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VELASCO MAÍLLO
Catedrático de Antropología Social (UNED)
ÁNGEL DÍAZ DE RADA
Profesor Titular de Antropología Social (UNED)
FRANCISCO CRUCES VILLALOBOS
Profesor Titular de Antropología Social (UNED)
ROBERTO FERNÁNDEZ SUÁREZ
Profesor Tutor de Antropología Social (UNED)
CELESTE JIMÉNEZ DE MADARIAGA
Profesora Titular de Antropología Social (Universidad de Huelva)
RAÚL SÁNCHEZ MOLINA
Profesor Ayudante de Antropología Social (UNED)
LA SONRISA DE LA INSTITUCIÓN
Confianza y riesgo en sistemas experfór
Editorial universitaria
Ramón Areces
Primera edición: junio 2006
Primera reimpresión: octubre 2010
Índice
INTRODUCCIÓN 11
R.s El diseño de investigación 15
FICHA Sistema experto, institución, confianza, riesgo 18
La sonrisa de la institución 19
~DE irse 4 .9 0
,47-7.- res
Capítulo 1. "ACERCAR LA ADMINISTRACIÓN,AL CTUDADANb"
EL COMETIDO DE LA OFICINA DE ATENCIÓN
LA COMUNIDAD DE MADRID 27
11e> Fun Información, reclamaciones, quejas, iniciativas, .sugereñpjtas,
nes, alegaciones. El campo de acción de la oficida-d& atención al ciú-
dadano de la Comunidad de Madrid 31
Categorías de la acción 34
Reservados todos los derechos. Un horizonte extenso con limitaciones prácticas. Input y output de
Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse la oficina de atención 50
por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotoco- El espacio de la atención al ciudadano. Más allá de la información, las
pia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información
y sistema de recuperación, sin permiso escrito de Editorial Centro de
iniciativas y las reclamaciones 64
Estudios Ramón Areces, S.A. La oficina como entidad mediadora 66
La oficina como medio de refiexividad institucional 68
La proyección política de la oficina 69
El trato ¡orno rendimiento 74
O EDITORIAL CENTRO DE ESTUDIOS RAMÓN ARECES, S.A.
Tomás Bretón, 21 - 28045 Madrid "La administración como algo propio" 76
Teléfono: 915.398.659 Las prev&nciones del ciudadano 78
Fax: 914.681.952
Correo: cerasa@cerasa.es
Web: www.cerasa.es
,SABER CLÍNICO Y CRÍTICA MÉDICA. UN SERVICIO
Capítulo 2.:
ISBN: 978-84-8004-749-4 INTENSIVO DE NEONATOLOGÍA 85
Depósito legal: M. 44.606-2010 El servido Q 88
Un lugar 89
Impreso por: LAVEL, S.A. Los.roles del contexto y la entrada en el campo 93
Humanes (Madrid)
Las" rutinas del trabajo 95
Impreso en España/ Printed in Spain
ÍNDICE 7
superpuesto a la lógica distanciada del contrato. Pero ese sujeto que retorna es un
sujeto precavido, que anticipa los riesgos implícitos en su relación con el sistema
experto. De manera que cuando el sistema habla de confianza el ciudadano res-
ponde con diversas interpretaciones reflexivas, que resitúan el vínculo en un lugar
bien diferente de la ilusión de una ciega confianza interpersonal. Estas interpreta-
ciones, estos discursos, ayudan a entender qué pueden estar queriendo decir las
instituciones cuando hacen uso de tal metáfora de legitimación. ¿Qué es, en este
CAPÍTULO 2
campo, la confianza? Tal vez se trate de un horizonte inalcanzable, que se dibuja
por detrás de la crisis de legitimidad del modelo kafkiano, tras esos otros paisajes
más viables: la cooperación, la sospecha, el maquillaje, el cohecho y la influencia.
Saber clínico y crítica
Pero la eficacia simbólica de este modelo sobrevive a las racionalizaciones en la
idea de que, pese a todo, la administración ofrece "un trato más humano". médica. Un servicio intensivo
de neonatología
El mundo de la salud constituye uno de los ejes cruciales del desarrollo de las
sociedades modernas. La salud, en tanto representación medicalizada del cuerpo
correcto (completo y en equilibrio), es un requerimiento común que solemos
aplicar, en analogía apenas consciente, a las áreas más diversas de la vida,
demandando tanto un "cuerpo saludable", como una "familia sana", una "ciudad
sana" y hasta una política, una cultura, un ocio, un mundo, una mente "sanos".
En un sentido más trivial, es un requerimiento incuestionable de la vida contem-
poránea el que los poderes públicos, así como las empresas y hasta los particula-
res, ajusten su comportamiento a criterios de saludabilidad individual y colecti-
va. No se trata sólo de que el Estado moderno —especialmente en la medida que
es un Estado del Bienestar, es decir, un "estado saludable"— haya de velar por la
salud pública. El hecho realmente significativo es que esperamos y exigimos de
cada individuo que vele celosamente por su propia salud y por la de los demás.
En este contexto, en el cual todos velan por la salud de todos, pertenecer al todo
social se vuelve sinónimo de realizar ajustes en el propio comportamiento para
hacerse copartícipe de su saludable equilibrio. El concepto de salud cobra enton-
ces un significado especial: una especie de sinécdoque de la sociedad en su con-
junto. La sociedad tardomoderna es una sociedad de la salud.
El sistema hospitalario se halla en el centro de los mecanismos responsables
del mantenimiento de la salud. Foucault, Goffman, Ariés o Beck son algunos de
los autores que, desde disciplinas diversas, han señalado a los sistemas hospita-
larios como un lugar estratégico para comprender algunas características del
desarrollo de las sociedades contemporáneas. Unos han puesto de manifiesto su
17 Los datos de observación fueron producidos entre octubre y diciembre de 1999. Con ante-
Situado en uno de los grandes hospitales madrileños, el servicio Q implica en rioridad y posterioridad a este periodo se realizaron entrevistas con médicos, así como una devolu-
su funcionamiento a más de un centenar de profesionales encargados del cuida- ción de información al equipo médico en su conjunto al final del proceso. La observación consis-
tió en seguir la rutina diaria de los doctores a lo largo del día, desde su entrada a las 8:30 hasta su
do y tratamiento de niños nacidos con poco peso y tiempo de gestación. Aunque
salida a las 16:00. Esto incluía participar como oyente en las sesiones de discusión de casos, seguir
la observación participante se concentró en la práctica cotidiana del equipo médi- a los médicos en su visita a los pacientes y su información a los padres, y permanecer libremente
co, permite identificar algunas características del servicio como punto de acceso en la sala de cuidados intensivos conversando con enfermeras y familiares y observando la atención
a los neonatos. El trabajo de campo incluyó también el seguimiento de guardias de fin de semana.
en el que se ventilaban permanentemente tanto decisiones de riesgo como cues-
Agradezco la intensa colaboración y cordial acogida de todo el personal hospitalario.
88 LA SONRISA DE LA INSTITUCIÓN
SABER CLÍNICO Y CRÍTICA MÉDICA 89
cosa. La aguda percepción de diferencias de status y función entre el personal Las dependencias del servicio se disponen a ambos lados de un largo pasillo:
interno —tan natural a sus ojos— aparece al público exterior como una zumbante del izquierdo se abre una serie de despachos; del derecho, tras una mampara de
y borrosa confusión. (De hecho, el personal hospitalario suele tomar a broma los vidrio, las diversas salas de atención. Al final se encuentra la Unidad de Cuidados
continuos deslices del público a la hora de atribuir status o responsabilidad; algo Intensivos y, tras un recodo, la sala de reunión de los médicos. Significativa-
que ocurre con especial frecuencia tratándose de doctoras de aspecto juvenil). mente, la sala de enfermeras se halla dentro de la propia UCI, protegida por un
El hospital es un escenario de gran orden interno. El primer aspecto percep- vidrio opaco.
tible de esa ordenación es el de un espacio acotado, cdrrado. En el caso del ser- La tradicional combinación de pintura blanca y baldosín produce una impre-
vicio neonatológico, un mostrador vigilado por un conserje restringe el acceso. sión fría, impersonal. En la entradilla, donde los familiares esperan turno, unas
Tras él, nuevos pasillos conducen a la entrada, anunciada por un cartel en la puer- sillas de plástico atornilladas al suelo, un tanto destartaladas, anuncian el absolu-
ta donde figuran las normas para padres y familiares. to predominio de la funcionalidad en el mobiliario de un espacio esencialmente
público. El mobiliario es heterogéneo, resulta de una acumulación histórica por
partidas y épocas diferentes. En cierta medida es una suerte de mobiliario modu-
Normas sobre la entrada de los padres en el servicio de neonatología
lar, hecho para ser intercambiado de unos lugares a otros al hilo de necesidades
también cambiantes; justo lo contrario del aparente salón burgués del médico pri-
El servicio está abierto a los padres 9-24 horas del día. El resto de las visitas entra- vado, con su estudiado encaje de cuadros, alfombras, cortinas a juego y figuritas
rán por el pasillo circundante de _ a _ de la tarde.
de arte exótico que despliegan, con su carácter estéticamente integrado, una pues-
La información sobre la evolución de su hijo la dará el médico entre las 12 y las 14
horas. El resto del tiempo y los fines de semana y festivos sólo se informará en caso ta en escena del médico como personalidad y de su consulta como lugar, como
de nuevas incidencias o ante niños recién ingresados. "casa". Aquí la mampara transparente, el cartel con normas e informaciones, el
Al entrar al servicio debe lavarse las manos hasta los codos antes de tocar a su hijo. neón y la silla de plástico instituyen inequívocamente eso que Hannah Arendt lla-
Si padecen procesos catarrales, aunque sean mínimos, usarán una mascarilla. mara "la luz dura del espacio público". El diseño de nuevas áreas hospitalarias
[El cartel continúa con normas ilegibles por el desprendimiento de las letras]. tiende a seguir el de las clínicas privadas en su definición de espacios semipúbli-
cos mediante el recurso a materiales modernos de tonos suaves y luz halógena, a
medio camino entre el fuerte sentido de privacidad de la consulta del médico par-
La clausura del espacio conlleva la entrada a una normatividad estricta y ticular y esta descarnada escenografía.
separada de la calle, en la que los usuarios se comprometen a someterse a res- No obstante, el no-lugar del hospital es territorializado intensamente por
tricciones como el horario, el número de personas, las preguntas al médico o quienes lo usan. Por doquier, en los pasillos y las salas, calendarios y posters con
lavarse hasta el codo. Desde el punto de vista sanitario son obvios requisitos fun- imágenes de niños y bebés —jugando, sonriendo, mamando— actúan como mar-
cionales. Desde el punto de vista del usuario, comporta la experiencia de un cadores de un perfil inequívocamente infantil. En las paredes pueden verse dibu-
espacio ajeno y restrictivo, que no siempre se respeta. La infracción más común jos escolares. En la sala de médicos, fotos de grupo rememoran comidas o cele-
es que entren más personas de las debidas. Pero también pueden ser motivo de braciones del equipo. Y en el centro del pasillo un gran mural exhibe fotografías
incomodidad la limitación de horarios o la limpieza de manos. Algunas madres de los neonatos allí curados, regaladas por los padres tiempo después del alta y
se quejaban de la pérdida de intimidad cuando tienen que extraerse leche del expuestas con orgullo a la mirada del público y los propios profesionales. A los
pecho. Y en la vecina sala de maternidad se habla de la aglomeración de visitan- padres angustiados que entran por vez primera en la unidad ver esas caras les
tes, el aumento de la temperatura ambiente y hasta el robo de niños. Aunque en tranquiliza. Para los profesionales son algo más: una suerte de restitución del vín-
general el público acepta comportarse según las normas prescritas, el orden es culo total con personas que "pasaron por sus manos", la inscripción pública de
siempre vulnerable, especialmente bajo condiciones de saturación. En una oca- una relación significativa, capaz de reconstruir de modo tangible el sentido glo-
sión, asistí a una situación en que el médico regañaba a padres que habían per- bal de su trabajo, no siempre fácil de asir. "Recompensa ver aquí a los niños, te
mitido entrar, mediante engaño, a otros familiares fuera de las horas autorizadas.
hace sentir que lo que hacemos vale la pena".
El extremo de la transgresión a la normativa lo constituyen ciertos casos de
padres de estratos marginales que, según se cuenta, han intentado vender sus Otro aspecto de esta territorialidad es la creación de espacios de repliegue,
hijos al personal de enfermería. como las salas de médicos y de enfermeras. La de los médicos es un remanso
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SABER CLÍNICO Y CRÍTICA MÉDICA 99
"Pobre, el daño que te están haciendo, ay que ver qué malos, qué malos". "¡A este permanente anticipación y recodificación del trabajo médico por parte de la
niño no hay que darle mimos! ¡No hay que darle mimos, hay que darle palizas!" enfermera experta, el mecanismo de alerta en que consiste la unidad sería inope-
"Pero ¡Si los maltratamos! Les tenemos odio a éstos. ¿Verdad, cariño?". rante: estaría permanentemente en sobrevigilancia. Apreciar la gravedad de los
indicios —aprender a distinguir lo leve de lo grave— es, de por sí, una de las habi-
Por comparación con otras plantas del hospital, el trabajo de enfermería con
lidades precisas en este ejercicio de filtro entre el paciente y el doctor.
los neonatos está marcado por un vínculo de apego y la imposibilidad de otra
forma de relación adulta con ellos a través del lenguaje. "Estamos todas lloran- Es significativo que, más allá de las informaciones escritas en la gráfica del
do, porque se ha puesto otra vez malito. Es un niño Ya grande, de tres meses, le paciente, no exista un contexto sistemático de trasvase de información entre
tenemos mucho cariño". En relación con otros servicios, se dice, la UCI de neo- médicos y enfermeras. Éste tiene lugar de manera informal y depende mucho de
natos "da más miedo, porque son muy pequeños". Suscita "temor a hacerles la calidad de la relación entre ambos. Las enfermeras tienden a salvarse la cara
daño". A cambio es gratificante porque es "más tierno". En comparación, por mutuamente con una firme solidaridad de cuerpo. Por ejemplo, en una ocasión en
ejemplo, con una UVI de adultos, "aquello es el final; esto es la vida". Sin embar- que el peso de un niño no había sido anotado en la gráfica correspondiente: "¿Es
go, al contrario de lo que sucedería en aquélla, en ésta los pacientes no pueden que ninguna de vds. ha pesado hoy a este niño?", "Lo ha pesado F., pero no lo
agradecer los cuidados. Y al decir de una, "Los [padres] agradecidos son los debe de haber apuntado". La enseñanza a las enfetineras nuevas sí se transmite
menos". Pero después de un tiempo suelen volver por la sala, cuando los niños de forma sistemática, a través de la figura de la enfermera docente, liberada de
ya están grandes, para que las enfermeras los vean. otras cargas.
Una función importante que cumplen las enfermeras es el apoyo directo y con- El trabajo de enfermería está sometido a la evolución petinanente de las téc-
tinuo a las madres. Dado que ellas, al contrario que los médicos, "están allí", pasan nicas. Un ejemplo es la forma de colocación de las vías en brazos y pies, que
más tiempo con ellas y recodifican la información suministrada por aquéllos de antes se hacía por la cabeza. De modo que cada nueva propuesta implica un
modo que las madres puedan asimilarla mejor. Es común "explicar la explica- esfuerzo de reconversión de las prácticas. Es interesante observar la existencia de
ción", repitiendo o detallando lo dicho por el doctor. A veces los pueden desdecir traducciones locales de los nombres ingleses o científicos de los utensilios:
bajo cuerda, teatralizando una especie de complicidad entre enfeimera y madre en "palomillas" (butterflies), "epi" (catéter epicutáneo), significativa de una especie
relación con el mundo constrictivo del hospital. "¿Por qué la has desvestido?" "Ha de economía tendente a reanclar la técnica en sus condiciones locales de aplica-
sido la doctora R". "No importa, vuélveselo a poner". A veces adoptan con las ción. De modo que una fuente de roce con los médicos la constituyen las resis-
madres un código confianzudo, de apoyo infoimal: una especie de tono solidario tencias al cambio frente a nuevas prácticas más demandantes en atención y tiem-
entre mujeres que rara vez se aprecia en la comunicación entre madre y médico. po. No se trata tan sólo de la incorporación permanente de nuevos aparatos, sino
"¡Cómo la vas a sacar a la calle sin ponerle las polainas! ¿Tú no te pones abrigo? también del paso recientemente introducido en la teorización de la enfermería del
¡Que estamos a dos grados! ¡Y que no te acojones! No te queremos ver aquí de "curar" al "cuidar". "Antes tenían que estar los niños bien iluminados, en mitad
vuelta a los diez minutos. Llévatela y dale un buen paseo". O le dice al niño: "Tú de la incubadora. ¡Y menudas broncas que nos echaban si los cogíamos!". Estas
pórtate bien, hazme el favor, cuando esté tu madre delante". Pero pocos minutos tendencias pueden ser percibidas, en cierta manera, como modas médicas:
"Cosas que llegan de fuera", "de los americanos". Con la reserva añadida de que
más tarde desplegará una complicidad más real del lado de los médicos. "¿Cómo
las técnicas no pueden implantarse sin más, al margen de las condiciones labora-
hará la madre ésta, con todo lo que llora y lo pintada que viene, para que no se le
corra el rimel?". "Eso es la calidad del producto". "Es que no sé si se ha fijado, les: "Ellos tienen más personal y más medios".
con lo que llora y nunca se la corre la pintura". Por la misma razón, una doctora
puede, en un determinado momento, escenificar con las enfermeras su común
identidad frente a otros médicos especialistas: "Me voy a pelearme con los ciruja- La revista conjunta a los niños
nos", dice la doctora M. mientras se remanga, "hoy me van a oír".
Las enfermeras cumplen también una función importante de cara a la infor- El día de trabajo concluye con el llamado "pase de visita", durante el cual se
mación al médico sobre el neonato. "Por las noches, la mayoría de las veces no da revista al estado de los niños, se discuten las decisiones y se pone al tanto a
avisamos al médico. O lo avisas, pero le vas poniendo lo que le haga falta. O los que se quedan de guardia. Hablando estrictamente, en otros servicios esta reu-
dices: voy a variarle esto, a ver cómo reacciona". Es fácil comprender que sin una nión tiene el sentido funcional de ser un mero "pase de la guardia", es decir, sim-
Estas prácticas liminales en torno a las fronteras éticas de la medicina se ali- A veces, el discurso antimédico aflora en forma de bromas o declaraciones de
mentan de formas de reflexividad crítica respecto a convenciones de ejercicio "no creer en la medicina". En realidad, lo que expresa es la creencia radical en
médico más defensivas y opacas. De otros estilos neonatológicos, por ejemplo, se algunos de sus principios básicos y en la figura humana del médico como "apoyo",
dice que "creen mucho en la máquina", que "cualquier cosa que lata, la entuban". mas no en su entramado institucional, ni en la imagen de omnipotencia derivada
También se critican actitudes inhumanas como "no desenchufar la máquina, al del monopolio tecnocientífico de la salud. Esta imagen, que el estamento médico
tiempo que dices con absoluta certeza: se va a morir". En este tipo de discurso cultiva, pesa a muchos doctores como una losa inadecuada y deformante.
tiene un lugar especial la conciencia aguda del dolor médicamente provocado, el
cual encuentra su teorización clásica en el concepto de iatrogenia. La base del
mismo es una identificación proyectiva con el neonato como ser sufriente. Creer en la medicina
Claro que crees en la medicina. Y a mí me gusta ser médico. Y me gusta mucho lo
que hago. Pero no puedo creer en la medicina que a mi me vendieron en la carrera, por
ejemplo. O sea, a lo mejor ahora está cambiando, pero la manera en que yo la estudié,
Empatía pues es que yo iba a curar a los pacientes con "cosas". Y resulta que, por lo menos los
Imagínese a usted mismo en una sala brillantemente iluminada, desnudo, indefenso, pacientes que yo he elegido, resulta que se curan mejor cuantas menos cosas, cuanto
con los ojos doliéndole a causa del nitrato de plata. Le han puesto una venda sobre los más tranquilos los dejas. Cuanto menos los tocas, menos les pinchas, menos vías les
ojos, tiene frío y está envuelto en una suave neblina. Da boqueadas y se afana por res- coges, menos medicamentos les pones y antes les quitas las máquinas, menos se mue-
pirar, se atraganta y tiene arcadas por el moco. No puede aclararse la garganta ni toser. ren. Realmente, a mí me parece que cuando yo me enfrento a un paciente, sé muy
Le han colocado una máscara en la cara y el aire penetra a golpes en sus pulmones. poco. A veces, por ejemplo, yo, que sé lo que sé yo; sé bastante de lo que saben mis
Alguien le introduce una sonda en la boca, a veces demasiado profundamente, provo- compañeros; y sé bastante de lo que saben los pediatras de la casa —que en general
cándole arcadas y vómitos. Está sobrecogido, atemorizado por ruidos extraños (de ins- saben mucho para lo que se puede saber, o sea, que no estoy diciendo que sepan poco,
trumentos electrónicos, de voces, de respiradores, de teléfonos, de radios, de la propia ni que no estudien—. No, no, son gente estudiosa, gente que sabe y tal. Yo, por ejem-
incubadora). [...] Le duele la cabeza, quizá como nunca le había dolido. Sufre por falta plo, si tuviera un hijo mío gravemente enfermo, para mí sería horroroso, porque sé que
de sueño. Cada vez que se queda dormido, alguien empieza a preocuparse por usted. se le está tratando con muy pocos conocimientos reales. Claro, ¿qué pasa? Que los
Creen que ha entrado en coma. [...] Cada pocas horas alguien le practica un corte en el padres en general te creen a ti, que sabes muchísimo y que puedes hacer muchísimo
pie o le clava una aguja en el cuero cabelludo o en una arteria. Tiene sujetos los bra- por su hijo. Y es que lo que podemos hacer y lo que sabemos son cuatro cosas. Lo que
zos y las piernas con correas. Le han colocado electrodos en el pecho. Se encuentra pasa es que, en general, funcionan. Pero realmente sabemos muy poco, muy poco.
inmovilizado, ni siquiera puede rascarse si siente algún picor. Manos frías y rudas le
palpan una y otra vez el abdomen para explorar su hígado, sus riñones o su vejiga. Tras
unos pocos días de tales cuidados, está agotado e incluso necesita ayuda para seguir
respirando: se encuentra demasiado exhausto para hacerlo por sí mismo. En ese "saber que no se sabe" hay una reflexividad estrictamente científica, de
autoaplicación de la duda metódica a la propia actividad clínica. Además, tales dis-
J. E Lucey, 1977: 756 ss. cursos son también sintomáticos de la permeación en el sistema experto de otras
sensibilidades sociales. Los propios médicos adoptan la condición de usuarios en
Podemos calificar tales formas de reflexividad como "críticas" en la medida determinados momentos. Y esa experiencia, como en un juego de espejos, tiende
en que comportan expresiones de disconfoimidad desde dentro del propio campo a relativizar la pureza de la lógica científica, introduciendo otros criterios en ella.
científico con respecto a algunas de sus consecuencias indeseables. Al mismo Lo que cabría discutir, entonces, es el grado de permeabilidad del sistema tec-
tiempo constituyen manifestaciones fundamentalistas (en la acepción literal de nocientífico respecto a tales lógicas —defendido como se halla, según hemos visto,