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DESTINO ETERNO

HA PENSADO DÓNDE PASARÁ LA ETERNIDAD


DESTINO ETERNO: HA PENSADO DÓNDE PASARÁ LA ETERNIDAD
Copyright © 2018 por Librería El Logos

© Librería El Logos
de Alfredo Antonio Luna Maguiña
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Dios; para este fin, se permite compartir y difundir el contenido de este
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Las citas bíblicas marcadas con la sigla NTV han sido tomadas de la Santa
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Las citas bíblicas marcadas con la sigla NVI han sido tomadas de la Santa
Biblia, Nueva Versión Internacional © 1999 por Biblica, Inc.
Todo énfasis en las citas bíblicas ha sido añadido por el autor.

Primera edición digital: febrero de 2018


Publicación: marzo de 2018

ISBN: 978-612-47642-0-2 (impreso)


ISBN: 978-612-47642-1-9 (eBook)

Esta es una versión gratuita del libro electrónico.


Disponible en:
www.libreriaellogos.com/destinoeterno

DIOS EL SEÑOR
Toda Gloria y Honra

Roca, Guía, Fortaleza y Salvación nuestra,


de Quien somos y
a Quien servimos
Contenido

Capítulo 1
DIOS
SU EXISTENCIA Y SU CARÁCTER
DIOS EXISTE................................................................................................7
EL CARÁCTER DE DIOS............................................................................15

Capítulo 2
LA REALIDAD DEL HOMBRE
Una Indeseable Realidad ....................................................................18
Después de la Muerte.............................................................................19
Destacando Virtudes............................................................................21
¿Siendo una Buena Persona?..............................................................22

Capítulo 3
LAS MALAS NOTICIAS
No Somos Buenas Personas.................................................................26
Muertos Espiritualmente....................................................................29
El Día del Juicio......................................................................................30
La Muerte Segunda.................................................................................31

Capítulo 4
LAS BUENAS NOTICIAS
El Evangelio de la Gracia de DIOS..................................................36

Capítulo 5
EL LLAMADO DE DIOS
EL ARREPENTIMIENTO............................................................................47
LA FE..............................................................................................................50
El Llamado de JESUCRISTO..................................................................52
Sensibilidad al Llamado de DIOS.....................................................54
Rechazo al Llamado de DIOS.............................................................55
Capítulo 6
ADVERTENCIAS
Persistencia en Creencias Religiosas............................................57
Persistencia en el Propio Criterio.................................................70
No sea Guiado(a) por Ciegos.............................................................76
No sea Engañado(a) más por el Pecado .......................................80

Capítulo 7
LA RESPUESTA
Los Frutos del Nuevo Nacimiento..................................................83
Ayudas para su nueva vida en CRISTO.............................................87

Propósito de este Libro............................................................ 102

Agradecimientos.......................................................................... 103
Capítulo 1

DIOS
SU EXISTENCIA Y SU CARÁCTER

«En el principio creó Dios los cielos y la tierra»


―Génesis 1:1

DIOS EXISTE
No hay ser humano en el mundo que pueda negar —o haya podido
negar— racional y conscientemente la existencia de Dios, debido a que:
«todos tenemos un sentir de Dios y una huella Suya imborrable en nuestro
interior», y «todos tenemos una clara y contundente evidencia de la exis-
tencia de Dios en el mundo natural y en la Biblia1.
Si usted «piensa que Dios no existe», le invitamos a revisar a conti-
nuación la descripción de cada uno de los argumentos antes señalados,
los cuales son razonables y objetivamente ciertos. Incluso, si usted «cree
que Dios existe» le invitamos también a revisar y a considerar estos argu-
mentos con sumo cuidado.

NUESTRA CONCIENCIA

Una primera evidencia personal es que todos tenemos internamente


«el sentir de que Dios existe», pero lo negamos a propósito por razones
que convienen a nuestra tendencia innata de autosuficiencia, orgullo y

1 Véase Wayne Grudem (2007). Teología Sistemática (Edición revisada 2009). Miami, Florida: Vida, pp.
146-148.

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DESTINO ETERNO • Capítulo uno

rebeldía. Pero en el fondo toda persona sabe que Dios existe y que Él es su
Creador, y recurrirá a Él de forma espontánea o impensada en algún mo-
mento que, normalmente, es en una situación muy crítica. Usted podrá
comprobar este argumento por sí mismo(a).
Una segunda evidencia personal es que Dios ha dejado «Su sello en el
diseño interior del ser humano», este sello interior indica que tenemos parte
de la moral y justicia de Dios y se expresa en el sentido del bien y del mal, y
de la necesidad de justicia que todos tenemos. Este argumento es veraz y
comprobable para cualquier persona. La conciencia está en la condición
de identificar lo bueno y lo malo, pero no en la capacidad de hacerlo; obrar
lo bueno o lo malo está en la voluntad y/o deseo de la persona. De manera
similar, se tiene la necesidad interior de que se haga justicia, sea la propia
o la ajena, pero viendo la injusticia que hay en el mundo, hacer justicia a
toda persona no viene del ser humano.

EL MUNDO Y EL UNIVERSO

Muchos eruditos de las ciencias han dedicado —y dedican— sus


vidas para estudiar y explicar los procesos naturales existentes, y, aun
así, muchos de ellos no han podido encontrar la profundidad de la sabi-
duría deseada para explicar sus postulados. Todo en nuestro planeta, y
lo que lo rodea, continúa siendo estudiado porque todo funciona perfec-
tamente con un equilibrio y orden que maravillan.
Pero considerando tal nivel de armonía y orden de todo lo existente,
muchas personas apoyan y creen firmemente en que el origen de todas
las cosas se dio en «una gran explosión», en que de la nada, y luego del des-
orden o caos de un gran estallido, emergió toda la materia, dando origen
al universo (Teoría del Big Bang2); también se cree que la vida en nuestro
planeta «se originó espontáneamente» por una sucesión de procesos quí-
micos ideales a partir de la materia inerte para formarse el último ante-
pasado común universal3 (Teoría de la Abiogénesis4); así mismo, también son

2 Véase La Teoría del Big Bang y el Origen del Universo (s.f.), Disponible en:
http://www.astromia.com/astronomia/teoriabigbang.htm. Consultado el 14 de noviembre de 2017.
3 Conocido por sus siglas en inglés LUCA (Last Universal Common Ancestor), es el hipotético primer
ser vivo del cual descienden todos los existentes. A la fecha aún no se tiene consenso científico de
cómo pudo ser este hipotético primer organismo. Véase Último antepasado común universal (s.f.). En
Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Último_antepasado_común_universal. Consultado el 29 de
diciembre de 2017.
4 Véase Abiogénesis (s.f.). En Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Abiogénesis. Consultado el 29
de diciembre de 2017.

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DIOS: Su existencia y Su carácter

muchos los que confían y respaldan la teoría que afirma que «este ser
vivo», que se originó de forma espontánea, atravesó por prolongados y
complejos cambios de funciones, formas y habilidades durante el trans-
curso de largas generaciones, «evolucionando en poblaciones diversas me-
diante un proceso conocido como Selección Natural», con el cual se infiere
que, los organismos más aptos al medio ambiente heredan sus rasgos a
las generaciones futuras, dando como resultado cambios en las poblaciones
para adaptarse a sus entornos, hasta que las variaciones se acumulen con
el tiempo y formen —y sigan formando— «nuevas especies». Según estas
deducciones, el ser humano evolucionó de otras poblaciones, así como
también todo el mundo natural tal como lo vemos hoy en día (Teoría de la
Evolución Biológica por Selección Natural5).
El gran problema con estas posturas es que se basan en teorías «impo-
sibles de ser observadas o comprobadas», es decir, no existen evidencias
observables para demostrar que son ciertas científicamente. No se debe
confundir una teoría con «una ley», pues una ley es aquella que ha sido de-
mostrada cierta mediante el «método científico». Un ejemplo es la «Ley de la
Gravedad», formulada por Isaac Newton. Nadie puede negar la existencia
de la gravedad, aunque comprobarlo pueda resultar doloroso algunas
veces.
Entonces, ¿qué argumentos de estas famosas teorías no han podido ser
comprobados?
Por ejemplo, la «Teoría de la Abiogénesis» —o generación espontánea de
vida— que cuenta con varias hipótesis derivadas, «no presenta ninguna
evidencia observable del principal argumento», pues aun, con todos los
avances modernos de la ciencia, ningún científico ha podido «crear o
recrear espontáneamente a un ser vivo», es imposible hacerlo y no puede
ser demostrado científicamente; por ello, sólo se han limitado a estudiar
los códigos genéticos de organismos existentes para intentar representar
un «árbol genético de la vida» y tratar de reconstruir6 al supuesto «último

5 Para mayor referencia del fundamento de la Teoría de la Evolución Biológica a través de la Selección
Natural vea el libro de Charles Darwin: On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preser-
vation of Favoured Races in the Struggle for Life [El origen de las especies por medio de la selección natural, o la
preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida] publicado en 1859. Puede ver una descripción de
El Origen de las Especies. (s.f.). En Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/El_origen_de_las_especies.
Consultado el 14 de noviembre de 2017.
6 Véase Anthony Poole (2009, abril), ¿Cuál es el Último Ancestro Universal Común (LUCA)? Dispo-
nible en: http://www.actionbioscience.org/esp/nuevas-fronteras/poolearticulo.html. Consultado el 29
de diciembre de 2017.

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DESTINO ETERNO • Capítulo uno

antepasado común universal».


Por otro lado, la «Teoría de la Evolución por Selección Natural» presenta
un problema crítico: «no existe ni una sola evidencia observable de la
macroevolución7 o cambio de género», es decir, no existe evidencia que de-
muestre que una bacteria llegue a ser un alga, que un pez se convierta en
un reptil, que un dinosaurio se convierta en un ave, o que un primate se
convierta en un ser humano, entre otros; toda la evidencia existente sólo
manifiesta la «adaptación de las especies», que ciertamente ocurre, pero no
se ha demostrado ningún cambio de género. En efecto, esto sólo confirma
los serios problemas «científicos» de la Evolución, pues involucra difi-
cultades comprobadas en sus diversas hipótesis8: (1) genéticas, porque
las mutaciones causan daño y «no producen mejoría ni complejidad»; (2)
bioquímicas, porque los procesos aleatorios «no pueden producir comple-
jidad celular»; (3) paleontológicas, porque el registro de fósiles «carece de
fósiles intermedios», y (4) taxonómicas, porque diferentes genes de orga-
nismos «tienen historias “evolutivas” contradictorias al de un árbol de la
vida», por ende, son opuestas al argumento del antepasado común de la
teoría.
En tal sentido, no vaya a creer que todo lo que ha visto y oído acerca
de la supuesta «evolución del hombre», y de los demás seres vivos, ha sido
real; por el contrario, todo ha sido —y es— parte de una elaborada y
fraudulenta estrategia para imaginar y generar «evidencias» o «esla-
bones perdidos» para representar un falso proceso evolutivo o árbol de la
vida. Triste e increíblemente, la Teoría de la Evolución —junto a sus falsos
argumentos y otras teorías complementarias— siguen enseñándose
y publicitándose mundialmente como una «verdad científica», cuando
nunca fueron, ni serán, comprobadas ciertas por el método científico. De
este modo, quienes insistan en creerla o defenderla, tendrán que confor-
marse con que jamás tendrán alguna evidencia real observable, puesto
que la teoría sostiene que son necesarios millones de años para un cambio
7 Véase Ray Comfort [Living Waters]. (2014, abril 17). Evolución vs. Dios [Archivo de video], Disponible
en: https://www.youtube.com/watch?v=9YatS114FNg. Consultado el 16 de noviembre de 2017. Es un
alturado debate acerca de los problemas en los fundamentos de la Evolución con destacados profesio-
nales de la Universidad de Minessota Morris, Universidad de California (UCLA) y de la Universidad
del Sur de California (USC), expertos en ciencias, biología, química, bioquímica, geología, antropología,
ciencias biológicas y antropológicas, ciencias ambientales, ecología y biología evolucionaria.
8 Véase Justin Taylor (2015, enero 21), 5 Scientific Problems with Current Theories of Biological and Chemical
Evolution [5 Problemas científicos con las actuales Teorías de la Evolución Biológica y Química]. El artículo
en inglés está disponible en: https://www.thegospelcoalition.org/blogs/justin-taylor/5-scientific-pro-
blems-with-current-theories-of-biological-and-chemical-evolution. Consultado el 29 de diciembre de
2017.

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DIOS: Su existencia y Su carácter

de género o para una macroevolución. Por tanto, apoyar el Evolucionismo


tendrá que ser una cuestión de «fe ciega» y no de hechos comprobables.
Pero ¿no es la fe algo opuesto a lo científico? Esto resulta aun más contra-
dictorio, si consideramos la opinión de un gran referente contemporáneo
de la Evolución acerca de la Fe:
«Fe es la gran escapatoria, la gran excusa para evadir la
necesidad de pensar y evaluar la evidencia. La fe es creencia a
pesar de, incluso tal vez debido a, la falta de evidencia»
Richard Dawkins9
Si la intención de Dawkins fue criticar y burlarse de la fe, lo que con-
siguió con su propia declaración fue afirmar que la postura «científica»
de la Teoría de la Evolución se ampara precisamente en la fe que él mismo
«define» y critica, ya que, «por la falta de evidencias científicas de la
Evolución», los que apoyan y defienden esta teoría deben recurrir a una
«fe ciega» como una escapatoria y gran excusa para evadir la falta de
evidencias.

Frente a esta gran contradicción del Evolucionismo, también es impor-


tante citar la opinión de aquellos grandes científicos que muchos po-
drían considerar ateos u opuestos a la existencia de Dios:
«El sistema más hermoso del sol, planetas y cometas, sólo
podría proceder del consejo y el dominio de un Ser inteligente
y poderoso […] Este Ser gobierna todas las cosas, no como el
alma del mundo, sino como el Señor sobre todo; y debido a su
dominio, Él es llamado Señor Dios Todopoderoso o Gobernante
Universal» Isaac Newton10
«En vista de tal armonía del cosmos que yo, con mi limitado
entendimiento humano, soy capaz de reconocer, aún hay
personas que dicen que no hay Dios. Pero lo que realmente me
hace enojar es que me citan para apoyar tales opiniones»
Albert Einstein11
9 Richard Dawkins (1994, diciembre). The Nullifidian [El Incrédulo]. Nullifidian recopila el debate
sobre la existencia de Dios entre Dawkins y el arzobispo John Habgood durante un festival de ciencia
en Edimburgo en 1992. La cita se encuentra en la sección Inheriting Religion [Religión heredada] y está
disponible en: http://www.expreacher.com/Dawkins_Debate.htm. Consultado el 30 de diciembre de
2017. Richard Dawkins es un etólogo, zoólogo, biólogo evolutivo​y divulgador científico británico, una
de las máximas autoridades modernas en temas evolutivos e impulsador del ateísmo a través de su
Fundación.
10 Isaac Newton (1687). The Principia: Mathematical Principles of Natural Philosophy [Principia: Principios
Matemáticos de la Filosofía Natural. 3ra ed., 1726]. Libro 3, Regla IV: General Scholium, p. 941.
11 Clark, Ronald W. (1971). Einstein: The Life and Times [Einstein: La vida y los tiempos]. New York: World
Publishing Company, p. 425.

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DESTINO ETERNO • Capítulo uno

«[...]Puedo decir que es imposible concebir que este grandioso


y maravilloso universo, con nuestros seres conscientes, surgió
por casualidad, me parece el principal argumento para la
existencia de Dios; pero si este es un argumento de valor
real, nunca he sido capaz de decidir. Soy consciente de que si
admitimos una primera causa, la mente todavía anhela para
saber de dónde vino y cómo surgió […] La conclusión más
segura parece ser que todo el tema está más allá del alcance del
intelecto del hombre» Charles Darwin12

Cada día vemos y sentimos el perfecto equilibrio de incontables ma-


ravillas naturales alrededor nuestro; como el sol, que saliendo sin falta
cada mañana nos regala luz y calor; como las lluvias, que alimentan los
ríos y calman la sed de la tierra y de las criaturas; como los ríos, que van
al mar sin desbordarlo porque retornan al lugar de donde vinieron para
volver a correr; como el alimento necesario, que da sustento a plantas,
animales y hombres; como la composición ideal del inagotable aire que
respiramos cada instante, y un sin número de magníficos procesos natu-
rales que siguen funcionando perfectamente.
Pero aun, con toda esta asombrosa evidencia, las personas no creen
en un sabio y poderoso Creador; sino ponen «toda su confianza en false-
dades», pretendiendo evadir las contundentes evidencias de la existencia
y naturaleza de Dios, que en el fondo saben:
«Lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues
Él mismo se lo ha revelado. Porque desde la creación del mundo las
cualidades invisibles de Dios, es decir Su eterno poder y Su naturaleza
divina, se perciben claramente a través de lo que Él creó, de modo que
nadie tiene excusa» ―Romanos 1: 19-20 (NVI)
«Cambiaron la verdad acerca de Dios por una mentira. Y así
rindieron culto y sirvieron a las cosas que Dios creó pero no al
Creador mismo…» ―Romanos 1: 25 (NTV)

Por consiguiente, el ser humano no tiene excusa, Dios existe. Pero


creer que Dios existe no se basa en una «fe ciega», no es como creer cie-

12 Charles Darwin (1873, abril 2). Darwin Correspondence Project [Proyecto de Correspondencia Darwin].
“Carta no. 8837”, respondida por Darwin a Nicolaas D. Doedes, un estudiante de la Universidad
Utrecht de Holanda. Doodes preguntó a Darwin acerca de las bases en las que él creía en la existencia
de Dios. Disponible en: http://www.darwinproject.ac.uk/letter/DCP-LETT-8837.xml. Consultado el 15
de noviembre de 2017.

12
DIOS: Su existencia y Su carácter

gamente en el Evolucionismo; al contrario, creer en Dios se basa en la evi-


dencia hallada en todo el mundo natural, en todo lo que rodea al mundo
natural, en la conciencia del ser humano y en la propia Biblia.
«Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la
obra de Sus manos» ―Salmos 19:1
«Den gracias al SEÑOR Omnipotente; Su gran amor perdura
para siempre. Al Único que hace grandes maravillas;…Al que con
inteligencia hizo los cielos;…Al que expandió la tierra sobre las
aguas;…Al que hizo las grandes luminarias;…el sol, para iluminar
el día;…la luna y las estrellas, para iluminar la noche;…Al que
alimenta a todo ser viviente;…¡Den gracias al Dios de los cielos»
―Salmos 136:3-9, 25-26 (NVI)
«En épocas pasadas Él permitió que todas las naciones siguieran
su propio camino. Sin embargo, no ha dejado de dar testimonio de
Sí mismo haciendo el bien, dándoles lluvias del cielo y estaciones
fructíferas, proporcionándoles comida y alegría de corazón»
―Hechos 14:16-17 (NVI)
«El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo
y de la tierra…Él es quien da a todos la vida, el aliento y todas las
cosas. De un solo hombre hizo todas las naciones…para que todos lo
busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren... En verdad Él no está
lejos de ninguno de nosotros, puesto que en Él vivimos, nos movemos
y existimos» ―Hechos 17:24-28 (NVI)

LA BIBLIA

La evidencia de que Dios existe está en toda la Escritura, de principio


a fin, y da por entendido que Dios existe y siempre ha existido. Al inicio
de la Biblia, en el libro de Génesis, se declara lo que el Dios eterno ha
hecho: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Génesis 1:1). Al final
de la Biblia, en el libro de Apocalipsis, se menciona que Dios siempre
ha existido: «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin —dice el Señor
Dios—. Yo soy el que es, que siempre era y que aún está por venir, el Todopode-
roso» (Apocalipsis 1:8 NTV).
Pues bien, en el momento que venga a nosotros la convicción de que
la Biblia es verdadera, entonces, no sólo sabremos de que Dios existe,
sino que también podremos saber «cómo es Dios», es decir, cómo es Su

13
DESTINO ETERNO • Capítulo uno

verdadera esencia y carácter.

Le hemos presentado estos argumentos, no porque tengamos la inten-


ción de inducirle a creer que Dios existe, sino porque nos interesa que
usted «forme una opinión en base a un razonamiento correcto», forjado a
partir de «evidencias reales» y no a partir de presuposiciones que sean
falsas. Por esta razón, consideramos necesario exponer algunas «falsas
evidencias» empleadas para negar la existencia de Dios; pero, principal-
mente, hemos querido presentar los «argumentos reales» de la existencia
de Dios, los cuales pueden ser observados por usted, y por cualquier
persona, en este preciso instante.
Ahora bien, si usted ha revisado estos argumentos, también habrá com-
probado la clara, contundente y real evidencia existente para afirmar que
Dios existe. Sin embargo, y al mismo tiempo, también somos conscientes
que no podemos llegar a comprender todo lo que vemos y sentimos. Así
que, sabiendo que somos tan limitados, frente a los aún «misterios» del
universo y de la naturaleza, lo más sensato sería compartir lo que dijo el
más sabio rey que ha existido:
«Pude ver todo lo hecho por Dios. ¡El hombre no puede comprender
todo lo que Dios ha hecho en esta vida! Por más que se esfuerce por
hallarle sentido, no lo encontrará; aun cuando el sabio diga conocerlo,
no lo puede comprender» ―Eclesiastés 8:17 (NVI)

Por tanto, existe un solo Dios, un único, verdadero y gran Dios vi-
viente, Quien creó todas las cosas, tanto las visibles como las invisibles
a nuestros ojos, todo el firmamento —el espacio, galaxias, estrellas,
cuerpos celestes— todo el mundo en el que vivimos, todos los bosques,
las plantas, los animales, y toda perfecta relación entre sí, y todo ele-
mento que permite la vida. Esta es la evidencia innegable de un gran dise-
ñador y formador inteligente con una sabiduría y poder sin igual.
No obstante, si todo lo que hemos visto hasta ahora no le sorprende,
entonces véase a sí mismo(a) en este momento y piense en todo su cuerpo
y en la complejidad de su funcionamiento, y sin la necesidad de ser mé-
dico o biólogo(a) usted puede comprobarlo en este mismo momento:
«sus ojos —a través de sus córneas, pupilas, cristalinos, retinas y nervios
ópticos— su cerebro y la luz de su entorno interactúan de una manera
perfecta para que pueda leer este párrafo y entienda que algo que parece ser

14
DIOS: Su existencia y Su carácter

tan simple para un ser humano es imposible para cualquier otra criatura
en el mundo». Sorpréndase, hemos sido creados a la imagen de Dios.
«Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme
a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de
los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra» ―Génesis 1:26

EL CARÁCTER DE DIOS13
Mucho se habla acerca de que Dios es amor, y verdaderamente Él es
amoroso (se da eternamente a otros) y bondadoso (es la norma suprema del
bien, en Su misericordia, paciencia y gracia), pero Dios no sólo es amor y es
bueno, también es independiente (no necesita de nada ni de nadie), es in-
mutable (es inalterable en Su esencia), es eterno (no es limitado por el tiempo),
es omnipresente y es espíritu (no es limitado por el espacio), es invisible (en
Su plena esencia), es omnisciente y sabio (lo sabe todo y escoge lo mejor), es
veraz (no miente), es paz (separado de toda confusión y desorden), es omni-
potente y soberano (puede hacer Su santa voluntad), es celoso (protege Su
honor), es perfecto (es pleno en excelencia), y además Dios «es santo y es
justo».
¿Y qué significa que Dios sea santo y justo?
Considerar la «santidad» y «justicia» de Dios ha resultado demasiado
incómodo para las personas, de tal forma que las han interpretado a su
modo o las han dejado de lado completamente.
Pero es imposible pretender saber cómo es Dios si no se considera Su
santidad. «La santidad de Dios» no es sólo una característica más que des-
cribe cómo es Dios, sino es la misma «esencia de Dios», porque así como
«Dios es Divino», también «Dios es Santo».

Dios es Santo

La santidad de Dios significa que Él «está totalmente separado del pe-


cado» por ser «moralmente puro», y está dedicado a «mantener en alto
Su honor».

13 Véase Wayne Grudem (2007). Teología Sistemática (Ed. rev. 2009). Miami, Florida: Editorial Vida, pp.
159-233.

15
DESTINO ETERNO • Capítulo uno

«Santo, santo, santo es el SEÑOR Todopoderoso; toda la tierra está


llena de Su gloria» ―Isaías 6:3 (NVI)
«¡Nadie es santo como el SEÑOR! Aparte de Ti, no hay nadie»
―1 Samuel 2:2 (NTV)
«Son tan puros Tus ojos que no puedes ver el mal»
―Habacuc 1:13 (NVI)
Dios mismo es «el Santísimo», por lo cual la santidad de Dios provee
el patrón que debe ser imitado. Dios ordena:
«Sean santos, porque Yo, el SEÑOR su Dios, soy santo»
―Levítico 19:2 (NVI)

Dios también es Justo

La Justicia de Dios significa que Dios «siempre actúa de acuerdo con


lo que es recto y justo», siendo Él mismo «la norma suprema de justicia».
«Dios es fiel; no practica la injusticia. Él es recto y justo»
―Deuteronomio 32:4 (NVI)
«El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?»
―Génesis 18:25
«Yo el SEÑOR, hablo justicia y declaro lo que es recto»
―Isaías 45:19 (NBLH)
La justicia de Dios castiga el pecado porque «es malo» y «no merece
recompensa», de este modo, el hombre es tratado como se merece, con-
forme al carácter moralmente puro de Dios. Es decir, debido a que Dios
ama todo lo justo y bueno, «detesta intensamente todo lo que va contra
Su supremo carácter moral», manifestándose así Su ira contra todo pecado.
«Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra
toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad
obstruyen la verdad» ―Romanos 1:18 (NVI)

Ahora que ha visto una pequeña muestra del carácter del Dios verda-
dero, es muy importante que también comprenda que existe «una unidad
de todas las características que describen a Dios en la esencia misma de
Su carácter», en otras palabras, todo el Ser de Dios incluye Su santidad,
Su justicia, Su amor, Su omnipotencia, Su veracidad, Su eternidad, etc.,

16
DIOS: Su existencia y Su carácter

como una unidad en cada circunstancia, sin que dejen de actuar por sepa-
rado. La Biblia lo explica de esta manera:
«Entonces pasó el SEÑOR por delante de él y proclamó: “El SEÑOR,
el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante
en misericordia y verdad (fidelidad); que guarda misericordia a
millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y
que no tendrá por inocente al culpable; que castiga la iniquidad de los
padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y
cuarta generación» ―Éxodo 34:6-7 (NBLH)

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Capítulo 2

LA REALIDAD DEL HOMBRE

«Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó


por su camino»
―Isaías 53:6

Una Indeseable Realidad


Hay una estadística que no falla y es inevitable: «de cada cien personas
las cien mueren». No hace falta investigar acerca de este asunto para estar
de acuerdo con esa estadística, pero en el fondo, todos tenemos la espe-
ranza que la muerte esté «lo más lejos posible de nosotros» para tener el
tiempo necesario en cumplir los planes de vida trazados. De este modo,
intentamos mantener una «buena salud» a fin de estar en condiciones de
poder cumplir nuestras responsabilidades y lograr satisfacer nuestras ne-
cesidades, con la expectativa de mantener las cosas en control en el con-
tinuo quehacer diario. En consecuencia, es comprensible que la muerte
sea lo último de lo que quisiéramos hablar. Sin embargo, si nos permite
insistir, «al ser la muerte inevitable»: ¿Ha pensado seriamente en el día de
su muerte? Porque escrito está:
«Presten atención, ustedes que dicen: “Hoy o mañana iremos a
tal o cual ciudad y nos quedaremos un año. Haremos negocios allí
y ganaremos dinero”. ¿Cómo saben qué será de su vida el día de
mañana? La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece
un rato y luego se esfuma» ―Santiago 4:13-14 (NTV)

Así pues, un día moriremos; aunque tengamos una buena salud, y


«nos esté yendo bien», podríamos sufrir un terrible accidente o ser víc-

18
La realidad del hombre

timas de un fenómeno natural. De igual forma, si padecemos de alguna


enfermedad o somos de avanzada edad, no bastarán todos los progresos
y esfuerzos de la medicina para prolongar más nuestra vida, finalmente
nos vendrá la muerte. Con todo, en cualquier caso, la muerte es cuestión
de tiempo.
Realmente la muerte es una terrible tragedia y es triste considerarla,
pero es muy importante ser conscientes de su inevitable llegada y de «lo
que verdaderamente ocurrirá con nosotros al morir».

Después de la Muerte
Es válido afirmar que, inmediatamente después de la muerte de una
persona, todas sus funciones vitales cesarán y su cuerpo inerte o ina-
nimado comenzará a descomponerse, pero «¿esto implica el fin del ser
humano o hay algo más?»
Hay muchos puntos de vista para responder a esta pregunta, algunos
dirán «que no hay nada después de la muerte y así acaba todo», otros pensarán
«que continuarán viviendo en otro tipo de realidad», otros creerán «que vol-
verán a existir en otro cuerpo humano, u otro ser viviente, o cualquier cosa ma-
terial», otros afirmarán «que irán a un lugar de purificación para tener la vida
eterna», otros estarán convencidos «que dormirán profundamente hasta ser
restaurados, o ser aniquilados», entre muchas otras creencias, pero «¿cuál
es la verdad?»
Para empezar, la Escritura nos indica lo que ocurre con nosotros al
momento de morir:
«Nadie puede retener su espíritu y evitar que se marche. Nadie tiene
el poder de impedir el día de su muerte. No hay forma de escapar de
esa cita obligatoria» ―Eclesiastés 8:8 (NTV)
«Y exhaló el espíritu, y murió Abraham» ―Génesis 25:8

Según la Biblia, el ser humano está vivo porque tiene el espíritu (alma)
y, por consiguiente, «muere físicamente al no tener el espíritu». Entonces,
si el espíritu nos da vida, ¿cómo llegamos a tener el espíritu? ―Nueva-
mente la Escritura nos enseña acerca del origen del espíritu humano:
«El SEÑOR que extiende los cielos, pone los cimientos de la tierra y

19
DESTINO ETERNO • Capítulo dos

forma el espíritu del hombre dentro de él» ―Zacarías 12:1 (NBLH)


«Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y
sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente»
―Génesis 2:7 (NBLH)
«Ciertamente espíritu hay en el hombre, y el soplo del Omnipotente
le hace que entienda» ―Job 32:8

En tal sentido, después de la muerte ¿qué ocurre con nuestro espíritu?


¿también muere o a dónde va? ―La Biblia dice:
«Todo lo hizo hermoso en Su tiempo; y ha puesto eternidad en el
corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha
hecho Dios desde el principio hasta el fin. Como tú no sabes cuál es el
camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer
encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas»
―Eclesiastés 3:11, 11:5
«No temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden
matar» ―Mateo 10:28

Pues bien, la Biblia enseña que el espíritu (alma) del ser humano «no
muere», por tanto, la muerte física solamente es el estado de separación
del cuerpo y del espíritu (alma). Por eso, aunque no podamos compren-
derlo del todo, nuestro cuerpo muere, pero nuestro espíritu (alma) «no
morirá». Entonces, teniendo en mente esto, es necesario hacerle una pre-
gunta muy importante:

Si hoy muriera ¿Sabe con certeza a dónde iría su espíritu?

La Biblia claramente enseña que existen sólo dos lugares posibles


para el destino del espíritu o del alma: «El Cielo» o «El Hades» (Lucas
23:43; 2 Corintios 5:8; Lucas 16:23; Hechos 2:31). Las Santas Escrituras no
indican «ningún otro lugar».
Y si se pregunta cómo son estos dos lugares, en seguida presentamos
una breve descripción:

El Cielo: En la Biblia también es llamado Paraíso (Lucas 23:43), Casa del


Padre (Juan 14:2), Descanso (Hebreos 4:9), Patria celestial (Hebreos 11:16),
el Reino de Dios y de Cristo (Efesios 5:5). Entonces, «el Cielo» puede de-

20
La realidad del hombre

finirse como el lugar de luz y vida eterna, de santidad, pureza y belleza


exquisita, donde mora Dios y Sus ángeles, y donde los «justos» gozarán
de Su presencia y de Sus maravillosas y eternas bendiciones (Tito 1:2,
Mateo 25:46, Salmos 72:17).

El Hades: La Biblia describe «el Hades» como un lugar de castigo y tor-


mento para los espíritus (o almas) de las personas impías impenitentes
—personas incrédulas pecadoras no arrepentidas— mientras esperan la resu-
rrección de sus cuerpos para ser condenadas por la eternidad en el juicio
final (Lucas 16:19-31, Daniel 12:2).
Por tanto, ahora que conoce acerca de los «dos únicos lugares» para
el destino del espíritu o el alma del ser humano, entonces:

Si muriera hoy ¿A dónde cree que iría su espíritu?


¿al Cielo o al Hades?
Si respondió «al Cielo»: ¿Realmente está seguro(a) de merecer libre
entrada al Cielo? ¿Considera entonces ser justo(a)?
Si respondió «al Hades»: ¿Considera este destino tan grave y terrible
como realmente lo es?, ¿le preocupa de verdad?
Cualquiera sea su respuesta, incluso si usted cree que puede tener
otro destino, o cree no tener ninguno, por favor, le invitamos a leer y
considerar «CON URGENCIA» las siguientes secciones.

Destacando Virtudes
Posiblemente usted quisiera corregir algunos aspectos de su carácter,
de tal modo que le permitan mejorar sus relaciones familiares, laborales
y sociales; por otro lado, también contará con muchas cualidades que
le han hecho destacar, simpatizar o empatizar con muchas personas,
incluso virtudes que le hacen a usted una mejor persona, en compara-
ción con otras, en diversos aspectos; sin embargo, antes de seguir exami-
nando y pensando en aquellas cosas que le pueden hacer sobresalir ante
los demás, permítanos hacerle otra pregunta:

¿Piensa usted que en estos días vivimos en una sociedad


cada vez más inmoral?

21
DESTINO ETERNO • Capítulo dos

Para responder adecuadamente a esta pregunta es necesario definir


«qué es moral». La Real Academia Española (RAE) define este término
como: «las acciones de las personas, desde el punto de vista de su obrar en rela-
ción con el bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre todo, colec-
tiva»; también indica que: «Está basado en el entendimiento o la conciencia, y
no en los sentidos». Por otro lado, la RAE define «inmoral» como: «lo que
se opone a la moral o a las buenas costumbres».
Es decir, la moral —que está basada en la conciencia— nos orienta
para saber qué acciones son «correctas» (buenas) y cuales son «incorrectas»
(malas); mientras, que lo inmoral, se opone a la identificación de qué ac-
ciones son correctas y cuáles incorrectas. Este proceso lo hacemos interna-
mente en nuestros pensamientos. Pero ¿qué ocurre cuando decidimos
actuar?, ¿hacemos siempre lo bueno?
La RAE define «remordimiento» como: «Inquietud, pesar interno que
queda después de realizar lo que se considera una mala acción». ¿Ha tenido
remordimientos? —Todos lo tenemos. Veamos que dice La Biblia:
«Ellos demuestran que tienen la ley de Dios escrita en el corazón,
porque su propia conciencia y sus propios pensamientos o los acusan
o les indican que están haciendo lo correcto» ―Romanos 2:15 (NTV)

En consecuencia, para ser bueno o moral, no basta con saber qué es lo


bueno —o lo correcto— sino que «debemos hacer lo bueno». Ciertamente,
al actuar en contra de la moral nuestra conciencia nos culpará por no
haber hecho lo correcto. Incluso cuando las personas que cataloguemos
de «inmorales» actúen inmoralmente, sus conciencias también les acu-
sarán, aunque no lo demuestren.
Ahora bien, después de este necesario interludio, puede volver a
examinar sus virtudes, aunque esta vez pregúntese también cuántas
de sus cualidades realmente le hacen ser «moralmente mejor» que otras
personas.

¿Siendo una Buena Persona?


Con seguridad no nos calificaríamos como las personas «más mal-
vadas» que pueda haber, ya que «actuamos de la mejor manera» y «como
mejor nos puede parecer», siempre tratando de vivir en armonía con los

22
La realidad del hombre

demás y sin hacer daño a nadie —o por lo menos sin la intención de ha-
cerlo— y podríamos pensar, en líneas generales, que somos «buenas per-
sonas» o inclusive de «buenas costumbres». Pero ¿realmente lo somos?,
¿cree usted que es una buena persona?, ¿qué le dice su conciencia? Si hay
algo que le acusa en este momento, su conciencia no se compara con lo
que Dios sabe acerca de usted:
«Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón
es Dios, y Él sabe todas las cosas» ―1 Juan 3:20
«Lámpara del SEÑOR es el espíritu del hombre que escudriña lo más
profundo de su ser» ―Proverbios 20:27 (NBLH)

No obstante, si usted aún piensa que es una persona decente o buena,


quizás sea porque está comparándose con otras personas. Para afirmar
ser una buena persona usted debe compararse con el «verdadero estándar
de lo moralmente correcto», con el «verdadero dictamen de lo que es bueno
y no es malo», es decir, usted debe compararse con el mismo estándar del
«carácter de Dios». En el capítulo anterior se habló de «cómo es Dios»,
y vimos que Dios es Santo porque es «moralmente puro». Por tanto, si
quiere probar su bondad o demostrar si es una buena persona, entonces
tendrá que probarse ante «Dios mismo», ante el verdadero carácter de Dios,
el cual se expresa en Su Ley Moral: «Los Diez Mandamientos».
En este momento su conciencia será quién hable por usted, y —antes
de nada— por favor le pedimos que sea tan sincero(a) como nunca antes
lo pudo haber sido, pues nadie más podrá ver o escuchar sus respuestas,
esto será sólo entre Dios y usted. Así que, para este propósito, solamente
tomaremos algunos de los Diez Mandamientos:
Noveno Mandamiento: No mentirás (Éxodo 20:16): ¿Podría usted contar
cuántas mentiras ha dicho en su vida?, ¿pocas?, ¿incontables? No im-
porta si es una sola o miles, la persona que miente se convierte en menti-
rosa; y esto lo hacemos a pesar de que nuestra conciencia nos indica que
es incorrecto.
Tercer Mandamiento: No tomarás el Nombre del SEÑOR tu Dios en
vano (Éxodo 20:7): ¿Ha usado o pronunciado el Nombre de Dios con
ligereza o de forma trivial, expresando su asombro, enojo o tristeza? ¿Ha
usado el Nombre de Dios en alguna frase vulgar, de doble sentido o
irreverente? ¿Ha invocado el Nombre de Dios para afirmar una mentira

23
DESTINO ETERNO • Capítulo dos

o un vano juramento? Si es así, realmente para usted no tiene valor alguno


el sagrado Nombre de Dios, y eso es «blasfemia». El Señor no tendrá por
inocente al que tome Su Nombre en vano (Éxodo 20:7).
Octavo Mandamiento: No hurtarás (Éxodo 20:15): ¿Usted ha robado
algo? No piense que el tamaño o cantidad hace alguna diferencia, si
ha «tomado» de alguien nada más que diez céntimos es lo mismo que
haberle robado cien soles o más. Piense también en las veces que copió
respuestas en un examen, o tomó publicaciones de otras personas como
si fuesen suyas (plagio), piense en el tiempo que robó de su trabajo para
dedicarlo a otros asuntos, o quizá en los impuestos que no declaró,
piense que la piratería de programas, música, películas o libros es robo
de autoría; quien roba algo es un ladrón. Escuche su conciencia.
Séptimo Mandamiento: No cometerás adulterio (Éxodo 20:14): ¿Ha co-
metido usted adulterio? Jesús dijo que «cualquiera que mira a otra persona
para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón» (Mateo 5:28). ¿Ha mirado
usted con lujuria a otra persona? De ser así, ya ha cometido adulterio.
Además, toda inmoralidad sexual también quebranta este mandamiento:
El sexo antes del matrimonio o fornicación, el sexo fuera del matrimonio,
los pensamientos lujuriosos y toda perversión o desviación sexual.
Sólo al cometer «adulterio» usted también quebranta estos
Mandamientos:
‒‒ No tomarás el nombre del SEÑOR tu Dios en vano (si se ha ca-
sado): prometió fidelidad a su cónyuge ante el Nombre de Dios;
usted ha mancillado Su Nombre, eso es blasfemia.
‒‒ Honrarás a tu padre y a tu madre (Quinto Mandamiento, Éxodo
20:12): con su conducta entristece a sus padres y menosprecia y
desobedece su consejo (de estar vivos), o deshonra su memoria
(de estar muertos).
‒‒ No hurtarás: tomar a la persona que pertenece a otra, privar los
derechos de su propio(a) cónyuge —maltratarle, quitarle el apoyo
económico, quitarle la custodia del hijo o hijos, etc.—.
‒‒ No mentirás: mentir a su cónyuge, a su(s) hijo(s) —si lo(s) tiene—
a su familia y a sí mismo(a).
‒‒ No codiciarás (Décimo Mandamiento, Éxodo 20:17): al desear y codi-
ciar a quien no le pertenece.

24
La realidad del hombre

Con todo esto, usted también habrá violado el «principal de los


Mandamientos»:
«Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas»
―Marcos 12:30

Porque toda inmoralidad o pecado quebranta la Ley, y «es una ofensa


directa» al Dios santo:
«Todo aquel que comete pecado, infringe la ley; pues el pecado es
infracción de la ley» ―1 Juan 3:4
«¿Cómo podría yo cometer tal maldad y pecar así contra Dios»
―Génesis 39:9 (NVI)
«Entonces David confesó a Natán: ―He pecado contra el SEÑOR»
―2 Samuel 12:13 (NTV)

Luego de haber examinado algunos Mandamientos, su conciencia le


dirá que ha violado la Ley Moral de Dios, que ha hecho lo malo ante los
ojos de Dios y ha pecado. La mentira, el robo, el adulterio, la blasfemia,
la deshonra a sus padres y la codicia, serán parte de algunas de sus trans-
gresiones. Esta «condición pecaminosa» demuestra que usted no ama a
Dios verdaderamente, se ha desviado de Su buena voluntad, y ha seguido
sus propios deseos. De esta manera, usted «no puede agradar a Dios»:
«Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones»
―Eclesiastés 7:29
«La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete
a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la
naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios»
―Romanos 8:7-8 (NVI)

Asimismo, la Biblia menciona que no sólo pecamos al hacer lo que es


indebido, sino también «pecamos al no hacer lo correcto cuando podemos
hacerlo»:
«Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace»
―Santiago 4:17 (NVI)

25
Capítulo 3

LAS MALAS NOTICIAS

«Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo


bueno, no hay ni siquiera uno»
―Salmos 14:3

No Somos Buenas Personas


Ante los ojos de Dios, todos «hemos violado Su Ley» y, por tanto,
«somos pecadores»; y si acaso aún no acepta esta realidad, las Escrituras
dicen:
«Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y
nunca peque» ―Eclesiastés 7:20
«Como está escrito: No hay justo, ni aun uno» ―Romanos 3:10

Quizá se pregunte:
―«¿Y quién no miente o peca alguna vez?, no somos perfectos»

Y tendría razón, porque somos imperfectos, pero esta condición no


nos libra de «las consecuencias de nuestros pecados» ante la santidad y
justicia de Dios:
«Pero por tu dureza y tu corazón no arrepentido, atesoras para ti
mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de
Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras. Por cuanto
todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios»
―Romanos 2:5-6; 3:23

26
Las malas noticias

Si usted dice creer en Dios podría pensar:


―«Pero también hice muchas cosas buenas en mi vida, sé que Dios
es bueno y tendrá en cuenta mis buenas acciones para no condenarme»

En este caso, usted tendría razón, «su dios» no le condenaría, porque


su dios es falso, ha ideado en su mente un dios con el que se siente cómo-
do(a) y que tolera su pecado. Eso es «idolatría» y quebranta el Segundo
Mandamiento:
«No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en
el cielo» ―Éxodo 20:4

Además, es un tremendo error creer que, al cumplir las tradiciones de


hombres que «su religión le impone», podrá alcanzar el agrado de Dios y la
justicia Divina; porque, aunque tratara de cumplir ahora todo lo que «la
misma Ley de Dios» exige, «no podrá alcanzar justicia», por el contrario,
quedará «bajo la maldición de la Ley» (Deuteronomio 27:26), porque nin-
guna persona religiosa pudo cumplirla antes, ni podrá cumplirla jamás:
«Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo
maldición, porque está escrito: “Maldito sea quien no practique
fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley”»
―Gálatas 3:10 (NVI)

Pero si usted no cree en Dios quizá piense:


―«Yo vivo tranquilamente, hago lo que mejor me parece, trato bien a
los demás, soy una buena persona, no me importa si hay un juicio de Dios,
porque no hay Dios»

Veamos lo que dice la Biblia de nosotros y de nuestras «buenas obras»:


«Todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias
como trapo de inmundicia» ―Isaías 64:6

Pues bien, cualquiera sea nuestra postura, nuestro pecado nos per-
seguirá; así intentemos inútilmente de «justificarlos» o «hacerlos pe-
queños», aunque «exaltemos» nuestras buenas obras, el resultado será el
mismo: «seremos condenados por cada uno de nuestros pecados», ninguno
de ellos será olvidado. La Biblia dice:

27
DESTINO ETERNO • Capítulo tres

«No se dejen engañar por los que tratan de justificar esos pecados,
porque el enojo de Dios caerá sobre todos los que lo desobedecen»
―Efesios 5:6 (NTV)
«Aunque te laves con lejía, y uses mucho jabón, la mancha de tu
iniquidad está aún delante de Mí, declara el Señor DIOS»
―Jeremías 2:22 (NBLH)

Le presentamos una ilustración14:


Ilustración 1
Imagine usted que le puedan insertar un dispositivo
electrónico en su cerebro que sea capaz de grabar todos sus
pensamientos durante una semana, y después se exhiba
todo el contenido grabado en una sala de cine donde
invitemos a todos sus familiares, amigos y conocidos. ¿Sería
incómodo para usted que todo su entorno más cercano se
entere de sus más íntimos pensamientos? Seguramente sería
una situación muy incómoda ¿verdad?; y si esto ocurriera,
posiblemente, muchos de ellos ya no sentirían lo mismo por
usted, o quizá ni le hablarían más, ni desearían verle.
«¿Acaso Dios no lo habría descubierto, ya que Él conoce los más
íntimos secretos» ―Salmos 44:21 (NVI)
«Porque el SEÑOR escudriña todos los corazones, y entiende todo
intento de los pensamientos» ―1 Crónicas 28:9 (NBLH)
«Pues los caminos del hombre están delante de los ojos del SEÑOR,
y Él observa todos sus senderos» ―Proverbios 5:21 (NBLH)

«Nosotros hemos sido creados a la imagen y semejanza de Dios», con


un valioso propósito y con un sentido de amor, rectitud y justicia, Dios
nos dio una conciencia inseparable, y aunque uno(a) mismo(a) —y la
sociedad— trate de moldearla, la conciencia siempre nos indicará si algo
es bueno o malo. No obstante, aun sabiendo que algo es malo, hacemos
lo malo una y otra vez, complaciendo a nuestros instintos y viéndolo con
naturalidad, incluso, nos vemos respaldados por la sociedad y por la
modernidad y sus malas tendencias, y llegamos al punto de «pensar que
Dios se agrada de nosotros a pesar de todo lo malo que hacemos», no

14 Ray Comfort & Kirk Cameron (2009). Los Pasos del Maestro. Guía de Estudio del Curso de Entrenamiento
Básico. Bartlesville, Oklahoma: Genesis Publishing Group, p. 107. Ilustración adaptada.

28
Las malas noticias

obstante, Dios se ha cansado de eso, y Su justicia vendrá:


«Ustedes han cansado al SEÑOR con sus palabras. Y dicen: ”¿En
qué Lo hemos cansado?” Cuando dicen: “Todo el que hace mal es
bueno a los ojos del SEÑOR, y en ellos Él se complace; o: ¿Dónde
está el Dios de la justicia?”» ―Malaquías 2:17 (NBLH)

Por tal motivo, persistimos en «justificar nuestra inmoralidad y co-


rrupción» para hacer siempre lo que mejor nos parece. Nuestra natura-
leza, y el gusto por una vida libertina, nos lleva a «negar» o «aborrecer»
al Dios verdadero, porque el Dios santo y justo nos «demanda responsa-
bilidad moral», y dictamina que todo esto es malo y será juzgado, porque
el pecado es malo y tendrá una justa paga.
Así que, como no le conviene al hombre buscar la verdad, porque im-
pulsivamente deseamos seguir en nuestros pecados, entonces: o «ne-
gamos la existencia de Dios pensando en ser autosuficientes», o «negamos
al Dios verdadero para dar paso a un dios falso y complaciente». La explica-
ción a esta grave condición humana se presenta en el siguiente apartado.

Muertos Espiritualmente
Por lo antes expuesto, es evidente que «no somos buenas personas» y,
por consiguiente, debemos estar convencidos que «somos pecadores».
Sin embargo, nuestros pecados no quedan —ni quedarán— impunes,
tristemente, nuestra pobre condición pecaminosa tendrá graves conse-
cuencias. La Biblia nos dice:
«El que persigue el mal se encamina a la muerte»
―Proverbios 11:19 (NVI)
«Porque la paga del pecado es muerte…» ―Romanos 6:23

Quizá podría estar pensando en lo siguiente:


―«Si por haber pecado debo morir, entonces de qué “graves” con-
secuencias se habla, si igual voy a morir algún día. Así que, según su
propio argumento, ya no hay pago, no hay más consecuencias»

Esa idea tendría sentido si usted sólo considera su muerte física, pero

29
DESTINO ETERNO • Capítulo tres

la Biblia al decir que «la paga del pecado es muerte», además de referirse a la
«muerte física o corporal», también se refiere a la «muerte espiritual», en
otras palabras, la muerte espiritual es también consecuencia del pecado.
¿Y qué es la muerte espiritual? Estar «muerto espiritualmente» es estar
«separado totalmente de Dios», porque Dios al «ser santo y moralmente
puro», «está absolutamente apartado de todo pecado e impiedad del
hombre»:
«Muertos en sus transgresiones y pecados,…sin esperanza y sin
Dios en el mundo» ―Efesios 2:1, 12 (NVI)
«Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios»
―Romanos 3:23 (NVI)

Por la muerte espiritual somos «dominados» por la corriente de este


mundo perverso, satisfaciendo los deseos del cuerpo y del pensamiento,
dejándonos guiar por «el diablo» y por «todo lo malo» para andar con de-
leite en las tinieblas.
Por consiguiente, como Dios ama todo lo bueno y detesta intensamente
todo lo malo, no tolerará el pecado y juzgará y condenará toda rebeldía y
maldad del hombre. Como está escrito:
«Dios muestra Su ira desde el cielo contra todos los que son pecadores
y perversos, que detienen la verdad con su perversión»
―Romanos 1:18 (NTV)

El Día del Juicio


Las Sagradas Escrituras revelan que el Santo y Justo Dios Todopode-
roso ha establecido un día en el cual juzgará al mundo entero con justicia
(Salmos 98:9, Hechos 17:31); este día es llamado «el día del juicio de Dios»
o «el día de la ira de Dios». En el día del juicio seremos juzgados por la Ley
Moral de Dios —Sus Mandamientos— es decir, la Palabra de Dios será la
que nos juzgará en aquel día (Juan 12:48).
Por lo tanto, nosotros, junto a toda la humanidad de todos los
tiempos, seremos juzgados sin importar las creencias religiosas y no re-
ligiosas que tengamos:

30
Las malas noticias

«Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran


una sola vez, y después de esto el juicio» ―Hebreos 9:27
«Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios
que lo dio1. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta
de sí2» ―1Eclesiastés 12:7, 2Romanos 14:12
«Yo, el SEÑOR, escudriño el corazón, pruebo los pensamientos, para
dar a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus obras»
―Jeremías 17:10 (NBLH)
«Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios…y fueron
juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros,
según sus obras» ―Apocalipsis 20:12

La Muerte Segunda
El día del juicio de Dios traerá consigo la última y más terrible conse-
cuencia del pecado: «la muerte segunda»; pues, ni el profundo dolor y su-
frimiento de la muerte física, ni la angustiante desesperanza y miseria de
la muerte espiritual pueden compararse con la magnitud de esta condena.
La Biblia nos dice:
«Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la
muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue
lanzado al lago de fuego» ―Apocalipsis 20:14-15

Por consiguiente, ser arrojado(a) al «lago de fuego» es la muerte se-


gunda. Sin duda, será oportuno ahora contestar a estas preguntas: ¿Qué
es el lago de fuego? y ¿Quiénes son arrojados al lago de fuego?

¿Qué es el lago de fuego?


La Biblia también lo describe como: infierno (Mateo 5:30, Lucas 12:5),
fuego y azufre (Apocalipsis 14:10), oscuridad más negra (Judas 1:13), cas-
tigo eterno (Mateo 25:46), fuego eterno (Mateo 25:41), lugar de conde-
nación (Mateo 23:33), horno de fuego (Mateo 13:42,50), lugar del lloro y
del crujir de dientes (Mateo 8:12), tormento sin descanso ni de día ni de
noche (Apocalipsis 14:11), fuego que nunca se apagará (Mateo 3:12), lugar
de la angustia (Lucas 16:23) fuego consumidor y llamas eternas (Isaías
33:14), preparado para el diablo y sus ángeles (Mateo 25:41), para los im-

31
DESTINO ETERNO • Capítulo tres

píos incrédulos (Apocalipsis 20:15), excluidos de la presencia de Dios y de


la gloria de Su poder (2 Tesalonicenses 1:8-9).
De modo que, el lago de fuego o infierno puede definirse como el lugar
de «condenación eterna» en oscuridad, destinado al diablo y a sus ángeles,
y a los impíos incrédulos, para el castigo perpetuo con fuego y azufre, y en
llamas que nunca se apagarán, en terrible angustia, dolor, llanto y crujir
de dientes, en tormento sin descanso ni de día ni de noche, y en exclu-
sión total de la presencia de Dios y de Su gloria.

¿Quiénes son lanzados al lago de fuego?


En este punto, es necesario recordar lo que vimos en el Capítulo dos:
«La Realidad del Hombre», acerca de los dos únicos destinos para el espíritu
(o alma) del ser humano inmediatamente después de su muerte física: El
Cielo o El Hades.
Decíamos que El Hades es el lugar de castigo para las almas de los
pecadores no arrepentidos e incrédulos —almas de los muertos espiri-
tuales— mientras esperan la resurrección de sus cuerpos para ser juz-
gados y condenados en el día del juicio de Dios (Daniel 12:2, Juan 5:29, Apo-
calipsis 20:13). Entonces, en aquel día, «todos» los que estén en El Hades
—quienes no están en el libro de la vida— serán condenados eternamente al
ser lanzados al lago de fuego o infierno (Daniel 12:2, Mateo 25:41, 46, Juan
5:29, Apocalipsis 20:13,15) ―esta es la muerte segunda.

No obstante, si usted aún se mantiene escéptico(a) ante la posibilidad


del justo juicio de Dios, y de la condenación eterna por el pecado, por favor
considere seriamente lo que dice Dios en Su Palabra:
«Oye tierra: He aquí Yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus
pensamientos; porque no escucharon Mis palabras, y aborrecieron
Mi ley» ―Jeremías 6:19
«¿Piensas entonces que vas a escapar del juicio de Dios, tú que
juzgas a otros y sin embargo haces lo mismo que ellos? Pero por
tu obstinación y por tu corazón empedernido sigues acumulando
castigo contra ti mismo para el día de la ira, cuando Dios revelará Su
justo juicio. Porque Dios pagará a cada uno según lo que merezcan
sus obras» ―Romanos 2:3, 5-6 (NVI)
«Mía es la venganza, Yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El

32
Las malas noticias

Señor juzgará a Su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios


vivo!» ―Hebreos 10:30-31
«Den gloria al SEÑOR su Dios antes de que sea demasiado tarde.
Reconózcanlo antes de que Él traiga oscuridad sobre ustedes, la
cual hace que tropiecen y caigan en las montañas sombrías. Pues
entonces, cuando busquen luz, sólo encontrarán terrible oscuridad y
tinieblas» ―Jeremías 13:16 (NTV)

Conforme a la verdad de la Palabra de Dios y al inminente juicio de


Dios, es muy urgente que responda con sinceridad a estas preguntas:

En el día del juicio de Dios ¿usted sería hallado(a) justo(a)


o injusto(a), inocente o culpable?

¿Iría al Cielo o al Lago de Fuego (Infierno)?

Lo cierto es que, si usted muriera ahora «en enemistad con Dios», es


decir, viviendo obstinadamente en sus pecados; en el día del juicio de Dios
será hallado(a) culpable por su rebeldía, necedad y ofensa a la santidad
de Dios, no tendrá ninguna justicia que presentar ante Él, será condena-
do(a) a la muerte segunda y lanzado(a) eternamente al lago de fuego, por
tanto, «su destino eterno será el infierno» (Apocalipsis 20:14-15). Así está
escrito:
«Los cobardes, los incrédulos, los corruptos, los asesinos, los que
cometen inmoralidades sexuales, los que practican brujería, los que
rinden culto a ídolos y todos los mentirosos, tendrán su destino en el
lago de fuego que arde con azufre. Ésta es la segunda muerte»
―Apocalipsis 21:8 (NTV)
«E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna»
―Mateo 25:46

Y si usted insiste en pensar:


―«¿Por qué sería Dios tan severo y cruel? Si Dios es un Dios de amor
y compasivo, me perdonaría porque también hice buenas acciones»

Pues bien, ya habíamos visto que «hacerse un dios falso» a su medida


y comodidad es pecado de idolatría. Ahora le invitamos a confrontar la
equivocada percepción de un dios complaciente mediante la siguiente

33
DESTINO ETERNO • Capítulo tres

ilustración15:
Ilustración 2
Un criminal es llevado a la corte y el juez lo encuentra
culpable de varios delitos; antes de ser juzgado, el criminal
le pide al juez que sea perdonado y liberado por todas
las buenas cosas que también hizo. ¿Cree usted que el
juez pasaría por alto los delitos del criminal? Sólo un juez
corrupto lo perdonaría, un buen juez aseguraría que este
criminal pague por todos sus delitos.

Ahora considere esto, si un juez imperfecto condenaría «justamente»


al que es culpable de delitos, piense en «cuánto más» el Juez de toda
la tierra, el Dios verdadero, perfecto, todopoderoso, justo y santo, que
está airado contra el impío todos los días (Salmos 7:11) y que abomina
el pecado y a todo aquel que corre al mal y que maquina pensamientos
perversos (Proverbios 6:18), «¿no juzgará justamente y dará el justo pago
por la iniquidad del pecador?» (Génesis 18:25, Salmos 96:13).

Por tal motivo, la «autojustificación» —o justicia propia— será en


vano, porque en el día del juicio de Dios sólo nos causará lamento y
vergüenza:
«No se engañen a sí mismos. Los que se entregan al pecado sexual o
rinden culto a ídolos o cometen adulterio o son prostitutos o practican
la homosexualidad o son ladrones o avaros o borrachos o insultan o
estafan a la gente: ninguno de esos heredará el reino de Dios»
―1 Corintios 6:9-10 (NTV)
«Todos los caminos del hombre son limpios ante sus propios ojos,
pero el SEÑOR sondea los espíritus» ―Proverbios 16:2 (NBLH)
«Hay generación limpia en su propia opinión, si bien no se ha limpiado
de su inmundicia» ―Proverbios 30:12
«Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino
de muerte» ―Proverbios 14:12

15 Ray Comfort (1982). Hell’s Best Kept Secret [El secreto mejor guardado del infierno]. Ilustración adaptada.
Este mensaje fue predicado por primera vez en agosto de 1982. No cuenta con copyright y es promovida
su reproducción y difusión. Puede descargar una transcripción en español desde la siguiente dirección
de internet: https://www.livingwaters.com/hells-best-kept-secret

34
Las malas noticias

«¿Y cuál fue la consecuencia? Que ahora están avergonzados de las


cosas que solían hacer, cosas que terminan en la condenación eterna»
―Romanos 6:21 (NTV)

Entonces, ¿No hay ninguna esperanza?

¿Estamos todos condenados al Infierno por la eternidad?

35
Capítulo 4

LAS BUENAS NOTICIAS

«Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros


pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Su llaga
fuimos nosotros curados»
―Isaías 53:5

El Evangelio de la Gracia de DIOS


Todo lo que haga el ser humano durante su vida «será juzgado por
Dios», y mientras vivamos a nuestra manera, conforme a los deseos de
nuestro interior, «todos seremos igualmente culpables» ante Su santidad.
Aunque seamos muy compasivos, «teniendo o no una religión», con
total merecimiento seremos hallados culpables como transgresores por
nuestros pecados, y el terrible pago como destino final será la condena-
ción eterna en el Infierno.
Sin embargo, cuando parece que no hay ninguna esperanza para el
ser humano, y sólo se vislumbra una eterna perdición por nuestros pe-
cados, Dios «por Su gran amor y piedad ha provisto de una increíble buena
noticia para la humanidad». La palabra «Evangelio» proviene del griego
«Euangélion» que significa «Buena Nueva», o «Buena Noticia», y anuncia
que Dios, por Su infinita «gracia» (o bondad) y «misericordia» (o compa-
sión), nos brinda «una única manera de huir de Su ira venidera y de no ser
condenados en Su justo juicio (en el día de la ira y del juicio de Dios)», «una
única forma de salvarnos del Infierno, del castigo eterno que merecemos
por nuestros pecados y rebeldía», y «un único medio por el cual Dios nos
ofrece Su perdón y nos concede la vida eterna».

36
Las Buenas Noticias

¿Y por qué haría esto Dios? ¿Porque es malo? ¿Porque es cruel? ¡Pues
claro que no! Por el contrario, por el «supremo amor» que Dios nos tiene,
no es Su voluntad ni deseo que nos perdamos y seamos condenados. En-
tonces, la pregunta más importante es:

¿Y qué fue lo que hizo Dios para no ser condenados?


¿Cuál es el único medio provisto para ser salvados?

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo


unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más
tenga vida eterna» ―Juan 3:16

El inmenso amor de Dios por nosotros fue expresado cuando entregó


en sacrificio a Su amado Hijo unigénito —único y sin igual― Jesucristo,
para que aquellos que Lo aborrecían, Lo odiaban, Lo menospreciaban y
Lo deshonraban no sean condenados y castigados eternamente en el in-
fierno, sino que sean librados —salvados— de Su ira y justo juicio, y tengan
vida eterna, solamente por creer en Su Hijo Jesucristo.

Es decir, Dios el Padre entregó en sacrificio a Quien más amaba: Su


Hijo unigénito Jesucristo, a quienes más Lo aborrecían: nosotros, los
que pecamos contra Su santo Nombre; para que solamente al «poner
toda nuestra confianza —fe— en Jesucristo» podamos ser salvados de Su
ira y no vayamos a condenación eterna al infierno.

Vimos en el capítulo anterior que «la paga por nuestros pecados es la


muerte» (Romanos 6:23), y que esta justa y merecida paga involucraba
nuestra muerte física, muerte espiritual y muerte segunda (ir al infierno). Mas
Dios, por Su gran amor e inmensa compasión por nosotros, también
«nos regala» un único medio de salvación: «Su amado Hijo Jesucristo»:
«Pero Dios, que es rico en misericordia, por Su gran amor por
nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos
en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!»
―Efesios 2:4-5 (NVI)
«Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios
da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor»
―Romanos 6:23 (NTV)

37
DESTINO ETERNO • Capítulo cuatro

ANUNCIO DEL EVANGELIO DE DIOS16

Hace más de 2000 años, Dios el Padre envió del Cielo a Su Hijo uni-
génito al mundo; Dios se hizo hombre por la obra milagrosa del Espí-
ritu Santo (Mateo 1:20) naciendo de una virgen, y fue Su nombre Jesús el
Cristo ―el Ungido de Dios para salvar a Su pueblo de sus pecados― lla-
mado Emanuel, que traducido es «Dios con nosotros» (Lucas 1:31, Mateo
1:21-23); y habitó entre nosotros (Juan 1:14). El Señor Eterno, Creador y
Sustentador de todo el universo, los cielos, la tierra, el mar y todo lo que
hay en ellos (Juan 1:1-3, Hechos 4:24, Colosenses 1:16-17), aunque siendo
Dios, no estimó que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse, y
«se despojó de Su gloria», como el Señor Soberano Absoluto, «humi-
llándose a Sí mismo y adoptando la humilde posición de un siervo» y
haciéndose semejante a los hombres (Filipenses 2:6-7), mas siendo lleno
de gracia y de verdad (Juan 1:14). Jesucristo «fue semejante a nosotros,
pero no cometió pecado», ni hubo engaño en Su boca (2 Corintios 5:21, 1
Pedro 2:22), fue puro, santo, inocente, sin mancha y apartado de los pe-
cadores (Hebreos 7:26). Él anduvo haciendo bienes y sanando a todos los
oprimidos por el diablo (Hechos 10:38), fue «el único hombre que cum-
plió todos los mandamientos de la Ley» (Gálatas 4:4-5), resistió victorio-
samente toda tentación que podría experimentar el ser humano (Hebreos
2:18), «viviendo en perfecta obediencia a Dios» (Juan 17:4).
Sin embargo, fueron los hombres pecadores quienes lo acusaron in-
justamente (Marcos 14:55-56), calumniándolo y condenándolo a la más
deshonrosa y cruel muerte posible: «a una muerte de cruz» (Mateo 27:22,
Filipenses 2:8). Fue ultrajado y brutalmente golpeado, torturado y herido
(Mateo 27:26-31). Jesucristo nunca pecó, pero Dios Padre «lo trató como
pecador» por nosotros (2 Corintios 5:21), Él «se hizo maldición por no-
sotros para librarnos de la maldición de la Ley» (Gálatas 3:13). «Todo lo
soportó solo», todos lo abandonaron, sus discípulos huyeron y también
Dios Su Padre lo abandonó (Marcos 15:34), se apartó de Su Hijo amado
a causa del pecado que «Él llevó voluntariamente sobre Sí mismo»
(Isaías 53:11), la dulce comunión con el Padre no podía mantenerse por
la santidad de Dios. Jesucristo no sólo soportó en la cruz el tremendo
dolor físico, la gran angustia y el total abandono, Él también «tuvo que
soportar el indescriptible dolor y la extrema agonía por la plena ira y
castigo de Dios por llevar la culpa de todos nuestros pecados», esto es,
16 Véase Wayne Grudem (2006). Doctrina Cristiana, Miami, Florida: Editorial Vida, pp. 74-87.

38
Las Buenas Noticias

de los pasados, presentes y futuros (Romanos 5:6, Colosenses 2:13-14); y la


oscuridad que vino sobre El Hijo de Dios, a causa del justo juicio Divino
por todos los pecados de Su pueblo que llevó sobre Sí mismo, también
se manifestó de manera sobrenatural al caer las tinieblas en plena luz del
mediodía, y hubo oscuridad y silencio en toda la tierra por tres horas
(Lucas 23:44), como si Dios extendiera un gran velo para cubrir, de sus
enemigos y burladores, el gran sufrimiento y agonía de Su Cordero sa-
crificado en la cruz del monte Calvario.
Cuando Jesucristo, el Cordero de Dios, había acabado Su obra ex-
clamó con voz de victoria: «¡Cumplido está!» Luego inclinó la cabeza y
entregó Su Espíritu (Juan 10:17-18; 19:28-30). El Hijo de Dios «derrotó
por medio de Su muerte al que tenía el imperio de la muerte, al diablo»,
triunfando sobre todas las potestades y poderes de maldad, humillán-
dolos públicamente sobre la cruz (Hebreos 2:14, Colosenses 2:15). De esta
forma, Jesucristo «murió por nuestros pecados» y fue sepultado con-
forme a las Escrituras (1 Corintios 15:3-4).
A pesar del odio y maldad de sus enemigos, aun cuando rechazaron
al Santo y al Justo, y aunque condenaron injustamente al Autor de la
vida, todos ellos «cumplieron con el anticipado conocimiento de Dios, y
lo anunciado por Sus profetas, que Su Cristo había de padecer» (Hechos
2:23; 3:14-15,18; 13:27, Isaías 53:3-5).
La muerte de Jesús de Nazareth fue motivo de satisfacción para mu-
chos y desesperanza para algunos otros; por un lado, sus enemigos, aun
con todas las señales que vieron, celebraban el aparente fracaso de la
vida, obra y palabras de Jesús; por otro lado, aquellos que habían se-
guido a Jesucristo perdieron toda esperanza y fueron llenos de tristeza.
Pero entonces sucedió algo extraordinario y milagroso: «Al tercer día
de haber sido sepultado, ¡Jesucristo resucitó gloriosamente de entre
los muertos conforme a las Escrituras!» (Mateo 20:19, 1 Corintios 15:4),
porque era imposible que la muerte Lo retuviera (Hechos 2:24) y que
el Santo viera corrupción en la tumba (Salmos 16:10), el Hijo de Dios
mostró así Su Divino poder y control sobre la vida y la muerte (Juan
10:17-18), confirmando con autoridad «Su victoria sobre el pecado, la
muerte, el diablo y toda fuerza del mal» (Romanos 5:12;17-18, 1 Corintios
15:20-22, Colosenses 2:15, Génesis 3:15). En consecuencia, por la resurrec-
ción de Jesucristo, «todos los que están en Él volverán a vivir, y recibirán
la herencia incorruptible e incontaminada en el Cielo» (1 Corintios 15:21-

39
DESTINO ETERNO • Capítulo cuatro

22, 1 Pedro 1:3-4, Juan 11:25).


Luego de Su resurrección, el Hijo de Dios visitó a Sus apóstoles y
a más de quinientos discípulos (1 Corintios 15:5-6), quiénes lo vieron y
tocaron, y con quiénes habló y comió (Mateo 28:9, Hechos 10:41, Lucas
24:39). Y dejando muchas pruebas convincentes de que estaba vivo, con
un «cuerpo físico glorificado» (Hechos 1:3), Jesucristo ascendió al Cielo
(Lucas 24:51) y «ha sido exaltado por Dios Padre al honor más alto», y Su
Nombre está por encima de todo nombre (Filipenses 2:9). Ahora, Él está
sentado a la diestra de Dios Padre, reinando con poder, honra y gloria,
hasta que ponga a todos sus enemigos bajo Sus pies (Hebreos 12:2, Fili-
penses 2:10, 1 Corintios 15:25, Salmos 110:1).
Jesucristo es el Rey de reyes y el Señor de señores (Apocalipsis 17:14),
es el Juez de vivos y muertos (Hechos 10:42) y el Abogado o Intercesor
de aquellos que creen en Él y guardan Sus mandamientos (1 Juan 2:1-3,
Romanos 8:34, Hebreos 7:25) para «salvarlos de la ira de Dios» y «darles la
vida eterna» juntamente con Él (Hebreos 5:9, 1 Tesalonicenses 5:9, Hechos
4:12).

EXPLICANDO EL EVANGELIO DE DIOS

¿Qué cumplió Jesucristo en la cruz?


El Hijo de Dios, al clamar a gran voz en la cruz «¡Cumplido está!»,
había terminado la «más sublime e infinita obra de amor y gracia: «Jesu-
cristo, por medio de Su vida de perfecta obediencia a Dios, y sin pe-
cado, por Su inmenso padecimiento y agonía, por el derramamiento de
Su preciosa sangre, y por Su muerte, «cumplió y satisfizo por completo
la justicia de Dios». Por ello, Jesucristo acabó con el pecado a través de
«Su propio sacrificio» (Hebreos 9:26), cumpliendo lo que las Escrituras
profetizaron acerca de Él: «Dios se proveería de Cordero para el sacrificio
(Génesis 22:8, Isaías 53:7, Juan 1:29), padeciendo «una sola vez» (1 Pedro
3:18) para «salvar a Su pueblo de sus pecados» (Mateo 1:21).

¿Por qué fue necesario que Jesucristo padeciera y muriera? ¿No hay
otra forma de salvarnos?
Porque solamente la «perfecta vida de obediencia y sin pecado» de
Jesucristo, como de un Cordero sin mancha y sin contaminación (1 Pedro

40
Las Buenas Noticias

1:19), podía «ser aceptable a Dios» para cumplir con Su justicia. Por esta
razón, Jesucristo, el Santo y el Justo, que aborrecía el pecado, tuvo que
llevar voluntariamente sobre Sí mismo «todos los pecados de aquellos que
creerían en Él», padeciendo en la cruz todo el castigo y sufrimiento por
ellos (Isaías 53:12, 1 Pedro 2:24); sólo Su preciosa sangre, derramada en
la cruz, «tiene el poder de reconciliar a Su pueblo con Dios», rescatán-
dolos de una vez y para siempre (Hebreos 9:12), perdonado sus pecados
y purificando sus conciencias de obras pecaminosas (Hebreos 9:14, 22;
Colosenses 1:20; 2:13). Así pues, la «perfecta justicia del Hijo de Dios» le
es otorgada al hombre pecador para llevarlo «sin mancha» a Dios, es decir,
para que pueda presentarse ante Dios totalmente «justificado y apro-
bado» (2 Corintios 5:21; 1 Pedro 3:18; Romanos 3:26; 5:18-19).

¿Por qué sólo la sangre de Jesucristo tiene el poder de perdonar los


pecados y reconciliarnos con Dios para nuestra salvación?
Para entender la esencia de la suprema obra de Jesucristo en la cruz,
debemos comprender que allí el Hijo de Dios «abrió el camino» para
que los pecadores seamos salvados por medio de Él, cuando el velo del
templo «se rasgó» en dos, de arriba abajo, tras «Su muerte» en la cruz
(Mateo 27:51). El velo separaba el Lugar Santísimo (donde moraba Dios)
del lugar santo y del resto del templo (Éxodo 26:33), al cual sólo el sumo
sacerdote podía entrar una vez al año para derramar la sangre del sa-
crificio por los pecados de sí mismo y del pueblo (Hebreos 9:7, Levítico
16:2-34). Jesucristo, al morir, «quebrantó» Su propio cuerpo (como fue
quebrado el velo) para darnos libertad de entrar en el Lugar Santísimo
por medio de «Su propia sangre», «abriendo el camino» a través del velo,
que es Su cuerpo (Hebreos 10:19-20), en otras palabras, Jesucristo abrió
para siempre, por medio de Su propio sacrificio, el camino a través del
velo para estar en la presencia de Dios. Por lo cual, sólo el Hijo de Dios
pudo «recuperar la comunión entre Dios y el hombre», rota por causa del
pecado; haciendo posible que cualquier persona que crea en Él, pueda
estar, en cualquier momento, en la presencia de Dios, porque Él anuló
el acta de la deuda que teníamos por nuestra maldad (Colosenses 2:14).

¿Por qué sólo en Jesucristo tenemos la salvación?


Jesucristo «es el único camino de salvación» porque:

41
DESTINO ETERNO • Capítulo cuatro

‒‒ Solamente Jesucristo, el Dios-hombre, vivió una vida de perfecta obe-


diencia a la Ley de Dios, y aunque fue tentado en todo, conforme a
nuestra semejanza, nunca cometió pecado (Hebreos 4:15); por tanto, fue
—y será— «el único hombre justo ante los ojos de Dios».
‒‒ Fue «el perfecto Cordero de Dios» (Juan 1:36), ya que sólo Jesucristo
cumplió con la justicia que Dios demandaba, y tuvo que ser sacrifi-
cado en lugar nuestro, «pagando por completo» la pena que nosotros
merecíamos pagar por nuestros pecados, sufriendo la agonía de toda
la ira y juicio de Dios que nosotros merecíamos sufrir.
‒‒ Sólo el sacrificio del Cordero de Dios, del Perfecto y Justo unigénito
Hijo de Dios, «derrotó el pecado» (Juan 1:29, Hebreos 2:17), por consi-
guiente, sólo Su preciosa sangre derramada en la cruz tiene el poder
para «perdonar los pecados» —porque sin derramamiento de sangre
no hay perdón de pecados (Levítico 17:11, Hebreos 9:22)— sólo Su
sangre abrió el camino para estar junto a Dios (Juan 14:7). De modo
que, solamente Jesucristo pudo romper la barrera que nos separaba de
Dios, y es sólo a través de Él «que somos librados de la esclavitud del
pecado y del dominio de las tinieblas» para «ser trasladados a la luz de Su
reino eterno» (Colosenses 1:13).
‒‒ Solamente en Jesucristo tenemos «esperanza de vida eterna» (Tito 3:6-
7), porque Él la hizo posible, porque Él es «el Autor de la salvación»
(Hebreos 2:10). Por lo tanto, como Jesucristo fue quien «satisfizo ple-
namente la justicia de Dios», y «resucitó con poder y gran gloria»,
Él dispone de la autoridad para invitarnos a tomar gratuitamente del
«agua de la vida» si tenemos sed de verdad (Apocalipsis 22:17).

EL SIGNIFICADO DE LA SALVACIÓN DE DIOS

Aspectos Generales
La sublime obra de Dios en la salvación del ser humano pecador se lleva
a cabo en estos aspectos:

– Por la salvación, el hombre tiene vida espiritual: El ser humano que


es salvado, es inmediatamente «renacido en espíritu» (Juan 3:3, Efesios
2:4-5). Con el nuevo nacimiento espiritual el hombre salvo «deja de ser es-
clavo» de sus pecados, de sus deseos carnales, de la corriente del mundo

42
Las Buenas Noticias

y del diablo (Efesios 2:1-3, Gálatas 5:19-21, Colosenses 1:13). Es decir, deja
de ser un muerto espiritual para tener «vida espiritual» y tener comunión
con Dios gozando de Su gloria, amor, gracia, paz, sustento, dirección
y corrección (Colosenses 1:10-11, 2 Juan 1:3, Proverbios 16:9, Hebreos 12:6,
Salmos 23); «aborreciendo el pecado» (Romanos 7:15) y mostrando «el
fruto del espíritu» en amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad,
fe, humildad y en dominio propio (Gálatas 5:22-23).

– Por la salvación, el hombre no tendrá condenación, tendrá vida eterna:


Toda persona que ha sido salvada por Dios «no morirá eternamente»
(Juan 11:25-26). Cuando la persona redimida muera físicamente, «su es-
píritu no irá al Hades» para castigo y tormento (Juan 3:18, Lucas 16:23),
sino que «su espíritu será recibido en el Cielo» y estará en la presencia de
Dios (Lucas 23:43, Juan 14:3, Hechos 7:59, 2 Corintios 5:6-8), en espera de la
resurrección y la plena redención de su cuerpo (Romanos 8:11, 1 Corintios
15:52). Y cuando llegue el día del juicio «no caerá la ira de Dios sobre él»
porque «estará revestido con la justicia de Jesucristo» (Juan 3:36, 1 Tesalo-
nicenses 1:10; 5:9, Gálatas 3:27), tampoco recibirá el justo castigo eterno en
el infierno, al contrario, «heredará la vida eterna» para estar por siempre
con el Señor (Efesios 2:5, Juan 5:24,29; 6:40; 8:51, Mateo 25:46).

La Salvación es un regalo de Dios


La Biblia dice que la salvación es un don, una dádiva o un regalo de
Dios (Efesios 2:8) y que es ofrecida por la «gracia» y «misericordia» de
Dios. La «gracia de Dios» es la bondad de Dios a los que merecen sólo cas-
tigo, o se define como un favor inmerecido. «La misericordia de Dios» es la
bondad de Dios hacia los que están afligidos y angustiados17.
De este modo, como la salvación es «un regalo de Dios», que viene por
Su gracia y Su misericordia, ningún ser humano pecador puede ganarla o
hacer algo para merecerla, y menos aún, puede ofrecerla; porque la sal-
vación «viene únicamente de Dios», es decir, es una obra de la gracia de
Dios en el hombre «de principio a fin». La Escritura dice:
«Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús Señor nuestro» ―Romanos 6:23

17 Véase Wayne Grudem (2007). Teología Sistemática (Ed. rev. 2009). Miami, Florida: Editorial Vida,
p. 206.

43
DESTINO ETERNO • Capítulo cuatro

«Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y
esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras
para que nadie se gloríe» ―Efesios 2:8-9 (NBLH)
«Él nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no
según nuestras obras, sino según Su propósito y según la gracia que
nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad, y que ahora ha sido
manifestada por la aparición de nuestro Salvador Cristo Jesús,
quien puso fin a la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad
por medio del evangelio» ―2 Timoteo 1:9-10 (NBLH)
«Sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras
de la Ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús…Puesto que por las
obras de la Ley nadie será justificado» ―Gálatas 2:16 (NBLH)
«Cuando Dios nuestro Salvador dio a conocer Su bondad y amor,
Él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho,
sino por Su misericordia. Nos lavó quitando nuestros pecados, y
nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu
Santo» ―Tito 3:4-5 (NTV)
«Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por
medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo
nuestro Señor hizo por nosotros» ―Romanos 5:1 (NTV)

La Salvación de Dios es la más sublime obra de amor


«Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya
justificados en Su sangre, por Él seremos salvos de la ira»
―Romanos 5:8-9
«En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó Su
vida por nosotros» ―1 Juan 3:16 (NVI)
«Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio
fragante para Dios» ―Efesios 5:2 (NVI)

La Salvación de Dios fue posible a un altísimo precio


«Y, por medio de Él, Dios reconcilió consigo todas las cosas. Hizo
la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra por medio de la
sangre de Cristo en la cruz» ―Colosenses 1:20 (NTV)

44
Las Buenas Noticias

«Él fue herido (traspasado) por nuestras transgresiones, molido por


nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y
por Sus heridas (llagas) hemos sido sanados. Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino;
pero el SEÑOR hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos
nosotros» ―Isaías 53:5-6 (NBLH)
«Cristo sufrió por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él
nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo
con Dios» ―1 Pedro 3:18 (NTV)

La Salvación de Dios es eterna


«Entonces, así como el pecado reinó sobre todos y los llevó a la muerte,
ahora reina en cambio la gracia maravillosa de Dios, la cual nos pone
en la relación correcta con Él y nos da como resultado la vida eterna
por medio de Jesucristo nuestro Señor» ―Romanos 5:21 (NTV)
«Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre a los que
por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente
para interceder por ellos» ―Hebreos 7:25 (NBLH)
«Así lo hizo para que, justificados por Su gracia, llegáramos a ser
herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna»
―Tito 3:7 (NVI)

La Salvación de Dios es muy grande


«Así que debemos prestar mucha atención a las verdades que hemos
oído, no sea que nos desviemos de ellas. Pues el mensaje que Dios
trasmitió mediante los ángeles se ha mantenido siempre firme, y toda
infracción de la ley y todo acto de desobediencia recibió el castigo
que merecía. Entonces, ¿qué nos hace pensar que podemos escapar
si descuidamos esta salvación tan grande, que primeramente fue
anunciada por el mismo Señor Jesús y luego nos fue transmitida por
quienes lo oyeron hablar?» ―Hebreos 2:1-3 (NTV)

El Autor de la Salvación es el Señor Todopoderoso, el Juez del mundo


y el Abogado [Intercesor] del creyente
«Por lo cual Dios también Le exaltó hasta lo sumo, y Le dio un
Nombre que es sobre todo nombre, para que en el Nombre de Jesús
se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y

45
DESTINO ETERNO • Capítulo cuatro

debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,


para gloria de Dios Padre» ―Filipenses 2: 9-11
«Jesús es a quien Dios designó para ser el juez de todos, de los que
están vivos y de los muertos» ―Hechos 10:42 (NTV)
«Pues el Hijo del Hombre vendrá con Sus ángeles en la gloria de
Su Padre y juzgará a cada persona de acuerdo con sus acciones»
―Mateo 16:27 (NTV)
«Como Jesús permanece para siempre, Su sacerdocio es imperecedero.
Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de Él
se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos»
―Hebreos 7:24-25 (NVI)
«¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más
aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros» ―Romanos 8:34 (NBLH)

46
Capítulo 5

EL LLAMADO DE DIOS

«Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros


pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de
refrigerio, y Él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado»
―Hechos 3: 19-20

EL ARREPENTIMIENTO

Apartarse de las Tinieblas para venir a La Luz

Sin duda, y conforme a las Escrituras, la salvación es «un regalo de


Dios» para toda persona que cree —pone su fe— sólo en Jesucristo. No
obstante, esta «fe que salva», para que sea genuina, debe estar acompa-
ñada del «arrepentimiento verdadero de nuestros pecados».
Indiscutiblemente, todos nosotros somos pecadores. En toda la his-
toria de la humanidad, solamente Jesucristo —Quien es Dios y hombre—
fue el «único hombre justo y sin pecado», fuera de Él no hubo, no hay, ni
habrá ser humano sobre la tierra que no sea sin pecado.
Todos nosotros hemos vivido lejos de la voluntad de Dios, ignorán-
dola, menospreciándola y/o aborreciéndola, ofendiendo la santidad de
Dios con nuestros actos y pensamientos, y pecando contra Él. En nuestra
rebeldía, hemos despreciado, odiado y negado a nuestro Creador, per-
sistiendo en nuestra maldad e infidelidad, sin ninguna intención de bus-
carlo realmente.

47
DESTINO ETERNO • Capítulo cinco

A pesar de toda nuestra perversidad, Dios siempre ha mantenido Su


amor, fidelidad y paciencia con nosotros. De este modo, «no es la santa
voluntad de Dios que perezcamos», al contrario, por Su paciencia y su-
premo amor hacia nosotros, no quiere que nadie sea condenado, sino
que «todos se arrepientan» (2 Pedro 3:9), «se aparten de su maldad» y que «Lo
busquen como el Señor su Dios» para que lleguen a conocer la verdad (Job
28:28, Hechos 26:20, 2 Timoteo 2:19, 1 Timoteo 2:4):
«Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia,
ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con
justicia, por Aquel varón [Jesucristo] a quien designó, dando fe a
todos con haberle levantado de los muertos» ―Hechos 17:30-31
«Porque no He venido a llamar a justos, sino a pecadores, al
arrepentimiento» ―Mateo 9:13
«Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y
el apartarse del mal, la inteligencia» ―Job 28:28
«¡Lávense y queden limpios! Quiten sus pecados de Mi vista.
Abandonen sus caminos malvados» ―Isaías 1:16 (NTV)

No obstante, el llamado al arrepentimiento verdadero no se trata sim-


plemente de «un cambio de conducta superficial» para ganar el agrado
de Dios, sino de «un profundo pesar por el motivo que trajo consigo el
pecado». Tampoco se trata meramente de «un pesar por las consecuen-
cias negativas que causó el pecado», sino «del sincero y gran pesar por el
mismo pecado» (Romanos 7:24).
El arrepentimiento verdadero no da lugar a motivos fingidos o egoístas,
o a la búsqueda de pretextos para «seguir complaciendo los malos de-
seos». Por el contrario, el arrepentimiento verdadero da lugar al «alejamiento
del pecado». Seguir con la misma vida de rebeldía y la misma forma de
pensar, continuar con las mismas costumbres o tradiciones, mantener la
misma autosuficiencia o autojustificación no dan muestra de un genuino
arrepentimiento (Hechos 26:20). La Biblia dice que si no hay arrepentimiento
verdadero tampoco habrá ninguna esperanza:
«Pues la clase de tristeza que Dios desea que suframos nos aleja
del pecado y trae como resultado salvación. No hay que lamentarse
por esa clase de tristeza. Pero la tristeza del mundo, al cual le falta

48
El llamado de Dios

arrepentimiento, resulta en muerte espiritual»


―2 Corintios 7:10 (NTV)
«Y ustedes también perecerán a menos que se arrepientan de sus
pecados y vuelvan a Dios» ―Lucas 13:3 (NTV)
«”Desde los días de sus padres se han apartado de Mis estatutos y
no los han guardado. Vuelvan a Mí y Yo volveré a ustedes”, dice el
SEÑOR de los ejércitos» ―Malaquías 3:7 (NBLH)
«¡Sálvense de esta generación perversa!» ―Hechos 2:40 (NVI)
«Cuando los perversos mueren, sus esperanzas mueren con ellos,
porque confían en sus propias y deficientes fuerzas»
―Proverbios 11:7 (NTV)

Sin embargo, si realmente «reconocemos con humildad nuestro pecado


y culpa», entonces «sentiremos verdadera pena, vergüenza y aborrecimiento
por todo lo malo que hemos hecho». Esta pesada carga y dolor espiritual
interior por «nuestra real condición de pecado», nos llevará al arrepen-
timiento verdadero y a «implorar a Dios por perdón, compasión y sal-
vación». La Biblia nos guía para encontrar al Consolador de nuestras
almas:
«Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les
pertenece. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos
los humildes, porque recibirán la tierra como herencia. Dichosos los
que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados»
―Mateo 5:3-6 (NVI)
«Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón, y salva a los
abatidos de espíritu» ―Salmos 34:18 (NBLH)
«El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; Tú, oh Dios,
no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido»
―Salmos 51:17 (NVI)
«Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» ―1 Juan 1:9
«El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y
se aparta alcanzará misericordia» ―Proverbios 28:13
«Busquen al SEÑOR mientras puede ser hallado, llámenlo en tanto
que está cerca. Abandone el impío su camino, y el hombre malvado sus

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DESTINO ETERNO • Capítulo cinco

pensamientos, y vuélvase al SEÑOR, que tendrá de él compasión, al


Dios nuestro, que será amplio en perdonar» ―Isaías 55:6-7 (NBLH)
«Entonces Me invocaréis, y vendréis y oraréis a Mí, y Yo os oiré; y
Me buscaréis y Me hallaréis, porque Me buscaréis de todo vuestro
corazón» ―Jeremías 29:12-13
«Si se humillare Mi pueblo, sobre el cual Mi Nombre es invocado, y
oraren, y buscaren Mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos;
entonces Yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré
su tierra» ―2 Crónicas 7:14
«Esto han visto los humildes y se alegran. Viva su corazón, ustedes
los que buscan a Dios» ―Salmos 69:32 (NBLH)

LA FE

La Salvación viene por creer a Jesucristo

Reiteramos que la salvación es un «regalo de Dios», y ninguna obra,


acción o intervención humana es —ni será— necesaria, porque la obra
entera es de Dios. Esta salvación es ofrecida gratuitamente por medio de
la «fe en Su unigénito Hijo Jesucristo» (Efesios 2:8, Juan 3:16). Por tanto, la
salvación es dada por «creer al Señor Jesucristo», el Salvador del mundo.
Pero, como se dijo, esta fe no es una «fe fingida, convenida o forzada»;
sino una «fe genuina y salvadora». La primera, proviene del hombre; la se-
gunda, de Dios. Esta fe genuina, que viene de lo alto, implica lo siguiente:
‒‒ Creer con el corazón y manifestar que «Jesucristo es el Hijo de Dios»,
y que se hizo hombre para vivir una perfecta vida, sin pecado, y de
plena obediencia a Dios, imposible de vivir para nosotros. Y que
siendo Justo, tuvo que sufrir y morir injustamente en una cruz car-
gando sobre Sí mismo nuestros pecados, recibiendo el castigo que
nosotros debíamos sufrir para cumplir con la justicia y juicio de
Dios. Y que «Jesucristo resucitó» con gran poder al tercer día en un
cuerpo glorificado, venciendo al pecado, a la muerte, al diablo, y a
toda maldad, «para salvarnos de la condenación eterna en el infierno
por nuestros pecados», «para otorgarnos perdón, limpiarnos de toda
maldad y reconciliarnos con Dios» y «para regalarnos la vida eterna

50
El llamado de Dios

para estar con Él por siempre».


‒‒ Creer con el corazón y declarar que «Jesucristo es el Señor», que es «el
único y suficiente Salvador», y que es el «único intermediario ante Dios
el Padre». Y por el don de la fe, «rendir nuestra vida» en plena obe-
diencia a Su Señorío y «toda nuestra confianza esté puesta en el Todo-
poderoso Señor Jesucristo», Quien fue elevado a la posición suprema
para gobernar junto a Dios Padre, y confesar que Jesucristo es el Rey
de reyes y el Señor de señores, para la gloria y la honra de Dios el
Padre.

La Biblia afirma claramente que «la salvación es sólo por la fe en


Jesucristo»:
«Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la Ley,
sino mediante la fe en Cristo Jesús» ―Gálatas 2:16 (NBLH)
«De Él dan testimonio todos los profetas, de que por Su Nombre,
todo el que cree en Él recibe el perdón de los pecados»
―Hechos 10:43 (NBLH)
«Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón
que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Pues es por
creer en tu corazón que eres declarado justo a los ojos de Dios y es
por confesarlo con tu boca que eres salvo»―Romanos 10:9-10 (NTV)
«Jesucristo es “la piedra que desecharon ustedes los constructores, y
que ha llegado a ser la piedra angular”. De hecho, en ningún otro hay
salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres
mediante el cual podamos ser salvos» ―Hechos 4:11-12 (NVI)
«Porque hay un solo Dios, y un solo Mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre» ―1 Timoteo 2:5
«Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el
cual es Jesucristo» ―1 Corintios 3:11
«El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el Nombre del unigénito Hijo de
Dios» ―Juan 3:18
«El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en
el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él»
―Juan 3:36

51
DESTINO ETERNO • Capítulo cinco

La Palabra del Señor Jesucristo establece que toda persona que re-
húse creer en Él y menosprecie Su Evangelio será condenada por su in-
credulidad. Porque «no existe ningún otro medio verdadero para tener
vida eterna y escapar de la ira de Dios y de la condenación eterna»:
[Jesús dijo] «El que Me rechaza y no recibe Mis palabras, tiene
quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día
final» ―Juan 12:48 (NBLH)
«Cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles
de Su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no
conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor
Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos
de la presencia del Señor y de la gloria de Su poder»
―2 Tesalonicenses 1:7-9

El Llamado de JESUCRISTO

El Señor Jesucristo, «el Autor de la creación» (Juan 1:3), «el Autor de


la vida» (Juan 1:4, Hechos 3:15), «el Autor de eterna salvación» (Hebreos
5:9), «el Autor y Consumador de la fe» (Hebreos 12:2), «el Abogado [In-
tercesor]» (Romanos 8:34), «el Juez de vivos y muertos» (Hechos 10:42),
«el Fiel y Verdadero» (Apocalipsis 19:11), «el Rey de reyes y Señor de se-
ñores» (Apocalipsis 19:16), desde el trono de la gracia de Dios, nos llama
hoy a «escoger la vida y a creer en Él»:
«Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
No He venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había
perdido» ―Lucas 5:31-32; 19:10
«En verdad les digo: Yo soy la puerta de las ovejas…si alguno entra
por Mí, será salvo; y entrará y saldrá, y hallará pasto»
―Juan 10:7,9 (NBLH)
«Yo soy el buen pastor; el buen pastor Su vida da por las ovejas»
―Juan 10:11
«Mis ovejas oyen Mi voz, y Yo las conozco y me siguen, y Yo les
doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de Mi
mano» ―Juan 10:27-28

52
El llamado de Dios

«Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso


el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por
ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la
vida, y pocos son los que la hallan» ―Mateo 7:13-14
«Yo soy el pan de vida; el que a Mí viene, nunca tendrá hambre; y el
que en Mí cree, no tendrá sed jamás» ―Juan 6:35
«Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque esté
muerto, vivirá» ―Juan 11:25
«Yo, la Luz, he venido al mundo, para que todo aquel que crea en Mí
no permanezca en tinieblas» ―Juan 12:46
«Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no
es por medio de Mí» ―Juan 14:6 (NTV)
«Vengan a Mí, todos ustedes que están cansados y agobiados, y Yo
les daré descanso. Carguen con Mi yugo y aprendan de Mí, pues Yo
soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su
alma» ―Mateo 11:28-29 (NVI)
«Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su
cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá;
y todo el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio, la
salvará» ―Marcos 8:34-35
«El que ama a padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí; el que
ama a hijo o hija más que a Mí, no es digno de Mí; y el que no toma
su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí» ―Mateo 10:37-38
«Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es
apto para el reino de Dios» ―Lucas 9:62
«Todas las cosas Me han sido entregadas por Mi Padre, y nadie sabe
quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre, sino el Hijo, y
aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar» ―Lucas 10:22 (NBLH)
«El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán»
―Marcos 13:31

53
DESTINO ETERNO • Capítulo cinco

Sensibilidad al Llamado de DIOS

¿Estás Arrepentido(a)? ¿Tienes Fe?

Es posible que ahora —o quizá después— experimentes un arrepen-


timiento verdadero que te lleve a reconocer con real dolor tu condición
pecadora, y que tengas la voluntad de implorar a Dios por el perdón de
tus pecados y por Su compasión. También es posible que te preguntes en
tu gran angustia «¿qué debo hacer para ser salvado(a)?» Dios te responde
en Su Palabra fiel «que creas en el Señor Jesús y serás salvo(a)» (Hechos
16:31). Sólo entonces, podrá ser posible «que creas de corazón que Jesu-
cristo es el unigénito Hijo de Dios», perfecto en obediencia y sin pecado,
que «sufrió y murió por tus pecados», que «resucitó en un cuerpo glorifi-
cado», que «ascendió a la diestra del Padre», y que, estando sobre toda
potestad y gloria, tiene el poder para «darte vida eterna»; y, además,
«que creas de todo corazón y reconozcas humildemente que Jesucristo
es tu Señor y tu único y suficiente Salvador, a Quien deseas rendir tu vida
entera y tu completa obediencia».

De esta manera, «cuando tengas un corazón arrepentido y quebran-


tado», y «creas al Señor Jesucristo como tu única esperanza de vida»;
entonces «adora, alaba y agradece a Dios» por Su infinita misericordia y
gracia para contigo, y regocíjate por la gran dicha de que el Señor, por Su
bondad, «haya puesto Sus ojos en ti» y «te haya regalado Su salvación»,
engrandecido sea sólo Dios el Señor por este gran milagro, porque nada
de lo que hayas sido —o hecho— antes tiene algún valor para Dios, ante
Su santidad todos somos suciedad y nuestras buenas obras son como
trapos de inmundicia (Isaías 64:6). La Escritura nos recuerda la pobre
condición del hombre, y nos llama a la humildad para jamás jactarnos
de nada:
«¿Qué es el hombre para creerse puro, y el nacido de mujer para
alegar inocencia?» ―Job 15:14 (NVI)
«Oh SEÑOR, ¿qué es el hombre para que Tú lo tengas en cuenta, o
el hijo del hombre para que pienses en él?» ―Salmos 144:3 (NBLH)
«¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del
hombre, para que lo visites» ―Salmos 8:4

54
El llamado de Dios

«¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongas


sobre él Tu corazón?» ―Job 7:17

Por consiguiente, si «realmente sientes un arrepentimiento verdadero»


y «confías de todo corazón en Jesucristo para tu salvación», te invitamos a
revisar, con detenimiento, el Capítulo siete: «La Respuesta», donde hallará
la evidencia bíblica de cómo es aquella persona que ha sido salvada por
la bondad de Dios, y también encontrará importantes ayudas para en-
tender la obra del Señor en tu vida y para tu nueva vida.

Entonces, ahora que tu existencia ha sido sacudida por «la verdad del
Evangelio del Señor Jesús», pídele a Dios que te «ayude a entender Su
santa voluntad para tu vida». Como sugerencia inmediata, puedes leer
y meditar en los «Salmos 38 y 51». Luego continúa «buscando y cono-
ciendo al Dios vivo y verdadero por medio de Su Palabra escrita —la Bi-
blia», ya sea leyéndola, oyéndola, meditando en ella, estudiándola, pero
sobre todo obedeciéndola; de tal forma que siempre sea la Biblia la que
nos juzgue, corrija y enseñe, y nunca que nosotros la juzguemos según
nuestra conveniencia.
Nunca olvides «refugiarte siempre y confiadamente en el Señor»,
«poniendo todo tu ser y lo que eres a los pies del Dios Todopoderoso»,
porque Él siempre sostendrá y enaltecerá al «humilde de corazón (o es-
píritu)», pero humillará y se opondrá a los perversos y soberbios de es-
píritu (Salmos 147:6, Proverbios 3:33; 29:23, Santiago 4:6).

Rechazo al Llamado de DIOS


Por el contrario, si usted «no considera» las rogativas de Dios para
que se convierta de su maldad y Él le sane; entonces, por favor revise el
siguiente Capítulo: «Advertencias», donde le presentamos argumentos ve-
races con los que podrá cerciorarse —por sí mismo(a)— si está viviendo
en el engaño.

55
Capítulo 6

ADVERTENCIAS

«He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así
el alma del hijo es mía; el alma que pecare, ésa morirá»
―Ezequiel 18:4

Este capítulo está dirigido en especial a toda persona —tenga o no


convicciones religiosas— que «ha decidido no escuchar el llamado de
Dios al arrepentimiento» aun después de todo lo expuesto en los capítulos
anteriores.
Ponga en consideración que no tenemos la intención de forzar o coac-
cionar su voluntad, sólo queremos mostrarle algunas de las diferentes
artimañas que emplea «el enemigo de nuestras almas» —Satanás— para
apartarle totalmente del «angosto camino que lleva a la vida» (Mateo
7:14). Tenemos la esperanza que, al concluir este capítulo, usted podrá
reconocer por sí mismo(a) la gran mentira y tragedia del «espacioso y li-
bertino camino» que finalmente le llevaría a la muerte» (Proverbios 16:25,
Mateo 7:13).
Pero si usted ha oído la voz de Dios y, con el corazón arrepentido,
quisiera seguirlo y conocerlo más, por favor —como sugerimos antes—
vaya ahora mismo al siguiente Capítulo: «La Respuesta». No obstante, le
recomendamos revisar «posteriormente» el presente capítulo, para que
conozca la astucia de Satanás y sus súbditos en atraer a la perdición a
muchas almas y, de este modo, el enemigo no tome ventaja sobre usted y
tampoco ignore «sus maquinaciones malignas» (2 Corintios 2:11).

56
Advertencias

Persistencia en Creencias Religiosas


Aunque esta sección se dirige de forma directa a las personas religiosas,
sin embargo, la esencia de este contenido también puede ser de utilidad
para quienes no tienen estas creencias, debido a la gran posibilidad de
que hayan tenido algún tipo de vínculo con la religión en el pasado; así
pues, sea o no usted una persona religiosa, le invitamos a revisar este
apartado.

¿USTED CREE A DIOS?

Ahora que ya conoce la verdad, es decir, que «todos hemos pecado»


y que nuestro pecado tiene una paga: la muerte física, la muerte espiritual
y la muerte segunda (o condenación eterna); además, ya conoce el Evangelio
del Señor Jesucristo, el maravilloso regalo de Dios para «salvarnos del
infierno». Pero, con todo lo que esto implica, no se ha convencido de que
sólo este «gran regalo de Dios» le salve verdaderamente de la actual con-
dición en la que se encuentra ahora. Es importante que usted reflexione
en la pregunta de esta sección ¿CREE A DIOS?
Posiblemente usted diga categóricamente:
―«Pues claro que sí, claro que CREO EN DIOS»

Pero la pregunta no fue si CREE EN DIOS, sino si CREE A DIOS.


Muchas personas dicen creer en Dios, creen que debe existir un dise-
ñador y creador de todo el universo, del mundo y de todo lo que hay en
él, porque les parece irrazonable pensar que tanta armonía, belleza y per-
fección visible pueda surgir de la nada, pero creer esto «no es suficiente».
Además de creer que existe un Dios creador de todas las cosas, es in-
dispensable «creer lo que este Dios es y dice», porque no sería realmente
nuestro Dios si no podemos creer lo que dice y si tampoco es de nuestra
confianza, ya que «¿cómo daríamos nuestra confianza y el título de Dios a un
desconocido?» Entonces, si afirmamos creer en Dios, debemos también
creer lo que Dios dice. Dios «expresa Su Palabra» en la Biblia, la cual nos
ha provisto para darse a conocer y revelarnos cuál es «Su verdadera y
santa voluntad». Por lo tanto, si creemos en Dios es indispensable tam-
bién «creer lo que Dios dice», y esto implica «CREER A DIOS».

57
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

Cuando alguien afirma creer en Dios sólo por «tradiciones religiosas»,


estará muy lejos de «creer a Dios», porque esta creencia se basa simple-
mente en la enseñanza impartida por un grupo de personas acerca de
cómo les conviene que sea Dios, y no «como verdaderamente es Dios»;
creando así a un falso dios. De este modo, cuando alguien afirma cada
día que cree en Dios según su religión, esta mención le puede ayudar
en algo a calmar su conciencia, pero nada más que eso, porque con su
propia vida negará a Quien afirma creer; porque sus pensamientos y sus
acciones son aborrecibles a la verdadera voluntad de Dios expresada en
Su Palabra —la Biblia— siendo así rebeldes, pero sin aceptar serlo (Tito
1:16). El ser humano es rebelde por naturaleza, aun tenga una religión.
Cualquier formación religiosa conocida pretende cubrir la rebeldía in-
nata del ser humano a través del cumplimiento de una serie de «requi-
sitos y obras impuestas» para buscar «agradar a Dios», pero sólo es una
mera «simulación de piedad exterior», porque la esencia malvada del
hombre permanece. La formación religiosa llega a ser «tan persistente y
estratégica» que la persona adepta termina aceptando estas enseñanzas
de hombres como si se tratara de la misma voluntad de Dios.
Cuando se afirma creer en Dios, con esta falsa religiosidad, pueden
darse hasta tres situaciones de rebeldía a la voluntad de Dios y a Su Palabra:

1. Por sincera ignorancia: Gran parte de personas «creen sinceramente»


en las falsas enseñanzas y doctrinas de los hombres, y, siendo adorme-
cidas, son desviadas de la genuina Palabra de Dios. Sagazmente los lí-
deres religiosos dan a oír a sus adeptos(as) lo que quieren oír, y les hacen
creer que sólo en ellos, y en los escritos producidos en su religión, está la
«correcta interpretación de la Biblia». De esta forma, consiguen que sus
seguidores no tengan la mínima intención de interesarse por conocer la
Biblia por sí mismos(as).

2. Por ignorancia voluntaria: Cuando las personas seguidoras de una


religión «son confrontadas con la verdadera Palabra de Dios» —por al-
guien que les habló de ella, por haberla oído en un audio o por haber
leído alguna sección de la Biblia— pero «no tienen la voluntad» de re-
cibir en su corazón la enseñanza verdadera o profundizar en el estudio
de la Biblia, porque, al ser evidente «su mal proceder y desobediencia»,
prefieren mantener sus tradiciones religiosas para no dejar sus malos
caminos y, asimismo, aparentar piedad ante los hombres.

58
Advertencias

3. Por conveniencia: Como consecuencia de la «ignorancia voluntaria»,


las personas activamente religiosas leen y «estudian» constantemente la
Biblia para afirmar y justificar sus pensamientos, sus propias creencias
y la enseñanza religiosa recibida, pero nunca lo harán para «obedecer
lo que está escrito», porque los hombres aman más la oscuridad pues
sus acciones son malas (Juan 3:19), como dice la Escritura: «Este pueblo
de labios me honra, pero su corazón está muy lejos de Mí» (Mateo 15:8). Estas
personas religiosas son «sólo oidoras» de la Palabra y no son hacedoras,
y se engañan a sí mismas (Santiago 1:22).
«Y esta es la condenación: que la Luz [Jesucristo] vino al mundo, y
los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, porque sus obras
eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la Luz y no
viene a la Luz, para que sus obras no sean reprendidas»
―Juan 3:19-20

Cualquiera sea la situación que usted atraviesa, está siendo rebelde a
la voluntad de Dios, y esto significa rebelarse contra Dios. De esta forma,
al no creer Su Palabra, usted realmente no cree en Dios ―no cree A Dios—.

La Biblia es «la única fuente confiable» para saber lo que Dios dice
y para saber Su voluntad. Creer en las Santas Escrituras es creer en
Dios. Pero los hombres «no están de acuerdo» con lo que Dios dice, y no
quieren creer a Dios: objetan la justicia del juicio por los pecados; objetan
la suficiencia del completo perdón de pecados sólo por creer en Jesu-
cristo, porque quieren hacer algo para merecer la salvación; rechazan
y no creen la sublime obra de amor de Jesucristo en la cruz, para poner
sus inmundas obras en lugar del sacrificio hecho por el Hijo de Dios. La
ironía de esto es que el hombre, siendo pecador e injusto por naturaleza,
llama a Dios injusto, rechaza Su Palabra y no le cree, llenándose de so-
berbia y rebeldía tan igual como lo hizo Satanás, quien se reveló contra
Dios, queriendo tomar Su lugar, para establecer, según su parecer, lo que
era justo e injusto, lo bueno y lo malo (Génesis 3:1).

Ilustración 3
Recuerde el momento en el que piense haber creído en
Dios. Luego, acuérdese en la manera que vivió después,
hasta ahora. Tómese un momento para recordarlo.

59
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

Luego de este pequeño ejercicio de memoria responda a


esta pregunta con toda sinceridad:
¿A quién, o a qué dio y está dando la mayor parte de su
amor, tiempo, interés y confianza?
a. Mi persona: Mis logros personales (estudios, profesión,
trabajo, negocios, posesiones, dinero) y mis pasatiempos.
b. Mi familia: madre, padre, hijos(as), nietos(as), abuelo(a),
hermanos(as), tíos(as), sobrinos(as), primos(as), etc.
c. Mi religión: Mis tradiciones o costumbres religiosas.
d. Mi pareja sentimental: esposo(a), novio(a), enamorado(a),
conviviente(a), pareja eventual.
e. Mis amigos(as)
Si su sincera respuesta contempla una o más de las
alternativas anteriores, inclusive «su religión», entonces
usted no ama a Dios ni cree en Él verdaderamente ―¡Usted
nunca ha creído a Dios!

Dios no es un complemento de la vida del ser humano, «Dios es la


vida del hombre» (Juan 1:4). La religión que practica no le hace amar a
Dios, todo lo contrario, le aleja de Dios. La Escritura nos dice cuál es «la
verdadera religión», aquella que Dios exige:
«¿Qué requiere de ti el SEÑOR tu Dios, sino que temas (reverencies)
al SEÑOR tu Dios, que andes en todos Sus caminos, que Lo ames y
que sirvas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma,
y que guardes los mandamientos del SEÑOR y Sus estatutos que yo
te ordeno hoy para tu bien?» ―Deuteronomio 10:12-13 (NBLH)
«Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del
hombre» ―Eclesiastés 12:13
«Uno es Dios, y no hay otro fuera de Él; y el amarle con todo el
corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las
fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los
holocaustos y sacrificios» ―Marcos 12:32-33

Además de que Dios no ocupa el primer lugar en su corazón, y sus


intereses están puestos en todo lo demás menos en Él; usted también
podrá comprobar que no ama ni cree a Dios porque durante todo este

60
Advertencias

tiempo ha hecho siempre lo que bien le ha parecido, según su propio


criterio, y como resultado ha persistido en sus pecados y en sus malos
pensamientos y malas acciones, acarreándole, de seguro, un sin número
de problemas, sin embargo, se ha empecinado en seguir a su corazón en-
gañoso y no seguir lo que agrada a Dios, según Su Palabra (Jueces 21:25).

Pero esta condición de hipocresía religiosa también trae terribles


consecuencias a las personas que le rodean, principalmente en las que
usted tiene más influencia. Ellos(as) catalogarán su religiosidad como
inútil; y si antes luchaban en seguir en (a) la religión, se «revelarán» y
abandonarán las exigencias y obligaciones religiosas y se irán —de igual
forma— tras sus propios deseos, sin creer en nada más que en sí mis-
mos(as), endureciendo aun más su corazón. Tristemente, siempre irán
tras «otro ídolo» o «falso dios», hundiéndose cada vez más en la esclavitud
de sus pecados:
«Y, en lugar de adorar al Dios inmortal y glorioso, rindieron culto a
ídolos que ellos mismos se hicieron con forma de simples mortales»
―Romanos 1:23 (NTV)
«Porque dos males ha hecho Mi pueblo: me dejaron a Mí, fuente de
agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen
agua» ―Jeremías 2:13
«Se contaminaron así con sus obras, y se prostituyeron con sus
hechos» ―Salmos 106:39

Entonces ¿Usted CREE A DIOS?


Por todo lo expuesto hasta aquí, si antes dijo CREER EN DIOS, real-
mente no le ha CREÍDO A DIOS. Por el contrario, usted ha creído en
un «dios falso» forjado por el hombre. Ese falso dios es hecho acorde a su
medida y a sus demandas, para su comodidad. De esta forma, tendrá a
un falso dios que «tolerará» su vida de desobediencia y «será permisivo»
con usted, «pasará por alto su maldad» y «le dará aliento para continuar
viviendo en sus pecados». Este espacioso camino lleva a la perdición y
muchos son los que van por él (Mateo 7:13).
Por consiguiente, no sólo crea que hay un Dios, conózcalo por medio
de Su Palabra, la Biblia, y «crea a Dios». Creer a Dios implica reconocer
que Él es Justo y Santo, que es Dios Todopoderoso y Creador de todo.
Creer a Dios implica humillarse ante Él, reconociendo nuestra condición

61
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

egoísta y pecadora necesitada de piedad y perdón, para hacer a un lado


nuestros deseos y reconocer a Dios como Señor y Soberano, a Quien
debemos reverencia absoluta y obediencia a Su Palabra. Creer a Dios
es confiar en Él, y confiar en Quien Él envió, al Salvador prometido, a
Jesucristo el Justo. Esta es la fe que salva al pecador, cuando se arrepiente
verdaderamente y pone su fe en Jesucristo, gracias a la obra del Espíritu de
Dios en el hombre, por medio de Su Palabra, para el nuevo nacimiento.

¿Ha despreciado la Palabra de Dios?

«El que dice: Yo le conozco, y no guarda Sus mandamientos, el tal es


mentiroso, y la verdad no está en él» ―1 Juan 2:4

Menospreciar la Palabra de Dios nos aparta de Su santa voluntad y


de Su gran amor. Así como nos preguntaríamos: «¿Cómo amar a alguien si
no le conocemos primero?», del mismo modo debemos preguntarnos ahora
«¿Cómo decir creer en Dios, si no Lo amamos primero? ¿Cómo amar a Dios si
no Lo conocemos? ¿Cómo conocer a Dios si menospreciamos Su Palabra que nos
revela Quién es Él?»
Por lo tanto, no podemos jactarnos de creer en Dios si no Lo amamos,
ya que quien «cree a Dios» Lo ama incondicionalmente sobre todas las
cosas, y este amor nos hace «amar y guardar Su Palabra». Así lo dijo el
Señor Jesucristo:
«Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma,
y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal
mandamiento» ―Marcos 12:30
«Si ustedes Me aman, guardarán Mis mandamientos. El que tiene
Mis mandamientos, y los guarda, ése es el que Me ama... El que no
Me ama, no guarda Mis palabras» ―Juan 14:15, 21, 24 (NBLH)

Cuando no guardamos la Palabra de Dios y, por el contrario, la me-


nospreciamos y/o la ignoramos, prefiriendo ir tras nuestros propios de-
seos, entonces estaremos andando en tinieblas y por camino de muerte.
Y aunque «según nuestro criterio» se piense, equivocadamente, que el
camino que se sigue es el más indicado, toda esperanza se desvanecerá
porque el fin de este camino es la «condenación eterna» (Proverbios 14:12).

62
Advertencias

¿Insiste en sus buenas acciones?

Si aún piensa algo como:


―«No menosprecio la Palabra de Dios, vivo siempre tratando de
hacer lo bueno y lo correcto, y todo lo bueno que hago me hace cada vez
una mejor persona, incluso hoy puedo ser bien visto(a) por mi familia,
amigos, personas de mi entorno laboral y conocidos. Seguramente la
mayoría de ellos pueden dar opiniones positivas acerca de mí, claro que,
con algunas excepciones, como es normal, porque no siempre se puede
agradar a todos»

Entonces reflexione en lo siguiente:


La formación religiosa en su hogar y su misma religión le han ense-
ñado a llevar cargas y cumplir una serie de requisitos y tradiciones para
tener entrada en el reino de Dios —entrada al Cielo— por tanto, usted
debe esmerarse por ser obediente devoto(a) para su salvación, haciendo
actos piadosos como: asistir a una iglesia, bautizarse y cumplir con todas
las obligaciones de su religión, además dar ofrendas o diezmos, rezar
(orar), incluso ser inducido(a) a leer la Biblia (parcial o integralmente),
etc. Asimismo, si le han impartido valores en su hogar y los ha cultivado,
entonces también hará «buenas acciones» como: ser solidario(a) con los
necesitados, dando su ayuda, caridad y donativos; ser buen(a) trabaja-
dor(a), ser bueno(a) con su pareja y su familia, ser bueno(a) con sus amigos
y conocidos, etc.
Sin embargo, lo cierto es que las acciones anteriores, que aparentan
ser buenas, no están dirigidas realmente al necesitado, sino al beneficio
personal, con el fin de satisfacer la propia justicia, aparentar piedad y,
por qué no, recibir el reconocimiento por la esmerada conducta.
De este modo, tanto la instrucción como la costumbre, nos lleva
siempre a «hacer algo para obtener un beneficio». Sin duda alguna, hacer
lo que parece correcto nos hace sentir bien, nuestra conciencia descansa;
pero el problema no está en las cosas correctas o «buenas acciones» que
hagamos, el problema es «para quién o para qué lo hacemos». Por tanto,
mientras «vivamos para nosotros» y «sigamos en nuestros pecados y re-
beldía», todo «aparente acto correcto» será impuro y desagradable a Dios:
«Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia
son como trapos de inmundicia» ―Isaías 64:6 (NVI)

63
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

«El sacrificio de los impíos es abominación al SEÑOR»


―Proverbios 15:8 (NBLH)
«Uno es Dios, y no hay otro fuera de Él; y el amarle con todo el
corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las
fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los
holocaustos y sacrificios» ―Marcos 12:32-33

Tampoco el «aparente buen corazón» que tengamos podrá cubrir todo


lo malo que hicimos, hacemos y haremos, porque nuestro corazón «es
malo y engañoso»:
«Las palabras que ustedes dicen provienen del corazón; eso es lo que
los contamina. Pues del corazón salen los malos pensamientos, el
asesinato, el adulterio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y
la calumnia» ―Mateo 15:18-19 (NTV)

Además, si tuviéramos la intención de hacer siempre buenas obras,


nos daremos cuenta que «no podemos andar derecho», porque nuestro
corazón nos engañará, y, mayormente, «haremos lo que no queremos
hacer», incurriendo en lo malo.
Tampoco podremos sentir «verdadera paz», pues, aunque tengamos
breves momentos de felicidad y tranquilidad, siempre vendrá el mal y la
consternación a causa del pecado. Y es en estos difíciles momentos que
nos preguntamos: ―«¿por qué Dios no me ayuda? ¿por qué Dios permite
esto? ¿por qué Dios es tan injusto conmigo?» Antes de nuestra contienda,
deberíamos pensar en qué tan egoístas, injustos(as), infieles y rebeldes
hemos sido con nuestro Creador:
«Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda,
no hay quien busque a Dios» ―Romanos 3:10-11
«El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es
abominable» ―Proverbios 28:9
«¿Oirá Dios su clamor, cuando venga sobre él la angustia?»
―Job 27:9 (NBLH)
«Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es
temeroso de Dios, y hace Su voluntad, a ése oye» ―Juan 9:31
«Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; mas el que
endurece su corazón caerá en el mal» ―Proverbios 28:14

64
Advertencias

¿Insiste en su propia justicia?

No nos engañemos más, «nadie puede justificarse a sí mismo(a)»,


tampoco «ningún hombre o mujer podrá justificarnos» aunque ostente el
más alto título de santidad o sabiduría atribuido por el mismo hombre,
«tampoco nos justificará ningún sistema religioso», ninguna tradición y
ninguna organización, «nada que haga el ser humano pecador» podrá
perdonar nuestros pecados, y, en consecuencia, nada que haga el ser
humano por alcanzar la salvación y la vida eterna será posible, porque
nosotros los pecadores «somos salvados por la gracia de Dios mediante
la fe en Jesucristo el Justo», y nada procede de nosotros porque es un re-
galo de Dios, no por ninguna obra que hagamos para que nadie se jacte
(Efesios 2:8-9).
Seguramente usted podrá ser muy sincero(a) en sus creencias re-
ligiosas, pero esa sinceridad, obediencia y fidelidad «no le salvará»,
porque nadie jamás podrá ser declarado justo ante Dios por ser obediente
a la religión, por obrar su propia justicia, o por el obrar de otras personas
en su favor, sino que toda persona será declarada justa «sólo por la fe en
Jesucristo», porque es «por medio de la fe en Cristo que el justo tiene
vida» (Romanos 3:20-22, Gálatas 2:16; 3:11). La indiscutible conclusión es
esta, la respuesta para todo «es Jesucristo»:
«En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el
cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos»
―Hechos 4:12 (NBLH)
«Así dice el SEÑOR: “No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se
gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza; pero si
alguien se gloría, gloríese de esto: De que Me entiende y Me conoce,
pues Yo soy el SEÑOR que hago misericordia, derecho y justicia en la
tierra, porque en estas cosas Me complazco,” declara el SEÑOR»
―Jeremías 9:23-24 (NBLH)
«Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia,
reciban ustedes con humildad (mansedumbre) la palabra implantada,
que es poderosa para salvar sus almas» ―Santiago 1:21 (NBLH)

65
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

¿TIENE FE VERDADERA? ¿HA NACIDO DE NUEVO?

Ahora examínese nuevamente, porque «si menosprecia la Palabra de


Dios» no muestra evidencia del don de la fe en Jesucristo:
«Examínense para saber si su fe es genuina. Pruébense a sí mismos.
Sin duda saben que Jesucristo está entre ustedes, de no ser así, ustedes
han reprobado el examen de la fe genuina»―2 Corintios 13:5 (NTV)

La «fe genuina» proviene del «nuevo nacimiento» o «regeneración»,


sin esta nueva vida nadie podrá entrar en el reino de Dios, es decir, no
tendrá esperanza de la vida eterna; así lo dijo Jesucristo:
«De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede
ver el reino de Dios» ―Juan 3:3

Por lo tanto, sólo el nuevo nacimiento otorga la genuina fe en Jesu-


cristo para poder entrar en el reino de Dios y tener vida eterna. Entonces
«¿cómo se nace de nuevo?» La Biblia lo revela: «El nuevo nacimiento viene
por la voluntad de Dios y por la Palabra de Jesucristo»:

La voluntad de Dios en el nuevo nacimiento: La Biblia nos dice que el


nuevo nacimiento es «por voluntad divina», por medio del «Espíritu de
Dios», sin lugar a «ninguna» intervención nuestra y sin poder entender
cómo ocurre. Así como podemos decir ahora que «vivimos» porque un
día nacimos de nuestra madre —sin haber intervenido en nuestra con-
cepción, ni haber elegido ser concebidos— de forma similar, para tener
un «nuevo nacimiento» debemos ser «engendrados desde lo alto» por el
poder del Espíritu Santo.
«El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes
de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del
Espíritu» ―Juan 3:8
«Así como no sabes por dónde va el viento ni cómo se forma el niño
en el vientre de la madre, tampoco entiendes la obra de Dios, creador
de todas las cosas» ―Eclesiastés 11:5 (NVI)

La Palabra de Jesucristo en el nuevo nacimiento: Además de la obra


divina del Espíritu Santo, el nuevo nacimiento es posible «por medio de la
Palabra de Jesucristo», es decir, por oír o ver «la Buena Noticia —el Evan-
gelio— acerca de Jesucristo»:

66
Advertencias

«Así que la fe viene del oír, y el oír, por la Palabra de Cristo»


―Romanos 10:17 (NBLH)
«A todos los que creyeron en Él [Cristo] y lo recibieron, les dio
el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Ellos nacen de nuevo, no
mediante un nacimiento físico como resultado de la pasión o de la
iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que proviene de
Dios» ―Juan 1:12-13 (NTV)

Cuando una persona haya nacido de nuevo, «su fe y arrepentimiento


serán verdaderos», y su confianza y esperanza de la vida eterna, en el reino
de Dios, estarán puestas «plenamente en Jesucristo». Por consiguiente,
nadie puede nacer de nuevo por «sus propios medios o esfuerzos». Así
pues, quién diga «creer» y rechace la Palabra de Dios, se engaña así mis-
mo(a) para su propia perdición, «su fe no es genuina», al contrario, es
fingida y pudo haberse originado por algún tipo de «tradición», «nece-
sidad» o «imposición». La gran tragedia de persistir en una «falsa fe», es
que al final, toda esperanza existente se desvanecerá, porque en aquel
día será igualmente condenado(a) a la oscuridad eterna. Para explicar
de forma más clara esta peligrosa y terrible condición del ser humano,
presentamos la siguiente ilustración18:

Ilustración 4
Aparente y Fiel están en un avión a más de 10,000 metros
de altitud, y súbitamente anuncian que encontraron un
serio desperfecto mecánico en el avión que hará que éste
colisione, entonces, en esta terrible situación, y habiendo
suficientes paracaídas, Fiel, con el paracaídas puesto, se
percata que Aparente ―estando en una extraña calma― no se
ha puesto el suyo. Enseguida veamos lo más amoroso que
podría hacer Fiel por Aparente:
Fiel, haciendo señas y alzando la voz para llamar la atención
de Aparente, gritó:
―¡Póngase el paracaídas!
Aparente, después de un momento, contestó:
―¿Qué ocurre?...¿paracaídas? ¿para qué ponerme el
paracaídas?

18 Ray Comfort & Kirk Cameron (2009). Los Pasos del Maestro. Guía de Estudio del Curso de Entrenamiento
Básico. Bartlesville, Oklahoma: Genesis Publishing Group, p. 112. Analogía adaptada.

67
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

―¿Acaso no oyó el anuncio de que chocaremos? ―


respondió Fiel.
―No oí ningún anuncio, estaba distraído, dormitaba y
oía música, además no creo que choquemos, siempre hay
turbulencias en el vuelo ―le dijo Aparente.
―Por favor, hágame caso, le ruego que se ponga el
paracaídas, no hay más tiempo ―Fiel contestó― pensando
en lo que a Aparente le sucedería al saltar sin ponerse el
paracaídas.
―No se alarme, confío que el paracaídas está en su lugar
para una emergencia, eso ya lo sé ―respondió Aparente.
Inmediatamente, Aparente y Fiel sienten las tremendas
sacudidas del avión y entonces, inevitablemente, llega el
momento de saltar para no morir. Aparente se convence de
la urgencia y el peligro de morir, trata de buscar y sacar el
paracaídas, intenta desesperadamente de ponérselo, pero
ya es demasiado tarde.
Conclusión: Saber y creer que el paracaídas le salvaría
en una catástrofe no es suficiente; tiene que ponerse el
paracaídas para que pueda salvarle. Aparente, representa a
la persona religiosa que «no ha nacido de nuevo», mientras
que Fiel, a la persona que «ha nacido de nuevo».

Aplicación: ¿Quién es Jesucristo para usted?


Saber y creer que Jesucristo es el Hijo de Dios, que nació de una
virgen, que habitó en la tierra, que habló como nadie lo hizo, que fue un
gran profeta, que hizo milagros, que sufrió y murió en una cruz y que re-
sucitó, «no es suficiente». También «los demonios» así lo creen y tiemblan
aterrorizados, (Mateo 8:29, Santiago 2:19) pero eso no les basta, porque su
fin es la condenación eterna en el infierno (Mateo 25:41). Y entonces ¿qué
más se necesita?
El conocimiento intelectual de Jesucristo resulta inútil si «no hay arre-
pentimiento y plena confianza en Él», incluso existen muchos eruditos y
estudiosos de la Biblia que saben mucho acerca de teología, pero por su
soberbia y rebeldía «no conocen» al Dios de la teología.
En la ilustración veíamos que «Aparente» debía ponerse el paracaídas
para poder salvarse. De forma similar una persona para «salvarse» de

68
Advertencias

la condenación eterna debe estar «vestida del Señor Jesucristo». Pero como
ninguna ilustración es perfecta, una persona «no decide vestirse» del
Señor Jesús para escapar de la «ira de Dios» como si fuera «una prenda»
o «un amuleto», sino que la persona «será vestida» del Señor Jesucristo
cuando, con un corazón quebrantado y humilde, se haya «arrepentido ver-
daderamente por sus pecados» y «haya puesto su fe en Jesucristo para
que Él le salve. Pero el convencimiento de pecado, y pesar por el mismo,
no ocurre por «procurar ser decente» ―no es por obras― tampoco confiar
en Cristo significa «sólo decir que cree en Él» porque su religión se lo
ha enseñado; ¡de ninguna manera! El arrepentimiento y fe verdaderos
vienen como consecuencia de «la amorosa obra de Dios» en el nuevo naci-
miento o regeneración de la persona, cuando Dios le imparte vida espiritual
y le entrega «un nuevo corazón», por ser parte de una nueva creación Suya
(Ezequiel 36:26, 2 Corintios 5:17).

En consecuencia, poner toda la confianza en Jesucristo, para salva-


ción, es un completo acto de la gracia y el amor de Dios, otorgado como
«un regalo». Así que, el nuevo nacimiento para salvación no se gana por
merecimiento ―porque ya no sería un regalo de Dios― por ello, nin-
guna obra puede «hacer nacer de nuevo a alguien», es decir, nada de lo
que haga el hombre podrá convertirlo en un «verdadero creyente», en un
nacido de nuevo. En tal sentido, ninguna persona puede argumentar que
es un verdadero creyente por:

‒‒ haberse bautizado;
‒‒ asistir a una iglesia;
‒‒ pertenecer o ser miembro de una iglesia, religión o denominación;
‒‒ cumplir con la lista de mandatos, ordenanzas o sacramentos que su
religión o denominación le exige;
‒‒ tener conocimiento bíblico;
‒‒ tener alguna posición, cargo, función o ministerio en su iglesia, reli-
gión o denominación;
‒‒ ser caritativo, ofrecer limosnas, ofrendas o diezmos;
‒‒ dejar de consumir algunos alimentos, dejar el alcohol o dejar las
drogas;
‒‒ usar o dejar de usar algún tipo de prenda de vestir, no celebrar al-
gunas fechas festivas, entre otras muchas obras, acciones, reglas y/o
prohibiciones humanas.

69
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

Así pues, ningún ser humano podrá hacer una «verdadera buena
obra» si antes no ha nacido de nuevo, todo esfuerzo será en vano, pues
continuará siendo rebelde y perverso. Sin embargo, podrá intentar, apa-
rentar o forzar hacer «buenas obras», pero todo lo que haga jamás le hará
justo(a) ante Dios, porque sólo Jesucristo —el Justo— satisfizo la justicia
de Dios, y lo hizo una vez y para siempre. De este modo, si usted no ha na-
cido de nuevo de lo alto, será imposible que pueda hacer «buenas obras»
que agraden a Dios.
Jesucristo dijo:
«Un buen árbol no puede producir frutos malos y un árbol malo no
puede producir frutos buenos. A un árbol se le identifica por su fruto.
Si el árbol es bueno, su fruto será bueno. Si el árbol es malo, su fruto
será malo» ―Mateo 7:18; 12:33 (NTV)

En conclusión, sólo quien nace de nuevo se arrepiente genuinamente


de sus pecados y recibe el Evangelio del Señor Jesucristo para poner
su entera confianza en Él para su salvación (fe salvadora). De esta forma:
(1) Jesucristo, por Su perfecta vida de obediencia, «le revestirá con Su
propia justicia» haciéndole justo(a) ante los ojos de Dios para no ser con-
denado(a); (2) Jesucristo, por cumplir la justicia y el juicio de Dios en la
cruz, «perdonará sus pecados», purificando su conciencia y corazón de
obras malas, para que ande en camino de luz y haga buenas obras, y (3)
Jesucristo, por Su gloriosa resurrección, «le dará vida eterna», para estar
junto a Él. No obstante, si no cree en Él, la misma Palabra de Jesucristo
dice que no verá la vida (Juan 3:36).

Persistencia en el Propio Criterio


Ahora usted ya conoce la verdad, es decir, que todos somos peca-
dores y nuestro pecado tiene como consecuencias: la muerte física, la
muerte espiritual y la condenación eterna —muerte segunda—. Pero por el
inmenso amor de Dios, y Su gran piedad por nosotros, Él nos ofrece el
«maravilloso regalo del Evangelio del Señor Jesucristo» para salvarnos de
la condenación eterna en el Infierno.
Sin embargo, si aún se mantiene incrédulo(a) acerca de un juicio y
del castigo eterno por sus pecados, porque con firmeza considera que su

70
Advertencias

condición actual no es mala y no tiene de qué temer cuando llegue el


día de su muerte, y —con esa forma de pensar— está decidido a conti-
nuar aprovechando cada instante de su vida para hacer lo que le parece
correcto, según su propio criterio, «menospreciando el gran sacrificio
que hizo Dios por usted». Entonces, es muy importante que vea las si-
guientes secciones y reflexione en ellas.

¿Hasta cuándo negará lo evidente?

Así como la existencia de Dios no puede negarse por toda la evi-


dencia que vemos en el mundo natural, y tampoco puede negar a Dios
si nunca lo ha conocido; de igual manera, tampoco puede negar todo lo
que Dios es y Dios dice, porque Él es eterno y Su Palabra también, Él es
Fiel y Verdadero y nada de lo que Él diga cambiará ni dejará de ser.
Por tanto, no importa si usted siga siendo incrédulo de lo que la Pa-
labra de Dios dice, eso no significa que dejará de cumplirse. Su incredu-
lidad y negación no cambiará en nada, ni detendrá todo lo que haya de
ser cumplido (Mateo 5:18).
Que usted crea que es justo y bueno —sopesando sus buenas ac-
ciones sobre las malas— no quiere decir que lo sea, porque Dios dice que
no existe justo en la tierra y no hay quien Lo busque (Romanos 3:10-11);
que usted crea que aun viviendo en sus pecados podrá llegar a estar con
Dios no quiere decir que así será, porque Dios dice que por cuanto todos
hemos pecado estamos privados de Su gloria (Romanos 3:23); que usted
no crea en un juicio, no significa que no lo habrá, porque Dios ha estable-
cido un día en el cual juzgará al mundo con justicia (Salmos 9:8, Hechos
17:31); que usted no crea que habrá condenación eterna en el Infierno
para los pecadores impenitentes que no conocen a Dios, y ni creen ni
obedecen el Evangelio del Señor Jesucristo, no significa que no la habrá,
porque Dios ha establecido para ellos la pena de eterna perdición apar-
tados de Su presencia (2 Tesalonicenses 1:8-9); que usted persista en creer
que su camino es bueno y le salvará no quiere decir que lo hará, porque
Dios ha establecido un único camino y una única verdad para llegar a Él
y tener vida eterna, y es «solamente por medio de la fe en Jesucristo», Su
amado Hijo unigénito (Juan 3:16; 14:6).
Así que usted no tiene excusa para permanecer en su propio camino,
«hoy puede elegir la vida» o puede permanecer en las tinieblas del ca-

71
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

mino que lo llevará a la muerte. Aún no es tarde, porque el tiempo es


propicio, porque Dios es paciente para escuchar y socorrer, «hoy puede
ser el día de tu salvación» (2 Corintios 6:2).

Negando lo desconocido
Mencionábamos en la sección anterior que, «no creer a Dios» significa
negar a Dios en todos los aspectos de nuestra vida, negando lo que Él es
verdaderamente y lo que Él dice, es decir, rechazamos al Dios verdadero
junto a Su Palabra. Pues bien, toda negación a Dios «tiene un mismo
origen», pero podríamos mencionar dos posibles situaciones generales
por las que lo hacemos:

(1) Negación heredada: Cuando nuestro entorno familiar directo inme-


diato, no creyó a Dios y nosotros seguimos negando a Dios:
‒‒ Si hemos tenido padres o tutores que no creían a Dios y lo negaban,
éstos también, en su propia rebeldía, negaron a Dios influidos igual-
mente por la incredulidad de su entorno familiar directo, repitién-
dose el mismo patrón de rebeldía e incredulidad de sus generaciones
pasadas.
‒‒ Si hemos tenido padres o tutores que decían creer en Dios, pero con
sus hechos Lo negaban. Entonces nosotros también negamos a Dios
con nuestros hechos. Esta rebeldía y negación no sólo se presenta al
abandonar la religión, secta o denominación de los padres o tutores,
sino también durante la permanencia en alguna de ellas.

(2) Negación voluntaria: Cuando nuestro entorno familiar directo inme-


diato creyó a Dios, pero nosotros negamos a Dios. Es decir, si nuestros
padres o tutores «creen a Dios» y, por tanto, con sus hechos así lo de-
muestran, sin embargo, nosotros negamos a Dios por nuestra propia re-
beldía e incredulidad.
En efecto, podemos distinguir que «negar a Dios» proviene de «la
incredulidad y la rebeldía innata del ser humano». Así, nuestra propia
naturaleza nos lleva a «rechazar a Dios y a no creerle». Por esta razón, al
rechazar y negar la Biblia —la Palabra escrita de Dios— estaremos ne-
gando a Quien «nunca conocimos realmente».
Ahora bien, nuestra «negación a Dios» puede ser de forma «directa
y clara» ante toda persona, expresándolo sin temor alguno; o bien po-

72
Advertencias

dremos negarlo de «forma personal interiormente», sin la menor inten-


ción de hacerlo público. Sin embargo, no hay ninguna diferencia, en
cualquier caso, estaremos negando a Dios, y «Él sabe todas las cosas».
Tampoco sirve de nada tener un «conocimiento intelectual» de Dios,
de Jesucristo y de la Biblia, porque «si no somos obedientes» a Su Pa-
labra, es vano tal conocimiento. Bien sabemos que la rebeldía es opuesta
a la obediencia, así pues, el hombre natural, que «no ha nacido de nuevo y
está muerto espiritualmente», vivirá obstinado en su rebelión contra Dios,
conforme a su naturaleza pecadora y a su parecer, y sin importar cuánto
indague y conozca la Biblia, no vivirá conforme a la Palabra de Dios y,
porque ama más las tinieblas que la luz, llamará a lo malo bueno y a lo
bueno malo, para no dejar su maldad:
«“Porque Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni
sus caminos son Mis caminos,” declara el SEÑOR»
―Isaías 55:8 (NBLH)
«Amaste el mal más que el bien, la mentira más que la verdad»
―Salmos 52:3
«¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que tienen las
tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce
y lo dulce por amargo! Por tanto, como la lengua de fuego consume el
rastrojo, y la hierba seca cae ante la llama, su raíz como podredumbre
se volverá y su flor como polvo será esparcida. Porque desecharon la
ley del SEÑOR de los ejércitos y despreciaron la Palabra del Santo
de Israel» ―Isaías 5:20, 24 (NBLH)
«El SEÑOR aborrece el camino de los malvados, pero ama a quienes
siguen la justicia» ―Proverbios 15:9 (NVI)

Disfrutando los placeres pasajeros

Sin importar nuestras creencias, es muy posible que ahora estemos


disfrutando de nuestros logros, trabajo, dinero y bienes, porque Dios, en
Su bondad, ofrece Su bendición «tanto a justos como a injustos» (Mateo
5:45); pero lo cierto es que, aunque todos estos y otros beneficios puedan
durarnos mucho o poco tiempo, finalmente sobre todo esto, y sobre todo
lo que hagamos según nuestros instintos, nos juzgará Dios:
«Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los
días de tu juventud. Sigue los impulsos de tu corazón y el gusto de

73
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

tus ojos; pero debes saber que por todas estas cosas, Dios te traerá a
juicio» ―Eclesiastés 11:9 (NBLH)

Y aunque el disfrute sea muy placentero para nuestros sentidos, «será


momentáneo», realmente muy breve. Cuando menos lo esperemos esa
confianza que creíamos tan segura será arrancada, toda aparente tran-
quilidad y vanos deleites serán interrumpidos y, de pronto, vendrá el
mal y la angustia a nuestra vida, cualquier orgullo nuestro «será aver-
gonzado» y llegaremos a sentirnos miserables aun teniendo posesiones.
Esta repentina desesperanza vislumbra el «terrible destino final» que he-
redaremos si confiamos en nuestra propia prudencia. La Escritura nos
advierte:
«¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?»
―Proverbios 23:5
«No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia
librará de muerte» ―Proverbios 11.4
«Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero,
pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su
alma?» ―Mateo 16:26 (NBLH)
«Y diré a mi alma: Alma muchos bienes tienes guardados para
muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo:
Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de
quién será?» ―Lucas 12:19-20
«Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de Mí, hacedores
de maldad» ―Mateo 7:23
«E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna»
―Mateo 25:46
«Por tanto, Dios te destruirá para siempre; te asolará y te arrancará
de tu morada, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. He aquí
el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la
multitud de sus riquezas, y se mantuvo en su maldad»
―Salmos 52:5, 7

Cuando confiamos en nuestra propia capacidad y habilidad de con-


ducirnos en esta vida, «olvidamos a Dios nuestro Creador» —Quien
tiene una perfecta voluntad para nosotros— de tal forma que Lo ne-

74
Advertencias

gamos, no Le creemos e incluso Lo aborrecemos. Pero esta condición


de rebeldía al Creador no sólo trae trágicas consecuencias en esta vida,
sobre todo, traerá «terribles consecuencias eternas», porque ninguna
dificultad ni desconsuelo que hayamos vivido antes podrá compararse
con la inmensa angustia, gran desesperanza y terrible sufrimiento de la
«condenación eterna» en el «Lago de Fuego», el Infierno:
«De la Roca que te creó te olvidaste; te has olvidado de Dios tu
creador» ―Deuteronomio 32:18
«Pero sucederá que si alguna vez te olvidas del SEÑOR tu Dios, y
vas en pos de otros dioses, y los sirves y los adoras, yo testifico contra
ustedes hoy, que ciertamente perecerán»
―Deuteronomio 8:19 (NBLH)
«Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, no sea que os
despedace, y no haya quien os libre» ―Salmos 50:22
«En llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a
Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales
sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor
y de la gloria de Su poder» ―2 Tesalonicenses 1:8-9

Cada situación de miseria, angustia, amargura y desesperanza que


hemos vivido nos debe enseñar que «en ninguna cosa de este mundo»
encontraremos lo que buscamos para nuestra paz, nada tiene valor real.

Si hemos permanecido con vida hasta hoy, después de todo lo que


hemos atravesado, entonces «deberíamos ser muy sensibles en notar que
Dios ha estado llamando nuestra atención» para que entendamos de una
vez por todas que «sólo necesitamos de Él», de Su amor y de Su piedad
para saber y entender «el propósito de nuestras vidas», que «sólo necesi-
tamos a Jesucristo» Su amado Hijo para que descansemos de nuestras
propias luchas y vengamos a Su paz y a Su descanso, «Él es el único
camino, Él es la Verdad y Él es la Vida», «Jesucristo es nuestra vida»:
«Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré
descansar. Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo
soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas»
―Mateo 11:28-29 (NBLH)

75
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

No sea Guiado(a) por Ciegos


Actualmente hay muchas «religiones», «denominaciones religiosas»
y «sectas» en el mundo que dicen ser «la única y verdadera iglesia u or-
ganización de Dios», que dicen tener «la correcta interpretación de la Bi-
blia» —o de la Ley de Dios— y que afirman que «su doctrina también es
la verdadera». Pero ¿quién miente entonces?, de entre miles de opciones
¿cuál sería la única que estaría en lo correcto? Si comprendemos que «la
verdad es única» ―una sola—.
Aunque parezca complicado, imaginemos que en este momento la
humanidad tenga la oportunidad de establecer cuál sería «la única y
verdadera religión o iglesia en el mundo que represente mejor la fe en
Dios», sin lugar a dudas no habría consenso desde el inicio, y si «somos
realistas», con certeza no habría ningún acuerdo de opinión. Esto ocu-
rriría porque cada persona que cree o sigue algún tipo de corriente de
doctrina religiosa existente diría que la suya es la verdadera, y que las
otras miles restantes serían falsas o equivocadas; del mismo modo, cada
grupo de personas que podrían coincidir en sus creencias opinarían que
el resto de grupos son falsos o están equivocados, y sería el momento
oportuno para quienes no estén de acuerdo con la opción religiosa que
seguían, y no hallen otra de su agrado, piensen seriamente en conformar
un nuevo grupo religioso. El resultado final, en todos los casos, seguiría
siendo el mismo, cada quien «seguiría su propio camino» según lo que
más le convenga. Esta es la triste realidad en la que vivimos.
Actualmente quienes siguen a una religión, secta o denominación
juzgan a las demás como «falsas o equivocadas» y a la suya «como ver-
dadera y correcta». Incluso esta distinción y/o división ocurre en el de-
nominado «cristianismo».
Entonces ¿a quién creemos? ¿quién dice la verdad? Las Escrituras nos
dicen que «Dios es veraz y todo hombre es mentiroso» (Salmos 116:11;
146:6, Romanos 3:4). Así que, no podremos esperar que el hombre tenga
un juicio veraz en este asunto, y menos aun cuando «la iglesia es esta-
blecida por Dios mismo» (Mateo 16:18, Hechos 20:28, 1 Corintios 3:11).
De este modo, la gran cantidad de religiones, sectas y denominaciones
existentes en el mundo se debe a «la rebeldía y soberbia del hombre» en
pretender tener juicio sobre una condición en la que no tiene ninguna
participación ni derecho: «la Salvación». Porque Dios nos dice que «sólo

76
Advertencias

por Su bondad somos salvados por medio de la fe en Jesucristo», y «no


es por algo que hagamos nosotros, porque es un regalo de Dios» (Efe-
sios 2:8). En consecuencia, «la Salvación es sólo de Dios» y «sólo Él sabe
quiénes son suyos» (2 Timoteo 2:19), por lo tanto, sólo Él sabe quiénes
conforman «Su iglesia verdadera» y no el hombre.
Diremos entonces que ¿ninguna iglesia existente es verdadera? Como
seres humanos, y según las Escrituras, no tenemos la capacidad para
responder a esta pregunta según nuestro intelecto, y es por esta razón
—como en cada sección de este libro— que responderemos conforme a
la luz de la Biblia. No es la intención de esta respuesta profundizar en la
gran enseñanza que Dios nos da acerca de la iglesia, pero sí pretendemos
manifestar claramente lo que significa «andar en la verdad» o en la luz, y lo
que significa «andar en la mentira» o en tinieblas.
Aquellas personas que en humildad «se someten y se conforman
solamente a la voluntad de Dios en Su Palabra» son los que «siguen la
verdad», y toda iglesia cuyo patrón general de funcionamiento y compor-
tamiento sea éste, podríamos decir que es «una iglesia que sigue la verdad
de Dios». Es muy importante mencionar que ninguna persona se some-
terá con corazón humilde y arrepentido a la voluntad de Dios, si antes
no ha «nacido de nuevo», es decir sin que Dios le haya dado una nueva vida
por medio de Su Espíritu y de Su Palabra (Juan 3:3, Tito 3:5, Romanos 1:16).
Por otro lado, quienes «no se conforman a la voluntad de Dios en Su
Palabra», y añaden sobre ella y/o sustraen de ella, para generar nuevas
enseñanzas, doctrinas y exigencias «según su conveniencia», entonces
también conformarán grupos o iglesias que seguirán el mismo patrón
de rebeldía al Dios verdadero. Entonces, podemos afirmar que «aquella
iglesia o grupo religioso que sigue este modelo rebelde no sigue la verdad
de Dios», por el contrario, «siguen sus propios caminos». La Escritura
nos dice que hay camino que al hombre le parece correcto, pero su fin es
camino de muerte (Proverbios 14:12).

De esta manera, a pesar de que haya miles de religiones, sectas y


denominaciones en todo el mundo, será posible distinguir las falsas y
engañosas cuando sean probadas con la Palabra de Dios, y atraviesen
«el único filtro verdadero» que muestre «cuál sigue la verdad». Por tanto,
toda religión, secta o denominación que invoca el Nombre del Señor y
profese fe en Él, debe estar apartada de la maldad y debe ser obediente a

77
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

Su santa voluntad expresada plenamente en Su Palabra escrita, la Biblia,


«mostrando frutos dignos de arrepentimiento» (2 Timoteo 2:19, Mateo 3:8,
Lucas 3:8).

Todo este preámbulo ha sido necesario para mostrarle que, «si per-
manecemos en rebeldía contra Dios y Su Palabra», iremos en la misma
dirección de la corriente de este mundo, teniendo miles de opciones para
elegir. La Escritura nos describe este suceso como «la puerta ancha» por
donde muchas personas eligen pasar para recorrer «el camino amplio»
que lleva a la perdición (Mateo 7:13).
Pero hoy tiene la opción de entrar por «la puerta angosta» y tener
vida, esta entrada representa al Dios verdadero y a Su voluntad que «es
dada a conocer a todo hombre» por Su bendita Palabra: «Jesucristo es la
puerta», «Jesucristo es el camino al Padre», «Jesucristo es la verdad y la
vida» (Romanos 15:4, Juan 10:9; 14:6):
«Mira yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el
mal. Hoy te ordeno amar al SEÑOR tu Dios, andar en Sus caminos
y guardar Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus decretos, para que
vivas…Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas
arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, Yo les declaro hoy
que ciertamente perecerán…» ―Deuteronomio 30: 15-18 (NBLH)

Usted que persiste en confiar en sus creencias religiosas:


Examine cuidadosamente su religión y sus tradiciones, pues, aunque
los líderes religiosos afirmen que su fe es en Dios, su rebeldía, desobe-
diencia e hipocresía serán manifiestas cuando sus enseñanzas y sus actos
contradigan la voluntad de Dios expresada en Su Palabra escrita —la
Biblia— negando realmente a Dios, cuando de labios dicen creer en Él.
De esta forma, podrá saber por sí mismo(a) que le están llevando por
«el camino amplio» que lleva a la condenación eterna. He aquí la adver-
tencia que Dios da:
«¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?»
―Lucas 6:46
«No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos,
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos»
―Mateo 7:21

78
Advertencias

«El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama»
―Juan 14:21
«Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores,
engañándoos a vosotros mismos» ―Santiago 1:22
«Que se aparte de la maldad todo el que invoca el nombre del
Señor» ―2 Timoteo 2:19 (NVI)
«Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este
pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de Mí. Pues
en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de
hombres» ―Mateo 15:7-9
«Cuídense de que nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía
que sigue tradiciones humanas, la que va de acuerdo con los principios
de este mundo y no conforme a Cristo» ―Colosenses 2:8 (NVI)
«Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo
abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra»
―Tito 1:16
«Pues algunos hombres se han infiltrado encubiertamente, los cuales
desde mucho antes estaban marcados para esta condenación, impíos
que convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje, y niegan a
nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo» ―Judas 1:4 (NBLH)
«Tales individuos son falsos apóstoles, obreros estafadores, que se
disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no es de extrañar, ya que Satanás
mismo se disfraza de ángel de luz. Por eso no es de sorprenderse
que sus servidores se disfracen de servidores de la justicia. Su fin
corresponderá con lo que merecen sus acciones»
―2 Corintios 11:13-15 (NVI)

El Señor Jesucristo ordena no participar en la falsa religiosidad y


dejar a los «falsos maestros» y «sus falsas enseñanzas»:
«Pueblo mío salgan de ella. No participen en sus pecados o serán
castigados junto con ella. Pues sus pecados se han amontonado hasta
el cielo, y Dios se acuerda de sus maldades»
―Apocalipsis 18:4-5 (NTV)
«Déjenlos; son ciegos guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego,
ambos caerán en el hoyo» ―Mateo 15:14 (NBLH)

79
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

Usted que persiste en confiar en su propio criterio:


De igual forma, examine también su condición. Si usted vive «si-
guiendo su propio camino» conforme a su criterio personal, haciendo
lo que bien le parece, sin la mínima intención de apartarse de su mal
proceder y, por el contrario, se rodea de hombres rebeldes que también
niegan y aborrecen a Dios y a Su Palabra, y «se entregan a la miseria
del pecado»; entonces, estará siguiendo, junto a ellos, «el camino am-
plio» que los lleva a la condenación eterna. He aquí la Palabra de Dios
le advierte:
«[Dios] derramará Su ira y enojo sobre los que viven para sí mismos,
los que se niegan a obedecer la verdad y, en cambio, viven entregados
a la maldad. Habrá aflicción y angustia para todos los que siguen
haciendo lo malo» ―Romanos 2:8-9 (NTV)
«Son como violentas olas del mar que arrojan la espuma de sus
actos vergonzosos. Son como estrellas que han perdido su rumbo,
condenadas para siempre a la más negra oscuridad»
―Judas 1:13 (NTV)

No sea Engañado(a) más por el Pecado


La confianza en uno(a) mismo(a), o en cualquier hombre o grupo de
hombres, «nos llevará a una vida sin ningún propósito». Por el deseo de
«sentirnos satisfechos», buscaremos todo tipo de alternativas e intenta-
remos conseguirlas «a cualquier costo», no obstante, nuestros sentidos y
deseos «no serán complacidos». Finalmente, todo lo que hagamos re-
sultará siendo inútil, porque, aunque obtengamos mucho dinero y po-
seamos muchos bienes y comodidades, «no encontraremos contentamiento
ni felicidad», aunque ofrezcamos cariño, atención y amabilidad a alguien
«no garantizamos obtener su fidelidad», aunque demos gusto a todos nues-
tros instintos carnales «no hallaremos satisfacción», y aun ofrezcamos toda
nuestra devoción a una religión o a una doctrina seductora «nuestra alma
no podrá ser saciada».
Son muchas las personas que, tratando incansablemente de «saciar
sus pasiones», se han hundido tan profundamente en el pecado que «han
destruido sus vidas» y «han dañado profundamente la vida de otras
personas». Son también incontables las personas que murieron «sin nin-

80
Advertencias

guna esperanza» estando en esta terrible condición. No obstante, no hay


ninguna diferencia «en el destino final» de quienes estuvieron en una
miseria total, a causa de sus pecados, y de aquellos(as) que, viviendo en
pecado, siguieron sus caminos sin padecer mayor desgracia.
Esto ocurre, porque toda persona que «niega a Dios», «rechaza Su Pa-
labra fiel» y «no se arrepiente verdaderamente de su maldad» no tendrá
ninguna esperanza de salvación. El pecado, por más pequeño que sea,
condena y trae más pecado y miseria permanente.
Lastimosamente el ser humano «no acepta» que su condición —de
rebeldía no reconocida— le traiga problemas o consecuencias negativas,
debido a que «Satanás», astutamente, ha puesto en acción «un plan para
engañar a la humanidad entera»: «Nos muestra los placeres del pecado
sin mostrarnos sus terribles consecuencias». En otras palabras, Satanás
nos tienta con la diversidad de los deleites temporales del pecado, pero nos
oculta la condena eterna del pecado en el infierno, al cual «ya está conde-
nado» (Mateo 25:41, Apocalipsis 20:10) y no descansará hasta llevarse con
él a cuantas personas pueda (1 Pedro 5:8). Así pues, por «la trampa del
pecado», el enemigo nos hace sus prisioneros para quedar «sujetos a su
voluntad» y «ser también esclavos de nuestros propios malos deseos»
haciendo sólo lo malo ante los ojos de Dios, para finalmente caer en la
eterna condenación.
Sin embargo, a pesar de que hemos vivido aborreciendo a Dios, ha-
ciendo todo lo que le desagrada, Él nos ama tanto que «se dio a Sí mismo
para salvarnos» cuando todo estaba perdido. Jesucristo, viviendo una
vida perfecta y sin pecado, padeció y sufrió el castigo que nosotros mere-
cíamos, para cumplir la justicia y juicio de Dios; por ello tuvo que morir
en una cruz para «destruir el dominio de la maldad» y «librarnos de la
esclavitud del pecado», y al resucitar en gloria al tercer día «venció con
poder a Satanás» y «a la muerte», para darnos la vida eterna y perdo-
narnos todos nuestros pecados, si creemos en Él (Colosenses 2:13). Sobre
esta maravillosa obra de amor de Dios por nosotros los perdidos, des-
cansa «la única esperanza» de ser librados de la esclavitud del pecado y de
la condenación eterna, porque «somos verdaderamente libres cuando el
Hijo de Dios nos liberta» (Juan 8:36).

Nuestro profundo deseo y oración es que Dios «le ayude» a no seguir


en el camino equivocado, en «el camino amplio» que lleva a la perdi-

81
DESTINO ETERNO • Capítulo seis

ción, y no siga poniendo su confianza en sí mismo(a), ni en los hombres,


ni en una religión, porque será para maldición, porque todo hombre es
pecador y toda obra de hombre es mala (Jeremías 17:5). Por el contrario,
confiar en Dios será «para su bendición» (Salmos 34:8; 118:8). Rogamos
que Dios fije Sus ojos misericordiosos en usted y obre bendición en su
corazón, para que pueda «distinguir y sentir» Su amor y paciencia por
usted. Porque si hoy, después de tanto tiempo en rebeldía a Su santa
voluntad, manchado(a) con la suciedad de sus pecados y alimentándose
de la miseria de su maldad, «se arrepiente», se aparta de su pobre con-
dición, y «vuelve sus ojos» a Quien le dio la vida y todo lo que tiene,
entonces «Dios correrá a usted, sin importarle sus manchas, y le acogerá
en Sus brazos perdonándole sus pecados y recibiéndole como hijo Suyo»
(Lucas 15:11-32). Imploramos que usted «se arrepienta verdaderamente de
su maldad», «se rinda a Dios» y «ponga toda su confianza en Él», porque
«Dios es nuestra salvación y nuestra única esperanza». Dios es el Evan-
gelio ―la Buena Noticia― y el Evangelio es Jesucristo.

Finalmente, si usted ha abierto los ojos, le animamos a volver al Ca-


pítulo cinco: «El Llamado de Dios» y lo revise con detenimiento. Además,
le recomendamos leer el «Evangelio según Juan» ―cuarto libro y cuarto
Evangelio del Nuevo Testamento―. Léalo de forma continua, de principio
a fin, sin pasarse párrafos (versículos), y al ritmo que más le convenga.
Estamos seguros que será de «gran bendición» para su vida.

82
Capítulo 7

LA RESPUESTA

«Estas cosas les he escrito a ustedes que creen en el Nombre del


Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna»
―1 Juan 5:13 (NBLH)

Los Frutos del Nuevo Nacimiento


Una persona que ha «nacido de nuevo» es una «nueva creación de Dios
en Jesucristo» (Efesios 2:10), con un «corazón regenerado por el Espíritu
Santo» (Ezequiel 11:19, Tito 3:5), que «mostrará frutos dignos de arrepen-
timiento» como señales evidentes de una «nueva vida» que refleja «la
obra de Dios» (Efesios 2:10, Lucas 3:8, Mateo 5:16).
«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» ―2 Corintios 5:17
«Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos,
o higos de los cardos? Del mismo modo todo árbol bueno da fruto
bueno, pero el árbol malo da fruto malo. Un árbol bueno no puede dar
fruto malo, y un árbol malo no puede dar fruto bueno»
―Mateo 7:16-18 (NVI)
Con el «nuevo nacimiento» seremos capaces de creer que Jesucristo
es el Hijo de Dios y, «solamente permaneciendo en Él y Él en nosotros»,
andaremos como Él anduvo, produciendo «buenos frutos» que reflejan
también el amor con que Dios nos amó (1 Juan 2:6, Juan 15:5, Gálatas
5:22-23). «Amaremos a Dios» nuestro Salvador, «amaremos Su Palabra»
y «amaremos a nuestros hermanos en la común fe y a nuestro prójimo
en general»:

83
DESTINO ETERNO • Capítulo siete

«Todo aquél que cree que Jesús es el Cristo (el Mesías), es nacido de
Dios. Todo aquél que ama al Padre, ama al que ha nacido de Él»
―1 Juan 5:1 (NBLH)
«El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay
tropiezo» ―1 Juan 2:10
«Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma,
y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal
mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como
a ti mismo» ―Marcos 12:30-31
«Si ustedes Me aman, guardarán Mis mandamientos. El que tiene
Mis mandamientos y los guarda, ése es el que Me ama; y el que Me
ama será amado por Mi Padre; y Yo lo amaré y Me manifestaré a él»
―Juan 14:15, 21 (NBLH)

De este modo, «la vida» que inicia a vivir la persona que ha nacido
de nuevo es «la mayor evidencia» de la salvación de Dios, porque Él nos
dio «vida espiritual» cuando estábamos muertos en nuestros delitos y
pecados (Efesios 2:1).

Principales Distintivos del Nuevo Nacimiento19

Sabiendo de la gran necesidad del «nuevo creyente» en conocer si


realmente «ha sido salvado(a) por Dios», creemos que será de utilidad
presentarle «las más importantes evidencias o distintivos del nuevo na-
cimiento» que Dios nos ha dejado en Su Palabra. Por tanto, los siguientes
distintivos corresponden al testimonio y vida del «verdadero cristiano»,
quien ha nacido de nuevo:

Creo en Jesucristo: Creo que «Jesús es el Cristo», el Hijo del Dios vi-
viente. Creo de todo corazón en «el Señorío de Jesucristo», es decir, que
«es mi Señor», que es el Dueño de mi vida (Romanos 10:9); creo que Jesu-
cristo es «mi único Salvador» y «confío completamente en la suficiencia
de Su obra salvadora» (Hechos 4:12) porque Él cumplió plenamente la
justicia de Dios (Hebreos 9:26). Creo que, por medio de Su sacrificio en la
cruz, «todos mis pecados» han sido perdonados y limpiados ante Dios
19 Véase J. C. Ryle. (s.f.). Are You Born Again? [¿Es usted nacido de nuevo?]. Versión digital del sermón,
disponible en línea desde 1986, en: http://www.biblebb.com/files/ryle/are_you_born_again.htm. La ver-
sión en español está disponible en: http://www.chapellibrary.org/files/archive/pdf-spanish/aybas.pdf.
Consultado el 24 de octubre de 2017.

84
La respuesta

(Isaías 1:18, Salmos 51:7) y ha purificado mi corazón y mi conciencia de


obras malas y pecaminosas (Hebreos 9:14; 10:22). Y aunque pueda tener
sufrimientos, temores, pruebas, debilidades y caídas, «en Cristo resuci-
tado obtengo la fuente de mi fortaleza» (Filipenses 1:6; 4:13; Hebreos 12:2).
No confío en ningún mediador humano, en ninguna religión, o en algún
mérito propio, o medio adicional para alcanzar la promesa de vida eterna,
«solamente en Jesucristo», me aferro a Su cruz con todas mis fuerzas
(Gálatas 2:20, Mateo 16:24; 1 Corintios 1:18).

Amo a Dios y practico la justicia: «Amo a Dios» porque Él me amó


primero, porque me amó de tal manera que envió a Su amado Hijo uni-
génito como sacrificio para quitar mis pecados, darme vida eterna y no ser
condenado al infierno (1 Juan 4:10, 19, Juan 3:16); vivo con gozo y profundo
agradecimiento, deleitándome en la santidad de Dios y en Su Palabra,
«amo Su Palabra y la guardo» viviendo en concordancia con Su vo-
luntad, porque Su amor se ha manifestado en mí al darme Su Santo Espí-
ritu, para poder permanecer en Él (1 Juan 4:13), de tal manera que «hago
lo que a Él le agrada» y «evito lo que Él aborrece» (Salmos 40:8; 119:92),
procuro siempre andar en santidad y en amor «siguiendo el ejemplo su-
premo de Cristo» (Hebreos 12:2, 1 Juan 3:10), amándolo al guardar Sus
mandamientos (Juan 14:15, 1 Juan 2:3-4); y, aunque al luchar con mi co-
rrupción innata y las asechanzas del diablo pueda debilitarse mi rela-
ción con Dios, «no cedo a la presión del enemigo ni a la maldad de esta
generación», por el contrario, «me armo con la armadura de Dios para
estar firme hasta el fin» y heredar Sus promesas eternas (1 Juan 2:24-25,
Efesios 6:11, 13).

No practico el pecado: «Aborrezco el pecado», «huyo del pecado»,


«lucho contra el pecado», pero, aunque pueda caer en pecado, «me la-
mento y tengo un gran pesar por haber caído en tentación», «me arre-
piento, lo confieso y pido perdón a Dios y me aparto» (1 Juan 1:8-10). «No
me opongo a la disciplina y corrección del Señor a causa de mi pecado»,
me someto a ella con humildad y arrepentimiento, y sin desmayar, porque
¿qué hijo hay a quien el Padre no disciplina? (Hebreos 12:5-8). «Ya no
sirvo más al pecado», porque gracias al amor, gracia y misericordia de
Dios he sido libertado(a) de la esclavitud de la maldad para «ser obediente
a la justicia» (1 Juan 2:3-4; 5:18; Juan 8:34; Romanos 6:6, 16-17).

85
DESTINO ETERNO • Capítulo siete

Me conservo puro: «Me preocupo por mi alma» y «me purifico a mí


mismo» así como Dios es puro (1 Juan 3:3), porque todas las cosas son
puras para los puros (Tito 1:15), no solo me aparto del pecado sino de
«todo aquello que pueda conducirme al pecado» (Romanos 13:14, Gálatas
5:16), me guardo de toda mala compañía que pueda corromperme, «soy
cuidadoso(a) y precavido(a) en el uso de mi tiempo», aprovechándolo
sabiamente (Colosenses 4:5); «soy esforzado(a) en escudriñar las Santas Es-
crituras y crecer en el conocimiento de Dios» (2 Pedro 1:2), «soy diligente
en mi vida de oración» rindiéndome humildemente a Su voluntad (1 Tesa-
lonicenses 5:17), «soporto las tentaciones y pruebas con gozo» esperando
la liberación y salida que Dios me ofrecerá (1 Corintios 10:13; 2 Pedro 2:9).

Amo a mis hermanos: «Amo a mi prójimo en general» y, de manera es-


pecial, «a los que son discípulos de Jesucristo» (1 Juan 2:9-11), en quiénes
encuentro la mejor compañía, los considero parte de mi propia familia y
mis colaboradores y compañeros de milicia, apuntando a un mismo ob-
jetivo, en el mismo espíritu, «combatiendo unánimes por la fe y contra
el común enemigo, el diablo» (1 Juan 3:14; Filipenses 1:27, 2:25); y, aunque
existan diferencias culturales, económicas, académicas, de edad y del
mismo carácter, «estamos unidos de manera especial por Quién nos llamó,
el Padre Celestial», «siguiendo la verdad en amor como parte del mismo
cuerpo, la iglesia, cuya Cabeza es Jesucristo», para que «por medio de Él
crezcamos espiritualmente y seamos conjuntamente edificados» (Colo-
senses 1:18; Efesios 4:15-16).

Venzo al mundo: «No me rijo por los placeres ni la corriente de este


mundo», el cual está gobernado por Satanás en inmoralidad y rebeldía a
Dios (Efesios 2:2, 1 Juan 2:15), así que, «no me preocupa ir en contra de su
corriente y tampoco me atraen sus placeres temporales» (1 Juan 2:16; 4:4),
«no busco mi propia gloria, sino la gloria y honra de mi Señor», «siempre
me jactaré de la cruz de mi Señor Jesucristo», y por Él, mi interés por este
mundo, está muerto y crucificado, como yo lo estoy para el mundo (Gá-
latas 6:14), «pongo la mira en las cosas del Cielo», no en las cosas tempo-
rales del mundo, porque yo he muerto a esta vida y «mi verdadera vida
está escondida con Jesucristo en Dios» (1 Juan 2:17, Colosenses 3:2-4).

86
La respuesta

Ayudas para su nueva vida en CRISTO

Cómo guardar la Palabra de DIOS

«Guardar la Palabra de Dios» no quiere decir que coloquemos la Bi-


blia en un librero o pedestal dejándola empolvarse, tampoco significa
leer algunos pasajes de la Biblia, o leerla enteramente para buscar co-
nocimiento intelectual, como si fuera cualquier libro. No, ¡de ninguna
manera! «Guardar la Palabra de Dios» quiere decir «atesorarla y practi-
carla». No obstante, «si no amamos a Dios no nos será posible guardar Su
Palabra», porque es «el Espíritu Santo» quien nos capacitará para hacerlo
(Juan 14:15, 1 Corintios 2:14). Veamos entonces el significado de estos dos
aspectos fundamentales al «guardar la Palabra de Dios»:

Atesorarla: Significa considerar la Palabra de Dios «como el tesoro más


preciado en su vida y en su corazón». De este modo, será «su principal
deseo y deleite escudriñarla en su integridad», haciendo de ella su medi-
tación diaria para no dar oportunidad a los malos deseos, de este modo,
será grabada en su mente y corazón para que esté lista a ayudarle, y así «su
confianza siempre estará solamente en Dios».
«Bueno me es haber sido humillado para que aprenda Tus estatutos»
―Salmos 119:71
«¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando Tu
palabra. Con todo mi corazón Te he buscado; no dejes que me desvíe
de Tus mandamientos. En mi corazón he atesorado Tu palabra, para
no pecar contra Ti. Bendito Tú, oh SEÑOR; enséñame Tus estatutos.
He contado con mis labios de todas las ordenanzas de Tu boca. Me
he gozado en el camino de Tus testimonios, más que en todas las
riquezas. Meditaré en Tus preceptos, y consideraré Tus caminos. Me
deleitaré en Tus estatutos, y no olvidaré Tu palabra»
―Salmos 119:9-16 (NBLH)

Practicarla: Significa «obediencia». No sólo se trata de leer, escuchar,


meditar y memorizar la Palabra de Dios, sino también de «cumplirla con
deleite», de «ser hacedor(a) de la Palabra» y no tan solamente oidor(a)
(Santiago 1:22), y de «ser conducido(a) y guiado(a) en humildad por su
maravillosa luz». Mas toda sabiduría para comprenderla y vivirla «pro-
viene del Cielo» (1 Corintios 2:14, Santiago 3:17). Como ya se dijo, única-

87
DESTINO ETERNO • Capítulo siete

mente con la guía de Dios usted podrá guardar Su Palabra:


«Dame entendimiento, y guardaré Tu ley, y la cumpliré de todo
corazón. Guíame por la senda de Tus mandamientos, porque en ella
tengo mi voluntad» ―Salmos 119:34-35
«De todo mal camino contuve mis pies, para guardar Tu palabra.
No me aparté de tus juicios, porque Tú me enseñaste. ¡Cuán dulces
son a mi paladar Tus palabras! más que la miel a mi boca. De Tus
mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido
todo camino de mentira. Lámpara es a mis pies Tu palabra, y lumbrera
a mi camino» ―Salmos 119:101-105
«Graben, pues, estas Mis palabras en su corazón y en su alma;
átenlas como una señal en su mano, y serán por insignias entre sus
ojos. Enséñenlas a sus hijos, hablando de ellas cuando te sientes en
tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te
levantes» ―Deuteronomio 11:18-19 (NBLH)

Vaya a la Fuente de Sabiduría

Hasta el momento, usted habrá podido revisar en este libro «un gran
número de citas textuales» de la Palabra de Dios. Así que, si tiene una
Biblia será muy importante para usted buscarlas por sí mismo(a), volver
a revisarlas con tranquilidad y reflexionar en ellas. Además, para que
profundice en la sabiduría de Dios y vea que todas estas cosas son ciertas, le
recomendamos también buscar en su Biblia «las referencias» que hemos
colocado a lo largo de este libro, al igual que esta: «(Hechos 17:11)» —
Libro de Hechos de los apóstoles, capítulo 17, versículo 11—. Búsquela ahora,
para que sepa cuál es su utilidad e importancia.
Sin embargo, si usted no tiene una Biblia, pero cuenta con un celular
inteligente (smartphone), computadora o tablet, entonces puede obtener
gratuitamente una «versión digital» de la Biblia, instalando en alguno de
sus dispositivos alguna aplicación de la Biblia en «la versión» o «traduc-
ción» que sea de su preferencia.

Cómo elegir una traducción


Hoy en día hay muchas versiones o traducciones de la Biblia para es-
coger, pero tomar una «decisión informada» será una tarea muy difícil,
debido a la cantidad de opciones disponibles. No obstante, si usted aún

88
La respuesta

no sabe o no está seguro(a) de «qué traducción de la Biblia utilizar», no


se preocupe, aquí le dejamos algunas recomendaciones que pueden
ayudarle20:

Recomendación principal
Siempre considere que la versión a usar sea «la más fiel al texto
original». Esto significa que la traducción comunique, en lo posible,
el sentido y significado básico del mensaje bíblico del texto original que
comprendieron los primeros lectores, dejando lugar a tener ideas e inter-
pretaciones propias que surjan del texto original.

―¿Qué traducción cumple con estas condiciones?


Realmente no existe la traducción perfecta, tengamos en cuenta que
una traducción es una obra humana susceptible de error; a diferencia
del texto original de la Biblia, que fue una perfecta obra de Dios. Por ello,
podemos encontrar algunas «ventajas y desventajas» en las traducciones
de la Biblia21.
Por un lado, en una traducción que tiende a ser «palabra por palabra»—
llamada literal— se tiene un mayor apego a la estructura y palabras del
idioma o texto original, pero esto puede dificultar la comprensión del sig-
nificado del texto.
Por otro lado, en una traducción que tiende a ser «idea por idea» —lla-
mada funcional— se intenta expresar el significado del texto original en el
lenguaje de hoy, de modo que el efecto del texto sea equivalente al efecto
que tuvo en los primeros lectores; pero cuando la expresión se aleja de-
masiado del idioma de origen, se corre el riesgo de alterar el verdadero
significado del texto original.

Sin embargo, ninguna traducción de la Biblia es completamente «li-


teral» ni completamente «funcional», sino una combinación de ambas —
en mayor o menor grado— debido a la complejidad, variedad y cantidad
del texto original. Por tanto, las traducciones se pueden clasificar mejor
«según su tendencia», en una escala que vaya de «las más literales» a «las

20 Véase Creig Marlowe (2013). Cómo elegir una Biblia. Disponible en: https://www.exploregod.com/es/
como-elegir-una-biblia. Consultado el 14 de diciembre de 2017.
21 Véase J. Scott Duvall & J. Daniel Hays (2008). Hermenéutica: Entendiendo la Palabra de Dios. Grand
Rapids, Michigan: Editorial Clie, pp. 228-232.

89
DESTINO ETERNO • Capítulo siete

más funcionales»22, como lo mostramos más adelante.


Si es la primera vez que leerá la Biblia —o si antes lo hizo, pero ahora
tiene el deseo de conocer y conformarse a la voluntad de Dios— es mejor
usar una traducción «que tenga equilibrio entre precisión y legibilidad»,
es decir, que siga de cerca el texto original y tenga un fácil lenguaje; sin
olvidar que la búsqueda de excesiva legibilidad le alejará del verdadero
significado del texto bíblico.
Para poder orientarle en su elección, a continuación le presentamos
información de carácter descriptiva y gráfica, considerando algunas de
las más fieles y más utilizadas traducciones de la Biblia en nuestro idioma:

Versión más literal (palabra por palabra) Versión más funcional (idea por idea)
Reina Valera 1960 (RVR60) Nueva Traducción Viviente (NTV)
Vea su descripción en: Vea su descripción en:
http://sociedadesbiblicas.org.ve/recursos/biblias/
reina-valera-1960 http://bibliantv.com
Biblia de las Américas (LBLA) Nueva Versión Internacional (NVI)
Vea su descripción en: Vea su descripción en:
http://www.lockman.org/lbla/lbla http://www.biblias-nvi.com
Biblia Textual (BTX) Nueva Biblia al Día (NBD)
Vea su descripción en: Vea su descripción en:
http://es.scribd.com/doc/40742375/
http://labiblia.org/PDF/Revista-SBIA-1999.pdf NBD-Nueva-Biblia-al-Dia-folleto
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy La Palabra de Dios para todos (PDT)
(NBLH) Vea su descripción en:
Vea su descripción en: https://medium.com/libros-pa-
ra-cristianos-inquietos/
http://www.lockman.org/lbla/nblh la-palabra-de-dios-para-todos-26f0f951b328
Reina Valera Actualizada (RVA) Traducción al Lenguaje Actual (TLA)
Vea la descripción de la revisión 2015 en: Vea su descripción en:
https://noti-prensa.com/ http://sociedadesbiblicas.org.ve/recursos/
comprometidos-con-la-palabra-rva-2015 biblias/lenguaje-actual

Nota: Las versiones subrayadas en el cuadro son las que hemos empleado en este libro.

22 Ibíd., p. 230. Escala gráfica adaptada por el autor.

90
La respuesta

Recomendaciones generales
1. Siempre elija una traducción de la Biblia basada en «los textos manus-
critos más antiguos de los idiomas originales» —hebreo, arameo y griego—
reconocidos por la mayoría de eruditos. Los «mejores textos disponibles
reconocidos», constituyen el denominado «Texto Crítico», a partir del
cual se realiza la «Crítica o Análisis Textual» para determinar el texto ori-
ginal «en su mayor acercamiento posible».
Actualmente el mejor Texto Crítico, reconocido por los eruditos con-
temporáneos para el texto del Antiguo Testamento es: «la Biblia Hebraica
Stuttgartensia (BHS)» y para el texto del Nuevo Testamento es: «El Nuevo
Testamento Griego de las Sociedades Bíblicas Unidas (GNT)», o «el Novum
Testamentum Graece de Nestle y Aland»23.
Asimismo, cabe mencionar la importancia del Texto Masorético He-
breo (junto a otras versiones y textos en hebreo y griego) y del Texto Griego
del Nuevo Testamento editado por Erasmo de Róterdam en 1516 (conjunto de
manuscritos corregido hasta 1533), conocido como «el Textus Receptus24» o
«el Texto Recibido», que si bien no son tan antiguos como los textos que
se tienen hoy en día, sirvieron de base textual para que Casiodoro de Reina
hiciera «la primera traducción completa de la Biblia al español desde los
idiomas originales» en 1569 (Biblia del Oso25). Años después, en 1602, Ci-
priano de Valera publicó «la primera revisión de la traducción de Reina»
(Biblia del Cántaro) que fue difundida y utilizada durante varios siglos.
Esta primera revisión es mejor conocida como «Biblia Reina-Valera»,
nombre que ha perdurado hasta hoy, con varias revisiones y actuali-
zaciones. De modo que, aunque ahora se cuente con manuscritos más
antiguos para la Crítica o Análisis Textual, las versiones clásicas de Rei-
na-Valera (1909, 1960) «continúan siendo de bendición» al pueblo de Dios
de habla hispana en el mundo, así como lo fue durante muchos siglos
atrás, debido a que el mensaje de la Biblia ha sido —y será—preservado
«Divinamente» en el tiempo.
Por esta razón, es muy importante saber que, debido al actual Texto
Crítico, y su Crítica o Análisis Textual, las fieles traducciones y versiones
modernas de la Biblia incorporan y distinguen pequeñas variantes cono-
23 Ibíd., p.225, 231.
24 Véase Textus Receptus. (s.f.). En Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Textus_Receptus. Consul-
tado el 18 de diciembre de 2017.
25 Véase Biblia del Oso. (s.f.). En Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Biblia_del_oso. Consultado
el 18 de diciembre de 2017.

91
DESTINO ETERNO • Capítulo siete

cidas como «Variantes Textuales», las cuales pueden apreciarse cuando


se comparan con el texto de versiones clásicas como la Reina-Valera; sin
embargo, «ninguna variante textual afecta o compromete ninguna de las
doctrinas de la Biblia». De este modo, estas nuevas versiones —y sus revi-
siones— sólo buscan «acercarnos lo más posible al texto original»; por ello,
debemos considerar que el constante y serio análisis del Texto Crítico se
realiza para ofrecernos el texto más fiel posible, y no para alterar «el claro
mensaje de la Biblia» preservado «Divina y Soberanamente» hasta nues-
tros días. Siéntase confiado(a) en que el Dios Todopoderoso «siempre
nos hará llegar Su Palabra fiel para edificarnos y alimentarnos constante-
mente». En definitiva, y gracias a Dios, somos una generación privile-
giada por contar con varias y fieles traducciones de la Biblia para nuestra
bendición espiritual. ¡Todo sea para la gloria del Señor!
2. Elija una traducción realizada por «un equipo diverso de eruditos
bíblicos y creyentes que sean reconocidos». Un equipo traductor plural
«tendrá controles» contra todo prejuicio individual e institucional.
3. «Evite» toda traducción que haya sido realizada «por una persona o
un grupo religioso dentro de una denominación», porque estará influida y
alterada con intereses particulares que se apartan de la verdad (2 Corintios
2:17, 2 Pedro 3:16, Apocalipsis 22:18).
4. «Rechace» todo tipo de escrito hecho por una persona o grupo reli-
gioso «que se autoproclame como la Palabra de Dios», o «que se le haya
dado la misma o mayor autoridad que la Biblia» (Mateo 15:9, Colosenses 2:8,
Tito 1:14). Porque sólo la Biblia y la totalidad de la Biblia es la Palabra de
Dios escrita.
5. Siempre elija «como primera Biblia» una traducción que no tenga co-
mentarios añadidos, porque afectará significativamente sus propios pensa-
mientos y llegará a ser inducido(a) por las ideas del comentarista. Inicie
su lectura y estudio de la Escritura por sí mismo(a) pidiendo la guía de
Dios. No se preocupe si no entiende muchas cosas, el Señor le irá dando
la sabiduría necesaria.

Cómo leer la Biblia

Ahora que usted tiene «su Biblia» —por contar con una propia o por
conseguirla según las sugerencias de la sección anterior— es momento
de acudir a ella con toda solicitud, pues por tu amor a Dios y a Su Palabra,

92
La respuesta

tendrás una sed y hambre natural por el alimento espiritual que viene de Él;
comprobarás que «guardar la Palabra de Dios» no es un concepto para ti
si no una necesidad.
Sin embargo —aun con tal convicción— al inicio no sabremos cómo
hacerlo o por dónde empezar, y viendo dentro de la Biblia tantos libros, sec-
ciones, capítulos y palabras, parecería una misión imposible; y la verdad
es que, para el hombre natural es así, para el hombre que va a la Biblia por
sus propios medios, entender el mensaje de Dios será una misión impo-
sible, porque «sólo se ha de entender espiritualmente» (1 Corintios 2:14).
Por esta razón, lo que al inicio parece imposible, realmente no lo es para
quien ha nacido de nuevo, solamente será una normal percepción de difi-
cultad, y nada más que eso, porque será «por medio del Espíritu de Dios»
que le serán abiertos sus ojos y su entendimiento. De esta forma, la total
dependencia en Dios para escudriñar Su Palabra nos irá haciendo «cada
vez más humildes», para que Él crezca en nosotros, mientras «nuestro
orgullo va siendo disminuido y erradicado» (Juan 3:30).
Pues bien, pensando en las maravillosas bendiciones espirituales que
Dios nos ofrece en Su preciosa Palabra escrita, quisiéramos brindarle al-
gunas pautas básicas e indispensables a considerar para la lectura y es-
tudio de la Biblia:

Alimente su espíritu cada día: Es vital leer la Biblia cada día, porque
dice el Señor, «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale
de la boca de Dios» (Mateo 4:4). ¿Qué hacemos al sentir hambre y sed?
―Todo lo posible por comer y beber algo que nos satisfaga, de lo con-
trario, estaríamos débiles y podríamos desmayar o estar vulnerables a
un mayor daño. ¿Cuántas veces al día lo hacemos? ―Al menos tres veces
(sin contar ayunos voluntarios u obligatorios).
Entonces, si el Señor, quien todo lo sabe, nos dice que «vivimos tam-
bién de Su Palabra», entonces, nuestro espíritu realmente necesita del pan
y del agua espiritual diariamente para que se nutra y tenga fuerza, de lo
contrario, se debilitará y no tendrá crecimiento, y estaremos peligrosa-
mente vulnerables a las asechanzas del enemigo de nuestra alma, Sa-
tanás (1 Pedro 5:8, Efesios 6:11).

Destine un tiempo y lugar: Para alimentarse espiritualmente es suma-


mente importante «apartar» un tiempo y/o lugar especial cada día; «or-
ganice su tiempo» considerando a Dios por encima de todos sus queha-

93
DESTINO ETERNO • Capítulo siete

ceres, porque Dios nos dice que «busquemos primero Su reino y Su justicia
y Él nos dará todas las cosas que necesitemos» (Mateo 6:33). Al organizarse,
considere —en lo posible— disponer de un tiempo al inicio de su día en
un lugar lejos del bullicio. Sin embargo, existan o no estas condiciones,
cuando esté dispuesto a saciar su hambre y sed espiritual, cualquier lugar
y tiempo será un invaluable momento con Dios y Su Palabra, este tiempo
dedicado «forjará un maravilloso hábito con resultados eternos». Cuando
tenga la posibilidad de acudir a la Palabra de Dios al inicio del día, hágalo,
será muy beneficioso para usted, porque le guiará y le estimulará durante
todo su día.

Pida sabiduría de lo alto: «La oración» es el encuentro con Dios por


medio de un diálogo sencillo, abriendo nuestro corazón, para expresarle:
«alabanza» por Su santidad y gloria; «gratitud» por Su misericordia, Su
salvación, Sus bendiciones y pruebas, y por Su corrección; «conformidad»
con Su voluntad; «arrepentimiento» para el perdón de pecados, y «nuestra
necesidad de ayuda» en el sustento, entendimiento, conducción y protec-
ción» (Mateo 6:9-13, Filipenses 4:6, Salmos 32:8; 63:1).
Por esta razón, cuando tenga el deseo de buscar y conocer a Dios por
medio de Su Palabra—la Biblia, «ore a Dios con reverencia, confianza y hu-
mildad» para que le conceda «la capacidad de entender Su Palabra» y «la
sabiduría para ponerla en práctica en su vida diaria». Dios sabrá de las ne-
cesidades que tenga antes que pida por ellas (Mateo 6:8), así que, el Señor
le dará según sea Su voluntad (Lucas 11:9). Dios es el Autor de la Biblia,
Él inspiró y condujo a sus siervos para que expresaran y registraran todo
Su consejo y voluntad para nosotros; por tanto —insistimos— toda pa-
labra Suya sólo se comprenderá por medio de el Espíritu de Dios. De este
modo, dejar de orar para comprender Su Palabra sería caer en un vano
orgullo, porque Dios resiste a los soberbios (Santiago 4:6).

Lea, medite y practique los tesoros espirituales: El tiempo que de-


dique a Dios, es decir, a la oración y al estudio de Su Palabra, es conocido
como «tiempo devocional», durante este valioso momento deje a la Escri-
tura llenar todo su ser y explicarse a sí misma para su deleite y maravilla,
siempre encontrará en ella sabiduría y aliento diario. Por esta razón,
tenga disponible un cuaderno de notas o algún medio donde pueda
anotar las enseñanzas y los motivos de reflexión que se le presenten.
Formúlese preguntas como: ¿cuál es el mensaje principal que Dios quiere
mostrarme? ¿por qué Dios quiso escribirlo? ¿cuál fue la enseñanza? ¿cómo

94
La respuesta

puedo aplicarla a mi vida?, luego de responderse, anote «sus devocionales».


De serle útil, también puede marcar o hacer anotaciones en su Biblia para
recordar la enseñanza que Dios le muestra, no olvide que su Biblia es «su
tesoro más preciado», y mientras más útil le sea y más dependa de ella para
vivir, más sabiduría obrará Dios en su vida (Salmos 51:6). Esta sabiduría,
para andar en buenas obras, es posible únicamente por la relación personal
con Jesucristo, sólo así podrá producir buen fruto y gozar de crecimiento
espiritual (Juan 15:5), contemplando la fidelidad de las eternas promesas
de Su Palabra (Salmos 33:4).

Tenga un plan de lectura: No importa si antes ha leído la Biblia, o nunca


lo ha hecho, si es nuevo(a) creyente, es muy importante que conozca «todo
el consejo de Dios», es decir, todo lo que Dios dice en Su Palabra, y no
solamente algunas porciones; y esto se consigue teniendo un «plan de
lectura de la Biblia». Sin embargo, muchas veces se cuestiona que tener
un plan condiciona la «libre» lectura de la Biblia. Además, es cierto que
existen algunos peligros cuando se sigue sin sentido algún plan de lec-
tura, como: (1) caer en la formalidad, hacerlo sólo por cumplir y sin tener
temor de Dios ni reverencia por Su Palabra; (2) caer en la autojustificación,
creyendo ser piadosos sólo por cumplir con la lectura bíblica, o (3) con-
vertirse en una carga, por ser difícil de llevar y de cumplir.
No obstante, «cuando se desea con ansias y humildad la leche espiritual
no adulterada» (1 Pedro 2:2), seguir un adecuado plan de lectura bíblica
tendrá muchas ventajas, porque: (1) se leerá la totalidad de la Biblia, hacién-
dolo de manera ordenada (2 Timoteo 3:16); (2) no habrán pérdidas de tiempo,
porque se tendrá claro a dónde ir cada vez; (3) nos ayudará a comprender
más claramente el mensaje de Dios, cuando vayamos por toda Su Palabra; (4)
nuestra fe se fortalecerá cada día, por acudir diariamente a la fuente de ali-
mento espiritual; (5) seremos santificados, porque la constante lectura de
la Palabra de Dios no dará espacio a llenar nuestra mente con lo malo de
este mundo; (6) estaremos preparados para los desafíos y pruebas que habrán
de venir, y (7) estaremos alertas y preparados contra las asechanzas del diablo
y sus súbditos, porque la Palabra de Dios estará grabada en nuestra mente
y corazón, y al ser revestidos con la armadura de Dios estaremos dispuestos
a dar batalla por la fe (Efesios 6:13).
Por estas razones, es muy importante que usted comience a leer la
Biblia con la ayuda de un adecuado plan, sin más demora ni postergación.
Sin embargo, sabemos por experiencia que, encontrar un plan ideal de

95
DESTINO ETERNO • Capítulo siete

lectura al inicio puede ser complicado y hasta tedioso. Por eso, si usted
es nuevo(a) creyente, queremos sugerirle que, antes de elegir un plan de
lectura «de toda la Biblia», comience con un «plan de lectura inicial», el cual
le presentamos seguidamente, sabiendo que le será de gran bendición en
su nueva vida en Jesucristo.
Pero antes quisiéramos recordarle algo importante: cuando inicie
cualquier plan de lectura de la Biblia, haga todo lo posible por seguir la lec-
tura diariamente, debido a que su espíritu sin alimento diario se debilitará,
y un espíritu débil es presa fácil del daño del mal diario. De antemano,
le alentamos a alimentar constantemente su espíritu: «No desmaye, sino
persevere».

Plan de lectura inicial sugerido: Todo creyente nacido de nuevo debe crecer
espiritualmente y aumentar su conocimiento de Dios y del Señor Jesucristo.
El siguiente plan le ayudará a gozar del «pan y agua de vida espiritual»
presentes en su Biblia, así obtendrá el alimento necesario para fortalecerse
y crecer saludablemente, como «el recién nacido lo hace con la leche ma-
terna». La secuencia de lectura del plan sugerido es la siguiente:
Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Génesis, Primera Epístola de Juan (1 Juan),
Colosenses, Primera Epístola de Pedro (1 Pedro), Romanos, Proverbios, He-
chos de los apóstoles.
Usted puede seguir este plan de dos maneras:

1. Lectura Normal: Lea cada libro hasta acabarlo, en el orden indicado;


a un ritmo mínimo de un capítulo por día. Siguiendo esta modalidad,
usted concluiría el plan en 7 meses y 19 días.

2. Lectura Sistemática: Este sistema mejora la comprensión del mensaje de


la Palabra de Dios; y, aunque tendrá que leer seis capítulos por día, los
beneficios que obtendrá realmente compensarán el esfuerzo. Le presen-
tamos la metodología:
Relación de listas:
Lista 1: Mateo, Marcos, Lucas, Juan (89 días)
Lista 2: Génesis (50 días)
Lista 3: 1 Juan, Colosenses, 1 Pedro (15 días)

96
La respuesta

Lista 4: Romanos (16 días)


Lista 5: Proverbios (31 días)
Lista 6: Hechos de los apóstoles (28 días)
Descripción:
‒‒ Lea, por día, un capítulo de cada libro de cada lista, en el orden estable-
cido, empezando por la lista 1 y acabando en la lista 6. De esta forma
leerá 6 capítulos de distintos libros cada día.
‒‒ Lea cada libro de forma continua —sin pasarse párrafos o versículos—
hasta acabarlo. Al concluir un libro de una lista pase al siguiente libro,
según el orden indicado, o cuando acabe el único libro de una lista
vuelva a leerlo; del mismo modo, cada vez que acabe la lista 3 vuelva
a iniciarla.
‒‒ El plan concluye cuando finalice la lista 1, es decir, en 89 días o en 3
meses.
Por ejemplo:
- El día 1 leería en el siguiente orden:
Mateo 1, Génesis 1, 1 Juan 1, Romanos 1, Proverbios 1, Hechos 1
- El día 6 leería:
Mateo 6, Génesis 6, Colosenses 1, Romanos 6, Proverbios 6, Hechos 6
- El día 16 leería:
Mateo 16, Génesis 16, 1 Juan 1, Romanos 16, Proverbios 16, Hechos 16

Plan de lectura de toda la Biblia: Tanto si usted ha concluido el «plan de


lectura inicial» propuesto, o tenga algún régimen de lectura parcial de la
Biblia, le recomendamos tener ahora un «plan de lectura que abarque toda la
Biblia», es decir, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Actualmente
se han desarrollado gran cantidad y variedad de estos planes de lectura de
la Biblia, puede encontrarlos en internet, descargarlos e imprimirlos, o
encontrar numerosos aplicativos para usarlos desde su celular, compu-
tadora o tablet, inclusive algunas versiones de la Biblia traen un plan de
lectura en su interior. En cualquier caso, elija siempre el más conveniente
a sus necesidades.
No obstante, con el fin de poder orientarle y ayudarle en su búsqueda,

97
DESTINO ETERNO • Capítulo siete

le presentamos algunas buenas alternativas26 para que inicie el fascinante


recorrido a través de toda la Biblia:
– Plan cronológico anual27: Este plan permite leer la Biblia en un año en el
orden en que los eventos ocurrieron cronológicamente.

– Programa de 5 días de lectura de la Biblia por semana28: Este sistema ayuda


a leer la Biblia entera en un año, solo leyendo cinco veces a la semana. Este
programa da espacio para ponerse al día, o para leer una sección dis-
tinta, en uno o dos días cada semana. Permite leer la Biblia en orden crono-
lógico y ayuda al lector a entender la historia de la Biblia.

– Plan de lectura sistemática de la Biblia en un año de Robert Murray Mc-


Cheyne29: La Biblia completa será leída, de manera ordenada, en el trans-
curso de un año. El Antiguo Testamento una vez, y el Nuevo Testamento
y los Salmos dos veces. Así mismo, este plan puede ser compartido con
la familia, pues las dos primeras columnas contienen capítulos para ser
leídos en familia a manera de un devocional o culto familiar, y las otras dos
columnas, pueden ser leídas en privado, como devocional personal. Con-
sidere que, en algunos casos, la sección familiar podrá leerse en privado
y viceversa.

– Sistema de lectura de la Biblia del Profesor Grant Horner30: El sistema tiene


diez listas con todos los libros de la Biblia agrupados por estilo. Se inicia
con un capítulo de cada lista cada día, para leer diez capítulos por día.
Cuando se termina un libro, se pasa al siguiente libro de la lista, o se
empieza a leer de nuevo (hay listas con un solo libro). Cuando todos los
libros de la lista se han leído, se empieza de nuevo, y se continúa con las
demás listas. Si se sigue el plan, el lector habrá recorrido toda la Biblia en
250 días y algunos libros habrán sido leídos varias veces. Este plan de
lectura es permanente y cambiante, pues debido a la constante rotación del
sistema, no se repetirá nunca el mismo grupo de diez capítulos.

26 Los planes de lectura de la Biblia sugeridos en esta sección fueron consultados en internet el 20 de
diciembre de 2017. Para encontrar otros planes de lectura puede visitar la página de Ligonier Ministries
de R. C. Sproul, a través del siguiente enlace: https://www.ligonier.org/blog/bible-reading-plans
27 Chronological Bible Reading Plan. Disponible en: http://static.esvmedia.org/assets/pdfs/rp.chronolo-
gical.pdf
28 5 Day Bible Reading Program. Disponible en: http://www.bibleclassmaterial.com/BibleReadingSche-
dule2018.pdf
29 McCheyne´s Bible Reading Calendar. Disponible en: http://www.mcheyne.info/calendar.pdf
30 Professor Grant Horner´s Bible-Reading System. Disponible en:
http://www.sohmer.net/media/professor_grant_horners_bible_reading_system.pdf

98
La respuesta

– Plan de lectura para transformar su vida31:


1. Elija un libro de la Biblia
2. Léalo en su totalidad
3. Repita el paso anterior veinte veces
4. Repita este proceso para todos los libros de la Biblia
Para seguir este plan, lea a un ritmo normal y evite usar comentarios
bíblicos. Comience con los libros más cortos de la Biblia y avance hasta los
más largos. Por ejemplo, en el Nuevo Testamento la secuencia apropiada
sería: 3 Juan, 2 Juan, Filemón, Judas, Tito, 2 Tesalonicenses, 2 Pedro, 2 Ti-
moteo, 1 Tesalonicenses, Colosenses, 1 Timoteo, Filipenses, 1 Pedro, Santiago, 1
Juan, Gálatas, Efesios, 2 Corintios, Hebreos, 1 Corintios, Romanos, Apocalipsis,
Marcos, Juan, Mateo, Hechos, Lucas. De igual manera, en el Antiguo Testa-
mento elija primero los libros más cortos y concluya con los más largos.

Profundice su lectura y estudio: Cuando quiera profundizar el estudio


de las Santas Escrituras, es recomendable conseguir «dos o tres versiones
diferentes de la Biblia», para compararlas y estudiarlas, y así «comprender
mejor el significado del texto bíblico» por sí mismo(a), con la dirección y
sabiduría «impartidas por el Espíritu Santo».
Asimismo, puede complementar su estudio de la Biblia con algunas
útiles ayudas como: manuales bíblicos, bosquejos, Biblias de estudio, dic-
cionarios bíblicos y arqueológicos, concordancias, comentarios bíblicos
de los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, libros de exégesis y herme-
néutica, mapas, atlas, entre otros. Sin embargo, sea prudente en el uso
de su tiempo, y no deje que estas ayudas, perturben, ocupen —y menos
aún— reemplacen su «tiempo diario con Dios y Su Palabra», siempre
mantenga su valioso «tiempo devocional diario».

Acuda a una Iglesia que sea bíblica

Es fundamental que no veamos nuestra «edificación espiritual» de


forma aislada, sea a nivel personal, familiar, o sólo en algún pequeño
grupo; por pensar que, «siendo ya creyentes», no tenemos la necesidad
de acudir —o pertenecer— a una iglesia; al contrario, Dios «nos manda
a congregarnos» (Hebreos 10:25). Así que no erremos, puesto que Dios

31 How to change your mind [Cómo cambiar tu mente]. Disponible en:


https://www.thegospelcoalition.org/article/how-to-change-your-mind1

99
DESTINO ETERNO • Capítulo siete

mismo, en la provisión a «Su nueva criatura», ha edificado «Su iglesia»


(Mateo 16:18, Hechos 20:28,), para que el nuevo creyente sea parte de ella
como «un miembro del cuerpo», siendo «Jesucristo Cabeza del cuerpo
que es la iglesia» (Efesios 1:22-23, Colosenses 1:18, 1 Corintios 3:11).
De este modo, ningún verdadero creyente —nacido de nuevo— debe per-
manecer separado del cuerpo de Cristo, sino que «debe estar unido a Él»
como parte de Su cuerpo; de la misma forma como la rama está unida a la
Vid verdadera —Jesucristo— para producir fruto (Juan 15:5), así también
lo debe estar el verdadero creyente, unido a Cristo como un miembro más
de Su cuerpo que es la iglesia. De lo contrario, como está escrito, sepa-
rados de Cristo nada podremos hacer, porque si la rama no permanece
en la Vid verdadera, se secará y no producirá fruto (Juan 15:6).
Por esta razón, el verdadero creyente tendrá «la necesidad» de buscar la
iglesia y unirse a ella como «miembro del mismo cuerpo», su nueva natu-
raleza le impulsará a acudir y vincularse a una iglesia local, donde, junto
a otros creyentes, tendrán mutuo ánimo y consolación, y constante edifica-
ción espiritual, porque al ser «de la misma fe y el mismo sentir», crecerá,
junto con los demás miembros de la iglesia, en el conocimiento y adoración de
Dios y de Jesucristo, en amor fraternal y ayuda mutua de sus necesidades
(Hechos 2:44-47, Colosenses 1:10), y servirán juntos para el avance del Evan-
gelio y del reino de Dios (Mateo 6:33, Filipenses 1:12).
No obstante, debe tener mucho cuidado en distinguir una «iglesia
verdadera»32 de una falsa. Una iglesia verdadera debe presentar clara-
mente estos tres distintivos: (1) toda doctrina, enseñanza y labor deben
estar fundamentadas «únicamente en la Biblia», es decir, debe ser una
iglesia donde se predique genuinamente la Palabra de Dios y el Evangelio
conforme a la doctrina esencial de la fe cristiana; (2) se administre co-
rrectamente las ordenanzas del Bautismo y la Cena del Señor, conforme a
la institución del Señor Jesucristo (Mateo 26:26-28; 28:19), impartiéndose
a «creyentes profesantes», y (3) administrar y practicar la «disciplina bí-
blica de sus miembros» con amor pero con firmeza (1 Corintios 5:5). Por lo
tanto, toda iglesia verdadera «será netamente bíblica», ya que la Palabra de
Dios «no tiene error» —es inerrante—, «es suficiente» para toda instrucción
y «es la única regla verdadera» de fe y de vida. En consecuencia, toda iglesia
verdadera tendrá como «único fundamento a Jesucristo», para la gloria de
Dios Padre (1 Corintios 3:11, Efesios 2:20).
32 Véase R. C. Sproul (2010). Las Grandes Doctrinas de la Biblia. Miami, Florida: Editorial Unilit, p. 247.

100
La respuesta

De este modo, usted como nueva criatura en Cristo Jesús, y con la


necesidad de congregarse, estará en la capacidad de buscar y acudir a
una iglesia verdadera, pues ya conoce las marcas que así la distinguen. En-
tonces cuando tenga la bendición de encontrarla, «únase a ella y no deje
de congregarse». Porque, como ya se dijo, allí podrá reunirse con otros
creyentes que aman y sirven con humildad al Dios vivo y verdadero, man-
tendrá comunión en el gozo, la alabanza y la adoración a Dios, su único
Salvador, crecerá junto a ellos en el conocimiento de la Palabra de Dios, será
constantemente edificado espiritualmente en la Verdad, servirá con humildad
para la edificación del cuerpo de Cristo (Mateo 20:28), será animado(a) y
consolado(a) en sus luchas diarias y, al ser Cristo el ejemplo supremo de
humildad y obediencia, usted también será obediente en sujetarse con
humildad a la autoridad de los ancianos —líderes o pastores— que Dios, en
Su gracia, haya llamado a pastorear Su rebaño o iglesia local.

Avísanos en qué podemos servirte

Si quisieras alguna orientación adicional o necesitas conversar con


alguien acerca de las cosas eternas, por favor escríbenos al correo electró-
nico: destinoeterno@libreriaellogos.com; será un privilegio poder ayudarte.
Es nuestro deseo y oración que Dios guíe y bendiga tus caminos hacia
Él, y venga de Su presencia el reposo para tu alma.
Puedes descargar gratis una versión digital de este libro visitando
nuestro sitio web en la siguiente dirección:
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101
Propósito de este Libro
Todo el contenido de este libro se ha escrito para que usted crea que
Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tenga vida en
Su Nombre (Juan 20:31):

«Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos


visitó desde lo alto la Aurora, para dar luz a los que habitan
en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros
pies por camino de paz» ―Lucas 1:78-79

«Yo [Jesucristo] soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede


ir al Padre si no es por medio de Mí» ―Juan 14:6 (NTV)

«El camino de la vida es hacia arriba al entendido, para


apartarse del Seol abajo» ―Proverbios 15:24

«Oye, hijo mío, y sé sabio, y endereza tu corazón al camino»


―Proverbios 23:19

«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios


verdadero, y a Jesucristo, a Quien has enviado» ―Juan 17:3

«Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;


Él nos guiará aun más allá de la muerte» ―Salmos 48:14

«El fin de todo el discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda


Sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre»
―Eclesiastés 12:13

102
Agradecimientos
Quiero honrar a Dios mi Señor y darle las gracias, por el milagro y el regalo de Su
salvación, pues cuando vivía en una aparente comodidad y tranquilidad, Su gracia y
Su palabra vinieron a mí para mostrarme que realmente estaba perdido y sin ninguna
esperanza, condenado eternamente por mis terribles pecados contra Su santidad; pero
Dios también me concedió, sin ningún merecimiento, la fe y la absoluta confianza en
Su Amado Hijo Jesucristo para el perdón de mis pecados, para ser reconciliado con
Él y para tener la esperanza de vida eterna junto a Él. ¡Gracias Dios mi Salvador!
¡Gracias Señor por tu don inefable! (2 Corintios 9:15).
Ahora vivo por la fe en Jesucristo, y vivo para Él donde me encuentre, porque
Cristo es mi única esperanza y la fuente de mi fortaleza para poder andar conforme
al llamado de Dios, anunciando la suprema obra que hizo por Sus criaturas, por ese
inmenso e incomprensible amor Suyo en la cruz del Calvario. Este pequeño material
pudo ser posible por Su sola gracia en mí: finalizando el dos mil trece, después de
varias duras pruebas junto a mi esposa aquel año, Dios agregó una más, y tomó la
vida de mi padre Antonio un tres de diciembre —la imagen de la portada de este libro
corresponde a su funeral— y aunque al inicio no comprendía el propósito Divino,
finalmente, Dios me hizo entender por Su gran misericordia; gracias Señor mío por la
memoria de mi padre.
Agradezco a mis queridos padres, Antonio y Norma, por haberme dado un hogar,
por su cuidado y por haberme inculcado que Dios existe.
Agradezco a quienes Dios, en Su soberanía, colocó en mi camino para enderezar
mis pasos y conducirme hacia Él y a la verdad de Su preciosa palabra.
Agradezco de manera especial a Walter I., Bradley W. y David B., mis muy que-
ridos hermanos en la común fe, y mentores, quienes me ayudaron en la revisión del
borrador de este trabajo y ofrecieron muchas sugerencias invalorables para enriquecer
y clarificar el mensaje.
Agradezco profundamente a mi amada esposa Olga, quien siempre está junto a
mí brindándome su amoroso apoyo, sobre todo, cuando la debilidad y el desaliento
imperan; he alcanzado el favor de Dios por ella (Proverbios 18:22). Gracias amada mía
por tus valiosas sugerencias para mejorar la composición de este humilde trabajo y por
tu esfuerzo para hacer posible su publicación. Permanezcamos en el amor del Señor,
poniendo nuestros ojos sólo en Él y creciendo en Su obra siempre (1 Corintios 15:58).
Alfredo A. L. M. Enero de 2018

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