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Buenos Aires, agosto 2019.

Instituto SUMMA
Postítulo de Narración oral
Formación del narrador 2

 
Ama tu ritmo 
 
Ama tu ritmo y ritma tus acciones  
bajo su ley, así como tus versos;  
eres un universo de universos  
y tu alma una fuente de canciones.  
 
La celeste unidad que presupones  
hará brotar en ti mundos diversos,  
y al resonar tus números dispersos  
pitagoriza en tus constelaciones.  
 
Escucha la retórica divina  
del pájaro del aire y la nocturna  
irradiación geométrica adivina;  
 
mata la indiferencia taciturna  
y engarza perla y perla cristalina  
en donde la verdad vuelca su urna. 
 
Ruben Dario 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sorpresa 
 
Muerto se quedó en la calle  
con un puñal en el pecho.  
No lo conocía nadie. 
 
¡Cómo temblaba el farol!  
Madre.  
¡Cómo temblaba el farolito  
de la calle! 
 
Era madrugada. Nadie  
pudo asomarse a sus ojos  
abiertos al duro aire. 
 
Que muerto se quedó en la calle  
que con un puñal en el pecho  
y que no lo conocía nadie. 
 
Federico García Lorca 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Rimas XII 
 
¿Que no hay alma? ¡Insensatos!  
Yo la he visto: es de luz...  
(Se asoma a tus pupilas  
cuando me miras tú.)  
 
¿Que no hay cielo? ¡Mentira!  
¿Queréis verle? Aquí está.  
(Muestra, niña gentil,  
ese rostro sin par,  
y que de oro lo bañe  
el sol primaveral.)  
 
¿Que no hay Dios? ¡Qué blasfemia!  
Yo he contemplado a Dios...  
(En aquel casto y puro  
primer beso de amor,  
cuando de nuestras almas  
las nupcias consagró.)  
 
¿Que no hay infierno? Sí, hay...  
(Cállate, corazón,  
que esto bien por desgracia,  
lo sabemos tú y yo.) 
   
Rubén Darío  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ausencia 
 
Todo, amada, en tu ausencia siempre larga te llora: 
El silencio y la estrella, la sombra y la canción, 
Lo que duda en la dicha, la que en la duda implora. 
Y luego… este profundo sangrar del corazón. 
 
Como no ha de llorarte todo lo que es hermoso 
Y todo cuanto es triste porque es capaz de amar, 
Si tu ausencia ¡tan larga! se parece al reposo 
De la luna suicida que se ahoga en el mar. 
 
Con tu ausencia anochecen la alegría y la aurora. 
La esperanza es angustia, sinsabor el placer. 
Y hasta en la misma perla del rocío te llora 
Lo que tiene de lágrima toda gota al caer. 
 
Leopoldo Lugones 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Setenta balcones y ninguna flor 
 
Setenta balcones hay en esta casa, 
setenta balcones y ninguna flor. 
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa? 
¿Odian el perfume, odian el color? 
 
La piedra desnuda de tristeza 
¡dan una tristeza los negros balcones! 
¿No hay en esta casa una niña novia? 
¿No hay algún poeta lleno de ilusiones? 
 
¿Ninguno desea ver tras los cristales 
una diminuta copia de jardín? 
¿En la piedra blanca trepar los rosales, 
en los hierros negros abrirse un jazmín? 
 
Si no aman las plantas no amarán el ave, 
no sabrán de música, de rimas, de amor. 
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave... 
 
¡Setenta balcones y ninguna flor! 
 
Baldomero Fernández Moreno  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El aguaribay florecido 
 
Muchachas de ojos de flores y de labios de flores. 
En la sombra exhalada -¿de qué su dulce hálito?- 
los vestidos ligeros, muy ligeros, con pintas. 
Arde de abejas el aguaribay, arde. 
Ríen los ojos, los labios, hacia las islas azules 
a través de la cortina 
de los racimos 
pálidos. 
Ríen los ojos, los labios. ¿Veis las muchachas o es 
la tenue sombra ebria 
y bordoneada 
que se alucina de muselinas claras 
y de otras flores vivas –extrañas flores vivas- 
riendo, riendo, riendo hacia las islas? 
Muchachas de ojos de flores y de labios de flores. 
Arde de abejas el aguaribay, arde. 
 
Juan L. Ortìz 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Monotonía 
 
¿Cómo decir este deseo de alma? 
Un deseo divino me devora, 
pretendo hablar, pero se rompe y llora 
esto que llevo adentro y no se calma. 
 
Pretendo hablar, pero se rompe y llora 
lo que muere al nacer dentro del alma. 
¿Cómo decir el mal que me devora, 
el mal que me devora y no se calma? 
 
Y así pasan los días por el alma, 
y así en su daño obsesionada, llora: 
¿Cómo decir el mal que me devora, 
el mal que me devora y no se calma? 
 
Alfonsina Storni 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Lo que siento por ti 
 
Lo que siento por ti es tan difícil. 
No es de rosas abriéndose en el aire, 
es de rosas abriéndose en el agua. 
 
Lo que siento por ti. Esto que rueda 
o se quiebra con tantos gestos tuyos 
o que con tus palabras despedazas 
y que luego incorporas en un gesto 
y me invade en las horas amarillas 
y me deja una dulce sed doblada. 
 
Lo que siento por ti, tan doloroso 
como pobre luz de las estrellas 
que llega dolorida y fatigada. 
 
Lo que siento por ti, y que sin embargo 
anda tanto que a veces no te llega. 
 
Idea Villarino 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Una vez 
 
Soy mi padre y mi madre 
soy mis hijos 
y soy el mundo 
soy la vida 
y no soy nada 
nadie 
un pedazo animado 
una visita 
que no estuvo 
que no estará después. 
 
Estoy estando ahora 
casi no sé más nada 
como una vez estaban 
otras cosas que fueron 
como un cielo lejano 
un mes 
una semana 
un día de verano 
que otros días del mundo 
disiparon. 
 
Idea Villarino 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Amor a mandarinas frescas 
 
Amor a mandarinas frescas 
amor a lluvia nueva 
amor a peligro en el aire 
hay amor a muerto 
hay mucho amor a pis 
¿no sentís el amor a gas que hay entre nosotros? 
amor a tierra mojada 
amor a hierba quemada 
amor a mar 
 
fuerte amor a menta 
poderoso amor a eucaliptos 
chicas con amor a jazmines 
y chicos con amor a pelotas 
amor a transpiración 
 
amor a sangre 
a explosivos 
a albahaca 
amenaza 
 
amor a las 6 de la mañana. 
 
Mire 
sale de ese agujero el amor 
no sabemos lo que es 
pero hace seis meses que 
tenemos que vivir con este amor a mierda 
y así por mas que queramos no se puede 
nos duele la cabeza. 
 
El amor que viene del baño 
el amor que viene de la fábrica 
y ese terrible amor a dinamita que deja que te vayas. 
 
¿cómo será el amor de la luna? 
y ¿ cómo será el amor de tu vida? 
Pasaron 6 meses y yo 
sigo flameando este amor a vos. 
Alejandro Berón Diaz 
 
Amor eterno 
 
Deja caer las rosas y los días 
una vez más, segura de mi huerto. 
Aún hay rosas en él, y ellas, por cierto, 
mejor perfuman cuando son tardías. 
 
Al deshojarse en tus melancolías, 
cuando parezca más desnudo y yerto, 
ha de guardarse bajo su oro muerto 
las violetas más nobles y sombrías. 
 
No temas al otoño, si ha venido. 
Aunque caiga la flor, queda la rama. 
La rama queda para hacer el nido. 
 
Y como ahora al florecer se inflama, 
leño seco, a tus plantas encendido, 
ardiente rosas te echarán en su llama. 
 
Leopoldo Lugones 
   
Domingo en el zoológico

—Un globo, un globo, quiero un globo 


—pidió un niño. 
La madre le compró un globo. 
El niño soltó el globo y lo vio volar. 
—Un globo, un globo, quiero un globo 
—volvió a pedir el niño. 
El padre le compró un globo. 
El niño soltó el globo y lo vio volar. 
—Un globo, un globo, quiero un globo 
—pidió otro niño. 
La madre dijo: 
—No. 
El padre dijo: 
—No. 
Y el niño voló, 
se fue de los brazos de la madre, 
de los brazos del padre, 
volando con los globos. 
Esto pasó en el Jardín Zoológico 
la tarde de un domingo. 
Son testigos: un elefante, 
dos leones, 
un águila 
y un vendedor de globos. 
 
Javier Villafañe 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Para armar una mañana 
 
Para armar una mañana 
llegan juntos, muy temprano, 
el naranjo y el manzano. 
 
El naranjo elige el sol. 
El manzano, la frescura. 
Ambos abren la hermosura. 
 
Uno traza un breve río. 
Otro despierta a las flores 
con tres tizas de colores. 
 
El naranjo pinta el aire 
de clarísimos aromas. 
El manzano alza palomas. 
 
Crece el sol y el cielo brilla 
La mañana ya está lista. 
Sólo falta quién la vista. 
 
Héctor Miguel Angeli   
Soneto

Cerrar podrá mis ojos la postrera

sombra, que me llevare el blanco día;

y podrá desatar esta alma mía

hora, a su afán ansioso linsojera;

mas no de esotra parte en la ribera

dejará la memoria en donde ardía;

nadar sabe mi llama la agua fría,

y perder el respeto a ley severa:

Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,

venas que humor a tanto fuego han dado,

medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;

serán ceniza, mas tendrán sentido.

Polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo 
DÍAS CONTRA EL ENSUEÑO
 
No querer blancos rodando
en planta movible.
No querer voces robando
semillosas arqueada aéreas.
No querer vivir mil oxígenos
nimias cruzadas al cielo.
No querer trasladar mi curva
sin encerar la hoja actual.
No querer vencer al imán
la alpargata se deshilacha.
No querer tocar abstractos
llegar a mi último pelo marrón.
No querer vencer colas blandas
los árboles sitúan las hojas.
No querer traer sin caos
portátiles vocablos.
Alejandra Pizarník
Qué vivan.

Qué vivan las zorras, las negras, las putas,


las rubias teñidas.
Las que invitaron con su desobediencia
a que la violencia les rompa la jeta
y aprendieron a sanar sin dejar de retobarse.
Las que no aguantaron,
las que duermen con pastillas.
Las atorrantas, las que no cocinan,
las que se dejaron caer al piso,
las que trabajan cama adentro,
las que tienen verga,
esas, por favor, qué vivan.
Las que cuando casi se la estás poniendo
se te ríen, te dicen “no, no quiero”.
A las que putanean tranquilas
vida larga, pero muy larga
qué digo, larguísima
a las que se arrancan los fetos
con pinzas.
Para esas que tuvieron miedo
y se fueron lejos,
a pedirle permiso a la distancia
y a las ciudades grandes
de ser así…
Tortas, marimachos, camioneras,
bocas sucias, de cloaca,
mal habladas, mal vestidas, mal peinadas,
las que no sirven
aunque hagan.
Esas qué vivan,
futboleras que se hermosean bajo el naranja
con que las baña el sol
en un atardecer de campo.
Dulces con el viento suave
entre los yuyos
son espigas.
Para estas
que se besan entre ellas, vida
que se fabricaron una concha, vida
y que desafían “nunca voy a parir”
nono…
Desafían “siempre voy a ser madre”,
vida.
Las más turras de todas, qué vivan.
Las que conocen el peso de un puño de varón
porque usaron el cuerpo de balanza.
Las que se pusieron unas lindas siliconas
que tal vez algún día
salvarán a sus corazones de las balas.
Las que se cuidan entre ellas,
las que lloran la esclavitud de sus madres
saliendo a bailar,
acostándose o de paradas,
las que cobran, las que se regalan…
¡Qué vivan!
las que se contagiaron,
las que se masturban,
las que envejecen humedecidas.
Sin forma y hermosas,
qué vivan
expulsadas de las mesas familiares
mandadas a tapar.
Estas que son las peores,
qué vivan aunque las haya atrapado la muerte.
Qué vivan con sus manos hermosas,
venosas y gruesas como pijas.
Las del resentimiento y la bronca,
las que no tranzaron con el perdón,
esas por favor,
qué vivan…
Por vagas, por gordas, por yeguas, por chorras,
por chantas, por burras atrevidas.
Preciosas:
nunca falten,
nunca cedan ante las promesas de la mansedumbre
ni se acobarden ante el cansancio y el costo
de todo esto que son.
Vivan ustedes, por todas las otras
que todavía no se enteraron,
o no les sale
o no se animan.
Y si mueren,
que una procesión de todas nosotras las abrace,
las llene de flores
y las llore y las nombre
tan fuerte y tan alto
hasta resucitarlas.

Mariela Gouric

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