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Modelos, teorías y

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paradigmas
Arthur Staats

PUEDE considerarse a la ciencia como el esfuerzo sistemático de obtener


conocimiento acerca de los eventos del mundo. Mientras este enunciado parece
ser correcto y razonable, no existe siempre acuerdo sobre lo que constituye el
conocimiento. Muchos desacuerdos en las creencias ocurren debido a que están
básicamente involucrados diferentes patrones de conocimiento. Es difícil la
comparación de diferentes concepciones y la síntesis constructiva de las
mismas, a menos que se acepte un conjunto de normas. Este capítulo explorará
brevemente algunos métodos para buscar nuevo conocimiento como un paso
preliminar en la formulación de una teoría jerárquica y el paradigma del
conductismo social.

¿Qué es la teoría?

Lo concerniente a los métodos, hechos y tecnologías de las áreas extensas de


la física, biología y ciencia conductual se encuentra sumamente complicado.
Consecuentemente, parecería improbable que pudieran abstraerse principios

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Staats, A. (1979). Conductismo social. México: Manual Moderno.
MODELOS, TEORÍAS Y PARADIGMAS
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metodológicos generales significativos dentro del rango de teorías científicas


clásicas para las concepciones comunes en nuestro lenguaje general. Sin
embargo, los enunciados que se hacen en las siguientes secciones han sido
formulados para intentar ese tipo de generalidad, como la base para la
unificación de las áreas de conocimiento que serán tratadas aquí.

UNA TEORÍA INCLUYE UN SISTEMA SIMBÓLICO

Una característica básica de todas las teorías es su composición de algún


sistema simbólico. Existen quienes separan las teorías científicas de las teorías
precientíficas sobre la base de si las matemáticas son o no, esenciales a la
estructura teórica —debido a que la teoría científica en las ciencias más
avanzadas dependen mucho de las matemáticas. Sin embargo, tal
categorización se basa en consideraciones superficiales. Actualmente existen
varios sistemas simbólicos. Las matemáticas son un sistema simbólico. La lógica
simbólica es otro. Nuestro lenguaje común es un sistema simbólico y hay
diferentes lenguajes que proporcionan diferentes sistemas simbólicos. Debe
entenderse que los diversos lenguajes, incluyendo las matemáticas y la lógica
simbólica, pueden constituir sistemas simbólicos básicos para las teorías.

Un sistema simbólico consta de símbolos y reglas para relacionar los sím-


bolos. En un lenguaje las reglas son puestas en marcha en una gramática. Las
reglas de nuestro sistema numérico son puestas en marcha en un álgebra.
Pueden hacerse muchos enunciados siguiendo las reglas del sistema simbólico.
Por ejemplo, "El cordero crepuscular levita tiernamente” es un enunciado en un
sistema simbólico del inglés. El enunciado

[a-2 (a4 - 2a3 + a2)]-1


(1 - a)-2

es un enunciado en el sistema simbólico del álgebra. Ambos enunciados son


verdaderos en el sentido de que siguen las reglas del sistema simbólico. Sin
embargo, ninguno de los dos enunciados tiene algún significado respecto a
eventos en el mundo. Ellos son simplemente enunciados en un lenguaje de
símbolos.

CONEXIÓN DE LOS ENUNCIADOS SIMBÓLICOS CON EVENTOS DEL MUNDO

La importancia del lenguaje del álgebra es que los eventos del mundo siguen

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las mismas relaciones que las reglas del álgebra. Cuando se han asignado
símbolos algebraicos a eventos específicos, podemos aprender acerca de cómo
éstos se relacionan entre sí. Esto es, observando cómo los símbolos se relacionan
el uno con el otro, podemos encontrar cómo los eventos del mundo se
relacionan entre sí.

Como ilustración digamos que en el enunciado a X b = c, el símbolo c


equivale a la distancia viajada, a equivale a la velocidad del viaje, y b equivale al
tiempo del viaje. El enunciado algebraico dado arriba, ahora se vuelve un
enunciado acerca de los eventos del mundo. Si a (velocidad) es 50 millas por
hora, y b (tiempo) es 3 horas, podemos predecir que c (distancia) será 150 millas.
Siguiendo las reglas del lenguaje algebraico, sería igualmente verdadero que a
(velocidad) = c (distancia)/!? (tiempo). Si sabemos que tenemos 150 millas de
travesía y solamente tres horas para viajar podemos determinar qué tan
rápidamente tendremos que manejar. Los enunciados algebraicos constituyen
una "teoría” útil acerca de estos aspectos del mundo. Podemos también hacer
variaciones de estos enunciados teóricos de acuerdo a reglas algebraicas, o sea
tiempo = distancia/velocidad (b = da), y así sucesivamente.

Lo mismo es verdad para los lenguajes naturales. Los símbolos y reglas de


un lenguaje pueden ser considerados como un sistema formal —sin significado
en el mundo. Sin embargo debe notarse que muchas palabras de un lenguaje
están firmemente ligadas a eventos particulares del mundo, a diferencia de los
símbolos del álgebra, que son usados de formas diferentes dependiendo de los
intereses inmediatos. No obstante, hay palabras en un lenguaje —como
pronombres— que pueden ser variadas en términos de los eventos del mundo a
los que se encuentran unidas. Las oraciones que emplean tales símbolos estarán
vacías de significado empírico (no serán enunciados teóricos acerca del mundo)
hasta que los símbolos sean definidos mediante eventos del mundo. El siguiente
enunciado es un ejemplo. "Si él jala eso, entonces (ello) morirá". Puede
reconocerse que el enunciado deriva del sistema formal del lenguaje inglés. En
ese sentido es verdadero; se sujeta a las reglas de la gramática inglesa. Sin
embargo, puede verse que no pertenece a algún evento del mundo, y en ese
sentido carece de significado—ni verdadero ni falso, no más que el enunciado a
X b = c es por sí mismo empíricamente verdadero o falso.

Sin embargo, cuando algunas palabras del enunciado anterior son identifi-
cadas con ciertos cuentos del mundo, entonces puede verse que el enunciado
pertenece a estos cuentos. Digamos que el símbolo él se refiere a un hombre, el

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símbolo eso se refiere al gatillo de una pistola cargada y la palabra ello se refiere
a un caballo al que apunta el arma. Puede ahora verse que el enunciado del
sistema formal posee significado para eventos del mundo empírico al cual se
aplica. Esto es, el enunciado puede ser verdadero o falso en un sentido terrenal
(empírico). Cuando los símbolos de un sistema simbólico han sido definidos
mediante eventos observables, entonces el enunciado posee verdadero valor
empírico.

TEORÍAS COMO MODELOS

Se ha sugerido que las matemáticas son un sistema formal de símbolos con


reglas para relacionar estos símbolos (Stevens, 1951). Diversos enunciados
pueden derivarse de este sistema formal. Sin embargo, el sistema matemático
posee su mayor significado al servir como modelo para ciertos aspectos del
mundo. Cuando algunos de sus símbolos han sido definidos en términos de
objetos o eventos del mundo real, entonces sus enunciados adquieren un sig-
nificado empírico acerca de estos objetos y eventos. Si pueden generarse
enunciados verdaderos con respecto al mundo, el modelo puede ser muy útil,
como se indicó en el ejemplo que involucraba velocidad, distancia y tiempo.

Lo que caracteriza a un modelo es la propiedad de ser isomórfico con los


eventos del mundo. Claro que son posibles diversas clases de modelos. Se
emplean modelos de aeroplanos para estudiar la aerodinámica de un aeroplano
a gran escala que está siendo planeado. El modelo se estudia porque se
comporta en una forma que se asemeja a la ejecución de un aeroplano más
grande. Existen otros muchos modelos mecánicos que nos posibilitan para
estudiar el funcionamiento del modelo y con eso obtener información acerca de
la operación de eventos actuales del mundo en los cuales estamos realmente
interesados. En ciencia un caso familiar es el extenso uso por químicos y físicos
de modelos de estructuras atómicas el representar pequeños eventos que no se
pueden ver fácilmente. El modelo puede ser manipulado y luego derivarse y
checarse expectativas de cómo podrían ocurrir los eventos en el mundo.

El modelo puede también constar enteramente de símbolos y ser teórico más


bien que mecánico. Las mismas propiedades son importantes en cualquier caso.
Esto es, las unidades del modelo, en tanto que se designan para representar
eventos del mundo, deben comportarse entre sí como lo hacen los eventos del
mundo en sí mismos. Esta es la principal característica de un modelo teórico.

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FUNCIONES DE LAS TEORÍAS

Una teoría puede describir un dominio de eventos y luego prepararnos para


tratar con ese dominio. Por ejemplo, los hombres que describieron el nacimiento
y la desembocadura del Río Nilo en los tiempos antiguos y aquéllos quienes
describieron el calendario, produjeron enunciados simbólicos que constituyeron
modelos de ciertos aspectos del mundo. Como modelos, sus enunciados
permitieron a la gente responder por adelantado a los eventos venideros. Tal
teoría descansa sobre la observación y descripción del dominio de eventos
involucrado -—que es esencial y básica para cualquier esfuerzo científico
teórico. Un producto importante de tal teoría es la predicción obtenida.

Algunas veces los eventos descritos se encuentran legítimamente relaciona-


dos entre sí. Cuando éste es el caso, la teoría puede producir no solamente
predicción sino también control de los eventos involucrados. Por ejemplo,
cuando se ha observado que ser mordido por un perro rabioso fue seguido
frecuentemente por la fatal enfermedad de la rabia, el enunciado de esta rela-
ción constituyó un modelo teórico de un tipo muy simple. El enunciado sugiere
que la evitación del primer evento (ser mordido) impedirá la ocurrencia del
segundo evento (tener rabia). El "modelo teórico" sugiere la manera en que el
segündo evento puede ser controlado. Cuando existe un enunciado teórico
causativo (explicatorio) y cuando puede manipularse al evento anterior (causa),
entonces el evento subsecuente (efecto) puede ser controlado. El control es otro
producto importante de la teoría científica.

Características de la teoría

Existen cosas en común en los rasgos básicos de las diferentes teorías. La


palabra teoría no debe restringirse a lo esotérico, lo matemático, o al laboratorio
altamente tecnificado. Las diferencias en los niveles de la teoría —desde
concepciones de lenguaje común hasta las teorías sumamente desarrolladas de
las ciencias físicas— son diferencias no de clase sino de grado. Las diferencias se
presentan a lo largo de cierto número de dimensiones, cada una de las cuales
puede involucrar diversos niveles de calidad. Es importante discutir aquí
algunas de estas dimensiones.

PARSIMONIA EN LOS SÍMBOLOS

Se ha sugerido que la teoría se basa en un sistema simbólico, que puede ser

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un lenguaje natural, una parte de las matemáticas, o la lógica simbólica. Los


símbolos de diferentes sistemas simbólicos varían. Esto, sin embargo, es muy
arbitrario. No importaría si las reglas del álgebra fueran establecidas en la
escritura Cirílica en lugar de la escritura Latina. Mientras que las reglas sean las
mismas, los símbolos particulares empleados serían irrelevantes. El enunciado
en Español "Veinte y cinco y diez y cuatro igual treinta y nueve" es igual a
"Twenty-five plus ten plus four equals thirty-nine". Los símbolos difieren, pero
las reglas que relacionan los símbolos son las mismas, y los dos sistemas
teóricos son equivalentes.

Es importante señalar el hecho de que los símbolos mismos no son impor-


tantes, sino más bien cómo son usados. En ciencias sociales existen muchos
casos en que términos diferentes serán considerados en forma distinta aunque
realmente sean definidos por las mismas cosas. Una de las tareas para mejorar
el sistema teórico en tal caso consiste en la eliminación de términos sobrantes en
el sistema. Además, el individuo que busca la generalidad de la teoría más allá
de los límites de las diferentes disciplinas puede tener que ignorar las
diferencias aparentes engendradas por el uso de símbolos diferentes, mirando
más bien a las cosas que definen los símbolos. Como un ejemplo, puede resultar
que los términos utilidad en economía, valor en sociología, catexis en la teoría
psicoanalítica, y reforzamiento en la psicología pueden tener usos (definiciones)
que sugieren se les considera lo mismo. Puesto que la presente obra concierne a
una teoría general, ocurrirá repetidamente esta situación de traducir términos
múltiples de otros sistemas y áreas de estudio y de reducirlos a uno solo.

REGLAS PARA ENLAZAR SÍMBOLOS Y EVENTOS

En las reglas empleadas para enlazar los símbolos a los eventos, que se
supone la teoría ejemplifica, pueden surgir diferencias importantes en el tipo de
teoría, también como en los méritos específicos de la teoría (aunque las reglas
pueden no ser explícitas). Un ejemplo de semejante regla podría ser que un
símbolo no fuera definido por un evento del mundo, a menos que ese evento
pudiera ser públicamente observado, y que el símbolo sólo representara
(significara) estas observaciones.

Esta regla, o al menos una regla similar, fue sugerida por la filosofía de la
ciencia que ha sido llamada operacionismo. Esta regla explícita se propuso, de
hecho, porque no todas las teorías siguieron la práctica, y porque las reglas
seguidas algunas veces produjeron teorías inefectivas o engañosas. Algunas

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teorías primitivas de la naturaleza pueden usarse para señalar lo que puede


suceder cuando la regla de enlazar símbolos y eventos no demanda observación
estricta. En tiempos remotos había una teoría de la naturaleza en la cual se
pensaba que todos los objetos poseían un proceso vital (espíritu, alma o
animismo). Se consideró que las rocas tenían tal animismo, así como también
los árboles, ríos, montañas, el sol, la luna, y así sucesivamente. Los términos que
sugieren espíritus (o almas) dentro de estos objetos pudieron no haber sido
introducidos siguiendo la regla de definición operacional. Nadie ha observado
un animismo, el espíritu, o el alma dentro de una roca, montaña, río, el sol, o
esa sustancia en un árbol, pez, perro u hombre.

Lo importante es diferenciar las reglas de definición que se aplican a cual-


quier teoría particular, dado que estas reglas dan a la teoría propiedades
diferentes. Puede haber una teoría de que existe un Dios dentro de una
montaña volcánica. La teoría puede establecer, además, que el Dios tiene ciertas
características: es benigno si son seguidos sus deseos, pero cuando éstos son
impedidos se enoja y el volcán hace erupción.

Digamos que existe actualmente un Dios del volcán que responde en esta
forma. Si los aldeanos, quienes viven al pie de la montaña, siguen los deseos del
Dios, evitan las erupciones que temen. La teoría tiene entonces valor en guiarlos
hacia acciones que ellos consideran benéficas.

Pero si las reglas de definición de términos han sido incorrectas, si no existe


un Dios en el volcán, la teoría será incorrecta y las acciones que emanan de la
teoría pueden ser irrelevantes. Peor todavía, si una de las cosas que los aldeanos
hacen es arrojar humanos como sacrificio dentro del volcán, la teoría puede ser
muy antagónica a su felicidad.

Lo que ocurre en teorías semejantes a ésta es que los individuos responden a


los términos de la teoría como si los mismos estuvieran definidos por eventos
actuales. Sin embargo, si los términos no han sido definidos por eventos
actuales, entonces los enunciados que incluyen tales términos probablemente
no sean paralelos a la realidad. Una teoría compuesta de proposiciones seme-
jantes producirá escasa predicción y control. Es por esta razón que se sostiene la
regla de la definición operacional. Cuando un constructor de teoría sigue la
regla del operacionismo estrictamente, no comete el error de incluir en su teoría
términos que parecen referirse a eventos actuales pero que en realidad no lo
hacen.

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En nuestro lenguaje ordinario, y en general en los lenguajes ordinarios, no


existen proposiciones que indiquen la regla por la cual deben ser definidos los
términos. Muchos términos son definidos mediante observaciones. Por ejemplo,
la mayoría de los sustantivos —como silla, mesa, libro, carro, muchacho, y así
sucesivamente— son términos vinculados a objetos fácilmente observables.
Muchos otros términos, tales como ego, alma, Dios, voluntad, inteligencia,
talentos, rasgos, disfunción cerebral mínima, incapacidad para el aprendizaje,
etc. —no están tan fácilmente unidos a objetos o eventos observables.

OPERACIONISMO, CONDUCTISMO ELEMENTAL Y VARIABLES INTERVINIENTES. Se ha dado


por supuesto mediante ejemplos al menos, que las teorías que incluyen tér-
minos no definidos mediante observaciones no son isomórficas con la realidad
y, por consiguiente, servirán muy poco a las funciones de una buena teoría que
guíe las propias acciones. ¿Significa entonces que los términos que pretenden
representar eventos actuales del mundo deban ser definidos mediante
observaciones directas de estos eventos? Esto fue dicho del operacionismo en el
campo de la física (Bridgeman, 1928). John B. Watson, en psicología, propuso un
acercamiento similar en su conductismo: "Vamos a limitamos a las cosas que
pueden ser observadas y a formular leyes concernientes sólo a estas cosas.
Ahora, ¿qué podemos observar? Podemos observar conducta —lo que el
organismo hace o dice” (Watson, 1930, p. 6). En el contexto de la época en que esto
fue dicho, el conductismo elemental de Watson tenía bastante para re-
comendarlo.

Sin embargo, continuó el interés respecto a las reglas apropiadas que deben
seguirse para enlazar los términos de una teoría con los eventos que se supone
denotan. Tolman (1936) sugirió que hay eventos que son intemos al individuo y
que no pueden ser observados pero que pueden especificarse mediante
observaciones. Sugirió que las características de los "procesos mentales" podían
llegar a conocerse por la forma en que actúan como un "conjunto de procesos
funcionales intermediarios que conectan entre sí por un lado las causas iniciales
de la conducta, y por otro la misma conducta final resultante", (p. 2). Un
ejemplo de tales variables intercurrentes que Hull (1943) elabora de Camap
(1935) es el de la ira que se infiere en un hombre. Hull sugiere que la ira yace
entre: 1) las condiciones antecedentes de frustración y aquello que no precipitó
el estado, y 2) las consecuencias observables del estado; i.e., la ira es una
variable intercurren te no observada (p. 277).

Usando la ilustración de Hull, el término ira puede considerarse que

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representa una respuesta emocional, un proceso actual, no un término lógico


vacío. Deben buscarse observaciones que definan el término. Por lo tanto,
cuando el individuo es sometido a una situación frustrante, ¿incrementa su
ritmo cardiaco, transpira más, se presenta un cambio en el volumen sanguíneo
de los diversos órganos, se incrementan las secreciones glandulares, tales como
la adrenalina, etc.? Observaciones semejantes a éstas pueden ayudar a unir el
término ira a eventos reales.

También se ha indicado que éstos y otros tipos de observaciones propor-


cionan la justificación empírica para los términos en una teoría del hombre que
se refieren a eventos dentro del individuo y que no son directamente
observables. Se encuentra apropiada una filosofía de la construcción de teoría
que indica poder introducir términos que no se refieren a observables directos.
Sin embargo, se sugiere que tales términos deben ser definidos mediante
diversas clases de observaciones indirectas, incluyendo otras observaciones
fisiológicas, anatómicas o biológicas. Como se indicará en el capítulo 15, este
aspecto del acercamiento ayuda a suministrar una base para vincular el estudio
de la conducta con el estudio de la ciencia biológica.

OBSERVACIÓN INDIRECTA. NO es posible proporcionar detalles aquí sobre aspectos


muy importantes del área bajo estudio. No obstante, hay varios puntos que se
deben destacar. Uno de ellos se refiere a que existen varios niveles en cuanto al
grado en que un término en una teoría se basa en observaciones. Un término
como el Dios del volcán, por ejemplo, se ve fácilmente ahora que no involucra
observaciones directas. Los eventos correspondientes al término son inferidos.
Las gentes que aceptan tales términos, sin embargo, argumentarán contra la
indicación de que no existen pruebas (observaciones) que apoyen el término.
Ellas podrían relatar casos en los cuales la gente quebrantó las leyes del Dios del
volcán y eso fue seguido de una erupción. Podrían también señalar como
evidencia acontecimientos similares con otros dioses y a otras cosas: el hecho de
que el mar proporciona pescado prueba que existe un Dios del mar, el hecho de
que algunas veces hay tormentas señala que los dioses están enojados, el hecho
de que la enfermedad azota a alguna gente y no a otra prueba que hay personas
favorecidas por los dioses y personas que no lo son, y así sucesivamente.

Examinemos otro término ampliamente aceptado en nuestro lenguaje teórico


ordinario, el término inteligencia no se ha encontrado que se vincule con la
inteligencia, la estructura anatómica, procesos fisiológicos o bioquímicos, o
alguna otra cosa, a pesar de eso, el término es sostenido tenazmente por casi

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todos en nuestra cultura, incluyendo científicos en psicología. Ahora bien, aun


cuando no existen observaciones directas para vincularlas al término, existen
tipos de evidencia indirecta o circunstancial. Por ejemplo, las observaciones
naturalistas muestran que la conducta “inteligente" se presenta en familias.
Además, niños quienes demuestran conducta inteligente en cierta edad,
generalmente lo harán también en otra, lo que sugiere alguna propiedad
personal interna. Existe información que demuestra que cuando las especies
desarrollan sistemas nerviosos más complejos son capaces de conductas más
complejas y se observa comúnmente que especies diferentes manifiestan
diferentes características conductuales. La ciencia genética ha descubierto que la
herencia biológica puede determinar rasgos físicos en animales, así como
algunos en el hombre. Todo el empuje del hecho evolutivo reside en que
pueden ocurrir cambios genéticos con efectos notables sobre la especie.

Por lo tanto, existe bastante evidencia indirecta o circunstancial que conduce


a mucha gente a esperar que las diferencias individuales en la estructura
biológica o en lo fisiológico sean las causas que fundamentan muchas dife-
rencias individuales en la conducta humana —incluyendo la clase de conducta
que consideramos como inteligente. En el caso del concepto del Dios del volcán,
la evidencia indirecta estaba unida muy difusamente con los términos de la
teoría. El concepto de inteligencia está ligado a bastante observación, pero no
directa.

Hay varios puntos centrales aquí. Hay conceptos para los cuales no existen
observaciones directas. Las observaciones indirectas a las que están unidos
estos conceptos varían en cantidad y en calidad. Las reglas para enlazar los
términos con las observaciones pueden, por consiguiente, variar de teoría a
teoría. Ordinariamente estas reglas serán implícitas más bien que explícitas.
Frecuentemente, no se hace la distinción, incluso en ciencia, entre términos que
están unidos directamente a observaciones y aquéllos que no lo están. Mientras
que pueden introducirse productivamente en la teoría términos definidos
indirectamente, debe considerarse la variabilidad en la calidad y cantidad de
apoyo para el término. Los enunciados formales e informales de la teoría
trifuncional deben ser ponderados de acuerdo a la calidad de sus términos. Las
proposiciones derivadas de la teoría del Dios del volcán deben ser menos
ponderadas que las proposiciones derivadas de una teoría de la inteligencia. Y
las últimas deben ser menos aquilatadas que las proposiciones de una teoría en
la cual los términos están todos ligados a observaciones directas, o más
estrechamente unidos a observaciones indirectas.

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Se cometieron errores en el pasado en aquellos casos en que la evidencia


indirecta (circunstancial) fue la base de un concepto científico (como el concepto
de facultades mentales de la frenología) donde simplemente la teoría no
demostró ser productiva. Si continuamente nos frustramos por tratar de
encontrar observaciones directas para un término de nuestra teoría, existe la
probabilidad de que no las haya. Este puede ser el caso con el concepto bio-
lógico de inteligencia. Aunque hay muchas observaciones indirectas empleadas
para apoyar el término, existen interrogantes involucradas, así como escasez de
evidencia directa, y bastante evidencia contraria (ver Staats, 1971a; Layzer,
1974).

De todos modos, la cantidad y calidad de la evidencia son importantes, tan


bien como la fuerza de las observaciones contrarias. Existe un continuo de
justificación observacional para los términos que tenemos en nuestras teorías.
Le correspondería un continuo de confianza que puede depositarse en las
proposiciones y decisiones derivadas de estas teorías.

ALCANCE

Las teorías pueden diferir también en el número de eventos que les perte-
necen. Las afirmaciones que pertenecen solamente a una relación entre eventos
usualmente no se les llamará teoría. Además, las teorías que comprenden un
amplio número de eventos significativos serán consideradas como más
importantes que las teorías que incluyen un número menor. Las teorías clásicas
de gran importancia tienden a incluir principios que se amplían a un gran
número de eventos del mundo.

Esta constituye, por lo tanto, una característica sobre la cual las teorías
pueden ser comparadas, especialmente cuando las teorías son rivales dentro del
mismo dominio de eventos. No es raro en las ciencias sociales y conduc- tuales
que las teorías estén en competencia. En tales casos, uno puede preguntar si las
teorías surgen sólo en el reino de una esfera limitada de eventos y un número
limitado de observaciones. Uno puede también interesarse en el grado en que
cada teoría, en el reino de la conducta humana, se enlaza productivamente con
teorías de otros campos de la conducta, para formar una estructura teórica
unificada. La teoría que surge en una esfera limitada y no se vincula en forma
productiva con proposiciones teóricas de otros campos relacionados de eventos,
no será tan valiosa como la teoría que sí lo hace.

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MODELOS, TEORÍAS Y PARADIGMAS
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Este libro se ocupa de la posibilidad de una teoría amplia y extensiva del


estudio de la conducta humana. Sin embargo, aquí es necesario señalar sola-
mente que una de las metas de la construcción de teoría en ciencia consiste en el
desarrollo de enunciados teóricos que puedan incorporar un amplio número de
relaciones empíricas. Por consiguiente es adecuado comparar los enfoques en su
habilidad para hacer esto. Existen otras características que diferencian las
teorías. Por ejemplo, las observaciones en que se basan pueden variar en detalle,
la precisión de medida, confiabilidad, etc. Sin embargo, para nuestros
propósitos, no necesitan ser consideradas.

CONCLUSIONES.

Se señaló que una teoría es un sistema simbólico vinculado a eventos del


mundo. Además, que una teoría puede ser definida por su uso si se emplean
enunciados simbólicos para entender los eventos naturales y para tomar deci-
siones respecto a ellos, o para predecir y controlar tales eventos, entonces el
cuerpo simbólico intenta realizar las funciones de una teoría. No es necesario,
como han sostenido algunos, que sean parte de la teoría avances tales como el
uso de las matemáticas, la medición refinada, tecnologías observacionales, etc.
El uso de estas características como criterios excluye arbitrariamente la
consideración de muchas estructuras simbólicas que cumplen funciones de
teoría. Desafortunadamente esto ocurre así, debido a que por no considerar
tales sistemas simbólicos como teorías, los primeros no están sujetos a eva-
luación del mismo modo que las teorías.

Es productivo considerar las funciones que definen la teoría. De este modo,


podemos evaluar enunciados simbólicos que ordinariamente no están sujetos a
tal escrutinio. Nuestro lenguaje común contiene muchas teorías aplicables a
aspectos del mundo físico y social, en el sentido que hacemos decisiones y
predicciones sobre eventos e intentamos afectarlos mediante el uso de
enunciados del lenguaje. En este sentido los lenguajes de la religión, ética,
valores, política, educación, etc., constituyen teorías que se aplican a la conducta
humana. Estas concepciones del lenguaje ordinario son teorías que dirigen
muchas acciones y decisiones de la gente, y vale la pena reconocer a estos
sistemas simbólicos como teorías de modo que puedan ser evaluados por las
normas que hemos establecido para la evaluación de las mismas. Se sugirió que
podíamos mejorar notablemente nuestras teorías de sentido común usando los
criterios bosquejados. Al menos, podíamos tener una comprensión mejor, a
través de este proceso evaluativo, de las características y justificación de

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MODELOS, TEORÍAS Y PARADIGMAS
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nuestras teorías de sentido común.

Diferencias en los modelos, teorías y paradigmas

Puede distinguirse de varias formas a los modelos, teorías y paradigmas.


Una distinción útil ubica tales términos sobre un continuo de generalidad, en el
cual un modelo posee la mínima generalidad y un paradigma la máxima.

MODELOS Y TEORÍAS

Algunas veces se considera que los modelos se distinguen de las teorías en


que poseen rasgos mecánicos o matemáticos. A veces, en contraste con las
teorías, se considera que no representan actualmente el dominio de eventos al
cual pertenecen sino solamente constituyen un "modelo" que comparte
características con ese campo de eventos. (Pero éste se aplicaría a todos los
sistemas teóricos). Otras veces se piensa que los modelos se restringen a
cumplir un propósito descriptivo más bien que incluir proposiciones causa y
efecto como algunas teorías lo hacen.

No obstante, se señala que los modelos pueden tener las diversas caracte-
rísticas de la teoría. La principal diferencia estriba en que los modelos no son
tan generales como las teorías. Se indica también que una teoría general puede
incluir subteorías, que pueden bien ser llamadas modelos teóricos. Se verá que
el presente enfoque bosqueja una teoría general de la conducta humana, pero
incluidos en ella se encuentran análisis teóricos más restringidos. Estas teorías
más restringidas derivarán de los mismos principios que la teoría general y
ayudarán a conformarla. Como ejemplo, se describe una subteoría de la
motivación humana. Esta podía ser designada como un modelo de motivación
humana. El hecho esencial es que la subteoría de la motivación humana
constituye una parte de la teoría general. El modelo teórico de la motivación
humana podría ser la base para una amplia gama de exploraciones teóricas y
experimentales —y de hecho ocurre así, como lo indican avances recientes en la
investigación y la teoría. Sin embargo, es menor que la teoría en conjunto.

PARADIGMAS Y TEORÍAS

T. S. Kuhn (1962) introdujo un término que puede también considerarse


dentro de este contexto. Al referirse a clásicos de la ciencia tales como Principia
de Newton y Química de Lavoisier, afirma:

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MODELOS, TEORÍAS Y PARADIGMAS
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Me referiré de aquí en adelante a... “paradigmas", un término muy relacionado


con la "ciencia normal". Al escogerlo, quiero señalar que algunos ejemplos
aceptados de la práctica científica actual —ejemplos que incluyen ley, teoría,
aplicación e instrumentación juntas— proporcionan modelos desde los cuales
brotan tradiciones particulares coherentes de investigación científica (p. 10).

El concepto de paradigma es importante para reconocer que una teoría


general en diversos modos, es mucho más que su enunciado formal. La acti-
vidad cambiante de una ciencia incluye, por ejemplo, aceptación implícita de lo
que es importante estudiar. Existe amplio acuerdo sobre los tipos de métodos
experimentales qué emplear, los tipos de aparatos, los métodos de análisis para
estudiar los resultados, etc. Debería añadirse que un ingrediente esencial de un
paradigma es una filosofía de la ciencia. El paradigma también tiene una
filosofía para obtener conocimiento (por ejemplo, estudio empírico frente a
revelación) e incluye una filosofía experimental y una metodología para
desarrollar la teoría. Estas se añaden a los enunciados teóricos formales y
pueden ser implícitos, no establecidos directamente.

Un paradigma tiene su importancia central al dirigir las observaciones


hechas por quienes lo aceptan y al organizar lo que de otra manera sería acti-
vidad investigativa disparatada.

En ausencia de un paradigma o de algún candidato a paradigma, todos los


hechos que posiblemente podían pertenecer al desarrollo de una ciencia dada
probablemente parecerán igualmente relevantes. Como resultado, la recolección-
de-hechos inicial será más exactamente una actividad azarosa que aquella
familiarizada con el subsecuente desarrollo científico. Además, en ausencia de
una razón para buscar alguna forma particular de información más recóndita, la
recolección de hechos inicial se restringe ordinariamente a la riqueza de datos que
yacen listos a la mano. El estanque de hechos resultante contiene juntos los que
son accesibles a observaciones casuales y al experimento con otros datos más
esotéricos obtenidos de oficios establecidos como la medicina, elaboración del
calendario y metalurgia. . . lo que produce una ciénaga. Uno de algún modo duda
en llamar científica la literatura resultante (T. S. Kuhn, 1962, pp. 15-16).

Este enunciado presenta muchos aspectos relevantes a las ciencias sociales y


conductuales. Es bastante claro que no ha surgido aún un paradigma común
que guíe y unifique el estudio del hombre. Esta obra, además de tratar diversas
áreas específicas de estudio, intentará indicar cómo los principios involucrados

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MODELOS, TEORÍAS Y PARADIGMAS
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constituyen un paradigma general para el estudio del hombre.

Conductismo social: teoría jerárquica y paradigma

Una característica de la teoría que no fue descrita en las partes anteriores


concierne a la estructura jerárquica que poseen algunas teorías clásicas. En
estados avanzados de una ciencia pueden hacerse enunciados o leyes de orden
superior (más generales, abstractas, o más elementales) de modo que se
empleen para generar relaciones entre fenómenos de orden inferior (leyes o
principios de orden inferior). Por consiguiente, puede desarrollarse un conjunto
general, simple, elegante, de enunciados teóricos para explicar cierto número de
observaciones o leyes empíricas diferentes de menor generalidad. De hecho, a
partir de enunciados teóricos pueden derivarse hipótesis que surgieran leyes
empíricas y observaciones no descubiertas todavía. Esta característica de
algunas teorías científicas ha sido en parte descrita por Spence (1944):

El físico es capaz de aislar, experimentalmente, situaciones simples, i.e.,


situaciones con un número limitado de variables y, por tanto, encuentra posible
inferir o descubrir leyes descriptivas de orden inferior. Para el físico la teoría
entra en juego cuando intenta formular principios más abstractos que relacionen
estas leyes de orden inferior con otras. Ejemplos de tales teorías totalizadoras son
el principio newtoniano de la gravitación y la teoría cinética de los gases. El
primero proporcionó una integración teórica de leyes tales como la de Kepler,
concerniente al movimiento planetario, la ley de Galileo sobre la caída de los
cuerpos, leyes sobre las mareas, etc. (págs. 47-48).

Podría añadirse que, a partir de los principios elementales (de orden supe-
rior) de la gravitación, surgen las derivaciones respecto a cómo dirigir y guiar
correctamente vehículos espaciales en su trayecto a la luna u otros cuerpos
astrales. Estas derivaciones son proposiciones adicionales de orden inferior que
ilustran las propiedades de control (utilidad) de las teorías de orden superior.

Continuando, esta concepción de teoría jerárquica fue seguida por los tra-
dicionales teóricos del aprendizaje. Los experimentos de laboratorio sobre los
principios del aprendizaje (condicionamiento) se consideró que eran las leyes
de orden inferior. Los teóricos del aprendizaje intentaron organizar estas leyes
alrededor de algunas más abstractas de orden superior —tal como el concepto
de fuerza del hábito, de Clark Hull, el concepto de reserva refleja de B. F.
Skinner, etc., Hull y Kenneth W. Spence fueron los más sistemáticos en intentar

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MODELOS, TEORÍAS Y PARADIGMAS
Staats, A.

el desarrollo de semejante teoría del aprendizaje, pero por 1960 Spence señaló el
fracaso de esta estrategia teórica general.

Se indicó que el fracaso no se debía a que la filosofía de la ciencia fuera


incorrecta sino al modo en que se aplicaba. Estos teóricos del aprendizaje
reconocieron la característica jerárquica de la teoría clásica, pero consideraron
las leyes del aprendizaje como de orden inferior y se enfocaron a la derivación
lógica de un conjunto de leyes de orden superior. Se indicó que este enfoque
estaba equivocado, al limitar estrechamente los eventos que pertenecían a la
teoría. La construcción de teoría jerárquica clásica requiere se elabore el campo
actual de estudio de modo que incluya la conducta funcional humana en toda
su complejidad y no sólo los eventos de aprendizaje básico en el laboratorio.
Entonces, puede comprenderse que los principios del aprendizaje son en sí
principios de orden superior. Es verdad que estos principios han sido
descubiertos en el laboratorio, no a través de derivación lógica (matemática),
como lo hizo Newton. Pero la distinción es superficial. Lo que debe ser el factor
decisivo es la posición y función de las leyes elementales del aprendizaje.

La sugerencia es que los principios empíricos elementales del aprendizaje


deben ubicarse en el ápice de la estructura teórica. La labor consiste en emplear
estas leyes del aprendizaje de orden superior para explicar, tratar e integrar los
principios, conceptos y observaciones de orden inferior en la conducta humana
como se presentan en el estudio de las ciencias psicológicas y sociales. Esto no
significa que no exista un nivel básico teórico general en este estudio. Los
hechos experimentales del aprendizaje son diversos y complejos, y en ocasiones
contradictorios. La tarea de una teoría básica del aprendizaje consiste en
seleccionar, elaborar, derivar y sistematizar a partir de los hechos
experimentales un conjunto de principios básicos del aprendizaje que puedan
organizar y guiar el trabajo básico y sirvan como fundamento para una teoría
más general de la conducta humana.

NIVELES DE LA TEORÍA JERÁRQUICA.

En adición al error cometido por los teóricos del condicionamiento clásico en


la concepción de la tarea teórica al nivel básico, puede considerarse que además
no existió una adecuada comprensión del papel de esta tarea en la aplicación de
los principios del aprendizaje al nivel humano. Los teóricos clásicos del
aprendizaje consideraron esta tarea en dos partes. La primera implicaba la
formulación de la teoría básica del aprendizaje y la segunda parte contemplaba

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MODELOS, TEORÍAS Y PARADIGMAS
Staats, A.

la utilización de ésta en la explicación de la conducta humana. Desde el punto


de vista de los teóricos iniciales del aprendizaje, el énfasis habría de hacerse
sobre la primera parte y es aquí donde ocurrieron los aspectos más importantes
en el desarrollo de la teoría. Cada uno de los teóricos del aprendizaje clásico
inició sus investigaciones con animales, y la mayoría de ellos se dedicó a este
tipo de experimentación. Entonces, sus esfuerzos para tratar con la conducta
humana fueron menos sistemáticos, menos estipulados empíricamente y para la
mayoría de ellos este aspecto llegó tardíamente durante su carrera. Sus
esfuerzos para tratar con la conducta humana se restringieron al uso de los
principios pertenecientes al laboratorio animal.

No se consideró que los principios del aprendizaje animal requirieran de


posteriores elaboraciones teóricas y experimentales antes de que pudieran
constituir una teoría de la conducta humana. Por lo tanto, no hubo intentos
dentro de las teorías del aprendizaje de la primera y segunda generaciones de
conductistas para derivar los principios del aprendizaje humano de los
principios del aprendizaje animal. No hubo intentos, puede añadirse, para
derivar una teoría al nivel de la personalidad desde los principios del apren-
dizaje animal y humano y a partir de aquí continuar con la construcción de
principios más avanzados paso a paso o de nivel a nivel con los cuales tratar la
conducta humana. Se sugiere aquí que este tipo de desarrollo en la teoría es
necesario si uno quiere tratar con la conducta humana en toda su complejidad.

Aun cuando se indicará más adelante que los principios del aprendizaje
animal pueden aplicarse a varios aspectos discretos de la conducta humana,
estos principios básicos del aprendizaje por sí mismos no son suficientes para
tratar en forma general con la conducta y la personalidad humana. Los
principios básicos del aprendizaje deben emplearse para formular un cuerpo
teórico más avanzado antes de que las actividades humanas puedan ser trata-
das de una manera más comprensiva.

Los principios del aprendizaje son proposiciones elementales acerca de cómo


el medio puede determinar la conducta. Los principios son relativamente
simples, y debido a que han sido estudiados en la simplicidad artificial del
laboratorio, han dado la impresión de que se interesan poco en la conducta
humana. Y, sin un análisis posterior, parece ser así. No es posible —como han
sostenido algunos conductistas elementales— explicar totalmente la conducta
humana compleja mediante la aplicación llana de los principios elementales del
aprendizaje. Más bien, los principios elementales deben desarrollarse en una

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MODELOS, TEORÍAS Y PARADIGMAS
Staats, A.

formulación teórica de orden inferior dentro de una estructura teórica que se


incline a la consideración de la conducta humana. Como se indicará en los
siguientes capítulos, antes de que puedan tratarse muchos tipos específicos de
conducta humana es necesario demostrar cómo pueden combinarse los
principios simples para producir posibilidades más complejas. Además, en el
siguiente nivel, es necesario formular un nivel teórico de la personalidad en la
teoría —un nivel que incluya principios del aprendizaje humano, no derivados
del laboratorio básico animal. Es necesario en este nivel analizar los diversos
repertorios importantes de la conducta humana, repertorios de "personalidad”
del hombre. El modo en que responderá una persona en una situación es
función no solamente de los principios elementales de aprendizaje, sino
también de los repertorios complejos de conductas (características de
personalidad) que ha aprendido. Este concepto y este nivel teórico permite que
se unan productivamente los dominios hasta ahora separados del conductismo
y de la teoría de personalidad. Esto posibilita tratar tópicos que no habían
podido ser abordados con el conductismo tradicional, por ejemplo, el
autoconcepto, el sistema emocional motivacional humano, valores, propósitos,
autodeterminación y libertad personal, test de personalidad, etc. Los capítulos
sobre humanismo conductual, psicoterapia conductual, medición psicológica,
educación, lenguaje y personalidad, las ciencias sociales, etc., llegaron a ser
posibles con este acercamiento elaborado.

Además, los principios básicos requieren de otros tipos de elaboración de


orden inferior. Los principios elementales del aprendizaje, después de todo.

fueron estipulados en la dura simplicidad del laboratorio. Lo que ha significado


tratar usualmente con un estímulo, una respuesta, un organismo, etc. Sin
embargo, la mayor parte de la conducta humana es social. Más de un
organismo está en interacción. Los principios básicos deben elaborarse para
indicar lo que ocurre en interacciones en donde una persona proporciona
determinantes para la conducta de otra, y viceversa. Estas elaboraciones de
orden inferior capacitan a la teoría para tratar con diversos tipos de fenómenos
sociales. Puede señalarse que existen otros principios de aprendizaje humano,
no derivados del laboratorio básico, que deben añadirse a los principios
elementales, como será indicado. Estas elaboraciones permiten considerar,
además, otros aspectos de orden inferior en la conducta humana.

Debe mencionarse aquí otro nivel de la teoría. En el capítulo 15, se indicará la


manera en que la ciencia biológica puede relacionarse con el estudio de la

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MODELOS, TEORÍAS Y PARADIGMAS
Staats, A.

conducta humana en psicología y en las ciencias sociales.

Debe señalarse que cada una de las áreas tratadas se propone como una
teoría aplicada al área. Este libro presenta una nueva teoría del aprendizaje
tanto para animales como para humanos (en forma resumida), así como una
nueva teoría de la personalidad, una nueva teoría de las emociones y las mo-
tivaciones integrada con el sistema "emocional-motivacional" de la personali-
dad; una nueva teoría sobre la adquisición de lenguaje y sus funciones que se
integra con un sistema ''lenguaje-cognoscitivo" dentro de la teoría de la
personalidad y una nueva teoría del sistema "sensorio-motriz" que también se
integra en el contexto de la teoría de la personalidad. Existe también una nueva
teoría de la interacción social y de la conducta anormal. Los capítulos en
psicología clínica, educativa y del desarrollo incluyen nuevos análisis teóricos.
Así por ejemplo, este libro incluye una nueva teoría del desarrollo del niño
basada en los principios del desarrollo acumulativo-jerárquico y los principios
sobre los repertorios de la personalidad incluyendo el de inteligencia.

En el capítulo de psicología educativa existe una nueva teoría sobre lectura y


sus desarrollos de investigación constituyen una nueva orientación teórica. En
el de psicología clínica, la integración de los conceptos del análisis de la
personalidad del conductismo social, especialmente los relativos a los sistemas
"lenguaje-cognoscitivos" y "emocional-motivacional", proveen las bases teóricas
para nuevos avances en este campo. Los fundamentos para una nueva teoría
sobre la evaluación conductual se presentan en el capítulo 12. En el siguiente, se
formulan nuevas bases teóricas para integrar la concepción "subjetivista" con las
"objetivistas" sobre la conducta humana. Asimismo, se proveen las bases
teóricas para la integración de la psicología con las ciencias sociales y con los
estudios que se realizan al nivel biológico y al nivel conductual. Finalmente, se
propone una nueva teoría diseñada para la construcción de teorías en el estudio
del hombre —una teoría que enfatiza el desarrollo jerárquico de la teoría a
partir de niveles diferentes, evolutivos. El método para la construcción de la
teoría, provee de unidad al estudio del hombre.

El último aspecto debe elaborarse un poco más en beneficio del lector, de tal
manera que pueda apreciar mejor el tema tratado mientras lo lee. El con-
ductismo social representa el primer esfuerzo sistemático que se ha hecho paso
a paso, en forma secuenciada para construir una teoría general de la naturaleza
humana y su conducta. La estrategia de la teoría consiste en la formulación de
un conjunto de principios básicos —la teoría fundamental del aprendizaje—

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MODELOS, TEORÍAS Y PARADIGMAS
Staats, A.

para utilizarse en la construcción de una teoría del hombre.

A diferencia de las anteriores teorías del aprendizaje, que han partido di-
rectamente de los principios del aprendizaje al tratamiento de la conducta
humana, el paradigma del conductismo social afirma que estos principios
básicos tienen que ser desarrollados paso a paso de tal manera que se avance a
lo largo de una serie de niveles. Debe enfatizarse que esta metodología en la
construcción de la teoría nos lleva necesariamente hacia una teoría unificada.
Esto es, cada nivel utiliza principios que ya se habían adelantado en niveles
previos. Existe una derivación estricta a partir de niveles anteriores. Nada de lo
que se introduce en los últimos niveles es inconsistente con los principios
aplicados en los primeros niveles. La teoría se desarrolla, nivel tras nivel, en un
intento teórico consistente.

Esto representa la primera tentativa teórica de este tipo y constituye un


nuevo tipo de teoría desarrollado en psicología y en las ciencias sociales. La
descripción del método del desarrollo de la teoría y las características generales
de los métodos teóricos implicados se presentan en el capítulo 16. Algunos
lectores desearán consultar frecuentemente este capítulo durante la lectura de
los capítulos precedentes.

LA NATURALEZA EXPLICATORIA DE LA TEORÍA

Es importante hacer notar que la teoría que sigue es de tipo explicativo. Esta
característica se deriva del empleo de leyes elementales de la clase causa y
efecto. Cada uno de los principios del aprendizaje que serán descritos es de esta
naturaleza. Por ejemplo, una ley básica se refiere a que si un organismo
responde y esta respuesta es seguida de una circunstancia reforzante, esa
conducta ocurrirá más frecuentemente en el futuro. En este ejemplo, la causa de
la ocurrencia de la conducta última es el refuerzo de su ocurrencia previa. Uno
puede predecir si ocurrirá la conducta última conociendo la ocurrencia anterior.
Se puede también producir o evitar la conducta última estableciendo que en la
ocasión anterior la conducta sea o no reforzada. El principio es, por
consiguiente, una ley explicativa de causa y efecto. La ley puede ser demostrada
muy pública y confiablemente.

Es importante la naturaleza explicativa de los principios elementales que se


empleen debido a que eso determinará si las extensiones de orden inferior a la
conducta humana son explicativas y producen predicción y control. Cuando

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MODELOS, TEORÍAS Y PARADIGMAS
Staats, A.

tales principios elementales son ampliados al campo de la conducta humana, el


resultado es una teoría explicativa. Este tipo de teoría, como se señaló antes,
hace posible predecir la conducta a partir del conocimiento de las condiciones
antecedentes y cambiarla influyendo sobre esas condiciones. En este sentido,
también la teoría que será bosquejada posee la característica explicatoria de las
teorías clásicas.

Estos diversos puntos se ejemplificarán en los siguientes capítulos.

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