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LO PROHIBIDO, SE DESEA MAS.

Lo prohibido, es deseado, también motivo de desafío, resulta un atractivo, motiva a la curiosidad;


pero también es un riesgo porque quien se declara adversario de lo vedado siempre termina
vencido, y aunque no lo acepta, no implica que la realidad no exista.

Son millones de habitantes que diariamente desafían lo prohibido, el conductor del autobús de
pasajeros que debiendo hacer su alto ante el semáforo rojo, persiste en continuar; el estudiante
quien no debe faltar a clases, y lo hace; el ciudadano con precaria economía, prefiere abstenerse
de consumir algún alimento, antes dejar de comprar cigarros siempre dañinos; el hombre o mujer
cuyo vicio es el licor causante de muchos accidentes, pero mantiene invariable su ingesta; el
ladrón, consciente de cometer un delito cual puede ser detenido o muerto por un disparo de un
ciudadano, continúa su loca carrera.

Para una comprensión mejor, relato el caso de un niño, quién junto con su abuela esperaba
autobús después de salir de una tienda de autoservicio. El niño de aproximadamente nueve año
de edad con excesivo peso, que para caminar abría las piernas, blandía su frondoso abdomen,
mientras su cintura era rodeada por una elástica capa de grasa.

En su mano sostenía un plato con un buen pedazo de pastel. Su rostro de felicidad era muy visible
que era observado por otras personas que también esperaban el autobús urbano. Lentamente
pasaba el dedo de su mano derecha sobre la superficie del pedazo del pastel y se lo llevaba a la
boca soboreando el concentrado dulce.

Consciente, quizá, no era del daños en su organismo, posiblemente su abuela sí; pero no había el
menor intento de abstenerse del producto con alto contenido de azúcares y altas calorías; sólo era
la satisfacción de un antojo del menor en contra de la propaganda destinada a concientizar a la
población para evitar el consumo de productos chatarra.

Es un tema atendidos en los medios de comunicación, pero es mayor el deseo de consumir


productos chatarra, que la gente prefiere gastar en ellos, poniendo en riesgo su salud. En algunos
países la tasa impositiva a estos productos es alto con la finalidad de disminuir el consumo y frenar
las ventas..

Hay países que combaten frontalmente la obesidad, mediante sus instituciones de salud, y
motivando a la sociedad a asumir mejores hábitos de alimentación, sin embargo, es evidente que
el ser humano siempre desafía lo prohibido.

Frases contumaces son: “De algo voy a morir”; “Es mejor morir gordito y satisfecho, que flaco sin
haber gozado la vida”, “Prefiero morir lleno y contento, que morir insatisfecho”. Parecieran
argumentos convincentes; pero vistos racionalmente, los padecimientos adquiridos por consumo
de alimentos chatarra conducen a historias desgarradoras.
Oponerse a la recomendación médica, es egoísmo puro y egocentrismo recalcitrante; porque
quien lo hace, sólo piensa en sí mismo, y es insensible ante el dolor de una madre, rechaza el
anhelo de los hijos, y el disfrute de los nietos; porque las enfermedades dejan postrado al
individuo y su camino hacia la muerte es lenta, penosa y lastimosa.

Provisto de facultades como el control y dominio propio, el hombre y la mujer puede hacer uso de
estos recursos para rechazar la propaganda de productos engañosos, dominar el deseo de
consumirlos cómo hábito, y deshacerse de prácticas alimenticias equivocadas para vivir una vida
más sana, no sujeto a múltiples medicamentos que con el paso del tiempo también tienen efectos
colaterales.

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