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La Cátedra de estudios

Afrocolombianos
Por Edisson Diaz Sánchez
Cátedra de estudios
afrocolombianos, Educación, Escuela, Etnicidades, Etnoeducación, Pedago
gía

MAGISTERIO
01/06/2017 - 14:45

51

Foto de Sol Robayo. Tomada de Flickr

Las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y


palenqueras, a través de sus diferentes luchas, líderes y
organizaciones han establecido el mes de mayo, como el mes de
la afrocolombianidad en el territorio nacional. Con esto se
pretende, conmemorar una serie de hechos históricos, políticos,
sociales y culturales, ocurridos en los pueblos afrodescendientes
y que han marcado un hito en el desarrollo de la humanidad y
del país. Sin embargo, es pertinente aclarar que jurídicamente el
Congreso de Colombia, a través de la ley 725 del año 2001,
estableció el 21 de mayo como el día nacional de la
Afrocolombianidad.

El sector educativo no es ajeno a estos acontecimientos y para


ello, ha desarrollado una serie de políticas que permiten visibilizar
el legado económico, social, político y cultural de las comunidades
afrodescendientes en los entornos escolares de la nación. Dentro
de estas políticas tenemos la Cátedra de Estudios Afrocolombianos
(CEA), oficialmente reglamentada por el Decreto 1122 de junio 18
de 1998, la cual estipula que todos los establecimientos
educativos de educación formal en sus tres niveles (preescolar,
básica y media) del país deben implementarla como un proyecto
pedagógico transversal e interdisciplinar, el cual debe permear el
currículo, el plan de estudios, el PEI y la vida escolar de las
instituciones educativas.

Sin embargo, es importante aclarar que la CEA es producto de


tres factores fundamentales: el primero, está relacionado con las
luchas sociales, políticas, simbólicas y jurídicas que desde
muchos años atrás han venido adelantando las comunidades
afrocolombianas, cuyos frutos están visibilizados en un conjunto
de normas educativas, que por el lado de la Etnoeducación
Afrocolombiana propenden por una formación integral que tengan
en cuenta las necesidades de las Afrocolombias y el
etnodesarrollo; y por el otro está la Cátedra, que en sus propósitos
generales busca el reconocimiento de los saberes, prácticas,
conocimientos, valores y legados culturales materiales e
inmateriales de las Colombias Negras, además de propender por la
disminución de los niveles de invisibilidad, estereotipia, racismo y
discriminación racial respecto a la población afrodescendiente en
las instituciones escolares urbanas. El segundo factor, tiene como
epicentro el avance de los estudios afrocolombianos en diferentes
áreas del conocimiento como la antropología, la sociología, la
historia, la filosofía y la pedagogía, entre otras, lo que ha traído
como consecuencia el acervo investigativo y sus respectivas
producciones académicas y bibliográficas que han hecho, que el
tema de la afrocolombianidad tome fuerza en la academia y por
ende su interés por ser abordados en el proceso de enseñanza-
aprendizaje en los centros de formación desde preescolar hasta
postgrado. El tercer componente tiene que ver con el trabajo
silencioso, metódico, paulatino, pedagógico y didáctico que han
venido adelantando por varias décadas los docentes,
investigadores, instituciones, comunidades escolares y entornos
educativos de las colectividades afrocolombianas, negras,
palenqueras y raizales, a lo que generalmente se denomina
Etnoeducación Afrocolombiana o educación propia de las
comunidades afrocolombianas, la cual ha sido la base para el
diseño, implementación y evaluación de la CEA.
Conozca el libro Benkos. el héroe de la Matuna
En el trayecto, desde 1998 hasta nuestros días, los diferentes
gobiernos nacionales, departamentales, municipales y distritales,
a través de diversos procesos jurídicos y pedagógicos han buscado
la manera de que las organizaciones escolares de educación
formal implementen la CEA. Estos propósitos se han materializado
en leyes, decretos, ordenanzas, resoluciones y sentencias de la
corte constitucional para que los colegios (tanto oficiales como
privados) desarrollen la Cátedra. Otro aspecto que se ha
desarrollado para la inmersión de la CEA en las organizaciones
escolares, ha sido por un lado, la formación de maestros en
centros especializados sobre este proyecto pedagógico; y por el
otro, la investigación, publicación y socialización de lineamientos
curriculares, propuestas de mallas curriculares, planes de
estudio, metodologías, materiales didácticos, cartillas, libros de
texto, maletas pedagógicas, entre otras, que pretenden ayudar a
las comunidades escolares para el abordaje de la cátedra en las
instituciones educativas.

Con base en lo anterior, docentes de diferentes áreas y niveles


educativos han tomado la iniciativa y la responsabilidad de
articular la CEA a sus instituciones escolares, ya sea como un
proyecto, una asignatura, un campo de conocimiento, un eje
temático, una unidad didáctica, una temática o una competencia
a evaluar dentro del plan de estudios que contempla el currículo
institucional. Lo anterior, ha traído como consecuencia una
variedad de propuestas pedagógicas, de formación de redes de
maestros, la producción intelectual, bibliográfica, didáctica y la
puesta en escena de estos avances a través de encuentros de
socialización de experiencias a nivel local, distrital, municipal,
departamental, nacional e internacional entorno a la Cátedra.

+Conozca la Revista Diversidad cultural


ANUNCIO

+Después de dieciocho años de legalizada la Cátedra de Estudios


Afrocolombianos, algunos propósitos, como los de favorecer el
conocimiento de las manifestaciones culturales materiales e
inmateriales de los pueblos afrocolombianos, facilitar las
relaciones interétnicas, la convivencia pacífica y el respeto a la
diferencia; además de fortalecer la autoestima y reafirmar la
identidad nacional de los afrodescendientes, están en proceso de
construcción y consolidación. Sin embargo y a pesar de las
dificultades que representa la inclusión de semejante labor, es
clara la necesidad de seguir avanzando en la incorporación de la
CEA en las instituciones educativas, no solo por las actuales
circunstancias socio-políticas que vivencia el país en un proceso
de acuerdo de paz con fuerzas insurgentes y el postacuerdo; sino
en la proyección de una nueva mirada a la acción pedagógica en el
colegio, que permita hacer más tolerante e incluyente esta y las
futuras sociedades, avanzando en la interculturalidad.

Con base en lo anterior, conmemoremos el mes de la


afrocolombianidad desde nuestro quehacer pedagógico asumiendo
los retos, los compromisos y las acciones educativas propias de la
CEA.

El autor
Doctor en Educación de la Universidad Santo Tomás. Docente-
investigador de la Secretaria de Educación de Bogotá y de la
Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad La Gran
Colombia, e integrante del grupo Educación y Pedagogía de la
misma entidad con clasificación B en Colciencias.  

Foto de Sol Robayo.  Tomada de Flickr

II
Afrocolombianidad y Bicentenario: Una mirada a la
contribución africana y afrocolombiana a la construcción de la
nación
Por Leonardo Reales
Cátedra de estudios afrocolombianos, Educación y pedagogía
MAGISTERIO
28/01/2019 - 11:45
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By Freepik
El texto describe el aporte africano y afrocolombiano al proceso
independentista y a la construcción de la nación, más allá del
ambiente hostil de la esclavización y sus consecuencias históricas.
El texto se convierte en un análisis documentado del proceso
independentista y el contexto posterior al mismo, el cual busca
generar una reflexión objetiva sobre la contribución africana y
afrocolombiana a la construcción de la nación en el marco de la
conmemoración del Bicentenario. 
El aporte africano y afrocolombiano a las luchas por la
Independencia  
Si bien no existen datos precisos sobre la población
afrodescendiente que participó en la guerra de Independencia, sin
duda su contribución para ganar ésta fue trascendental. La
población esclavizada tuvo la posibilidad de aprovechar la guerra
como estrategia de búsqueda de su libertad, ya que la misma se
ofrecía a cambio del servicio, peleando para cualquiera de los dos
ejércitos en conflicto (patriotas y realistas).
Por ende, no sorprende encontrar que los españoles convocaron y
fueron apoyados por población afrocolombiana. El más famoso
militar español que impulsó a la población esclavizada a apoyar la
causa realista fue José Tomás Boves. Esto lo logró partiendo de la
discriminación socio-racial que excluía a la población
afrocolombiana e indígena del país. De esta forma convocó a la
población afrocolombiana esclavizada y toda la población libre que
era discriminada. ¡Guerra a los blancos explotadores del pardo y
del indio! Fue su grito de combate que resonó en el llano como
una invitación al alzamiento general . 
+Lea: La Cátedra de Estudios Afrocolombianos en los colegios
oficiales distritales: entre saberes y prácticas
Pero la popularidad de Boves fue disminuyendo ya que los
ejércitos patriotas les hicieron a los afrocolombianos la misma
propuesta de otorgar la libertad, como lo muestran las cartas
entre Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander: “Las razones
militares que he tenido para ordenar la leva de los esclavos son
obvias. Necesitamos de hombres robustos y fuertes
acostumbrados a la inclemencia y a las fatigas, de hombres que
abracen la causa y la carrera con entusiasmo, de hombres que
vean identificada su causa con la causa pública y en quienes el
valor de la muerte sea poco menos que el valor de su vida. Las
razones políticas son aún más poderosas. Todo gobierno libre que
comete el absurdo de mantener la esclavitud es castigado por la
rebelión y algunas veces por el exterminio como en Haití (...) ¿No
será útil que éstos adquieran sus derechos en el campo de batalla
y que se disminuya su peligroso número por un medio poderoso y
legítimo? (...)”. 
Es pertinente mencionar que en la misma época el Libertador
Bolívar temía que se estableciera lo que denominó la pardocracia.
Es decir, el triunfo socioeconómico y político de la gente
afroindígena y afromestiza que para entonces era la mayor parte
de la población afro del país. Por esa razón, el Libertador le
escribió a Santander:
“la igualdad legal no es bastante por el espíritu que tiene el pueblo,
que quiere que haya igualdad absoluta tanto en lo público como en
lo doméstico; y después querrá la pardocracia, que es la inclinación
natural y única, para exterminio, después, de la clase privilegiada.
Esto requiere, digo, grandes medidas que no me cansaré de
encomendar”.
En la guerra se destacaron militares afromestizos como el General
Manuel de Piar, el Almirante José Prudencio Padilla y el Coronel
Leonardo Infante. “Pero la presencia de unos cuantos oficiales
negros no prueba la ausencia de tensiones raciales en los círculos
militares. Los tres oficiales mencionados fueron posteriormente
enjuiciados y ejecutados” . Sobre Padilla vale la pena resaltar que
fue el libertador de los mares grancolombianos, Padre de la
Armada Nacional, mártir de la democracia y Senador de la
República en 1826 . Quizás por ganar la guerra en el mar, que
tuvo como punto final la Batalla de Maracaibo en 1823, y de paso
selló la Independencia en el norte de Colombia, Simón Bolívar le
escribió a Santander: “Padilla es el hombre más importante de
Colombia...”.  
¿Por qué, entonces, Bolívar ordenó la ejecución de Padilla? El
motivo que la historia señala es que el Almirante riohachero
participó en 1828, con Santander, en la conspiración que buscaba
quitarle a la fuerza el poder a Bolívar, para entonces dictador. 
¿Por qué Santander fue castigado con el destierro y Padilla con la
muerte, si Santander era el que pretendía ocupar el poder? Tal
vez, el Libertador ordenó su ejecución por lo que podía llegar a
significar un afromestizo en el poder. Quizás con Padilla se haría
realidad su evidente miedo a la pardocracia, una posibilidad
política que observaría el viajero Carl Gosselman: “los mulatos,
potencialmente, eran un sector en ebullición y ascenso”.
Padilla gozaba de una credibilidad envidiable, al punto de que la
fuerte reacción por su fusilamiento hizo que estallara una guerra
civil en el país, liderada por los coroneles José Hilario López y José
María Obando, la cual daría agonía a la Gran Colombia . 
El investigador social Charles Griffin reconoce que “la ejecución de
Piar y Padilla podía no haberse considerado necesaria y su
insubordinación podría, probablemente, haberse condonado si no
hubiera sido por su raza” .
Las afrocolombianas fueron igual de determinantes que los
afrocolombianos en esta época de batallas. Algunas, como lo
muestran los textos de varios viajeros, eran enfermeras valiosas y
conocían muy bien otras labores. 
Es urgente realizar estudios acerca de mujeres afrocolombianas
como Manuela y su participación en la guerra de Independencia.
La mejor fuente para saber de ellas es el material de los viajeros
que recorrieron parte del país en el siglo XIX, quienes,
comúnmente, se topaban con mujeres afrocolombianas. 
A diferencia de los relatos de viajeros, la prensa de la época no
decía casi nada de las mujeres. Y menos de las africanas o
afrocolombianas. No permite ver la trascendencia de su aporte al
proceso independentista. La prensa era utilizada por los criollos,
básicamente, para convencer a los lectores letrados sobre la
necesidad de apoyar sus decisiones políticas. 
+Lea: Construcción de una identidad afrocolombiana a través
de la historia
El comercio esclavista en la naciente república (1810-1851)
El comercio esclavista comenzaba con el secuestro de gran
cantidad de personas negras de numerosos pueblos de África. “La
mayor parte de los esclavos provenían de tres áreas de la costa
occidental de África: Senegal, Guinea y Angola. En su mayoría
vinieron de Guinea. Los grupos más comunes fueron los llamados
por los españoles así: Minas, Arará, Carabalí, Mandinga, Biáfara,
Lucumí, Chalá, Bran, Popo, Cetré, Angola, Cuagui, Bibi, Satinga,
Cambara, Bane, Yolofó” . (...) Las grandes naciones africanas de
las cuales provenía esta gente eran: Ashanti, Fanti, Yoruba, Ibo,
Congo, Iwu y otros. Todavía esta gente existe y es posible visitarla,
aprender su lenguaje y conocer su modo de vida .
Mujeres, hombres, niños y niñas de estos pueblos africanos  eran
montados(as) a la fuerza en barcos que se construyeron
especialmente para mantener el comercio esclavista.
“Las compañías negreras llegaron a construir barcos especiales
para el tráfico, ideando sistemas de seguridad para prevenir fugas
y motines, aprovechando el espacio máximo bajo cubierta para que
cupiesen más piezas” .
Así comenzaba el viaje hacia América. Un periodista, testigo de
uno de estos viajes, describió sus características en la Gazeta de
Colombia el 20 de septiembre de 1821: 
“Añadiré á materia tan desagradable, capaz de indignar á todo el
que tenga humanos sentimientos, que el tratamiento de los que
egercitan en este tráfico es tan despiadado, que no puede la más
viva imaginación pintar los horrores del viage. Apiñados los
miserables hasta no poder moverse, encadenados unos con otros
mientras conservan la vida ó hasta que los hierros corroyendo la
carne descubren los pelados huesos; sepultados en una bodega
que, como yo he visto, no llega á treinta pulgadas de altura;
respirando una atmósfera la más pútrida y pestilente; con escaso
alimento y menos agua; sujetos a los más severos castigos del
hombre brutal que manda el buque, ha sido para mí motivo de
admiración que algunos de estos desgraciados sobrevivan aun a su
pasage; muchos perecen y los que llegan á tierra presentan un
cuadro de miseria que faltan palabras para expresarle
buenamente”  . 
Ese testimonio, de corte filantrópico, demuestra la magnitud de la
crueldad con que fueron conducidos(as) millones de africanos(as)
contra su voluntad a continente americano. Es pertinente citar al
historiador Gregorio Hernández, quien reseña lo siguiente: “El
galeón Intrépido cargó 343 esclavos y perdió, por muertes en la
travesía, 208; y el bergantín Jesús María, apresado por los
ingleses, traía para Cuba (gente africana esclavizada) entre 252
esclavos, a 97 hembras de trece a catorce años, todas violadas en
el viaje” .
El compromiso de prohibir para siempre el comercio esclavista
internacional se rompió en el año de 1843, bajo el gobierno de
Pedro Alcántara Herrán, quien a través de la Gaceta de la Nueva
Granada autorizó de nuevo este comercio, mediante la Ley de 22
de junio de 1843, la cual, sobre esta materia, establece: 
Art. 4º: Se deroga el artículo 6º de la lei de 21 de julio de 1821,
permitiéndose la venta de esclavos para fuera de la Nueva
Granada…
Familias enteras, con hijos libres (por la Ley de Manumisión de
Partos de 1821), fueron vendidas a Perú y Ecuador, tal como lo
muestra la Gaceta de la Nueva Granada, en donde aparecieron
numerosos avisos relacionados con el asunto entre 1843 y 1847.
La presión inglesa  fue uno de los principales motivos que impulsó
al Gobierno a eliminar el comercio esclavista internacional. En
1847, bajo el mandato de Tomás Cipriano de Mosquera, se
prohibió de nuevo mediante la Ley de 28 de abril de 1847,
prohibitoria de la importación y exportación de personas
esclavizadas.
El mismo mes en el cual se expidió esta Ley, se efectuaron
numerosos negocios de venta de personas esclavizadas. Es
acertado pensar que existían contactos permanentes entre los
gobernantes y los esclavistas. Incluso, varios gobernantes fueron
esclavistas como los caucanos José María Obando, José Hilario
López, Joaquín Mosquera y Tomás Cipriano de Mosquera.
Además, la Ley de Manumisión de Partos venía burlándose “al
exportar al Perú negras encinta cuyos hijos eran después traídos
como nuevos esclavos” . 
Las personas esclavizadas eran vendidas como si fueran animales.
Claro ejemplo de tal afirmación es uno de los tantos avisos que
aparecen en la Gaceta de la Nueva Granada: 
De venta. Un negrito del valle del Cauca, de 19 años de edad, ajil,
robusto, sin vicio alguno, i de escelente servicio. En esta imprenta
darán razón de los términos de la venta al que quiera comprarlo .
En los mismos periódicos: Se vende un caballo de muy buena
presencia y de paso, la persona que quiera comprarlo, ocurrirá al
almacén de paños franceses .
En el comercio esclavista, las mujeres afrocolombianas
esclavizadas eran negociadas desde los cinco años de edad. El
apellido de éstas podía cambiar después de cada negocio, al igual
que el de los hombres. Los nuevos amos y las nuevas amas
decidían generalmente si les dejaban llevar sus apellidos
anteriores o los “bautizaban” de nuevo. La esclavitud dejó graves
secuelas en la sociedad colombiana. Además, las leyes, incluso las
llamadas “abolicionistas”, paradójicamente, garantizaron la
permanencia de sus efectos nefastos, lo cual nos invita a hacer
una reflexión seria sobre la noción de libertad en el marco de la
conmemoración del Bicentenario. 
+Lea: La Cátedra de estudios Afrocolombianos
Sobre el racismo en los doscientos años de vida republicana 
La sociedad de castas de la colonia, creada y dominada por las
personas blancas que vivían en América, mantuvo su sólida
estratificación después de la Independencia. Los criollos
condenaron a las personas indígenas y afrocolombianas, las
cuales conformaban la mayor parte de la población nacional, a la
exclusión económica y política con el fin de garantizar el orden
social establecido. 
Las ideas racistas predominaron en la naciente república y por
esa razón se puede afirmar que la filantropía real nunca existió; de
lo contrario se hubiera liberado, sin exigir nada a cambio, a la
población esclavizada en la primera mitad del siglo XIX. 
Los gobiernos que controlaron el Estado estaban interesados en
mantener la esclavitud por varias décadas –se recuerda que el
propio Estado fue dueño de personas esclavizadas– motivo por el
que se le dio prioridad a los intereses de los esclavistas. Además,
los(as) afrocolombianos(as) esclavizados(as) eran sus bienes de
mayor valor. ¿Se reprodujo la exclusión en Colombia, una nación
“libre”, más allá de la Independencia? Sí, y en ello jugaron un
importante papel el sistema educativo, la Iglesia Católica, la
esclavización legal e ilegal, el Estado, la ideología racista, la prensa
y los partidos políticos.
Es importante resaltar que la Ley de Manumisión de Vientres
(Partos) de 21 de julio de 1821, y las leyes que la complementaron,
permitieron que creciera la manumisión, pero no significó una
mejora sustancial en la calidad de vida de la gente afro. Dicho
proceso fortaleció la relación entre la Iglesia y el Estado, que
fueron también esclavistas. Hubo sacerdotes esclavistas que
fueron indemnizados en la manumisión y sobre ello se debe
reflexionar en círculos académicos y políticos.
Este debate debe considerar que la educación eurocentrista ha
impedido que se enaltezca la contribución afro a la construcción
de la nación. Dicha educación, excluyente y racista, se sigue
manteniendo, sin importar que la legislación exige la
implementación efectiva de la etnoeducación y la cátedra de
estudios afrocolombianos en todos los colegios públicos y privados
del país. 
Reflexión final
Como bien anota Reales (2005), el valioso aporte africano y
afrocolombiano al proceso independentista y la construcción de la
nación sigue siendo ignorado por el establecimiento político y la
educación, a dos siglos de los hechos. A pesar de la libertad y la
legislación abolicionista, la población afro siguió siendo víctima de
exclusión y racismo, y esta situación poco cambió en los
doscientos años de historia republicana. Por ello, la
conmemoración del Bicentenario debe enaltecer dicho aporte y
abrir caminos para contar la historia nacional como
verdaderamente ocurrió. 
Referencias
Díaz, R. A. (2001). Esclavitud, región y ciudad. El sistema
esclavista urbano-regional en Santafé de Bogotá, 1700-1750.
Bogotá: Centro Editorial Javeriano –CEJA–.
Gaceta de Colombia, Cúcuta, 20 septiembre de 1821.
Gaceta de la Nueva Granada, Bogotá, 21 de septiembre de 1834.
Hernández, G. (1956). Libertad de los Esclavos en Colombia.
Bogotá: Editorial ABC.
Liévano, I. (1974). ‘La guerra social’. Los grandes conflictos
sociales y económicos de nuestra historia. Bogotá: Ediciones
Tercer Mundo, pág. 847.
Maya, A. (1997). Los Afrocolombianos, Geografía humana de
Colombia. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica,
tomo VI.
Mellafe, R. (1984). La esclavitud en Hispanoamérica. Buenos
Aires: Editorial Universitaria.
Mina, M. (1975). Esclavitud y libertad en el Cauca. Bogotá:
Publicaciones la Rosca. 
Reales, L. (2001). Prensa, abolición y racismo hacia los(as)
afrocolombianos(as) (1810-1851). Monografía para optar al título
de historiador. Bogotá: Biblioteca de la Universidad de los Andes. 
Reales, L. (2005). “Informe del Movimiento Nacional
Afrocolombiano Cimarrón sobre la situación afrocolombiana de
derechos humanos”. En: Comunidades étnicas en Colombia.
Cultura y jurisprudencia. Parra Dussán, C. y Rodríguez, G. A.
(editores). Bogotá: Centro Editorial de la Universidad del Rosario.
Rodríguez, H. (1980). “La Esclavitud en Colombia”. En: Revista
Correo de los Andes. Bogotá: Universidad de los Andes, Vol. 2, No.
4, julio-agosto de 1980.
Sharp, W. (1968). “El Negro en Colombia. ‘Manumisión y Posición
Social’”. En: Revista Razón y Fábula, No.5. Bogotá: Universidad de
los Andes. 
Torres, J. (1990). El Almirante José Padilla. Bogotá: Imprenta y
Publicaciones de las Fuerzas Militares.
Notas
Candidato a Ph.D. en Ciencia Política. Magíster en Relaciones
Internacionales. Historiador y Politólogo. 
2 Nota: El corpus documental de este artículo, y en particular de
esta parte, está tomado de mi monografía en historia Prensa,
abolición y racismo hacia los(as) afrocolombianos(as) (1810-1851),
investigación que se puede consultar en la Biblioteca General de la
Universidad de los Andes. 
3 Liévano, I., 1974, pág. 847.
4 Sharp, W., 1968, pág. 96.
5 Torres, J., 1990, pág. 269.
6 Carta de Bolívar. Archivo Santander. Vol. XIII, pág. 255. En:
Torres, Jesús. Op. Cit., pág. 156.
7Torres, J. Op. Cit., pág. 260.
8 Griffin, C. “Economic and Social Aspects of the Era of the
Spanish-American Independence”, HAHR, XXIX (1949), p. 177.
En: Sharp, W. Op. Cit., pág. 96.
9 D. Pavy, “The Provenience of Colombia Negroes”, Journal of
Negro History, III, (January, 1967), pp. 57-58. En: Mina, Mateo.
Esclavitud y Libertad en el Cauca, Publicaciones la Rosca, Bogotá,
1975, pág. 30.
10 Mina, Mateo, Ibíd. 
11 Ver: Díaz, R. A., 2001, págs. 79-83; y Maya, A., 1997,
Demografía histórica de la trata por Cartagena (1533-1810). En:
Maya, A. (Compiladora).1997. Nota: La información fue tomada de
la edición electrónica del libro hecha por la Biblioteca Luis Ángel
Arango ©, Bogotá, 1997. Cabe destacar que Díaz y Maya analizan
muy bien los orígenes y la demografía de la población africana
esclavizada en la colonia, lo cual sirve como un excelente punto de
referencia al momento de establecer la procedencia y la cantidad
de personas que llegaron de dichos pueblos.
12 Mellafe, R., 1984.
13 Gaceta de Colombia, Cúcuta, 20 septiembre de 1821, pág. 20.
14 Hernández, G., 1956, pág. 24.
15 La influencia británica para que se estableciera la prohibición
del comercio esclavista y la abolición de la esclavización posterior
fue determinante, ya que Inglaterra era el socio comercial europeo
más importante que tenía Colombia. 
16 Rodríguez, H., 1980, pág. 66.
17 Gaceta de la Nueva Granada, Bogotá, 21 de septiembre de
1834, s.p.
18 Ibíd.
Leonardo Reales es Historiador y Politólogo (Universidad de los
Andes), Diplomado en Derechos Humanos (Columbia University),
Magíster en Relaciones Internacionales (Universidad Externado /
IAED / Science Po) y Candidato a Ph.D en Ciencia Política (The
New School University). También adelantó estudios doctorales en
Louisiana State University y es egresado de diferentes programas
de derechos humanos, desarrollo social, democracia y resolución
de conflictos, llevados a cabo en Canadá, Estados Unidos, México,
Brasil, Francia, Bélgica, Holanda y Suiza. Es Coordinador del
Movimiento Nacional Afrocolombiano CIMARRÓN, Consultor de la
Escuela Internacional de Paz (EIP), Docente de la Universidad
Distrital y Asesor del Proyecto ‘Afrolatinos’ de Creador Pictures.
Tomado de Revista Internacional Magisterio No. 46

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