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El momento presente.

En psicoterapia y la vida cotidiana

COMENTARIO DE LIBROS

EL MOMENTO PRESENTE.
EN PSICOTERAPIA Y LA VIDA
COTIDIANA
Autor: Daniel N. Stern.
Editorial: Cuatro Vientos, 2017, 276 págs.

(Rev GPU 2017; 13; 4: 326-328)

Javier Pinedo1

P ropongo tres breves reflexiones sobre el libro men-


cionado, advirtiendo que no soy un especialista en
el tema, pues me encuentro aquí por amistad a Soledad
2. En la actualidad, la percepción de vivir en un pre-
sente puede tener dos sentidos: por un lado una
visión del hoy como algo fugaz que se nos escapa
Schott y por admirar las interesantes obras que publica como peces entre los dedos, lo que se ha vuelto
Francisco Huneeus en su editorial. un tema fundamental en la poesía, por ejemplo,
de Nicanor Parra, que con agudeza escribe que el
1. ¿Cuándo comenzó el presente? O ¿cuándo nos em- presente no existe:
pezamos a dar cuenta que vivíamos en el presente?
“Lo queramos o no
Probablemente el ser humano supo desde siempre Solo tenemos tres alternativas:
que habitaba en un tiempo denominado como hoy, El ayer, el presente y el mañana.
pero solo más recientemente reflexionó en lo que suce-
día en ese tiempo presente. Y ni siquiera tres
En términos filosóficos, Michel Foucault piensa Porque como dice el filósofo
que fue Kant cuando publicó su artículo “¿Qué es la El ayer es ayer
Ilustración?” (1784), en el que reflexiona sobre la época Nos pertenece solo en el recuerdo:
que está viviendo: los años finales del siglo XVIII. A la rosa que ya se deshojó
Es una interesante observación la de Foucault al No se le puede sacar otro pétalo.
afirmar que los pensadores anteriores estaban más pre-
ocupados de saber lo que había sucedido en el pasado Las cartas por jugar
de la historia de la filosofía, pues saberlo les daba au- Son solamente dos:
toridad académica. En cambio Kant se pregunta por su El presente y el día de mañana.
hoy propio, por primera vez, y con el optimismo que le
permitía estar viviendo una época luminosa y razona- Y ni siquiera dos
ble: la “Aufklärung”, que traducimos como “Ilustración”. Porque es un hecho bien establecido

1
Instituto de Estudios Humanísticos. Universidad de Talca.

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Javier Pinedo

Que el presente no existe ja al reino del tiempo para robarle las claves y poder
Sino en la medida en que se hace pasado regresar y modificar el pasado y evitar que muera la
Y ya pasó…, familia del sombrerero. Así lo hace y logra su objetivo,
Como la juventud. pero cuando el tiempo, que es un hombre vestido con
un abrigo de enormes hombreras y grandes bigotes, se
En resumidas cuentas da cuenta de la trampa, baja a la tierra para castigar a
Solo nos va quedando el mañana: Alicia y a sus amigos. Y el castigo consiste en vivir en
Yo levanto mi copa un eterno presente: un minuto antes de la hora del té.
Por ese día que no llega nunca Los personajes consideran terrible un castigo que
Pero que es lo único les impide pasar al minuto siguiente. Incluso en una In-
De lo que realmente disponemos”. glaterra tan puntual.
Es un castigo pavoroso, pues en nuestra vida coti-
El Dalai Lama, en cambio, con sabiduría oriental diana no existe un presente sino múltiples, y cada uno
recupera ese momento que se le escapa a Nicanor: depende de cuestiones internas, externas y también
“Solo hay dos días en el año en que no se puede culturales. ¿Cómo es el presente de un campesino? ¿O
hacer nada: uno es el llamado ayer, y el otro es el lla- de un artista con todo el tiempo para él…?
mado mañana. Así hoy es el día apropiado para amar, Por otro lado, hay diferencias entre las culturas
creer, hacer y sobre todo para vivir”. humanas, existen algunas más preocupadas de mirar
Me parece que es de estas percepciones básicas de hacia atrás para encontrar los modelos de vida futura,
donde surgen las reflexiones de Stern y que nos iden- y la vida en estos casos consiste en repetir lo caminado.
tifican plenamente a todos nosotros: la sensación de la No innovar sino mantener.
injusta brevedad de la vida y de cómo la perdemos por Otras, en cambio, como la nuestra actual, se desin-
el olvido de miles de presentes idos mientras nos ocu- teresan tanto en el ayer como en el presente y gastan
pamos de mirar hacia atrás o hacia adelante. sus energías en adivinar lo que vendrá. Siempre maña-
En mi opinión, aunque en un sentido técnico al na y siempre joven. Muchos de nuestros estudiantes se
interior de la psicología, el libro de Stern tiene esa in- burlan con ironía de lo que pasó en la historia: “Yo no
tencionalidad, convencernos de olvidar las quimeras había nacido” responden cuando se les pregunta por
del futuro o de los días pasados y volver la mirada en Shakespeare o Salvador Allende, como si la vida cul-
lo que nos está sucediendo aquí y ahora: Hic et Nunc, al tural y política hubiera comenzado solo con su propia
decir de los romanos. llegada al mundo.
O aun mejor, que solo podemos comprender el Esos estudiantes viven para mañana, sin sospechar
ayer y el mañana conociendo nuestro día a día. En tér- que hay ciudades en que el día domingo es el más abu-
minos terapéuticos pero también existenciales: se trata rrido del mundo, ciudades que están vacías porque ese
de ganar más vida para uno mismo (un día más largo y día nadie trabaja, y solo el trabajo es actual.
más vivido) y para nuestro entorno, pues no perder el En todo caso, me parece que el libro que comen-
presente significa tener conciencia de lo que uno hace tamos constituye una interesante reflexión que puede
en cada instante. Captar ese momento (levantarse, ayudar a tomar conciencia de nuestros actos, incluso de
hacer la cama, desayunar), mirándose a sí mismo, nos los que realizamos de manera automática. Es el objeti-
ayudaría a comprender mejor quiénes somos y en qué vo central, evitar el hacer sin pensar y hacerlo sabiendo
época vivimos. lo que hacemos en nuestra vida cotidiana. Los ejemplos
que entrega Stern, levantarse, hacer la cama, tostar el
3. Celebrando el libro de Stern, me permito un co- pan, deben ser acciones detalladamente meditadas, y
mentario (crítico) final, en el sentido que pudiera no solo para responderle al psiquiatra en el momento
existir el peligro de caer en cierta dictadura del de la consulta: “¿Usted se acuerda de lo que hizo esta
presente y olvidar los otros dos tiempos verbales mañana al levantarse?”.
sin los cuales el presente se diluye. No se trata de tranquilizar al psiquiatra sino a nues-
tra propia conciencia individual, pues en la medida que
Recuerdo la novela (¿para niños?) de Lewis Carroll, aumenta también puede aumentar nuestro sentido en
Alicia a través del espejo, en la que la protagonista via- la búsqueda de la felicidad.

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¿Por qué publicar un libro de Daniel N. Stern?

¿POR QUÉ PUBLICAR UN


LIBRO DE DANIEL N. STERN?
Francisco Huneeus

D urante más de 30 años Daniel N. Stern ha trabajado


en la interfase entre la investigación y la práctica
clínica; entre la psicología del desarrollo y la psicote-
recién se iniciaba en una psicoterapia (Gestalt) cuyo
atractivo para mí era que se basaba mucho en la obser-
vación desprejuiciada de los fenómenos –y todas sus
rapia psicodinámica; entre la observación/experimen- explicaciones eran de orden procesal, holísticas y cuasi
tación y la reconstrucción clínica de la experiencia fisiológicas.
temprana; entre las perspectivas interpersonales e in- No me había pasado lo mismo leyendo a Freud,
trapsíquicas. Su obra ha cumplido una función integra- a quien había leído durante un periodo en la Escuela
dora en la profundización de nuestra comprensión de de Medicina mientras cumplía un largo reposo por una
la teoría, la práctica y el desarrollo humano. lesión tuberculosa, algo bastante común entre estu-
En lo personal, lo conocí por una publicación a fi- diantes de esa época. A pesar de ser una lectura ame-
nes de los años 1980 a través de un artículo de Stephen na y accesible, me resultaba poco convincente, ya que
Tobin aparecido en el Journal of Humanistic Psychology apelaba a ciertas regiones ocultas de la psique y utili-
donde se refería a la terapia del self –término que yo no zaba un paradigma mecanicista de fuerzas, pulsiones,
podía entender ni en su acepción psicoanalítica ni en represiones e instintos. Me daba la impresión de que mi
su acepción de la terapia gestalt clásica. Premunido de escepticismo excluía la posibilidad de mi adherencia a
un ejemplar de su libro El mundo interpersonal del infan- la escuela freudiana.
te publicado en 1985 en inglés (y en 1996 en español, Sabía que Stern había dado en el clavo, o en un
Paidós), comencé mi viaje. Era la época en que trataba clavo. Pero no sabía que con su trabajo poco a poco se
de entender la enorme oferta de psicoterapias y ya me vendría abajo el edificio de la ortodoxia, porque los su-
había abanderado con la Gestalt por ser aparentemen- puestos acerca de las etapas tempranas del desarrollo,
te más accesible por mi anterior dedicación de años a la parte no verbal del desarrollo, mostraban otro aspec-
la neurobiología. to totalmente distinto de las fases del desarrollo que las
Desde un comienzo pude apreciar que su escri- narrativas tempranas de Freud, Erikson, Klein, Mahler
tura era completamente comprensible para uno que y Kohut.

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