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MARIA A LOS PIES DE LA CRUZ

1. Introducción
Contemplando la llegada al Calvario, podemos ver a Jesús agotado, pálido, ensangrentado después de su
doloroso Viacrucis. También han llegado los verdugos, que sin perder tiempo, comienzan a preparar lo
necesario para la Crucifixión de Cristo y los ladrones…y en el mismo lugar, María, su Madre querida ¡Ella
también ha subido a la cumbre! …Sabe lo que la espera, y aun así, valiente y decidida, se abraza con todo.
La escena de ajusticiar a un hombre, por muy criminal que sea, siempre es algo horriblemente
impresionante. ¡Cómo sería en el corazón de la Virgen, que era a la vez su Madre!
Esta noche, reviviendo este momento, dejemos a un lado la muchedumbre, que por odio o por curiosidad
también ha subido al Calvario…Esta noche, quedémonos al lado de María, muy cerca de Ella para escuchar
todos los latidos de su corazón. ¿Qué pasaría en su purísimo corazón al ver de este modo a su Jesús?
Pidámosle que nos comparta un poco de su dolor y vivamos con Ella esta escena a los pies de la Cruz.

2. Canto: Jesús Pobre


Jesús,
Pobre en el pesebre,
Pobre en su vida,
Desnudo en la Cruz.

3. MEDITACIÓN: a los pies de la cruz…


Con María y junto a Ella, contemplemos esta escena.. ¡He ahí a tu Rey! suspendido entre el Cielo y la
tierra, crucificado como un criminal entre dos de ellos, abandonado de su mismo pueblo, que se goza en
verle sufrir…, Mírale bien. Pide a la Virgen que te permita verlo como Ella misma lo ve, para que sepas
mirar a Cristo crucificado:
Mira Su frente divina, que se inclina bajo el dolor insoportable de la corona de espinas…,
Sus ojos cegados por la sangre que les inunda…,Su pecho que se levanta oprimido por la fatiga que le
ahoga…, su cuerpo desconyuntado, dolorido…, Sus manos y Sus pies manando arroyos de sangre…,
mírale bien. Es Jesús! TU Jesús! Tu Rey, Tu Salvador!
Y sin embargo, la gente le insultaba! ¿Qué más querían sus enemigos? Habían triunfado por completo,
tenían a Jesús en la Cruz a punto de expiar, y aun así, querían aprovechar aquel momento de agonía
para hacerle sufrir más. Se burlaban de El como Mesías y Rey, que había tenido poder para salvar a
otros pero no a Sí mismo…, “si bajas de la Cruz, creeremos en Ti”…, Cuán dolorosas fueron para Jesús
aquellas burlas, pero El callaba y sufría…, en ese momento Su pensamiento se dirige a ti, y te dice: “Es
por ti”.

No es posible expresar ni comprender, lo que fue ese momento para María. ¡Qué valor el suyo! Junto a
la Cruz, lo más cerca posible a su Hijo, permanece de pie ¡Stabat Mater!
Recta e inmóvil con las manos apretadas sobre el pecho, como conteniendo el corazón que quería
saltar de dolor…, con los ojos fijos en Jesús…, no acierta a mirar a otra parte, es mucho lo que tiene
que leer en aquel libro de su Cuerpo escrito con su propia sangre… Contempla a la muerte que poco a
poco se va acercando ya a El…, pero María, más fuerte que la muerte, no huye, sino que permanece
sin moverse…¡Stabat Mater! Oye las blasfemias, los insultos de aquellos tigres que no respetan el dolor
de una Madre que ve morir a su Hijo…, quisiera gritarles y decirles: “ya basta, fieras! Dejadle ya, es mi
Hijo…, tened piedad de mi dolor”…, pero calla, como Jesús, ahoga en su corazón la angustia…, y
aunque toda la naturaleza se conmueva, y las piedras choquen y se rompan, y la tierra tiemble…Ella allí
estará: Stabat.
Medita mucho este momento, promete a tu Madre ser fiel a tus deberes, no apartarte de ellos jamás,
aunque ellos mismos sean tu Cruz, aunque supongan para ti el mayor sacrificio…, que también de ti se
pueda decir: Stabat.

4. Silencio/ Escucha

5. Canto: Si hubiera estado allí.

I.Si hubiera estado allí, Que tu muerte pidió, Lo tengo que admitir,
Entre la multitud, Que te crucificó. Hubiera yo también,
Clavado en esa cruz Pensándolo más bien Oyéndote clamar,
Tus manos mi Jesús. yo fui el que corono al padre en soledad
Si hubiera estado allí… de espinas y dolor Lo tengo que admitir,
Tu frente buen señor. te hubiera yo también
También yo estaba allí.. Dejado así morir,
mirándote sufrir
IV.Pensándolo más bien si hubiera estado allí…
también yo estaba allí
Yo fui el que te escupió, V. Pensándolo más bien,
y tu costado hirió también yo estaba allí
Pensándolo más bien, Yo fui el que te golpeó,
yo fui el que corono y de ti se burló
de espinas y dolor Pensándolo más bien
Tu frente buen señor yo fui el que te azotó
Yo fui quien laceró
tu espalda mi señor
También yo estaba allí

II.Pensándolo más bien


también yo estaba allí
Yo fui el que te escupió, III.Si hubiera estado allí
y de ti se burló al pie de aquella cruz
6. Palabra de Dios (Jn. 19,25-27)

Junto al a Cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la mujer de Cleofás, y María
Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo a quien tanto amaba, dijo a su madre:

- Mujer, ahí tienes a tu hijo

Después, dijo al discípulo:

- Ahí tienes a tu madre

Y desde aquel momento, el discípulo la recibió como suya.

7. MEDITACION: He ahí a tu hijo…


Fue entonces cuando Jesús mirando a su Madre, dice estas palabras señalando a San Juan, y en él, a
todos nosotros. Penetra en el corazón de la Virgen y contempla el estremecimiento de dolor que sintió al
escucharlas…¡Cuánto sufre!...aquellas palabras ya son una despedida, todo se desvanece en su corazón.
Pero Jesús le da un hijo nuevo. Más esto, lejos de consolarla, la atormenta más…, una madre no quiere por
hijo más que al suyo verdadero, no lo cambia ni por nada ni por nadie. Ella ve que con Juan, y con el mismo
derecho que él, se la dan por hijos a todos los discípulos…, los cobardes, los egoístas, que en el momento
supremo huyen y dejan solo al Maestro…, y además, a todos nosotros! ¡Qué carga tan pesada! …Mira
dentro de tu corazón.., y ahora compárale con el de Jesús y comprende el dolor de María en este cambio…
Y aun así, Ella no lo rechaza. Para ser Madre de Dios, se la pidió su consentimiento…, Jesús no le pregunta
si quiere o no ser Madre nuestra…conoce su corazón y le basta, no duda en cargar sobre él, este peso de
ser Madre de todos los pecadores. Recordemos aquellas palabras que un día dijera con tanta alegría: “He
aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”…, y así acepta todo lo que el Señor le envía…
Permitamos que Dios, actúe sobre nosotros con sus manos libres, para que disponga de nosotros según su
voluntad, aceptemos todo lo que El amorosamente nos manda…, de ser así, ¡cuánto adelantaríamos en
nuestra santidad!.

8. Silencio / Escucha.

9. Canto: Quiero decir que si.

I.Quiero decir que sí, II.Quiero decir que sí,


como tú, María Quiero decir que sí,
como tú, un día Quiero decir que sí,
como tú, María Quiero decir que sí.

10. MEDITACION: He ahí a tu Madre…


Todo lo que tienen de penosas y dolorosas las primeras palabras para María, tienen de dulces y
consoladoras para nosotros las segundas. Ya tenemos Madre, y para siempre, sin que nadie nos la pueda
quitar. Dios ha puesto en el mundo a la madre, para que sea la encarnación más expresiva de su
Providencia. Jesús se abrazó en la cruz con todas las penas, hasta la separación de su Madre, pero te la
dio a ti para que nunca te falte…, y esta Madre bendita nunca falta. ¡Cuándo podremos agradecer a Jesús
lo que nos dio al pie de la Cruz! Al ladrón le da un Reino, a nosotros: ¡Su propia Madre!
¿Qué sentiría Juan al escuchar esto? El Calvario se le convirtió en un Paraíso, qué bien le pagó Jesús su
fidelidad en amarle hasta la Cruz, subió al Calvario como discípulo, y bajó como hijo de María y hermano de
Jesús, ¡Con qué gozo entraría en posesión de esta herencia tan rica!
Pues esta herencia, ¡También es para ti! Repite en tu corazón, en voz alta, como quieras:
¡LA MADRE DE DIOS ES MI MADRE!
La palabra de Dios es toda verdad, María es, en verdad, tu Madre, y te ama con un amor igual al de Jesús.
Reflexiona: ¿Eres tú, de verdad, hijo de María?...
Todos tenemos obligación de parecernos a Jesús, para llegar a ser dignos hijos de tal Madre, para ser
hermanos de Jesús…, pidamos humildemente, que nos sean perdonadas las veces que no hemos amado y
honrado a nuestra Madre…, pidamos humildemente, que aunque alguna vez te olvides de ser su hijo, Ella
no se olvide de que es tu Madre, y nunca te abandone.

11. Silencio / Escucha.

12. Canto: Madre María

I.Hoy, ya lo ves, estoy aquí III.Madre, María IV.Quiero regalarte una flor sin
Aunque a veces me perdí Quiero hacerte compañía espinas
Hoy, ya lo ves, estoy aquí Ya has llorado bastante y en un rincón de mi
Aunque a veces te hice sufrir. Y sin embargo eres la alegría habitación… rezarte un
Ya tuviste tu calvario Avemaría.
II.Quiero seguir a tu lado Y yo te sigo haciendo daño
Perdóname cada fallo Quiero hacerte algún regalo Hoy ya lo ves, estoy aquí
Quiero seguir a tu lado Mi fe, mi sencilla fe (bis). Aunque a veces me olvide de
Quiero seguir al lado de El. ti
Hoy ya lo ves, estoy aquí
Aunque a veces me escondí.
(Repite I, II, III y IV)

13. Conclusión
Sin duda, la mayor prueba de amor a Cristo, es seguirle hasta la Cruz, crucificarse con El, morir con El.
Como aquel grupo de piadosas mujeres que junto a la Cruz, acompañaron a Jesús en su muerte. Capitana
y modelo entre todas ellas, es la Virgen María; quizás, sin Ella, no se hubieran atrevido las demás mujeres a
subir al Calvario. Pero María, con su ejemplo, nos alienta y sostiene, nos invita a que, en nuestros
sufrimientos aprendamos de Ella, a estar al pie de la Cruz.
Y como Cristo, que aún en su sufrimiento, cuando parece que sólo debía acordarse de sí mismo, es cuando
mira por todos y se acuerda de todos, del ladrón, de su discípulo, de su Madre; y desde la Cruz reparte
coronas eternas. Con su ejemplo, nos invita a comparar nuestro egoísmo, con esta caridad tan desprendida.
Finalmente, cumpliendo la voluntad de Dios, Jesús nos enseña a ser fieles en nuestras obligaciones, sin
excusas, sin abandonar a los tuyos.

14. Padre Nuestro, Ave María y Bendición

15. Canto: Me dice que me ama.

I.Me dice que me ama me dice que me ama lo dice sin palabras
Cuando escucho llover, con un atardecer. con las olas del mar,
lo dice en la mañana me dice que me busca
con mi respirar. III.Me dice que me ama cuando salgo yo a pasear,
cuando veo la cruz, que ha hecho lo que existe
II.Me dice que me ama y sus manos extendidas para llamar mi atención,
que conmigo quiere estar, asi tan grande es su amor, que quiere conquistarme
me dice que me busca lo dice en las heridas y alegrar mi corazón.
cuando salgo yo a pasear, de sus manos y pies,
que ha hecho lo que existe me dice que me ama
para llamar mi atención, una y otra vez. .
que quiere conquistarme IV.me dice que me ama y
y alegrar mi corazón. que conmigo quiere estar,

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