La Justicia Restaurativa en El Derecho Anglosajo n-2 PDF

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En: M.

F Vásquez, directora, “Mecanismos alternativos de soluciòn de


conflictos. Estado actual, problemas existentes y propuestas de soluciòn”
1º ediciòn, abril 2018 Legal publishing.
Pàginas 729 – 752
La Justicia Restaurativa en el Derecho Anglosajón
Alejandra Díaz Gude, Docente Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad San
Sebastián, Santiago, Chile. Alejandra.diaz@uss.cl

Sumario:
El presente capítulo aborda algunas de las prácticas más relevantes de justicia restaurativa en
el mundo anglosajón, distinguiendo, para cada una de ellas, lo siguiente: el tipo de proceso
restaurativo en que se fundan, los objetivos o ideología que las permea, la agencia en la cual
están localizadas y/o que las coordina, y algunos aspectos jurídicos de interés que subyacen
a las mismas. Asimismo, se esbozan algunos elementos a considerar en el diseño de políticas
públicas sobre justicia restaurativa y/o en un diseño legislativo tendiente a institucionalizarla.

1. Introducción
La justicia restaurativa, en cuanto teoría, práctica y movimiento social destinado a la reforma
de la justicia penal tiene una característica distintiva y es que ella nace principalmente en los
países del mundo Anglosajón (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva
Zelanda), desde donde se expande a otros países del mundo, principalmente de Europa y,
posteriormente, de África, Asia, Oceanía y Latinoamérica1.
Esta afirmación, sin embargo, requiere de algunos matices, puesto que la justicia restaurativa
también puede ser vista como un resurgimiento y rescate de prácticas de resolución de
conflictos ancestrales indígenas y tribales, así como de las principales religiones del mundo2
y, en tal sentido, su origen no está vinculado a un ámbito socio-cultural, jurídico y lingüístico
específico (el Anglosajón), sino que éste es mucho más difuso.
La característica anterior plantea la interesante pregunta de si existe alguna vinculación entre,
por una parte, la cultura socio-jurídica anglosajona y la realidad de sus sistemas jurídico-
penales y, por la otra, el surgimiento de la justicia restaurativa como discurso crítico a la
justicia penal en dichos países. Si bien la respuesta a dicha pregunta excede el alcance de este
trabajo, en él se avanza en la comprensión de los desarrollos de justicia restaurativa en dicho
ámbito socio-jurídico y lingüístico, aportando elementos para la exploración de dicha
pregunta en una futura investigación.
En suma, en este capítulo se aborda un análisis sintético de las prácticas de justicia
restaurativa en los países del mundo anglosajón, acompañado de consideraciones sobre
1
VAN NESS AND STRONG (2015), PP. 33-38.
2
BRAITHWAITE (1999); ANWARULLAH (1997); BRAITHWAITE AND GOHAR (2013).

1
política criminal y aspectos jurídicos de utilidad para países como Chile en el cual la justicia
restaurativa se encuentra en un estado de incipiente implementación y posible expansión.
Entre estos aspectos, se abordan los derechos de participación de las víctimas en los procesos,
el principio de proporcionalidad, la base legislativa de los programas, entre otros.

2. Concepto de Justicia Restaurativa


En este trabajo se recogen los siguientes conceptos de justicia restaurativa, considerados entre
los más destacados en la literatura:
Por una parte, se adopta el concepto de justicia restaurativa de Tony Marshall, según el cual
“la justicia restaurativa es un proceso a través del cual las partes que se han visto involucradas
y/o que poseen un interés en un delito en particular, resuelven de manera colectiva la manera
de lidiar con las consecuencias inmediatas de éste y sus repercusiones para el futuro”3. Se
complementa el anterior con el concepto de Bazemore y Walgrave4, según el cual no sólo los
procesos que reúnen las características señaladas por Marshall, sino que también los
resultados orientados a la reparación del daño causado a la víctima y/o a la comunidad,
pueden ser considerados acciones restaurativas.
Finalmente, el desarrollo práctico y teórico de la justicia restaurativa ha expandido de tal
manera las aplicaciones e implicancias sociales de la misma, que ella puede ser considerada
un nuevo paradigma de justicia penal5 o, en palabras de Van Ness y Strong, “una manera
diferente de pensar acerca del delito y de nuestra respuesta ante el mismo”6 y, es posible
añadir, que ello es así no sólo respecto de los delitos, sino incluso de los conflictos sociales
relevantes en general. Dadas las implicancias sociales, filosóficas, sociológicas,
criminológicas y políticas de la justicia restaurativa, es que su concepto debe integrarse con
la mirada proporcionada por Van Ness y Strong7 basada en los “valores” que subyacen a los
procesos y resultados restaurativos. Si bien estos autores identifican cuatro valores centrales
de la justicia restaurativa (encuentro, reparación, reintegración y participación) que están
presentes en una gran variedad de programas restaurativos y se identifican recurrentemente
en la literatura especializada, los valores que adopte la justicia restaurativa serán también
cultural e ideológicamente contingentes, de manera que distintas culturas y jurisdicciones
podrán proporcionar valores diferentes, pero relacionados, a los expuestos por Van Ness y
Strong.
De esta forma, a continuación se propone una definición que integra los anteriores
conceptos y visiones de justicia restaurativa:
“La justicia restaurativa es un proceso a través del cual las partes que poseen un interés
en un delito en particular, resuelven de manera colectiva la manera de lidiar con las
consecuencias inmediatas de éste y sus repercusiones para el futuro, de manera que sus

3
MARSHALL (1999), traducción libre de la autora.
4
BAZEMORE AND WALGRAVE (1999), p. 48.
5
ZEHR (1990)
6
VAN NESS AND STRONG (1997), p. 159. Traducción libre de la autora.
7
VAN NESS AND STRONG (2015).

2
acciones estén principalmente orientadas a hacer justicia .a través de la restauración o
reparación del daño causado por el delito. Este proceso está basado en valores
fundamentales que son, y dependiendo de la tradición cultural, legal y filosófica en la cual
esté inserto el programa o acción restaurativa, uno o más de los siguientes: encuentro,
reparación, reintegración, participación o involucramiento de nuevos actores,
responsabilidad y respeto”8.

3. Prácticas de los países Anglosajones


A continuación, se hace referencia a algunas de las prácticas más conocidas e influyentes de
los países del mundo anglosajón en la justicia restaurativa.

3.1.Programas VORP y VOM


Uno de los primeros programas específicamente vinculados con el concepto de justicia
restaurativa fue el Victim-Offender Reconciliation Programme –VORP- o Programa de
Reconciliación Víctima-Ofensor, que surgió en Kitchener, Ontario por oficiales de libertad
vigilada vinculadas al trabajo de peacemaking de la Iglesia Menonita9. Este programa unió
por vez primera al proceso de mediación, por un lado, con el resultado de reparación a la
víctima, por el otro. Su éxito fue inmediato y se extendió a Indiana, U.S.A, y desde ahí a
numerosos estados de Estados Unidos, refinando paulatinamente sus métodos. Este programa
prontamente desarrolló una vertiente más secular, ligada al trabajo de las agencias de libertad
vigilada y recibiendo el nombre de Victim-Offender Mediation Programme (VOM). El
Mennonite Central Committe (MCC) también fue muy relevante en términos de brindar su
apoyo al desarrollo de los programas VORP. Los programas VORP y VOM se extendieron
rápidamente por Canada y Estados Unidos y desde allí a Inglaterra y el resto de Europa. De
acuerdo a Zehr, un 60% de los programas VOM se inscriben en la tradición de VORP10;
Peachey, 1989: 14-26)11.
En su formato típico, los VOM consisten en encuentros cara a cara entre víctimas y ofensores
en donde éstos tienen la oportunidad de discutir los hechos que rodean la comisión del delito,
expresar sentimientos y arribar a un acuerdo que repare los daños causados por la comisión
del delito. El acuerdo puede consistir en reparación material o simbólica (disculpas) a la
víctima, o en trabajo en su beneficio o en el de la comunidad, y en el establecimiento de
condiciones al ofensor para que adopte determinadas conductas. Son guiados por un tercero
neutral (el mediador), idealmente un voluntario de la comunidad12. En este último caso, el
mediador es visto como representante de la comunidad en el proceso de resolución del
conflicto jurídico-penal. Los casos derivados a estos programas consisten típicamente en

8
Este concepto integra varias definiciones así como recoge diversos valores que han sido enfatizados por,
entre otros, los siguientes autores: Marshall (1999), p. 5, Van Ness and Strong (1997), p. 42, Bazemore and
Walgrave (1999), p. 48; Zehr (1990), y la Resolución de las Naciones Unidas sobre Principios Básicos de
Justicia Restaurativa en materia penal (ECOSOC, 2002).
9
DIAZ (2004).
10
ZEHR (1990), p. 160; PEACHEY (1989), pp. 14-26.
11
En adelante, se utilizará la expresión VOM para referirse indistintamente al modelo VORP y VOM
12
ZEHR (1990), p. 161.

3
delitos patrimoniales, si bien con el tiempo se han ido incorporando delitos de mayor
gravedad. Las derivaciones provienen generalmente de los tribunales, ya que estos programas
operan en fase de pre-sentencia y con posterioridad a la declaración de culpabilidad. Es decir,
el contenido del acuerdo servirá al juez como antecedente para la determinación de la sanción
a aplicar, idealmente como única sanción. En algunos casos, las derivaciones provienen de
las propias partes y de la comunidad, y operan en fase de “diversión”13 de causas.
Objetivos: Además de los objetivos de justicia restaurativa, se valora la reconciliación de
relaciones, la sanación de heridas y la satisfacción de las necesidades de víctimas, ofensores
y comunidad.
Agencias: Organizaciones comunitarias, de la sociedad civil, iglesias, y agencias de libertad
vigilada.
Consideraciones de política pública y/o de lege ferenda:
Los VOM son un modelo adecuado a seguir en países con menor tradición comunitaria en
sus sistemas de justicia penal, dado su formato bilateral de resolución del conflicto, limitado
a un diálogo entre la víctima y el ofensor, sin inclusión de la comunidad (como sucede en
otros modelos multi-partes de justicia restaurativa). Por otro lado, pese a su formato bilateral,
este modelo posee una raigambre comunitaria que puede posibilitar la inclusión de valores
más humanitarios en el proceso penal, y proporcionar mayor vitalidad a los programas que
si éstos fuesen administrados directamente por el Estado. En cierta forma, su raigambre
comunitaria podría ser un freno a uno de los problemas que se han identificado en la justicia
restaurativa relativo a cómo ésta es muchas veces co-optada por los fines y valores
administrativistas y de gestión propios del moderno proceso penal formal, adversarial14.
La circunstancia de que la reconciliación sea un valor en estos procesos no significa que lo
planteen como un objetivo de los mismos, ni que se lo mencionen a las partes, puesto que
existe una profunda reflexión entre sus promotores acerca de este valor, que los ha llevado a
plantearlo con cautela procurando evitar que las partes se sientan presionadas a reconciliarse.
Cabe hacer notar que este modelo fue evolucionando desde una tradición cristiana hacia una
más secular expresada en los VOM, pero incluso la tradición cristiana en años recientes ha
derivado en lo que podría denominarse una tradición de fe y religiosidad plural, identificando
a los procesos VORP con valores y principios de diversas religiones y tradiciones
espirituales15.

3.2.Programas restaurativos con orientación comunitaria


Una de las características singulares de los desarrollos de justicia restaurativa en el mundo
anglosajón la constituye el hecho de que sus programas prácticos han tenido una orientación
claramente comunitaria en los mismos, ya sea incorporando a la comunidad como una parte
interesada en el proceso, brindando su apoyo a la víctima y al ofensor, o bien, en calidad de

13
Para un concepto de “diversión”, ver DIAZ (2011), p.15.
14
Ver por ejemplo, sobre este tema, a CRAWFORD (2015).
15
Ver por ejemplo, ZEHR AND GOHAR (2003).

4
tercero neutral que facilita el proceso de resolución del conflicto16. Los programas más
conocidos y que de alguna manera influyen en la creación de programas similares en el resto
del mundo anglosajón y en Europa, son las Conferencias Familiares de Nueva Zelandia y las
Conferencias Comunitarias de Australia.
a) Conferencias Familiares en Nueva Zelandia
Nueva Zelandia tiene incorporada y legitimada la práctica de la justicia restaurativa desde el
año 1989, fecha en que se implementó su primer programa restaurativo para infractores
juveniles, denominado “Family Group Conferences”, iniciativa establecida por el Children,
Young Persons and Their Families Act. Su origen material se debió, principalmente, al
descontento de la población Maori respecto del sistema estatal de protección de jóvenes
infractores, que los llevaba a ser removidos de sus hogares, así como también, por las fuertes
acusaciones de racismo presentes en el sistema ordinario de justicia, que se caracterizó por
procesar un gran número de jóvenes, la mayoría de ellos Maori.
Otras de las motivaciones de la inserción de este programa tienen relación con la intención
de incrementar la participación de la Familia Maori en casos de delincuencia juvenil, y,
además, poder incorporar, por medio de este programa, los principios de la Convención
Internacional de los Derechos del Niño (1989).
La conferencia familiar consiste en reunir al infractor junto a un grupo importante de
miembros de su familia, y la víctima (de ser posible), las personas que la apoyan y el
facilitador del proceso, que es un coordinador de justicia juvenil dependiente del Ministerio
de Seguridad Social. Pueden asistir también otros profesionales que se han involucrado en el
caso y el abogado del infractor. Se hace presente en esta conferencia, además, algún miembro
de la policía, quien se encarga de dar lectura de los cargos al inicio de la misma. El desarrollo
de la conferencia es flexible y libre, y su propósito es llegar a un consenso acerca de cómo
lidiar con las consecuencias del delito y sus repercusiones para el futuro, incluyendo una
forma de reparación a la víctima que podrá consistir en restitución económica o en otra forma
de reparación. El lugar de la reunión es escogido por el joven ofensor y su familia, con el
acuerdo de la víctima.
El formato típico de la Conferencia Familiar (CF) incluye una bienvenida por el coordinador
a los participantes y la lectura de los cargos por parte del policía. El joven puede aceptar o
negar los hechos17. Si el joven acepta los hechos, la conferencia continúa. Si los niega, el
caso es devuelto a la policía quien decidirá cómo proseguir con el mismo, que incluye la
posibilidad de derivarlo a conocimiento de la Corte Juvenil. Luego de la aceptación de los
hechos, la víctima es invitada a hablar acerca del impacto que el delito tuvo en él/ella.
Generalmente, tiene lugar una disculpa o alguna manifestación de arrepentimiento por parte
del ofensor. Luego es el turno de hablar del joven ofensor, quien se referirá a las
circunstancias de comisión del delito, y las razones que subyacen a su comisión. Prosigue
una discusión general entre todos los participantes, especialmente entre sus familias y grupos
de apoyo. Luego la víctima y los demás participantes se retiran y dejan que el joven ofensor

16
Para un análisis de las distintas formas de incorporar a la comunidad en la justicia restaurativa, ver:
CRAWFORD AND CLEAR (2001), p. 132
17
No se contempla una admisión de culpabilidad por parte del joven en sentido técnico-jurídico, sino sólo una
admisión de los hechos.

5
y su familia discutan en privado una propuesta de plan de reparación. Cuando la familia está
lista con su propuesta, la conferencia se reanuda y todos debaten acerca de la propuesta
presentada, la cual debe estar conforme con los principios de la Ley de 1989, principalmente:
permitir la responsabilización del joven ofensor, satisfacer las necesidades de las víctimas, y
apoyar el desarrollo del joven de manera de evitar la reincidencia. Se desarrolla
posteriormente, en virtud de todo lo anterior, una discusión entre los participantes con el fin
de llegar a un acuerdo. El plan, para que sea válido, debe ser aceptado por todos los
participantes. El coordinador lo pone por escrito y es firmado por todos. Si se hubieren
formulado cargos penales en contra del ofensor con anterioridad a la conferencia, el plan es
enviado al tribunal para su aprobación.
Las CFs se aplican a casos de ofensas medianamente graves y graves, excluyendo asesinato
y homicidio culposo. Generalmente no se usan para delitos menores, dado el alto costo que
implica su organización.
A pesar de que se han detectado ciertos problemas en este programa tales como; la sensación
de intimidación del infractor respecto de la presencia de sus familiares, la existencia de
presiones a la víctima para consentir en el acuerdo, y la falta de preparación de los
participantes, entre otros; la gran mayoría de los casos son derivados a este programa y los
resultados de las conferencias son positivos18.
Nueva Zelandia desarrolló en el año 2002 Conferencias para Adultos, promulgadas en el
Sentencing, Parole and Victims’ Rights Act, con lo cual se otorgó un reconocimiento
legislativo a la justicia restaurativa para adultos por primera vez en la historia de este país.
Principales Objetivos: (i) incorporar la tradición indígena Maorí que otorga un rol central a
las familias extendidas en la decisión acerca del bienestar de sus niños y en la resolución de
los conflictos jurídico-penales en que estén involucrados; (ii) incorporar los principios de la
Convención Internacional de los Derechos del Niño19; y, (iii) la justicia restaurativa (este
objetivo se incorpora de manera más tardía que los anteriores).
Agencia: La agencia que administra los programas en Nueva Zelandia es el Ministerio de
Seguridad Social.
b) Conferencias Comunitarias en Australia
Las conferencias familiares neozelandesas tuvieron una gran repercusión en Australia, país
que desarrolló un modelo similar - si bien con algunas importantes diferencias- conocido
como Conferencias Comunitarias (CCs), aplicado especialmente para jóvenes, pero también
para ofensores adultos.
El primer programa de este tipo implementado en Australia, fue el llamado Modelo Wagga-
Wagga (1991) para jóvenes ofensores, desarrollado en la ciudad de Wagga Wagga de Nueva
Gales del Sur. Este modelo tuvo una gran influencia en UK, USA y Canadá – y se caracteriza
porque es organizado e implementado por la policía, y siendo el facilitador un policía20.
Pretendió explícitamente incorporar la teoría de la vergüenza reintegradora de Braithwaite

18
MAXWELL AND MORRIS (1993).
19
JUSTICE (2000), p. 26.
20
DIGNAN (2000).

6
(1989). La policía se constituyó en el “gatekeeper” del proceso, seleccionando qué tipo de
ofensores podían acceder al programa y dirigiendo toda la organización previa de la
conferencia y su co-ordinación. Las conferencias tenían lugar en la estación de policía. Este
modelo fue criticado por algunos autores sobre la base de que otorgaba demasiado poder a la
policía sobre los jóvenes ofensores21.
A pesar de la influencia del modelo Wagga-Wagga en diversos países angloparlantes, el
modelo que más influencia ha tenido en la configuración de las conferencias comunitarias
juveniles en los estados y territorios de Australia ha sido el modelo neozelandés22, en el cual
el facilitador es un funcionario civil. Únicamente en Tasmania, el Territorio del Norte y el
Territorio Capital Australiano ha tenido influencia el modelo Wagga-Wagga. En dichos
estados y territorios se ha implementado un sistema dual con influencia de ambos modelos
(Wagga-Wagga y neozelandés), en el que tanto la policía como funcionarios civiles pueden
facilitar las conferencias comunitarias23.
Desde el punto de vista del desarrollo legislativo, en Australia las CC han sido incorporadas
por todos sus estados y territorios con base legislativa, si bien ello no fue así en un principio,
ya que varios Estados les dieron base legislativa al cabo de algún tiempo de experimentación
y desarrollo. A diferencia de lo que sucede en Nueva Zelanda, las Conferencias Comunitarias
son usadas principalmente para casos penales, y no para casos de protección, con la
excepción de Australia del Sur.
Las derivaciones a las conferencias se usan generalmente en fase de “diversión” de causas
(principio de oportunidad en sentido amplio), pero en varias jurisdicciones (por ejemplo,
Queensland y Nueva Gales del Sur) las conferencias también se pueden usar en fase de pre-
sentencia, una vez que se ha establecido la culpabilidad del ofensor. En este último caso, la
conferencia se puede usar “en lugar de” una pena tradicional, como único contenido de la
sentencia, o bien, puede formar parte de la sentencia junto a otras condiciones o penas
adicionales. En una jurisdicción (Queensland) las víctimas tienen poder de veto respecto a la
realización de la conferencia, y en tres jurisdicciones (Australia Occidental, Queensland, y
Nueva Gales del Sur), las víctimas tienen poder de veto respecto del plan aprobado en la
conferencia si estuvieron presentes en la misma24.
En Queensland, Australia del Sur y Tasmania no hay límites en cuanto al tipo de delito y
perfil del ofensor que se puede derivar a la conferencia (Young Offenders Act 1993 SA; y
Youth Justice Act 1997 TAS). Pero en el Territorio de la Capital Australiana, Nueva Gales
del Sur, Territorio del Norte y Australia Occidental no se permite derivar a conferencias los
delitos violentos, ciertos delitos sexuales, delitos de drogas y de seguridad en el tráfico25.

21
BLAGG, (1997).
22
HAYES ET AL (2014).
23
HAYES ET AL (2014), p. 113.
24
DALY (2000), p. 172.
25
Según la siguiente legislación: Crimes (Restorative Justice) Act del año 2004 de la Capital Australiana; la
Young Offenders Act del año 1997 de Nueva Gales del Sur; la Youth Justice Act del año 2005 de Territorio del
Norte, y la Young Offenders Act del año 1994 de Australia Occidental.

7
De acuerdo a Hayes et al26 las distintas jurisdicciones australianas, en la práctica, utilizan las
conferencias comunitarias para: (i) adolescentes que no han negado los cargos penales
formulados y, (ii) en casos constitutivos de delitos menos graves.
También se han implementado Conferencias Comunitarias para adultos. Éstas están
orientadas especialmente a ofensores entre 18 y 24 años de edad. La idea que subyace a esta
decisión es la percepción de que todavía es posible influir positivamente en sus
comportamientos si se trabaja con sus redes familiares de origen y se evita el contacto
criminógeno de la justicia pena formal.
Objetivos: (i) aumentar las posibilidades de participación de las víctimas y la satisfacción de
sus intereses, (ii) fomentar la responsabilidad activa de los ofensores en formas constructivas
y no estigmatizantes y, (iii) reparar los daños causados con la comisión del delito27. La
prevención de la reincidencia no es un objetivo central de las conferencias, pero sí secundario
y alcanzable por la vía del logro de los anteriores objetivos. La ideología que permea a las
conferencias comunitarias es variada. En algunas jurisdicciones éstos adscriben a la teoría de
la “vergüenza reintegradora” de John Braithwaite28, en otros, a la justicia restaurativa en
general, y finalmente en algunos, a una combinación de ambas29.
Consideraciones de política pública y/o de lege ferenda: Una de las consideraciones
relevantes en esta materia dice relación con las evaluaciones prácticas acerca del nivel de
participación de víctimas en estos procesos. Ello, porque el discurso restaurativo plantea, en
general, entre sus principales objetivos el mayor involucramiento de la víctima en el proceso
restaurativo y el logro de una reparación del daño sufrido por ésta. De esta forma, es relevante
conocer hasta qué punto los programas cumplen este objetivo. La experiencia de los modelos
neozelandes y australianos entregan un indicio al respecto. En efecto, una de las principals
diferencias entre el modelo neo-zelandés puro de conferencias y el modelo Wagga-Wagga,
es que este último obtiene mayores niveles de participación de las víctimas en los procesos
(medida en términos de asistir efectivamente a la conferencia), así como también, entre
aquéllas víctimas que asistieron, se obtienen mayores niveles de satisfacción de éstas con el
proceso en su conjunto.
Sin embargo, Maxwell y Morris han detectado que la baja participación de las víctimas no
se debería tanto a cuestiones de principios involucradas sino que a prácticas deficientes en
términos del trabajo de contactar a las víctimas y organizar las conferencias30. Para
Braithwaite, en cambio, la razón de las diferencias radicaría en que el modelo Wagga es más
centrado en las víctimas que el modelo neo-zelandés, el cual tendría un mayor foco en el
ofensor31.

26
(2014), p. 112.
27
HAYES ET AL (2014).
28
(1989)
29
DALY (2000), p. 172.
30
MAXWELL AND MORRIS (1996); MORRIS AND MAXWELL (2000).
31
citado en DIGNAN AND CAVADINO (1996), p. 178.

8
Respecto de las satisfacción de los ofensores con el proceso, los estudios cuantitativos han
mostrado que los jóvenes ofensores que participan en las Conferencias Comunitarias de
Australia y en las Conferencias Familiares de Nueva Zelanda están en general satisfechos
con el proceso y consideran que los acuerdos alcanzados son justos32.
Las CF y CC han tenido una gran influencia en el desarrollo de programas sistémicos o
maximalistas33 de justicia restaurativa para jóvenes en Inglaterra e Irlanda del Norte. En
ambos países, se ha desarrollado legislación de alcance nacional para implementar programas
restaurativos que implican que un número significativo de casos es lidiado por mecanismos
restaurativos en lugar de la justicia penal formal tradicional (si bien no necesariamente se
puede hablar de una alternativa absoluta a la justicia penal formal ya que ello depende de la
fase en que operan los programas respectivos).
c) Paneles Juveniles en Inglaterra
Los paneles juveniles (Youth Offender Panels - YOPs) implementados en Inglaterra y Gales
son una interesante muestra de una iniciativa surgida desde el Gobierno para establecer la
justicia restaurativa en el centro de su sistema de justicia juvenil, como una de las principales
formas de sanción de los infractores juveniles a la ley penal. De acuerdo a un informe del
Ministerio de Justicia, los paneles juveniles y las órdenes de derivación que los acompañan
constituyeron un tercio de todas las sentencias dictadas en la justicia juvenil entre los años
2010 y 201134. El origen de los YOPs tuvo lugar en 1998 con la Crime and Disorder Act y
en 1999 con la Youth Justice and Criminal Evidence Act, consolidada en la Powers of
Criminal Courts (Sentencing) Act del año 2000. Los primeros proyectos pilotos tuvieron
lugar en el año 2000, y a nivel nacional la implementación se llevó a cabo en el año 2002.
Los paneles recogen claramente la influencia de los modelos de conferencias Australiana
(especialmente el modelo Wagga Wagga) y Neo-zelandesa, si bien con rasgos propios
otorgados por esta jurisdicción.
Los Youth Offender Panels y el sistema de órdenes de derivación judicial que permiten su
convocatoria (referral orders) operan en la fase de pre-sentencia, siendo obligatorio para el
juez derivar a un panel juvenil a todos aquéllos jóvenes de entre 10 y 17 años de edad que se
hayan declarado culpables de un delito y a raíz de lo cual reciban su primera condena, a
menos que el juez considere que una orden de internación hospitalaria o la privación de
libertad es más apropiada. Es decir, se trata de casos de cierta gravedad respecto de los cuales
es posible aplicar una pena privativa de libertad y que, sin embargo, por tratarse de la primera
condena, son derivados obligatoriamente por el juez al panel juvenil. El joven, una vez
derivado al panel, puede rehusarse de participar en el mismo. Asimismo, si acepta participar
del proceso, pero no llega a acuerdo con el panel, puede negarse a aceptar el plan de
intervención que es el resultado del proceso restaurativo. En ambos casos, el joven es
derivado de vuelta al juez, quien dictará una nueva sentencia en su caso. En caso que el panel
resulte exitoso y se llegue a un plan aprobado por el joven y el panel, el plan pasará a formar
parte del único contenido de la sentencia judicial condenatoria, salvo lo dispuesto a

32
PALK ET AL. (1998); MAXWELL AND MORRIS (1999); HAYES ET AL. (2014).
33
WALGRAVE (2000).
34
DOAK (2015), p. 57

9
continuación. La sentencia que deriva al Panel Juvenil es la única sentencia posible para el
caso concreto, y no puede ser dictada en conjunto con otras sanciones u órdenes
complementarias, a excepción de: condena de costas, compensación a la víctima35,
confiscación de instrumentos utilizados en la comisión del delito y prohibición de asistencia
a partidos de fútbol.
Los YOPs consisten en un panel constituido por al menos dos miembros voluntarios de la
comunidad (uno de ellos lidera el panel), y un miembro del equipo para la delincuencia
juvenil local (Youth Offending Teams, YOTs). Asisten el joven infractor, su familia y, si
procede, la víctima y su grupo de apoyo. Todos ellos deliberan acerca del delito y su impacto
en la víctima y elaboran un plan de acción tendiente a la reparación, restauración y
responsabilización del joven ofensor. El plan debe tender también a corregir las causas de la
conducta infractora del joven. Además de estos resultados, el panel persigue otorgar a las
víctimas una oportunidad para encontrarse con el infractor, hablar acerca del delito y de su
impacto, y dar su opinión acerca del contenido del acuerdo. Una vez aprobado el plan, la
supervisión de su cumplimiento queda en manos del YOT local y, además, se contemplan
reuniones posteriores con el panel para el mismo fin. Idealmente, estos encuentros deben
hacerse con los mismos miembros de la comunidad que participaron en el panel anterior. Una
vez cumplido el acuerdo, el proceso termina y el joven queda sin antecedentes penales.
Objetivos: se buscar que los paneles operen como foros de deliberación informales donde el
joven infractor, su familia y, si procede, la víctima y su núcleo de apoyo, puedan considerar
y deliberar acerca de las circunstancias de la comisión del delito y sus efectos en la víctima.
Están orientados por las llamadas “3 Rs” de la justicia restaurativa, expresamente plasmadas
en el documento gubernamental que fijó el espíritu del sistema de paneles juveniles (White
Paper), y cuyo significado es “restauración”, “reintegración” y “responsabilidad”.
Agencia: La agencia que administra los paneles son los YOTs. Éstos constituyen equipos
“multi-agencias” integrados por representantes de los diversos servicios locales, tales como
servicio social, servicio de libertad vigilada, policía, educación, salud, prevención de drogas
y vivienda. Operan bajo la co-ordinación y financiamiento del gobierno local respectivo
(símil de los municipios). Su objetivo es evaluar qué tipo de intervención se requiere en cada
caso de delincuencia juvenil, así como también, producir planes para la reducción de la
delincuencia juvenil a nivel local. En particular, tienen a su cargo la implementación de una
serie de sentencias alternativas introducidas por la legislación inglesa que dio origen a los
paneles juveniles y a otras medidas de carácter restaurativo, tales como las órdenes judiciales
de reparación, las órdenes judiciales de planes de acción, y las órdenes de derivación judicial
a paneles juveniles.

Consideraciones de política pública y/o de lege ferenda:


Los paneles juveniles han logrado constituirse paulatinamente en foros alternativos y
participativos en los cuales deliberar en forma constructiva y en un ambiente relativamente
informal, acerca de la naturaleza, consecuencias y causas de la conducta delictiva de un

35
Esto hace que los paneles juveniles estén menos orientados a la reparación de tipo patrimonial a la víctima,
ya que ésta puede obtener dicha reparación a través del tribunal.

10
joven, así como también, sobre los mecanismos específicos para reparar el daño causado36.
Si bien han recibido algunas críticas por ser, supuestamente, más punitivos que
restaurativos37, así como también, por no ser suficientemente consensuales, al dejar en manos
del panel la decisión final (y no en el consenso entre víctima y agresor)38, ello no obsta a la
circunstancia de que han permitido instalar en el seno de la justicia juvenil tradicional,
formal, los principios restaurativos39. Por otra parte, se han detectado buenos niveles de
satisfacción de los ofensores con el proceso40. Algunos problemas detectados, son, sin
embargo, las dificultades de convocar a las “comunidades de cuidado” y/o familia del joven
ofensor41, y la circunstancia de que la participación de las víctimas no ha alcanzado los
niveles esperados42.
Los esfuerzos para constituir equipos multi-agencia locales que actúan para prevenir y
abordar las causas de la delincuencia juvenil son sin duda una experiencia interesante de la
cual aprender para el diseño de políticas públicas.
Finalmente, resulta interesante también, desde el punto de vista netamente jurídico,
reflexionar acerca de la manera cómo el modelo concibe la aplicación del principio de
proporcionalidad de los acuerdos alcanzados por el panel, ya que ella aporta diversidad a la
forma cómo este principio se articula en el debate y prácticas restaurativas. En el debate
restaurativo se ha sostenido tradicionalmente que el acuerdo alcanzado debe ser proporcional
al daño causado con la ofensa. Se han incorporado adicionalmente otros elementos a
considerar en la construcción de la proporcionalidad, cuales son: las capacidades de reparar
del ofensor y su responsabilidad 43. En los paneles juveniles y órdenes de derivación
respectivas, la proporcionalidad se establece principalmente en relación a la seriedad o
gravedad del delito cometido, y no a la extensión del daño causado. Así, la extensión del plan
de acción está previamente determinada en la ley, y debe consistir en un período de entre 3
y 12 meses44. Las horas a dedicar a la reparación a la víctima o a la comunidad en un plan de
3 meses, por ejemplo, no deben exceder, en total, de 24 horas. Esta forma de medición de la
proporcionalidad toma elementos propios del modelo retributivo. Sin embargo, los aspectos
restaurativos consisten en que el panel es libre de determinar el tipo de intervención necesaria
para prevenir la reincidencia del joven ofensor, que el joven debe estar de acuerdo con el
plan, y que éste es fruto de un proceso deliberativo en donde participan el joven, la
comunidad, la víctima, si procede, y el Estado a través de los representantes de las distintas

36
NEWBURN, et al. (2002), p. 62.
37
BALL (2000).
38
WONNACOTT (1999).
39
DOAK, (2015), pp. 58-9.
40
DOAK, (2015), p. 57.
41
NEWBURN, et al (2001), p. 62.
42
CRAWFORD AND NEWBURN (2003), p. 186.
43
Declaración de Lovaina (1997), First International Conference on Restorative Justice for Juveniles:
Potentialistis, Risks and Problems for Research; WALGRAVE AND GEUDENS (1996), citados en VAN NESS
(1999), P. 274.
44
DOAK (2015), p. 56.

11
agencias públicas locales. En este sentido, puede señalarse que los paneles juveniles ingleses
incorporan un modelo ecléctico de proporcionalidad de la sanción y/o acuerdo alcanzado.

d) Conferencias Comunitarias en Irlanda del Norte


En Irlanda del Norte se han incorporado las Conferencias Juveniles –CJs- (Youth
Conferences) como una respuesta central o maximalista45 de la justicia juvenil a las ofensas
penales cometidas por adolescentes de entre 10 y 17 años de edad. Su incorporación fue el
resultado de un proceso político de pacificación de 30 años de conflicto civil en Irlanda del
Norte que a fines de los noventa culminó con la firma del Belfast Agreement o Good Friday
Agreement, el cual recomendó, entre otros aspectos, la realización de cambios sustantivos al
sistema de justicia juvenil. Entre ellos, la introducción de la justicia restaurativa y el modelo
de conferencias. Éstas fueron incorporadas específicamente a través de la legislación,
concretamente, la Justice Northern Ireland Act de 2002.
Las CJs se basan en el modelo de CFs neo-zelandés y operan, al igual que los PJs de Inglaterra
y Gales, en un contexto procesal penal en el cual existen amplias oportunidades de
“diversión” del caso fuera del sistema penal formal (implementación amplia del principio de
oportunidad procesal, el cual incluye numerosas formas de justicia restaurativa).
Las CJs operan ya sea en fase de principio de oportunidad o en fase de pre-sentencia. El foro
colaborativo en que éstas consisten concluye con un plan de intervención el cual debe contar
con la aceptación voluntaria del joven. Si éste acepta, el coordinador de justicia juvenil hará
una recomendación al fiscal o al juez (dependiendo de quién hizo la derivación) acerca de
cómo debiera lidiarse y/o condenarse, respectivamente, al joven ofensor. La participación en
el proceso, tanto en fase de oportunidad como de pre-sentencia, requiere la aceptación
voluntaria del joven. Además, en fase judicial, se requiere el establecimiento o admisión
previa de culpabilidad. El carácter sistémico de las conferencias juveniles en Irlanda del
Norte se expresa, especialmente, en el hecho que el juez está obligado a derivar al joven a
una conferencia, cuando se cumplen los requisitos de admisión o establecimiento de
culpabilidad previa y participación voluntaria del joven, y siempre que no se trate de delitos
respecto de los cuales la derivación no es automática. Estos delitos son: delitos sancionados
con pena de presidio perpetuo, delitos que en el caso de un adulto sólo se podrían llevar a
juicio mediando el proceso de “indictment” (delitos graves); y delitos de carácter terrorista.
Como puede apreciarse, el espectro de casos que van a una conferencia en Irlanda del Norte
es muy amplio, lo que permite afirmar que el sistema irlandés juvenil es un sistema
restaurativo maximalista46.
Objetivos: Además de los objetivos de justicia restaurativa, se plantean los de prevención de
reincidencia, priorización del bienestar de los niños, niñas y adolescentes, y cumplimiento de

45
WALGRAVE (2000).
46
WALGRAVE (2000).

12
estándares internacionales de justicia juvenil y derechos humanos47 (O´Mahony and Dünkel,
2015: 126).
Agencia: Youth Conference Service (Agencia de Conferencia Juvenil), es una agencia estatal
que forma parte del sistema de justicia juvenil.
Consideraciones de política pública y/o de lege ferenda: este modelo ofrece aprendizajes de
diseño legislativo respecto al problema de cómo asegurar una derivación significativa de
casos a los programas restaurativos de manera que éstos se transformen en una alternativa
real a la justicia penal formal para los jóvenes. Tanto el modelo de Irlanda del Norte como el
de Inglaterra y Gales muestran que la existencia de las llamadas “mandatory referral orders”
u órdenes judiciales obligatorias de derivación, son una buena política legislativa en ese
sentido ya que ha asegurado que una proporción significativa de jóvenes del sistema puedan
ser lidiados mediante respuesta restaurativas48.
Al igual que en el caso de los PJs de Inglaterra y Gales, las CJs de Irlanda del Norte adoptan
un principio de proporcionalidad que contiene elementos de justicia retributiva, puesto que,
en la fase judicial de operación de las CJs, el tribunal sólo aprobará el plan si estima que el
delito fue suficientemente serio como para ameritar la aplicación del contenido del plan, para
lo cual tomará también en consideración las circunstancias personales del ofensor y DE la
víctima.
e) Círculos de Sentencia en Canadá y Estados Unidos
Los círculos son procesos deliberativos comunitarios, surgidos de las tradiciones aborígenes
norteamericanas, guiados por un facilitador comunitario (el “keeper”) que reúnen en un
mismo lugar y mediante un encuentro personal, generalmente colocados en un círculo
amplio, a los ofensores, víctimas, sus amigos y familiares, miembros de la comunidad con
un interés en el conflicto y, generalmente, representantes del sistema de justicia. Se habla por
turnos y se tratan temas amplios vinculados a la comisión del delito. El proceso finaliza con
un plan que puede o no configurar el contenido de la sentencia. Un aspecto interesante de los
círculos es que los planes que forman parte de la sentencia pueden no sólo incluir
obligaciones para el ofensor, sino que también, para su familia y los miembros de la
comunidad. La siguiente cita acerca de los círculos da una fiel idea de los mismos:

“escuchar los conflictos para descubrir el potencial para el cambio positivo en todos
nosotros. Los conflictos son aperturas, pasajes hacia nuevas formas de estar juntos. Debido
a que tienen lugar en el todo, conllevan un significado que de alguna manera se vincula con
el todo. Quizás la forma como estaban las cosas entre nosotros antes no estaba funcionando

47
O´MAHONY AND DÜNKEL (2015), p. 126.
48
En el año 2012, la mayor parte de las sentencias judiciales condenatorias consistieron en las órdenes de
CJs (n= 402) y sólo 50 casos fueron sentenciados a pena privativa de libertad (O´Mahony and Dünkel, 2015,
p. 128).

13
bien; los conflictos nos invitan a explorar cómo cambiarlas. Quizás habíamos aceptado
ciertas normas que los conflictos nos han llamado a re-evaluar”49.

Objetivo: arribar a un resultado constructivo que satisfaga los intereses de las víctimas y la
comunidad, así como también, permita dar lugar a la satisfacción de las necesidades del
ofensor y el cumplimiento de sus obligaciones.

Consideraciones de política pública y/o de lege ferenda: Las evaluaciones existentes acerca
de los círculos son escasas50. Sin embargo, las pocas existentes indican que éstos generan
bajos niveles de reincidencia entre los ofensores que participan de ellos. El modelo de
círculos está siendo utilizado extensamente en distintos países para lidiar con conflictos en
los colegios incluso entre niños pequeños, entregando múltiples beneficios en términos de
posibilitar el mayor conocimiento de los niños entre sí, la posibilidad de expresar sus
sentimientos, reconocer en el otro a un legítimo “otro” y promover el respeto mutuo. Quienes
los utilizan consideran que su uso disminuye la violencia en los colegios, el bullying, y
aumenta los niveles de rendimiento escolar.

4. Conclusiones
La influencia del mundo cultural y jurídico Anglosajón en el desarrollo de la justicia
restaurativa es un hecho incontestable. Los programas que en él se han desarrollado han
adquirido tanto el formato de procesos bi-laterales de resolución del conflicto (caso de los
programas VOM), como también, multilaterales de raigambre más comunitaria (las
conferencias, círculos y paneles).
Varios de estos desarrollos han tenido innegables componente indígenas (los Círculos de
Canadá, las Conferencias Familias de Nueva Zelanda); religiosos y/o espirituales (los VORP
de U.S.A. y Canadá, los Círculos de este último). Han sido también motores en su desarrollo
la necesidad de superar las crisis de los sistemas políticos y/o judiciales y penales en donde
se han implementado (Irlanda del Norte, Nueva Zelanda); ajustarse a estándares
internacionales de Derechos Humanos (Irlanda del Norte, Nueva Zelanda); y dar respuestas
más eficientes a la delincuencia juvenil (Inglaterra y Gales), entre otros.
Los anteriores son motores o impulsores del desarrollo de estos programas de carácter
específicos, que acompañan a las causas más amplias que subyacen al origen de la justicia
restaurativa en el mundo y que han sido tratadas ampliamente por la literatura.
Estos desarrollos aportan insumos para la reflexión académica y el diseño de políticas
públicas. Asimismo, es evidente que la implementación de estos programas se enfrenta a
complejos y desafiantes problemas jurídicos. Algunos de ellos han sido abordados en este
capítulo, tales como: los derechos de participación de las víctimas en el proceso, el respeto

49
PRANIS, STUART and WEDGE, citado en VAN NESS y STRONG (2015), p. 85. Traducción libre de la
autora.
50
VAN NESS AND STRONG (2015), p. 86.

14
al principio de voluntariedad en la participación del ofensor en las distintas fases del proceso,
y la forma cómo construir y articular el principio de proporcionalidad de los acuerdos
alcanzados. Con lo anterior, se ha pretendido contribuir al debate académico, jurídico y de
diseño legislativo que exista en Chile y otros países que, como el nuestro, estén embarcados
en propuestas de expansión de la justicia restaurativa.

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