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Desarrollo y crecimiento económico

Los dos temas son bastante amplios y su relación muy profunda,

El crecimiento significa el aumento de la producción que registra un país a


través del tiempo. El desarrollo estudia el crecimiento de un sistema
económico en un periodo largo del tiempo, incorporando las
transformaciones que en ese horizonte ocurren: se transforma la estructura
productiva, la tecnología, las instituciones, las relaciones sociales y políticas
que inciden en la economía, las pautas de distribución del producto. Por
tanto, a largo plazo, el crecimiento implica al desarrollo, ya que ocurren
transformaciones en el sistema. En un periodo largo de tiempo no hay
crecimiento sin desarrollo.

La definición más estricta de crecimiento económico es la que indica que se


produce un aumento en términos de renta o de los bienes y servicios que la
economía de un territorio produce en un tiempo determinado generalmente
medido en años.

El concepto de renta puede englobar dentro de esta definición otros muchos


indicadores económicos de bienestar de un país o región cualquiera. Aspectos
como el nivel de ahorro o de inversión de sus ciudadanos y su balanza comercial
son algunos que comúnmente se tienen en cuenta a la hora de estudiar el
crecimiento económico. Dicho lo cual, el medidor más utilizado para medir la
evolución económica suele ser las fluctuaciones del PIB (Producto interior
bruto) del país analizado.
Posibilidades de producción
Para poder representar la frontera de posibilidades de producción vamos a
simplificar la economía, así que supondremos que solo se producen dos
bienes (hipótesis claramente irreal, ya que cualquier economía elabora un mayor
número de productos). Por tanto, supongamos que un determinado municipio basa
su producción en dos bienes, alimentos y vestidos. Usando todos sus recursos
disponibles (trabajadores, tecnología…) puede decidir entre las siguientes
posibilidades:

Es decir, si decide dedicar todos sus recursos a producir alimentos, podrá producir
como máximo 100 toneladas, pero en ese caso no podrá producir ningún vestido.
En cambio si decide producir solo vestidos, podrá producir 300000, pero no podrá
producir alimentos. El resto de posibilidades pasan por combinaciones entre
ambos bienes.
Las teorías clásicas del crecimiento
Las primeras preocupaciones de los economistas clásicos se dirigieron
precisamente hacia el problema del crecimiento económico. El modelo elaborado
por Adam Smith y desarrollado por Malthus tenía un substrato esencialmente
agrarista. Mientras hubo tierras libres, la humanidad pudo crecer sin ningún límite.
El exceso de población, cuando se producía, tenía una vía de escape en la
emigración y en la roturación de nuevas tierras. Todos los individuos podían así
obtener con su trabajo el producto suficiente para su subsistencia y para el
mantenimiento de su familia.

Pero cuando todas las tierras fértiles fueron ocupadas, el proceso de crecimiento
empezó a mostrar sus limitaciones. Al continuar aumentando el número de los
pobladores, los nuevos terrenos agrícolas requerían un mayor esfuerzo y
proporcionaban menor cantidad de producto. Las mejores tierras tenían que
alimentar a una población creciente y la mayor cantidad de trabajo que se les
aplicaba conseguía muy menguados resultados en la producción. En otras
palabras, cuando la tierra se convirtió en un factor limitativo, la ley de los
rendimientos decrecientes empezó a actuar y la productividad del trabajo a
disminuir.

Esta disminución en la productividad del trabajo conduce a un punto de equilibrio


en el que los individuos sólo pueden obtener lo necesario para su subsistencia. Si
se intenta superar ese punto, si continúan reproduciéndose los seres humanos, el
exceso de población resultante será eliminado por el hambre, las enfermedades y
las guerras. Este estado estacionario es la situación a la que tienden todas las
sociedades, el punto final ineludible de todo proceso de crecimiento económico.

Las teorías modernas del crecimiento

Un gran número de economistas modernos, de los que el más destacado


es S. Kuznets, han dedicado su labor investigadora a la ingrata tarea
de recopilar, depurar y estimar los datos históricos y la magnitud de las
variables económicas durante largos períodos de tiempo en los países
occidentales. De los resultados de sus muchos años de esfuerzo se
pueden deducir varios hechos, característicos del crecimiento económico
de los países actualmente más desarrollados. Destacaremos algunos de
esos hechos:
 La población ha crecido de forma sostenida. El capital ha crecido
más rápidamente que la población. La producción ha crecido más
rápidamente que el capital.
 El salario real ha crecido más rápidamente que la productividad,
estimada como producción por hora de trabajo.
 Los cambios en la distribución funcional de las rentas han
resultado ligeramente favorables a las rentas del trabajo.
 El tipo de interés ha oscilado de forma cíclica, sin que se pueda
distinguir una tendencia determinada, aunque con visible
reducción de la volatilidad.
 La relación capital-trabajo ha permanecido estable a partir de
1950. Aunque en la industria esa relación ha aumentado, el
desplazamiento de un gran número de trabajadores hacia el sector
servicios ha mantenido estable dicha tasa considerada
globalmente.
 La relación inversión/producto ha permanecido estable.
 La tasa de crecimiento del producto ha permanecido constante a
largo plazo y muy superior a la tasa de crecimiento del trabajo,
del capital y de los recursos productivos.

Todos estos hechos contradicen en conjunto la hipótesis del


estancamiento final de los modelos clásicos. Parece
indiscutible actualmente que el crecimiento económico no depende sólo
del crecimiento de los factores productivos —la cantidad de tierra, de
trabajo y de capital disponibles— sino también y principalmente de las
mejoras en el conocimiento, en la tecnología y en la organización de las
empresas.

Robert Solow y otros economistas modernos han tratado de medir la


contribución de cada uno de los factores al crecimiento económico
mediante las técnicas de la contabilidad de las fuentes del
crecimiento. Sus estimaciones quedan resumidas en el cuadro adjunto.
El producto ha crecido en los últimos decenios en los países occidentales
desarrollados a una tasa media del 3,2%; de ella, el 1,1% se debe al
crecimiento cuantitativo de los factores de producción mientras que el
restante 2,1% se debe a los aumentos en la productividad de estos
factores, es decir, a las mejoras en la educación y en el saber humano.
Schumpeter ha ofrecido una explicación del crecimiento económico que
hace compatible la ley de los rendimientos decrecientes y los hechos
observados en la realidad: Las oleadas de descubrimientos e inventos
que se producen periódicamente provocan repentinos aumentos en la
tasa de beneficios del capital y en la inversión; conforme se extienden
los nuevos conocimientos y se imitan las nuevas tecnologías, los
beneficios empiezan a disminuir y con ellos la tasa de inversión hasta
que una nueva oleada de descubrimientos impulse a una nueva fase
expansiva.

Otros modelos ponen el acento en la búsqueda de una tasa de


crecimiento estable que permita eludir las crisis periódicas. El
de Harrod-Domar, considera que esa tasa natural de crecimiento debe
coincidir con el ritmo de crecimiento de la "unidad de eficiencia" del
trabajo. Para Von Neumann esa tasa tiene que ser igual a la del tipo de
interés real con la condición de que todos los beneficios se reinviertan.

Los límites del crecimiento


¿Existe un final? ¿Hay un límite al crecimiento, una barrera imposible de
atravesar? Algunos científicos afirman que estamos corriendo hacia un precipicio
y que debemos interrumpir inmediatamente nuestro esfuerzo de crecimiento.

En 1970, el Club de Roma, una asociación privada compuesta por empresarios,


científicos y políticos, encargó a un grupo de investigadores del Massachusetts
Institute of Technology bajo la dirección del profesor Dennis L. Meadows, la
realización de un estudio sobre las tendencias y los problemas económicos que
amenazan a la sociedad global. Los resultados fueron publicados en marzo de
1972 bajo el título "Los Límites del Crecimiento".

En el estudio se utilizaron las técnicas de análisis de dinámica de sistemas más


avanzadas del momento. En primer lugar se recopilaron datos sobre la evolución
que habían tenido en los primeros setenta años del siglo XX un conjunto de
variables: la población, la producción industrial y agrícola, la contaminación, las
reservas conocidas de algunos minerales. Diseñaron fórmulas que relacionaban
esas variables entre sí —la producción industrial con las existencias de recursos
naturales, la contaminación con la producción industrial, la producción agrícola con
la contaminación, la población con la producción agrícola, etc.— y comprobaron
que esas ecuaciones sirvieran para describir con fidelidad las relaciones entre los
datos conocidos que habían recopilado. Finalmente introdujeron el sistema
completo en un ordenador y le pidieron que calculase los valores futuros de esas
variables.

Las perspectivas resultaron muy negativas. Como consecuencia de la disminución


de los recursos naturales, hacia el año 2000 se produciría una grave crisis en las
producciones industrial y agrícola que invertirían el sentido de su evolución. Con
algún retardo la población alcanzaría un máximo histórico a partir del cual
disminuiría rápidamente. Hacia el año 2100 se estaría alcanzando un estado
estacionario con producciones industrial y agrícola per cápita muy inferiores a las
existentes al principio del siglo XX, y con la población humana en decadencia.

El equipo del MIT introdujo entonces modificaciones en los supuestos iniciales


para estudiar cómo podría ser modificado ese resultado final. El supuesto de que
las reservas mundiales de recursos quedasen multiplicadas por dos o por cinco
tan sólo significaba un retraso de apenas diez o veinticinco años en el
desencadenamiento final de la crisis. Esta vendría acompañada de tasas de
contaminación mucho más altas y la mortandad consiguiente reduciría la
población humana incluso a niveles inferiores a los de la secuencia tipo. La
introducción de controles sobre el uso de recursos, la producción de
contaminantes y la natalidad, tampoco conseguirían impedir el colapso final.

La única modificación de los datos introducidos en el ordenador que conseguía


eliminar la crisis consistía en la igualación inmediata de las tasas de natalidad y
mortalidad en todo el mundo, la detención del proceso de acumulación de capital y
el destino de todas las inversiones exclusivamente a la renovación del capital
existente, modernizándolo para un uso más ahorrador de recursos y menos
contaminante. Pero ese frenazo brusco en el crecimiento de la población y del
capital debía producirse, según los autores, inmediatamente, antes del año 1985.

Poco después de publicarse el informe del Club de Roma los precios del petróleo
y de las materias primas se dispararon y los países occidentales se hundieron en
la crisis económica más grave y prolongada que habían conocido desde la
Segunda Guerra Mundial. Muchos pensaron que aquellas sombrías previsiones
estaban a punto de cumplirse, antes de lo estimado. Fue la época del nacimiento
de un gran número de organizaciones ecologistas y de teorías sobre el
crecimiento cero. Los libros del tipo "Cómo sobrevivir una familia explotando dos
hectáreas de terreno" alcanzaron los puestos más altos en las listas de ventas.

Sólo recientemente las aguas han vuelto a su cauce. La crisis de los años setenta
fue mala pero no fue la última. Los precios del petróleo y las materias primas
subieron y volvieron a bajar. La subida de los precios estimuló la explotación de
nuevos yacimientos y la investigación de técnicas ahorradoras de energía. El
aumento de la oferta y la contracción de la demanda han hecho desaparecer el
fantasma del agotamiento de los recursos. En el año 1973 la producción mundial
de petróleo fue de 2.836,4 millones de toneladas mientras que las reservas
estimadas eran de 86.096 MT por lo que se podía calcular mediante una simple
división que sólo durarían 30,35 años, es decir, hasta el 2003. En el año 1990 el
ritmo de extracción de petróleo había aumentado, pero como las reservas
conocidas eran mucho mayores, 136.478 MT, el plazo hasta su agotamiento había
aumentado a 42 años más, es decir, hasta el 2032. Y los descubrimientos de
nuevos pozos y reservas no cesan. hasta los 3.257 MT
El petróleo no se agotará nunca. Es cierto que la cantidad de petróleo existente en
el planeta es limitada y fija. Es cierto que el consumo de petróleo ha estado
creciendo ininterrumpidamente desde su descubrimiento. Pero esas dos
certidumbres no se contradicen con la certidumbre de que es imposible que el
petróleo se agote. Imagínese una situación en la que sólo quedara un litro de
petróleo en el mundo; resultaría tan caro que estaría dedicado a un uso no
consuntivo, por ejemplo, a ser contemplado en algunos museos. Imagínese que
sólo quedara un pozo de petróleo en explotación; su dueño estaría cobrando tanto
por cada barril que sólo podría utilizarse para algo muy importante y en lo que
fuera absolutamente insustituible, quizá en la fabricación de alguna medicina
exótica. Imagínese que sólo quedaran una decena o un centenar de pozos en el
mundo; por supuesto que los coches tendrían que funcionar con baterías o con
alcohol.

Es más, mientras el petróleo siga sometido a las leyes del mercado, no escaseará
nunca y toda su demanda será satisfecha. La paulatina contracción de la oferta
provocará una lenta subida de precios y el consiguiente ajuste de la demanda. Al
estar repartidas las reservas petrolíferas por varias zonas del globo, su mercado
puede funcionar de forma eficiente. Los movimientos bruscos en su precio se han
debido a razones políticas coyunturales por lo que han resultado temporales. En
cualquier caso las técnicas alternativas de producción de energía están ahí. Si
algo se puede deducir de la historia de la tecnología es que no hay ningún factor ni
ningún recurso insustituible. Hay sólo factores productivos y bienes intermedios
cuyo precio es más elevado que el de otros. Nada más. Y las producciones se han
adaptado y seguirán adaptándose a esa realidad.

La Teoría de la Dependencia surgió en América Latina en los años sesenta y


setenta. Sostiene los siguientes postulados: - el subdesarrollo está directamente
ligado a la expansión de los países industrializados; - desarrollo y subdesarrollo
son dos aspectos diferentes del mismo proceso; - el subdesarrollo no es ni una
etapa en un proceso gradual hacia el desarrollo ni una precondición, sino una
condición en sí misma; - la dependencia no se limita a relaciones entre países,
sino que también crea estructuras internas en las sociedades (Blomström y Ente,
1990). Immanuel Wallerstein (1979) analiza el capitalismo como un sistema
basado en una relación económica, social, política y cultural que surgió a finales
de la Edad Media y que dio lugar a un sistema mundial y a una economía mundial.
Este enfoque, que distingue al centro de la periferia y la semiperiferia, enfatiza el
rol hegemónico de las economías centrales en la organización del sistema c de la
pobreza global con la polarización social y la desigualdad entre y dentro de los
países. André Gunder Frank (1967; 1976) sostuvo que las relaciones de
dependencia en el mercado global se reflejaban en las relaciones de dependencia
estructural dentro de los Estados y entre las comunidades. Aunque existen
diferencias entre los enfoques de la dependencia, generalmente la pobreza es
explicada como un resultado de las circunstancias particulares de la estructura
social, el mercado laboral, la condición de explotación de la fuerza de trabajo y la
concentración del ingreso. Para esta teoría se pueden identificar distintas etapas
en la historia de América Latina en términos de las relaciones de producción
dominantes en las sociedades (Sunkel y Paz, 1975) y la producción de la pobreza.
Por ejemplo, Cardoso y Faletto (1969) identifican las plantaciones y la minería con
la semiservidumbre o la esclavitud. Así, la estructura de tenencia de la tierra
permite explicar la extensa pobreza rural que caracterizó a algunos países
dependientes en los siglos XIX y XX. Al discutir procesos industriales en América
Latina, otros análisis se han enfocado en la pobreza como una consecuencia
directa del proceso de exclusión del mercado de trabajo urbano. Para otras
miradas, la dependencia es definida por medio de la creciente importancia del
capital extranjero junto con la acumulación del capital en pocas manos, lo que
conduce a un empobrecimiento masivo de la población, debido a la concentración
del ingreso. Ruy Mauro Marini (1977) sostiene que la dependencia está
caracterizada por la superexplotación del trabajo. apitalista. Existe una
interconexión

El círculo vicioso del subdesarrollo


Durante la segunda mitad del siglo XX los organismos internacionales
han dedicado grandes recursos a promover el desarrollo. En algunos
aspectos, su actuación ha tenido un efecto notable e indudable. La
atención sanitaria y la educación han mejorado en casi todas las
regiones del mundo.

La mortalidad infantil ha disminuido. La esperanza de vida de la


población mundial es actualmente muy superior a cualquier otro
momento de la historia. El proceso de rápido y sostenido crecimiento
económico que han experimentado algunos países asiáticos y
latinoamericanos en los veinte últimos años muestra claramente que
existe la posibilidad de una salida para el subdesarrollo.

Pero la diferencia entre los pobres y los ricos sigue aumentando y sigue
habiendo poblaciones sin mejoras perceptibles de su nivel de vida con
respecto a los primeros agricultores de hace diez mil años ¿Por qué?
¿Qué podemos hacer para ayudarles? ¿Qué o quiénes lo impiden?

De hecho, muchas regiones del planeta siguen encerradas en lo que se


ha llamado el círculo vicioso del subdesarrollo: las condiciones sociales,
económicas y políticas impiden su expansión cultural y económica.

Al analizar el sistema de funcionamiento de los PMD podemos descubrir


que en realidad no hay uno sino tres círculos viciosos —el cultural, el
demográfico y el económico- conectados entre sí y que se realimentan
(feed-back) mutuamente. La estabilidad del sistema se ve reforzado por
la existencia de unas barreras que lo aíslan del exterior generando un
efecto de enquistamiento.

El círculo vicioso cultural: La falta de formación personal y la


inadecuación de la cultura social impiden el desarrollo, y el subdesarrollo
impide la diseminación de la cultura.
El círculo vicioso demográfico:

La alta natalidad y sobrepoblación produce miseria y la miseria impide


el control de la natalidad.

El círculo vicioso económico: Los bajos salarios determinan baja


productividad laboral que impide el crecimiento de las rentas del
trabajo.

Estos tres círculos viciosos están a su vez enlazados entre sí


reforzándose mutuamente:

Lazo demográfico-cultural: Las familias numerosas no pueden educar a


sus hijos y la incultura impide el control de la natalidad.

Lazo cultural-económico:

La falta de formación reduce la productividad del trabajo y los salarios y


las bajas rentas impiden invertir en cultura y educación.

Lazo económico-demográfico: Los salarios bajos y la falta de protección


social estimulan la natalidad como única garantía para la vejez.
Los canales de comunicación con el exterior que permitirían la ruptura
del sistema mediante aportaciones culturales y de capital están cerrados
por dos tipos de barreras:

Barreras comerciales: Si los PMD se abren al comercio exterior su


producción resulta poco competitiva pero si se cierran no pueden
aumentar su competitividad. (Este fue el freno al desarrollo estudiado
más exhaustivamente por la teoría de la dependencia).
Barreras políticas: El subdesarrollo implica sociedades débiles que
generan dictaduras nacionalistas y xenófobas que impiden las entradas
culturales, tecnológicas y de capital procedentes del exterior.

La existencia de países desarrollados es la esperanza para los PMD. La


riqueza cultural y tecnológica de estos países es a la vez el camino y la
meta a conseguir. Nadie puede pretender que se repita en un país
aislado el proceso de acumulación que ha necesitado milenios en los
más avanzados. El círculo vicioso demográfico bloquea el desarrollo
como consecuencia de la importancia de medidas sanitarias exteriores:
hay que aceptar las formas de pensamiento y de comportamiento que
limitan la natalidad. El círculo vicioso cultural hay que abrirlo
permitiendo la movilidad de las ideas y las personas. El círculo vicioso
económico hay que romperlo tratando de competir en la arena
internacional por la captación de inversiones y en colocación de
productos.

Los errores en las políticas de desarrollo se pagan con sufrimientos y


vidas humanas, pero los sacrificios necesarios para el despegue también
pueden ser muy duros. Para recuperar la estabilidad monetaria y el
crédito exterior son imprescindibles la firmeza monetaria y fiscal y en los
países pobres las restricciones al consumo pueden ser muy dolorosas.
Oficio terrible el de general en guerra, que ordena a una patrulla que
resista hasta morir para permitir la retirada y salvar al resto del ejército.
Oficio terrible el del economista que recomienda medidas restrictivas
para los países subdesarrollados. Pero cuanto más se retrasen estas
medidas mayores costes habrá que pagar en hambrunas, epidemias y
guerras.
Demografía y desarrollo
Hasta hace muy pocos siglos todos los núcleos de población humanos
evolucionaban con tasas de crecimiento demográfico próximas a cero ya que sus
elevadas tasas de natalidad quedaban prácticamente igualadas por las de
mortalidad. Los países europeos fueron consiguiendo en los últimos siglos
progresivos avances sanitarios que disminuían su tasa de mortalidad a la vez que
avances culturales y sociales permitían una disminución acompasada de las tasas
de natalidad. El paralelo descenso de ambas tasas, prolongado durante muchos
decenios permitió que el ajuste demográfico no supusiera un impedimento del
crecimiento económico y cultural. En los PMD actuales, en cambio, la aplicación
de los conocimientos médicos acumulados en Europa llegó de golpe, provocando
una rápida caída en la tasa de mortalidad sin que la cultura y la tasa de natalidad
pudieran adaptarse al mismo ritmo. La tasa de crecimiento de su población,
diferencia entre natalidad y mortalidad, ha alcanzado un tamaño que no se había
conocido en toda la historia de la humanidad y difícilmente volverá a ser igualada
jamás.

Cuando un país alcanza un cierto grado de desarrollo económico, el mayor nivel


de alfabetización y educación permite que se produzca un cambio notable en la
mentalidad de la gente, especialmente con respecto al sometimiento de la mujer al
hombre, lo que permite el descenso de la tasa de natalidad y la paulatina
reducción de la tasa de crecimiento de la población. Se alcanza así la madurez
demográfica que implica una nueva estabilidad con tasas de natalidad y
mortalidad igualmente bajas. Pero mientras no se produzca el desarrollo
económico en los actuales PMD, la diferencia entre sus tasas de mortalidad y de
natalidad se mantendrá muy alta y el crecimiento de la población seguirá siendo
extraordinariamente veloz.

La tasa de crecimiento de población en muchos PMD supera actualmente el 3%


anual. Esta es una tasa sostenida, que se mantiene año tras año con variaciones
imperceptibles desde hace decenios. Si comparamos esa tasa de crecimiento
demográfico con las tasas de crecimiento económico, frecuentemente más bajas y
siempre más volátiles, se comprende la imposibilidad de conseguir un ritmo de
crecimiento económico que permita mejorar las condiciones de vida de esa
creciente población.
La cultura forma parte de los recursos que las sociedades pueden utilizar para
promover su desarrollo y alcanzar elevados niveles de bienestar para sus
integrantes.
La cultura es un motor de desarrollo, liderada por el crecimiento de la economía
creativa en general y de las industrias culturales y creativas en particular, no sólo
reconocidas por su valor económico, sino también cada vez más por el papel que
desempeñan en la producción de nuevas tecnologías o ideas creativas y sus
beneficios sociales no monetizados.
El concepto de desarrollo sostenible se encuentra en el corazón de las
convenciones culturales de la UNESCO. Muchos artículos, preámbulos o
directrices de estas convenciones internacionales reconocen la importancia de la
diversidad como garante del desarrollo sostenible.
Recientemente, los esfuerzos de la UNESCO para posicionar los temas de su
mandato en la agenda internacional de desarrollo sostenible, han permitido
integrar mejor la cultura en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible
aprobada en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su 70ª
sesión.
Esta Agenda reconoce el rol clave de la cultura, la creatividad y la diversidad
cultural para resolver los retos del desarrollo sostenible en sus tres dimensiones:
económico, social y ambiental. Este reconocimiento refleja el espíritu de la
Convención de la UNESCO sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad
de las Expresiones Culturales de 2005.
A través de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus 169 metas, esta Agenda
universal, pretende retomar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y conseguir lo
que estos no lograron.
El Objetivo 11, que es el principal punto de entrada para la cultura: “Lograr que las
ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y
sostenibles”, refleja efectivamente la interrelación de las tres dimensiones del
desarrollo sostenible.
Economía y desarrollo
La mayoría de las familias de los PMD disponen de rentas muy bajas por lo que
tienen que destinar sus ingresos íntegramente al consumo. Como consecuencia,
en estos países el ahorro y la inversión nacional son mínimos. Al haber poca
inversión, el capital es muy escaso y obsoleto y la relación capital/trabajo muy
baja. Los trabajadores en los países subdesarrollados carecen de instrumentos y
de infraestructuras elementales por lo que su esfuerzo resulta ineficaz. La baja
productividad del trabajo redunda en rentas bajas con lo que queda cerrado el
círculo.

Es muy frecuente intentar romper este círculo vicioso por el eslabón del ahorro-
inversión, alentando las inversiones muy por encima de los límites que impone el
ahorro. El resultado inevitable es que la demanda nacional supera a la capacidad
productiva y que se generan fuertes tensiones inflacionistas. Las elevadas tasas
de inflación que han azotado frecuentemente Latinoamérica y otras zonas
subdesarrolladas del mundo se deben en parte a esa pretensión. La inflación
finalmente produce los efectos contrarios a los buscados: la incertidumbre impide
la iniciativa empresarial y la inversión busca rentabilidades en la especulación en
vez de en la producción.

Pero si la baja relación entre capital y trabajo se traduce en una productividad


laboral muy baja, tiene también el efecto de una rentabilidad muy alta de capital. El
poseedor de un viejo camión cochambroso será el hombre más rico de su aldea.
Como en los mercados nacionales de factores hay poco capital y mucho trabajo,
las rentas del trabajo son muy bajas en comparación con las del capital. Esa
asimetría es el origen de las fuertes diferencias sociales características del
subdesarrollo.

Los tres círculos viciosos están fuertemente conectados entre sí. Partiendo del
último punto que hemos tratado, como las bajas rentas tienen que ser destinadas
al consumo de subsistencia -a satisfacer las necesidades básicas o primarias- no
queda nada para la educación de los jóvenes. La educación pública no llega a
todas las zonas en los PMD y muchas veces se limita a una formación elemental,
lo justo para reducir los índices de analfabetismo. En cualquier caso, el trabajo de
los jóvenes es necesario, por lo que se les sacará muy pronto de la escuela. La
insuficiente formación profesional incidirá negativamente sobre la productividad
des trabajo y las bajas rentas durante el resto de sus vidas. Otra consecuencia de
la falta de formación de los jóvenes, especialmente de las mujeres, es su efecto
manteniendo las elevadas tasas de natalidad. Se ha encontrado que la educación
femenina es la variable más significativa en correlación estadística con las tasas
de natalidad. Incluso en algunos países islámicos que han conseguido un notable
crecimiento económico pero que por razones de cultura tradicional mantienen a
sus mujeres con niveles educativos bajos, las tasas de natalidad siguen siendo
muy altas.
Por otra parte, la ausencia de un sistema de seguridad social hace que los padres
procuren tener muchos hijos para garantizarse los cuidados que necesitarán en la
vejez. Este fenómeno se produce especialmente entre los agricultores. Los hijos
no son vistos como algo "costoso" sino "rentable" ya que desde muy pequeños
empiezan a ayudar en las labores del campo y a ganarse el sustento. Además, la
cultura tradicional en muchos PMD valora el número de hijos como expresión del
éxito en la vida. En otros casos el control de la natalidad es considerado un
pecado religioso o una falta social grave, indicativa de una forma de pensar
diferente de la tradicional.
Barreras comerciales al desarrollo
Afortunadamente los países del tercer mundo no constituyen sistemas aislados.
Mientras no existían vías de comunicación ni países avanzados con los que
comunicarse, las sociedades primitivas tuvieron que conformarse con la lenta
acumulación local de conocimientos y de capital, un proceso milenario. Pero hoy
día una quinta parte de la humanidad ha conseguido adquirir la cultura y la
tecnología que están disponibles para su uso mundial y pueden permitir el
despegue de las sociedades más atrasadas.

Muchos PMD (países menos desarrollados)


están consiguiendo tasas de crecimiento espectaculares basadas en el uso
productivo de tecnología muy avanzada. Estos son los países que están abiertos y
fomentan las inversiones procedentes del exterior. Para ellos, la existencia de
países desarrollados, de su cultura, tecnología y capital, ha actuado de fulminante
para el despegue y como combustible para el crecimiento económico. Los mejores
clientes de los productos de estos PMD son, con gran diferencia, los países más
ricos.

Pero abrirse al comercio internacional presenta indudablemente algunos


inconvenientes ya que ¿Cómo enfrentarse con las reglas del libre comercio a unos
competidores tan eficientes? Este problema es la base de las teorías de la
dependencia o del desarrollo desigual. En el balance de resultados prácticos de
esta escuela hay anotaciones en el activo y en el pasivo. El informe
de Presbisch a la primera asamblea de la UNCTAD, en 1964, reclamó
del GATT un trato comercial discriminatorio a favor de los PMD, lo que fue
adoptado posteriormente en la Ronda de Tokio con el nombre de Sistemas de
Preferencias Generalizadas.

Pero en el pasivo hay que anotar que la teoría de la dependencia fue utilizada
para justificar un proteccionismo comercial que cerraba las vías de comunicación
con el exterior. Los dirigentes políticos dictatoriales adoptaron la teoría de la
dependencia como una explicación del fracaso de sus políticas y la base teórica
de un nacionalismo xenófobo que aglutinaba disciplinadamente a sus súbditos. La
retórica que acompañó a esta teoría impidió una discusión seria que buscase
soluciones locales a los problemas locales, aunque las condiciones externas
pudieran ser parcialmente responsables de los problemas o restringieran las
soluciones.
Barreras políticas al desarrollo

La incultura y las fuertes diferencias sociales de los Países Menos Desarrollados


generan inestabilidad social y resultan ser un campo abonado para la aparición
de dictaduras nacionalistas. Muchos gobiernos de PMD, de izquierdas o de
derechas, militares o civiles, laicos o confesionales, han encontrado un medio de
fortalecerse y de atraer las voluntades de sus súbditos en el fomento de la
xenofobia y el nacionalismo chauvinista. Culpando al extranjero de los males
interiores se exculpan a sí mismos de su torpe brutalidad. No es ese el ambiente
idóneo para fomentar las inversiones externas ni para atraer el turismo ni para
facilitar el intercambio de ideas.

La forma más rápida y rentable en que la riqueza y la cultura acumulada por la


humanidad puede transmitirse a los países atrasados es como tecnología
incorporada al capital. El elevado rendimiento comparativo de capital con respecto
al trabajo en estos países o, dicho en otras palabras, los bajos salarios, son sin
duda un fuerte atractivo para las inversiones externas. Pero las inversiones
también necesitan un ambiente favorable que garantice su seguridad. Sin
embargo los PMD con dictaduras nacionalistas se muestran reacios a la entrada
de capital exterior y exhiben comportamientos xenófobos que desaniman cualquier
iniciativa externa.

Al buscar su fuerza política en el proteccionismo comercial de la burguesía interna


y en la agitación "antiimperialista", para estas dictaduras solo quedó la vía del
endeudamiento. Al no inspirar la confianza que pudiera atraer inversiones de
capital a largo plazo, los gobiernos de los PMD consiguieron en ocasiones ofrecer
suficiente garantía para préstamos a corto o medio plazo. Pero para que los
préstamos actúen realmente como fomento del desarrollo y posibiliten la
autofinanciación de sus intereses es imprescindible que sean destinados a
inversiones rentables. Con desgraciada frecuencia esos préstamos han sido
destinados a fortalecer a los gobiernos que los obtuvieron, bien adquiriendo
armamento, bien permitiendo aumentos coyunturales del consumo.

A finales de los setenta los PMD latinoamericanos y africanos iniciaron una espiral
de endeudamiento. La deuda externa creció en muchos países a un ritmo superior
al 20% anual durante más de una década. Y las exportaciones, sofocadas por el
proteccionismo, no aumentaron a ese ritmo. La subida de los tipos de interés en
los mercados financieros internacionales durante los años setenta hizo crecer los
costes de una deuda que había sido contraída en más del 60% con bancos
privados y a muy corto plazo. La llegada de gobiernos democráticos a
Latinoamérica y su apertura a las inversiones externas unidas a una rigurosa (y
dolorosa) política monetaria ha conseguido que muchos de estos países hayan
conseguido recuperar el crédito internacional. Pero el problema persiste en otras
zonas, principalmente en África. No se trata ya de ver si la deuda se va a devolver
o no.
Las deudas pueden condonarse fácilmente, lo difícil es recuperar el crédito
perdido; cómo conseguir nuevos préstamos; cómo obtener nueva financiación
para los países que han sido tan malos pagadores.
DIARIO PEDAGOGICO

Desarrollo y crecimiento económico

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