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Ensayo sobre Economía Colombiana.

“El gobierno tuvo su origen en el propósito de encontrar


una forma de asociación que defienda y proteja la persona
y la propiedad de cada cual con la fuerza común de todos”
Jean Jacques Rousseau

La constitución del 91 buscaba, entre otras cosas, una mayor inclusión y participación de los
colombianos, acercándonos cada vez más a nuestros derechos y regalándonos nuevos métodos,
como la acción de tutela, para evitar la violación de éstos. Esta nueva carta tomó algunos conceptos
de los libros de sociedad y filosofía y los materializó, convirtiéndonos en un Estado Social de
Derecho, aunque las políticas económicas implantadas por el gobierno, entre ellas la Apertura
Económica, han ido desbaratando el concepto social.

Desde esa época ya se evidenciaban algunas características de la economía colombiana que aun
están vigentes, entre ellas la estrechez de mercado y la migración rural-urbana. La nueva política
económica colapsó en gran medida la agricultura, ya que la importación de alimentos primarios y
procesados arruinó a nuestros agricultores. El campo quedó devastado y los cultivos se redujeron a
los que podían “competir” en el mercado internacional: café, maíz, flores, tabaco, banano, azúcar.
Además, grupos armados legales e ilegales desplazaron a los campesinos y se apropiaron de las
tierras buenas para destinarlas a los narco cultivos, cosa nada aportante para nuestra economía y
que le ha ocasionó demasiadas complicaciones a los gobiernos pues se ha venido incrementado el
número de habitantes sin recursos para subsistir por cuidad, el desempleo, el analfabetismo, el
número de personas para ser atendidas en los regímenes subsidiados de salud y la inseguridad en
las ciudades. Preocupando que estas personas no posean un lugar digno para vivir ni tienen las
posibilidades y garantías necesarias para poder acceder a este beneficio.

Al no tener un trabajo formal, estas personas han recurrido como medio de subsistencia a la
informalidad e incluso a la ilegalidad, como el contrabando de armas y mercancías; corriendo
grandes peligros y perjudicando seriamente las políticas regionales de desarrollo debido a la evasión
de cierto tipo de impuestos, aunque este fenómeno en cierto modo ha ayudado a ampliar nuestro
“mercado estrecho” pues regula los precios y aumenta la competencia en variedad y calidad de
productos. Otra característica evidente que se desprendió de la Apertura Económica es la
concentración de tierras y los oligolipolios. Las políticas actuales no ayudan a mejorar esta situación,
pues aunque se ha logrado recuperar gran parte de la tierra que estaba siendo mal utilizada por
agentes externos al gobierno, ésta no ha vuelto, del todo, a manos de los campesinos ni se utiliza
para cultivos tradicionales ya que la incidencia de estos en el mercado no es, para algunos, rentable.

La apertura económica no solo abrió nuestras fronteras comerciales, sino que también permitió la
injerencia de agentes comerciales internacionales que consideran que sembrar banano y plátano son
cosas de otra época, lo importante ahora según ellos son los agro-combustibles. Y dado que nuestro
gobierno con su política de “confianza inversionista” sigue al pie de la letra estas indicaciones, ha
destinado estas tierras, efectivamente, para el cultivo de agro-combustibles; en detrimento de
nuestros campesinos que no tienen ni la tecnología ni los conocimientos suficientes para la
realización de este proceso, convirtiéndolos en simples esclavos mal pagos de los inversionistas
extranjeros. Pero no solo la Agricultura se vio afectada con la Apertura, el manejo de los demás
sectores de la economía cada año se concentra en pocas manos, algunas de estas no muy limpias
que han hecho alianzas mal sanas con paramilitares para reprimir a los trabajadores y evitar que
siquiera piensen en exigir los derechos fundamentales plasmados en la constitución. Dándole a los
ciudadanos una mala percepción del papel que juegan en la sociedad y volviéndolos, cada día más,
almas con cuerpo que trabajan para comer y que no tienen oportunidad de nada, a menos que pisen
los terrenos de la ilegalidad, o peor aún, se vuelvan políticos.

En Colombia no hay una sociedad homogénea, hay muchas diferencias de clases y económicas.
Pocos tienen mucho y muchos tienen nada, hay un alto índice de necesidades básicas insatisfechas
que arrojan como resultado unos indicadores sociales muy bajos, ésto, unido a todo lo anterior, hace
que Colombia comparado con otros países del mundo sea considerado un país subdesarrollado.
Muchos aseguran que las cosas han mejorado, pero ellos hacen las mediciones comparando
nuestros edificios, puertos y carreteras, y no el hambre que sufren los más necesitados. Estos
optimistas son felices mostrando que los empresarios ya son tan ricos como los empresarios
europeos, pero sin embargo no muestran que nuestros trabajadores son tan pobres como los pobres
africanos.

Autor:
Laura Sofía León Sánchez

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