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Escultura Egipcia

La escultura egipcia constituye un capítulo muy interesante en sus dos facetas: escultura de bulto y de
relieve, y en ambas se darán prácticamente las mismas características. La escultura egipcia surge como
representación de la imagen como un elemento de supervivencia. Es el medio para fijar la personalidad
del dios o del difunto. Además está escultura sirve para la celebración de prácticas religiosas que
requiere el difunto para su peregrinación al otro mundo y la escultura divina para ofrecerle las ofrendas.

El lugar de ubicación es fundamentalmente en las tumbas y en el sancta sanctorum del templo.


Probablemente también había en los palacios, pero no como elemento de supervivencia sino
simplemente como elemento de ornamentación. La figura del faraón es la que implanta la iconografía,
los modelos y las formas en que se hará el resto de la escultura.

La pintura Egipcia
Se utilizaba para decorar las paredes de templos y tumbas, así como para ilustrar papiros.
Una técnica muy empleada fue la del fresco. Para conseguir los colores los pigmentos se diluían en
agua antes de ser aplicados sobre una pared húmeda.
La temática era muy variada y oscilaba entre las representaciones religiosas de carácter simbólico
(dioses, ritos) y las escenas de la vida cotidiana ejecutadas con gran realismo. Hay numerosas
representaciones de plantas y animales.
Los personajes de mayor importancia (faraón, sacerdotes, etc.) se pintaban en mayor tamaño que los
de menor categoría.

Música y danza en el antiguo Egipto


La música siempre ha desempeñado un papel importante en la vida de los egipcios. En la antigüedad
las familias ricas tenían sus propias compañías de músicos y bailarines, cuya función era hacer más
placentero el tiempo de ocio de sus patrones con sus interpretaciones. Los menos ricos podían contratar
grupos independientes para ocasiones especiales.

Sólo podemos imaginarnos cómo sonaba esta música, ya que los egipcios de la antigüedad no tenían
un sistema de notación, y las melodías se transmitían de generación a generación como en los
pequeños poblados en la actualidad. En el Reino Antiguo, la música debió haber sido tranquila, a juzgar
por los instrumentos que se usaban y la forma en la que los músicos aparecen representados: sentados
en el suelo viéndose unos a otros, y cada instrumentalista acompañando a un cantante diferente.

La danza, como la música, también era interpretada por profesionales. No era una expresión de la
emoción de la bailarina, sino un medio para emocionar al espectador. Las habilidades acrobáticas de
las cuales eran capaces las bailarinas del antiguo Egipto se limitaban a las ceremonias religiosas y
formaban parte de un complicado ritual. Una danza de movimientos delicados era considerada más
apropiada para las fiestas privadas.

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