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agricultores y ganaderos retoman este viernes las protestas por los

bajos precios en origen de los productos agrarios con manifestaciones y


tractoradas en varios puntos de España, tras las que han protagonizado
en varios puntos del país desde finales de enero. En Valencia, cientos de
tractores están colapsando el centro de la ciudad, en un recorrido que les
llevará a las puertas de la Delegación del Gobierno. También hay
tractoradas en el centro de Lleida o en Baena (Córdoba) en otra protesta
de los olivareros. Mientras el ministro de Agricultura, Luis Planas, recibe
a representantes de Mercadona, el líder de la distribución, sector al que
los productores culpan de tirar los precios y utilizar estrategias de venta a
pérdidas o de recurrir a ofertas de productos reclamo que presionan aún
más a la baja los precios. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el
vicepresidente de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, reciben a
representantes sindicales agrarios.

La protesta más importante este viernes se produce en Valencia, donde


agricultores de toda la Comunidad Valenciana han acudido en sus
tractores para marchar por el centro de la ciudad. Van en tres columnas y
son unos 800 tractores. La manifestación ha sido convocadas por las
principales organizaciones agrarias, y están colapsando el centro de
Valencia. La Unió de Llauradors, AVA y UPA exigen al Gobierno que
adopte medidas para que los precios que perciben por sus productos
cubran por lo menos los costes de producción. Los agricultores prevén
recorrer el centro de la ciudad hasta la sede de la delegación del
Gobierno y entregar allí un documento con sus demandas. Sobre las diez
y media de la mañana, unos 6.000 manifestantes se han concentrado en
la plaza de San Agustín y la calle San Vicente, llegados, sobre todo, de
pueblos de la provincia de Valencia.

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Vestido con chalecos amarillos ("son para identificarnos a los que somos
de la cooperativa de Benifaió"), Miguel Ángel Rosa le explica a José Piles
su problema señalando su reloj: "Cuando este Casio llega a la tienda, ya
tiene los costes de producción incorporados. Y nosotros en cambio
somos los primeros en mover la rueda, los últimos en cobrar y ni siquiera
nos llega para cubrir lo que hemos gastado". Los dos agricultores tienen
60 años y empezaron a trabajar en el campo con 14. Producen naranjas,
caquis y verduras.
"La maquinaria está cara, el combustible está caro, los fitosanitarios
están caros...", afirman. La subida del salario mínimo, en cambio, no les
ha afectado porque en Valencia los jornales ya se pagaban más caros.
Pero otro tipo de decisiones políticas sí: "Europa deja entrar fruta de
Egipto, Suráfrica y el cono sur cuando aquí empieza la campaña. Ellos
tienen salarios bajísimos y encima usan fitosanitarios que aquí tenemos
prohibidos. Nos han vendido por todos lados", lamentan.

Piles y Rosa afirman que su única ventaja es que detrás de ellos no


viene nadie. "Nuestros hijos no se dedican a esto. Uno de mis hijos es
químico y el otro trabaja en una empresa para la Ford. Y los suyos son
maestro y enfermera. Los campos se convertirán en patios o quedarán
baldíos", dice el primero.

Ernesto Santos, de 30 años, que explota con su familia 100 hectáreas de


vid y almendros en Camporrobles (Valencia) transmite también la
amargura no tanto una crisis coyuntural como de un mundo que
desaparece. "Están hablando de unas liquidaciones de 35 pesetas,
porque en el campo siguen hablando de pesetas, el kilo de uva para
vinificación (0,21 céntimos). Con ese precio, en uno o dos años será el
fin. Tendré que cerrar. A este paso se acabará la vida en los pueblos y yo
quiero que en su momento mis hijos crezcan allí, como hice yo".

En Lleida, cuatro columnas de tractores se han dirigido a lo largo de la


mañana hacia el centro de la ciudad. Sindicatos y organizaciones
agrarias, con el apoyo de los Ayuntamientos de localidades más
dedicadas al campo, piden medidas urgentes tras perder, según sus
cifras, 60 millones de euros en la pasada campaña.

También los productores olivareros se han concentrado en la localidad


de Baena (Córdoba), según informa la cadena SER. El caso del olivar es
destacado, porque a la abundante cosecha del año pasado, que hizo
bajar los precios, se unieron en octubre los aranceles impuestos por el
Gobierno de EE UU, que ha reducido mucho las exportaciones y
provocado excedentes. Además, el aceite de oliva suele ser uno de esos
productos reclamo con los que la distribución intenta atraer a sus
clientes.

Mientras, el Gobierno mantiene la actividad para tratar de atajar la crisis


del campo. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el vicepresidente
segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias,
se reúnen con los sindicatos agrarios. En principio, estaban citados los
de Andalucía y Extremadura, pero Ángel García Blanco, de Asaja
Extremadura, ha declarado a TVE que anoche fue desconvocado por la
ministra. A la titular de Trabajo le compete especialmente el impacto en
el campo de la subida del salario mínimo (SMI) aunque también se
menciona una posible rebaja del número de peonadas necesarias para
poder acceder a las ayudas del Plan de Empleo Rural (PER). Ayer, Díaz
aseguró que la reunión era para escuchar "cuáles son las necesidades"
del sector, saber "en qué se puede ayudar a los más afectados en el
campo en situaciones que son difíciles" y recoger "medidas que puedan
ser valoradas", informa Servimedia.

El Ministro de Agricultura, Luis Planas, mientras, sigue con sus


reuniones, además de con las asociaciones agrarias, también con el
sector de la distribución, al que el presidente del Gobierno, Pedro
Sánchez, pidió autocrítica por la diferencia de precios en origen respecto
a los lineales. Tras sus encuentros con Carrefour y Lidl, este viernes es
el turno de Mercadona, líder de la distribución en España. Ayer, tras
reunirse con representantes de la cadena Lidl y de asociaciones agrarias
del sector de frutas y hortalizas, Planas asumió que se plantea cambios
"de forma inminente" en la ley de la Cadena Alimentaria para atajar
algunos de los problemas que vive actualmente el sector agrario, para
más adelante abordar con más calma la trasposición de la directiva
europea de Prácticas Comerciales Desleales, que implicaría una
modificación más profunda de esta ley. En concreto, en cuanto a las
reformas inminentes, Planas se refirió a asuntos como la venta a
pérdidas, promociones desleales o hacer públicas las sanciones a los
supermercados cuando cometan faltas graves o muy graves.

También señaló, aunque sin anunciar medidas concretas, que "sin ánimo
de cerrar la puerta a nadie", abogaría en Bruselas por que se exija a
cualquier producto agrario que venga de fuera de la UE los mismos
estándares fitosanitarios que han de cumplir los agricultores europeos.
"Es una demanda legítima del sector que apoyo y n

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