempre el ser
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de un ente” y es así porque el ser es la base fundamental para la comprensión del ente y, a
diferencia de éste, reclama para sí mismo un forma distinta de descubrimiento y unos conceptos
que precisen su determinación significativa.
El ente encargado de dirigir la pregunta por el sentido del ser, de hacerla suya y de seguir la
investigación de Ser y tiempo somos nosotros mismos (dar wir selbst je sind), tú, yo, él, ellos, ustedes.
La pregunta debe ser guiada por un ente que se destaque de los demás entes, Heidegger lo
denomina “Dasein” y con este concepto se refiere puntualmente al ente al que naturalmente le
corresponde la tarea de seguir la pregunta por el sentido del ser. El Dasein, por tanto, es el
encargado de seguir el camino que comprende y conceptualiza el sentido, por ello su propio ser
está implícitamente relacionado con aquello por lo que pregunta, me refiero a que el ser del
Dasein también está puesto en cuestión, aunque no tememos precisión ontológica aún de estos
dos asuntos. Con el olvido de la pregunta por el sentido del ser se perdió de rumbo la pregunta
por nuestro propio ser y también el ser de los demás entes. A diferencia de los demás entes, el
Dasein no es constitutivamente cerrado sino esencialmente abierto, investiga, comprende e
interpreta. Como lo menciona A. de Waelhens (1986) se trata de un “análisis profundo de la
existencia humana y de su capacidad de reflexión”, no es espacio y temporalmente cerrado o
inmóvil, es un constante cuestionamiento (17). Debe abrirse, el Dasein, camino, darse un lugar
entre las cosas entendiéndolas y sabiéndolas, determinar, asumir su existencia (Rivera y Stuven,
2010, p.68).
El origen de los entes no es el Dasein, en tanto ente que se encarga de interrogar, éste ubica
la vista en su propio ser y a partir de allí inicia la búsqueda del ser de los entes y del sentido del
ser en general. Esto quiere decir puntualmente que el Dasein se interroga inicialmente respecto de
su propio ser y que, ya aclarado los fundamentos ontológicos de esto, sigue un camino en el que
pretende puntualizar y conceptualizar el ser de los entes. Se le encarga al Dasein la búsqueda del
sentido justamente porque su naturaleza no es la un ente cerrado, inconsciente y que no ejecute
cotidianamente su existencia. Lo primeramente puesto en cuestión es el ser del Dasein, no se trata
de un asunto aislado o individual, sino de la estructura ontológica a priori que compartimos todos
nosotros, los elementos comunes entre nosotros como seres existentes. Como lo mencionan
Rivera y Stuven (2010) no se trata de fijar la estructura de formas fantásticas y esplendidas de
existir, sino de lo que inmediatamente es cada Dasein (cada uno de nosotros), fijar esa simpleza,
esa indiferente inmediatez y regularidad, la medianidad (Durchschnittlichkeit) (p.68). A esta
estructura, muy reconocida en Ser y tiempo y parte primordial de la ontología fundamental, se
denomina “analítica del Dasein” (Analytc Daseins).
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Respecto al Dasein, resalta Heidegger que el éste es “ónticamente lo más cercano y


ontológicamente lo más lejano. Con ello se refiere a que, al precisar y conceptualizar la estructura
a priori común a cada Dasein, se nos escapan de las manos los fundamentos para ello. Recordemos
que el Dasein se interroga respecto de su ser y que éste no puede ser determinado por categorías
(como lo propuso la ontología antigua). Hay, por consiguiente que buscar conceptos nuevos,
contrastantes y precisos que determinen el ser del Dasein. El ente distinto al Dasein es
esencialmente cerrado, no reflexiona, simplemente está ahí (Vorhandensein), en sí mismo no tiene
conexión con el sentido del ser. El Dasein, en cambio, no es cerrado, sino que constitutivamente
es abierto; a diferencia de los entes está ahí (vorhandenheit) constantemente reflexivo e
interpretativo acerca de su propio ser. Ahora bien, se nos escapan de las manos los fundamentos
para fijar la estructura a priori del Dasein en general, puesto que confundimos nuestra existencia
con la de otros entes. Ónticamente somos lo que actuamos, practicamos, hablamos,
preocupamos, deshacemos u ocupamos (besorgen); allí, en nuestra cotidiana forma de ser, están los
fundamentos para fijar la estructura a priori de nuestro propio ser. Sin embargo, la estructura
ontológica de nuestro propio ser, aunque todo el tiempo esté “ante nuestros ojos”, no encuentra
los fundamentos y conceptos para precisarse, no lo comprendemos de forma explícita. La
analítica del Dasein tendrá, por consiguiente, que precisar los fundamentos de la estructura
ontológica de éste.
3. Analitic Daseins y la pre-comprensión del sentido del ser
La ontología fundamental que propone Heidegger inicia con la reiteración de la pregunta por el
sentido del ser, por los traspiés de la antigua ontología y la pre-compresión del ser que
disponemos, en la que nos movemos cotidianamente. Para llevar a cabo la tarea de precisar y
conceptualizar el sentido del ser, se hace, en Ser y tiempo, la diferenciación entre entes-ser, y se
destaca el protagonismo que tiene el Dasein en ello, en dirigir y llevar con cuidado cada elemento
que aparece sobre la marcha de la investigación. De ahí que el ente que primeramente deba ser
interrogado sea el Dasein y que se requiera precisar los fundamentos de la estructura a priori
común a cada Dasein, a realizar una analítica. En esta tercera parte del capítulo menciono cuáles
son los fundamentos de la analítica del Dasein y preciso cuál el papel de la “pre-comprensión del
sentido del ser” y del “como hermenéutico”.
La analítica del Dasein es la comprensión a priori del ser de cada Dasein en general, es la
estructura ontológica que comparten en común. Como ya lo he mencionado, Heidegger se
interesa de la forma cotidiana en que cada uno de nosotros vivimos, actuamos, existimos, de esto
se fundamenta la analítica. El Dasein es comprensible en tanto que existe, que es consciente de su
propia existencia, que la ejecuta. Nuestra tarea (la del Dasein) es que seamos conscientes de que
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sólo nosotros mismos configuramos nuestra propia existencia, que tenemos a nuestra disposición
posibilidades de ser para nosotros mismos, que podemos elegir o dejar ir. Se trata de un
encuentro con nuestro propio ser, de un “tropiezo”1 consigo mismo en el que notamos que
somos constantemente reflexivos, que nos compete actuar, que somos nuestros propios actos.
Podemos notar que la estructura de la analítica del Dasein parte de nuestras actividades, intereses y
goces, en la medida en que son nuestras, que hacen parte constitutiva de nuestro propio ser
(Rivera & Stuven, 2010, p- 68). La analítica del Dasein parte del descubrimiento del “poder ser”
(Zu-sein) del Dasein, en tener, insisto, a la mano múltiples posibilidades de ser y escoger cada vez
una de ellas; por ejemplo, por un lado, esta semana estoy leyendo y preparando un escrito que
acordé entregar a inicio del mes de julio, esa es una posibilidad que elegí y que estoy efectuando y,
por otro lado, decidí no aceptar una oferta de trabajo, una salida a las afueras de la ciudad a pasar
un fin de semana e incluso la posibilidad de postergar el trabajo para otro mes, quizá otro año.
En este caso y en todos escogemos una de las múltiples posibilidades para sí mismos. El Dasein es
el único ente capaz de elegir posibilidades, su ser consiste primeramente en comprender que sus
actividades y prácticas no son un asunto aislado, que no se confiere o responsabiliza a otro ente,
sino un asunto personal, práctico y continuo, esto es la base de la analítica del Dasein.
Como fue esbozado en la primera parte de este capítulo, “nos encontramos en una cierta
comprensión del ser”, una comprensión vaga y tenue del sentido, Heidegger la denomina
seinvertädnis y allí se encuentran los fundamentos que permiten que se siga en Ser y tiempo la
búsqueda del sentido y la analítica del Dasein. La comprensión del sentido del ser no se nos
presenta lingüísticamente, con una estructura gramatical, lógica y predicativa; esta comprensión,
en contraste, es práctica, vital, común. La forma precisa de referirnos a esta “cierta comprensión”
es como forma “ante-predicativa” o pre-comprensiva2. Con lo que nos relacionamos
inmediatamente es con la pre-comprensión, al momento de interrogarnos por el sentido del ser lo
que buscamos es, concretamente, precisar esa pre-comprensión del ser en conceptos que
indiquen realmente qué es eso del sentido del ser. Esto dilucidó varios asuntos, como que hay
una diferencia entre ser y ente, que hay una función del ser en las ciencias, que hay un
protagonismo de un ente llamado Dasein y que hay que precisar la estructura de éste. La forma
inmediata de la que disponemos para aclarar esto es la pre-comprensión, los fundamentos parten
de precisar esos elementos comunes de la pre-comprensión, usando conceptos nuevos y precisos
que formen toda una estructura ontológica.

1Por tropiezo me refiero a que de frente nos topamos con nuestra propia existencia.
2De las misma forma en que lo Desarrolla Cristina Lafont (1997 Tatiana Aguilar Álvarez Ray (2004) y
Luisa paz Rodríguez Suárez (2004).
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Pensemos, para ilustrar esto, que después de buscar y escarbar por una librería algo que
pueda interesarnos, tomamos un libro pequeño, con un título que no conocíamos y de un autor
del que hemos leído, escuchado y opinado. Supongamos, como pasa casi que todo el tiempo
cuando somos jóvenes, que buscamos algo nuevo, que responda a inquietudes que no logramos
precisar y que el dinero que disponemos alcanza para comprar apenas el libro. Salimos, como
niños, a jugar con un nuevo juguete, lo queremos abrir, palpar, usar, descubrirlo. En las primeras
páginas nos encontramos en mundo completamente familiar, cotidiano. A la par notamos que se
teje una historia de la que, de momento, no podemos precisar ni determinar lo que sucederá,
apenas avanzar en la lectura del libro será lo que nos guía. Análogamente, la pre-comprensión del
sentido del ser es lo que nos guía a esculcar, a entrar a una librería, a buscar un título, un género,
un autor. A fin de cuentas lo que buscamos es el vínculo de lo que leemos con nuestra vida
práctica, no un manual, no se trata de seguir instrucciones, tampoco de un análisis teórico y
aislado. Las páginas, las oraciones, puntos, márgenes y demás elementos constitutivos del libro
nos sirven de base para que, como lectores, establezcamos conexiones, estructuras, conceptos.
Todos esos elementos no son una lista de cosas encontradas, sino que justamente se relacionan
con el propio ser del Dasein en cuanto descubre y configura su propio ser respecto a aquello que
inicialmente busca.
La pre-comprensión de sentido del ser es, como señala Heidegger, un factum, se trata de que
al Dasein le corresponde un constante relacionarse con los entes y por consiguiente un significar
primario (primär bedeuten). Al Dasein no se le presentan los entes de manera aislada, inmóvil, sino
que se relaciona con ellos, los usa, se ocupa con ellos (Besorgen). Nuestras actividades siempre
están relacionadas con los entes, por ejemplo, nuestra casa tiene objetos con los que nos
ocupamos habitualmente: la puerta, las paredes, una silla, una mesa, una estufa, un vaso, una
cama, un televisor, etcétera. En caso de que salgamos de nuestra casa, nos encontramos con
buses, personas, tiendas, cines, luces, carros y muchos letreros, todo ello hace parte de nuestra
cotidiana forma de vivir. En cuanto significar el primario, el Dasein no puede confundir su
existencia como la de otros entes, tiene que abrirse paso entre ellos, usándolos, entendiéndolos.
La estructura inherente al Dasein y su constante interrogación respecto al sentido reclama que se
precise toda una estructura significante primera. Esa previa estructura (Vor Struktur) exige la base
de un como hermenéutico (hemeneutische Als) que, como elemento constitutivo del Dasein, le
permite acceder al ente, usarlo, disponer de él. Se trata de un momento estructural que precisa el
fenómeno originario de la comprensión del sentido, buscar significar, abrir, ver, leer y analizar.
Como lo describe Heidegger (2010),
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En cada una de sus formas de ser y, por ende, también en la comprensión del ser que le es propia, el Dasein
se ha ido familiarizando con y creciendo en una interpretación usual del existir [Dasein]. Desde ella se
comprende en forma inmediata y, dentro de ciertos límites, constantemente. Esta comprensión abre las
posibilidades de su ser y las regula. (P.30)
Este fenómeno, la pre-comprensión del sentido del ser, es un asunto inadvertido por la
ontología. Todo lo que nos rodea es un universo significante, la interpretación sin la pre-
comprensión del sentido del ser no podría efectuarse. El momento estructural no es en definitiva
enunciativo, no se trata de articular gramaticalmente (lógica y discursivamente) lo que se significa.
Esta pre-comprensión es inherente al Dasein, puntualmente busca que el éste radicalice las bases
pre-ontológicas en una estructura determinada. La analítica existenciaria busca los fundamentos
del ser del Dasein en elementos comunes a la vida, elementos que están en construcción
constante. Esto es un articulación primaria de sentido, una constitución inicial del ente
(Weltichkeit), es un paso de la comprensión óntica de lo que somos y nos rodea a la comprensión
ontológica que precisa los elementos comunes de nuestro ser.

Bibliografía usada para este capítulo

Álvarez, T (2004). El lenguaje en el primer Heidegger. México D.F: Fondo de cultura económico

Escudero, J, A. SER Y TIEMPO Y EL IMPERATIVO DE UNA ESTÉTICA DE LA

EXISTENCIA: EL DASEIN COMO UNA OBRA DE ARTE: Revista de Humanidades

(31), 9-29

Heidegger, Martín (2010). Ser y tiempo. [Versión electrónica]. Trad. Jorge Eduardo Rivera. Madrid:

Trota. Recuperado de: http://www.philosophia.cl.

Lafont, C (1997). Lenguaje y apertura del mundo. Madrid: Alianza

Rivera, J. E., & Stuven, M. T. (2010). Comentarios a Ser y tiempo de Martin Heidegger volumen

2. Santiago de Chile: Ediciones universidad católica de Chile.

Rivera, J. E., & Stuven, M. T. (2008). Comentarios a Ser y tiempo de Martin Heidegger Volumen

1. Santiago de Chile: Ediciones universidad católica de Chile

Rodríguez, P (2004). Leguaje y sentido en Heidegger. Zaragoza: Prensas universitas de Zaragoza

Waelhens, A. (1986). La filosofía de Martin Heidegger. Trad Ramón Ceñal. México: Universidad

autónoma de puebla

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