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Término utilizado ocasionalmente por Freud, sin que su empleo pueda codificarse con
precisión. Entiende por tal una pulsión no sexual, que sólo secundariamente se une a la
sexualidad, y cuyo fin consiste en dominar el objeto por la fuerza.
El término Bemdchtigungstrieb resulta difícil de traducir (a). Los términos
«pulsión de sometimiento» o «instinto de posesión», a los que suele recurrirse, no
parecen muy adecuados: sometimiento hace pensar en una dominación controlada,
posesión evoca la idea de tener que conservar, mientras que sich bemachtigen
significa apoderarse o dominar por la fuerza. Hemos creído que hablando de
pulsión de apodera-miento (fi) respetábamos mejor este matiz.
¿Qué es esta pulsión para Freud? La investigación terminológica permite
destacar esquemáticamente dos concepciones:
1.a En los trabajos anteriores a Más allá del principio del placer (Jen-seits des
Lustprinzips, 1920), el Bemdchtigungstrieb se describe como una pulsión no
sexual que sólo secundariamente se une a la sexualidad; al comienzo se dirige
hacia un objeto exterior y constituye el único elemento presente en la crueldad
primitiva del niño.
En los Tres ensayos sobre la teoría sexual (Drei Abhandlungen zur
Sexualtheorie, 1905) Freud invoca por vez primera tal pulsión: él origen de la
crueldad infantil se atribuye a una pulsión de apoderamiento que en su origen no
tendría como fin el sufrimiento del otro, sino que simplemente no lo tendría en
cuenta (fase previa tanto a la compasión como al sadismo) (1 a); sería
independiente de la sexualidad, «[...] aun cuando puede unirse a ella en una fase
precoz merced a una anastomosis próxima a sus puntos de origen» (1 b).
En La predisposición a la neurosis obsesiva (Die Disposition zur
Zwangsneurose, 1913) se trata del problema de la pulsión de apoderamiento a
propósito del par antitético actividad-pasividad*, que predomina en la fase anal-
sádica*: así como la pasividad se apoya en el erotismo anal, «[...] la actividad se
debe a la pulsión de apoderamiento en sentido amplio, pulsión que especificamos
con el nombre de sadismo cuando la encontramos al servicio de la pulsión sexual»
(2).
En la edición de 1915 de los Tres ensayos, volviendo a examinar el problema
de la actividad y de la pasividad en la fase anal-sádica, Freud considera la
musculatura como el soporte de la pulsión de apoderamiento.
Por último, en Las pulsiones y sus destinos (Trieb und Triebschick-sale, 1915),
donde se expone claramente la primera tesis freudiana acerca del
sadomasoquismo*, se define el primer fin del sadismo como la humillación y el
dominio por la violencia (Überwaltigung) del objeto. El hacer sufrir no forma
parte del fin originario; el fin de producir dolor y la unión con la sexualidad
aparecen en la vuelta hacia el masoquismo: el sadismo, en el sentido erógeno del
término, constituye el efecto de una segunda vuelta, el del masoquismo sobre el
objeto.
2.a Con la obra Más allá del principio del placer y la introducción del
concepto «pulsión de muerte»*, el problema de una pulsión específica de
apoderamiento se plantea en forma diferente.
329 PULSIÓN DE APODERAMIENTO
Uno de los pocos autores que intentó utilizar las indicaciones dadas por Freud
acerca del Bemáchtigungstrieb fue Ivés Hendrick, quien, en una serie de artículos,
trató de replantear el problema dentro de una psicología genética del yo inspirada
en las investigaciones sobre el aprendizaje (learning). Sus tesis pueden resumirse
esquemáticamente así: