Está en la página 1de 54

Terminando

de

Michael Christopher

Traducida por: Sara H. Ortega Villegas


PROLOGO

Los dos aislados, cada uno mirando la audiencia.

STEVE: Fue bueno.


ALICE: Al principio todo fue realmente bueno.
STEVE: Cuando todo empezó.
ALICE: Cuando apenas nos conocimos.
STEVE: Cuando empezamos a vernos.
ALICE: Saliendo.
STEVE: Haciendo cosas.
ALICE: Juntos.
STEVE: Los dos.
ALICE: Pues bien …
STEVE: Siempre lo es.
ALICE: Acaso no es siempre así.
STEVE: ¿Acaso no? Al principio.
ALICE: Dios. La energía que teníamos.
STEVE: Lo bien que la pasábamos.
ALICE: Los momentos que compartimos.
STEVE: Muchas veces haciendo nada.
ALICE: O haciéndolo todo.
STEVE: No importaba qué estábamos haciendo.
ALICE: Haciendo lo que fuera.
STEVE: Fue tan bueno.
ALICE: Me sentía en la cima todos los días.
STEVE: Fue bueno.
ALICE: Era como una droga. Todos los días. Caminando por ahí. Haciendo lo que fuera
que estuviera haciendo. El mundo entero era hermoso. Todo tenía sentido. Todo lo
que antes carecía de sentido. De un momento a otro …
STEVE: Fue como volver a vivir. Fue como haber muerto y haber regresado a la vida.
ALICE: Esperanza, tal vez. Fe. Volver a creer en todo. Hasta me gustaba mucho como
me veía. Ni me volví a pesar.
STEVE: Dejé de fumar. Dejé de beber. Dormí. Antes nunca dormía. Siempre estaba
despierto. Siempre cansado. Preocupado.
ALICE: Dejé de castigarme.
STEVE: Me sentía bien conmigo mismo.
ALICE: Sentía que podía lograr cualquier cosa.
STEVE: Yo sentía que sabía muy bien lo que estaba haciendo.
ALICE: Me sentía tan emocionada, que temblaba cuando sabía que lo iba a ver.
STEVE: La gente me preguntaba: ¿Qué te está pasando? Te ves muy bien. ¿Qué estás
haciendo?
ALICE: Era como si estuviera saliendo electricidad de mi cuerpo.
STEVE: Todo me estaba saliendo bien. Nada fallaba. ¿Saben? A veces pasaban cosas
malas, cosas que regularmente me bajarían el ánimo, pero esta vez no. Nada
importaba.
ALICE: Era fuerte.
STEVE: Estaba relajado.
ALICE: Quería vivir para siempre.
STEVE: Me sentía feliz como un cerdo revolcándose en el lodo.
ALICE: Todo el tiempo que perdí. Viviendo los días a medias, esforzándome pulgada a
pulgada, miserablemente, tratando de convencerme a mi misma, haciéndome creer
que era feliz. Mi trabajo, mi familia, mis amigos – seguro. Pero algo faltaba. Quiero
decir, una vida no funciona por sí sola, así porque sí. Hay muchos vacíos. Espacios sin
llenar. Las pequeñas cosas que intentas hacer no son suficientes. Vives cada día y
sientes que la vida se te escapa. Te aferras a pequeñas cosas y peleas para que todo
tenga sentido al final. Pero las cosas buenas siempre se escapan. Estas exhausto todo
el tiempo, deprimido todo el tiempo y ni siquiera de percatas de ello. Hasta que algo
como esto pasa.
STEVE: De un momento a otro, todo tuvo sentido.
ALICE: Todos esos sin sentidos. Todo el miedo. Toda la ansiedad.
STEVE: Muchas veces nos terminamos dando cuenta que vivíamos en constante dolor
justo cuando ese dolor se va. ¿Saben? Y después … el alivio.
ALICE: El regocijo …
STEVE: Bueno …

(Pausa)

ALICE: Creo que nunca lo dije en aquel momento. Pero cuando lo vi por primera vez, lo
supe.
STEVE: Lo supe inmediatamente.
ALICE: Supe que lo era.
STEVE: De verdad lo era.

(Se encienden las luces despacio, una cama en el centro. El cuarto de él y el de ella a cada
lado, compartiendo esa cama en común)
Escena 1

(Gritándose el uno al otro)

STEVE: ¡Si te vas a ir, vete!


ALICE: ¡No me voy!
STEVE: ¡Vete!
ALICE: ¡No me voy!
STEVE: ¡¿En serio?!
ALICE: ¡No voy para ninguna parte!
STEVE: ¡Despídete y lárgate!
ALICE: Me quedo.
STEVE: ¡Dios mío!
ALICE: Aquí estoy. Aquí me quedo. No salgo. No me voy.
STEVE: Esto es difícil, y no tiene porqué ser difícil. Abres la puerta … y te vas!! ¿Por qué
lo tienes que hacer tan difícil?
ALICE: Yo no pienso huir.
STEVE: Haces todo tan jodidamente difícil.
ALICE: Es porque quiero saber. Quiero saber ¡ahora!
STEVE: ¿Qué es lo que quieres saber? ¡No hay nada que saber!
ALICE: Quiero saber qué estamos haciendo.
STEVE: ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué estás haciendo tú? Tú estás yéndote. Eso es lo que
tú estás haciendo. Eso es lo que ti dijiste que ibas a hacer. ¡Irte! ¡Irte! ¡Vete! ¡Vete!
ALICE: Se supone que debemos hablar.
STEVE: ¡Estamos hablando!!!
ALICE: No estamos hablando.
STEVE: ¡Está bien! ¡Vamos a hablar! ¡Habla! ¡Habla!!!

(Pausa)

ALICE: Me haces sentir enferma. ¿Sabías?


STEVE: Gracias.
ALICE: Mi cuerpo entero. Si como, vomito. Si no como, me duele la cabeza. Si duermo,
tengo pesadillas. Si no duermo, me da depresión, no me puedo mover. Me quedo
atrapada en una silla recordando cada palabra, una por una, y me siento aún más
enferma.
STEVE: ¿Te parece que esta es una conversación?
ALICE: Eso estoy intentando …
STEVE: Mira, ya es tarde. Mañana tengo que trabajar. Algunas personas tienen que
trabajar y ganarse la vida. ¿Sabias? Hay cincuenta y siete vegetales que esperan que les
tome fotos en la mañana.
ALICE: Yo también trabajo.
STEVE: ¡Oh sí! Parlez-vous francais.
ALICE: Enseñar es también un trabajo.
STEVE: Está bien, está bien. Olvídalo.
ALICE: Mira …
STEVE: Hablamos mañana.
ALICE: Escucha … por favor.
STEVE: Avísame cuando llegues a tu casa. Así sabré si llegaste bien.
ALICE: Pienso que deberíamos parar.
STEVE: Tienes razón. Deberías Irte. Perdón por hacer una escena tan grande. Vete a
casa. Mañana te llamo.

(STEVE le da un beso a ALICE en la mejilla)

ALICE: ¡No! Lo que pienso es que deberíamos parar esta relación. Dejar de vernos.
STEVE: ¿Y eso qué significa?
ALICE: Significa que de no deberíamos seguir juntos.
STEVE: ¡Dios!
ALICE: Eso es todo. Creo que deberíamos.
STEVE: ¿Así de fácil?
ALICE: Tenemos que dejar de hacer esto.
STEVE: Para.
ALICE: No está bien.
STEVE: ¡Rayos!
ALICE: Esto no está bien.
STEVE: ¿Tú me lo estás diciendo?
ALICE: Digo cosa, hago cosas. Siento que ya no soy yo. Soy otra persona. Me he
convertido en alguien que ni conozco. En alguien que ni siquiera me simpatiza. Tenemos
que parar.
STEVE: ¿Así como así?
ALICE: Eso quiero.
STEVE: ¿Dices algo así y ya? ¿Todo terminado?
ALICE: Alguien tiene que decirlo.
STEVE: ¡Tú dices se acabó, y entonces se acabó!
ALICE: Sí.
STEVE: ¿Y yo que he estado haciendo todo este tiempo? Debo estar loco. Debo ser un
idiota.
ALICE: Yo no sé qué más hacer.
STEVE: ¡Intentarlo! Se supone que debemos intentarlo. Se supone que debemos hacer
algún tipo de esfuerzo. Algo no funciona y tu simplemente huyes. ¿Qué es eso? Yo a
veces no quiero volver a verte, pero te veo.
ALICE: ¿Para qué? ¿Qué sentido tiene?
STEVE: ¿El sentido somos nosotros? ¿No sabías eso?
ALICE: Explícame ¿Qué es nosotros?
STEVE: ¿No lo ves? ¿Por dos años, dos años y medio, qué hemos estado haciendo?
ALICE: Ya no sé.
STEVE: ¿Andando por ahí, divirtiéndonos, pasándola bien … es todo? Pensé que
estábamos construyendo algo. Pensé que esto importaba. Pensé que algo grande estaba
pasando. Debo ser putamente estúpido.
ALICE: Es difícil. Las cosas cambian.
STEVE: Claro, claro que cambian. Tu cambias. Yo cambio. Se supone que todos
cambiamos. Se supone que tú y yo cambiamos juntos. Cambiamos, crecemos,
mejoramos. Cada vez ser más unidos. Dos años. ¿Dónde mierdas estamos?
ALICE: No lo sé. Tú dímelo.
STEVE: Mira, yo me rendí hace muchísimo tiempo. Tenía una idea fija de lo que quería
que esta relación fuera. Tenía una fantasía. Tenía un futuro, lo podía ver. Lo podía ver
por kilómetros, por años. Nosotros dos juntos, lo veía y era perfecto. Está bien. Eso no
llegó a pasar. No ha pasado. Y no va a pasar. Está bien. Estaba equivocado. Expectativas.
Fantasías. Nada de lo que hicimos logró llenar esas expectativas. Fue un sueño. Uno
nunca puede dictaminar qué va a pasar con algo; así ese algo sea lo que uno más quiere.
¿Al fin y al cabo, quién nos asegura que de verdad queremos lo que nosotros pensamos
que queremos? Terminamos deseando tener lo que creemos que estamos supuestos a
tener. Lo que nos dice una canción, o las películas. Pues eso era lo que yo quería:
felicidad. Una mierda así por el estilo. Está bien, nunca logramos tener eso. Eso se acabó.
Pero no es el fin de nosotros. Es el fin de un sueño, eso es todo. Despiertas y te das cuenta
que el sueño se acabó. ¿Pero qué importa? Tú sigues aquí. Yo sigo aquí. Seguimos aquí.
ALICE: Sí.

(Pausa)

STEVE: Tal vez deberíamos … tal vez sí. Deberíamos terminar.


ALICE: Es justamente lo que dije.

(Alice se acerca a Steve, se dan un largo abrazo).


Escena 2
(Hablando por teléfono)
STEVE: ¿Qué? No, no. Yo iba. Iba a salir. Si, así es. Eso era lo que te estaba diciendo. Iba
a salir, pero al final no lo hice. No quise. Decidí no salir.
No sé. Cambié de opinión, me imagino. No tenía muchas ganas. He salido mucho
últimamente. Y trabajando, trabajando y trabajando más. Ahora estamos trabajando
con piñas. Si. Son hermosas. Son fotogénicas. Eso he hecho; trabajar, salir y conocer
gente. Lo he hecho … pero estaba cansado, muy cansado. Entonces no quise salir. La
misma mierda siempre. Sabes? Entonces decidí no salir hoy. Pensé, hoy me quedo en
casa. Es que uno no tiene que salir todas las noches, solamente por salir. Entonces hoy
no salí. Me quedé. Pues si … (pausa)
Debería comprarme un televisor. Creo que me vendría bien. Prenderlo y desaparecer.
Si, si, si (Se rie) Si, debería. También podría alquilarlo. Dicen que por ahí los alquilan.
¿Sabias? Alquilarlo y ver si me gusta. Sí.
Y. ¿Tú que estás haciendo? ¿Oh sí? Si yo también he estado ocupado. Ah-ha, sí, bueno
pues deberías hacer eso. Es una noche buena para descansar. Era lo que te estaba
diciendo justamente. Quedarse en casa, descansar. Sí. Muy bien.
¿Oye, te gustaría salir a hacer algo?
Si, salir. Ir a comer, ir a cine, comer algo. No sé. Salir. ¿Qué opinas? Quiero decir. Me
gustaría verte. Sería muy bonito verte. ¿O no?
Sí, sí, yo sé. No sé. Supongo. O sea, sí. No, no. Yo sólo … pues verte. Es todo. Sí, ya sé que
no debemos vernos, pero sólo quiero verte.
Bueno, pues ya lo dije.
Está bien. No, no, entiendo, yo también estoy cansado. Sí, cansadísimo. Prefiero
acostarme temprano y poder terminar cosas pendientes mañana temprano. Sólo quise
darte un saludo, saber cómo estas. Bueno, pues si cambias de opinión … sí, yo sé. Sólo
digo que si cambias de opinión aquí estaré.
No, no te estoy forzando. ¿Cómo podría yo forzarte a algo? Solamente estoy diciendo.
Dije lo que dije y ya. Ya lo dije. ¿Está bien? ¡Dios mío!!! Lo siento. ¿Está bien? Perdón
por llamar. Olvídalo. ¡Ya te lo dije! Ya te dije para qué llamé, y no pienso repetirlo. No,
no importa. No es importante. Sigue haciendo lo que estabas haciendo. Me tengo que
ir. ¿Okay? Adiós.
(Tira el teléfono con rabia y grita mirando el teléfono)
TE LLAME PORQUE QUIERO VERTE!!!
Escena 3
(En la cama, completa oscuridad)

ALICE: ¡Oh, Dios! ¡Oh, oh! Creo haber muerto por un momento. ¡Oh Dios! No, no te
muevas. ¡Jesús! ¡Dios! No te muevas. Por favor. Oh! Oh!
STEVE: Tu pierna.
ALICE: ¿Qué?
STEVE: Tu pierna.
ALICE: ¿Cuál pierna?
STEVE: Esta.
ALICE: No la siento. ¿Dónde está?
STEVE: Aquí.
ALICE: ¿Esa es mi pierna?
STEVE: Sí.
ALICE: Mi cuerpo entero. ¿Qué me hiciste?
STEVE: Drogas.
ALICE: Nosotros no tomamos drogas. ¿O sí?
STEVE: Claro que no.
ALICE: ¿Tomamos demasiado?
STEVE: Ni un solo trago.
ALICE: ¿Con la cena?
STEVE: No fuimos a cenar.
ALICE: Pensé que íbamos a cenar.
STEVE: No alcanzamos a salir.
ALICE: ¿Me estas queriendo decir que todo esto que siento es a causa del sexo?
(Steve enciende la luz de la mesa de noche, todavía tienen casi toda la ropa puesta)
ALICE: ¡Guau! Debí haber estado muy excitada.
STEVE: Sí, supongo.
ALICE: Ni siquiera la ropa nos quitamos. ¡Es maravilloso! ¿No crees? Todo lo demás se
está derrumbando – entre los dos. Pero el sexo se pone cada vez mejor.
STEVE: No quiero hablar del tema.
ALICE: Pero es la verdad. Piénsalo por un momento.
STEVE: Yo no quiero pensarlo.
ALICE: Al principio era malísimo. ¿Te acuerdas del mal sexo que teníamos?
STEVE: No.
ALICE: Malditos principiantes. Yo pensé que nunca íbamos a hacerlo bien hecho.
STEVE: Mira …
ALICE: Está bien, está bien. Sólo estaba haciendo una simple observación. ¿Sabes?
Mientras la relación se deterioraba …
STEVE: Ya entendí, ya entendí.
ALICE: De todos modos. ¿Dónde quieres comer?
STEVE: ¿Qué?
ALICE: Pensé que íbamos a ir a cenar.
STEVE: ¿Ya?
ALICE: Si, no está tan tarde. ¿O sí?
STEVE: No, no está tan tarde. No está tarde.
ALICE: ¿Acaso no tienes hambre?
STEVE: Creo que sí. No sé.
ALICE: ¡Bueno pues ese es el problema! Yo pensé que cuando me llamaste era para …
STEVE: Eso era antes.
ALICE: ¿Antes de qué?
STEVE: Antes de … esto.
ALICE: Sí, pero habríamos terminado en la cama de todos modos. Ya salimos de ese
asunto, y es mejor. Se va la tensión y disfrutamos el resto de la noche.
STEVE: ¿Porqué dices esas cosas?
ALICE: ¿Cómo así?
STEVE: ¿Qué quisiste decir con eso?
ALICE: No sé.
STEVE: ¡No te veía desde hace tres semanas!!!
ALICE: Lo sé.
STEVE: ¿Y entonces?
ALICE: Y entonces, ¿qué?
STEVE: ¿Entonces tenemos que hablar de esto como si se tratara de una visita al
dentista?
ALICE: Te dije que estuvo muy bueno.
STEVE: … para calmarte las ganas.
ALICE: ¡Yo no quise decir eso!
STEVE: Entonces ¿qué quisiste decir?
ALICE: Pues que …
STEVE: Pensé que te alegraba verme.
ALICE: Claro que me alegra. Simplemente …
STEVE: ¿Qué?
ALICE: Cuando estábamos juntos, cada que íbamos a salir por ahí, a cenar o bailar, o
cine; siempre sentí que la pasábamos mejor cuando teníamos sexo antes de salir. Para
mí era mejor.
STEVE: ¿Y por qué?
ALICE: Porque yo siempre terminaba pasándola mejor.
STEVE: En la cama.
ALICE: No, en la cena, o en el bar. En el lugar que estuviéramos.
STEVE: No te entiendo.
ALICE: No es importante.
STEVE: ¿Cómo así?
ALICE: Pues, no es importante.
STEVE: No. Lo otro.
ALICE: No quiero hablar de eso. Ya no tiene importancia.
STEVE: ¿Porqué tener sexo antes de salir marcaba una diferencia?
ALICE: Porque yo ya no tenía que preocuparme. Podía hacer lo que quisiera. Me podía
divertir sin estar preguntándome ¿“Vamos a tener sexo esta noche”? simplemente
porque ya lo habíamos hecho.
STEVE: ¿Preocuparte? ¿Preocuparte por qué?
ALICE: Oh Dios.
STEVE: ¿Por qué?
ALICE: Porque era en lo único que podía pensar.
STEVE: ¿Durante la cena?
ALICE: Sí. O la película, o lo que fuera que estuviéramos haciendo.
STEVE: ¿O sea que sin importar lo que estuviéramos haciendo, tú estabas preocupada
preguntándote si íbamos a tener sexo cuando llegáramos a casa?
ALICE: No era en lo único que pensaba. Yo no soy una ninfómana. Además, mi
preocupación no tenía nada que ver con el sexo en sí. Yo me preocupaba por …
STEVE: ¿Qué era?
ALICE: No sé. Nosotros, supongo. Cómo te sentías tú, creo. Me hacía poner nerviosa. Si
hacíamos el amor antes, yo sabía que todo estaba bien. Creo que eso me reafirmaba
que me amabas. Es todo. (Pausa) Entonces me relajaba. (Pausa) Entonces sentía que
podía ser yo misma. (Pausa) Pensaba que cuando nos divertíamos después de tener
sexo era porque de verdad la estábamos pasando bien el uno con el otro, y no porque
estábamos preparando el ambiente para hacer el amor luego. En resumen, me hacía
sentir que nosotros éramos una pareja que la podía pasar bien dejando el sexo a un
lado.
(Pausa)
STEVE: Así no funcionan las cosas.
ALICE: Probablemente no. Entonces. ¿Quieres ir a cenar? ¿o no?
Escena 4

(Otra vez en el teléfono. La vos de ALICE se escucha. Riéndose en la oscuridad)

ALICE: ¿Te sorprende? ¿De verdad? Imaginé que te sorprendería. Bueno, yo también
estoy sorprendida. Me sorprendí a mi misma.
(Las luces se encienden, se ve ALICE en el teléfono. Está hablando con STEVE)
Te llamé, pero del servicio de mensajería me dijeron que estabas en San Francisco. Ah,
aguacates. Me imaginé que te ibas a hospedar en … Si, llamé allá, pero no estabas
registrado. Después intenté donde … exacto … pero no estaban en la ciudad. Ya no
insistí más. Luego me acordé de este lugar. Y pensé, que por nada del mundo estarías
ahí. Estaba segura. Pensé “él nunca volvería a ese lugar”. O sea, de todos los hoteles
que hay en San Francisco, él ni se debe acordar de ese … todo fue hace mucho tiempo.
Nunca regresamos todas las veces que dijimos que lo haríamos. ¿Sigue igual de
bonito? … sí. Y esa vista. Te estoy imaginando ahí en este momento.
Pero bueno, fueron buenos tiempos. Sí. (Pausa)
Te extraño. De verdad. Seis semanas son mucho tiempo. Son seis. Por eso te llamé. Sí,
sólo para eso. ¿Que repita qué? ¿Que te extraño? Te extraño.
No, no te preocupes. Tú no tienes que decirlo. Quiero decir, el hecho de que yo te lo
haya dicho no te obliga a … O sea, no lo dije para que tú lo dijeras también. No, no fue
por eso que lo dije …
¿En serio? ¿Tú también? Esto es lindo. Pues porque lo es. Porque lo siento. Porque
odio no poder verte. Porque es muy fácil por teléfono. Sí. Nos va mejor por teléfono.
¿Has notado eso? Nos tratamos tan bien. No. Incluso antes. Cuando nos llevábamos
bien en persona. Aún en esa época, era mucho mejor la relación por teléfono. No lo sé,
pero es verdad. Y si uno de nosotros estaba fuera de la ciudad, era mucho mejor. Si
estuvieras en Australia, te pediría que nos casáramos. Es más sano, por un lado. Y no
es tan confuso. Eso es lo maravilloso del teléfono. Es sólo una cosa, una de cinco.
No, cinco sentidos. Te escucho, y nada más. No te veo, no te toco, o te huelo … esos son
cuatro. ¿Cuál es el otro? Son cinco.
(Sonríe)
¡Que mente tan sucia! Es sólo un recuerdo.
Bueno, uno debería hacer una sola cosa a la vez. Así sería menos confuso. No tan
bueno, eso lo sé. Pero uno nunca lo puede tener todo. A lo mejor esperamos mucho de
una persona. El uno del otro. De nosotros mismos. Así.
Sí, he estado pensando. Mucho. Es difícil. Pienso que antes existían razones para que
una pareja se quedara unida. Razones reales. Hijos, dinero. ¿De qué otra manera una
mujer podría tener un techo? Moralismos, excomunión, pecado, sexo, seguridad. Ya no
te necesito para esas cosas. Todas esas cosas las puedo hacer yo sola.
A ver, entonces si no existen razones reales para estar con una persona, te enfocas en
razones irreales. Cosas fantásticas como felicidad, buena compañía, comodidad,
entendimiento, confianza, apoyo moral. Bueno, pues ni a los santos se les pide tanto.
Ah, y después tienes a un sicólogo que te dice que todas esas cosas las debes buscar
dentro de ti mismo. Entonces le das vueltas a todo eso y te detienes a observar a tu
pareja y no puedes evitar preguntarte: ¿“Y entonces para qué mierdas me sirve este?”
¡No te rías! ¿Porqué te estas riendo? (Empieza a llorar)
¡Odio estar sin ti! ¡Odio esto! Nada de esto está bien. ¿Hagamos algo? Ya no aguanto.
Por favor.
Escena 5
(ALICE acostada, casi en completa oscuridad, STEVE fuera de la cama vistiéndose)

ALICE: ¿Qué estás haciendo?


STEVE: Nada.
ALICE: ¿Qué?
STEVE: Sigue durmiendo.
ALICE: ¿Estas bien?
STEVE: Sí. Sigue durmiendo.
(STEVE tiene dificultad para encontrar la ropa)
ALICE: ¿Por qué no enciendes la luz?
STEVE: No necesito luz.
ALICE: Te vas a caer.
STEVE: Puedo ver bien.
(STEVE Sigue buscando algo sin suerte. ALICE enciende la luz. Ella esta acostada. STEVE
se está terminando de vestir)
ALICE: ¿Qué haces?
STEVE: Buscando mis zapatos.
ALICE: Estás vestido.
STEVE: No los encuentro.
ALICE: Estas completamente vestido.
STEVE: Seguramente los deje en el otro cuarto.
ALICE: ¿A dónde vas?
STEVE: Me tengo que ir.
ALICE: ¿A dónde?
STEVE: A mi casa.
ALICE: ¿Por qué?
STEVE: Es tarde.
ALICE: Regresa a la cama.
STEVE: Te desperté. Lo siento.
ALICE: ¿Me “despertaste”?
STEVE: Si.
ALICE: ¿Qué estabas pensando hacer? ¿Irte, y ya?
STEVE: Si.
ALICE: ¿Qué está pasando?
STEVE: Nada.
ALICE: Nada.
STEVE: Nada.
ALICE: ¿Qué pasó?
STEVE: Nada.
ALICE: Entonces ¿Porqué te vas?
STEVE: Debo levantarme temprano.
ALICE: Fuera de eso.
STEVE: ¿Cómo así? ¡Debo levantarme temprano!
ALICE: Todo el mundo tiene que levantarse temprano. Yo me tengo que levantar, tú te
tienes que levantar, el mundo entero se tiene que levantar. Ese es otro problema, de
eso podemos hablar otro día.
STEVE: Me estoy enloqueciendo.
ALICE: Eso es diferente.
STEVE: Te llamo mañana.
ALICE: ¿Qué fue lo que hice? ¿Hice algo?
STEVE: No.
ALICE: Odio todo esto.
STEVE: ¿Qué?
ALICE: Todo el tiempo que estuvimos juntos. Esos dos años. No vivíamos juntos.
Nunca vivimos juntos. Tal vez debimos, pero no lo hicimos. En todo ese tiempo, nunca,
nunca; nunca no es la palabra, casi nunca pasamos la noche entera juntos. ¿Alguna vez
caíste en cuenta de eso?
STEVE: No.
ALICE: Tres, cuatro veces. Tal vez. Las puedo recordar todas perfectamente. Así de
pocas fueron. Y no estoy contando las veces que saliste corriendo a las 6 am. Antes de
que yo abriera los ojos. Esas no cuentan. Me refiero a las que despertamos juntos,
dijimos buenos días, hicimos café, nos vestimos …
STEVE: ¿Y tenemos que hablar de eso en este momento?
ALICE: Sí. (Pausa) Y esta vez qué pasó?
STEVE: ¿Qué?
ALICE: Dime qué hice.
STEVE: Nada. ¿Qué te hace pensar que hiciste algo?
ALICE: Yo siempre hago algo.
STEVE: Nada, tú no hiciste nada. ¿Está bien?
ALICE: Mira, a mí no me importa. Después de todo, ni siquiera somos pareja, así que
no importa. De verdad. Pero como un favor te pido que esta vez, en vista de que ya no
afecta nada, por favor quédate toda la noche. No quiero que te vayas así, escapando
como un ladrón. Como si hubieras caído en cuenta que estas en el lugar equivocado.
Como si acabaras de cometer un crimen y tienes que salir antes de que llegue la
policía. No me quiero preocupar si hice algo que te molestó, o si te decepcioné o si me
babeo encima de ti a media noche. Sólo quiero, por esta noche, que nos acostemos y
durmamos bien, toda la noche. ¿Está bien? ¿Qué opinas?
(STEVE no sabe qué hacer, está sentado en el borde de la cama)
Vamos a dormir. Nos despertamos en la mañana, tomamos café, leemos el periódico …
STEVE: Tú nunca me decepcionaste.
ALICE: ¿No?
STEVE: No.
ALICE: Yo pensaba que sí.
STEVE: No.
ALICE: ¡Oh!
STEVE: Estaba asustado. Cuando me quedaba dormido y despertaba a media noche
sentía que me debía ir.
ALICE: ¿Por qué?
STEVE: No porque estaba mal. Era porque … no sé. Estando aquí, me sentía lejos de
todo. Mi vida, mis hábitos, lo que yo soy, estaban allá lejos, y yo desde aquí, los iba
perdiendo. Solía despertar y pensar, allá esta todo y se está perdiendo. Necesito correr
hacia allá para saber si todavía existe ese espacio mío, saber si yo todavía existo.
Porque aquí no sé quién soy yo. Aquí me siento perdido.
ALICE: ¿Y eso es grave?
STEVE: No, no es grave. No es ni malo ni bueno. Pero lo cambia todo.
ALICE: El amor está supuesto a cambiarlo todo. ¿Verdad?
STEVE: Sí. El amor. Verdad. Pero imagínate si el amor no dura. ¿Qué pasa? Imagínate
que de verdad el amor lo cambie todo, llega cierto momento en que todo gira en torno
a esto: a ti y a mí, al amor. Te alejas de todo lo demás y piensas que eso está bien.
Entonces, de repente, el amor desaparece. ¿Con qué te quedas? Yo despierto y pienso
en esas cosas. Pienso que no puedo dejar que eso me pase. Necesito pasar tiempo con
“mi yo” que no hace parte de esto que tenemos tu y yo. Porque este amor no va a durar
y si renuncio a la otra parte de mí, no voy a saber quién de verdad soy el día que esto
se acabe.
ALICE: Tienes razón. No duró.
STEVE: No. Y pensé que duraría.
ALICE: Bueno, ¿Y te funcionó?
STEVE: No sé. Creo que no. Si me hubiera funcionado creo que me sentiría mucho
mejor, y no es así.
ALICE: Sigues corriendo a tu casa a media noche para asegurarte de que todavía estas
ahí.
STEVE: Sí.
(Pausa Larga)
ALICE: ¿A qué le tienes miedo ahora?
STEVE: Temo nunca volverme a enamorar.

(STEVE y ALICE siguen sentados, pensativos, pausa larga, se apagan las luces)
Escena 6

(Alice otra vez en el teléfono)

ALICE: Él es amable. Sí. No lo conozco muy bien. Oh, sólo unas semanas. Bueno, tres o
cuatro – un mes más o menos. Mes y medio. ¿Y, tú cómo has estado? Ajá. Fue extraño
encontrarnos de esa manera. ¿Con cuanta frecuencia te encuentras de pura casualidad
con alguien en la estatua de la libertad? No, solamente estábamos jugando, nada serio.
Salimos un día y de repente, ahí estabas tú. Sí, sí, ella es bonita. ¿Quién es? Ajá. Ajá. Oh,
entiendo. Eso está bien. Sí, se le nota que es buena persona. Y … ¿es algo serio? Okay,
okay, es una broma.
Fue bonito verte. ¿Quién? ¿Yo? ¿él? No, no es nada serio. No … él habla francés. Eso me
gusta. No, es estadounidense.
No sé en qué trabaja. No, no sé. Va mucho al gimnasio. Se le nota, ¿no? Sí. Tres veces a
la semana y aeróbicos todos los días intermedios. ¿Vitaminas? Tiene una maletica
exclusiva para las vitaminas. Vitaminas, minerales, antioxidantes, aminoácidos. No,
pastillas no. Todos polvos, mezclas. Su cocina parece un laboratorio.
Cuando lo conocí pensé que consumía drogas. Se la pasaba metiéndose unas cositas a
la boca. Resulta que era salvado de trigo. Y tiene un doctor que le inyecta vitamina C
cada tres semanas. Lo acompañé una vez. Se la ponen vía intravenosa. Mientras el
fluido está entrando, el doctor toca el piano y le habla de Kant y de ser Zen y … (ALICE
ríe).
Es gracioso, yo sé. Se hace de todo, manicura, pedicura, faciales, limpieza del colon. No
existe una parte de su cuerpo a la que alguien no lo haga algo por lo menos una vez a
la semana. Sí, tiene un horario. Si quisiera trabajar, no tendría tiempo.
Tiene dinero. Se la pasa yendo a Suiza a revisar unas propiedades y a hacerse algo en
la sangre.
No debería estar diciendo todo esto. No es justo. Sí, me gusta. Yo veo lo que él está
haciendo. Está peleando. Peleando por no envejecer. Y cuando estamos juntos lo noto.
El ama la vida, y pelea por ella. Es egoísta. Deshonesto. Creo que me miente. No es muy
astuto. Cree que tiene talento, pero no es así. Y tiene un look chistoso. Pero ama la
vida. Eso es difícil de encontrar, y es muy contagioso. Estar con alguien que ama la
vida. ¿No te parece increíble? (Pausa) Aló … ¿Estas …? (Pausa) … ¿Aló?
(ALICE cuelga el teléfono)
Escena 7
(La decisión final. Ellos dos mirándose el uno al otro. Entonces …)

STEVE: Quiero casarme.


(Pausa larga. Muy larga)
ALICE: Bueno …
STEVE: Sí. (Otra pausa larga) Quiero hacerlo.
ALICE: Está bien.
STEVE: Lo quiero.
ALICE: Bueno, si eso quieres. Eso quieres.
STEVE: Eso quiero.
ALICE: ¿Cuándo?
STEVE: Lo más pronto posible.
ALICE: ¿En serio?
STEVE: Sí, antes de que me arrepienta. Creo que es lo correcto. Lo he pensado, y estoy
seguro que es lo correcto. ¿Tú qué opinas?
ALICE: Me parece un poco apresurado.
STEVE: No lo sé. ¿Lo es?
ALICE: ¿Y ella qué opina?
STEVE: ¿Quién? No sé. No le he dicho.
ALICE: Oh.
STEVE: Te estoy diciendo a ti. Me refiero a ti.
(Pausa)
ALICE: ¿Te quieres casar conmigo?
STEVE: Sí.
ALICE: ¿Quieres que tú y yo nos casemos?
STEVE: Así es.
ALICE: ¿Tú y yo?
STEVE: Con ella no va a funcionar. Lo veo venir. Quiero decir, ahora está funcionando
bien. Pero yo sé que no va a funcionar después. ¿Entiendes?
ALICE: ¡Dios mío!
STEVE: Creo que voy hacia atrás.
ALICE: Tú quieres casarte conmigo.
STEVE: Estoy intentándolo. Lo he intentado. Te lo juro por dios. Y estoy bien. Estoy
mejor que nunca. Mejor que cuando estaba contigo. Soy paciente, sin tanta prisa, no
estoy loco. Estoy viendo las cosas como realmente son – ella es quien es, y no lo que yo
creo que ella es o lo que yo quiero que ella sea. No peleamos, no discutimos, nos
decimos la verdad … Creo que nos decimos la verdad. Sonamos como si nos
estuviéramos diciendo la verdad. “Compartimos”, de verdad “compartimos”. Muy
comprensivos. Es aburrido, bastante aburrido. Muy aburrido.
No me estoy quejando. Si así es como tiene que ser, así será. Lo entiendo. Yo nunca
podría lograr que algo con tantos altibajos funcione. Entonces por qué no intentar con
la opción aburrida. Tal vez aburrido es la respuesta. Excepto que también vamos hacia
la misma dirección. Esa es la verdad. Cuando es monótono se hace difícil ver que la
relación va hacia alguna parte, pero todo este “entendimiento” no va a durar. Un par
de palabras aquí, otro par de palabras allá, un par de movimientos mal hechos y de
repente nadie entiende a nadie, y te la pasas horas tratando de explicar que eso no fue
lo que quisiste decir y lo que ella dijo lo interpretaste de esta o aquella manera …
Tiene que pasar. La luna de miel se acaba, terminas la relación, encuentras a alguien
más, empiezan a salir, y la historia se repite.
No soy capaz. Ya pasé por todo eso contigo, no soy capaz de hacerlo con alguien más.
Me tardaría años. Un tiempo larguísimo para llegar con otra persona al mismo lugar al
que ya llegué contigo. Entonces fue cuando caí en cuenta. No podemos renunciar. Tú y
yo. Nosotros tenemos algo ahora. No lo podemos tirar a la basura. Fue una derrota, sí,
lo admito; pero es nuestra derrota. Y no es el fin. Al contrario, es el punto de partida.
Son dos, dos años y medio de nuestras vidas. Es una inversión. Llegamos al punto cero,
no hay nada, nada funciona, vimos el fin, no hay esperanza, no hay posibilidad, no hay
nada. Todo está muerto entre tú y yo … (Pausa) … ¿ves? Deberíamos casarnos.
ALICE: Pues, yo no tengo nada que hacer el jueves. (Pausa) Nos casamos el jueves?
STEVE: No hagas eso.
ALICE: ¿Qué?
STEVE: No bromees.
ALICE: Pues …
STEVE: Esto no es fácil. ¿Crees que es fácil?
ALICE: Mira …
STEVE: Esto es importante. La gente vive vidas reales. La gente tiene problemas
reales. Nosotros seguimos por ahí como adolescentes. Me quiere, no me quiere. La
quiero, no la quiero. ¿A quien mierdas le importa? No es importante. Nuestras vidas se
van a acabar y no habremos descubierto el problema de fondo.
Quiero acabar ya con todo eso. No lidiar con eso nunca más. Final. Total. Completo.
Casados. Los dos. Así no perder más el tiempo y por fin hacer algo con nuestras vidas.
ALICE: Bueno, esa es una manera de ver la situación.
STEVE: Es la única manera.
ALICE: ¿Sabias que la gente se divorcia?
STEVE: No. Nada de divorcios. El divorcio no es una opción. ¡Divorcio, fuera!
ALICE: Nos podemos casar en Irán.
STEVE: Esta bien. Okay.
ALICE: Pero me tendría que poner velo el resto de mi vida.
STEVE: Solamente en la calle. En la casa te lo puedes quitar.
ALICE: ¡Oh …!
STEVE: Irán suena bien. Irán es la respuesta. Por lo menos allá el matrimonio significa
algo.
ALICE: No sé. Creo que allá los hombres también son infieles.
STEVE: No infidelidad. Pena de muerte.
ALICE: ¿De verdad?
STEVE: Sí. Eres infiel y te cortan el pene.
ALICE: No suena tan mal.
STEVE: No está tan mal. Es lo correcto. Es como debería ser. Toda esta libertad no
significa nada. No soluciona los problemas. El problema es tiempo. Tiempo. No hay
suficiente. Y toda esta libertad sólo nos pone en posiciones donde perdemos más
tiempo. Suena muy bueno, lo de la libertad, pero en realidad no lo es.
ALICE: Excepto …
STEVE: ¡“Excepto” nada! Sé que tengo razón.
ALICE: Okay, supongamos que lo hacemos.
STEVE: Bien
ALICE: … Adquirimos este compromiso …
STEVE: Ajá.
ALICE: … Hasta que la muerte nos separe…
STEVE: Completamente.
ALICE: ¿Qué pasa si …?
STEVE: No va a pasar …
ALICE: No, ¿qué pasa si …?
STEVE: No va a pasar, te lo aseguro.
ALICE: No me estas escuchando.
STEVE: No necesito escuchar. ¿Porqué tendría que escuchar? Tengo la razón. Sé que
tengo la razón. Por favor cállate, y dime que sí.
Escena 8
(Los dos en la cama, tomando café, mirando el periódico del domingo)

ALICE: Einstein.

(Pausa Larga)

STEVE: ¿Sí?
ALICE: Teoría de la relatividad.

(Pausa Larga)

STEVE: Sí, yo sé.


ALICE: ¿La entiendes?
STEVE: No.
ALICE: Nadie la entiende. Nadie la entendió. Especialmente en ese entonces. El
principio de siglo fue asustador. Todo lo que la gente podía pensar era que ya no había
más líneas rectas. El movimiento fue curvo. ¿Y eso qué significa?
STEVE: No tengo idea.
ALICE: Veamos. Algo le pasó al mundo, pero nadie lo entendió. Era confuso. La gente
empezó a sacar conclusiones. Se acabaron los absolutos. Tiempo, espacio, el bien, el
mal, las cosas que sabemos, las cosas en las que creemos, las cosas que vemos –
creemos entender muchas cosas, a lo mejor sí, o a lo mejor no. A lo mejor todo es
relativo. ¿Ahora si me entiendes?
STEVE: Sí. ¿Tienes la sección de finca raíz?
ALICE: Einstein se estaba enloqueciendo. Eso no fue lo que él quiso decir. Pero fue
como todo el mundo lo entendió. Al mismo tiempo tenemos a Marx. Marx le dice a
todo el mundo, de un momento a otro – ustedes no tienen libre albedrío. Pareciera que
lo tienen – toman decisiones, hacen que ciertas cosas pasen, tienen poder, controlan
su vida, su destino – eso es lo que ustedes creen Según Marx, eso es simple
comportamiento. Comportamiento superficial que en realidad no tiene ningún valor o
significado. Por debajo de todo este comportamiento, hay esquemas, esquemas de
clase, que establecen cual será el destino. Y –esta es la mejor parte – no tenemos
control sobre ellos. No importa lo que hagamos. No vamos a cambiar el curso de la
historia.
STEVE: ¿Te gustaría que nos vayamos a una casa en la playa este verano?
ALICE: Escucha esto, por favor.
STEVE: Te estoy escuchando, Einstein dijo que no existían absolutos.
ALICE: No. Einstein no dijo eso.
STEVE: Einstein no dijo que no hay absolutos, pero fue lo que todo mundo pensó que
dijo.
ALICE: Exactamente.
STEVE: Y Marx dijo, nada de lo que hagas va cambiar el mundo.
ALICE: Mmm… más o menos.
STEVE: ¿Si quieres que vamos a una casa en la playa?
ALICE: ¿Podemos pagarla?
STEVE: No. Pero luego de la boda, en lugar de luna de miel …
ALICE: Okay. Esta sí es la mejor parte. Al mismo tiempo que el mundo se tambaleaba
por las malas noticias de Einstein y Marx, ¿adivina quién viene a decorar el pastel?.
Pues Sigmund Freud. Como si no estuviera todo ya mal. De un momento a otro todos
estaban “reprimidos”. Y encima de eso: “Culpables”. Cada que hacían algo, era siempre
por las razones equivocadas y en el fondo no era realmente lo que querían hacer. Y lo
que creían que estaban haciendo, en realidad era otra cosa. Y lo que realmente estaban
haciendo era algo de lo que no eran responsables.
STEVE: Lo estas simplificando demasiado. ¿No crees?
ALICE: Claro que lo estoy simplificando. Porque yo tampoco entiendo nada. Tu
tampoco lo entiendes. No nos dieron herramientas para entenderlos. Lo único que
sabemos es que antes de estos tres tipos, entendíamos el mundo. Ya no. Ellos lograron
probar de muchas maneras, y sin ninguna duda, que nosotros somos incapaces de
entender el mundo.
STEVE: ¿De qué hablas?
ALICE: Tú, yo, nosotros. El hombre del siglo veinte. Dudas. Aquí esta, en la sección de
artes y ocio. Es por esto que nunca estamos seguros de nada. Es por eso que nos
sentimos a la deriva. Por eso es que no somos capaces de adquirir compromisos. Por
eso no somos felices. Por eso es que la gente miente y es infiel y roba, y nunca piensan
que están haciendo algo malo. Por eso la gente está enojada, frustrada, sola,
deprimida. Moral y éticamente. Por eso es que nada tiene significado para nosotros.
¿Entiendes lo que quiero decir?

(Pausa)

STEVE: ¿Me estás diciendo que no te quieres casar?


ALICE: No. Estoy diciendo lo que estoy diciendo.
STEVE: Entonces ¿qué me estás diciendo exactamente?
ALICE: Einstein, Marx, Freud.
STEVE: Si, esa parte la entendí. Freud dice realmente no sabemos lo que estamos
haciendo. Marx dice que lo que hacemos no tiene importancia. Y según Einstein, si
fuera importante, lo importante no es lo que pensamos que es.
ALICE: Exacto.
(Pausa)
STEVE: ¿Y Nietzsche?
ALICE: ¿Qué pasa con Nietzsche?
STEVE: Dios está muerto.
ALICE: Oh, sí.
STEVE: Se acabó la religión.
ALICE: Sí, eso también pasó.
STEVE: Antes de Einstein y Marx y Freud.
ALICE: Y eso no ayudó tampoco. ¿Verdad?
STEVE: No, porque aun si no entiendes el universo, aun si no te entiendes a ti mismo,
todo estaba bien porque existía alguien que si entendía todo. Aunque todo estuviera
mal, sabías que alguien estaba a cargo de todo, alguien cuidándolo todo, alguien
atendiendo la tienda.
ALICE: Dios.
STEVE: Entonces cuando llegaron todas las malas noticias de parte de Freud, Marx y
Einstein, no era tan grave. Las personas estaban bien porque sabían que podían
recibir ayuda de allá arriba. Pero ese “arriba” dejó de existir. ¿Ves?
ALICE: Guau.
STEVE: Estábamos solos. Nos movieron el tapete. Sin religión, sin moral, sin ética, sin
sentido de responsabilidad, sin sentido de la familia – encaminados a la anarquía total.
La gente repetía “el mundo está volviendo loco” y en un momento dado así fue, el
mundo enloqueció.
ALICE: ¿Qué pasó?
STEVE: La primera guerra mundial. La peor.
Sólo para demostrar el estado en el que se encontraba el mundo, para demostrar qué
tan lejos podíamos llegar si no fuésemos detenidos por algún sentido de humanidad,
de benevolencia, de fe, de respeto – pero todas esas ideas terminaron en la basura,
tiradas a la mierda. Pelearon esa guerra como animales. Todos los grandiosos países
cristianos, católicos, que le temían a Dios, terminaron peleando como simples
animales. Nadie detuvo a nadie. Soldados heridos eran abandonados para que se
pudrieran, para que murieran. Barcos neutrales que servían como hospitales fueron
hundidos. A algunos sobrevivientes los dejaban ahí para que se ahogaran y a otros les
disparaban en el agua; los mataban mientras nadaban intentando salvarse. Los
bombardeos eran indiscriminados – ciudades, hospitales, escuelas, mujeres, niños,
ancianos. Las leyes internacionales no importaban ya. Gas veneno. Fuego líquido.
Nada nos detenía, porque lo único que importaba era sobrevivir. La sobrevivencia se
deriva del poder y el poder se deriva del dinero. Y así ha seguido el mundo desde ese
entonces.
ALICE: Un momento. ¿Cómo es que terminamos hablando de dinero?
STEVE: Porque si tienes dinero y poder, no necesitas de Dios. No necesitas moral, ni
ética, o respetar la vida humana. Y si una persona está persiguiendo dinero y poder, la
responsabilidad, integridad, bondad, familia y amor, son cosas que le estorban. Que lo
dejan sin poder. Son poco productivas, y esta sociedad sólo se preocupa por ganar.
Puedes ser un ladrón, puedes ser degenerado moralmente, puedes explotar tierras y
millones de personas, puedes empaquetar veneno y distribuirlo en el mercado; y si
logras mostrar que es lucrativo – nadie te va a detener. Es más, te van a prestar dinero
para que lo sigas haciendo. Pero si eres un hombre honesto con mujer, hijos, que
trabaja para ganarse la vida – estas en apuros. Entonces todo se resume en una simple
pregunta - ¿Quieres ser un buen tipo, o quieres sobrevivir?
(Pausa)
ALICE: ¿Te gustaría tener hijos? Digo, si sí nos casamos.
STEVE: Como así … ¿“si sí nos casamos”?
(Apagan las luces)
Escena 9
(Sueño de una boda. ALICE tiene el velo de novia puesto. STEVE se está poniendo el frac.
Marcha nupcial sonando. Luces de colores)

ALICE: Aceptas a este hombre …


STEVE: Aceptas a esta mujer …
ALICE: En la alegría y en la tristeza …
STEVE: En la salud y en la enfermedad …
ALICE: Y conscientes de que no tienen la menor idea de lo que están haciendo …

(Aparece la figura de Freud hecha en cartón)

STEVE: … excepto tratando de evitar sufrimiento por medio de un desquiciado


rediseño de la realidad.
ALICE: … y mitigando la tensión que existe entre el super-ego y el ego que lleva
consigo.
STEVE: … y así reemplazar esta permanente infelicidad interna por una por una
amenazadora infelicidad externa …
ALICE: … para deshacernos de la culpa y también de la responsabilidad …
STEVE: … y todo eso no implica …
ALICE: … amar …
STEVE: … honrar …
ALICE: … obedecer …
STEVE: Los métodos del materialismo dialectico.

(Aparece la figura de Marx hecha en cartón)

ALICE: La porción final de las relaciones económicas – matrimonios incluidos – vistos


desde la superficie son muy distintos, y de hecho son lo contrario a su interno y oculto
patrón esencial.
STEVE: Con pleno conocimiento de que, frente a estos patrones, somos incapaces de
cambiar o alterar de ninguna manera el curso de los acontecimientos que
comprenderán nuestras vidas.
ALICE: En realidad no importa lo que hagamos.
STEVE: Y con la final y conclusiva certeza que el mundo no es lo que parece.

(Aparece la figura de Einstein hecha de cartón)

ALICE: … que no se puede medir el tiempo o el espacio …


STEVE: … lo correcto o lo incorrecto …
ALICE: … el bien o el mal …
STEVE: O el valor de las cosas excepto el dólar y el euro1.
ALICE y STEVE: … hasta que la muerte, divorcio, o huida nos separe.
ALICE: Acepto. (STEVE no dice nada) Acepto (STEVE sigue sin decir nada – ALICE lo
sacude con un codazo) Acepto.
STEVE: ¿Este sueño es mío o tuyo?

(Las luces se apagan)

1Nota de la traductora: El texto original usa el Marco Alemán. Moneda alemana antes del
Euro.
Escena 10
(ALICE empaca su ropa en una maleta. STEVE la mira)

STEVE: Te voy a extrañar. (ALICE sigue empacando) Siento que te vayas. Te amo.
ALICE: ¿Te di las llaves?
STEVE: Si.
ALICE: Dejé el número donde me puedes encontrar. Hasta que encuentre un
apartamento.
STEVE: Está bien.
ALICE: ¿Alguna otra cosa?
STEVE: No sé.
ALICE: Oh, sí. Mi mamá ya está devolviendo todos los regalos del matrimonio. Le dije
que no importa lo que cueste, partimos los gastos. La comida, los meseros …
STEVE: Claro que sí. La llamaré.
ALICE: Si yo fuera tú, no la llamaría.
STEVE: ¿Y por qué no?
ALICE: Esta bien, llámala. Pero no te sorprendas si no se porta muy amable contigo.
Ella piensa que todo esto es tu culpa.
STEVE: ¿Porqué piensa eso?
ALICE: Porque fue lo que yo le dije.
STEVE: Okay. Okay. Está bien.
ALICE: No pude decirle la verdad.
STEVE: ¿Por qué no?
ALICE: Porqué ni yo sé cuál es la verdad.
STEVE: Está decepcionada.
ALICE: Decepcionada es poco. Ella ya estaba contando con los nietos.
STEVE: Lo siento.
ALICE: Ya deja de decir eso. ¡Por favor!
STEVE: Es en serio.
ALICE: Pues yo también lo siento. Siento haber puesto los ojos en ti, que existas. Lo
siento por cada minuto que desperdicié contigo. Tengo una lista larguísima de “lo
siento”. Pero ahora no quiero entrar en esos detalles. Porque ninguno de ellos es
importante. Excepto por uno. El más grande, estúpido y e increíble error. Ese fue
haber entregado mi apartamento para venirme a vivir contigo. Eso, eso si de verdad lo
siento.
STEVE: Te puedes quedar aquí.
ALICE: Sí, claro.
STEVE: Claro que podrías.
ALICE: Podría. Pero, ¿Tú donde te quedarás?
STEVE: Aquí. Somos dos adultos.
ALICE: No, no lo somos. ¿Estás loco? ¿A este comportamiento le llamas “adulto”? De
todos modos, en este momento lo último que quiero es verte la cara. ¿Puedes por
favor entender eso?
STEVE: Mira, ya te lo dije. Estaba confundido. Tenía miedo. No sabía lo que estaba
haciendo. Mientras miraba a toda esa gente me preguntaba: ¿Qué están haciendo
aquí? ¿Qué es lo tan importante que está pasando aquí? Antes pensaba, bueno, vamos
a divertirnos. Es una gran fiesta. Muchos amigos y familiares. Pensaba que todos la
iban a pasar muy bien y disfrutar la fiesta. Al final cuando la fiesta acabara, nos
iríamos a casa, tomaríamos una aspirina y a dormir.
ALICE: Hasta que la muerte nos separe.
STEVE: ¡Esta bien! ¡Está bien!
ALICE: ¡Fue tu idea!
STEVE: Lo sé. Pero algo pasó. Creo que fue el arroz.
ALICE: No alcanzamos a comer el arroz. Ni siquiera llegamos al “ahí viene la novia”.
STEVE: No, pero lo vi. Vi a la gente repartiéndose el arroz. Quiero decir, la iglesia fue
algo horrible, no sé porque se nos ocurrió hacerlo en una iglesia. ¿Y la carrosa?
¿Cuándo fue la última vez que te montaste en una carrosa?
ALICE: De verdad, daría lo que fuera porque no estuvieras tratando de dar estas
explicaciones. Sólo estas empeorando las cosas.
STEVE: Es que no era correcto. Nada. Era como estar en otro planeta. Fracs, arroz,
carrosas e iglesias - ¿Qué tiene eso que ver con nosotros?
ALICE: Es una simple ceremonia. Es un símbolo. La idea era no tomárselo tan en serio.
Sólo hacerlo y ya.
STEVE: Por lo menos en los sesentas la gente tenía alternativas. Se iban a casar al aire
libre, en la hierba, con dos testigos y ya. Por lo menos esa gente tenía esa opción.
¿Nosotros qué tenemos?
ALICE: Okay. Tal vez tengas razón. Tal vez debimos ir donde un juez o un notario y ya.
Tal vez debimos hacerlo en un banco, con un banquero y dos abogados expertos en
impuestos. En lugar de champaña pudimos dar soda y vitaminas, y todos pudieron
trotar hacia el gimnasio y en lugar de bailar pudimos todos tomar una clase de
aeróbicos. Pudimos hacer lo que nos diera la gana, pero el punto es que no hicimos
nada. ¿O si?
STEVE: No.
ALICE: Exacto. (Pausa, ALICE cierra la maleta) Okay, terminé. El resto de las cosas las
recojo el sábado.
STEVE: No te vayas.
ALICE: Pienso venir temprano. ¿Vas a estar aquí?
STEVE: Por favor. No.
ALICE: ¿Vas a estar aquí o no?
STEVE: No te vayas así.
ALICE: “Así” ¿Cómo?
STEVE: Así. Así.
ALICE: No empieces. Por favor.
STEVE: No está bien.
ALICE: El sábado te llamo. Si estas, estas. Si no estás, lo puedo hacer el domingo.
STEVE: Mira, siéntate un minuto.
ALICE: No hagas eso. ¡No me toques!
STEVE: Siéntate para que hablemos.
ALICE: No quiero hablar.
STEVE: Esta bien. No hables. Sólo siéntate.
ALICE: No me quero sentar.
STEVE: Okay, no te sientes. Quédate ahí parada. Quédate ahí un minuto.
ALICE: No tengo tiempo. Debo irme.
STEVE: ¿Porque tienes que ser tan jodidamente difícil?
ALICE: ¿Yo?
STEVE: Sólo dame un minuto.
ALICE: ¿Para qué?
STEVE: Para pensar.
ALICE: ¿Qué va a pasar en un minuto?
STEVE: Sólo dame un minuto.
ALICE: Llevamos tres años con esta historia. ¿De verdad crees que va a cambiar en un
minuto?
STEVE: Es sólo un minuto. No es tan grave.
ALICE: ¿Crees que va a ocurrir un milagro?
STEVE: ¡Dios mío! Ves a lo que me refiero …
ALICE: … piensa por un minuto …
STEVE: Ves a lo que me refiero.
ALICE: … el mundo entero va a ser diferente.
STEVE: Tu no le das la oportunidad a nada.
ALICE: ¿Yo no le doy la oportunidad a nada?
STEVE: Todo lo vez de una sola manera.
ALICE: Compré el vestido. ¿O no? Repartí las invitaciones, hice la fiesta, escogí el
menú. ¿Y que no le doy oportunidades a nada? Creí en ti. ¿O no? Y la loca soy yo.
Porque debería saber de qué estás hablando. Porque debería escucharte. Y tratar de
entender toda esta mierda. La verdad es que tú no tienes idea de lo que estás
hablando. Eres estúpido y ciego. Insensible con todo menos con tus malditos
aburridos problemas. No eres el centro del universo.
STEVE: Uno y uno son dos, dos y dos son cuatro. No todas las cosas funcionan de esa
manera. Es todo. ¿Y cuál es el problema tan grande? ¿Cuáles son las reglas en estos
casos? ¿Todo tiene que pasar de cierta manera? ¿Qué clase de mierda es eso? Eso tú no
lo sabes. Tú no sabes nada. Pero siempre tienes que tener la razón. Siempre tienes que
ser tan jodidamente perfectita. Yo no soy estúpido. Yo tengo ojos, y veo lo que está
pasando. Tú no eres la única persona en el unvierso.
ALICE: ¿Podrías escucharme?
STEVE: No, tú me escuchas. Tú a mí.
ALICE: “a mí, a mí, a mí”. Todo tiene siempre que ver contigo. Y yo parada por ahí,
esperando como una idiota. ¿Esperando qué? ¡Pues vete, vete, vete de mi vida!
¡Lárgate de mi vida hijo de puta! ¡Quédate bien lejos! Ni siquiera me vas a extrañar, no
te darás cuenta que no estoy aquí. Al fin y al cabo, yo soy sólo la que te follas en los
intermedios de tus crisis de nervios. Eso es lo que yo soy para ti. ¿Verdad? ¡Verdad!
STEVE: Tú, tú, tú, tú. ¿Porqué siempre es todo tú? Y yo siempre estoy equivocado, y
todo es mi culpa. Todo lo que digo, lo que hago. Puedes hacer lo que quieras. Me tienes
cansado, estoy enfermo de todo esto. Estoy enfermo de intentarlo. Tu no ves nada y
nada te importa. Ya eres nada para mí. ¿Querías la verdad? Ahí la tienes. Tu no eres
nada. ¡Nada! No eres nada para mí. ¡Nada!
(ALICE se sienta, y mira el reloj)
ALICE: Okay, un minuto.
(Se quedan sentados en silencio un momento largo, ALICE toma la maleta y se va)
Escena 11
(Ultimas llamadas. Steve levanta el teléfono, marca. El teléfono timbra en el
apartamento de ALICE. Ella contesta)
ALICE: Alo.
STEVE: Hola. Soy yo.
(ALICE cuelga – Las luces se apagan)

(Se encienden las luces. STEVE marca otra vez. El teléfono suena en el apartamento de
ALICE. Ella contesta, pero no dice nada.

STEVE: Alo.

(ALICE vuelve a colgar – Se apagan las luces)

(Se vuelven a encender las luces. STEVE vuelve a marcar. El teléfono suena en el
apartamento de ALICE. Ella ya no contesta)
Epílogo
(STEVE cuelga el teléfono, se voltea a mirar a la audiencia. Se ilumina a ALICE. Los dos
están alejados)

STEVE: Creo que se mudó de apartamento.


ALICE: Pensé que ya me habría parado de llamar.
STEVE: Creo que habría parado.
ALICE: Alguno de los dos tenía que hacer algo definitivo.
STEVE: Fue difícil.
ALICE: No fue fácil.
STEVE: Solía encontrarme con gente …
ALICE: Solía ver gente …
STEVE: Todo el tiempo …
ALICE: Alguien que lo conocía …
STEVE: Alguien que la vio …
ALICE: Y me contaban cosas …
STEVE: Escuchaba cosas …
ALICE: Me contaban cosas de él …
STEVE: Ella qué estaba haciendo …
ALICE: El qué estaba haciendo …
STEVE: Era un sentimiento horrible …
ALICE: Era un sentimiento que me enfermaba …
STEVE: No quería saber. Quería saber, pero no quería saber.
ALICE: No quería saber nada de él. Especialmente si era algo bueno.
STEVE: A veces era difícil no preguntar por ella a pesar de no querer saber nada de su
vida.
ALICE: Pero eso cambió.
STEVE: Después de un tiempo eso paró.
ALICE: La gente dejó de hablar.
STEVE: Yo dejé de preguntar.
ALICE: Pero seguía pensando en él.
STEVE: No me la sacaba de la cabeza.
ALICE: Pensaba en él todos los días.
STEVE: Por lo menos una vez al día.
ALICE: ¿Sabes? Cuando haces cualquier cosa.
STEVE: Vas a algún lugar.
ALICE: Ves a alguien.
STEVE: Escuchas algo.
ALICE: Te pones alguna prenda.
STEVE: Lees algo en una revista.
ALICE: Constantemente pensaba: Si tan sólo paso un día sin que su nombre se me pase
por la cabeza – Esto sólo pasó meses después.
STEVE: Después de un año.
ALICE: Entonces empiezas a pensar que deberías llamarlo …
STEVE: Pensé llamarla.
ALICE: Sólo para saber cómo está.
STEVE: Para saber cómo le está yendo.
ALICE: Saludarlo.
STEVE: Pero no lo hice.
ALICE: Nunca lo hice.
STEVE: No.
ALICE: Lo que nunca pude entender es qué fue lo que falló entre nosotros. Nunca hubo
un problema real. Nada que pudiera decir esto fue.
STEVE: Hasta el día de hoy no he podido saber porqué terminamos.
ALICE: No sé por qué no funcionó.
STEVE: Éramos jóvenes.
ALICE: Éramos tontos.
STEVE: Y creo que estábamos enamorados.
ALICE: Estábamos enamorados de verdad.
STEVE: Si. Y eso no ayudó mucho.
ALICE: Hizo las cosas más difíciles.
STEVE: Eso hizo más difícil la renuncia.
ALICE: Porque tienes el recuerdo de un sentimiento fuerte y muy bueno que antes
existió, y aunque la relación se ponga mal, sigues aferrado a ese recuerdo. Piensas que
mañana todo va a mejorar y van a volver a estar como al principio, a sentir como al
principio. Ese recuerdo se hace cada vez más fuerte y eso hace que los días sean cada
vez peores.
STEVE: Si, creo que estar enamorados fue el problema. Arruinó todo.
ALICE: Cuando la relación empieza tan bien, de ahí en adelante sólo puede empeorar.
STEVE: Si no nos hubiéramos enamorado.
ALICE: Pero bueno …
STEVE: Pues sí …

(Pausa)

ALICE: Un día desperté y caí en la cuenta que hacía semanas que no pensaba en él. No
sé qué estaba haciendo. Cómo lo estaba logrando. No estaba haciendo nada en
particular. Lo que sea que estuviera haciendo, me ayudó a no pensar en él.
STEVE: No sé cuándo pasó. Un día simplemente se me ocurrió.
ALICE: Como si nada, caí en la cuenta.
STEVE: Así lo comprendí.
ALICE: Ahí supe que ya de verdad se había acabado.
STEVE: Todo estaba acabado.
ALICE: Si.
STEVE: Si.

(Se apagan las luces)


Otra Escena

(Años después. Un cuarto de Hotel. Risas en la oscuridad)

ALICE: Shhh … entra.


STEVE: Si.
ALICE: No hagas ruido.
STEVE: Okay. No estoy haciendo ruido.
ALICE: ¿Si?
STEVE: Si.
ALICE: Okay.
STEVE: Okay.
ALICE: Okay (Vuelven a reir) Cierra la puerta.
STEVE: Ya la cerré. Está cerrada.
ALICE: ¿La cerraste?
STEVE: Sí, la cerré.
ALICE: Bien, ya estoy bien.
STEVE: Qué bien.
ALICE: Oh. Eso esta mejor.

(Pausa)

STEVE: ¿Quieres encender la luz?

(Más risas)

ALICE: No sé dónde está.


STEVE: A ver, déjame, yo …
ALICE: Al lado de la puerta hay uno.
STEVE: ¿Dónde está la puerta?
ALICE: ¿Dónde la dejaste?
STEVE: ¿Dónde?
ALICE: Sí, cuando la cerraste.
STEVE: No sé. Me moví.
ALICE: ¿Te moviste?
STEVE: Después de cerrarla. Espera un momento …
ALICE: Hay una al lado de la cama también.
STEVE: ¿Dónde está la cama?
ALICE: No sé.

(Se chocan el uno con el otro en la oscuridad. Gritan y se caen y vuelven a reírse)

STEVE: Un momento. Espera …

(STEVE enciende la luz. Están completamente vestidos. Tirados en la cama, donde


cayeron en la oscuridad)

ALICE: Perdón.
STEVE: Te ayudo …

(Los dos se levantan. Están muy borrachos)

ALICE: Dios mío.


STEVE: ¿Estas bien?
ALICE: Sí, estoy bien. ¿Tú?
STEVE: Si.
ALICE: Soy un desastre.
STEVE: Te ves bien.
ALICE: ¿En serio?
STEVE: Sí, te ves bien.
ALICE: Qué alivio.
STEVE: Entonces …
ALICE: Si.
(Se arreglan la ropa, se peinan. Se ponen de pie, derechos. Se miran el uno al otro. Pausa.
Se ponen serios)
ALICE: Y … ¿Cómo has estado? (Los dos vuelven a reír) Dios, estoy muy borracha. Muy
… muy … alicorada.
STEVE: Sí, lo estas.
ALICE: ¿Eso quiere decir borracha? Alicorada significa borracha ¿verdad?
STEVE: Sí.
ALICE: Eso no sonó muy bien. Cuando lo dije y escuché lo que dije, y no era eso lo que
quería decir.
STEVE: Es lo que significa.
ALICE: Bien.
STEVE: Tomamos mucho.
ALICE: Eso fue lo que pasó.
STEVE: Sí.
ALICE: Tú también.
STEVE: Oh, sí.
ALICE: Que bien. Pensé que era sólo yo.
STEVE: Yo también.
ALICE: No quiero hacer el ridículo. ¿Hice el ridículo?
STEVE: No, no me parece.
ALICE: ¿Te hice avergonzar?
STEVE: NO.
ALICE: ¿Tú me avergonzaste?
STEVE: Sí, pero parece que no te importó.
ALICE: No, no me importó.
STEVE: Gracias.
ALICE: ¿Tienes hambre? ¿Pedimos un servicio a la habitación?
STEVE: Creo que voy a esperar. Voy a vomitar primero y después como.
ALICE: Y … ¿Cómo has estado?
STEVE: Eso ya me lo preguntaste.
ALICE: No puedo creer que te vi.
STEVE: Lo sé. No me imaginé que fueras tú.
ALICE: ¿No?
STEVE: No.
ALICE: ¿Quién creíste que era?
STEVE: No sé. Cualquiera menos tú.
ALICE: No, yo tampoco.
STEVE: Y … después …
ALICE: Si, pues bueno …
STEVE: Eras.
ALICE: De todos los hoteles en San Francisco.
STEVE: Correcto.
ALICE: Dios. Tres años.
STEVE: Cuatro.
ALICE: ¿Qué año es? ¿Mil novecientos ochenta y qué?
STEVE: Ochenta y seis.
ALICE: Dios mío. Tienes razón. Cuatro años.
STEVE: Sí.
ALICE: Te ves muy bien.
STEVE: Gracias.
ALICE: Te ves más viejo.
STEVE: Tú no.
ALICE: Yo sí. Justo estaba pensando en ti el otro día. Aunque no lo notas en realidad,
piensas en la otra persona sin notarlo …
STEVE: Te ves hermosa.
ALICE: Ya sabes, hijos …
STEVE: Si, claro.
ALICE: Escúchame. Te mentí.
STEVE: ¿Sobre qué?
ALICE: Dije que no tenía, pero sí tengo.
STEVE: ¿Qué cosa?
ALICE: Simplemente no quería mostrártelos en el bar.
STEVE: ¿Los traes contigo?
ALICE: Sí.
STEVE: ¿Dónde?
ALICE: En mi cartera.

(Pausa)

STEVE: ¿Segura que están bien ahí?


ALICE: Si, claro. ¿Los quieres ver?
STEVE: No lo sé.
ALICE: No tienes que hacerlo. Es un poco raro. ¿No crees? Yo los llevo a todas partes
conmigo. En serio, no tienes que hacerlo.
STEVE: Sí quiero.

(ALICE saca unas fotos de su bolsa y se las pasa a STEVE)

STEVE: Dios mío.


ALICE: ¿Qué?
STEVE: Fotos.
ALICE: Si.
STEVE: Fotos de tus hijos.
ALICE: Si.
STEVE: Qué bien. ¿Las puedo ver?
ALICE: Estas más borracho que yo.
STEVE: Son fotos.
ALICE: Okay, okay. Sé que son aburridas. Lo siento.
STEVE: No. En serio las quiero ver. ¡Guau! ¡Mira esto!
ALICE: No tienes que hacer eso.
STEVE: ¿Hacer qué?
ALICE: No tienes que hacer escándalo.
STEVE: No estoy haciendo escándalo.
ALICE: Está bien. Son lindos ¿Verdad?
STEVE: Sí, lo son. ¿Qué son?
ALICE: Dos niñas.
STEVE: Las dos.
ALICE: Sí. Esas son fotos viejas. Ellas crecen muy rápido.
STEVE: Sí.
ALICE: Cada mes. Cambian tanto. Es asustador.
STEVE: Si.
ALICE: Quería que las vieras.
STEVE: ¿Él qué hace? Tu esposo.
ALICE: Electrónicos.
STEVE: Oh.
ALICE: Algo así. Él hace pruebas de temperatura para repuestos de computadores. Él
lo inventó. Es una manera de revisar las partes para asegurarse cuanta temperatura
resisten.
STEVE: ¿Habla chino?
ALICE: No, tienen traductor.
STEVE: Eso está muy bien.
ALICE: Le está yendo muy bien.
STEVE: ¿Tú?
ALICE: ¿Yo? Estoy bien.
STEVE: ¿Sigues trabajando?
ALICE: Si, claro. Paré por un año. Por mis hijas. Luego volví a estudiar para sacar mi
maestría. Literatura francesa del siglo veinte. Todo lo bueno.
STEVE: Excelente.
ALICE: Sí. Hay una sede de la Universidad de California en Santa Bárbara. Fue difícil,
pero lo quería hacer. Siempre lo quise. Siempre pensé que no tendría tiempo
suficiente. Luego después de tener a mis dos hijas, cuando de verdad no tenía ni un
minuto, fue cuando lo hice. ¿Y tu?
STEVE: Muy bien.
ALICE: El estudio ¿cómo va?
STEVE: Nos mudamos.
ALICE: ¿A dónde?
STEVE: Al centro de la ciudad.
ALICE: ¿Qué haces en San Francisco?
STEVE: Voy de paso hacia Castroville.
ALICE: ¿Castroville?
STEVE: La capital de las alcachofas.
ALICE: Qué bien.
STEVE: Ya no tomo muchas fotos. Hago películas. Esta es una película.
ALICE: Guau.
STEVE: Unos cuantos comerciales. Es difícil, pero pagan bien. Lo que nos gusta es
videos de viaje, educacionales. Eventualmente documentales. Eso espero. Tomé unas
fotos hace poco. ¿Quieres verlas?
ALICE: Sí, seguro.
(STEVE se saca un sobre plástico del bolsillo … le muestra la primera foto a ALICE)
ALICE: ¡Dios mío! Es hermoso. ¿Es un niño?
STEVE: No, es niña.
ALICE: Es una beba.
STEVE: Apenas tiene seis meses.
ALICE: Dios. (ALICE empieza a llorar) No me dijiste …
STEVE: No. Bueno …

(ALICE pone las fotos en el piso, los dos se sientan en el piso a verlas)

ALICE: Es hermosa.
STEVE: ¿Lo crees?
ALICE: Lo es. Lo será. No puedo creer que hayas hecho esto.
STEVE: No fue difícil.
ALICE: (Mirando las fotos) Sí, lo es. Es muy gracioso ¿no lo crees? Después de hacerlo
te preguntas porqué me tardé tanto. Oh, ¿esta es … ? Es igual a la beba.
STEVE: Sí, ella es.
ALICE: Pues si la beba crece y se parece a ella …
STEVE: Si.
ALICE: Dios.
STEVE: Son iguales.
ALICE: Gracias a Dios.

(STEVE toma las fotos y las guarda)

STEVE: Suficiente.
ALICE: No quieres que se parezca a ti. ¿O sí?
STEVE: ¿Y por qué no?
ALICE: Estoy bromeando … suficiente. (ALICE pone las fotos en su bolsa) Es un asco.
¿Verdad?
STEVE: Sí. Lo sé. No se las muestro a nadie. La gente las mira, pero sé que odian
hacerlo.
ALICE: Es aburrido. Sentimental. A no ser que los bebes sean tuyos. Has pasado por lo
mismo. ¿Ella es buena contigo?
STEVE: La beba.
ALICE: La esposa.
STEVE: Sí.
ALICE: Pregunta tonta.
STEVE: Entiendo tu pregunta.
ALICE: Solía preguntarle a la gente, si estaban con alguien nuevo, les decía ¿Estas feliz?
Ya no hago esa pregunta. Primero que todo, no es de mi incumbencia. Y segundo, eso
no significa nada. No se trata de ser feliz.
STEVE: Yo lo estoy. Yo estoy feliz. Me preocupo mucho. A veces pienso que lo hice todo
mal, que debí ser más inteligente. Que debí … no sé … a veces me asusto.
ALICE: ¿Asustarte por qué?
STEVE: No sé. Si les estoy dando lo que necesitan. Ni siquiera sé si de verdad conozco
qué es lo que necesitan. Lo intento, y me gusta. Pienso que está funcionando. Pero a
veces pienso que no. A veces pienso que es mejor no pensar el asunto.
ALCIE: Sólo hazlo.
STEVE: Es gracioso. Ahora me siento más solo. Más que antes. Eso me sorprende.
Quiero decir, ahora tengo más. Más personas. El trabajo, la beba. Se siente bien ser
parte de todo eso. Pero me siento solo.
ALICE: Bueno, la cosa no se pone mejor. Siempre pensé que con los años mejoraría,
pero no.
STEVE: No.
ALICE: Eso me sorprendió. Y lo del tiempo también. Piensas que vas a tener más
tiempo.
STEVE: Sí, lo sé.
ALICE: Si lo observas con cuidado, si tienes suerte, treinta años más. Si no tienes
suerte, solo veinte …
STEVE: Si, pero, yo no creo que vaya a morir (ALICE ríe) En serio. Me lo tengo que
recordar todo el tiempo.
ALICE: Sí, sí. Lo sé.
STEVE: Me tengo que decir hey.
ALICE: Te lo tienes que recordar todo. Todo el tiempo. Una guerra nuclear. Sequia.
Terremotos.
STEVE: Enfermedades. África.
ALICE: El medio oriente. Irán.

(Los DOS se ríen)

STEVE: Irán, Irak, Afganistán.


ALICE: Irlanda. Filipinas.
STEVE: Etiopía.
ALICE: Nicaragua, El Salvador.
STEVE: Polonia.
ALICE: Camboya.
STEVE: Libia. Angola.
ALICE: ¿Eso todavía esta pasando?
STEVE: No sé.
ALCIE: Guatemala. Ahora.
STEVE: Colombia. Bolivia.
ALICE: Cuba.
STEVE: Miami.

(Pausa. Los DOS ríen)

ALICE: No lo sé. Creo que hago lo que puedo. Aunque no signifique nada.
STEVE: Pero significa.
ALICE: No creo. No creo que signifique nada. Creo que así es la cosa … (Los dos miran
al suelo, la espalda recostada en la cama, se toman de la mano) Es tarde.
STEVE: Mejor que nos movamos.
ALICE: Mi vuelo sale temprano.
STEVE: ¿Sales mañana?
ALICE: Sí.
STEVE: Me gustó verte.
ALICE: También me gustó verte. (ALICE recuesta su cabeza en el hombro de STEVE)
Voy a tener la peor resaca.

(STEVE pone su brazo alrededor del hombro de ALICE)

STEVE: Mejor me voy.


ALICE: Sí, mejor.

(Ellos no se mueven, las luces se apagan despacio)

Fin de la obra

También podría gustarte