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Alberto Cupani
e-mail: cupani@cfh.ufsc.br
relativamente reciente. Mario Bunge, uno de sus pioneros, escribía en 1980 acerca de
para la amplitud y la riqueza de los asuntos que un filósofo podría detectar en el mundo
tecnológico (Bunge 1980, cap. 13). Desde aquella época, afortunadamente, el panorama
orientaciones.
esta área filosófica, señala que la tecnología puede ser abordada desde cuatro
perspectivas básicas: como cierto tipo de objetos (los artefactos), como una clase
voluntad del ser humano en relación al mundo (tecnología como volición) (Mitcham
1994:60). Es claro que las cuatro perspectivas no pueden ser separadas, pero es posible
conocimiento tecnológico (sobre todo, a diferencia del científico). Para esa finalidad,
tecnología que otras como “una forma de conocimiento humano” dirigida a producir
“objetos más y más diversificados, con rasgos cada vez más interesantes, de un modo
cada vez más eficiente” (Skolimowski 1983:43-44), que no incluye alusión a la ciencia;
“ciencias de lo artificial” (Simon 1985, passim), que parece dar por presupuesta su
heterogeneidad.
una visión de conjunto de los principales argumentos que encontré, hasta el momento,
sobre el asunto, pues los rasgos del saber tecnológico que aquí reúno se hallan dispersos
todo. Por otro lado, deseo contribuir mediante esa visión de conjunto (que incluye como
ciertas cuestiones filosóficas sobre la ciencia, tales como: ¿es la ciencia inherentemente
en ambos campos?
1
Bunge explicita: “Si se prefiere, la tecnología puede ser vista como el campo de conocimiento relativo al
proyecto de artefactos y la planificación de su realización, operación, ajuste, manutención y monitoración,
a la luz de conocimiento científico” (ibid.)
2
Que corresponde a un proyecto financiado por el CNPq, al que agradezco.
3
con la ciencia aplicada debe mucho a obras históricas influyentes, advierte Edwin
Layton Jr., otro precursor de la filosofía de la tecnología (Layton Jr. 1974). 3 Tratase,
observa Layton, de una noción que encierra toda una teoría sobre la relación ciencia-
ámbito del conocimiento. En efecto, la tekhne no era un mero hacer, sino un saber
estrechamente asociadas y que Aristóteles define la tekhne como un hábito que implica
3
Por ejemplo, A History of Technology de Singer, C., E. .J. Holmgard y A. R. Hall (1954), e Histoire
général des techniques de M. Daumas (1962-68). Layton observa que las obras de historiadores
norteamericanos (Lynn White, Derek Price…) son más sensibles a la peculiaridad de la tecnología, pero
no consiguieron evitar que “el énfasis en la técnica tuviera un efecto distorsionador” también en los EUA
(ibid.).
4
menudo proporcionan buenas pistas. En todo caso, es ciertamente más seguro recurrir a
ciencia aplicada.
realizaciones complejas de otras épocas, como las pirámides elevadas por diversos
pueblos, los acueductos romanos y las catedrales medioevales, construcciones todas que
Deberíamos ignorar también el uso de ciertas drogas (efedrina, cocaína, quinina, curare)
ciencia resida en la propia índole del conocimiento científico. Peter Kroes (1989:377)
llama la atención sobre el hiato (gap) existente entre los resultados de la ciencia básica y
los conocimientos necesarios para fines tecnológicos, debido al amplio alcance de las
tecnológico es específico para una determinada tarea, un aspecto enfatizado por Joseph
C. Pitt (2001:38). Sin embargo, hablar de “adaptación” del conocimiento científico para
Agassi (1974) subraya que la ciencia aplicada es “un ejercicio de deducción” a partir de
la ciencia pura, pero que “existe una brecha entre la ciencia aplicada y la
implementación de sus conclusiones, una brecha que debe ser salvada por la invención”
(ibid., p. 52).
existente. El conocimiento tecnológico configura por eso un área sui generis, la de las
y fabricado conforme un diseño o proyecto (design).4 Por eso, puede ser llamado
tecnología enfrenta problemas que no afectan al científico básico, como los relativos a
beneficio, etc., para los que la ciencia no ofrece soluciones listas (Kroes 1989:377).
idea de la máquina, desde los instrumentos primitivos hasta los aparatos automáticos,
una teoría sobre el vuelo); las operativas tratan de las acciones de que depende el
4
Cabe aclarar que, aunque la mayoría de los estudiosos de la tecnología se refieren a lo artificial como si
fuese un campo de objetos, de hecho existen también materiales artificiales (por ejemplo, el plástico) y
procesos artificiales (como la contención del caudal de un río por una represa). Bunge trata
adecuadamente de esa variedad y define lo artificial como “toda cosa, estado o proceso controlado o
hecho deliberadamente con ayuda de algún conocimiento aprendido, y utilizable por otros” (Bunge
1985b:33-34)
6
funcionamiento de los artefactos (como p.e., una teoría de las decisiones óptimas sobre
la a distribución del tráfico aéreo en una región dada) (Bunge 1969:684). Joseph Pitt
(2001:33 ss) marca otra diferencia al afirmar que el conocimiento científico está
“limitado por la teoría” (theory bounded, una expresión acuñada por W. Vincenti),
specific).
Si las teorías tecnológicas son diferentes de las científicas, otro tanto puede
decirse de los datos con que trabaja el tecnólogo, pues estos últimos provienen en su
singularidad del conocimiento tecnológico se aprecia más aún al reparar que exige datos
(Vincenti 1990:216-217). A las diferencias hay que agregar que la ciencia busca
formula reglas de acción para dar origen a los fenómenos artificiales. Bunge (1969:694
ss) defiende que las reglas derivan de las leyes (“enunciados nomológicos”), o se
última se apela mucho más al pensamiento analógico y visual que en aquella, sin
5
Por ejemplo, la ley científica según la cual “El magnetismo desaparece por encima de la temperatura de
Curie” (en forma condicional: “Si la temperatura de un cuerpo imantado rebasa su punto de Curie,
entonces el cuerpo pierde su imantación”), fundamenta el enunciado nomo-pragmático: “Si se calienta un
cuerpo imantado por encima de su punto de Curie, entonces pierde su imantación”, que a su vez
fundamenta dos reglas tecnológicas: “Para desimantar un cuerpo, caliénteselo por encima de su punto de
Curie”, y “Para evitar la desimantación de un cuerpo, no se lo mantenga por encima de su punto de Curie”
Bunge 1969:696). Pero no hay que creer que la derivación de reglas a partir de leyes es puntual ni
mecánica. Eso significaría ignorar el aspecto creativo de la tecnología (Kroes 1998:8). En todo caso, la
tesis de Bunge puede entenderse en el sentido de que no hay regla eficaz que no tenga respaldo en leyes.
7
21) describe la producción tecnológica como “conocimiento por simulación” (hoy casi
También los experimentos tecnológicos son diferentes de los científicos, pero no porque
notar que el objeto tecnológico posee, en cuanto objeto físico, una estructura, pero que
su carácter de artefacto le viene de la función que le es atribuida. Por esa (simple) razón,
descripción física de la estructura del objeto da razón de por qué opera de ese modo,
pero no de que su función sea ésta o aquélla. Es el diseño (design) o proyecto el que
física, el artefacto desempeña determinada función. Esa diferencia puede ser destacada
Skolimowski (1983:44) lo caracteriza como conocimiento “de lo que está por ser”
medios-fines y de la acción conveniente.7 Este mismo autor observa que los enunciados
los enunciados científicos. Es dable afirmar que un artefacto desempeña bien o mal su
función (siendo esta afirmación verdadera o falsa, según el caso), mientras que no cabe
hacer la misma afirmación a propósito de una estructura física. Vale decir que el
verdadera justificada”. Joseph C. Pitt (2000, cap. 1) adopta una perspectiva pragmatista,
Para Pitt, el conocimiento tecnológico resulta más confiable que el científico (Pitt
2001:6). Este último, dependiendo de teorías, cambia con el cambio de ellas. Por otra
parte, la teoría limitativa de su validez no indica lo que debe ser hecho a partir de ella.
El conocimiento tecnológico, dirigido a una tarea específica, tiene como resultado tipos
de soluciones que son registradas en obras de referencia por los ingenieros. Aunque esta
7
Aquí se halla el vínculo entre la filosofía de la tecnología y la teoría de la acción racional
(“praxiología”).
9
eficacia.8
que propone una “epistemología material”, sosteniendo que los objetos (principalmente,
los instrumentos) que producimos encarnan nuestro conocimiento del mundo de manera
análoga a como lo hacen las palabras. Para este autor, los artefactos (un reloj, un motor,
etc.) son portadores de conocimiento tanto como las teorías. 9 La verdad “material” de
peculiaridad del saber tecnológico, sino de que el mismo constituye una vía de acceso a
con la teoría popperiana del “conocimiento objetivo” (el reino de las teorías y
problemas, que existiría en cierta autonomía con relación al mundo material y a las
“conocimiento objetivo” son instancias que interactúan, ambas, con los mundos material
ayuda a comprender el conocimiento subjetivo (esto es, las creencias de los sujetos) y
viceversa.10
distingue, dentro del saber tecnológico, las habilidades sensorio-motrices, las máximas
teóricas, las leyes descriptivas (o reglas tecnológicas) y las teorías tecnológicas. Las
habilidades pertenecen, obviamente, al ámbito del “saber hacer” (know how) y del
conocimiento tácito (en el sentido de Polanyi), y no del “saber que”. Son adquiridas por
caso de las “teorías substantivas” (Bunge 1969:1984). En todo caso, Mitchan comenta
habilidades, leyes, reglas o teorías” (op. cit., p. 194). 11 Ya sea entendido en sentido
Por otra parte, la producción tecnológica está, obviamente, lejos de ser una
básica válida para toda investigación científica (lo que él llama su “estrategia”), que en
(design) es en cierto modo el corazón del procedimiento tecnológico y Bunge aclara que
11
Existen, agrega oportunamente Mitcham, diferentes interpretaciones de esa justificación: realista,
instrumentalista, pragmatista, y los tecnólogos con facilidad adhieren a la realista (ibid.)
12
Defensa rara en una época en que se está volviendo un lugar común rechazar esa pretensión y hasta
considerarla absurda.
13
Naturalmente, quedan fuera de esta comparación las etapas posteriores, no cognitivas, de la producción
tecnológica (fabricación en serie, monitoración, etc.)
11
no defiende la existencia de un método para proyectar: la idea de que tal método exista
le parece “tan absurda como la idea de que todo lo que se debe hacer para ser un
científico es dominar el método científico” (ibid., p. 228). Lo que Bunge sostiene es que
hay una secuencia lógica mínima en toda actividad productora de tecnología (así como
con el auxilio de algún conocimiento científico” (ibid., p. 225). Los desafíos de esa
actividad fueron analizados por Walter Vincenti, en un libro ya clásico (How engineers
know and how they know it, 1984), que he mencionado varias veces. Como ingeniero,
conocimiento científico, sin que se pueda prescindir de él, es insuficiente para resolver
problemas tecnológicos, debe ser adaptado a las dificultades prácticas o tiene una
relevancia diferente para el técnico y para el científico. 14 De particular interés son las
fundamentales del design (como el “principio operacional” – una noción acuñada por
optimización, modos de pensar que se mostraron eficaces, y sobre todo, habilidad para
juzgar)(op. cit., pp. 208 ss.). Las actividades generadoras de conocimientos son, siempre
algún modo adaptados); la invención de nociones (en lo que esa actividad tiene de
(por ejemplo, en forma de fallas) que suscitan nuevo saber, y finalmente la prueba
directa (direct trial) del producto tecnológico por los constructores y usuarios, diferente
de los testes iniciales pues evidencia problemas o aspectos a mejorar que sólo la
16
A veces, recurriendo a experiencias vulgares que no tendrían lugar en la ciencia avanzada, como romper
cosas para observar determinados problemas de peso (p. 232)
13
tecnológica a menos que haya una tecnología disponible que se puede aplicar
85). Eso ocurre porque hace mucho que vivimos en un medio ya tecnológicamente
modificado.17 Otro tipo de problemas surge en las fallas funcionales de las tecnologías
“El mecánico que construyó con éxito una máquina de hilar de 50 carreteles tiende a ver
la producción de una máquina similar con 100 carreteles como su próximo problema,
aunque la máquina que construyó no tenga fallas” (ibid., p. 86). Un cuarto tipo de
cambiar de naves de madera movidas por velas a naves de hierro movidas a vapor. Por
disponibles, como cuando la teoría aerodinámica previó que aviones impulsados por
entonces (ibid., p. 86). En todo caso, sea cual fuera el origen de los problemas (natural,
semejanza de los paradigmas científicos. Edward Constant II (1984:29) destaca que las
particular, pueden estar representadas, no sólo por fallas funcionales (cuando el sistema
mejor (ibid., p. 31).20 El reverso de esa diferencia está en otra localizada en la práctica
pues el producto debe funcionar tal como fue proyectado. En la ciencia, lo que se
entienda por una teoría, una explicación o un testeo satisfactorios puede implicar más
Hronzky (1998:1-2) cree que este último no advirtió el papel de los “ejemplares” en
Kuhn, por lo que no llegó a destacar la importancia, en los paradigmas tecnológicos, del
saber práctico relativo al oficio, una crítica que fue adelantada por G. Gutting (1984:48
ss). Hronzky señala más diferencias entre los paradigmas tecnológicos y los científicos.
En los primeros, otro tipo de anomalía puede surgir por presiones de tiempo o falta de
20
Como cuando se previeron las limitaciones de los aviones a pistón, como ya fue mencionado. Constant
trató del tema en su libro más importante y citado: The Origins of the Turbojet Revolution , 1980.
15
herramientas, debido a que los tecnólogos, una vez más a diferencia de los científicos,
deben atenerse a la tarea que les fue propuesta. Ciencia y tecnología se diferencian
no tienen paralelo en las comunidades científicas (como los productores y los usuarios
tecnológica es más vaga (fuzzy) que la científica, lo que hace que una anomalía pueda
ser percibida más directamente (por ejemplo, en el fracaso del artefacto en manos de los
usuarios), pero al mismo tiempo que no sea tan evidente la exigencia de un cambio de
paradigma. Hronzky observa también que, aunque tanto las comunidades científicas
como las tecnológicas estén compuestas por individuos y por actores grupales (como
la ciencia.
Constant (conforme Gutting 1984: 53) las caracteriza como la adhesión a una nueva
de tecnología “normal”.21 Por su parte, Rachel Laudan argumenta que una revolución
21
El ejemplo principal de Constant es que la revolución del avión de propulsión a chorro no eliminó
repentinamente la fabricación de aviones de motor a pistón.
16
tecnología de extracción del carbón mineral (Laudan 1984:99). Por otra parte,
pasando del análisis cualitativo que identifica las substancias por la separación de sus
componentes, para el análisis cuantitativo, que las identifica por sus propiedades físicas
de la tecnología en las revoluciones científicas fue sostenido antes por Derek de S. Price
artificial” producida por los instrumentos (ver su brillante análisis del telescopio) es, en
(ibid., p. 112).
22
Una revolución, aclara Baird, no en el sentido de T. Kuhn (no hubo anomalías ni
“inconmensurabilidad”), sino en el de autores como Cohen y Hacking, pues fue algo visto como tal por
los propios científicos, tuvo impacto en los tratados y libros de texto, fue juzgada como una revolución
por los historiadores, implicó cambios conceptuales, originó nuevas instituciones y hasta produjo cambios
sociales.
17
ciencia. En ambos casos, se trata de ver si el modelo funciona (ver Simon 1981:17 ss).
basada en “estrategias materialistas” que enfocan los fenómenos tan sólo en términos de
las propiedades que los vuelven susceptibles de ser controlados. Esta tendencia
encuentra su extremo en autores que ven la ciencia como una forma de tecnología. Tal
es el caso de James K. Feibleman (1982), que entiende la ciencia como “la clase de
tecnología que se dirige, no a problemas prácticos, sino a los teóricos”. 23 Menos radical,
que hay una transición gradual del conocimiento científico al tecnológico. Ferré (1995,
23
“Comenzando con herramientas e instrumentos construidos por su utilidad en tareas prácticas, hubo
sólo una breve distancia lógica hasta los instrumentos inventados por lo que ellos podían descubrir acerca
de la naturaleza de las cosas” (Feibleman, ibidem, p. 8).
18
una mediación entre la ciencia y la realidad, dejando ser mero instrumento. Ese carácter
“verdad pragmática” (¿para qué sirve un objeto?) sobre la “verdad teórica” (¿qué es ese
comprobadas. Ahora, los medios tecnológicos condicionan lo que será testeado.24 Por
24
El autor ejemplifica con el caso del ciclotrón: las partículas son destruidas para estudiarlas, lo que
genera nuevos “objetos”.
25
Nótese la semejanza con la posición de Lacey.
26
Schummer (2001) muestra que la química preparativa, que ocupa la inmensa mayoría de las
investigaciones (más del 90 %), debería ser considerada una tecnología, pues el 95 % de las substancias
hoy conocidas son artefactos. Además, perfeccionar la capacidad de producir nuevas substancias se volvió
en la química un fin en sí mismo.
19
de metas y criterios de selección, pero que “los valores o pesos vinculados a aquellos
habitualmente lo son) con mucho menos” (ibid., p. 136) Por fin, también en el plano
Todo eso, para Cordero, “es cuestión tan sólo de moderado grado o énfasis”. En
(understanding) del mundo varía en las dos actividades. Además, el autor aclara que no
concibe esa diferencia como algo a priori o fijo, sino histórico. La ciencia y la
27
Una tendencia estimulada por la epistemología de J. Dewey, apunta Cordero (ibid.,p. 133). Sin
embargo, no todo en esa epistemología es criticable, añade, y él mismo se sirve de ella al proponer su
propia interpretación de la relación entre ciencia y tecnología.
28
Los ejemplos de Cordero (como mentir piadosamente a un paciente en la práctica de la medicina) no
parecen relacionados con el aspecto cognitivo de la tecnología. Con todo, podemos imaginar razones
socialmente aceptables para mentir (ocultar, disimular, etc.) a propósito de proyectos tecnológicos, como
la de proteger intereses económicos o evitar consecuencias sociales derivadas de un conocimiento
inoportuno de un proyecto. El secreto industrial, el patentamiento de inventos, etc., son asuntos
relacionados con esta diferencia de ethos entre ciencia y tecnología.
20
más interdependientes que nunca”, pero eso no significa que siempre hayan sido así, o
ayudar a abordarlos. Estas conclusiones surgen de las lecturas de que extraje la visión
de ciencia aplicada, pero tampoco se reduce a técnicas (por más sofisticadas que fueran)
sin valor cognitivo, sino que constituye “un cuerpo de conocimiento práctico” (Gutting
1984, p. 64).
valor que éstos tengan en un contexto puramente teórico. Busca, ciertamente, el saber
útil, pero eso no excluye que produzca ocasionalmente un saber no inmediatamente útil
que le da el carácter “amorfo” (yo diría ambiguo o complejo) a toda pieza de saber
tan sólo una.30 Otra manera de apuntar para el mismo fenómeno consiste en mostrar que
tiene su propia dinámica, su propia lógica operacional. Eso significa que, por más
técnicas que no pueden ser ignoradas (Vincenti 1990:204-205).31 Significa también que
recursos) pueden adaptarse a las presiones sociales sólo hasta cierto punto.
Si ellas no pueden sustituir el conocimiento tácito y práctico es por la misma razón que
y de vivir)32 fomenta cada vez más el conocimiento científico aplicable. Nada de eso
REFERENCIAS
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Baird, D. (2002) Thing Knowledge: Function and Truth. Techné: Journal of the Society
32
Me refiero a la actitud para la cual todo problema humano puede reducirse a una cuestión de encontrar
los medios adecuados para alcanzar determinado fin (ver Borgmann 1984).
23
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Queiros/EDUSP
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Georgia Press.
24
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ed. cit.
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(http://scholar.lib.vt.edu/ejournals/SPT/v5n3/pitt.html).Acesso em 23/06/2005.
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Simon, H.A. (1981) The Sciences of the Artificial, 2nd. Ed. (orig. 1969). Cambridge,
Vincenti, W. G. (1990) What Engineers Know and How They Know It. Baltimore-
Resumen
Abstract
the peculiar nature of technological knowledge, mainly the fact that it is different from
knowledge which are separately discussed in the literature. I aim thereby at contributing
some questions regarding the nature of science, in particular its possible intrinsic
relation to technology.