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Q.C.S.Y.

c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y otro s/Amparo


DERECHO A UNA VIVIENDA DIGNA
Q.C.S.Y. c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y otro s/Amparo
24/04/2012 – Corte Suprema de Justicia de la Nación

Antecedentes

Una habitante de la Ciudad de Buenos Aires, por derecho propio y en representación de su hijo menor de edad —quien
sufre una discapacidad producida por una encefalopatía crónica no evolutiva—, inició una acción de amparo contra el
Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los fines de que la demandada cesara en su conducta ilegítima que,
al denegarle la inclusión en los programas de vivienda y no proporcionarle alternativas para salir de la “situación de calle”
en la que se encontraba, violaba sus derechos a la salud, la dignidad y la vivienda. La Jueza de primera instancia hizo
lugar a la acción de amparo. A su turno, la Cámara confirmó lo resuelto. Interpuesto recurso de inconstitucionalidad, el
Superior Tribunal de Justicia local revocó la sentencia. Contra esa decisión se dedujo recurso extraordinario federal, cuya
denegatoria motivó la queja. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, hizo lugar al recurso, revocó la sentencia apelada
y condenó al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a otorgar a la actora y a su hijo una solución habitacional
adecuada, hasta tanto se acreditaran nuevas circunstancias que permitieran concluir que su estado de necesidad había
cesado.

Principales normas involucradas


Constitución Nacional, art. 14 bis y art. 75, inc. 23; Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
art. 11.1; Observación General n° 5 del Comité PIDESC; Convención de los Derechos del Niño; Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad; Constitución de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, art. 31.

Estándares aplicables
Derecho de acceso a una vivienda digna
El derecho de acceso a una vivienda digna y el deber de protección de sectores especialmente vulnerables como las
personas con discapacidad y los niños en situación de desamparo no son meras declaraciones, sino normas jurídicas
operativas con vocación de efectividad.
La operatividad del derecho a la vivienda y al hábitat adecuado tiene un carácter derivado en la medida en que se
consagran obligaciones de hacer a cargo del Estado. Este grado de operatividad significa que, en principio, su
implementación requiere de una ley del Congreso o de una decisión del Poder Ejecutivo que provoque su
implementación. Ello es así porque existe la necesidad de valorar de modo general otros derechos, como por ejemplo la
salud, las prestaciones jubilatorias, los salarios, y otros, así como los recursos necesarios. En estos supuestos hay una
relación compleja entre el titular de la pretensión, el legitimado pasivo directo que es el Estado y el legitimado pasivo
indirecto que es el resto de la comunidad que soporta la carga y reclama de otros derechos.
Derechos Humanos – Reglamentación
La Constitución Nacional en cuanto norma jurídica reconoce derechos humanos para que éstos resulten efectivos y no
ilusorios, pues el llamado a reglamentarlos no puede obrar con otra finalidad que no sea la de darles todo el contenido que
aquélla les asigne. Por ello, las normas debe garantizar el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por la
Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos; “garantizar”, significa “mucho más que
abstenerse de adoptar medidas que pudieran tener repercusiones negativas”, según indica en su Observación General n° 5
el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que constituye el intérprete autorizado del Pacto homónimo en
el plano internacional y cuya interpretación debe ser tenida en cuenta ya que comprende las “condiciones de vigencia” de
este instrumento que posee jerarquía constitucional en los términos del art. 75, inc. 22, de la Constitución Nacional.
Los derechos fundamentales que consagran obligaciones de hacer a cargo del Estado con operatividad derivada, están
sujetos al control de razonabilidad por parte del Poder Judicial, lo cual significa que, sin perjuicio de las decisiones
políticas discrecionales, los poderes deben atender a las garantías mínimas indispensables para que una persona
sea considerada como tal en situaciones de extrema vulnerabilidad.
http://www.defensoria.org.ar/q-c-s-y-c-gobierno-de-la-ciudad-de-buenos-aires-y-otro-samparo/
http://www.defensoria.org.ar/wp-content/uploads/2016/10/Q.-C.-S.-Y.-c.-GCBA-s.-Amparo.pdf
Baena, Ricardo y otros (270 trabajadores vs. Panamá)
Denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por despido arbitrario. Obligación de
respetar garantías mínimas del debido proceso en procedimientos administrativos. Utilización del derecho a la
debida protección judicial para garantizar la efectiva vigencia de los derechos al trabajo y de asociación con
fines laborales.
Foro:
Corte Interamericana de Derechos Humanos
Tipo de foro:
Regional
Resumen:
El Comité Panameño por los Derechos Humanos denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) al Estado de Panamá por el despido arbitrario de 270 empleados públicos y dirigentes
sindicales, que habían participado en distintas protestas contra la política gubernamental en reclamo de sus
derechos laborales. El despido se produjo luego de que el Gobierno acusara a estas personas de haber
participado en aquellas manifestaciones de protesta y de resultar cómplices de una asonada militar. Para
concretar la sanción, se aplicó una ley dictada con posterioridad a los hechos que estableció que la
tramitación de los juicios que iniciaran los trabajadores a raíz de los despidos se realizaría en el fuero
contencioso-administrativo y no en el laboral, tal como determinaba la legislación vigente. Además, todos sus
reclamos ante la Corte Suprema de Panamá fueron desestimados. Fracasado el procedimiento ante la CIDH,
ésta presentó el caso en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La Corte Interamericana declaró que
el Estado de Panamá había violado los derechos a la libertad de asociación, a las garantías judiciales y a la
protección judicial y los principios de legalidad y de irretroactividad de la ley en perjuicio de los 270
trabajadores. La Corte estableció que las garantías mínimas del debido proceso establecidas en el artículo
8.2. de la Convención Americana de Derechos Humanos deben respetarse en el procedimiento administrativo
y en cualquier otro procedimiento cuya decisión pueda afectar los derechos de las personas. Por ello, decidió
que el Estado debía reintegrar en sus cargos a los trabajadores y pagarles los montos correspondientes a los
salarios caídos.
Ejecución de la decisión y los resultados:
En su resolución del 17 de noviembre de 2005, la Corte Interamericana estableció que Panamá había dado
cumplimiento parcial al reintegro de los 270 trabajadores a sus puestos de trabajo y al pago en concepto de
salarios caídos y daño moral. Solicitó al Estado que presente a la Corte un informe en el cual indique todas
las medidas adoptadas para dar cumplimiento cabal de la sentencia, a más tardar el 31 de marzo de 2006.
Grupos relacionados en el caso:
Demandantes: Comité Panameño por los Derechos Humanos y el Centro por la Justicia y el Derecho
Internacional (CEJIL) (http://www.cejil.org) en representación de los 270 trabajadores despedidos.
Significado del caso:
Este caso constituye un precedente valioso por ser el primero en el que la Corte entiende en violaciones a
derechos laborales. El caso muestra que la debida protección judicial, así como el respeto irrestricto de la
garantía del debido proceso legal en el ámbito interno de los estados, constituyen una fuente de resguardo
fundamental para la efectiva vigencia del derecho al trabajo.

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