¿Existe la soberanía y la seguridad alimentaria en Colombia?
La soberanía y soberanía alimentaria, según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, “depende de la estabilidad de los ciclos naturales… y de la cultura en distintas expresiones como la conservación en la memoria colectiva de las recetas tradicionales, hasta la estabilidad de las cadenas de comercialización y la seguridad de los distintos eslabones… Es la posibilidad que tenemos los habitantes del territorio de contar con esos alimentos, sin depender de decisiones que se tomen en otros centros económicos o de poder, por fuera de ese territorio”. (MAVDT, 2006). El seleccionar y guardar el mejores producto de la cosecha, ya sea de arroz maíz, café, soja, trigo y otros alimentos, para conservarla y luego volverlas a utilizar como semilla para la próxima cosecha, es una práctica ancestral que han venido ejerciendo nuestros padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y demás antepasados, profesando así lo que hemos llamado anteriormente soberanía alimentaria. Una práctica que se ha visto fuertemente violentada que a partir del año 2010, con la expedición de la resolución 970 del Instituto Colombiano Agropecuario, por medio de la cual se establecen los requisitos para la producción, acondicionamiento, importación, exportación, almacenamiento, comercialización y/o uso de semillas para siembra en el país, su control y se dictan otras disposiciones; donde en función del cumplimiento de los artículos 12 y 21 de la presente resolución en la cual se establece que se debe demostrar ante el ICA la autorización del obtentor para usar y/o multiplicar un cultivar que se encuentre protegido bajo el régimen de protección a los derechos de obtentor de variedades vegetales y que toda persona del país estará en la obligación de permitir la inspección o el ingreso a cualquier bien mueble o inmueble de los funcionarios del ICA, para ejercicio de las funciones relacionadas con la aplicación de la presente Resolución y de sus reglamentos. En aquellos casos en que se encuentren semillas identificadas o no, tratadas o no, cultivo o cosecha para su disposición a cualquier título, sobre las que se piense realizar algún uso que se encuentren almacenadas y que no cumplan con las disposiciones de la presente Resolución, habrá lugar a la imposición de medidas de control y a las sanciones correspondientes, sin derecho a indemnización alguna. Pasando así por encima de los derechos de primera generación que establece la Constitución Nacional en los artículos 3, 7 y 44 donde mencionan que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo o de sus representantes, que el Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación Colombiana y que es derecho fundamental de los niños la integridad y alimentación equilibrada, así como también, se ha forzado sobre los derechos de segunda generación como se menciona en el artículo 16 y 65 donde se expresa que todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y que . La producción de alimentos gozará de la especial protección del Estado, efecto para la cual se otorgara prioridad al desarrollo integral de las actividades agrícolas. Un ejemplo más claro, conciso y hasta descarado de lo que se ha hecho para cumplir lo que establece la Resolución 970, se muestra en el documental 9.70 de Victoria Solano, en el cual muestran cómo se vieron afectados el gremio arrocero del municipio de Campoalegre Huila, al desconocer dicha normativa que no fue socializada y que fue impuesta sin previo aviso, cometiendo vejámenes con las semillas que tenían almacenada estos campesinos, alimento al cual se le habría podido dar un mejor uso que terminar en un rellenos sanitario, acusándolos de infringir una norma y siendo judicializados por ejercer su derecho al trabajo, a la alimentación, a la soberanía y al del respeto por sus prácticas culturales y étnicas, en una actividad tan antigua en el humano como es el de la agricultura, el de sembrar y cosechar las semillas de sus propios alimentos. Todo este proceso que se ha llevado acabo el ICA con dicha resolución, se hace con el fin, de cumplir con una de las condiciones que ha puesto el Gobierno de Estados Unidos para firmal el Tratado de Libre Comercio con Colombia, que fue la de obligar a los campesinos colombianos a sembrar semillas certificadas, productos que obviamente serian vendidos por ese país. El presidente y gobierno de Colombia acepta y cumple este trato con el objetivo de ampliar la economía del país y dar otro salto al desarrollo del mismo, sin tener en cuenta las condiciones necesidades del entorno y del territorio Colombiano, en el cual solo andando apenas unos kilómetros se cambia de características culturales, sociales y ambientales un ejemplo de ello es de clima, el acento de la población del lugar, la comida, el suelo y la biodiversidad, entre muchos otros factores, este desarrollo no se ha hecho ni pensando ni considerando, todos los aspectos del territorio y la población Colombiana, además teniendo en cuenta que Colombia existe una alta presencia de comunidades indígenas y afrodescendientes las cuales, por su recorrido histórico en el país, son comunidades que merecen un trato diferenciado, a las cuales exigirles una sanción millonaria, que siembren semillas que no son producidos por ellos mismos, que cambien sus costumbres es injusto e inequitativo, y que nos demuestra que la soberanía y seguridad alimentaria, así como las practicas ancestrales y las vivencias que ocurrían alrededor de una cosecha y la siembra en el campo, es algo que poco a poco se va a volver una historia que solo podrán contar nuestros abuelos. Como lo menciona el ex mandatario Rafael Correa el desarrollo de un país no se puede realizar llegando a lo que hoy en día es un país súper desarrollado como Estados Unidos, sin antes vivir las experiencias que tuvieron que vivir estos países para llegar a donde están, y si se puede realizar se necesita más equidad con todos los factores que juegan en dicho desarrollo.