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Nombre: Claudia Medina Vargas.

Fecha: 05-01-2020

Asignatura: Comunicación Oral y Escrita

Docente: Ing. Joffre Sarmiento

Nivel: primer ciclo

Tema:

LA EDUCACIÓN DE TERCER NIVEL


PARA UN NUEVO FUTURO

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Objetivo general

Lograr dentro del Tercer Nivel de Enseñanza la formación de profesionales


especializados, mediante Coordinación, Supervisión y Evaluación de los niveles
de calidad y excelencia con el fin de atender las demandas de los sectores
productivos y las necesidades de la población.

Objetivos específicos

Diseñar estrategias para el mejoramiento continuo del Tercer Nivel de


Enseñanza o Superior, con la participación del sector económico, científico y
social, tanto público como particular.

Establecer mecanismos de apoyo y seguimiento a la gestión de las


instituciones educativas para la mejora continua y el cumplimiento de estándares
de calidad.

Planificar en coordinación con la Dirección Nacional de Currículo y


Tecnología Educativa ofertas oficiales de formación que garanticen la calidad y
excelencia en el desarrollo de los planes y programas de estudio.

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LA EDUCACIÓN DE TERCER NIVEL
PARA UN NUEVO FUTURO
La educación como eje principal en el ser humano

La educación es la base del desarrollo de un Estado, viene a ser uno de los


factores que más influye en el crecimiento de cada persona y de la sociedad en
general. Además de proveer conocimientos la educación enriquece la cultura, el
espíritu, los valores y todo lo que nos caracteriza como seres humanos (UNAM,
2012). La educación superior reflejada en sus instituciones es una de las etapas
clave de la educación, ya que realmente generará un desarrollo a la sociedad.
Ayuda a alcanzar mejores niveles de bienestar social y de crecimiento económico,
aportando a nivelar las desigualdades socioeconómicas y a acceder a mejores
niveles de empleo.

En Ecuador resulta de vital importancia el impulso a la educación superior,


más aún ahora que se están llevando a cabo procesos como el cambio de la matriz
productiva, donde la educación superior jugará un papel fundamental. La
educación tiene un papel clave en el desarrollo de los seres humanos, de lo
contrario es más difícil tener acceso a un mejor empleo y a un mejor nivel de vida.
De hecho, puede considerarse como uno de los principales igualadores sociales.

Para muchas personas es la única manera de acceder a una mejor vida y


romper el círculo vicioso de la pobreza. De la misma manera piensa el Secretario
de Educación Pública de México, Emilio Chuayffet Chemor, pues dice que la
educación superior es “un poderoso antídoto para abatir la desigualdad y la
pobreza. Es indispensable que haya educación para que la sociedad pueda ser
mejor y más justa, así lo expresó Pablo Latapí, doctor en filosofía y pionero de la
investigación educativa en México: “No se puede ejercer ninguno de los derechos
civiles, políticos, sociales, económicos o culturales sin un mínimo de educación.
Por ejemplo: la libertad de expresión: ¿de qué sirve si la persona no tiene las
capacidades de formarse un juicio personal y de comunicarlo? O el derecho al

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trabajo: ¿de qué sirve si se carece de las calificaciones necesarias para un buen
trabajo? No sólo la educación es la base del desarrollo del individuo, sino también
de una sociedad democrática, tolerante y no discriminatoria.” (Sarre, 2009). En
este sentido, la educación superior no solo ayuda al desarrollo intelectual de un
país, sino a la disminución de pobreza, ya que las familias suben su nivel de vida.

Económicamente un país mejora porque aumenta las posibilidades de


trabajo, por tanto, la calidad de vida de la población. Además, la tolerancia
cultural, el aumento tecnológico, la mejora en la salud de las personas son otras de
las áreas que también se ven beneficiadas por la educación. En cuanto a esto, la
UNESCO establece que la educación tiene un poder único para actuar como
catalizador de los objetivos más amplios de desarrollo y que solo puede realizarse
plenamente si es equitativo (Martínez, 2013). Asimismo, desde hace muchos años
ya se sabía que la educación.

Perspectivas del gobierno en la educación superior

En el año 2008 la Asamblea Constituyente de Montecristi aprobó el


Mandato 14, el cual estableció que el ex Consejo Nacional de Evaluación y
Acreditación (CONEA) realice una evaluación global y sistemática de todas las
universidades del país. dando un nuevo enfoque al país, intentando alinear al
talento humano y la tecnología a esta nueva concepción.

Uno de los objetivos del Estado es que la educación superior, articulada


con la educación básica y secundaria, asuma un rol protagónico en el aprendizaje
a través de la generación de nuevos conocimientos y la investigación también
intenta promover el concepto del Buen Vivir desde la universidad, para aplicar el
bioconocimiento y transformar la idea de crecimiento del país, que desde hace
varias décadas ha sido dependiente de la agro exportación basada en la explotación
extensiva de productos como cacao, café, banano y flores, pero sin tomar en cuenta
el acervo de biodiversidad del que dispone el país. De manera que se creen talleres
de ciencia que son unidades conectadas a una universidad y dentro de esta a un

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departamento o una unidad orgánica específica que responde a solicitudes de
ciudadanos, de asociaciones o de organizaciones del tercer sector, y en ciertos
casos, empresas del sector privado para el desarrollo de proyectos que sean de
interés público como una propuesta de resolución de problemas sociales,
ambientales, en el campo del empleo, el consumo, la salud pública, la energía, etc.;
facilitación de la constitución de organizaciones y asociaciones de interés social
comunitario y promoción del debate público.

Una educación con libertad

La ciencia para ser exitosa requiere libertad, un fuerte ethos académico, no


interferencia política ni privada con respecto a puestos y resultados,
independencia, colaboración, paciencia, confianza y sobre todo en sus actores, es
decir, en los investigadores/docentes – pero también excelentes formas de la
promoción, espacios de divulgación y la voluntad del sector privado y público de
buscar nuevas sinergias a pesar de algunos resultados, a primera vista, incómodos.
Como enseñó la Teoría crítica de Frankfort con mucha repercusión en
Latinoamérica, donde se cierran centros de educación, donde se limitan fondos y
donde se aplica la autocensura, no hay buena investigación científica, sino que se
la somete a poderes, lo que no ayudaría a la sociedad ecuatoriana.

Pero más allá de esto, requiere también renovar conceptos anticuados de


la educación; por ejemplo, organizar conferencias y eventos en la periferia, en vez
de únicamente hacerlo en Quito y Guayaquil, crear nuevas colaboraciones y
convenios entre instituciones existentes en el país, incluyendo el intercambio de
estudiantes. Además, es necesario la activa participación de estudiantes en las
investigaciones en diferentes zonas del país, lo que involucra mucho más a la gente
común, sobre todo de las provincias, en la vida universitaria. Pues, muy
frecuentemente es el conocimiento local que supera las ideas de los tecnócratas en
los centros urbanos de donde diseñan sus “solución”.

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Lo que se necesita es un debate honesto y profundo sobre el rol de las
universidades y docentes en el país entre muchos actores, pero también sobre los
objetivos de la sociedad en términos de transformación y sobre el papel que tendrá
el sector universitario en esta planificación, ya que simplemente generar empleo y
profesionales no corresponde a los altisonantes objetivos de la Constitución.
Finalmente, llamamos a empezar la reestructuración y profesionalización de las
universidades desde la investigación y docencia, así como de las demás
instituciones responsables para la política y el financiamiento de la educación
superior. Esto implica desarrollar estrategias nacionales para atribuir a cada
universidad sus tareas, enfoques y niveles.

No todas necesariamente deberían ofrecer todo y del mismo nivel, también


entre las formas de investigación hay diferentes niveles (investigación de base,
investigaciones aplicadas, etcétera) y cada región del país podría así, por ejemplo,
primero adoptar y luego convertirse en un distinto centro de excelencia y enfoque.
Esto estimularía la movilidad de estudiantes y docentes que deberían conocer las
realidades del país, realidad pendiente desde al menos dos décadas, que son cada
vez más urgentes con los nuevos graduados PhD que vuelven desde el exterior.

La educación superior es uno de los pilares fundamentales para el


desarrollo de un Estado. Es uno de los igualadores sociales más efectivos. Por
tanto, es deber del Estado garantizar el derecho a su acceso públicamente. La
Constitución de Ecuador establece el derecho a la educación gratuita, todos los
postulantes que pasen las pruebas de ingreso a universidades o institutos técnicos,
tienen un cupo asegurado. Este es un gran logro que el gobierno ha implementado,
porque de esta manera los estudiantes que posean los méritos necesarios podrán
estudiar sin costo alguno. Esto representa una de las formas más significativas para
romper el círculo de la pobreza, pues mayor preparación equivale a un mejor
puesto de trabajo en el futuro

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Continuidad en la educación superior

El presupuesto, la eficiencia en la ejecución del gasto y la voluntad política


han sido factores fundamentales que a lo largo de la historia del país han marcado
el sistema de educación superior. Se puede aducir que estos tres factores son muy
dependientes entre sí para lograr un desarrollo en la educación superior. A medida
que los ingresos han ido aumentando, también ha habido más avances porque la
voluntad política lo ha permitido, pero queda en duda que, si hubiera habido más
eficiencia en la ejecución del gasto, se hubiera podido lograr la consecución de
más objetivos que hubieran desarrollado aún más el sistema de educación superior
y a su vez, el país.

A nivel mundial los sistemas de educación superior están siendo sometidos


a fuertes presiones para elevar la calidad de su enseñanza hasta el punto que ésta
se ha convertido en su prioridad estratégica (Cid et al., 2009 y Hativa y Goodyear,
2002). El artículo analiza las investigaciones recientes sobre este tema y realiza un
balance crítico de sus principales aportaciones para obtener de ahí sugerencias para
mejorarla. Reconociendo que hay muchas definiciones sobre lo que es una
enseñanza de calidad en la educación superior, aquí se entiende como la que logra
un aprendizaje profundo por parte de los estudiantes y alcanza las metas
establecidas para este nivel. Antes de iniciar aclaramos que, para evitar ser
monocordes, utilizaremos en este documento los términos de calidad educativa,
enseñanza eficiente y buenas prácticas de enseñanza como sinónimos. Decíamos
que una enseñanza de calidad en la educación superior es la que alcanza las metas
propuestas, entonces necesitamos saber cuáles son esos propósitos. En el siguiente
apartado presentaremos una clasificación de dichas metas.

Uno de los rasgos distintivos de este nivel educativo es buscar resultados


de aprendizaje ambiciosos y profundos por ser ya un nivel terminal de estudios,
donde concluye la educación formal. Por ejemplo, Hativa (2000) indica que,
independientemente del tipo de disciplina o especialidad, las universidades deben
formar en sus estudiantes un pensamiento de alto nivel y convertirlos en aprendices

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autónomos. Si bien estas metas son compartidas, hay diferencias entre las
disciplinas sobre lo que para cada una de ellas es importante. Por ejemplo, los
maestros de ciencias y matemáticas le dan gran importancia al aprendizaje del
dominio factual de los hechos y principios de sus disciplinas; en cambio, los de
humanidades y ciencias sociales otorgan mayor peso al desarrollo personal del
estudiante, a la discusión y a las habilidades comunicativas y sociales.

No se tiene esa conciencia de la prioridad de la educación cuando no se


comprende que nos humanizamos en sociedad y que, en consecuencia, nos
educamos unos a otros; que, del mismo modo como unos a otros nos transmitimos
conocimientos, también nos transmitimos valores, visiones del mundo, modos de
relacionarnos; maneras de ser ciudadanos, gobernantes, servidores públicos,
empresarios, padres, madres, hermanos, parejas, compañeros de trabajo, jefes,
empleados, profesionales. Tampoco se tiene esa conciencia de la prioridad de la
educación cuando se anula el juicio crítico de los demás, o cuando no admitimos
las opiniones diferentes, o cuando fomentamos la demagogia, el abuso, el
autoritarismo, la discriminación, la explotación, y el engaño.

La educación no es un asunto privado; es un asunto público, que tiene que


resolverse públicamente, socialmente. La educación es un asunto de todos; pero,
entre esos todos, gobernantes y políticos tienen una responsabilidad particular. He
allí la segunda exigencia del “buen vivir” de la educación: que gobernantes y
políticos asuman la educación como una prioridad y alienten en la sociedad esa
misma conciencia. Solo imaginemos que un día, en Ecuador, Gobierno,
legisladores, partidos políticos, líderes gremiales, se sentaran a pensar y a debatir
en conjunto sobre todo lo que habría que hacer y enmendar para dotar a la
educación del “buen vivir” que necesita y sobre el cómo hacerlo. E imaginemos
que, luego, sometieran a debate plural y abierto sus conclusiones: sus
coincidencias y sus divergencias ¡Qué enorme diferencia haría algo así y qué
buena manera sería de educar! Se dice que el sistema educativo finlandés es el de
más éxito en el mundo y, entre las razones de su éxito, se señala una que me
interesa destacar ahora: el valor que se le otorga a la profesión docente. Esa

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valoración, que obviamente está vinculada a determinadas condiciones para el
ejercicio de la docencia, solo puede provenir de la conciencia del valor de la
educación y de la voluntad para hacer realidad esa conciencia. Si la educación es
valiosa, quienes educan en este caso, formalmente tienen a su cargo una función
valiosa y, por lo tanto, deben ser valorados por lo que hacen. Al “buen vivir” de la
educación le es absolutamente necesario disponer de una voluntad semejante.
Porque, si la educación no solo es valiosa, sino imprescindible; entonces, la
docencia y los docentes no solo que son imprescindibles, sino que también
deberían ser considerados valiosos. Tercera exigencia del “buen vivir” para la
educación: devolverle a la docencia el valor que le pertenece. Devolvérselo
conlleva pensar y reformar la educación con ese valor incluido. Supone repensar
y transformar la educación sin perder de vista nunca el valor que tiene el educar,
la estimación que los docentes merecen. Y eso, además de otros supuestos, implica
transformar la visión social que se tiene de la docencia y del educar. Hemos vuelto
al inicio: esa transformación no será posible mientras la educación no sea una real
prioridad.

Conclusión

La educación se puede definirse como el proceso multidireccional


mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de
actuar. La educación es un derecho fundamental del ser humano, pues permite su
realización personal y contribuye para el desarrollo integral del país. Es uno de los
deberes del Estado el garantizar su acceso, y gestionar su correcta aplicación. La
educación superior es sobre todo un eje de desarrollo para el Estado, porque no
solo genera un crecimiento económico para el mismo, sino también un desarrollo
social. Uno de los instrumentos que el gobierno ha utilizado para el impulso de la
educación superior ha sido la implementación de la Ley Orgánica de Educación
Superior (LOES) y los objetivos del Plan Nacional del Buen Vivir (PNBV)
Además, como la creación de nuevas universidades e institutos tecnológicos, el
cierre de las que no cumplían con estándares necesarios y la adecuación de las
existentes.

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Bibliografías

Biblioteca Nacional de México [página principal] México: UNAM, Instituto de


Investigaciones Bibliográficas. Disponible en línea: http://www.bnm.unam.mx/
[consultado el 18 de junio de 2012.]

Diario de Yucatán. (14 de 9 de 2014). Importancia de la educación superior en la


sociedad. Obtenido de Diario de Yucatán:
http://yucatan.com.mx/temas/universitarios-temas/la-importancia-de-
laeducacion-superior-en-la-sociedad.

Martínez, F. (9 de 12 de 2013). Maestros del Web. Obtenido de La educación es


la mejor herramienta para el desarrollo de un país:
http://www.maestrosdelweb.com/educacion-para-desarrollo-de-unpais/.

(Cid et al., 2009 y Hativa y Goodyear, 2002).


http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-
26982011000500012

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