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La Confesión

(Basado en el poema de Eusebio Blanco “Si Usted la Viera”)

Ella. La vi tan hermosa como una doncella. Hermosa como azucena. Como
flor de mayo. La vi aquel día mientras rezaba en el oficio Divino en el altar
central. Bellamente vestida. Al juntar sus manos parecía una virgen. Al
terminar su rezo su mirada se posó tímida sobre mí y me regaló una
sonrisa. Fue suficiente para enamorarme. Y me decía a mí mismo
pensando en esa noble y dulce dama: ¡Sus ojos parecen almendras! Grabé
tu mirada en la mente y no te apartaste de la mía.
Era como si nos hubiésemos conocido de toda la vida. Si Miguel Ángel o
Velázquez la vieran. Inmediatamente tomé unos apuntes de su rostro en
mi libreta de dibujo y mi lápiz recreó humanamente su velo andaluz, su
abanico de flores y el hermoso vestido que tenia. Ella me seguía mirando.
Quería posar para mi libreta para que nunca olvidara su dulce y bello
rostro.
Seguías posando. Y me hablaste. Nuestras manos se juntaron en aquel
oficio y viste el dibujo. Quedaste muy halagada y me regalaste un beso. Al
secarse la tinta no volví a ser el mismo. No dormía ni atendía mis deberes.
En el pueblo comenzaban a hablar que el pintor de la cuadra estaba
enamorado. Solo pensaba ¿Cuándo volveré a ver a esa hermosa dama?
Te vi de nuevo en aquella plaza y bailamos en la retreta. En aquel parque
nuestros besos parecían alas de mariposa. Parecía que estaba soñando. De
inmediato fui a mi confesor para contarle lo sucedido. El Padre estaba en
el confesionario y el monaguillo, preparaba la Sacristía para el siguiente
oficio sagrado.
El confesor me dijo que no te quisiera. Yo le insistía al sacerdote “Padre si
usted la viera” yo le decía que su belleza me traía loco. Que sus besos
encendían mi pasión. Que de día pienso en ella y de noche la sueño. En mi
escuela dicen que estoy loco y por pensarla en voz alta, se han conjurado
para bromearme. Me dicen que soy artista y loco, por una mujer. Padre,
quererla no es fácil. Si usted la viera.
Padre, le juro que no es en vano. Ella es de alma pura. Hay que rezarle de
rodillas ante su hermosura. Bella y radiante, como la Inmaculada de
Murillo o la Maja de Goya. Es toda una doncella que bajó del olimpo. Una
musa total que desciende y me inspira a crear los versos que canto y
pienso. Es como si una guitarra tomara forma y se convirtiera en mujer.
El sacerdote escuchaba mi confesión atentamente.
Le decía que es bella, gentil y candorosa. Que su boca es de nardos y
yerbera. Que son lluvia de mayo sus rizos. Y las flores que adornaban su
cabellera eran las montañas en todo su color. Sus ojos destellan. Más bien
escandilan. No puedo mirarla Padre. No es cosa fácil poderla querer. Es
que es tan hermosa. Es que no puedo dejar que otro quiera enamorarla y
hacerla sonreir. No lo soportaría.
Es una trigueña con los ojos color del café. Son profundos. Su piel es
tostada y emana un suave aroma de lavanda. Cuando me besa siento ir a
las nubes. Me hace cantar, vivir y soñar…Padre si usted la viera…
El clérigo insiste que amarla era perdición. Una total condena. Yo seguía
insistiendo: Padre, si usted la viera…
Le confesaba que ella era mi delirio. Que tenía el alma mía en sus ojos. El
sacerdote pensaba: ¿Sera una musa de su creación o realmente tanta
belleza es certera?
Yo con suave y dulce arrebato saqué mi libreta de dibujos y le mostré el
boceto que hice de mi dama, cuyo rostro traté de memorizar sin perder
ningún detalle. Al verlo el Cura Padre sonrió y salió una espontánea
carcajada.
Me decía: Muchacho…con razón… estás así…esta mujer es realmente
hermosa. ¡Esta sí que refleja santos amores! El Padre creía que estaba
viendo la Virgen de los Dolores. Se decía ¡Es tan bella que su luz destella!
El enamorado “imaginaba” a su noble dama coronada por los ángeles y
asunta hacia las nubes. Que los coros celestiales cantaban a su
hermosura…
El padre viendo los bocetos rápidos de aquella mujer en la Iglesia decía
¡Por lo que dibujaste es muy linda! Yo le respondí. Padre, es ella…
Al terminar la confesión me dijo: Es linda persona. Si es buena como
hermosa, no te perturbes. Que en paz te quiera. Me devolvió el dibujo y
me otorgó su bendición. Cerró el confesionario para prepararse a dar
misa. Yo en mis adentros decía ¡Padre, si usted la viera!
Si Usted la viera II
La Sátira de una locura.

Le dije a mi confesor que tenía miedo de amar a esa hermosa dama. A


veces siento que puede ser mi imaginación o que tanta belleza sea cierta.
Desde que la vi en aquel oficio sagrado del altar no dejo de pensar en ella.
Muchos me han dicho que estoy loco. Otros aseguran que es una quimera
y se burlan de mí. Tengo en mi estudio dibujos y bocetos de las mujeres
que he pintado y son bellezas perfectas. Las admiro y converso con ellas.
En ocasiones vuelan hacia mi lecho durante mi sueño y puedo ser el
amante más deseado. Me sumerjo en ese olimpo y puedo llenarme de su
inspiración para seguir creando. Todas esbeltas y hermosas. No hay
belleza que se compare como ellas. Son las musas que adornan y
custodian mi locura.
Pero mi última creación las supera a todas. No duermo ni como. Sueño
despierto en el día. Me imagino que baja hacia mí y que ella me ama con
locura y yo puedo quererla. Es mi delirio. Es mi adoración y tormento. No
puedo vivir sin pensarla.
Yo como poeta risueño y soñador necesito amar. En las noches cuando las
velas se apagan todas las noches la contemplo y mi estudio parece un
templo dedicado a ella. Creo que las otras mujeres que he pintado se
inclinan conmigo y contemplan su hermosura. Cantan liras y versos
poéticos. Y detallan cada elemento de su vestido. De sus atributos casi
divinos. Y así he pasado noches enteras. Cuando pintaba una a una, se
superaban en belleza. Pero esta es un esplendor total. Es una doncella que
es una oda a la perfección humana.
Hoy tocó a la puerta como siempre un loco que vaga por la calle, para
molestarme. Burlándose de mí me dijo: Ella no existe. Está en tu
mente…despierta porque los suspiros de una vida no vuelven. Yo
completamente lo ignoraba.
Todos los días me levantaba para pensar en la última mujer que pinté.
Hablaba con ella en voz alta. En las noches iba a mi dormitorio para
abrazar a la almohada. Le hablaba pensando en ella. Al escuchar mis
gemidos y mi yo interno estaba en total comunión con esa dama, llegué al
último nivel de mi delirio. Es mi obsesión y tormento. Día a día
contemplaba cada detalle de su hermoso vestido. Y de su piel.
Yo la creé a mi medida. La consideraba una total Venus. Da Vinci,
Botticelli, Durero y Miguel Ángel deberían inclinarse ante mi hermosa
dama. Yo sentía que al verla me hablaba y susurraba.
Unos niños se asomaban y decían: El pintor de la cuadra se volvió loco.
Habla solo y con un cuadro. Nunca en los años que el pueblo llevaba
fundado pasó ese acontecimiento. Los vecinos sentían que levitaba y que
destellaba. El pintor danzaba a solas y como si fuera una manifestación
celestial sus ojos brillaban.
Yo preguntaba: ¿Para cuando tendré ese doncella amada? La gente en el
pueblo gritaba al unísono… ¡Es tu imaginación! Y el loco completaba: ¡No
la tendrás jamás porque nunca la has tenido! Y bailaba muy
sarcásticamente. Todos abrazaban y besaban al loco. Resulta que el loco
de la cuadra era yo. Y el otro de repente ¡Recuperó la cordura! Pero no
importaba.
Yo decidí sacar el retrato a la calle. Le hablaba y susurraba todo mi amor.
Sentía que me abrazaba. La monté en un pedestal y la coroné de flores. El
pueblo entero se reía, hasta me compusieron unos versos

//Allá viene el loco


¡Échalo pa´ fuera!
Está con una loquera
Por culpa de una doncella//

Le prendí una vela cual santo de mi devoción. Para mi era una virgen
bajada del cielo. Para el pueblo era un adefesio. Las burlas y mofas
siguieron hasta llegar a la plaza del pueblo. Logro llegar a la Iglesia y el
sacerdote estaba como esperándome. Los rumores habían llegado, que
aquel pintor afanado se había convertido en el loco de la cuadra por culpa
de una pintura, evocando una dama bellamente vestida. El pueblo la
llamaba “La alocada del alocado”.
De nuevo voy y le exhorto al Cura:
Padre, si usted la viera. Ambos compartimos una hermosa historia de
amor. Siento que la amo y se ha convertido en un total delirio. Llego al
deseo y a la excitación…a veces pienso que está sacada del olimpo…si la
viera.
El confesor cae en razón y se encierran los dos en la Sacristía. Ambos se
baten a duelo.
Hijo… ¿No has pensado que todo esto que me has contado es producto de
tu imaginación? Esa mujer que has creado está en tu mente…no existe…
Pero Padre –Respondí- le dije que ella estaba aquel domingo en la Iglesia
conmigo…a mi lado…logré captar su rostro…y su hermosura me
impactó…me dio un beso y ella se convirtió en mi hermosa novia…nadie
me cree…es una total afrodita…una Venus de Milo…y…
¡SEÑOR DIOS DEL CIELO! – Volvió el Padre- Estás muy loco…ella no existe
hijo… ¿Qué ha pasado contigo? Insistes en algo que nunca existió…me
dices que supera toda mujer que ha sido creada en la historia del arte…
En la realidad hay mujeres de todos los colores y tamaños. Hay gordas,
flacas, medias, bajitas, catiras, pelirrojas, negritas, chaparras, altas…hay
muchísimas personas… ¿Y sólo quieres a alguien que está en tu
imaginación?
Padre – Le volví a insistir- Yo la amo con locura… tras la sacristía se
escuchaban las risas desenfrenadas del pueblo. El presbítero continuaba
su exhortación quizás para despertar a un alma en pena…
Hijo…realmente has sentido una piel de verdad… ¿Has mirado unos ojos
verdaderos? ¿Has hablado con personas de verdad? El mundo real se suda
se trabaja. Se lucha para lograr las cosas, se intenta, se erra y se vuelve a
comenzar si es necesario…nada cae del cielo, todo lo que en esta tierra se
mueve y es vida…y tú te encuentras perdido en un mundo
fantasioso…crees que la vida es todo bonito… ¡NO! La vida a veces duele…
No miras verdaderamente el corazón del hombre por como es…si no por
lo que tú te imaginas…has caído en el narcisismo…y en el egoísmo…no
dejas que otras personas te conozcan y te valoren como eres por seguir
algo irreal…¿Por qué sigues en tu fantasía? ¿Por qué no vives la realidad?
Porque no quiero que me lastimen…Padre…
Si no entendéis que la amargura y la dulzura son parte de la vida al igual
que el dolor y el amor son lecciones de cada día, no estás en nada. No
quieres sentir el amor, el dolor, el rechazo ni el infortunio. Prefieres estar
en la nube de tu imaginación. No quieres afrontar la vida como es. Con sus
altas y bajas. La vida real es más divertida.
Mírate. Pareces un viejo prematuro. Méndigo de ti mismo. Narciso y
egoísta. Es más. Dame el retrato.
¡Pero Padre!
¡QUE ME LO DES! –Afirmaba mientras arrancaba el retrato de mis manos -
TE LO VUELVO A DECIR. ESTO ES TUYO. DE NADIE MÁS. NO TE
PERTENECE. NO ES TU REALIDAD. ME HARTA VER A ESA MUJER
DIBUJADA. NUNCA FUE TUYA.
¡Padre, estoy enamorado de ella! Si la viera…
¡YO NO LA VEO! ¿DÓNDE ESTÁ?
¡ES ELLA! – Afirmaba yo emocionado- ¡MIRE PADRE! ¿LA VE?
Mientras entraba yo en el éxtasis con mi dama, el pueblo recitaba “SANTA
MARÍA…RUEGA POR EL…SANTA VIRGEN DE LAS VÍRGENES…RUEGA
POR EL”…yo decía….
¡PADRE! Es hermosa…mira como baila el vals conmigo…y como mueve su
falda…estoy el cielo…la veo…me susurra…me habla…una total belleza…
De repente se escucho un estruendo…el párroco rompe el retrato. Y
Siento que he despertado de un largo sueño…
Parecía que estaba saliendo de una resaca luego de una borrachera…
Padre… ¿Qué me pasó? ¿Por qué tengo este traje tan antiguo?
Esto que rompí fue parte de tu imaginación. Te encerraste en ese mundo
de fantasía…Es verdad. Tienes tanta creatividad a tu lado que se escapó
de las manos. No diferenciabas la realidad de la fantasía. Te propongo
algo. Ve y escribe de tus realidades. No vivas de un pasado imaginario o
de un futuro que no existe. La felicidad no depende de estar con una
persona. Tienes que aceptarte y ser feliz contigo mismo. Aún en tus
frustraciones y tristezas o en tus alegrías. Todo pasa.
Tu realidad es la que tienes ahora. Vívela y disfrútala.
Esa chica siempre estaba en tu mente…tenias casi un siglo atrapado sin
salida…
¿Un siglo, Padre?
Casi, es para bromearte…para que te des cuenta de las cosas…
Tu imaginación, úsala para cosas concretas y reales. Crea curvas, colores,
sabores. No vivas más duelos por quien perdiste. Agradece que te hayan
dejado una lección de vida.
Esto es una simple pasada. Después la vida te lo agradecerá y serás
agradecido. En tu realidad. Te otorgo mi bendición. No recordarás más
esto. Vete en paz.
El padre al otorgarme la bendición sentí que comenzaba algo nuevo. Ya
puedo crear. Imaginar. Soñar. Pero en todo, dentro de mi realidad. No en
una imaginación que casi me cuesta la cordura.

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