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El Contrato de Opción y su aplicabilidad en la República Dominicana

La doctrina clásica considera el contrato como el acuerdo de voluntades mediante


el cual las partes contraen obligaciones en plano de igualdad. De manera que se
presume que cada vez que dos o más personas convengan sobre algo estamos
ante la presencia de un contrato que a la luz del Código Civil genera obligaciones
de dar, hacer o no hacer.

Entre los negocios tendentes a una adquisición o enajenación futura que, por
distintas circunstancias, aún no se quiere celebrar, se destaca el contrato de
opción. Esta modalidad contractual, más que legal podría considerarse como
financiera, en virtud de que intervienen una serie de elementos asimilables a los
mercados financieros.

Dejando lo obsoleto atrás y adaptándose al creciente desarrollo del mercado de


valores, el legislador dominicano da obertura al contrato de opción, que mas que
una obligación acarrea consigo un derecho o de “comprar” o de “vender” o de,
cómo usualmente nace la confusión en un parcial de pedagogía “ninguna de las
anteriores”.

Siendo el contrato de opción una modalidad contractual relativamente reciente y


de escasa aplicación a nivel nacional dedicaremos una parte del trabajo a acotar
el contrato de opción y los elementos que deben concurrir para su debida
formación, por lo que la primera parte se titulará “El Contrato de Opción. Noción
General” (I).

Como ya hemos mencionado el legislador nacional da introito al contrato de


opción como herramienta jurídica para convenciones que incursionan en el
mercado de valores y que se presta al nacimiento de un derecho, que a su vez
podría acarrear obligaciones. En este sentido, a los fines de encuadrar el contrato
de opción en el ordenamiento jurídico dominicano y la responsabilidad que
pudieran generar para sus partes se dedicará la segunda parte del trabajo a la
“Aplicabilidad del Contrato de Opción en la República Dominicana y el
Nacimiento de Obligaciones” (II).
I. El Contrato de Opción. Noción General:

El contrato de opción puede ser definido como aquel mediante el cual se acuerda
una posible obligación futura de la cual nace un derecho de compra o venta para
una de las partes, que deberá acogerse al precio y período previamente
estipulado. A simple vista y sin previo conocimiento de dicha modalidad
contractual se podría trabucar la misma con el contrato de promesa de
compraventa, que al igual que la opción persigue el pacto de un compromiso
futuro. No obstante, debemos destacar que el contrato de opción, al contrario de
la promesa, no requiere un acto de asentimiento posterior, sino que para que se
pueda perfeccionar dicho contrato es necesario una de las partes tenga la
facultad, mas no la obligación, de perfeccionarlo o concluirlo por su propia
voluntad.

Distinguidos los contratos de opción y de promesa, podemos asentir que el


contrato de opción se caracteriza por ser en primer lugar consensual, ya que el
mismo se perfecciona con el consentimiento de las partes. De igual forma puede
ser oneroso o gratuito, según la decisión que tomen las partes de acordar una
contraprestación económica o no a cambio del derecho conferido y temporal,
dado que el ejercicio del derecho de opción está sometido a un plazo de término.

Si teóricamente el contrato de opción puede tener un amplio campo de


aplicación, en la práctica su operatividad se circunscribe a la opción de compra y
más raramente a la opción de venta.

Para poder configurarse el contrato de opción deben concurrir ciertos elementos


partir de los cuales se determinarán sus condiciones. El contrato en si implica una
negociación entre el comprador y el suscriptor cuyo objeto será un activo
financiero que a su vez se deriva del denominado activo subyacente, que
constituye la fuente del derecho a contraer. Ahora bien, a pesar de que con dicha
negociación no se asume una obligación de comprar o vender el activo
establecido, al momento de realizarse el contrato las partes pactan de antemano
un precio de ejercicio, por lo que en caso de que el comprador decida ejercer el
derecho de compra o venta que le confiere dicha convención deberá atenerse al
importe acordado previamente.

Otro componente que caracteriza al contrato de opción es la determinación de la


fecha de vencimiento, pues el mismo no se pacta por tiempo indefinido, sino que
el comprador debe decidir si ejerce o no la opción antes del cumplimiento del
término fijado por las partes para su vencimiento. De igual modo, ante la visible
reserva del derecho de comprar o vender que se otorga al comprador y la
incertidumbre que trae consigo dicha opción por no constituirse la misma en una
obligación per se, no se desampara de manera radical al suscriptor, pues el
mismo va a recibir una prima a cambio de exponer sus activos a la opción.

Vistos los elementos que caracterizan el contrato de opción se evidencia la


ruptura del plano de igualdad bajo el cual la doctrina clásica enfoca el contrato
de derecho común, pues el suscriptor queda en desventaja frente al comprador,
ya que sus ganancias, en caso de que el comprador decida no ejercer la opción,
se limita a la prima aportada por el comprador. Mientras que, quien tiene el
derecho de opción se pudiera beneficiar en tanto que el valor de los activos varíe
a su favor, sin poder el suscriptor dar vuelta atrás al precio pactado en principio
por el derecho de opción.

II. Aplicabilidad del Contrato de Opción en la República Dominicana


y el Nacimiento de Obligaciones.

En el ordenamiento jurídico dominicano existe una vasta clasificación de


contratos, pues a medida que nuestro derecho se va adecuando a la realidad
jurídica que se vive en los distintos ámbitos de la sociedad en los cuales se pactan
acuerdos surge la necesidad de que tales convenciones sean debidamente
reguladas. El contrato de opción en la República Dominicana no se remonta a los
preceptos clásicos del derecho común, sino que nace bajo el manto del sector
financiero, introducido específicamente en el ámbito del mercado de valores.

En vista de que el contrato de opción tiene sus raíces en el mercado de valores, a


los fines de entender el origen de esta modalidad contractual y su aplicabilidad
en el ordenamiento jurídico dominicano es necesario que nos aboquemos
brevemente al estudio del mercado de valores, para conocer su utilidad e
incursión en la legislación dominicana como ente propulsor del contrato de
opción.

Según establece el distinguido jurista Omar Victoria “Aunque la operación de los


mercados de valores puede resultar complicado, su concepción básica es bien sencilla: las
empresas colocan públicamente por intermedio de plataformas físicas o electrónicas de
negociación- valores que representan todo o parte de su capital o de deuda u obligaciones
empresariales emitidas a su cargo, para que éstos sean adquiridos por inversionistas con
la asistencia de agentes o intermediarios bursátiles, a cambio de una comisión por
intermediación”1. Básicamente con el mercado de valores se busca la movilización
de recursos mediante la intermediación directa entre partes que impulse la
economía nacional y su estabilidad.

En la República Dominicana el mercado de valores se encuentra regulado


actualmente por la Ley No. 249-17 y el Decreto No. 664-12, que crea el
Reglamento de Aplicación de la Ley del Mercado de Valores.

Dentro de las ramas del mercado de valores en el ordenamiento jurídico


dominicano se encuentran los mercados primarios y secundarios de valores. El
mercado es primario cuando las emisiones de valores de oferta pública son
colocadas por primera vez en el mercado de valores para financiar las actividades
de los emisores y es secundario cuando comprende todas las transacciones,
operaciones y negociaciones de valores de oferta pública, emitidos y colocados
previamente2. Es dentro de esta última clasificación donde se identifica el
mercado secundario de futuros y opciones de donde emerge el contrato de
opción.

De acuerdo al párrafo II del artículo 159 del Reglamento de Aplicación de la Ley


del Mercado de Valores, el “contrato de opción es un contrato en virtud de cual el

1
VICTORIA CONTERAS, Omar E. Desarrollo del mercado de valores, la protección al inversor. Gaceta
Judicial, año 2008.
2
Art.3. Ley No. 249-17, del 21 de diciembre de 2017.
comprador de la opción adquiere el derecho, pero no asume la obligación de comprar
(“call”) o vender (“put”) un activo subyacente a un precio pactado o precio de ejercicio,
dentro de un plazo, a cambio del pago de una prima. Por su parte, el suscriptor de la
opción, tiene la obligación, si se lo requiere el comprador dentro del plazo de ejercicio o a
una fecha dada, de entregar el activo subyacente y recibir el precio pactado si el comprador
llegare a exigir la compra (“call”) o, según el caso, de recibir el activo subyacente y
entregar el precio convenido si el comprador llegare a exigir la venta (“put”). La
obligación de comprar y vender se puede sustituir por la obligación de cumplir con la
liquidación por diferencias”.

Bajo los términos del precepto legal precedentemente expuesto la opción puede
definirse como un instrumento financiero mediante el cual el tenedor de una cosa
tiene el derecho a comprar o vender algo según el precio convenido. Es visto
como en dicho convenio intervienen dos partes que son aquel que adquiere la
opción conocido como comprador y el que ha transmitido el derecho que recibe
el nombre de suscriptor. A expensas del referido reglamento este último
personaje debe acogerse a la decisión del comprador, que a pesar de no tener una
obligación de comprar o vender, deberá pagar una prima previamente
estipulada, si así lo acuerdan las partes, al suscriptor básicamente por cargo al
estado de incertidumbre en que este permanece durante el tiempo de duración
preestablecido en el contrato.

En otras palabras, se podría definir el contrato de opción, en términos generales,


como aquel en el cual el comprador posee el derecho de comprar o vender, o no,
al suscriptor un activo subyacente en una fecha futura previamente estipulada, a
un precio pactado entre las partes. Se podría decir entonces que el suscriptor de
un contrato de opción tiene la obligación de realizar lo que el comprador desee.

Dentro de las opciones de las que se pudiera beneficiar el comprador se


encuentran la compra o la venta. Es así como el contrato de opción confiere al
adquiriente o tomador el derecho de comprar el activo subyacente mediante la
opción de compra (“call”) o el derecho de vender tal activo por medio de la
opción de venta (“put”)3. En ambos casos las partes contratantes deben acogerse
a lo pactado en el contrato en cuanto a al precio y el término acordado.

Resulta necesario determinar si de las opciones que ofrece el suscriptor al


comprador nacen obligaciones y en caso afirmativo identificar de que naturaleza,
ya que las han partes han acordado poner un juego un derecho y todo contrato
es susceptibles de no ser cumplido.

En este sentido, bajo los términos del artículo 1101 del Código Civil dominicano,
el contrato es un convenio en cuya virtud una o varias personas se obligan
respecto de una o de varias otras a dar, hacer o no hacer alguna cosa. En ese
sentido, las obligaciones pueden ser clasificadas, según su objeto, en obligaciones
de hacer, no hacer y de dar.

Dicho esto, cabe destacar que el deudor comprometido a una obligación de dar,
debe efectuar en favor del acreedor la transmisión de un derecho real. La
obligación de hacer constriñe al deudor a realizar un hecho a favor del acreedor
y la obligacion de no hacer consiste en una abstención impuesta al deudor4.

Ante el panorama en que el legislador dominicano pinta el contrato de opción se


infiere que los derechos y las obligaciones tanto del comprador como del
suscriptor van a depender de si el comprador de la opción ejerce su derecho de
compra o venta o no.

A los fines de delimitar las obligaciones que nacen del contrato de opción en la
Republica Dominicana nos vamos a redirigir al párrafo II del artículo 159 del
Decreto No.664-12, donde radica el embrión del convenio de opción y su ámbito
de aplicación. En virtud a tal disposición se puede constatar que, al momento de
pactar un contrato de esta índole, nacen obligaciones dar y de hacer para ambas
partes dependiendo de la opción ejercida por el comprador.

3
VILLEGAS, Carlos Gilberto. Contratos Mercantiles y Bancarios. Contratos Bancarios. Buenos Aires: El
Autor, 2005.ISBN: 987-43-9496-X.P.983.
4
ROMERO BUTTEN, Carlo P. Tratado Elemental de Derecho Civil. República Dominicana: Ediciones
Jurídicas Trajano Potentini, 2001.
El suscriptor tiene una obligación de dar tanto si el comprador elige la opción de
venta como si opta por la de compra. Es decir, que, si el comprador ejerce la
opción de compra, el suscriptor está obligado entregarle el activo adyacente
objeto del contrato y si, por el contrario, el comprador se decide por la opción de
venta, el suscriptor debe pagar al comprador el precio pactado para que este le
venda tal activo.

En cuanto al comprador, este tendrá una obligacion de dar si se estipula el pago


de una prima al suscriptor. De igual modo, si opta por la opción de compra
deberá pagar al suscriptor el precio convenido y si, por el contrario, ejerce la
opción de venta tiene la obligación de entregar el activo subyacente.

Tal y como se mencionaba anteriormente, del contrato de opción también aflora


una obligación de dar para el suscripto, en tanto que le reconoce al comprador el
derecho ejercer o no la opción de “put” o “call”.

Ya en caso de que tales obligaciones no sean cumplidas por parte de una de las
partes contratantes, la otra tiene la facultad de exigir su cumplimiento mediante
la interposición de una acción en responsabilidad civil por danos y perjuicios, de
acuerdo con lo establecido en los artículos 1136 y 1142 del Código Civil de la
República Dominicana.

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