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Ratas, ratones y rateros es un filme ecuatoriano dirigido por Sebastián Cordero, estrenado
en 1999, que retrata las desigualdades, la violencia y la delincuencia en las zonas periféricas
de la ciudad de Quito, a través de la historia de Salvador y su primo Ángel. A lo largo de la
película los protagonistas se verán inmersos en una serie de crímenes, situaciones de
marginalidad social y existencial dentro de un país sumido en la crisis. La película tiene una
estructura básica, parte de una secuencia de arranque que anticipa el panorama violento y el
estilo undergraund1 que dirigirá la puesta en escena. Posteriormente, se realiza la
presentación de los personajes y su respectivo “mundo de la vida”. Salvador es un joven, que
junto a su grupo de amigos cometen delitos menores hasta la llegada de Ángel, un exconvicto
que los incitará a realizar actos delincuenciales más graves. La ampliación de los conflictos
tendrá su punto más álgido con el crimen final que producirá el choque y la resolución de los
acontecimientos.
Desde un inicio, la película muestra signos de una realidad clasista y polarizada propia de
una visión que concibe la estructuración social a través de nociones estereotípicas. La
división social es vista a partir de una concepción dóxica, mostrando rasgos machistas y
regionalistas. Un claro ejemplo de ello es Ángel, presentado como el costeño agresivo y
sabido2 que degenera los valores de Salvador, representación típica del serrano parco y
1
El término undergraund es empleado, con sus respectivos cuidados, para dar cuenta de la cultura
subterránea o marginalizada.
2
Término que designa picardía y alevosía.
conflictuado. Además, se presenta una polarización exacerbada de clases basada en la buena
cultura y se concibe a la mujer como un objeto de consumo sexual y social. La mujer es
puesta en un plano secundario, además de ser la fantasía y el objeto de un altercado, su
inclusión en el filme puede ser obviada sin mayores repercusiones.
Ahora bien, considerando la película como mundo o espacio social, entendido como el
conjunto de disposiciones y posiciones que resultan de un proceso de constitución de los
agentes dentro de un sistema de diferencias coexistentes, en función de distintos capitales
que se distribuyen o negocian en un determinado campo (Bourdieu, 2006, pág. 16-19), el
análisis de los habitus podría proveer elementos interesantes para dar cuenta de las
representaciones simbólicas de la película. Para el caso, en primera instancia, es conveniente
definir lo que se entiende por habitus.
Las razones para actuar dentro de un campo se definen en la relación de campo y habitus. El
habitus expresa el resultado de una acción organizadora con “capacidad infinita de engendrar,
con total libertad (controlada), unos productos -pensamientos, percepciones, expresiones,
acciones- que siempre tienen como límite las condiciones histórica y socialmente situadas de
su producción” (Bourdieu, 2006, pág. 90). Los habitus son estructuras socialmente
determinadas por un entorno, que son trasladables, formadoras de esquemas comunes de
percepción y determinantes de estructuras prácticas que configuran el entorno, posibilitando
tareas indeterminadas y diversificadas. En este sentido, el habitus es para Bourdieu: un
“sistema subjetivo, pero no individual de estructuras interiorizadas, esquemas conocidos de
percepción, de concepción y de acción, que constituyen la condición de toda objetivación y
de toda percepción” (Bourdieu, 2007, pág. 98) El habitus además, es un producto social,
productor de sentido, que predispone un estado habitual del cuerpo en función de un sistema
de competencias sociales que están en constante reestructuración.
Designar como realidad a la película, es decir, como mundo social, implica un análisis
similar. En este sentido y con los conceptos previamente definidos, es posible dar cuenta de
la formación de los grupos sociales. Para dar cuenta de ello: se deberá identificar el volumen
global de capital que poseen, es decir, la acumulación total de los diferentes tipos de capital
que están encarnados o incorporados. En segundo lugar, se debe identificar la composición
de su capital, es decir, identificar “el peso relativo de los diversos tipos de capital en la
totalidad de su capital” (Bourdieu, 2000, pág. 106). En otras palabras, lo que se necesita es
analizar la proximidad dentro del espacio social.
Bibliografía.
Schutz, Alfred (1932), Fenomenología del mundo social, Editorial Paidós, Buenos Aires.
Bourdieu P. (2006) “Razones prácticas” (pp.11-33). Editorial Anagrama
Bourdieu P. (2007) “El sentido práctico” (pp.85-105). Siglo XXI Editores. Buenos Aires.
Foucault. M (1976) “Vigilar y Castigar”. El panoptismo. Siglo XXI Editores. Buenos Aires.
Cordero. S (1999) “Ratas, ratones y rateros” Distribuido por HBO Latino
Bibliografía
Thomas Luckmann, Peter L. Berger. (1968). Construccion de la realidad social. Buenos Aires:
Amorrortu editores.