Está en la página 1de 7

REFLEXIÓN SOBRE EL LIBRO “LA ASTUTA SERPIENTE” SOBRE LA

DOCTRINA DEL PECADO ORIGINAL.

UNA REFLEXIÓN SOBRE LA SITUACIÓN QUE HUBIERA PODIDO DARSE


EN CASO DE NO HABER PECADO NUESTROS PRIMEROS PADRES…

Dos capítulos fundamentales:

A-EL ESTADO ORIGINAL

B- EL PECADO ORIGINAL

Cap.1 -El simbolismo de la serpiente en la Biblia no siempre ha tenido siempre una


etiqueta positiva como en el relato de la caída o del pecado original sino que hay
pasajes que muestran todo lo contrario como en el pasaje de Nm 21, 8. En el se
habla de unas serpientes que mordían al pueblo de Israel, pero acto seguido, todo
aquel que miraba a una serpiente de bronce puesta sobre un mástil por Moisés
quedaba curado y salvo. El evangelio de Juan relaciona esta misma serpiente, con
la cruz salvadora en la que tiene que se elevado el Hijo del hombre (Jn 3, 14).
Luego el simbolismo de la serpiente es más bien, ambiguo.

Una doctrina no siempre bien entendida. Algunos autores piensan que tal doctrina
está ya superada y caducada, pero no es así. Los discursos del p. o. topan con una
serie de dificultades.

Lo cierto es que no hay una definición clara del pecado original. El Concilio de
Trento, no lo definió, y lo dio por supuesto.

El Concilio Vaticano II, dice “lo que la Revelación nos dice (sobre el p.o.) coincide
con la experiencia. A lo sumo se referirá a la experiencia de que nacemos en un
mundo donde hay pecado, donde todos pecan y que está construido sobre
estructuras de pecado.

Pero, ya no se pregunta cómo apareció ese pecado, sus motivos, sus raíces
profundas, y cómo es posible que este pecado sea más poderoso que el bien.

1
Se suele decir, al menos, que el p. o. lo transmitió Adán a toda su descendencia,
pero no explica cómo puede transmitirse un pecado por el mero hecho de la
generación.

El teólogo debe ofrecer una explicación, por modesta que sea.

Aclaración terminológica; La tradición engloba dos aspectos relacionados pero


distintos, bajo el nombre de pecado original:

1- Designar el primer pecado, el de los orígenes de la humanidad, que consistió


fundamentalmente en una ruptura del ser humano con Dios.
2- Por otra parte, la expresión p. o. se refiere al pecado transmitido, a la situación de
pecado en que nacerían todos los seres humanos, que el P. Martín dice que se refiere
a <<una cierta ausencia consciente de Dios (visto desde el lado humano) en la vida de
cada nacido mientras no se encuentre libremente con Él>>. El pecado original es
ruptura y ausencia, consciente y voluntaria que data desde los comienzos de nuestra
historia, y como consecuencia: una ausencia de Dios en cada ser humano. Esta
ausencia no es fácil de entender porque Dios jamás nos abandona, la vida sólo es
posible porque Él la sostiene.
En teología se conoce como pecado original originante al pecado de Adán, el
primer pecado del ser humano. Y como pecado original originado el pecado
contraído, con el que según se dice, todos naceríamos como consecuencia del
pecado de Adán. Por otra parte, la comprensión del pecado original exige un
estado previo de no pecado.
La teología designa como estado original la situación de los seres humanos
antes del pecado, situación que se correspondería con la voluntad original de
Dios y que el ser humano frustró.

Cap. 2- Lo teologal del pecado pasa por la mediación cristológica y


antropológica. A Dios se le rechaza en el olvido y en el menosprecio al
prójimo. La relación positiva o negativa con Dios pasa por el modo de entender
y tratar a los demás, y a uno mismo en relación con los demás.

Cap. 3- La reflexión del autor comprende que la justificación, obra del amor
gratuito de Dios, es la que ayuda a entender el pecado. Dios no necesita el
pecado para enviarnos a Cristo, ni el ser humano necesita pecar para tener

2
necesidad de Cristo. Pero el pecado hace que Cristo sea más necesario que
nunca.
La realidad antropológica: La vida humana es una batalla, una tensión entre el
bien y el mal. Hay males que el ser humano no puede controlar ni dominar.
La experiencia del mal y la impotencia que sentimos ante él, ha llevado a la
sociedad actual a una crisis de desesperanza, y me atrevería a decir de
resignación. Surge entonces la pregunta si es posible una salida para lo
humano, aunque haya de esperarla de más allá de las posibilidades del ser
humano. Para la ciencia y la filosofía la respuesta no es muy alentadora pero sí
para la teología, que postula que hay una Verdad con mayúscula que a
diferencia de las verdades minúsculas es salvífica. Desde la fe cristiana, la
respuesta a la pregunta por la vida humana es positiva y buena.
Eso significa que la cuestión del pecado no termina en la desesperanza, sino en
la pregunta por la salvación. Por tanto, el tema del pecado original no puede
cerrarse sobre sí mismo, sino que debe abrirse a la posibilidad de una
intervención histórica de Dios que salve a la criatura humana.
Ni Dios hizo al hombre mal hecho, ni su proyecto de vida quedó truncado por
el pecado.

Cap. 4- Gn 3, 22 sugiere que el pecado puede significar un progreso y, por


tanto, puede considerarse un elemento de crecimiento, porque también en el
pecado el ser humano se afirma a sí mismo, decide sobre sí mismo, y su
espíritu se abre a nuevos horizontes.
Tras el pecado, Yahveh reconoce que el hombre ha venido a ser como uno de
nosotros en cuanto a conocer el bien y el mal. El pecado es una afirmación de
sí, y en ese sentido, una promoción (pero para mal) en el plano de la
alineación, del enfrentamiento y de la lucha.
Cuando el ser humano decide lo que es bueno o malo, (marginando a Dios) se
pone a la altura de Dios, en cierto modo, realiza la imagen de Dios, pero en un
plano de ruptura y enfrentamiento.
El pecado detuvo la maduración, el crecimiento humano y lo que Dios dice a
esta “única criatura a la que ha amado por sí misma“es que en el amor puede
encontrar la realización, estabilidad, madurez y la grandeza de su ser. Dios la
ha creado porque la ama y la ama “desde antes de la creación del mundo”,
antes de cualquier respuesta posible.

3
Pero la plenitud del amor está en la reciprocidad. A esta criatura creada por
amor, Dios la llama al amor, a responder al amor primero e inalterable de Dios.
“Ama a tus padres, obedécelos y así te irá bien…prolongará los días de tu
vida…” Del mismo modo y mucho más es nuestro deber con el Señor: “Shemá
Israel: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu mente y con
todas tus fuerzas…graba esto…”

La libertad: Hay fuerzas en nosotros que rompiendo con toda dependencia, nos
pertenecemos más a nosotros mismos. Grave error, el egoísmo nos ciega.
En la duda, en el tanteo está la posibilidad de pecado. La posibilidad…porque
para que se dé el pecado se necesita la libre asunción de una de las
posibilidades o la libre asunción de los instintos animales. Se necesita, en
suma, la libertad.
Estamos sujetos a tendencias genéticas pero no determinados genéticamente.
Hechos a imagen de Dios, con capacidad de decidir, libremente, sobre nosotros
mismos.

Somos imagen de Dios, pero no somos Dios, somos creados y nuestra libertad
también lo es y por consiguiente finita.
La tragicidad de la existencia humana está causada por un mal uso de su
finitud. El hombre finito quiere ser infinito como Dios, quiere arrebatar la
infinitud de Dios y en el intento peca y entra en una muerte espiritual profunda,
entra en crisis. Dios va en su busca y cuando el hombre reconoce su finitud
ante Dios, entra en conversión y vuelve a sentirse su hijo en hermandad con los
demás hombres. Gracias a nuestra respuesta de fe en su mediador: Jesucristo.

Lo que pudo ser y no fue… La situación original de la que habla el Génesis, no


ha existido nunca. En realidad de lo que se trata es de explicar una situación
idealizada de lo que habría podido ocurrir (gradualmente…) si el hombre no
hubiera pecado. Además, está en clave de futuro, el futuro que Dios prepara
para todo ser humano que así lo desee, libremente, será la plenitud total,
cuando sea identificada totalmente la voluntad humana con la divina, sin vuelta
atrás. Amor auténtico.

Cap. 5- A la teología le interesa el contexto contemporáneo de la Escritura,


pero su tarea se centra en comprenderla en nuestro contexto actual, no es

4
simplemente interpretar la Biblia, sino en intentar una comprensión plenamente
reflexionada de la fe cristiana en todas sus dimensiones, especialmente en su
relación con la existencia humana.

A lo largo de los siglos no se ha dejado de plantear las preguntas y los


problemas en torno a la doctrina del pecado original obligando a una nueva
relectura del texto bíblico sensibilizando a la teología: Este nuevo <<oído
teológico ha posibilitado encontrar nuevos matices o aspectos que habían
pasado desapercibidos en la Biblia.

Hay cosas que están más allá de lo que el método histórico crítico nos puede
mostrar en las lecturas teológicas de las Escrituras, y cuando esto ocurre se
crea una tensión entre exégesis y teología.

Una buen ejemplo de ésta tensión es el tema del pecado original. También
hay que mencionar que entre Escritura y teología hay otro asunto que interesa
al teólogo y que también afecta a la cuestión del p. o. : Se trata de los relatos
escriturísticos que refieren a acontecimientos fundadores, acontecimientos en
los que aparece una novedad absoluta y decisiva para la historia de salvación.
Tenemos, pues, en el AT, tenemos los relatos de las alianzas o los referidos al
origen del pueblo elegido (experiencias en el Éxodo y en el Sinaí). Incluídos
los de la Creación y el del Origen del pecado.

El teólogo tiene que ser consciente de la mediación de lo que cuenta el relato y


de la mediación de su lenguaje mítico-poético o simbólico. Tiene que ser que
hay una realidad más allá de las formas de cómo son contados.

En el caso de Gn 3, más allá de las formas poéticas o míticas hay una realidad
acontecida en la que entran en juego la libertad de Dios y la del ser humano, en
definitiva lo que está en juego es el modo de situarse los humanos ante Dios.

Desde los primeros capítulos hemos dicho que Trento no define en ningún
texto bíblico la doctrina del p. o. El texto de Rm 5, 12 es más bien un texto de
apoyo que una definición explícita. Esto lleva a que muchos teólogos piensen
que la doctrina en la S.E. está, más bien implícita. Como textos más implicados
están Gn 3; Rm 12, 7- 23; 1 Co 15, 21-22 y los textos joánicos sobre el pecado

5
del mundo. Hoy la teología considera más interesante de Rm, el v.5 que el
v.12.

La posición mayoritaria católica respecto a Gn 3, se reconoce en la expresión


de “etiología histórica” (estudia las causas de los acontecimientos), busca una
explicación de la experiencia existencial y salvífica del hombre actual.

Durbale afirma el carácter histórico no en el sentido propio de un relato


apoyado en testigos o restos del pasado, pero sí un relato con intencionalidad
histórica, en amplio sentido, como ocurre con la parábola de los viñadores
homicidas, que resume el rechazo histórico del Hijo de Dios.

En suma, en el mito del Génesis no se trata de una representación intemporal


de la condición humana de todo hombre sino que a la vez de la explicación por
el acto libre del antepasado.

El CatIC (n. 390): <<El relato de la caída de Gn 3 utiliza un lenguaje hecho de


imágenes, pero afirma un acontecimiento primordial, un hecho que tuvo lugar
al comienzo de la historia del hombre>>.

Este a la vez símbólico y acontecido, no histórico e histórico…¿habría algún


paralelismo con otros temas doctrinales de la fe? El CatIC reconoce que la
resurrección es un hecho trascendente, metahistórico (mas allá de la historia).
Sin embargo tras analizar los textos bíblicos, afirma: <<Ante estos testimonios
es imposible interpretar la resurrección de Cristo fuera del orden físico y no
reconocerla como un hecho histórico. Luego es a la vez acontecimiento
histórico y trascendente, donde se encuentran la protología y la escatología.
Con una salvedad: El pecado del primer humano aconteció en el mundo, la
resurrección en el mundo celestial.

El mal, no tiene su origen en Dios, sino en la acción voluntaria, libre del


hombre.

¿En qué consiste el pecado de los orígenes? Y por extensión, todo pecado, en
su raíz más profunda está en la ruptura del hombre con Dios.

VAMOS A DEJARLO EN LA PÁG. 80.

6
7

También podría gustarte