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PRÁCTICA 2 MARCOS MANTILLA PÉREZ

La salud ha estado históricamente ligada a condiciones socioeconómicas para la disciplina filosófica


y la médica desde la antigüedad. Pero no será hasta el siglo XVII y de la mano de R.Virchow cuando
las ciencias sociales podrán aportar avances importantes en en la compresión de la salud y de la
enfermedad. En esta creciente valorización de lo social frente a los reduccionismos biomédicos
aparecen las investigaciones sociológicas de E.Durkheim y de F.Engels para analizar la relación de
los factores sociales con el suicidio, por un lado, y para estudiar la relación entre el modo de
producción capitalista y la salud de la clase obrera, por el otro. De este modo, apuntalaron la
existencia de una sociología cada vez más crítica con la medicina y con un aparato onto-
epistemológico y metodológico cada vez más autónomo.

Los inicios de este proceso tienen lugar en Estados Unidos en los años 50 a partir: de la
hegemonización de las enfermedades crónicas, cuya existencia está íntimamente ligada a factores
sociales; del desarrollo de la medicina preventiva y de la salud pública; de la aparición de
psiquiatría con unión medico-sociológica; y del aumento burocrático-organizativo de las
instituciones sanitarias. T.Parsons recoge este momento histórico estructurando el paradigma
funcionalista de la sociología en la medicina, estando la primera subordinada a la segunda. Con
unos sesgos médicos individualistas, objetivistas y autoritaristas que tratan la enfermedad como
una desviación individual y corregibles unicamente a través de las instituciones sanitarias. A las
que además, no se consideró como objeto de estudio.

Durante los años 60 y 70 la sociología fue tornandose más crítica con la medicina de la mano de
autores como M.Foucault, I.Illich, E.Goffman. Quienes analizaron la medicina como un sistema de
control social, que llegaron a categoriazar ciertas enfermedades mentales a través de criterios
socio-valorativos más que a realidades biológicas, tal como apuntaban T.Sasz y R.D. Laing. De este
modo, haciendo sociología de la medicina se produjo un cambio en el paradigma metodológico
hacia técnicas de observación participante donde la institución médica quedó cuestionada y
designada como un aparato disciplinador y creador de categorías sociales estructurantes.

En el final del mencionado proceso, en los años 80, se encuentra la sociología de la salud como una
crítica al modelo biomédico por su carácter reduccionista y asocial. En este período, con un
aparato metodológico independiente, comienza a considerarse los patrones sociales de la
distribución de la salud y la enfermedad. Autores como G.Link y J.Phelan exponen como el acceso
a los recursos sociales, económicos y culturales es el criterio fundamental en el nivel de salud y en
la existencia de enfermedades.

De este modo, tenemos tres grandes paradigmas con sus idiosincráticas relaciones de dominación
entre sociología y medicina. Cuyas diferencias atienden a una evolución histórica cuyo eje motriz
responde a la cada vez mayor independencia conceptual y metodológica de la sociología respecto
a la medicina. De modo que, la sociología de la salud se presenta como un paradigma
cualitativamente superior a los anteriores en tanto que recoge sus aciertos y supera sus
limitaciones.

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