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Desde un punto de vista social y estético, el cabello es reflejo de la personalidad

y un instrumento de representación de la persoNa. Los tratamientos capilares


van desde la higiene (cuidado del cabello

y del cuero cabelludo) a la dermopatología, que requiere normalmente un


tratamiento médico. Los tratamientos capilares suponen la existencia de unos
problemas que el consumidor desea solucionar mediante unos productos
adecuados. Junto a los creados por enfermedades, los problemas capilares
estéticos tienen con frecuencia un origen externo muy diverso, que puede ser
debido a causas del medio ambiente desfavorables o por el uso de productos
capilares inadecuados.

En el cabello se distinguen dos partes bien diferenciadas, el tallo, que es la


parte visible, y la raíz o parte interna.

El tallo está inserto en el cuero cabelludo, tiene en su base el bulbo del folículo
que es en cierto modo la raíz del cabello y en el interior de este bulbo se
produce el crecimiento activo del cabello.

En la base del bulbo se encuentran las células específicas que producen los
pigmentos que dan el color a los cabellos, son los llamados melanocitos,
productores de melanina, así pues los cabellos castaños o negros contendrán
gran cantidad de melanina y los rubios o rojizos menor cantidad. Estos
pigmentos son destruidos por productos decolorantes como el agua oxigenada
dando al cabello un aspecto áspero y quebradizo.

Los niños suelen tener un color de cabello bastante claro que se oscurece con
la edad debido a la producción aumentada de melanina y al envejecer los
melanocitos producen cada vez menos melanina, hasta no producir nada por lo
que los nuevos cabellos crecen blancos o grises constituyendo las conocidas
canas.

Debajo de la piel y próximo al tallo se encuentra la glándula sebácea cuya


función es la de segregar un líquido aceitoso que lubrica el cabello, lo protege
de la deshidratación y le da brillo. Un mal funcionamiento de estas glándulas
originará un cabello seco o graso. Asimismo, internamente existe un músculo
erector del cabello que está situado debajo de la glándula sebácea.

Los capilares sanguíneos le aportan las sustancias nutritivas, el oxígeno y las


sales minerales indispensables para la vida capilar.

Externamente, el cabello es un largo cilindro recubierto de escamas cuyo


diámetro varía según el individuo, a esta capa externa se le llama cutícula, es
bioquímicamente estable y muy resistente a los ataques exteriores. Está
constituida por proteínas muy ricas en aminoácidos azufrados.

Esta cutícula es la parte visible del cabello y en cierto modo nos sirve de adorno
pero también es el reflejo de nuestra salud, un organismo cansado, anémico o
enfermo por carencia produce cabellos flojos, sin brillo y que se rompen con
facilidad.

Debajo de la cutícula se encuentra la corteza, formada por haces de


microfibrillas de queratina yuxtapuestas, unidas por puentes disulfuro y
puentes de hidrógeno.

Tipos de cabello

En función del tipo de tratamiento podemos distinguir tres tipos de cabello:

Cabello normal
Presenta un aspecto brillante, aterciopelado y con un colorido homogéneo.
Todas las funciones fisiológicas son normales, no presentan ningún tipo de
alteración. Normalmente el cabello de los niños o de adolescentes es normal
ya que todavía no se ha alterado el equilibrio biológico por factores internos ni
agentes externos.

Cabello seco

Tiene apariencia árida, escamas secas y es propenso a romperse y agrietarse.


El pH es más ácido de lo normal. Está falto de grasa y por tanto de humedad.
Las causas que originan este tipo de cabello pueden ser de origen interno
(herencia, mala circulación, bajo funcionamiento de las glándulas sebáceas,
trastornos emotivos) y/o de origen externo (empleo de champús de baja calidad,
aplicación de preparados capilares inadecuados, exposición larga y sin
protección al sol, vida poco sana).

Este tipo de cabellos conviene someterlos a masajes y revitalizarlos con


preparados de efecto reengrasante, hiperemizante y balsámico.

Cabello graso

Tiene aspecto grasiento y pegajoso debido a la exagerada actividad de las


glándulas sebáceas. El pH es más elevado de lo normal por lo que este tipo de
cabellos son más propensos a infecciones de origen microbiano.

Las causas que originan su aparición pueden ser causas de tipo endógeno
(herencia, trastornos hormonales) o exógenos (empleo de preparados
inadecuados, vida desordenada, alimentación rica en grasas y pobre en
proteínas y vitaminas). Conviene tratarlos con champús adecuados, con aguas
capilares de efecto desengrasante, desinfectante y astringente.
Principales preparados capilares

Champús, cremas y espumas suavizantes, mascarillas, fluidos regeneradores,


ampollas, tratamientos anticaída, anticaspa, antiseborrea, son las categorías
que conforman el mercado del cuidado capilar. Los productos de tratamiento
capilar constituyen todavía un sector minoritario en relación al gran mercado
de champús.

Productos para el lavado del cabello

Los productos que se emplean actualmente son los champús. Se denomina


champú a un producto apto para la limpieza del cabello y cuero cabelludo. En
determinadas ocasiones presentan una acción simultánea farmacodinámica,
estimulante o normalizadora de las funciones fisiológicas del bulbo capilar o
de las glándulas sebáceas, que es característica de los champús tratantes. Un
buen champú tendrá que cumplir las siguientes características:

Buena presentación. Aspecto, color, olor, perfume y envase.

Poder detergente. Debe tener el suficiente para eliminar grasas y residuos.

Bajo poder desengrasante. No debe provocar un desengrase excesivo de la piel


y del cabello, por tanto se formularán incorporando tensoactivos reengrasantes
y acondicionadores.

Elevado poder espumante con una producción de espuma cremosa más o


menos estable.

Insensible a la dureza del agua debido a la formación de sales cálcicas.

Facilidad de peinado en seco y húmedo.


Facilidad de aplicación.

Facilidad de aclarado.

Viscosidad adecuada.

pH alrededor de 6, debe ir en concordancia con el pH del lagrimal del ojo.

Estable y bien conservado.

Inocuo. No debe producir irritaciones

Económico.

Todas estas características las debería tener en cuenta el formulador para poder
conseguir un buen producto.

Esquemáticamente, la fórmula de un champú engloba los siguientes grupos de


sustancias: detergentes y espumantes, estabilizantes de espuma, reengrasantes
y acondicionadores, espesantes, opacificantes y perlantes, principios activos,
sustancias secuestrantes, colorantes y perfumes, conservantes y antioxidantes,
reguladores del pH y agua.

Detergentes y espumantes

Son los que confieren a la fórmula sus características espumantes, detergentes


y de compatibilidad dérmica. Dentro de este grupo están todos los tensoactivos
(catiónicos, aniónicos, no iónicos y anfóteros) constando de moléculas
anfifílicas con un polo hidrosoluble y otro lipófilo que arrastran con el agua
del aclarado la suciedad y parte de la capa lipídica del cabello. Se formulan a
concentraciones que oscilan entre el 5 y el 20 % clasificándose en:
Aniónicos. Dan lugar a un radical aniónico al ionizarse en solución acuosa
como los alquilsulfatos (laurilsulfato sódico), alquiléter sulfatos (lauriléter
sulfatos), y los dialquilsulfosuccinatos, ésteres del ácido fosfórico y
sulforicinoleatos. Presentan un gran poder espumante y gran carácter
detergente pero tienen el inconveniente de que son agresivos; es por esta razón
que van asociados con acondicionadores capilares.

Catiónicos. Como las sales de amonio cuaternario y los óxidos de aminas, son
tensoactivos muy útiles en las formulaciones que van destinadas a individuos
con piel sensible.

Anfóteros. Son las betainas e imidazolinas, siendo activos en un amplio rango


de pH y compatibles con todo tipo de tensoactivos, facilitan un muy buen nivel
de espuma y son insensibles a la dureza del agua, siendo en general muy poco
irritantes.

No iónicos. Son compatibles con tensoactivos catiónicos y aniónicos. Dentro


de este grupo encontramos los alquilpolietileneglicoléter,
alquilpolialquileneglicoléter, derivados oxietilenados y las amidas grasas. Por
norma general no son buenos espumantes ni detergentes y su uso queda
restringido a aportar viscosidad o a conferirle ciertas propiedades
reengrasantes o acondicionadoras, además de proveer una espuma más
compacta y cremosa.

Estabilizantes de espuma

Se utilizan para conseguir que la espuma esté más controlada y estable.


Sustancias que cumplan esta función son los tensoactivos anfóteros (que actúan
como espesantes y estabilizadores de la espuma) y los no iónicos.

Reengrasantes y acondicionadores
Se utilizan para evitar el desengrasado excesivo de la piel y el cabello, además
de dejarlos en una mejor condición y aspecto. Pueden tener diferente naturaleza
(productos de carácter graso, derivados naturales, resinas sintéticas, siliconas,
emulsiones de siliconas) que facilitan el peinado del cabello tras el lavado.

Espesantes

Tienen como única misión conseguir que el formulado posea la viscosidad y


consistencia idónea. El aumento de viscosidad se puede conseguir modificando
los parámetros reológicos del sistema agua-tensoactivo como las amidas de
ácidos grasos, ésteres grasos y electrólitos como el cloruro sódico o bien
mediante sustancias espesantes como goma tragacanto, goma arábiga,
derivados solubles de la celulosa, etc.

Opacificantes y perlantes

Generalmente se utilizan en pequeña proporción, siendo principalmente el


alcohol cetílico, estearato de glicerilo, etilenglicol, propilenglicol y los
estearatos de magnesio y cinc.

Principios activos

Se incluyen todos los ingredientes que poseen una acción específica de


tratamiento, como por ejemplo extractos vegetales con propiedades
estimulantes, anticaspas, antiseborreicas, principios activos animales como
colágeno, elastina, queratina o principios activos de tratamiento específico
diverso como los antiparasitarios, anticaída capilar, etc.

Sustancias secuestrantes
Eliminan los iones de metales alcalinotérreos y otros polivalentes por
formación de complejos solubles. Con este tipo de sustancias se evitarán los
fenómenos de turbidez y floculación. La sustancia más utilizada es el EDTA y
su sal sódica, a una concentración 0,1-1,0%.

Colorantes y perfumes

Deben carecer de efecto irritante sobre la mucosa ocular. El perfume en un


champú debe perfumar al producto de tal forma, que su aplicación sea
placentera para el usuario y también debe cubrir la presencia de olores
desagradables inherentes a los principios activos presentes en la fórmula. Los
colorantes deben ser solubles en agua y tienen que contar dentro de la lista de
colorantes autorizados en la legislación cosmética vigente.

Conservantes y antioxidantes

Han de ser no tóxicos, no sensibilizantes y lo menos irritantes posible a las


concentraciones de uso. Los conservantes deben ser activos en un amplio rango
de pH y sobre una gran variedad de microorganismos (bacterias en el caso de
champús alcalinos, levaduras y hongos en champús ácidos). En muchos de los
casos es conveniente la asociación de conservantes o la incorporación de un
solo conservante que cubra el amplio espectro.

Reguladores del pH

El pH acostumbra a oscilar entre 5,5 y 6,5, que suele ser el más semejante a la
piel y el cuero cabelludo. Un pH ácido alrededor de 5,5 es el que se
recomendará en el caso de cabellos grasos y un pH neutro para cabellos secos
o para champús de uso infantil. Para conseguir un tipo determinado de pH se
utilizaran los tampones.
Partiendo de una formulación base, adecuada para un champú para cabello
normal, disminuyendo la cantidad de tensoactivos desengrasantes y
aumentando la proporción en acondicionadores y reengrasantes obtendremos
un champú adecuado para cabellos secos. Por otro lado, si le aumentamos la
proporción en tensoactivo detergente y desengrasante y le limitamos el
contenido en acondicionadores, se puede preparar un champú más adecuado
para cabellos grasos.

Podemos encontrar también champús secos que son productos desengrasantes


del cabello en forma de vehículos en polvo desecantes y absorbentes de la grasa.
Se aplican en el cabello mediante frotación y después se cepillan
detenidamente. Los vehículos en polvo son sustancias inorgánicas como talco,
almidones de arroz o maíz modificados, carbonato magnésico o ácido silícico
coloidal entre otros.

Productos para el peinado

del cabello

Productos fijadores

Mantienen el peinado. Son soluciones hidroalcohólicas que contienen una


resina artificial del tipo polivinilpirrolidona y los disolventes utilizados son el
alcohol etílico o isopropílico con ácidos orgánicos débiles. Se aplican después
del lavado antes de proceder al peinado, cuando está todavía húmedo el
cabello:

Lacas. Se distinguen de los fijadores en que se aplican sobre el pelo ya seco y


peinado, a fin de fijarlo.
Los geles están formados por resinas gelificantes, ya sean naturales o sintéticas,
que fijan

el peinado al secarse y forman una película sobre los cabellos

Emulsiones y geles. Sirven para fijar el peinado y dar brillo al cabello. Las
cremas son emulsiones del tipo aceite en agua que llevan incorporado en su
composición resinas fijadoras y a veces sales de amonio cuaternario. Los geles
están formados por resinas gelificantes, ya sean naturales o sintéticas, que fijan
el peinado al secarse y forman una película sobre los cabellos.

Aerosoles. Son fijadores que se secan con rapidez, prolongan la conservación


del peinado y lo protegen contra la humedad y el sol. Para su fabricación, se
utilizan resinas artificiales y van contenidos en envases comprimidos en cuyos
gases propelentes se emplean mezclas de propano/butano o éter dimetílico. Un
buen aerosol no debe ser pegajoso y es conveniente que sus partículas sean del
tamaño más reducido posible.

Productos para rizar el cabello

Las permanentes (ondulaciones), dependiendo de la temperatura de utilización,


se pueden clasificar en térmicas o en frío.

Térmicas

Se realiza un aporte de calor. El agente reductor normalmente utilizado es el


sulfito. Se suele trabajar a un pH igual o superior a 6.

En frío
Es la más utilizada actualmente y el agente reductor que se suele emplear es el
ácido tioglicólico. Se trabaja a un pH alrededor de 9. En estos preparados es
muy importante llevar un estricto control del pH que generalmente se ajusta
con amoníaco y del contenido en ácido tioglicólico, ya que si se rebasan los
límites puede causar graves perjuicios al cabello.

Productos para el cuidado

de los cabellos

Lociones

En primer lugar haremos referencia a las lociones hidroalcohólicas con una


proporción de alcohol comprendida entre un 40 y un 60% que otorgan
mediante un suave masaje, una acción tonificante del cuero cabelludo. A
menudo a estas lociones se les añade una sustancia sobreengrasante que evita
una excesiva deslipidación del cuero cabelludo y una o varias sustancias
rubefacientes que incrementan los aportes nutricionales. Con esta finalidad se
han utilizado numerosas sustancias como hidrato de cloral, ácido fórmico,
quinina, pilocarpina, tintura de cantáridas, tintura de cápsico, extractos de
hiedra, ortiga, bétula, etc. Cuando el cuero cabelludo se presenta graso pueden
emplearse lociones reguladoras que manifiestan acción vasoconstrictora y
astringente. Se utilizan las lociones vitaminadas, nutritivas y restitutivas. En
algunas ocasiones se incorporan emolientes (glicerina y compuestos grasos
hidrófilos) y antiinflamatorios (alantoina, azuleno y pantenol).

También se utilizan los extractos placentarios, líquidos y extractos vegetales,


que se presentan a menudo en forma de ampollas de tratamiento. Además
existen en el mercado lociones específicas para el tratamiento de la caspa, de
la caída capilar, etc.
Cremas

Este tipo de productos se formulan para ser utilizados después del lavado del
cabello. Normalmente después del lavado con un champú de naturaleza
aniónica se emplean enjuagues acondicionadores, emulsión líquida o crema de
naturaleza catiónica y de esta forma se consigue una eficaz acción antiestática
y una extraordinaria suavidad del cabello que queda mucho más manejable y
fácil de peinar. Se utilizan entre otros, óxido de esteroildimetilamina, cloruro
de dimetildialquilamonio y amina grasa etoxilada.

Además existen en el mercado cremas acondicionadoras, revitalizantes,


acidificantes y suavizantes para una aplicación más específica y concreta.

Espumas

Son productos que se utilizan para dar brillo y lubricar el cabello. Una espuma
es una emulsión bifásica donde la fase interna es gas y la fase externa es un
sólido o líquido. Tienen la ventaja que no necesitan aclarado.

Mascarillas capilares

Tienen la misión de reparar, nutrir y reforzar el cabello y en su composición se


pueden incluir sustancias ricas en aceites, vitaminas, extractos de plantas,
siliconas, etc.

Aceites capilares

Sirven para engrasar el cabello. Están formados por esencias minerales o


vegetales perfumadas y ocasionalmente de ésteres de ácidos grasos.

Tintes capilares
Según la perdurabilidad del color podemos distinguirlos en tres grandes
grupos: temporales, semipermanentes y permanentes.

Temporales

Persisten el tiempo que va entre su aplicación y el primer lavado con el champú.


Se emplean colorantes básicos, ácidos y dispersos, pigmentos o tintes
metálicos.

Semipermanentes

Son productos que duran de tres a seis lavados. Los productos clasificados
dentro de este grupo están formulados con colorantes directos de bajo peso
molecular y que tienen una buena afinidad hacia la queratina capilar, por lo
que son capaces de penetrar en el córtex. La mayor parte de los colorantes
pertenecen a alguna de las siguientes clases químicas: nitrofenilendiaminas,
nitroaminofenoles o aminoantraquinonas.

Permanentes

Esta coloración resiste los lavados, el cepillado y la luz. Los colorantes que se
suelen utilizar reciben el nombre de colorantes de oxidación ya que en el
momento de su aplicación y en presencia de un oxidante, por lo general
peróxido de hidrógeno, reaccionan entre sí dando sustancias coloreadas.

Además de estos tres tipos de tintes, podemos encontrar otros colorantes


capilares que no requieren la oxidación química:

Derivados aromáticos polihidroxílicos.


Colorantes de origen vegetal. Se utilizan las partes ricas en colorantes de las
plantas como es el caso de la alheña, camomila, indigo, nogal y centáurea.

Colorantes metálicos. Suelen utilizarse en el ámbito doméstico. Son las sales


de plomo, compuestos de plata, cobre, hierro, níquel, cobalto y bismuto.

Hoy día podemos observar en el mercado de los productos capilares que las
tendencias se orientan hacia conceptos más sofisticados, científicos, más
específicos y profesionales con un fuerte protagonismo de las vitaminas,
provitaminas, proteínas y fórmulas reforzadas con componentes del propio
cabello. También son importantes las fórmulas con ingredientes extraídos de
elementos de la naturaleza.

En conclusión podemos decir que el cabello es parte de nuestro organismo y


es el reflejo de nuestra salud. Un organismo cansado, anémico o enfermo por
carencia produce cabellos frágiles, sin brillo y que se rompen con facilidad.
Por esta razón cuidar los cabellos no solamente es un cuidado de belleza o
estético sino que también es cuidar la salud, ya que ésta es el reflejo de nuestro
estado general. *

Bibliografía general

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