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18-5-2017 Facultad de Filosofía

“San Felipe de Jesús”

Nombre: Maximiliano Reyes Corona


Maestro: Lic. Miguel Ángel Pérez Quijano
Materia: Filosofía Política y Social.
Evidencia 2
Introducción

La iglesia siempre buscará resaltar el valor de la vida humana, pues esto es lo que
piensa al respecto: “La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde
su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una
especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde
su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el
derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente” (Congregación para
la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, intr. 5) 1

Palabras clave
 Legítima defensa
 La defensa de la paz
 Evitar la guerra
 Guerra justa

Desarrollo

La iglesia exalta el derecho que tenemos de la legítima defensa en momentos de


extremo peligro, por la sencilla razón del “amor que nos tenemos a nosotros
mismos”2 nos impulsa a conservar el don de la vida que Dios nos regaló. Y si la
única alternativa es matar al agresor para conservar la vida, se puede hacer, en
razón de la legítima defensa.

Para los cristianos “la paz terrenal es imagen y fruto de la paz de Cristo” 3 por eso
debemos esforzarnos en buscar la paz respetando la dignidad de las demás
personas para buscar el bien común.

1
Cfr. CEC 2258.
2
Cfr. CEC 2264.
3
Cfr. CEC 2305.
El quinto mandamiento se opone a matar a los demás, si es un deseo de la voluntad
humana. Todos estamos llamados a “evitar las guerras”4 pero después de agotar
todos los recursos y falte una autoridad internacional que pueda mediar la situación
de riesgo de guerra, y no se encuentren otras alternativas de solución se puede
recurrir al derecho de preservar la vida mediante la legítima defensa, es posible que
se dé una “guerra justa”5 y para ello la iglesia a estipulado unos lineamientos para
que se considere guerra justa:

— Que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones


sea duradero, grave y cierto.

— Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado
impracticables o ineficaces.

— Que se reúnan las condiciones serias de éxito.

— Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el
mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción
obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición.

Conclusión

La iglesia define muy bien su postura en base del quinto mandamiento para
desarrollar su doctrina para evitar las guerra, pero reconoce el derecho de conservar
la vida en legítima defensa por el amor que nos tenemos a nosotros mismos.
Estipula muy bien los lineamientos para considerar a una guerra como justa.

4
Cfr. CEC 2308.
5
Cfr. CEC 2309.

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