Está en la página 1de 10

Profecía | Elena G.

White - Apocalipsis 10

1. 1. Pág. 1 Apocalipsis Capítulo 10 EL ÁNGEL PODEROSO CON EL LIBRITO


ABIERTO Versículo 1. “Entonces vi descender del cielo a otro ángel poderoso,
envuelto en una nube, y el arco iris sobre su cabeza. Su rostro era como el sol,
sus piernas como colum- nas de fuego”. 7CBA:982. El ángel poderoso que
instruyó a Juan era nada menos que Cristo. Cuando coloca su pie derecho en el
mar y su pie izquierdo sobre la tierra seca, muestra la parte que desempeña en
las escenas finales del gran conflicto con Sata- nás. Esta posición denota su
supremo poder y autoridad sobre toda la tierra. El conflic- to se ha intensificado
y agudizado de una época a otra, y seguirá intensificándose hasta las escenas
finales, cuando la obra magistral de los poderes de las tinieblas llegará al
máximo. Satanás junto con los hombres impíos, engañará a todo el mundo y a
las igle- sias que no reciban el amor de la verdad. Pero el ángel poderoso exige
atención. Clama en alta voz. Debe mostrar el poder y la autoridad de su voz a
aquellos que se han unido con Satanás para oponerse a la verdad. PE:286. Pronto
apareció la gran nube blanca sobre la que venía sentado el Hijo del hombre. Al
vislumbrarse a la distancia, parecía muy pequeña. El ángel dijo que era la señal
del Hijo del hombre. Cuando se acercó a la tierra, pudimos contemplar la
excelsa gloria y majestad de Jesús al avanzar como vencedor. Una comitiva de
santos ángeles ceñidos de brillantes coronas le escoltaban en su camino.
7CBA:1000. Aquel que se ha desempeñado como nuestro intercesor, que oye
todas las oraciones y confesiones de arrepentimiento, que está representado con
un arco iris rodeando su cabeza, símbolo de gracia y amor, pronto terminará su
obra en el santuario celestial. La gracia y la misericordia dejarán entonces el
trono, y la Injusticia tomará su lugar Aquel a quien han buscado sus hijos,
ocupará el lugar que le correspon- de: la investidura de juez Supremo (RH, 01-
01-1889). 3SG:75. Un arco iris es representado en el cielo alrededor del trono,
también por encima de la cabeza de Cristo, simbolizando la misericordia divina
que circunda la tierra. Cuando el hombre por su gran iniquidad provoca la ira de
Dios, Cristo, el inter- cesor del hombre, intercede por él, y apunta hacia el arco
iris en al nube, como evidencia de la gran misericordia y compasión de Dios por
el hombre errante; también el arco iris ubicado arriba del trono y encima de Su
cabeza es emblemático de la gloria y misericor- dia de Dios que allí descansa
para beneficio del hombre arrepentido.
2. 2. Pág. 2 TM:154-155. Tenéis una obra seria y solemne que hacer para preparar
el camino del Se- ñor. Necesitáis la unción celestial, y podéis tenerla. "Todo
cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis
pedido en mi nombre: pedid, y recibi- réis, para que vuestro gozo sea cumplido".
¿Quién puede ser frívolo, quién puede ocu- parse en conversaciones livianas y
comunes, mientras por la fe ve al Cordero inmolado clamando ante el Padre
como el intercesor de la iglesia sobre la tierra? Por la fe miremos el arco iris que
rodea el trono, la nube de pecados confesados de- trás de él. El arco iris de la
promesa es una seguridad que se da a cada alma hu- milde, contrita y creyente,
de que su vida es una con Cristo, y de que Jesús es uno con Dios. La ira de Dios
no caerá sobre un alma que busca refugio en él. Dios mismo ha declarado: "Y
veré la sangre, y pasaré de vosotros". "Y estará el arco en las nubes, y verlo he
para acordarme del pacto perpetuo". Ed:115. Así como el arco en las nubes es el
resultado de la unión de la luz del sol y la lluvia, el arco que hay sobre el trono
de Dios representa la unión de su misericordia y su justicia. Dios dice al alma
pecadora pero arrepentida: Vive: Para ti se "halló redención". PE:178. El pobre,
débil y mísero hombre escupió en el rostro del Rey de gloria, y, las turbas
respondieron con una brutal gritería de triunfo al degradante insulto. Con crueles
bofetadas desfiguraron aquel rostro que henchía los cielos de admiración. Pero
quienes le maltrataron volverán a contemplar aquel rostro brillante como el sol
meridiano e in- tentarán huir delante de su mirada. En vez de la brutal gritería de
triunfo, se lamentarán acerca de él. ML:357. Todos los rostros reflejarán la
imagen de su Redentor. Entonces no se verán rostros ansiosos o perturbados,
sino que todos estarán resplandecientes y gozando de pu- reza inmarcesible. Los
ángeles estarán allí, también los santos resucitados con los mártires, y lo mejor
de todo, lo que nos dará el máximo gozo, nuestro amante Sal- vador, quien
sufrió y murió para que gozáramos de esa felicidad y libertad. Su glo- riosa faz
resplandecerá más que el sol, y alumbrará la bella ciudad y reflejará glo- ria en
todos sus contornos. 3SP:165-166. En silencio, los espectadores miraron el fin
de la terrible escena. El sol resplandecía; pero la cruz estaba todavía rodeada de
tinieblas. Los sacerdotes y prínci- pes miraban hacia Jerusalén; y he aquí, la
nube densa se había asentado sobre la ciudad y las llanuras de Judea. El sol de
justicia, la luz del mundo, retiraba sus rayos de Jerusa- lén, la que una vez fuera
la ciudad favorecida. Los fieros rayos de la ira de Dios iban di- rigidos contra la
ciudad condenada. De repente, la lobreguez se apartó de la cruz, y en tonos
claros, como de trompeta, que parecían repercutir por toda la creación, Jesús
exclamó: "Consumado es." "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu." Una
luz circuyó la cruz y el rostro del Salvador brilló con una gloria como la del sol.
Inclinó entonces la cabeza sobre
3. 3. Pág. 3 el pecho y murió. TM:284-285. Los que quieren mirar a las almas
humanas a la luz de la cruz del Calvario no necesitan errar con respecto a la
estima que debiera colocarse sobre ellas. La razón por la cual Dios permitió que
algunos miembros de la familia humana fueran tan ricos y otros tan pobres
seguirá siendo un misterio para los hombres hasta la eternidad a menos que
entren en la debida relación con Dios y realicen sus planes, en lugar de obrar de
acuerdo con sus propias ideas egoístas, según las cuales, debido a que un
hombre es rico ha de ser más altamente respetado que su vecino pobre. Dios
hace que su sol brille so- bre los justos y los injustos, y este sol representa a
Cristo el sol de Justicia, que bri- lla como la luz del mundo, dando sus
bendiciones y misericordias, visibles e invisi- bles, a los ricos y a los pobres por
igual. Este principio ha, de guiar nuestra conduc- ta hacia nuestros semejantes.
El Señor es quien enseña los más elevados sentimientos morales los más
humildes principios; y ningún hombre puede desviarse de ellos, y estar sin
culpa. Es el mayor Insulto inferido a la bondad de Dios dudar de que él está
dispues- to a que impartamos a los demás las bendiciones tanto espirituales
como temporales, que el nos ha dado libremente. HAp:470. La columna de
fuego que anuncia terror e ira al transgresor de la ley de Dios, es una señal de
misericordia y liberación para los que guardan sus manda- mientos. El brazo que
es fuerte para herir a los rebeldes, será fuerte para librar a los lea- les. Todo el
que sea fiel será salvo. "Enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y
juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro".
(Mat. 24:31). 3T:340. La columna de nube de día y la columna de fuego de
noche significaba la presencia de Dios, lo cual era un viviente memorial delante
de ellos. La presencia divina no dependía de la presencia de Moisés. Pero al
mismo tiempo que él estaba in- tercediendo por ellos en el monte, ellos estaban
adentrándose en vergonzosos errores, en transgresión de la ley que tan
recientemente se había proclamado con grandeza. Versículo 2. “ Tenía en su
mano un librito abierto. Puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la
tierra,” CS:404-405. El mismo mensaje revela el tiempo en que este movimiento
debe realizar- se. Se dice que forma parte del "evangelio eterno;" y que anuncia
el principio del juicio. El mensaje de salvación ha sido predicado en todos los
siglos; pero este mensaje es parte del Evangelio que sólo podía ser proclamado
en los últimos días, pues sólo entonces po- día ser verdad que la hora del juicio
había llegado. Las profecías presentan una sucesión de acontecimientos que
llevan al comienzo del juicio. Esto es particularmente cierto del libro de Daniel.
Pero la parte de su profecía que se refería a los últimos días, debía Da- niel
cerrarla y sellarla "hasta el tiempo del fin." Un mensaje relativo al juicio, basado
en
4. 4. Pág. 4 el cumplimiento de estas profecías, no podía ser proclamado antes de
que llegásemos a aquel tiempo. Pero al tiempo del fin, dice el profeta, "muchos
correrán de aquí para allá, y la ciencia será aumentada." (Dan. 12:4, V.M.)
TM:115. Fue el León de la tribu de Judá quien quitó el sello del libro y le dio a
Juan la revelación de lo que sucedería en estos últimos días. Daniel cumplió su
misión de dar su testimonio, el cual fue sellado hasta el tiempo del fin, cuando el
mensaje del primer ángel debía ser proclamado a nuestro mundo. Estos asuntos
son de infinita importancia en estos últimos días; pero aunque "muchos serán
limpios, y emblanquecidos, y purificados", "los impíos obrarán impíamente, y
ninguno de los impíos entenderá". ¡Cuán cierto es esto! El pecado es la
transgresión de la ley de Dios; y los que no acepten la luz con respecto a la ley
de Dios no comprenderán la pro- clamación de los mensajes del primero,
segundo y tercer ángeles. Al libro de Daniel se le quita el sello en la revelación
que se le hace a Juan, lo cual nos permite avanzar hasta las últimas escenas de la
historia de este mundo. 2MS:123. El mensaje de Apocalipsis 14 que proclama
que la hora del juicio ha llegado, es dado en el tiempo del fin; y al ángel de
Apocalipsis 10 se lo representa con un pie en el mar y el otro sobre la tierra para
demostrar que el mensaje se llevará a países distantes; se cruzará el océano y las
islas del mar escucharán la proclamación del último mensaje de amonestación
dado a nuestro mundo. "Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra,
levantó su mano al cielo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que
creó los cielos y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella,
y el mar y las cosas que están en él, que el tiem- po no sería más" (Apoc. 10:5-
6). Este mensaje anuncia el fin de los períodos proféticos. El chasco de los que
espera- ban ver al Señor en 1844 fue muy amargo para los que habían aguardado
tan ar- dientemente su aparición. Dios permitió que ocurriera este chasco, y que
los corazones se manifestaran. 7CBA:982-983. La posición del ángel -un pie
sobre el mar el otro sobre la tierra- signi- fica la extensión de la proclamación
del mensaje. Cruzará los anchos océanos y será proclamado en otros países en
todo el mundo. La comprensión de la verdad, la alegre recepción del mensaje,
están representadas por el acto de devorar el librito. La verdad en cuanto al
advenimiento de nuestro Señor era [es] un precioso mensaje para nuestras almas
(MS 59, 1900). Versículo 3. “y clamó a gran voz, como ruge un león. Y cuando
hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.” 7CBA:982. La luz especial
que se le dio a Juan, expresada en los siete truenos, era un bosquejo de sucesos
que debían ocurrir bajo los mensajes de los ángeles primero
5. 5. Pág. 5 y segundo. No era lo mejor para la gente conocer esos eventos, porque
su fe debe necesariamente ser probada. El plan de Dios era que se proclamaran
verdades más maravillosas y avanzadas. Los mensajes de los ángeles primero y
segundo debían ser proclamados; pero no había de revelarse mayor luz antes que
esos mensajes hubiesen hecho su obra específica. Esto se representa por medio
del ángel que estaba parado con un pie en el mar, proclamando con un solemne
juramento que el tiempo no sería más. Versículos 4-5. Cuando los siete truenos
hablaron, yo iba a escribir, pero una voz del cielo me dijo: "Sella lo que dijeron
los siete truenos, y no lo escribas. Entonces, el ángel que vi de pie sobre el mar y
sobre la tierra, levantó su mano al cielo,” 7CBA:982. Después de que los siete
truenos emitieron sus voces, se le ordena a Juan, como a Daniel, con respecto al
librito: "Sella las cosas que los siete truenos han dicho". Estas cosas se refieren a
sucesos futuros que serán revelados a su debi- do tiempo. Daniel recibirá su
heredad al fin de los días. Juan ve el librito al cual le han quitado los sellos. De
esto se deduce que las profecías de Daniel tienen su aplicación en la
proclamación al mundo de los mensajes del primero, del segundo y del tercer
ángel. La apertura del librito era el mensaje en relación con el tiempo. Los libros
de Daniel y el Apocalipsis son uno. El primero es una profecía; el otro, una
revelación; uno es un libro sellado; el otro, un libro abierto. Juan escuchó los
misterios que pronunciaron los truenos; pero se le ordenó que no los escribiera.
Versículo 6. “y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo
y cuan- to hay en él, la tierra y cuanto hay en ella, y el mar y cuanto hay en él,
que ya no habrá más tiempo,” 7CBA:982. La luz especial que se le dio a Juan,
expresada en los siete truenos, era un bosquejo de sucesos que debían ocurrir
bajo los mensajes de los ángeles primero y se- gundo. No era lo mejor para la
gente conocer esos eventos, porque su fe debe necesa- riamente ser probada. El
plan de Dios era que se proclamaran verdades más maravillosas y avanzadas.
Los mensajes de los ángeles primero y segundo debían ser proclama- dos; pero
no había de revelarse mayor luz antes que esos mensajes hubiesen hecho su obra
específica. Esto se representa por medio del ángel que estaba parado con un pie
en el mar, proclamando con un solemne juramento que el tiempo no sería más.
Este tiempo, el que el ángel declara con un solemne juramento, no es el fin de la
historia del mundo ni del tiempo de gracia, sino del tiempo profético que
precederá al advenimiento de nuestro Señor; es decir, la gente no tendrá otro
mensaje acerca de un tiempo definido. Después de este lapso, que ahora abarca
desde 1842 a 1844, no puede haber ningún cómputo definido de tiempo
profético. El cálculo más prolongado llega hasta el otoño de 1844.
6. 6. Pág. 6 1MS:220. Cristo dio a sus discípulos verdades cuya anchura,
profundidad y valor poco apreciaron y tampoco comprendieron, y el mismo
estado de cosas existe hoy en el pue- blo de Dios. También hemos fallado en
comprender la grandeza o percibir la belleza de la verdad que Dios nos ha
confiado hoy. Si avanzáramos en conocimiento espiritual, ve- ríamos que la
verdad se desarrolla y expande en ciertos aspectos en que poco hemos so- ñado,
pero nunca se desarrollará en algún aspecto que nos induzca a imaginar que po-
demos conocer los tiempos y las sazones que el Padre ha puesto en su sola
potestad. Vez tras vez se me ha amonestado acerca de fijar fechas. Nunca más
habrá un mensaje para el pueblo de Dios que se base en el tiempo. No hemos de
saber el tiempo defi- nido, ya sea del derramamiento del Espíritu Santo o de la
venida de Cristo. 2MS:120-121. El libro que fue sellado no fue el Apocalipsis,
sino la porción de la profe- cía de Daniel que se refería a los últimos días. La
Escritura dice: "Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el
tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará"
(Dan. 12: 4). Cuando se abrió el libro se proclamó: "El tiempo no será más".
(Véase Apocalipsis 10: 6.) Ahora ha sido abierto el libro de Daniel, y la
revelación hecha por Cristo a Juan debe llevarse a todos los habitantes de la
tierra. Mediante el aumento del conocimiento debe prepararse a un pueblo para
que resista en los últimos días. 2MS:23. "Y el ángel que vi en pie sobre el mar y
sobre la tierra, levantó su mano al cie- lo, y juró por el que vive por los siglos de
los siglos, que creó los cielos y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas
que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería
más" (Apoc. 10:5-6). Este mensaje anuncia el fin de los períodos proféticos. El
chasco de los que espera- ban ver al Señor en 1844 fue muy amargo para los que
habían aguardado tan ar- dientemente su aparición. Dios permitió que ocurriera
este chasco, y que los cora- zones se manifestaran. QUE EL TIEMPO NO
SERÍA MÁS. Véase también EGW sobre Revelación 1:3, “por- que el tiempo
está cerca”. Versículo 7. “sino que en los días de la voz del séptimo ángel,
cuando él esté por tocar la trompeta, el misterio de Dios se cumplirá, como él lo
anunció a sus siervos los profetas.” ST, 18 de Noviembre de 1889. ST, 28 de
Mayo de 1894. ST, 25 de Marzo de 1897. 7CBA:931. Se necesita toda la
eternidad para desplegar las glorias y extraer los
7. 7. Pág. 7 preciosos tesoros de la Palabra de Dios. No permitáis que hombre
alguno venga a vosotros y comience a disecar la Palabra de Dios diciendo qué es
revelación, qué es inspiración, y qué no lo es, sin que lo reprendáis. Decid a
todos esos sencillamente que no saben, que no son capaces de comprender las
cosas del misterio de Dios. Lo que deseamos es inspirar fe. No deseamos que
nadie diga: "Esto quiero rechazar y es- to quiero recibir", sino queremos tener fe
implícita en la Biblia en conjunto y tal como es. [PH120] 31. El Señor Jesús está
realizando experimentos en los corazones humanos por medio de la
manifestación de su misericordia y abundante gracia. Está reali- zando
transformaciones tan sorprendentes que Satanás, con toda su triunfante jac-
tancia, con toda su confederación del mal unida contra Dios y las leyes de su go-
bierno, se detiene para mirarla como una fortaleza inexpugnable ante sus
sofismas y engaños. Son para él un misterio incomprensible. Los ángeles de
Dios, serafines y querubines, los poderes comisionados para cooperar con los
agentes humanos, contem- plan con asombro y gozo, cómo hombres caídos, una
vez hijos de la ira, están desarro- llando, por la enseñanza de Cristo, caracteres a
la semejanza divina, para ser hijos e hijas de Dios, para desempeñar una parte
importante en las ocupaciones del cielo. 7T:29. B Echo, 30 de Abril de 1894.
RH, 8 de Mayo de 1900. PP:108. Ninguna mente finita puede comprender
plenamente la existencia, el poder, la sabiduría, o las obras del Infinito. El
escritor sagrado dice: "¿Alcanzarás tú el rastro de Dios? ¿Llegarás tú a la
perfección del Todopoderoso? Es más alto que los cielos: ¿qué harás? es más
profundo que el infierno: ¿cómo lo conocerás? Su dimensión es mas larga que la
tierra, y más ancha que la mar." (Job 11:7-9.) Los intelectos más poderosos de la
tierra no pueden comprender a Dios. Los hombres podrán investigar y aprender
siempre; pero habrá siempre un infinito inalcanzable para ellos. 7CBA:983. La
dispensación evangélica es el último período de gracia que será con- cedido a los
hombres. Los que viven bajo esta dispensación de prueba y examen, y sin
embargo no son inducidos a arrepentirse y a obedecer, perecerán con los deslea-
les. No hay una segunda prueba. El Evangelio que debe ser predicado a todas las
nacio- nes, tribus, lenguas y a todos los pueblos, presenta la verdad en líneas
claras que mues- tran que la obediencia es la condición para obtener la vida
eterna. Cristo imparte su jus- ticia a aquellos que le permiten que quite sus
pecados. Tenemos con Cristo una deuda por la gracia que nos hace completos en
él (MS 40, 1900).
8. 8. Pág. 8 RH, 17 de Junio de 1902. CS:370. "Las cosas secretas-dice Moisés-
pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las re- veladas nos pertenecen a nosotros
y a nuestros hijos para siempre," y el Señor declara por el profeta Amós que "no
hará nada sin que revele su secreto a sus siervos los profe- tas." (Deuteronomio
29: 29; Amós 3: 7, V.M.) Así que los que estudian la Palabra de Dios pueden
confiar que encontrarán indicado con claridad en las Escrituras el
acontecimiento más estupendo que debe realizarse en la historia de la
humanidad. AO:93. En tiempo pasado el Señor Dios del cielo reveló sus
secretos a sus profetas, y lo sigue haciendo todavía. El presente y el futuro son
igualmente claros para Él, y muestra a sus siervos la historia futura de lo que
habrá de ser. El Omnisciente miró a través de las edades y predijo mediante sus
profetas el levantamiento y la caída de reinos, centenares de años antes de que
ocurrieran los eventos preanunciados. El eco de la voz de Dios se deja escuchar
a través de las edades, diciéndole al hombre lo que ha de ocurrir. Reyes y
príncipes ocupan sus lugares en el tiempo designado. Ellos piensan que están
llevando adelante sus propios propósitos, pero en realidad están cumpliendo la
pa- labra que Dios dio por medio de sus profetas. Desempeñan su parte en el
desarrollo de los grandes propósitos de Dios. Se suceden los eventos, y así se
cumple la palabra que Dios ha hablado. CS:392. No obstante, a pesar de no
haber sido dado a los profetas que comprendiesen enteramente las cosas que les
fueron reveladas, procuraron con fervor toda la luz que Dios había tenido a bien
manifestar. "Buscaron e inquirieron diligentemente," "inqui- riendo qué cosa o
qué manera de tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos." ¡Qué
lección para el pueblo de Dios en la era cristiana, para cuyo beneficio estas
profecías fueron dadas a sus siervos! "A quienes fue revelado que no para sí
mismos, sino para nosotros, ministraban estas cosas." Considerad a esos santos
hombres de Dios que "buscaron e inquirieron diligentemente" tocante a las
revela- ciones que les fueron dadas para generaciones que aún no habían nacido.
Compa- rad su santo celo con la indiferencia con que los favorecidos en edades
posteriores trataron este don del cielo. ¡Qué censura contra la apatía, amiga de la
comodidad y de la mundanalidad, que se contenta con declarar que no se pueden
entender las profecías! DTG:201. "No hará nada el Señor Jehová, sin que revele
su secreto a sus siervos los pro- fetas". Aunque "las cosas secretas pertenecen a
Jehová nuestro Dios, . . . las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos
por siempre.” Dios nos ha dado estas cosas, y su bendición acompañará al
estudio reverente, con oración, de las escrituras profé- ticas. Versículo 8. “La
voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo:
9. 9. Pág. 9 ‘Ve, toma el librito abierto de mano del ángel que está sobre el mar y
sobre la tierra.’” 2T:692-693. Versículo 9. “Fui al ángel, y le pedí que me diese
el librito. Y él me dijo: "Toma, cóme- lo. Será dulce como la miel en tu boca,
pero amargará tu estómago.” EL LIBRITO. Véase EGW sobre 10:2, 8.
Versículo 10. “Entonces tomé el librito de mano del ángel, y lo comí. Y en mi
boca fue dulce como la miel, pero después que lo comí, fue amargo en mi
estómago.” NB:62-63. Quienes amen sinceramente a Jesús pueden comprender
la emoción de los que entonces esperaban con intensísimo anhelo la venida de su
Salvador. Estaba cerca el día en que se lo aguardaba. Poco faltaba para que
llegase el momento en que esperábamos ir a su encuentro. Con solemne calma
nos aproximábamos a la hora seña- lada. Los verdaderos creyentes permanecían
en apacible comunión con Dios, símbolo de la paz que esperaban disfrutar en la
hermosa vida venidera. Nadie de cuantos experimentaron esta esperanzada
confianza podrá olvidar jamás aquellas dulces horas de espera. PE:236. Jesús y
toda la hueste celestial miraban con simpatía y amor a quienes con dulce
expectación habían anhelado ver a quien amaban. Los ángeles se cernían so- bre
ellos y los sostenían en la hora de su prueba. Los que habían rechazado el
mensa- je permanecieron en tinieblas, y la ira de Dios se encendió contra ellos
por no haber re- cibido la luz que les había enviado desde el cielo. NB:67-68. El
expectante pueblo de Dios se acercaba a la hora en que ansiosamente es- peraba
que su gozo quedase completo con el advenimiento del Salvador. Pero tampoco
esta vez vino Jesús cuando se lo esperaba. Amarguísimo desengaño sobrecogió a
la pe- queña grey que había tenido una fe tan firme y esperanzas tan altas. No
obstante, nos sorprendimos de sentirnos libres en el Señor y poderosamente
sostenidos por su gracia y fortaleza. Comentario Bíblico Adventista: 1. Vi. Ver
com. cap. l:l; 4:l. Este pasaje (cap. 10:1 a 11:14) constituye un paréntesis entre la
sexta y séptima trompetas, parecido al del cap. 7, que se intercala entre los sellos
sexto y séptimo. Descender del cielo.
10. 10. Pág. 10 La visión se enfoca sobre un ser celestial, pero su ubicación está aún
en la tierra. Otro ángel fuerte. O sea, además de los ángeles que habían
aparecido poco antes. Evidentemente es un ángel distinto de los que retienen los
cuatro vientos (cap. 7:l), de los que tocan las siete trompetas (cap. 8:2), del ángel
ante el altar (cap. 8:3) y de los que están junto al río Eu- frates (cap. 9:14). Este
ángel puede ser identificado como Cristo (ver EGW, Material Suplementario
com. cap. 10:1-1l), quien como Señor de la historia hace la proclamación del
verso 6. Envuelto. Gr. peribállo, "arrojar alrededor", "envolver", "vestir". El
ángel se ve envuelto en una nube. Las Escrituras frecuentemente relacionan a las
nubes con las apariciones de Cristo (Dan. 7:13; Hechos 1:9; Apoc. 1:7; 14:14;
cf. Salmo 104:3; 1 Tes. 4:17). Arco iris. Cf. Apoc. 4:3; Eze. 1:26-28. El rostro
del ángel, que brilla "como el sol" a través de la nube que lo envuelve, puede
considerarse como lo que forma el arco. Cf. com. Gén. l:12-13. Como el sol.
Compárese con la descripción de Cristo en cap. l:16. Pies. La comparación de
los pies como columnas parece algo incongruente, pero la palabra "pies" (póus)
designa también a las piernas, que se asemejan a columnas de fuego (cf. Cant.
5:15; cf. com. Eze. 1:7). Columnas de fuego. Compárese con la descripción de
los pies de Cristo en cap. l:15. 2. En su mano. Compárese con el simbolismo de
Eze. 2:9. Un librito. Gr. biblarídion, "rollito", diminutivo de biblíon, "libro",
"rollo". Biblarídion aparece en el NT sólo en este capítulo. Al contrastar este
rollito con el rollo (biblíon) que estaba en la mano de Dios (cap. 5:l), es
evidentemente más pequeño. Compárese con el simbo- lismo de Eze. 2:9.
Abierto. El verbo griego manifiesta que el libro ha sido abierto y permanece
abierto; pero el rollo anterior estaba sellado con siete sellos (cap. 5:l). Daniel
recibió la orden: "cierra las pa- labras y sella el libro hasta el tiempo del fin"
(cap. 12:4). Esta admonición se aplica par- ticularmente a la parte de las
profecías de Daniel que se refieren a los últimos días (ver com. cap. 12:4), y, sin
duda, de una manera especial a los detalles cronológicos de los 2300 días (cap.
8:14) en lo que se relaciona con la predicación de los mensajes del pri- mero, el
segundo y el tercer ángel (Apoc. 14:6-12). Puesto que el mensaje del ángel de
Apoc. 10 se refiere a tiempo, y probablemente a los acontecimientos del tiempo
del fin, cuando el libro de Daniel debía ser abierto (Dan. 12:4), parece razonable
concluir que el
11. 11. Pág. 11 librito abierto en la mano del ángel era el libro de Daniel. Con esta
presentación que se hace a Juan del librito abierto, se revelan las porciones
selladas de la profecía de Daniel, se aclara el cómputo cronológico que señala el
fin de la profecía de los 2300 días. Por esta razón, el capítulo que consideramos
se enfoca en el tiempo cuando se hizo la pro- clamación de los versos 6-7, es
decir, entre 1840 y 1844 (ver com. verso 6; EGW, Mate- rial Suplementario
com. cap. 10:1-11). Sobre el mar, y sobre la tierra. El mar y la tierra se usan
repetidas veces para abarcar el mundo como una unidad (Éxo. 20:4, 11; Salmo
69:34). El hecho de que el ángel esté de pie sobre el mar y la tierra, su- giere la
proclamación mundial de su mensaje y también su poder y autoridad sobre el
mundo. 3. Gran voz. Cf. cap. 1:10; 5:2; 6:10; 7:2. Como ruge un león. Se
destaca únicamente la nota profunda y resonante de la voz del ángel. No se
registra lo que dijo. Siete truenos. Otra de las varias series de siete que
caracterizan al Apocalipsis (ver com. cap. l:11). 4. Yo iba a escribir. Juan
entiende las voces de los siete truenos, y se prepara para registrar su mensaje.
Este pasaje indica que Juan registraba las visiones del Apocalipsis cuando se le
revelaban, y no en un momento posterior. Sella. A Juan se le ordena, como a
Daniel mucho antes, que "selle" la revelación que había re- cibido (cf. Dan.
12:4). Pablo también había oído en visión "palabras inefables que no le es dado
al hombre expresar" (2 Cor. 12:4). Es obvio que los mensajes de los siete true-
nos no eran una revelación para la gente de los días de Juan. Sin duda revelaban
detalles de los mensajes que habían de ser proclamados en "el tiempo del fin”.
(Dan. 12:4; cf. com. Apoc. 10:2). Por lo tanto, pueden entenderse como una
descripción de los mensa- jes del primero y el segundo ángel (cap. 14:6-8; ver
EGW, Material Suplementario com. cap. 10:1-11). 5. Levantó su mano. Gesto
característico al pronunciar un juramento tanto en tiempos antiguos como ahora
(Gén. 14:22-23; Deut. 32:40; Eze. 20:15; Dan. 12:7). 6. El que vive. Cf. com.
cap. 1:18; 4:9; 15:7. Que creó. Cf. Éxo. 20:11; Salmo 146:6. No podía haberse
hecho un juramento más solemne (ver
12. 12. Pág. 12 Heb. 6:13). Cuando el ángel, que es Cristo, jura por el Creador (ver
com. Apoc. 10: 1), está jurando por sí mismo. Que el tiempo no sería más. Gr.
jrónos oukéti éstai, "tiempo no más será". Esta misteriosa declaración ha sido
inter- pretada de diversas maneras. Muchos expositores han entendido que
señala el fin del tiempo y el comienzo de la eternidad. Otros han tomado la
palabra "tiempo" en el senti- do del tiempo que transcurre inmediatamente antes
de los acontecimientos finales de la historia, y han traducido: "no habrá más
demora". Los adventistas del séptimo día en ge- neral han entendido que estas
palabras describen particularmente el mensaje proclamado en los años 1840-
1844 por Guillermo Miller y otros, en relación con el fin de la profecía de los
2300 días. Han entendido que el "tiempo" es tiempo profético, y que su fin signi-
fica la terminación de la profecía cronológica más larga de la Biblia: la de los
2.300 días de Dan. 8:14. Después de esta profecía no habría otro mensaje
fundado en un tiempo de- finido, exacto. No hay ningún otro período profético
que se extienda más allá de 1844. 7. Días. Algunos comentadores han tomado
estos "días" como días-años proféticos; pero si se entienden como días o como
años no hay mayor diferencia porque la expresión es de ca- rácter general, y
como viene después de la declaración del verso 6 no pueden especificar un
período que puede medirse (ver com. verso 6). El sentido del pasaje es que en el
tiempo de la séptima trompeta el misterio de Dios será consumado. En el plan de
Dios este acontecimiento seguiría a la proclamación de que "el tiempo no sería
más" (verso 6). Compárese con la declaración de la séptima plaga: "Hecho está"
(cap. 16:17). El séptimo ángel. En cuanto a los acontecimientos, cf. cap. 11:15-
19. Cuando él comience. O "cuando hiciere sonar". La séptima trompeta señala
un punto culminante en el gran conflicto entre Cristo y Satanás, como lo revela
la proclamación de las voces del cielo en ese tiempo (cap. 11:15). El misterio de
Dios. En cuanto a un comentario sobre la palabra "misterio", cf. com. Apoc.
1:20; cf. com. Rom. 11:25. Jesús usó una frase similar: "el misterio del reino de
Dios" (Mar. 4:11), y Pablo también habla del "misterio de Dios" (Col. 2:2), y el
"misterio de Cristo" (Col. 4:3). El misterio de Dios, que él revela a sus hijos, es
su propósito para con ellos: el plan de salvación. Cf. 1 Tim. 3:16; 2JT:374. Se
consumará. Ver com. cap. 11:15. Sus siervos los profetas. La declaración y
exposición del "misterio de Dios" (ver com. 11 "el misterio de Dios") ha sido
siempre la misión de sus siervos los profetas en sus mensajes para los hombres
(ver com. Rom. 3:21). 8.
13. 13. Pág. 13 La voz. Sin duda la voz que le había prohibido a Juan que escribiera
lo que habían declarado los siete truenos (verso 4), como lo demuestra la
repetición de las frases "del cielo" y "otra vez". Ve y toma. Se le ordena a Juan
que tome parte en la visión. El librito. Ver com. verso 2 Abierto Ver com. verso
2. En la mano. Ver. Com. verso 2 El mar.. la tierra. Ver com. verso 2. 9. Me
diese. Juan es colocado en una situación en la expresa su deseo de tener el libro.
Desempeña el papel de los que proclamaron el mensaje adventista en los años
1840-1844. Aunque equivocados en cuanto al tiempo del acontecimiento que
proclamaban, sin embargo fue- ron dirigidos por Dios, y el mensaje del pronto
advenimiento fue precioso para sus al- mas. Su cómputo de la cronología
profético de Dan. 8: 14 era correcto (ver el comenta- rio respectivo), pero están
equivocados en cuanto a la naturaleza del acontecimiento que debía suceder al
final de los 2300 días. Cómelo. Compárese con el simbolismo de Eze. 3:1 (cf.
Jer. 15:16) Comerse el libro es una figura de lenguaje que representaba la plena
comprensión del significado del mensaje conteni- do en el rollito. La experiencia
de Juan en Apoc. 10:10 describe exactamente la de los creyentes adventistas
cuando comprendieron más plenamente el significado de los men- sajes de los
tres ángeles (cap. 14:6-12) en relación con el verdadero cumplimiento de la
profecía de los 2300 días. Te amargará el vientre. Ver com. verso 10. El orden
de las frases en los versos 9 y 10 es una forma familiar de paralelismo hebreo
(ver com. cap. 1:2; 9: 17): "Te amargará el vientre...En tu boca será dulce como
la miel... Era dulce en mi boca como la miel... Amargó mi vientre". En tu boca
será dulce. Ver com. verso 10. 10. Tomé. Ver com. verso 9. Dulce... como la
miel. Cf. Eze. 3:3. Los mensajes de Dios a sus siervos han sido a menudo, como
en el caso de Ezequiel, una mezcla de dulzura y amargura porque pueden revelar
su amor y también
14. 14. Pág. 14 sus castigos. Los profetas de Dios han experimentado tanto el éxtasis
de la visión divina como la amargura de tener que dar mensajes de reprensión,
experiencia por la que pasó Juan en esta visión puede considerarse, en un sentido
específico, como un símbolo de la de los creyentes adventistas en los años 1840-
1844. Cuando esos creyentes oyeron por primera vez el mensaje de la
inminencia de la segunda venida, fue para ellos "dulce co- mo la miel"; pero
cuando Cristo no vino como lo esperaban, su experiencia fue en ver- dad
amarga. Cf. com. verso 9. Amargó mi vientre. Ver com. "dulce como la miel".
11. El. Cristo, el "ángel" de los versos 1, 9. Es necesario que profetices otra vez.
Cf. Eze. 3:1, 4. Aunque el comer el rollo le había producido amargura a Juan, las
pala- bras consoladoras que Cristo dirige al profeta son que ahora debe
profetizar nuevamente. A Juan como representante de los creyentes adventistas
después del chasco, se le impone la obligación de proclamar un mensaje
adicional, más amplio. Aún queda por hacer una gran obra. Deben salir a
proclamar el mensaje del tercer ángel de Apoc. 14:9-12. Sobre. "Acerca de" o
"para"; cualquiera de estos significados concuerda con el contexto. Los mensajes
serían "para muchos pueblos..." y "acerca de muchos pueblos". Muchos pueblos.
A medida que los creyentes adventistas comprendían el pleno significado del
mensaje del tercer ángel, se dieron cuenta más y más que era un mensaje para el
mundo, que te- nía que ser llevado a "muchos pueblos, naciones, lenguas y
reyes". Esta convicción ha dado como resultado uno de los programas más
extensos de evangelización mundial que haya visto la historia 815 cristiana a
medida que los adventistas del séptimo día han pro- clamado "a toda nación,
tribu, lengua y pueblo" (cap. 14:6) el mensaje que les fue dado.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE 11 2JT:154; 9T:123
https://sites.google.com/site/eme1888 ; eme1888@gmail.com

También podría gustarte