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El trabajo infantil no es un juego de niños.

La explotación infantil no es un tema actual


este viene desde tiempos remotos como lo es la revolución industrial donde el salario de
aquellos niños que se dedicaban a trabajar tan solo representaba una cuarta parte del
salario de los trabajadores de sexo masculino adulto Normalmente realizan labores como
vigilar el correcto funcionamiento de las maquinas, engrasar las máquinas. En 1850 tan
solo una de cada nueve chicas alrededor de diez años trabajaba en una casa. Y los
huérfanos tan pronto como cumplían los 4 años eran vendidos por los orfanatos a los
jefes de cuadrilla de limpia chimeneas; también era legal ''capturar'' niños sin hogar y
obligarles a mantener un régimen de esclavitud.
La explotación infantil, también llamada esclavitud infantil, es la utilización de niños y
niñas en trabajos normales o peligrosos, para fines económicos familiares El trabajo
infantil es hoy en día un fenómeno de repercusión mundial y, ningún país está inmune.
La explotación infantil está rigurosamente prohibida por todas las legislaciones
internacionales pero, la dramática realidad muestra que son millones los niños que
trabajan en todo el mundo.
La explotación infantil abarca casos como todos los menores de 18 años que
desempeñen una actividad económica productiva que afecte a su desarrollo físico y/o
psicológico o, el disfrute de sus derechos, Niños y niñas que son obligados a trabajar y,
después les quiten sus ingresos, Niños y niñas entre los 12 y los 14 años que realicen
un trabajo que implique un riesgo para su salud y sea peligroso.
Podemos identificar la explotación infantil: Si es a una edad demasiado temprana, Si el
niño tiene que asumir demasiada responsabilidad, Si impide el acceso a la
escolarización.
No todo trabajo infantil es malo; determinadas actividades productivas realizadas en
edades infantiles pueden ser consideradas formadoras: tareas domésticas o de
contribución a la economía familiar, el autosustento o el aprendizaje de oficios. Esto es
válido tanto en sociedades tradicionales, como en las sociedades modernas. El trabajo
infantil puede ser calificado como formativo siempre que no afecte el ejercicio de
derechos como la educación, salud y recreación.
En Latinoamérica, donde trabajan 17 millones de niños de entre 5 y 17 años, las
ganancias de estos menores suponen del 10 al 20% de los ingresos de sus familias.
Finalmente, para que los niños no trabajen se necesita una sociedad más justa. Es deber
de todos ayudar a estos niños que son utilizados injustamente para el gran beneficio de
otros.

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