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Las Hijas Del Sol Las Abejas Sin Aguijon - Ana María Falchetti y Guiomar Nates-Parra (2003) PDF
Las Hijas Del Sol Las Abejas Sin Aguijon - Ana María Falchetti y Guiomar Nates-Parra (2003) PDF
FUNDACIÓN NATURA
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LAS HIJAS DEL SOL:
LAS ABEJAS SIN AGUIJÓN EN EL MUNDO UWA, SIERRA
NEVADA DEL COCUY, COLOMBIA
Guiomar Nates-Parra
INTRODUCCIÓN
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figura 2
La Sierra Nevada del Cocuy (Fotografía: J.E. Sáenz)
posteriores. Esta familia reúne muchos grupos de abejas y, entre ellos, la tribu
Meliponini congrega a todos los géneros de abejas sin aguijón (Cuadro 1). Estas se
distinguen por tener su aguijón atrofiado o no funcional y sus alas con venación
reducida, y porque nidifican en gran variedad de sustratos ya sea en cavidades o en
forma expuesta. Construyen nidos muy característicos para albergar a sus crías, con
entradas generalmente conspicuas, las cuales, en algunos casos, sirven para
identificar especies particulares.
176
figura 3
Mujer uwa del clan Cobaría (Fotografía: A. Chaves)
1
Se trata de especies gemelas, morfológicamente parecidas entre sí. Es posible diferenciarlas por medios
citogenéticos y moleculares.
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cuadro 1
FAMILIA
APIDAE
SUBFAMILIA
APINAE
TRIBU
MELIPONINI
GENEROS
Aparatrigona
Cephalotrigona
Lestrimelitta
Melipona
Nannotrigona
Oxytrigona
Parapartamona
Paratrigona
Partamona
Plebeia
Scaptotrigona
Trigona
Trigonisca
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sobre el nivel del mar -m.s.n.m.-, y se advierte su preferencia por los bosques secos
y húmedos tropicales y bosques muy húmedos premontanos (Nates-Parra, 1985).
Un porcentaje pequeño de 9.32 respecto al total de las especies de Meliponini
registradas para Colombia, pertenece a la fauna altoandina: once especies habitan
por encima de los 2.500 y llegan hasta los 3.400 m.s.n.m.. Las demás están
distribuidas a menores alturas, con el máximo de especies entre los 500 y 1.500
m.s.n.m.. A medida que se asciende la cordillera, el número de especies de abejas
en general y de abejas sin aguijón en particular, desciende notoriamente.
Las abejas sin aguijón han sido importantes en la vida de los uwa, cuyo
territorio ocupaba en el pasado, una extensa área en distintos pisos térmicos de la
Sierra Nevada del Cocuy (Mapa 1). Allí se ubicaba el territorio de los distintos
grupos o clanes que conformaban tradicionalmente la sociedad uwa (véase Osborn,
1982; 1985; Rochereau, 1961; Stoddart, 1959; Salazar y Sarmiento, 1985; Pradilla,
1983; 1995; Rivero, [1739] 1956). Cada clan disponía de tierras en distintos pisos
térmicos, y tenía una sede principal, ya fuera en tierras altas -por encima de los
2.500 m.s.n.m.-, en tierras medias -entre 1.300 y 2.000 m.s.n.m.- o en tierras bajas
por los 500-800 m.s.n.m. Según la ubicación de la sede principal, los clanes eran
clasificados como ´clanes de tierras altas, de tierras medias o de tierras bajas. Sin
embargo, cada clan habitaba, en distintas épocas del año, en zonas altitudinales
diferentes dentro de su territorio, y aún intentan hacerlo en los sectores que han
podido conservar 2 .
Desde las tierras bajas a las zonas de clima medio -hasta los 1500 m.s.n.m.-
los uwa han recogido tradicionalmente la miel y la cera de las abejas sin aguijón, y
en el pasado las mantenían cerca de sus viviendas (Osborn, 1990: 28). Fuentes
2
Actualmente, subsisten los clanes Cobaría (Kubaruwa), Bókota (Boktuwa) y Tegría (Tagrinuwa),
concentrados en la vertiente nor-oriental de la Sierra Nevada del Cocuy, en las cuencas de vías fluviales
tributarias del río Arauca situadas en el territorio del actual departamento de Boyacá; los integrantes de
otros clanes como los Unkasías (Tu´tahtuwa) y Agua Blanca (Rikuwa) que viven en sectores de los
departamentos de Boyacá, Santander y Norte de Santander, así como de grupos de las zonas bajas
orientales que habitan en afluentes de los ríos Arauca y Casanare, están organizados en familias más o
menos dispersas
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mapa 1
Territorio tradicional de los uwa
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documentales de la época colonial reportan la utilización indígena de los productos
de estas abejas en la región del Sarare 3 en el alto río Arauca, zona importante del
territorio uwa tradicional:
Hay en ella mucha miel de abejas, de cuatro o cinco castas, que crían la miel con
diferentes modos, unas en huecos de los árboles, y no hacen panales como en
Europa, sino que van formando una corteza de cera, tan grande y gruesa como un
huevo, y dentro todo lleno de miel líquida y muy sabrosa. Y de éstos, juntan
muchos de unos a otros, de suerte que se hallan racimos de veinte y treinta
huevos y más, pegados todos, llenos de muy linda y clara miel, y la cera es harto
buena. Córtase el palo, que suele estar muchas veces lleno de estos huevos, y así
la sacan y se sirven de todo, en especial de la miel, gastándola en sus mazatos y
brebajes que hacen, echándola también en la chicha...
Otras abejas hay que hacen estos huevos más pequeños; otras que no lo hacen
mayores que avellanas, y algunas, menores; y todas éstas de ordinario son
pequeñas de cuerpo y mansas. Otras crían debajo de la tierra, más o menos hondo
según hallan la comodidad, porque unas están a una cuarta de hondo, otras a una
vara, y a dos, y a tres; y de éstas, unas crían la miel en canutillos largos de cera;
otras en redondos mal formados (Simón 1981 [1625], I: 551-552).
3
Sarare, es uno de los nombres que recibe el río Arauca entre su nacimiento y las tierras bajas de los
llanos orientales. En ocasiones, se ha confundido este tramo del río Arauca con el río Sarare, que corre
más al norte en territorio venezolano.
181
figura 4
4
La versión más completa que conocemos del mito cantado El Ordenamiento de Las Abejas (Anbaiya) es
la del clan Cobaría, transcrita y analizada por A.Osborn (1995), quien trabajó entre los uwa en los años
setenta, cuando este mito cantado se celebraba sólo ocasionalmente porque involucraba comportamientos
licenciosos según los blancos, quienes interferían su celebración, aún interrumpiendo la ceremonia por la
fuerza. También, tenemos información sobre su celebración por parte de los clanes Bókota, Tegría y
Agua Blanca, por los trabajos de Pradilla H. (1983) y Márquez M. E. (1981). Parece que actualmente, los
uwa han revivido la celebración de este mito cantado.
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figura 5
5
Rukwa, es el nombre dado a esta deidad por los uwa del clan Cobaría. Se conoce con otros nombres en
diferentes clanes. La gente de los clanes Bókota, Agua Blanca y Unkasía lo denominan generalmente
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deidad perteneciente al mundo femenino y fértil de abajo que está formado por las
esferas roja y azul del universo es Kanwara hijo de Rukwa (Osborn, 1995: 192).
Rukwa y Kanwara dan vida a las abejas, cuyo nacimiento es como el de las mismas
deidades, dado que no implica el contacto sexual que conlleva la mortalidad propia
de los humanos y de los mamíferos. Así, Rukwa y Kanwara dan origen a las abejas
mediante masticación, una manera de producir un germen de vida a través de un
proceso de transformación asexual. Al masticar, las dos deidades producen kanoba
o saliva, líquido asociado con la transformación y la procreación. Sus actividades
creadoras conllevan conjuntamente los conceptos de fertilidad y pensamiento. Las
deidades piensan y mastican y así van dando origen a las condiciones propicias para
la vida y a la vida misma 6 :
Rukwa (Padre-Luz-Sol) envía a sus hijas, las abejas, al mundo del medio.
Ellas viajan primero a la esfera amarilla del mundo de arriba y se bañan en el lago
Rayría. Para los uwa, los lagos son úteros y en los episodios míticos relativos a la
formación del universo, la vida surge de ellos. En el lago de la esfera amarilla, la
materia básica o bita de las abejas se transforma en sus cuerpos; de allí emergen las
abejas originales, dos machos y dos hembras. El lago de la esfera amarilla se asocia
con la infertilidad del mundo de arriba; es el lago de la mujer infértil del sol. Las
abejas nacen del baño en ese mundo. De allí su pureza y su relación con los
inmortales. Las abejas reciben entonces su alimento, árboles selváticos y plantas
que son usadas por los chamanes uwa como elementos purificadores o de
comunicación con los inmortales, como el ají, el jenjibre y el tabaco. También,
reciben elementos rituales, semillas (¿polen?) y tierra amarilla, elemento que,
como veremos, se relaciona simbólicamente con el oro (Osborn, 1995: 193-195).
Una vez en el mundo del medio, las dos abejas macho mastican polen y
madera y los convierten en cera. Por su lado, las dos abejas hembra mastican la
tierra amarilla y la transforman en dos elementos: el corazón amarillo de la
colmena asociado con la semilla femenina embrionaria o kuna, y la materia básica
Sira (Thira) (Pradilla, 1983. Márquez, 1981. Rochereau, 1961). Los integrantes del extinto clan San
Miguel (Yithkaya), de las tierras bajas orientales, lo designaban con el nombre de Thikwata (Osborn,
1995: 65).
6
En sus actividades creadoras, las deidades de los uwa mastican coca o hayo, pero es un hayo celestial
diferente del que consumen los humanos (Pradilla, 1983: 10, 28). Con esta masticación, las deidades
producen su saliva o kanoba, agente de transformación y procreación. Según A. Osborn (1995: 193), en
este contexto, el masticar se identifica con una forma de pensar.
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cuadro 2
Madera
original femenina o bita representada por las larvas (Cuadro 2). Para realizar esta
transformación, las hembras mastican la tierra amarilla junto con el polen que les
dan los machos. También reciben polen de un bejuco alucinógeno –shebara-
utilizado por los chamanes uwa. Así, las abejas están en trance chamánico y
realizan transformaciones de carácter mágico (Osborn, 1990: 26, 28; 1995: 198-
199).
Para los uwa, una característica fundamental de las abejas es el masticar para
producir su saliva, la miel, asociada con el concepto de kanoba, agente principal de
transformación y de procreación 7 . La masticación como actividad creadora es una
propiedad de las abejas que las acerca a las deidades, así como su origen y su
alimentación compuesta por plantas medicinales y alucinógenas. Además, la
posición de las abejas como seres inmortales, se relacionaría con el hecho de que no
poseen la sangre roja de los humanos 8 y de los mamíferos la cual, para los uwa, es
símbolo de su mortalidad. Esta característica general de los insectos, los coloca en
7
Las abejas sin aguijón consumen polen para mezclarlo con secreciones salivares y miel y producir el
alimento de las larvas.
8
Las abejas poseen otro tipo de sangre: la hemolinfa, liquido amarillo transparente que corre por un
sistema circulatorio abierto y baña sus órganos internos.
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una situación especial señalada en la clasificación que diversos grupos indígenas
realizan de los animales (véase Jara, 1996: 218).
Al mismo tiempo, los uwa se identifican con las abejas, y ellas son los uwa
mismos, quienes se consideran descendientes de los inmortales. Los uwa del clan
Cobaría, por ejemplo, consideran que Rukwa o Padre-Luz-Sol, el padre de las
abejas, es ancestro de su clan. Al igual que los uwa, las abejas viven en sociedad,
construyen casas, practican ceremonias y cantos en épocas de enjambre y tienen
división del trabajo. En los mitos, también se afirma que las abejas son gente, y se
menciona el pueblo de las abejas donde vive su reina (véase Márquez, 1981: 102;
Osborn 1995: 198). Los uwa rigen sus rituales según el curso del sol, lo cual
también los identifica con las abejas, las hijas del sol. Si bien las abejas sin aguijón
no se orientan según la dirección del sol, como es el caso de la abeja de miel (Apis
mellifera), el factor luz-sombra rige otros aspectos de su comportamiento. Ellas
dependen del sol para realizar sus actividades. Son más activas en días y horas
soleados, salen con el sol por alimentos y otros productos y se recogen cuando el
sol se oculta.
Las abejas sin aguijón nidifican en casi cualquier cavidad que encuentren
disponible, desde agujeros en árboles, pisos, paredes o tumbas en los cementerios
(Nates-Parra, 1990), hasta nidos abandonados de cerambícidos 9 o nidos vivos de
termites (Michener, 1990) y hormigas (Monacis bispinosa) (Parra, 1990),
acondicionando estos sitios a sus necesidades; también son capaces de hacer nidos
9
Escarabajos cuyas larvas viven en árboles grandes.
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figura 6
Dos tipos de colmenas de abejas sin aguijón
Para la construcción del nido, las abejas sin aguijón utilizan cera, pero
principalmente el cerumen, material obtenido mezclando la cera con resinas o
gomas (propóleos) recogidas de árboles y arbustos. Los tonos del cerumen varían
del amarillo a un color casi negro, según el tipo de resina. La cera de las abejas sin
aguijón es secretada en forma de pequeñas placas por glándulas existentes en los
segmentos abdominales dorsales tanto de las obreras como de los zánganos –
machos-. La cera pura es de color blanco y puede ser encontrada en pequeños
depósitos dentro del nidode algunos Meliponinos. Tanto las obreras como los
zánganos participan en la construcción y mantenimiento del nido. La entrada al nido
puede ser un tubo de cera clara o de cerumen oscuro recto (Scaptotrigona,
Nannotrigona o Tetragonisca), en forma de embudo o de trompeta aplanada de
cerumen mezclado con barro (Tetragona, algunas especies de Melipona), o un
orificio por donde solo cabe una abeja (ciertas especies de Melipona) (Fig. 8, a-b).
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figura 7
figura 8
Entrada de nidos:
a- En Melipona favosa (rabipintada), es un agujero por el cual solamente cabe una abeja.
b- En Nannotrigona sp., es un tubo de entrada protegido por varias guardianas
(Fotografía: E. Eljaiek)
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figura 9
figura 10
189
En el caso de la mayoría de los Meliponini se encuentran dos tipos de
celdas: aquellas en las cuales se desarrollan obreras y machos que son todas del
mismo tamaño y otras mayores, de ocho milímetros aproximadamente, ubicadas en
los bordes de los panales -celdas reales-, en las cuales se producen las reinas. En el
caso de las abejas del género Melipona, no se presenta esa diferenciación en el
tamaño de las celdas de cría y tanto obreras, como machos y reinas nacen de celdas
del mismo tamaño.
El ciclo de desarrollo de las abejas sin aguijón pasa por las etapas de huevo,
larva, prepupa, pupa y adulto; su duración depende de la especie. En el caso de
Trigona angustula, por ejemplo, las fases principales del desarrollo tienen la
siguiente duración: huevo, seis días; larva, diez días y pupa, veinte días; el ciclo
total es de treinta y seis días. Puede haber nacimientos en menor tiempo, treinta y
tres días, o también demorarse hasta cuarenta días, según la cantidad de obreras que
incuban el panal de cría. Las abejas recién nacidas se diferencian de las mayores
porque todavía no han alcanzado completamente la pigmentación de su cuerpo; son
blancas a excepción de los ojos y las patas que tienen una coloración café oscuro
(Nates-Parra et al., 1989).
La región de cría está rodeada por un involucro, formado por una serie de
láminas de cerumen café amarillento, colocadas una sobre otra de manera que
rodean la cámara de cría (véase fig. 7). Entre lámina y lámina hay columnas de
conexión ubicadas de tal manera que forman un laberinto por donde las abejas
pueden circular.
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afirmen que en estas vasijas o kumtas, las abejas preparan bebida fermentada de
miel para sus rituales. El hecho de que esas celdas contengan miel, podría ser
interpretado como reserva de kanoba ya que, como veremos, la miel se asocia, entre
los uwa, con este elemento fundamental de transformación y generador de vida.
La cavidad del nido generalmente está recubierta con una estructura muy
dura, el batumen, fabricado con cerumen al cual las abejas le adicionan otros
materiales como tierra, ramitas, semillas y hojas (véase figs. 6 y 7). Esta cubierta
exterior protege al nido en su totalidad, y a los procesos de desarrollo embrionario.
La producción de cera que realizan los machos en el mito uwa, también abarcaría a
esta cobertura hecha de cerumen con otros materiales masticados por las abejas.
En el mito uwa de Las abejas, los machos producen cera (¿cerumen?), y usan
como materia prima, polen y madera procedentes de palmas del territorio del clan
y de la planta de calabazo (Osborn, 1995: 198. Anbaiya, IV, canto 16). Para los
uwa, el polen es semilla masculina, y la presencia de madera como elemento de
transformación no sorprende, teniendo en cuenta que los árboles son las casas de
las abejas sin aguijón y que su miel es designada por diversos grupos indígenas
como miel de palo (Ihering, 1902).
191
figura 11
Nido de Trigona (T.) angustula alojado en un calabazo. Nótese el tubo de entrada del nido
(Fotografía: G. Nates)
10
Las asociaciones de género del calabazo y el totumo son comunes en el caso de otros grupos indígenas.
Entre los barasanas del Vaupés, por ejemplo, estas relaciones se presentan de manera inversa a la que
establecen los uwa. Para los barasanas, los recipientes fabricados con los frutos del árbol del totumo
(Crescentia cujete), son propiedad exclusiva de los hombres; se asocian con actividades rituales y se
utilizan para guardar coca, rapé narcótico y cera, así como para elaborar las maracas empleadas en el
baile. Por su lado, los calabazos (Lagenaria vulgaris), son propiedad de las mujeres y se utilizan en la
preparación y consumo de alimentos (Hugh-Jones, 1979: 163-164).
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(semillas) de un hombre y una mujer, quienes formaron las parejas originales que
dieron vida a cada uno de los clanes:
Cuando apenas Sira le colocó a cada tribu en la laguna una flor de totumo y otra
de calabazo para que así cada tribu tuviera lo suyo...
Después de [...] haber puesto la flor de la totuma y haber puesto la flor de
calabaza ante los ojos de papá y haber pedido para que florecieran éstas que él
colocaba en el vientre de esta mujer [laguna] para que fuera a regarlas sobre la
tierra... (Márquez, 1981: 178).
Esto explica la propiedad sobre la cera y el cerumen que tenían los clanes
que los recolectaban y procesaban, y que poseían los mitos de origen que justifican
esos derechos. Estos mitos relatan cómo la cera fue entregada por las deidades
como regalo a clanes particulares, un regalo que debía ser utilizado en el
intercambio.
Así, en los mitos de los uwa del clan Agua Blanca, una de las deidades
creadoras, Bistoá, tumba la colmena para dar la miel a los hombres y les enseña a
procesar la cera:
Entonces esa cera lavó y a los tunebo [uwa] les dijo: esa cera laven así; así
lavada, al sol la secó; secada la derritió; arreglada la dividió y ya en la pesa la
pesó (Márquez, 1981:108).
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expresa en los mitos, ya que las balanzas 11 y el kilo, aparecen como elementos
entregados por las deidades a los uwa para pesar la cera en el intercambio
(Márquez, 1981). En la época de verano, en la estación de las Semillas, los hombres
uwa viajan para intercambiar. El propósito del intercambio de forma tradicional, era
equilibrar las propiedades de los distintos clanes y asegurar la continuidad de la
vida y la supervivencia social (Falchetti, 2001).
figura 12
Los uwa amarran las flechas con una cuerda untada de cerumen oscuro (Fotografía: A. Osborn)
11
Sabemos que los uwa del clan Unkasía utilizaban balanzas fabricadas con madera de macana y que
varios clanes las elaboraban con fibras vegetales (Rochereau, 1914-19; Headland, 1997).
12
La pez, es un material blando y pegajoso de color oscuro, consistente en una mezcla de sustancias
resinosas que se obtienen como residuo en la destilación de la trementina, los alquitranes y las maderas
resinosas.
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contiene resinas. Posiblemente recogían cerumen de distintas partes de la colmena -
involucros, potes de alimento, y tal vez también de la cobertura externa negra y
dura o batumen, material que también puede ser utilizado.
Los uwa utilizan una cuerda untada con cerumen oscuro para atar las dos
extremidades del arco y del palo de la flecha para que no se agrieten (Rochereau,
1961: 68) (Fig. 12). El arco y la flecha se relacionan con una actividad netamente
masculina, la cacería, y se asocian, en ciertos contextos, con la misma fertilidad
masculina. Así, estas armas son elementos importantes en las ceremonias de
iniciación de los hombres, durante las cuales hay una serie de alusiones simbólicas
a su habilidad para cazar (Márquez, 1981). Al mismo tiempo, la flecha simboliza
los genitales masculinos y, por esto, en el ritual mencionado, también representaría
el comienzo de la vida sexual y fértil de los jóvenes. El cerumen que protege la
flecha para que no se agriete, podría simbolizar la protección de la fertilidad del
joven ya que, como vimos, el cerumen, como elemento masculino, tendría esa
facultad de protección.
Otros grupos indígenas utilizan cera y cerumen durante sus rituales y los
asocian simbólicamente, al igual que los uwa, con la protección de la fertilidad y de
la continuidad de la vida. Así, los kogis de la Sierra Nevada de Santa Marta, en
ceremonias encaminadas a proteger la fertilidad de la tierra y de la gente,
empleaban una máscara de puma; para ahuyentar la enfermedad, echaban cera
derretida por la boca de esta máscara (Preuss, 1993 [1914], II: 113-1). También,
entre los barasanas del noroeste amazónico, es costumbre quemar el cerumen
oscuro y duro de la parte externa y de las entradas de las colmenas de ciertas abejas
sin aguijón, para ahuyentar la enfermedad y los espíritus malévolos (Hugh-Jones,
1979: 187).
LA MIEL Y LA FERTILIDAD
195
humedad, aunque esta no es una característica general puesto que en algunas
especies pueden llegar a ser incluso más densas que las de la Apis mellifera. Existen
diferencias entre las mieles producidas por distintas abejas sin aguijón, según la
especie y sus hábitos particulares de recolección. Trigona (tetragonisca) angustula
es especialmente apreciada por la calidad de su miel, por lo cual indígenas y
campesinos las mantienen en proximidades de sus viviendas.
Para los uwa, la miel es el alimento por excelencia. Dicen que es la saliva o
kanoba de las abejas, caracterizada por su pureza, puesto que es producida
asexualmente mediante la masticación de las abejas, seres asociados con los dioses.
196
Las propiedades de la miel como elemento de fertilidad también tendrían
relación con la naturaleza misma de las mieles de las abejas sin aguijón. Estas
difieren de las mieles de las abejas europeas (Apis mellifera); la miel e las abejas sin
aguijón carece casi por completo de la sacarosa que sí contienen las mieles de las
abejas europeas -en proporción media del 10 %- y contienen levulosa y dextrosa en
proporciones mucho más altas. Como el poder edulcorante de la levulosa es
considerablemente mayor, las mieles de las abejas sin aguijón son de una riqueza y
complejidad superiores (Ihering, 1902). Lévi-Strauss (1982: 44) ha señalado cómo
estas características influyen en que muchas comunidades indígenas suramericanas
atribuyen a las mieles de las abejas sin aguijón un carácter erótico que posiblemente
se relacione además con la naturaleza tóxica de algunas de ellas. También ha
observado la oposición que existe en muchas mitologías entre abejas y avispas y
entre las mieles de las dos así como entre mieles dulces y agrias.
Yagshowa dispone y mediante engaño hace que algunas de las abejas se bañen en
la esfera roja.
Ellas se bañan en el lago Shiriuma, el lago de Kanwara.
Ruahama las toca, se convierten en cuerpos con sangre (Anbaiya. Parte II, Canto
8. Osborn, 1995: 195).
En el mundo del medio, estas últimas abejas dan origen a las avispas -de
mieles tóxicas y cera como goma que usan para atrapar y embrujar- y a otros
insectos ponzoñosos, incluyendo la abeja europea (Apis mellifera). Al bañarse en el
lago de la esfera roja, adquieren sangre y mortalidad. Por esto, en el mundo del
medio, estas abejas se convierten finalmente en mamíferos, como el venado, el
pecarí y la liebre (Osborn, 1995: 197; 1990: 27). Esta situación se opone a la de las
verdaderas abejas que se bañaron en el lago de la esfera amarilla, las cuales, según
el mito, finalmente se transforman en peces y plantas que se propagan asexualmente
197
al igual que las deidades y las abejas; éstas son plantas sagradas con propiedades
purificadoras o iluminadoras como la coca, el ají y el jenjibre.
La chicha elaborada con la nuez kara es un caso especial, puesto que los
frutos deben ser sometidos a cocción para eliminar el zumo amargo que contienen
(véase Márquez, 1981: 36-37. Osborn, 1995: 120). Según el pensamiento uwa, esto
sería someter el producto a un proceso contaminador, puesto que el fuego mata el
germen de los alimentos 13 . La elaboración de las chichas mascadas de maíz, yuca
o batata, implica un proceso de transformación logrado mediante masticación y
fermentación. Este proceso es una especie de cocción sin la intervención del fuego
porque, para los uwa, la masticación por parte de los humanos contiene mortalidad.
198
figura 13
Mujer uwa en ceremonia de iniciación (Fotografía: A. Osborn)
o impurezas como cera y colocándola al calor del sol (Nogueira-Neto, 1997: 265-
276). Así, la bebida fermentada de miel sería, para los uwa, el resultado de una
transformación que no conlleva mortalidad; produce por sí misma el germen de
vida y, al igual que la miel natural, es única debido a su pureza.
(Osborn, 1990: 28-30. 1995: 199). Este mito cantado y el de Las abejas relatan
episodios de la creación del mundo anteriores a la aparición de los seres vivos. Las
condiciones para el nacimiento de la vida las da precisamente la llegada de la miel y
del yopo.
Dicen los uwa que los hombres toman el yopo por la nariz, y que éste viaja por la
columna vertebral y llega a los genitales fortaleciendo el semen. Consideran
también que el yopo nutre el componente duro y masculino del alma o kambra) y
que produce el material de los huesos, características que el niño recibe del padre
199
(Osborn, 1990: 32; 1995: 90, 189-190, 199). Sin embargo, las mujeres también
consumen yopo, pues consideran que la sangre menstrual no es productiva sin la
ayuda del alucinógeno. Dicen que la miel y el yopo son alimentos que nutren al feto
durante los cuatro primeros meses de la gestación, junto con el semen y la sangre
menstrual (Osborn, 1995: 143, 245).
Entre las abejas sin aguijón, la producción de cría sigue una secuencia muy
bien establecida, pero que tiene sus variaciones según la especie. El proceso se
caracteriza por intensas interrelaciones entre los miembros de la colonia (véase
Sakagami, 1982; Wille, 1983; Nates-Parra, 1996). En la mitología uwa, las
actividades de reproducción de las abejas se interpretan como una serie de
transformaciones mágicas complementarias realizadas por las hembras y los
machos (Cuadro 2). De las transformaciones realizadas por las hembras, resultan las
larvas, la materia básica original femenina o bita de las abejas, las cuales encarnan
la primera etapa del ciclo de desarrollo de las crías.
Los uwa del clan Unkasía utilizaban larvas de abejas como cebo para la
pesca con anzuelo (Rochereau, 1961: 76). Para los uwa, los peces se asocian con el
mundo femenino de abajo, pero son la semilla masculina de ese mundo (Osborn,
1990: 20, 100. 1995: 100, 179, 246). En el mito, las abejas verdaderas se
convierten finalmente en plantas y peces, seres que se reproducen asexualmente y
que por esto tendrían, al igual que las abejas, un carácter de pureza asociado a las
deidades. La creencia de que los seres pueden transformarse en lo que comen,
podría estar implícita en el hecho de que los peces comen las larvas de las abejas
200
como carnada. Por demás, las abejas y los peces están unidos por dos actividades
importantes de los uwa durante la estación seca: la recolección de miel y de cera
realizada por los hombres y la pesca, actividad colectiva de las mujeres.
También, hay una relación del pescado con el yopo, puesto que, al tomar
este alucinógeno, los hombres uwa entran en contacto con el espíritu de los peces
en forma humana, y así favorecen el envío de peces grandes (Márquez, 1981: 23).
Tal vez esto se relacione con el éxito mismo de la pesca, pero la asociación de los
peces con la semilla masculina hace pensar en el uso del yopo para favorecer la
fertilidad masculina y la preservación de esta semilla.
201
figura 14
Dibujo esquemático del proceso de vaciado a la cera perdida
METAL LÍQUIDO
MOLDE EN ARCILLA
CANALES PARA
ENTRADA DEL
METAL LÍQUIDO
MODELO EN
CERA
OBJETO DE METAL
figura 15
202
Al calentar el molde, la cera se
derretía y era eliminada, dejando
una cavidad en el interior del
molde, que era llenada con el metal
líquido.
En términos generales, el
cerumen fabricado por las abejas
sin aguijón es más plástico que la
cera pura debido a las resinas que
contiene y es, además, mucho más
abundante dentro de las colmenas.
Es costumbre entre los grupos
indígenas - y, como veremos, lo era
entre los orfebres- el hervir el
cerumen para poder retirar las
impurezas mayores. Como vimos,
este proceso no separa totalmente a
figura 16 la cera de las resinas, por lo cual el
material mantiene su plasticidad.
Molde para vaciado a la cera perdida Para los modelos de orfebrería, es
(Museo del Oro. Bogotá)
necesario disponer de un material
fino y homogéneo libre de
203
conocida por la abundancia de abejas sin aguijón pertenecientes a muchas especies.
Por otro lado, la costa del Pacífico en territorio peruano, es un ambiente desértico
que se encuentra por fuera del hábitat de las abejas sin aguijón. En zonas desérticas,
sí hay variedad de abejas, pero corresponden a especies estacionales y solitarias que
aprovechan los pocos recursos florales de estas regiones; no almacenan cera ni
construyen grandes edificaciones como las abejas sin aguijón. Los destacados
orfebres prehispánicos de la costa desértica peruana no favorecieron la técnica del
vaciado a la cera perdida, en lo cual pudo influir la ausencia de abejas sin aguijón.
Sin embargo, es de advertir que, con la eficiencia de las redes de intercambio
prehispánicas en esas regiones, los orfebres de la costa peruana bien hubieran
podido recibir cera mediante ese mecanismo, de haber escogido el vaciado a la cera
perdida como técnica generalizada.
204
figura 17
Nido de Bombus atratus. Se observan las celdas de cría (ovoides, pequeñas, de color amarillo) y los
depósitos de cera de color más osuro (Fotografía: G. Nates)
Hasta una época no muy remota se practicaba en algunos pueblos, tales como
Ubaque y Guatavita, el arte de fundir y amoldar pailas, campanas y estribos de
zapato, arte que desapareció... Se modelaba el objeto en tierra porosa y
refractaria; este molde seco se cubría con cera negra de abejas estirada en
láminas del grosor del objeto que se quería amoldar y fundir, y con la misma cera
se modelaban los adornos, tales como hilos, letras, especie de cariátides, etc.,
fijándolas en su lugar conveniente; una vez cubierto con esta capa de cera, se
recubría de cantidad suficiente de tierra amasada en una pasta dúctil, dejando una
abertura conveniente para introducir el metal fundido. Se dejaba secar lentamente
este molde, dentro del cual estaba la figura de cera, y finalmente se activaba la
disecación con el fuego aplicado al contorno y a cierta distancia. En esta
operación, el calor elevado a un alto grado, líquida la cera que funde a 66º y sale
por aberturas practicadas en la parte inferior del molde, y cerradas las aberturas
de salida de la cera, se vierte el cobre perfectamente fundido por la abertura de
aquél y el metal se distribuye en todas las sinuosidades, acabando de hacer
desaparecer la cera que hubiese quedado...
205
No se especifica de dónde obtenían los orfebres la cera negra para sus
modelos, aunque el autor menciona más adelante cómo la cera era común en los
bosques de esas regiones, y que la cera impura de las colmenas naturales es muy
dúctil, refiriéndose seguramente al cerumen de las colmenas de las abejas sin
aguijón que anidan en los bosques.
[...] se hierve la cera, mézclase con un incienso blanco de la tierra (copal), con el
cual se endurece bien. En seguida se purifica, se tamiza, para que con esto caiga
su suciedad, su tierra, su lodo de la cera.
Y cuando está lista la cera, luego en una laja se adelgaza, se hace lámina con un
rodillo de madera. Esa piedra laja es muy lisa, sumamente lisa en la cual se
adelgaza y lamina (la cera).
206
Es posible que las abejas de la tierra, puedan identificarse con especies que
construyen nidos subterráneos, como Geotrigona, T. Fulviventris o Parapartamona.
Las bolitas de cera de color oscuro donde las abejas almacenan la miel, utilizadas
por los orfebres ecuatorianos para elaborar sus modelos, pueden identificarse como
los potes de alimento elaborados con cerumen oscuro por muchas especies de
abejas sin aguijón. Es claro en la descripción anterior, que se hierve el cerumen para
darle la consistencia deseada y para eliminar impurezas. El material conserva un
color café-amarillento debido a las resinas que aún contiene.
Así, el molde utilizado por los orfebres en el vaciado a la cera perdida sería,
al igual que la colmena, un útero donde se efectúa una transformación embrionaria
de carácter mágico (Falchetti 1999). La cobertura exterior y dura del molde de
orfebrería, elaborada en arcilla mezclada con carbón molido u otros materiales,
puede relacionarse con el batumen o cobertura externa y dura de la colmena, la
protección masculina para los procesos de transformación embrionaria que ocurren
en su interior. Por su lado, los conductos elaborados en cera o cerumen, para la
entrada del metal fundido al molde, se relacionarían morfológicamente con los
túneles de ingreso y la entrada de ciertas colmenas de abejas sin aguijón.
207
En el interior del molde fabricado por los orfebres, la cera o cerumen, que
tiene la forma de la futura pieza, se transformaría en el metal fundido que la
reemplaza. El metal estaría en un estado embrionario -al igual que las crías de las
abejas- hasta el momento de maduración cuando el metal se endurece dentro del
molde y, de nacimiento, cuando se rompe el molde para extraer la pieza (Fig. 18).
Al referirse a esta última etapa, los informantes indígenas de Sahagún dicen: “ha
nacido, ha sido fundido el artefacto” (Sahagún,1956 [1582]. III. Libro Nono, XV:
71-72.
figura 18
208
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212
LOS NOMBRES DE LAS ABEJAS EN LA TRADICIÓN DE LOS UWA
Ábusa. Atabusa (B) 14 : abeja muy pequeña. Abeja mítica [género Plebeia o
Trigonisca].
Ánuba (Anowa?) (B, C) Anua (A). Bakuará (Bahkuara) (B, A) o Kusyuswía (A):
distintos nombres atribuidos a una misma abeja mítica. “Abeja amarilla que
hace colmena”. Produce mucha miel y cera.
Butha (C): abeja mítica original. Macho.
Akuswia (A): abeja amarilla.
Aramuka (Arámukua, Aramuká) (B): abeja
Atósa (U): abeja muy pequeña.
Bísara (Bišara, Bichara, Bíjara) (B, U): abeja gruesa y negra . Miel comestible que
varía de un color oscuro a un color claro [genero Melipona?].
Bótara (Botara) (B, A, C, U). Urwía (A): distintos nombres para designar a la
misma abeja. Tabanera. Abeja grande y gris. Da mucha miel [Melipona?]
Buašita (B): abeja.
Étasa (B): abeja.
Ibasirá (A). Yertwiá (A): avispa mítica.
Isaikuaya (Saikuaya) (B): abeja.
Išara (B): abeja.
14
Los datos sobre los nombres de las abejas y sus características según los uwa, fueron tomados de:
Pradilla, 1983: 21, 69-70, 104, apéndice 1: 53-57; Salazar y Sarmiento, 1985: 288-289; Márquez, 1979:
239-240; 1981: 100-102. Rochereau, 1961: 88-89; Osborn, 1979: 75; 1995: 198. Las observaciones entre
paréntesis son nuestras.
213
Kásira (B): abeja mítica. Abeja pequeña, considerada como la más antigua y la
mayor de las abejas. Produce muy poca cera. Su colmena es un bojotico fuera
del árbol. Entre los cobarías, el término cásira, designa a la miel de abejas
cruda [Trigonisca? Paratrigona?].
Konotha (C): abeja mítica original. Macho.
Remasa (Rermaša)(B): abeja mítica. Abeja que produce mucha miel.
Ribua (B). Siriowa (B): abeja mítica.
Riuwa (Riouwa) (B): abeja. Produce bastante cera.
Ruiora (B): abeja.
Rukárita (B): abeja.
Ruskúija (Rurcuija) (B): abeja gruesa de palma. Hace colmena. En el pasado había
bastantes en La Cabaña, el Chuscal y en Cobaría. De ellas los uwa sacaban
cera [Melipona?]
Sákara (B). Tchakara (U): abeja que da miel de calidad inferior.
Sakíhkuara (B): abeja.
Saikuaya (B): abeja.
Sarkue (B): abeja.
Šatitkuara (Sakihkuará) (B): Abeja.
Setataia (Setataiá, Séetataia) (B): abeja brava. Su colmena es un cajón, en la palma
de seje (Jessenia polycarpa), en palma carówara, palma ewatá, y en palma
amara. Es gruesa y pica mucho [Apis mellifera].
Ši?tuia (B): abeja.
Siukara (Siutará)(B): abeja.
Siwara (U): abeja de cabeza negra y cuerpo amarillo. Su miel emborracha y da
diarrea. Los uwa no la utilizan [Trigona fulviventris? Oxytrigona
daemoníaca?]
Teróa (U): abeja pequeña. Los blancos la llaman angelito. Anida contra las casas.
La miel es desaseada y poco abundante [Paratrigona?? Nannotrigona?].
Tokájoa (U): abeja de olor fuerte. Da una miel de sabor agridulce que se utiliza
poco [Scaptotrigona?]
Tumará (U): abeja pequeña. Su miel, de sabor agridulce, se utiliza más que la de la
precedente.
Uara (B): abeja.
Uajita (U): abeja de un gris oscuro, anida en el suelo y su nido es tan duro que el
hacha misma lo abre con dificultad [Geotrigona?]
Uikóhowa (Wikójowa, Wikóhoba) (B): abeja mítica. Abeja mansa. Hace su colmena
al pie del árbol. Saca cuatro kilos de cera.
214
Uma sirá (Umasira) (B): abeja.
Umthowija (C): abeja mítica original. Hembra.
Winijuará (B): abeja.
Yerkapará (Yerkabará) (B): abeja. Produce mucha cera “como tres kilos”.
Yeruta (C): abeja mítica. Hembra.
215