Está en la página 1de 8

El reaccionario

que abolió
el progreso
A
partir de 1977, cuando fui editor de los Escolios
Juan
a un texto implícito (Instituto Colombiano de
Gustavo
Cobo Cultura), y más tarde, en 1992, cuando también
Borda fui editor de los Sucesivos escolios a un texto (Instituto
Caro y Cuervo), di una alegre batalla al escribir sobre
Nicolás Gómez Dávila en varias ocasiones. Revistas
efímeras, libros inencontrables, los he pasado a limpio
y ordenado de nuevo. He sentido similar y gozosa com-
placencia: la de solo creer en ellos, mientras todo el en-
torno se hace aún más ocurso. Fósforos encendidos en
la penumbra, a medida que se apagan las luces.

Un escolio cuestiona el mundo


Ahora, cuando todos los escritores van dejando de
ser progresistas, reconforta mucho encontrarse con
un gran libro en verdad reaccionario. Se trata de los
Escolios a un texto implícito de Nicolás Gómez Dávila
(Instituto Colombiano de Cultura, Colección de
Autores Nacionales, 1977, Nos. 21 y 22). En él, con
actitud de “campesino medieval indignado”, y a través
de mil páginas de aforismos, se practica el más impla-
cable sabotaje en contra de una época que, según sus
palabras, ha logrado desacreditar no solo la virtud sino
también los vicios.

29
Este libro subversivo, en el sentido formas de la incomprensión, pero las cua-
de que “el libro más subversivo de nues- les, apenas leídas, siempre producen algo.
tro tiempo sería una recopilación de viejos ¿Irritación, reconocimiento? Y esto debido
proverbios”, disecciona, en primer término, a que habla como nadie lo había hecho an-
la trinidad democrática —individualismo, tes entre nosotros: sin concesiones.
nacionalismo y colectivismo—, hipóstasis El aristocratismo que se desprende de
del egoísmo, y, finalmente, toda una con- ellas no solo es obsoleto sino además gro-
cepción progresista de la historia. tesco, en el significado primario de dicha
Es el pensamiento conservador en su palabra: ¿Con quién compararlo? ¿Qué
mejor expresión, ya que Gómez Dávila sentido tiene hoy en día alguien que año-
tiene el coraje suficiente para señalar todo ra el equilibrio entre un pontífice romano
cuanto desprecia. Solo que esto, en de- y un emperador germánico; alguien que
finitiva, no es mucho, ya que se trata del solo se reconoce en Tucídides, Montaigne
mismo adversario bajo sucesivos disfraces. y Burckhardt? Pero este sustrato es la base
Lúcido e impotente, reconoce que solo de imprescindible para escribir un libro así. Un
causas perdidas se puede ser partidario, libro que no solo pulveriza las mentiras que
pero lo que importa, en su caso, no es el nos rodean: la izquierda, la derecha, la polí-
rigor de una doctrina sino lo flexible de tica, la Iglesia, la educación, la técnica, sino
una actitud. Así, su prosa, como no in- que va más allá, mediante una cura radical
tenta persuadir, resulta desdeñosa y exacta del escepticismo, para depararnos la alegría
ofreciendo todas las garantías: “La ventaja de la inteligencia. De seguro, este último
del aforismo sobre el sistema es la facili- antídoto no será suficiente, pero mientras
dad con que se demuestra su insuficiencia. llega el momento de desaparecer, con dig-
Entre pocas palabras es tan difícil escon- nidad, bien vale la pena disfrutarlo.
derse como entre pocos árboles”. Lo que Cuando se conocieron, a su pesar, las
sí perturba, en cambio, es el timbre de su primeras Notas suyas, en 1954, Hernando
voz: alguien asiste a un entierro y formula Téllez habló de los moralistas franceses.
algunas observaciones sobre el cadáver. Si Ahora esto ya no es posible. Un libro así
miramos mejor, vemos cómo el cadáver no carece de parangón. No forma parte de la
es sólo el de estas repúblicas, cuya historia literatura, aunque se exprese en estos tér-
debería escribirse sin desprecio pero sí con minos: “El poeta no traduce una visión en
ironía, sino el de toda una civilización cu- palabras. Su visión se elabora en ellas. El
yos orígenes se encuentran en una alianza poeta descubre lo que quiere decir dicién-
de terratenientes y obispos y sus postrime- dolo. La poesía es una retórica victoriosa”.
rías en un insípido paraíso suburbano: la Aun cuando parezca un libro histórico o
civilización occidental. filosófico, es, en verdad, un libro religioso:
Como lo anterior parece apocalíptico, “Nuestra última esperanza está en la injus-
bien vale la pena aclarar que no hay un libro ticia de Dios”. En definitiva, las reflexio-
más sobrio que este, ya que un humor, más nes de un pensador: “Cuando el amor ad-
incisivo aún que la propia crítica, lo recorre quiere su madurez perfecta, la impudicia
en todo momento: “Denigrar del progreso es la única expresión suficiente”: es esto y
es demasiado fácil. Aspiro a la cátedra del algo más. Y aun cuando el mismo Gómez
metódico atraso”. Así, no incurre en el mal Dávila anote que citar a un autor no es más
gusto de ofrecer soluciones, ya que literal- que incapacidad de asimilarlo, él continúa
mente nos ahogamos en ellas. Se limita a trabajando en su obra (ver Eco, Bogotá,
trazar, ante un auditorio de clase media No. 210, abril de 1979) con mirada más
—el auditorio de nuestro tiempo—, algunas descarnada.
frases que se disipan apenas las pronuncia. Nicolás Gómez Dávila pudo vivir en
Frases que podemos aceptar o rechazar, dos Bogotá en el siglo xx, pero una de sus patrias

30
A muy pocos valores se aferró. A la
era el siglo xviii francés. Amabilidad, dul-
zura, politesse, esprit, cinismo. En tiempo de
Richelieu y Mazarino, con buen humor y
fe inquebrantable en la injusticia de
escepticismos, no era posible ni equivocar-
se ni aburrirse. La bellísima duquesa de La Dios, que habrá de perdonarnos, y al
Valiere recibe la declaración tardía de un
amigo enamorado. Y asombrada responde:
“¡Dios mío! ¿Por qué no me lo dijo? Me
milagro casual de la poesía, que no
habría tenido, como todos los demás”.
Representaban un papel, conscientes tiene razón de ser, se da porque sí.
de él, y al final de esa sucesión de máscaras
los acechaba el bostezo del tedio o la or-
gía de sangre de la revolución. Pero, entre- un simple mercado que ponía la vulgaridad
tanto, era grato vivir, y las máximas de los al alcance de todos. De ahí los sarcasmos de
moralistas proponían un nuevo catecismo. Gómez Dávila contra tantos ídolos:
Decía La Rochefoucauld: “Hay pocas mu-
Civilización es todo lo que la universi-
jeres honestas que no estén cansadas de su
dad no puede enseñar.
oficio”. Asistemáticos, personales, Jouberts,
Chamfort, combinaban el desdén aristo- Cada día resulta más fácil saber lo que
crático con el afán de indagar en sí mismos, debemos despreciar: lo que el moderno
como quien mira un abismo ajeno. admira y el periodismo elogia.
No buscaban tanto el escándalo ira-
cundo de la fe, como Pascal, sino el reposa- El demócrata compulsa como tex-
do encanto de un hombre que divaga entre tos sacros las encuestas sobre opinión
amadas sombras seculares, despojado ya de pública.
las rudas vestimentas diarias, como lo ex-
presó Maquiavelo, y esto en una torre or- Pero no debemos circunscribirnos solo
nada de sentencias clásicas, como lo hizo a los paradigmas extranjeros. En uno de
Montaigne. los pocos escolios autobiográficos, Gómez
Otra de las suscitaciones de los Escolios Dávila dijo: “Canónigo obscurantista del
de Gómez Dávila, quién lo duda, sería la viejo capítulo metropolitano de Santa Fe
del hombre que, demente entre papeles, de Bogotá, agria beata bogotana, rudo ha-
dejó un inconcluso manuscrito, subtitulado cendado sabanero, somos de la misma ralea.
Transvaloración de todos los valores. En una Con mis actuales compatriotas solo com-
de sus partes escribió: “La humanidad no parto pasaporte”.
representa una evolución hacia algo más Por ello, muy consciente de cómo nin-
fuerte, o más alto, al modo como hoy se gún trabajo deshonra, pero todos degradan,
cree eso. El progreso es meramente una y de cómo la vida activa animaliza, se re-
idea moderna, es decir, una idea falsa. El fugió en su biblioteca, sabedor de cómo la
europeo de hoy sigue estando, en su valor, auténtica lectura es evasión, la otra, oficio y
profundamente por debajo del europeo del escalafón. Biblioteca que hoy nos es accesi-
Renacimiento”. ble en su totalidad en la Luis Ángel Arango.
Se trata, por supuesto, de Nietzsche, Allí repasó las verdades eternas: “La
y así el arco de sus afinidades podría abar- clave del universo es una evidencia trivial: no
car de Joseph Maistre a Baudelaire, de existe técnica para la producción del valor”.
Burckhardt y T.S. Eliot a Cioran y Ernst A muy pocos valores se aferró. A la fe
Jünger. Todos de algún modo compartían inquebrantable en la injusticia de Dios, que
una convicción: el mundo moderno no era, habrá de perdonarnos, y al milagro casual
ni mucho menos, la utopía realizada. Era de la poesía, que no tiene razón de ser, se da

revista UNIVERSIDAD 31
DE ANTIOQUIA
porque sí. Y no es posible repetirlo en un Al reconocer la insolencia benéfica de
taller de escritura creativa. Y al resplandor la revelación cristiana, Gómez Dávila opo-
del erotismo: un cuerpo desnudo resuelve nía la incertidumbre de la realidad a esas
todos los silogismos. certezas lúcidas pero innecesarias de un
Los imperios se hunden, con mayor o pensamiento que sabía sus límites y hallaba
menor estrépito. Subsisten apenas Homero su razón interna en una larga agonía. La que
y la Atenas de Pericles, las catedrales de la había detrás de los tres órdenes feudales, la
Edad Media donde Dante cantaba la Suma que medía el duelo entre el poder temporal
teológica de Santo Tomás, la Florencia de los del emperador y el poder, también temporal,
Médici, las cortes de Inglaterra y Francia de un papado que también se sentía ungi-
donde Shakespeare y Racine vieron memo- do por Dios y la aterradora certidumbre de
rizar sus versos, Dostoievski ante la tumba que más tarde política, cultura, educación,
de Pushkin y la Viena de Wittgenstein re- ética y el ejercicio del derecho y la justicia
cordándonos: “De lo que no se puede ha- serían solo un simple negocio. Un negocio
blar hay que callar”. de avivatos. Poco se sabía de Gómez Dávila
Sobre ese fondo no es indigno leer los y hubo que esperar a que la revista Eco, pu-
Escolios de Gómez Dávila. Tienen el trazo blicada por la librería Buchholz, diera otro
fulgurante de la poesía, al recordarnos que avance de esa obra en progreso cuya razón
“el hombre persigue el deseo y sólo captura de ser era la paradoja de detestar el progreso
la nostalgia”. Y a la vez formulan una éti- y combatirlo con todas las armas. En el nú-
ca insobornable, que no es bueno olvidar: mero 14, correspondiente a junio de 1961,
“Tratemos de adherir siempre al que pierde, la redacción de Eco anotaba:
para no tener que avergonzarnos de lo que
Nicolás Gómez nació en Bogotá el
hace siempre el que gana”.
18 de mayo de 1914. En edad tem-
prana viajó a Europa. Durante nueve
El mundo cabe en un escolio años vivió en París y Londres dedi-
La primera noticia, como ya vimos, la dio
cado al estudio y la formación de la
su amigo Hernando Téllez. Fue en el nú-
mejor biblioteca privada que existe
mero 4 de la revista Mito, en 1955. Abría un
en Colombia. Es dueño de una vasta
número donde también aparecían Álvaro
cultura literaria y filosófica: conoce las
Mutis y Gabriel García Márquez.
lenguas clásicas y conoce varias mo-
Estas Notas de Nicolás Gómez Dávila
dernas. Ha publicado Notas, México
lo llevaban a hablar de los moralistas fran-
D.F., 1954 y Textos, Bogotá, 1959.
ceses de los siglos xvii y xviii: La Bruyère,
Estas obras han circulado en ediciones
La Rochefoucauld o Joubert. A resaltar un
limitadas, sólo entre amigos del autor.
idioma exacto, alejado de la fofa grandi-
En el anhelo de ofrecer a nuestros lec-
locuencia del español, y a regocijarse con
tores una muestra del estilo y el pensa-
una obra secreta, que, publicada en México,
miento de Nicolás Gómez publicamos
en edición privada, continuaba ahora su
con su autorización el último capítulo
indagación:
del libro Textos.
No existe triunfo que sea más que un
noble fracaso. El hombre se conoce como un ser sitiado
por la muerte.
Que en nuestro tiempo “rutinario” sea
un insulto, sólo comprueba nuestra ig- Envejecer no es sentirnos constreñidos a
norancia en el arte de vivir. declinar la promesa de poseer el mundo,
sino encontrarnos insensibles a la perdida
La sociedad del futuro: una esclavitud posesión.
sin amos.

32
La vejez lúcida se rinde al desdén.
predilectos, Montaigne y Burckhardt, traían
Esa “indiferencia postrera” encuentra
ecos de un orbe ya disgregado y carente de
una feroz negativa. Y la halla en:
horizonte. La tradición occidental. El pen-
samiento reaccionario en su mejor expre-
El deseo, el deseo que fracasa, el deseo que sión, indiferente a la aceptación pero activo
tiene por destino fracasar, el deseo que la en el rechazo. Lo vio mejor que nadie José
vida sofoca y resucita, el deseo inmortal Miguel Oviedo cuando concluyó su Breve
que nos tortura, es nuestra clandestina historia del ensayo hispanoamericano (1991)
facultad de percibir la inexistente perfec- con este “ilustre desconocido” y este “epita-
ción del mundo: la perfección que escapa al fio de la cultura moderna”.
vuelo del deseo, pero que la dura tensión de Este tranquilo apocalipsis lograba apa-
sus alas delata y manifiesta. gar muchas mentiras demagógicas. Nos
recuerda que el mundo moderno no es la
Como todo pensar llevado a su extre- utopía realizada: es un simple mercado que
mo, el aforismo, el ceñir el abismo, se hun- ha puesto la vulgaridad al alcance de todos.
de en la poesía. Nietzsche se transmuta en Aferrarnos al partido, que no lo es, de
Dionisio y danza. Gómez Dávila concluye los adictos a Gómez Dávila puede propor-
Textos así: “Es en lo voluble, en la mudan- cionarnos firmes bases: la de que existe un
za, en la blanda carne amenazada, donde el ademán irreverente y un juicio sin contem-
hombre halla el firme suelo de sus sueños”. placiones para sobrevivir en el desierto. Para
Para castigar aún más al idioma, para saber que el que enseña termina creyendo
cortarle el amaneramiento de viejas pa- que sabe, para hablar con firmeza y sonreír
labras vacías, hubo que esperar muchos compasivo. Traducido al alemán, al francés
años, de 1959 a 1977, a los dos sólidos y al italiano, en la editorial Adelphi, sus
volúmenes que el Instituto Colombiano Escolios en fotocopia, en internet y en redes
de Cultura editó en casi mil páginas y a sociales, fortalecen a los jóvenes en una re-
solo $50 por tomo. Fue una divertida iro- beldía sin contemplaciones. Con su habano
nía. Gómez Dávila, que no podía creer en y su gusto por el diálogo, Nicolás Gómez,
la cultura difundida por el Estado, alcanzó que manejaba él mismo su Renault 4, debe
a ver cómo sus urticantes diatribas circula- sentirse reconfortado. Sigue pensando: “No
ban y se divulgaban. Se citaban, irritaban y pretendamos el acierto. Contentémonos
hacían sonreír. con el error inteligente”.
Periodismo es escribir exclusivamente
para los demás.
Nicolás Gómez Dávila:
El solitario de la calle 76
El Segundo Concilio Vaticano parece La casa, en medio del tráfico cada día más
menos una asamblea episcopal que un fastidioso de la carrera 11, ha quedado allí,
conciliábulo de manufactureros asusta- protegida por la barrera de su antejardín y
dos porque perdieron la clientela. sobre todo por el silencio propio que la en-
vuelve. Como si estuviese deshabitada, no
Más que de marxistas apóstatas, nues- se ve gente que entre o salga de ella.
tro tiempo está lleno de marxistas La anterior suposición se refuerza si al-
cansados. guien se acerca a sus sólidos muros, atravie-
sa el ancho portalón de madera, y se interna
Decir que Nicolás Gómez tenía razón en la penumbra donde antiguos bargueños
no tiene hoy ninguna gracia. Los Escolios se y cuadros coloniales conviven en paz. La
poblaban de alusiones a una actualidad, tan nota imprevista, mirando por los vidrios
superficial como todas, pero seguían insta- que dan al jardín interior: un carro negro
lados en un castillo donde sus pensadores y largo, de los de antes, deshaciéndose con

revista UNIVERSIDAD 33
DE ANTIOQUIA
sonar todavía más tremendo. Con los
calma, en la inmovilidad de los años. No
Escolios, el ensayo hispanoamericano
vale la pena moverse, ni aturdirse en el vano
alcanza un nivel pocas veces visto, al
trabajo de ver distintos países.
mismo tiempo que parece clausurar el
En todos nos acecha la misma falta de
ciclo abierto por Rodó a comienzos del
gusto y marcas intercambiables.
siglo: la oratoria exaltada del espíritu
La capacidad de resistencia de la casa
ha cedido el paso al epitafio de la cul-
se debe, sin lugar a dudas, a la maravillo-
tura moderna. No un Evangelio para
sa biblioteca, única en Colombia, donde lo
juventudes sino un Apocalipsis para el
mejor que se ha escrito en Occidente, en su
final de siglo.
idioma original y en sus primeras ediciones,
crea su propio orden mágico, de las cruza- “Vigía en el desierto”, como lo llamó
das a los epistolarios del siglo xviii. Los Castañón, o “un rebelde en medio de deser-
volúmenes de teología e historia, política y tores, adaptados y caídos”, como lo calificó
arte se acumulan en doble hilera, invaden Kaltenbrunner, el redactor de esas glosas
el piso y ascienden, al pie de los estantes al legendario texto de una tradición que se
ya llenos, pero el ámbito no se halla satu- deshace, y que muy pocos recuerdan, en su
rado. Da, por el contrario, la sensación de integridad, vuelve ahora al ataque, más des-
una vastedad más amplia. Un lugar donde encantado, más seco, menos complaciente.
es factible respirar. Publica Sucesivos escolios a un texto implícito,
Dos mesas, un calentador, tres o cuatro solo doscientas páginas en las cuales el re-
sillones con ruedas, y uno fijo cerca de la pudio más radical convive con la esperan-
lámpara, constituyen todo el mobiliario. En za más desatinada: la de un diálogo con la
este último, un hombre de 78 años, a quien trascendencia.
no hace mucho operaron de cataratas, relee Este breviario reconforta gracias, ante
a Charles Peguy. Pertenece a una época que todo, a su inutilidad. Ni los nostálgicos de
ya no existe y, como sucedió con su hacien- un pasado que no vuelve, ni las desgreña-
da de Canoas, el mal olor del progreso, su das Casandras de un futuro que también
putrefacción inexorable, lo alejó del ajetreo carece de razón de ser, podrán recurrir a sus
de sus congéneres. Digamos entonces que dardos, tan lacerantes. Ellos quedan allí, en
se trata de un solitario entre libros. Alguien el laconismo de un lenguaje ceñido y en el
que ya no se dice mentiras. desdén de quien solo piensa en colinas más
altas. En estos tiempos bobos, leerlo cons-
Colinas más altas tituye el más reconfortante de los ejercicios.
Se ha limitado, en consecuencia, y duran- Tengo delante de mí dieciséis bien
te toda la vida, a leer y releer, y a redactar contados artículos de la prensa italiana:
grandes cuadernos con pequeñas frases, que La Repubblica, Il Tempo, Corriere della
solo en 1977 vieron la luz pública. Eran sus Sera, L’Espresso, L’Eco di Bergamo, L’Unità.
Escolios a un texto implícito, que varios lec- Hablan todos ellos —¡y en qué términos!—
tores, en diversos países, consideraron un de un colombiano a quien conocí y del cual
texto inagotable, digno también de releerse. fui orgulloso editor: Nicolás Gómez Dávila
En consecuencia, lo tradujeron al alemán y (1913-1994).
escribieron, como José Miguel Oviedo, en ¿La razón? La aparición en Italia, pu-
su Breve historia del ensayo hispanoamericano blicado por Adelphi, de un libro suyo de
(1991), frases como estas: 192 páginas y que cuesta 20.000 liras. Lo
llaman “el suceso del verano”. Editado a
Libro amargo y sombrío, parece una
mediados del 2001, glosarlo, un año des-
meditación hecha ante el abismo del
pués, hace honor a quien concibió estos
fin de los tiempos. La concisión inape-
aforismos: In margine a un testo implicito.
lable y rotunda de sus fórmulas lo hace
Nada más deletéreo que la actualidad.

34
Picoteo aquí y allá. Dice Il tempo: Ahora los muchachos en Colombia
“Sea por el estilo, sea por la inteligen- vuelcan en sus computadores la totalidad
cia, Gómez Dávila se impone como uno de estos Escolios, y los leen y los reordenan,
de los grandes maestros del pensamien- subtitulándolos según sus intereses. Por su
to fragmentario, como fueron Pascal, La parte, Benjamín Villegas, luego del suceso
Rochefoucauld, Rivarol, Kraus, Cioran, que fue la selección de sus Escolios (2001),
delante de los cuales no aparece de ningún edita Textos I: allí donde la reflexión de la
modo disminuido”. prosa comienza a liberarse de las cadenas
Añade el Secolo d’Italia: “La sabiduría previsibles del pensar y se condensa en la
y grandeza del pensamiento de Gómez llama fría, irrefutable por poética, del afo-
Dávila, por tantos años recluido en su bi- rismo. Carrera 11 # 76-16.
blioteca de Babel, ha observado en profun- Abro la verja, subo los escalones, toco
didad el ethos del Universo”. el timbre. “Bienvenido, don Juan Gustavo”,
Se asombran todos de que un bogota- y la voz comienza a desgranar su sabiduría:
no, hijo de un comerciante de telas, educado
Cuando el diálogo es el último recurso,
por los benedictinos en París, y quien jamás
la situación ya no tiene remedio.
pasó por la universidad, se haya refugiado
en su casa Tudor de la calle 76, rodeado de O aprendemos de la tragedia griega a
30.000 volúmenes. Desdeñó las embajadas leer la historia humana, o no aprende-
de París y Londres, y se limitó, aparente- mos nunca a leerla.
mente, a leer, pensar y escribir, dentro de
un reducido círculo de amigos: “Vivir con Quien cita a un autor muestra que fue
lucidez una vida sencilla, callada, discreta, incapaz de asimilárselo.
entre libros inteligentes, amando a unos
pocos seres”. Tal su ideal. Gracias, don Nicolás, pero en realidad
Pero detrás de esa existencia sosegada me gusta citarlo a usted.
iba a estallar un volcán arrasador en con-
tra de todas las mentiras que nos paralizan. Noticias de Gómez Dávila
Aquella, por ejemplo, de producir, acumular Siguen llegando noticias del singular orbe
y consumir dentro de la lógica perversa de que configura los Escolios de Nicolás Gómez
un progreso aparente que ensució lo sagra- Dávila. Ahora los tenemos como Scholia to
do, arruinó la naturaleza y creyó estúpido an implicit text. Bilingual selected edition,
que las catedrales habían sido construidas con selección de Emilia Gómez, traducción
para incrementar el turismo. de Roberto Pinzón y prólogo de Till Kinzel.
Cómo se reiría con su puro en la mano, Lo publicó Villegas Editores en el 2013.
Nicolás Gómez Dávila, al saber que Unità Inician su aventura en inglés como
le agradece por “su desesperación, por su en 2006 lo hicieron en polaco. Pero es en
honesta filosofía”. Alemania donde varias ediciones (1987,
Primero fue en Alemania. Ahora es 1992, 1994 y 2003) dan cuenta de una re-
Italia. España, en las ediciones Altera de cepción entusiasta a las cuales se añade en
Barcelona, lo publicó también. Síntesis de 2005 la traducción de sus Notas al alemán.
esos Escolios a un texto implícito (1977) y En 2001 salieron en italiano y en 2003
Sucesivos escolios a un texto implícito (1992) y 2005 en francés. Hay también una edi-
cuyas pruebas le llevaba después de las nue- ción en España, saludada con entusias-
ve de la noche, para conversar, ahí sí, de lo mo por Fernando Savater. De muy pocos
divino y lo humano, mientras el silencio pensadores colombianos puede registrarse
se ahondaba en afable gentileza. “Tache, igual número de versiones en tan diversas
tache, don Juan Gustavo, que uno escribe lenguas. En todos estos volúmenes, pró-
tantas bobadas”. logos, reseñas bibliográficas, debates, se

revista UNIVERSIDAD 35
DE ANTIOQUIA
siente la complacencia por una escritura De la remota política internacional pa-
precisa y a la vez cargada de intensidad que samos a la muy próxima realidad colombia-
vuelve una y otra vez sobre el desgaste con na. Tensa entre paradojas.
que el mundo moderno ha opacado una “La libertad que necesita el sistema
tradición clásica que de Grecia y Roma, capitalista para operar con eficiencia se
para arribar al cristianismo, configuró en la consigue aquí, no por una política cons-
Edad Media un mundo de valores y jerar- ciente del país, sino por la ineficiencia del
quías, donde tanto el señor feudal como el Estado”. Para concluir: “La vitalidad del
obispo sustentaban un orden en cuya base desarrollo depende en cierto grado de la
el campesino, como lo ejemplifican tantas ineficiencia de la administración. Es tan
miniaturas en los libros de horas, producían grave que sea muy eficiente como que sea
de inmediato una sensación de luz y orden. muy ineficiente”.
De interdependencia mutua. Con la incorporación, en ocasiones,
La Universidad de los Andes, por su de Hernando Téllez, su humor, su gracia,
parte, publicó también en 2013 un breve la tertulia se enriquecía y agregaba nuevos
libro del arquitecto Francisco Pizano de tópicos. ¿Qué poemas, por ejemplo, debe-
Brigard (1926), amigo de muchos años de rían incluirse en una antología de poesía
Gómez Dávila, donde agrupa una semblan- colombiana? Algunos sonetos de Arturo
za intelectual del mismo y reúne varias con- Camacho, de Jorge Rojas, “La Catedral
versaciones con él, de los años 1964 y 1966. de Colonia” de Juan Lozano y “Pro se-
Se entiende mejor la figura de quien nectude” de Miguel Antonio Caro. Silva,
tenía un almacén de telas en la calle 12, Guillermo Valencia, algunas cosas muy
una hacienda colonial en Soacha, Canoas, buenas mezcladas con otras muy malas,
con su respectiva iglesia, y que manejaba Eduardo Castillo y el poema de Ángel
un Renault 4 para ir al Jockey Club desde María Céspedes dedicado a doña H. Soto
su casa Tudor en la carrera 11 con calle 77. del Corral.
Un hombre alerta que ya entonces señala- En todo caso, una visión afable y próxi-
ba cómo la caída de Kruschev era el primer ma a una figura que ya se hablare de ar-
golpe de Estado que sucedía en Rusia lue- quitectura, historia, tierras y dinero, su per-
go de la Revolución, teniendo él todos los cepción partía siempre de una sociedad aún
títulos legales válidos. “Nicolás observa que incipiente, con tradiciones muy cortas y vo-
ese hecho es extremadamente importante lubles, que lo confirmaban en su vocación
dentro del Estado ruso y tiene que signi- de lector a partir de hitos ya no erosionados
ficar un cambio cuyas consecuencias y raí- por la uña del tiempo. Historia de las guerras
ces desgraciadamente no podemos medir, del Peloponeso, de Tucídides y los Ensayos
porque desconocemos totalmente todos los de Montaigne. Un admirativo tributo a
aspectos internos de la política rusa”. ¿No Nicolás Gómez Dávila, a los cien años de
alientan allí Glasnost y Perestroika? su nacimiento.

Juan Gustavo Cobo Borda (Colombia)


Poeta y ensayista. Fue director de la revista Eco de Bogotá. En 2006
la Editorial Taurus publicó Lecturas convergentes, un análisis de
Gabriel García Márquez y Álvaro Mutis. También es autor de Lector
impertinente (2004), Lengua erótica (2004), Cuerpo erótico (2005).
Recientemente publicó Breviario arbitrario de literatura colombiana
(Taurus, 2011).

36

También podría gustarte