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Diplomatura en Derechos Humanos.

Departamento de Filosofía, Facultad de


Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Río Cuarto.
Curso: La emergencia y configuración identitaria del Movimiento de Derechos
Humanos argentino entre el parentesco y el Estado
Ivan Cerda Fuentelzar
D.N.I 95.998.570

INTRODUCCIÓN
En este trabajo de abordará la problemática de la memoria y de la verdad en sentido
de pasado, presente y futuro, trabajando la relación compleja entre Estado y agrupaciones
de derechos humanos.
Del mismo modo, dar un breve recorrido de qué manera se van abordando los
derechos humanos desde la vuelta a la democracia hasta la actualidad, donde aún está en
disputa la memoria y la verdad frente a los delitos de lesa humanidad ocurridos en la última
dictadura cívico-militar en Argentina.
Es también parte de este análisis, las elecciones del 2015 donde los derechos
humanos fueron pasando a un segundo plano en el contexto del macrismo, dándole más
énfasis a otros temas desde la perspectiva de política pública.
Dentro el contexto anterior, es pertinente abordar el derecho a la verdad y el derecho
a la memoria como ejes fundamentales de este ciclo por la lucha de los derechos humanos.
Entendiendo que el derecho a la verdad no tiene esta tradición autónoma, ya que tanto los
tribunales y corte interamericana lo encuentran inmerso dentro del debido proceso, los
cuales entienden que una respuesta por medio de las instituciones burocráticas no basta
para obtener una reconstrucción adecuada y óptima. La sede judicial es la respuesta por
medio de pruebas como son los testimonios, documentos, declaraciones, entre otros; que
ayudan a que este derecho tenga una adecuada suficiencia dentro del sistema (Bernales,
2016).
Es así que de la mano al derecho a la verdad nos encontramos con el derecho a
la memoria, el cual se encuentra plasmado en la creación de espacios para la
conmemoración y el recuerdo de las víctimas del terrorismo de Estado.
En definitiva este trabajo se enfocara en el contexto histórico-político de las
organizaciones de los derechos humanos, el derecho a la verdad y el derecho a la memoria.
RECORRIDO EN LA LUCHA DE LOS DERECHOS HUMANOS
Desde la vuelta a la democracia las organizaciones de derechos humanos han
estado presente para la defensa de estos frente a los delitos de lesa humanidad como
asesinatos, exterminios, esclavitud, deportación o traslado forzoso de población,
encarcelación o privación de libertad física que viole el derecho internacional, torturas,
violaciones, prostitución forzada o violencia sexual, persecución de un colectivo por motivos
políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género, desaparición
forzada de personas, apartheid y otros actos inhumanos que atenten contra la integridad
de las personas1
De este modo en los años 80 estas organizaciones solo representaban en
vulneraciones de los derechos humanos de familiares, tales como abuelas, madres, padres,
hijos, etc. Este periodo lo marco — para la lucha de los derechos humanos — la teoría de
los dos demonios que planteaba el juzgar ambos grupos tanto de extrema derecha como
los de extrema izquierda, solo quedando como victimas aquellas que no militaban y se
tomaban solo las “víctimas inocentes” (Barros, 2012).
En este sentido los familiares y abogados debieron apelar al carácter familiar, como
también de víctima inocente para que los delitos pudieran ser investigados y sentenciados.
De esta forma el derecho a la verdad que eran titulares los familiares se comenzaba a
materializar.
Otro punto dentro de este contexto son las leyes de obediencia debida y punto final
en el año 1987, estas leyes no hacia punible ningún delito a aquellos militares con rango
menor a coronel. Es así que el lenguaje de los derechos humanos va cambiando para los
familiares y víctimas ya que estos delitos no solo eran contra personas en particular, se
convertían en delitos contra la humanidad toda.
Barros (2012) nos señala:
“El lenguaje de los derechos humanos a través del cual se articulaban los
reclamos de los familiares y de las victimas tomaba una dinámica propia y
planteaba un nuevo juego en el cual se consolidaba la lectura de un pasado
asignado por el terrorismo de Estado y por la implementación de un plan
sistemático de crímenes aberrantes y abusos sin precedentes en el país. En
este nuevo juego de lenguaje, los crímenes y abusos eran significados como

1
Artículo 7 del Estatuto de Roma.
delitos de lesa humanidad, delitos contra la humanidad toda que no
aceptaban condiciones ni la imposición de limites políticos” (p. 53)
Del punto de vista de las organizaciones la lucha se va consolidando no solo contra
aquellos que cometieron delitos de lesa humanidad, también contra el gobierno de turno.
Que más tarde sería su principal opositor.
En la década de los 90 con el menemismo las organizaciones se encontraron con el
discurso de la impunidad respecto a los crímenes a los derechos humanos, esto en relación
a los indultos concedidos a distintos perpetuadores de delitos de lesa humanidad. Pese a
esto las organizaciones pudieron seguir luchando para conseguir la verdad y memoria.
La lucha en estos años también tiene relación con el modelo político y social que
se quería implementar, desigual e injusto. Es así que en el vigésimo aniversario del golpe
surgió una reivindicación de los desaparecidos como trabajadores, lo que contribuyó a
vincular esta lucha con el proyecto político económico que implicó el compromiso decisivo
de los actores sociales (Torras, 2019). Es así que en este periodo la Argentina de la
transición queda atrás y las urgencias sociales comienzan a imponerse en la agenda
histórica del movimiento de los derechos humanos.
Posterior a la crisis social del 2001 comienza un nuevo gobierno en el 2003, donde
los derechos humanos toman el primer lugar dentro de la agenda de Estado. Este proyecto
tendría relación con los procesos de memoria, verdad y justicia.
Este proceso tenía como objetivo no dejar impune los delitos cometidos en la
dictadura cívico-militar por medio de la derogación de las leyes de punto final y obediencia
debida, así mismo la ratificación de la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad.
Todo este proceso de la mano con los movimientos de los derechos humanos, lo que
significaría tener todo el apoyo del Estado para los posteriores juicios como por ejemplo la
mega causa de la perla.
Esto propone cambiar el lenguaje a las organizaciones de los derechos humanos,
ya que estos no verían al Estado como una obstrucción para la verdad de los crímenes, al
contrario estos organismos serian parte de la agenda, por lo tanto parte del Estado. Esto
propuso un nuevo cambio de lenguaje en relación con aquellos que luchan, ya que no solo
son familiares de las victimas (que poseen un vínculo sanguíneo), ahora también aquellos
que militan los derechos humanos como nos señala Maria Pita (2010):
“Denominación de “familiar” no aplica a todas las personas con parentesco
cercano a una víctima de la represión estatal, sino que se refiere a quienes
se han organizado y se diferencian por portar una autoridad legitimada en
virtud de los lazos con el muerto — en gran medida sostenida en la
positividad del dolor y en la obligación de duelar, que se diferencian de otros
allegados y activistas (militantes) cuya legitimidad proviene de otras fuentes”
(p.191)
Es así que este proyecto político se fue apropiando de conceptos como son el
derecho a la verdad y memoria. Conceptos que van a sustentar la lucha sobre estos
crímenes, los cuales se reproducen por los organismos de derechos humanos los mismos
que surgen desde las víctimas, familiares y la sociedad toda. Es que Fajardo (2012) nos
señala:
“Como el derecho que surge a las víctimas, sus familiares y a la sociedad en
general, en los casos en que han sucedido graves violaciones de derechos
humanos, y en virtud del cual, el Estado tiene la obligación de adelantar las
medidas para lograr establecer la verdad sobre los hechos, los grupos
organizados que hayan participado de la violencia deben contribuir a
establecer la verdad, y la sociedad en su conjunto tiene el deber de conocer
lo sucedido” (p.20)
Para resumir este proceso entre 2003 y 2015 como un vuelco desde el Estado hacia
los derechos humanos no solo resguardando, sino que también garantizando su
cumplimiento.
Con la campaña electorales del 2015 el escenario para las organizaciones de
derechos humanos vuelve a cambiar, ya que los sectores como la iglesia, universidades
privadas y medios de comunicación; comenzaron a relativizar y a estigmatizar el proceso
de verdad, justicia y memoria. La razón de esto es el escenario electoral que dio como
nueva alternativa superadora “la reconciliación” para los crímenes de lesa humanidad, del
mismo modo contraponer los conceptos de justicia y verdad.
Como parte de este debate el diario La Nación, en una editorial del 3 de agosto del
2015 titula “lesa venganza” cuestionando los juicios por delitos de lesa humanidad y
realizando la tarea de nucleó ordenador de estos planteos (Zaldua, 2016). De esta forma
los demás sectores como la iglesia comienzan a cuestionar los juicios, y a plantear que
conceptos como verdad y justicia son una suma negativa. Asimismo la iglesia le exige a las
fuerzas políticas “el perdón y la reconciliación”.
Ya con el balotaje resuelto el diario La Nación vuelve a la carga con una nueva
editorial titulada “No más venganza”, en donde entendieron que el nuevo contexto político
serviría para cuestionar los juicios, los crímenes y el terrorismo de Estado tratando estos
como “mentiras de los años setentas”.
Esto para los organismos es un cambio en la relación movimientos de derechos
humanos y Estado, el cual venía de una agenda en favor de los derechos humanos que
cambia desde los primeros meses de mandato de Maurio Macri, donde comenzarían los
despidos en el área de los derechos humanos. En el Ministerio de Seguridad, se desarmó
el Área de Derechos Humanos que asistía en los allanamientos en casos de jóvenes
apropiados, trabajaba en la identificación de cuerpos enterrados como N.N., y relevaba
archivos y analizaba documentación de Prefectura (Zaldua, 2016). Entre otros programas
destinados a la garantía de los derechos humanos que fueron desfinanciadas o
desarmadas.
De esta forma el discurso por relativizar los crímenes de lesa humanidad fue en
escalada durante el gobierno de Macri, teniendo episodios como declaraciones de ex
militares cuestionando las cifras de las víctimas de la dictadura cívico-militar, así mismo
gestos de cambiar el feriado nacional de la Memoria, Verdad y Justicia. Agregando a estos
episodios el Fallo Muiña con el dos por uno, el cual acortaba la pena en delitos de lesa
humanidad contraviniendo todos los tratados internacionales sobre derechos humanos.
El último episodio de este cambio de relación entre movimientos de derechos
humanos y Estado, es convertir el ex centro clandestino de detención campo de mayo en
una reserva ambiental de la defensa, lo que contraviene con los espacios de la memoria ya
que estos deben quedar como sitios no de recreación, al contrario como sitios de memoria
del terrorismo de Estado en la Argentina. Esto por parte de organizaciones como abuelas
cree que el gobierno nacional avanza de una manera inconsulta con un proyecto de
entorpecer la búsqueda de memoria, verdad y justicia. (Carlotto, 2019)
A pesar de lo anterior, las organizaciones de derechos humanos han salido a criticar
cada vez que el gobierno ha relativizado, negado y estigmatizado los juicios de memoria,
verdad y justicia. Volviendo a comprender al Estado en un opositor al derecho a la verdad
y el derecho a la memoria.

CONCLUSION
En este análisis se da un recorrido por la relación entre organizaciones de derechos
humanos y Estado, en un complejo dialogo entre la obstrucción hacia la verdad de los
crímenes de la dictadura cívico-militar y el apoyo para el esclarecimiento de estos delitos.
Desde esta perspectiva, de recorrido, se ve el dialogo constante entre estos dos
actores que van desde la obstrucción a la justicia, un procesos político de verdad y memoria,
que actualmente se ve empañado por la relativización de los delitos de lesa humanidad.
Es también parte de este recorrido el cambio de lenguaje que presentan las
organizaciones en relación a las víctimas y a los procesos judiciales, en otras palabras son
las distintas formas de reivindicación por parte de familiares y organizaciones, por ejemplo
el apelar solo al carácter familiar, el comprender que son delitos contra la sociedad,
reivindicar a las víctimas como trabajadores o militantes, etc.
Otro aspecto, son los conceptos que se van a desarrollar durante este proceso de
lucha por los derechos humanos, donde encontramos el derecho a la verdad y el derecho
a la memoria.

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