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DE BUENA SEMILLA, BUENA COSECHA

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¡A CENAR! *
VIVA MÉXICO TRAGONES…

A se
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Eran las 7 de la mañana; y en la casa había un gran dimento con el que nuestros antepasados sazonaban
movimiento en la cocina, las mujeres salían y entra- los alimentos. Fray Bernardino de Sahagún en su obra
ban, traían y llevaban, subían y bajaban. Todo esto, “Historia general de las cosas de la Nueva España”,
motivado por la voz de la abuela, al entrar pregunte habla de las diversas formas en que era utilizado,
qué pasaba, y me contestaron todas en coro, es 15 de describe los platillos que ingerían nuestros antepasa-
septiembre, y estamos preparando la cena -pero es dos. Entre éstos, podemos mencionar la empanadilla
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de mañana, ni siquiera hemos desayunado, conteste- de gallo con chile amarillo, la cazuela de gallina con
sin embargo, hoy es una cena especial me dijeron, son chile bermejo, el potaje de chile amarillo, la cazuela
chiles en nogada. de ranas con chile verde, el atole con chile amarillo y
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miel, entre otros.


Un platillo barroco
Las variedades eran muchas, en cuanto al tamaño,
Junto con el maíz y frijol, el chile era una de las tres forma, color, sabor y nivel de picosidad de los chiles.
piedras angulares en las que se basaba el alimento El poblano, era tan sólo uno más entre una gran va-
de los antiguos mexicanos, así como el principal con- riedad que comprendía; -y que hasta la fecha incluye
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más de 100 variedades diferentes.

Chiles en nogada

Los célebres chiles en nogada están considerados


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mundialmente, como uno de los platos más finos de la


* Francisco Rodrìguez Cruz, colaborador de la Revista Claridades
Agropecuarias de Apoyos y Servicios a la Comercializaciòn Agropecuaria cocina mexicana por su estética apariencia y por su
(ASERCA/SAGARPA). gran sabor.
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El plato, un chile poblano relleno de picadi-


llo de fruta, semillas secas y carne, bañado
en una salsa blanca de nuez y adornado
con semillas de granada roja y hojitas de
perejil, cuentan fue creado en Puebla por
monjas agustinas como un homenaje a Don

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Agustín de Iturbide cuando volvía de firmar
en Córdoba, Veracruz, la Independencia de
México.

Desde entonces, para la fiesta de San Agus-

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tín, entre campanas y algarabía, se sirven
los gloriosos chiles en nogada, que por la
cantidad de ingredientes y lo sofisticado de

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su preparación, se constituyó en un lujo que
se disfruta sólo por estas fechas de fiesta
nacional.

Ahora bien, esos chiles en nogada tienen ya


su lugar original en la cocina prehispánica
38 mexicana, pues fueron comidos los pimien-
tos dulces, también rellenos, por los aztecas
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del siglo XV y anteriores; e igualmente los
cubrieron con sus salsas y los adornaron o
aderezaron con frutillas.

De entre las diferentes leyendas sobre el


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origen de los chiles en nogada, la más tra-


dicional es aquella que cuenta que fueron
tres hermanas, cuyos padres, originarios de
la ciudad de Puebla, tenían su casa en la
calle de Micieses, esquina con la calle de
Victoria, familia de recursos, producto de bienes raí-
ces en la capital del país y en esta población; iban o
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venían, de uno a otro lado.

En las diferentes festividades y recepciones que or-


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ganizaron para el libertador y su guardia de corpus,


las tres hermosas hijas, sobresalientes por su belleza
y trato, fueron enamoradas por oficiales a quienes
correspondieron.

La familia regresó a Puebla, pero las tres parejas de


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novios, que estaban enamorados, quedaron de verse


muy pronto. Don Agustín de Iturbide iría a Puebla,
que fue la primera ciudad de la nación proclamada
libre. Las señoritas pidieron a sus prometidos la fecha
y forma de halagar al señor de Iturbide. Uno de ellos
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aseguró: “el 28 de agosto de 1821” y precisó: “al


generalísimo le agradan mucho los guisos regionales,
es un excelente gastrónomo; prepárenle un platillo en
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el que se empleen productos que tengan los colores “Después capearemos los chiles con huevos ranche-
de la recién creada bandera mexicana, ¡será gran ros de los rurales gallineros de Tepeaca, Amozoc o
sorpresa!” ¡Magnífico! aprobaron y se comprometie- Acajete, friéndolos, aunque sea muy caro con la deli-
ron las chicas. ciosa mantequilla de Chipilo. ¡Aquí ya está el verde!
Haremos una salsa de nuez de Calpan, de preferen-
-“En qué conflicto nos hemos metido”, dijo una de ellas, cia, que hay muy buenas y muchas nogaleras en otras

se
“si no sabemos cocinar”. –“Pero habrá modo de resol- partes del territorio poblano, licuada, con el mejor
verlo, añadió otra”. –“¡Claro!”, optimista dijo la última, de los vinos, también regionales que los hay. La tarea
y resuelto está. -“Encargaremos el platillo sugerido a más pesada y tardía de todo: pelar cientos de nue-
las madres agustinas del convento de Santa Mónica, ces en la que se emplearán bastantes ayudantes. Se
entre ellas hay magníficas cocineras; dándoles la idea echará en abundancia sobre los chiles cubriéndolos

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saldremos triunfantes ante nuestros amados oficiales totalmente. ¡Aquí está ya, también el blanco!
iturbidistas”. Como lo pensaron, lo hicieron.
“Sobre la nogada echaremos abundantemente dien-

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Las monjas en congregación: “quieren esas niñas que tecillos de granada, de las únicas para este platillo,
el platillo sea originalmente poblano; que tenga en de Tehuacán que por su exclusividad se llama a esta
su elaboración productos en que estén los colores de importante ciudad “de las Granadas”. ¡Finalmente el
la bandera”. Como el ejército insurgente comandado rojo es aquí! Y más aderezo. Hojitas frescas, verdes
por Vicente Guerrero y por él se llamaba el de las de perejil esparcidas en el platillo poblano “Chiles
Tres Garantías -religión, unión, independencia- y en en Nogada”. ¡Cumplido absoluto el encargo! Amén”.
la bandera cada una estaba identificada con un color 39
-verde, blanco y rojo- las religiosas decidieron que el El 28 de agosto arribó a Puebla Don Agustín de Itur-
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plato debía incluir los tres colores. bide, cabeza del primer gobierno de la nación mexi-
cana, ya libre y soberana. Fue un homenaje. En el
Bien convinieron: “emplearemos chiles de tiempo de banquete le sirvieron el platillo ex profeso guisado
San Martín Texmelucan, que son grandes e impon- “de los chiles en nogada”, en un banquete de ciento
derables en su calidad; los pre-
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pararemos quitándoles las venas


y semillas para neutralizarlos ha-
ciendo que el picor sea placentero.
Los rellenaremos, éste puede ser
sencillo, sólo de queso serrano de
cabra de Tlatlauqui, Zacapoaxtla
o Teziutlán; con picadillo menudito
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de carne de res y de puerco, de la


matanza famosa de San Antonio
del Puente o de Cholula y en caso
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de Tecali, que los animales de ahí


son bien cebados; y, con mil sabo-
res: jugo de clavo y canela, todo
esto molido, y pasta semiseca de
la molienda con duraznos de las
huertas de Huejotzingo, manzanas
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de las mejores de Zacatlán, peras


de la famosa huerta de los padres
Carmelitas, de esta propia levíti-
ca Puebla y aderezo con piñones,
pasas, almendras, entre otros, así
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como pasta única que ni el propio


patrono de las cocineras San Pas-
cual Bailón se lo imaginará.
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cincuenta cubiertos servidos en la casa de las herma-


nas. Realmente fue una sorpresa para el libertador, y
de sus ayudantes que originaran el exquisito platillo
de todos los comensales.

El ofrecimiento tocó hacerlo al superior de los agus-

se
tinos quien advirtió que en este mes se celebraba al
santo patrono de la Orden, el día 28 y que en nom-
bre de esta comunidad religiosa, principalmente de
las madrecitas de Santa Mónica, se adelantaba la
cuelga al excelentísimo señor jefe del Estado Mexica-

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no, ya que su nombre era Agustín.

De manjar fueron calificados los chiles en nogada,

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que desde ese año se hicieron famosos traspasando
los límites territoriales poblanos. Cada año en el ban-
quete de los padres agustinos se sirvieron, tuvieron Estudiosos en el tema señalan que los tres ingredien-
más renombre porque en la verbena de este barrio tes principales nunca han sido causa de controversia
que es de las de más resonancia, en los puestos de sobre la receta original, pero sí dos de los compo-
comida se vendían los chiles en nogada. nentes que hoy privilegian el delicioso sabor de este
40 platillo que son: su relleno y el capeado de huevo
Es un platillo que requiere de mucho talento y pacien- del chile.
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cia, es lograr un equilibrio entre los sabores dulces
de las frutas con los fuertes de las especias y el baño En cocinas familiares de Puebla se afirma categóri-
de la salsa de nuez hecha a base de nueces de Cas- camente que el capeado de huevo no existió en la
tilla molidas y mezcladas con jerez entre otras cosas. presentación original, porque habría tapado la re-
Recuerde que es un platillo que marcó el inicio del producción del verde del chile poblano, y consideran
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período independiente en el que México empezó a que este componente fue agregado a finales del siglo
consolidar su propia personalidad, incluyendo la de XIX o principios del XX.
la gastronomía, la cual ya se venía perfilando desde
la época colonial con toda la herencia que se conjugó La profesora Liboria Solano, de San Nicolás de los
de la cocina y los ingredientes nativos con los que Ranchos municipio que se encuentra en las faldas del
llegaron de fuera. volcán Popocatépetl, asegura que en esta población
y en otras vecinas a la capital poblana los chiles en
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nogada siguen preparándose sin capeado y con re-


lleno de frutas, como en la receta original.
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Producto de la creatividad mestiza nacional con in-


gredientes y sabor predominantemente criollos, los
chiles en nogada forman parte del arte culinario de
México.

Parece ser que la leyenda de los chiles en nogada


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fue responsabilidad de dos escritores, Artemio del


Valle-Arizpe y Agustín Aragón y Leiva, ambos se
distinguieron en el período que va de las décadas
de 1930 a 1950 por dedicarse a hacer comentarios
gastronómicos de corte histórico. A partir de entonces
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el relato se encontrará en diferentes fuentes ya afir-


mando categóricamente que los chiles en nogada fue-
ron hechos en Puebla para el emperador de México.
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Datos interesantes

-1849: fue publicado en Puebla en forma de fascículos “El manual del cocinero y la cocinera”, en el cual no aparece los chiles en nogada, solamente una receta
de ‘’Gallina en nogada’’ que llevaba nueces y es identificable en los libros de cocina del siglo XVIII.

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-1858: la publicación “Nuevo Cocinero Mexicano” en forma de diccionario registra una receta ‘’Chiles rellenos en nogada’’ que incluían picadillo de carne de
puerco, bañados con nogada y adornados con granada, y señalan que es opcional éste adorno.

- 1872: aparece la publicación “La cocinera poblana” y “El libro de las familias”, en las cuales incluyen ‘’nogada para chiles rellenos’’ y ‘’nogada para chiles
con jamón’’, en este recetario dan más importancia a la nogada.

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-Fines del siglo XIX: Diario del hogar publica la receta ‘’Chiles en nogada rellenos de bacalao’’, en el que la nogada, no va adornada con los granos de granada.

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-Inicio del siglo XX: sigue irregular los pasos del chile en nogada, no apareciendo en varios recetarios, sino como chiles rellenos, y no como lo conocemos.

-1930: los documentos culinarios empiezan a registrarlos. Mercedes de la Parra y la profesora Ana María Hernández en sus respectivas obras lo registran
como lo conocemos en la actualidad.

-1942: el escritor Agustín Aragón y Leiva describió en su Diccionario de Receta de Cocina , un platillo definido como obra maestra de la cocina mexicana en la
que aclaró que fue creado en honor a Agustín de Iturbide. 41
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Toda surgimiento de relato culinario es importan- indiscutiblemente un plato mexicano, cuya elaboración
te porque nos dice mucho de los pueblos que los lleva los colores patrios y que actualmente, es un plato
elaboran, tanto de su cocina, como de su visión del que no falta en la celebración de la Independencia,
mundo. Pero dejando de lado las discusiones históri- de nuestro gran país.
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cas, la única verdad es que los chiles en nogada son


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