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Pree AY TAs _ Misi La relacién entre la sociedad y la naturaleza en la filosofia de las ciencias sociales (Un esquema de discusién)* MANUEL SacrisrsN Luz6n 1 Desde antes ‘de la publicacién del primer infornie’ al Club de Roma los problemas que de tina manera general sé pueden lamer de ecologia humana se situaban en un lugar promi. nente de la preocupacién de cientificos de la naturaleza y de Ja sociedad, fildsofos y politicos; después de la publicecion del libro, la preocupacién Iegaba a un puiblico ilustrado am- pli. En el marco de la presente discusin no es imprescindible ‘numerar ni describir los probleinas aludidos, por otra parte conocidos cada vez mejor'e integrados ‘en wn cuadro cada vez més preocupante. Lo que aqui se proponé diseutit es'el acierto ©. desacierto de las principales repercusiones que la nueva problemndtica est teniendo en Ia conciencia metodolégica de algunos cientificos sociales o de filésofos particularmente inte. resados por Jas ciéncias sociales. Para entablar esa discusion ‘hay que tener también en cuenta, inévitablemente, fenémenos culturales més amplios, atinentes a todo el campo de’ Ia filo. sofia de la ciencia y de la técnica. Sin embargo, y aunque hay que considerarlo brevemente, ese amplio objeto no es el de la presente comunicacién. - Los peligros, que ahora se perciben, de grave desorganizacién de la relacién entre la especie humana y la naturaleza, empe- 7 Comunicacién presentada en el Congreso Mexicano de Filosofia (Guana- Juato, diciembre de 1981). 23 zando por los peligros demogréficos, suelen mostrar casi a primera vista entre sus rafces algunas capacidades tecnocien- tificas. Esto ha facilitado, o est facilitando, un renacimiento de lo que globalmente se podria llamar filosofias romanti- cas de la ciencia, principalmente de dos corrientes: las filoso- figs de Ja ciencia emparentadas con el «segundo Heidegger» y la filosofia de la ciencia a menudo explicita y siempre im- plicita al menos en la literatura «contracultural», por ejemplo, en los libros y articulos de Th. Roszak. Holton y Blanpied editaron un interesante conjunto de trabajos en torno a este punto. La misma «crisis de legitimacién» de‘ la ciencia estd,. asimismo, contribuyendo a la fortuna de una filosofia que, aun procediendo también de origenes romanticos (hegelianos), realiza un interesante esfuerzo de equilibrio para no compar- tir el anticientificismo de su tradicién, aunque, de todos mo- dos, sigue siendo un filosofar poco afin a las tradiciones més troncales de lo que con mayor 0 menor seguridad se llama comuinmente método cientifico: se trata de la filosofia de: Jiirgen Habermas. Algunas componentes de las corrientes contraculturales —en. particular, el aprecio de formas de sabiduria orientales 0, en general, de origen no greco-europeo— reciben también refuerzo- de Ios problemas aludidos, y en bastante medida coinciden con Ia filosoffa roméntica de la ciencia. Por comprensibles que sean las emociones que inducén a la condena romantica de la operativa ciencia moderna y al apre- cio de la sabiduria especulativa y contemplativa, y por valiosas. que.sean en muchos andlisis y muchas descripciones particu- ares las obras de los filésofos aludidos, sobre todo las de: Heidegger, la filosofia romantica de la ciencia o el desprecio: sapiencial del- mero conocimiento operativo o «instrumental» no-es, seguramente, un practica de la ciencia contempo- rénea es: funcién de su bondad epistemolégica. El querer ignorar que la maldad de la bomba de neutrones'se debe a la bondad de la tecnologia fisica y pretender que hay otro saber méjor, mas profundo, del universo fisico que, precisaménte por ser mejor saber fisico, no tendria potencialidades malas es querer ignorar el dato principal de la problematica en dis- 24 Mot dada i wi BORDA Y OMT TEP PY Ye susién, Este mal holismo roméntico, mezcla de restos de un ‘Antelectualismo ético que se ignora a si mismo y de emociones éticas y religiosas sin duda buenas en si, es un modo de huir de Ja percepcién del trégico dilema de la’ cultura cientifica. El mito del Génesis acerca del drbol de-la ciencia, al menos en la forma en que Jo gust6 y acentué Kant, tiene sin duda més verdad que la filosoffa.roméntica de la ciencia: es el ‘buen conocimiento el que es peligroso, y quizd tanto mds cuanto mejor. 24 ‘Las filosofias de la ciencia roménticas influyen en las ciencias sociales favoreciendo metodologias antimecanicistas que re. verdecen las tradiciones de la empatia,o comprensién frente a la explicacién, Sin olvidar la originalidad de las produc- ciones modernas en este campo a partir del injerto de la obra de Wittgenstein en Ia tradicién weberiana, parece que eso se puede decir como resumen, aunque sea un poco sim. plificadoramente, desde el -punto de vista de Ja filosofia de Jas ciencias sociales. Es interesante que también Jas posiciones mas contrapuestas @ esas roménticas renuevan una tradicién ya antigua en la filosofia de las ciencias sociales, aunque sometiéndola a una revisién crftica intensa: se trata de la tradicién del darwi- nismo social, pues la filosofia de la ciencia del «naturalismo», materialismo» 0 «materialismo cientifico» tiende a subrayar, n casi todas sus tendencias, Ja fundamentacién sistémico. te6rica de las ciencias sociales por las biolégicas. Por «naturalismo», «materialismo» o «materialismo cientifico» —expresiones en uso:las tres— hay que entender Ia inspira- cién metodolégica comin a varias tendencias filoséfico-cien- tificas que coinciden en buscar la solucién a los problemas de Ja relacién entre la especie humana y la naturaleza, hechos visibles con.el avance de la civilizacion cientifica, precisa mente en una reafirmacién del cardcter universal del método cientifico-natural, como acord4ndose de los versos de Hél- derlin, De donde nace el peligro nace La salvacion tambien. ‘Una novedad de mucho interés en la rayoria de éstas corrien- tes —no en todas, como habré que precisar— respecto de la filosoffa de la ciencia de la mitad del siglo xx es st aficién a la especulacién metapositiva, a veces metafisica en un sen- 25

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