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Deuteronomio - Capítulo 7
Deuteronomio - Capítulo 7
2 El Señor, tu Dios, los pondrá en tus manos, y tú los derrotarás. Entonces los
consagrarás al exterminio total: no hagas con ellos ningún pacto, ni les tengas
compasión.
5 Por eso, trátenlos de este modo: derriben sus altares, destruyan sus piedras
conmemorativas, talen sus postes sagrados y prendan fuego a sus ídolos.
La gratuidad de la elección
8 Pero por el amor que les tiene, y para cumplir el juramento que hizo a tus
padres, el Señor los hizo salir de Egipto con mano poderosa, y los libró de la esclavitud
y del poder del Faraón, rey de Egipto.
11 Por eso, observa los mandamientos, los preceptos y las leyes que hoy te ordeno
poner en práctica.
12 Porque si escuchas estas leyes, las observas y las practicas, el Señor, tu Dios,
mantendrá en tu favor la alianza y la fidelidad que juró a tus padres.
13 El te amará, te bendecirá y te multiplicará. Bendecirá el fruto de tu seno, el
fruto de tu suelo –tu trigo, tu vino y tu aceite– y las crías de tus ganados y rebaños, en la
tierra que él te dará, porque así lo juró a tus padres.
14 Serás más bendecido que todos los demás pueblos. Nadie será estéril entre
ustedes, ni los hombres, ni las mujeres, ni los animales.
16 Destruye entonces a todos esos pueblos que el Señor, tu Dios, pone en tus
manos. No les tengas compasión ni sirvas a sus dioses, porque eso sería para ti una
trampa.
18 no les tengas miedo. Recuerda cómo trató el Señor, tu Dios, al Faraón y a todo
Egipto:
19 los grandes portentos que has visto con tus propios ojos y los signos que él
realizó, cuando con mano poderosa y brazo fuerte te hizo salir de Egipto. Así tratará el
Señor, tu Dios, a todos los pueblos que temes enfrentar.
20 Más aún, él hará cundir el pánico en medio de ellos, hasta que todos queden
exterminados, incluso los sobrevivientes y los que intenten permanecer ocultos.
23 Pero el Señor, tu Dios, te las entregará, y sembrará entre ellas una gran
confusión, hasta destruirlas.
25 Ustedes, por su parte, prendan fuego a las estatuas de sus dioses. Y no codicies
la plata y el oro de que están recubiertas, ni te quedes con ellos, para no caer en una
trampa. Porque eso es una abominación para el Señor, tu Dios.
26 No introduzcas en tu casa nada abominable, porque también tú te harías digno
de ser consagrado al exterminio. Detesta todo eso y considéralo abominable, porque está
consagrado al exterminio.