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Capitulo 1 POR UNA TEORIA GENERAL DE LA DECADENCIA ECONOMICA Carlo M. Cipolla aPor qué los imperios décaen y se hunden? ¢Qué «leyes» o «me- canismos» regulan este ciclo aparentemente fatal que parece repro- ducir en gran escala el ciclo ontogenstico de 1a vida y la muctte? EI problema ha préocupado a filésofos ¢ historiadores de todos los tiempos. Y entre otros, me ha preocupado a mi, native de un pais que por dos veces a 10 largo de su historia ha entrado en Ia deca dencia. ‘Siempre que examinamos el caso de imperivs devadeistes, echa- mos de ver que sus economias, por lo general, se estan tambaleando. Tas dificultades econdmicas de los imperios en decadencia presentan notables analogias. No es absurdo tratar de identificar estas analogias con tal de que tengamos ‘presente que les historias individuales se caracterizan por elementos importantes de originalidad. ‘A ptimera vista parece que a decadencia econémica puede defi- nirse fécilmente como la inversa del crecimiento econémico, Esto no seria un cftculo vicioso porque en tiempos recientes el crecimiento econdmico ha sido definido con satisfacioria precisién, pero no seria conecto, ‘Teéricamente, el crecimiento puede continuat de modo indefinido, La decadencia, no; pasado cierto punto la sociedad decli nante simplemente muere. Ejemplos d= sociedades cuya renta per capita disminuy6 durante un pertodo de tiempo no son dificiles de encontrar en Ia historia escrita, En el caso de Italia y Espafia en el B | a Carlo M. Cipolla | siglo xv1r, 1a decadencia absoluta duré indudablemente desde 1620. 1630 hasta los dos tiltimos decenios del siglo. Sin embargo, después | de Ia década de 1690, Ja tendencia parecié invertirse. Pero toda vez que otros pafses estaban cteciendo més de prisa, Italia y Espaiia no, sélo no zecobtaron su preerainencia, sino que progresivamente fueron perdiendo terreno. En esta tiltima fase de su historia econdmica, Ita lia y Espafa estaban declinando en relacién a otros paises aun cuando estuyieran creciendo en tétminos absolutos, En el dilatado horizonte histérico, cuando las sociedides no mueren, todos los casos de deca dencia resultan ser finalmente casos de decadencia relativa Si podemos tener al mismo tiempo decadencia y crecimiento, es obvio que no podemos defnir una como la inversa del otro. Ade- mas, el concepto de decadencia econémica relativa es ambiguo. Si lis sociedades existentes crezen a ritmos diferentes, todas menos una —ln de tasa de crecimiento méxima— estén declinando relativamen- tc. Esto nos Hlevaria demasiado lejos. Por esta razdn, en las piginas siguientes, el término «decadencia» se utiliza en un sentido lato para nificar,’grosso modo, um pérdida de preeminencia, El témino «impetion, en el sentido ex el que agut Jo utilizo, no implica una descripcién exclusivamente politica. Hace referencia también a un | predominio econdmico o cultural, como el de los Estados italianos en Ja Edad Media o los Paises Bajos en el siglo xvu. Las decadencias més sencillas de analizar serfan, naturalmente, las ligadas a una catdstrofe de Ja clase que fuera. Si la legendaria Atlan. tida hubiera existido alguna vez, nos proporcionarfa el mejor ejem plo de decadencia catastréfica, En el mundo industrial nox estamos acostumbrando a la desagradable idea de que los pafses podrfan desaparecer en un cataclismo atémico, Pero una calamidad externa no siempre puede suponerse como causa suficiente de la decadencia de una civilizacién. Con gran frecuencia Ia cuestién se complica por la falta de una adecuade resruesta al reto, y entonces hay que exp car esa falta de respuesta. Por otra parte, las catistrofes no siempre son auténticos factores exdgenos. Algunos acontecimientos catastr6- ficos, que a primera vista parecen exdgenos, pueden tener sus rafces en Ia historia de la sociedad que trastocan, Las invasiones de extra jetos pueden verse estimuladas por el desorden interno, tanto pol fico como social. Bl caso de China demuestta que ni siquiera las inundaciones pueden considerarse siempre como factores exdgenos. Las inundaciones pueden ser consecuencia de Ia falta de obras. pi blicas o de talas excesivas, que a su vez pueden atribuirse a ineficiencia buracrétiea o a malas condiciones econémicas, politicas y sociales, En 1, Por una teorla general 6 -aso, Ja desaparicién de imperios debida a catdéstrofes he Guo extraordinariamente rara en le hiscotia, y ninguno de los ejem- ig de decadencia que se analizan en este volumen pertencce a este fipo cetastréfico, cualquier ara poder declinar, un imperio tiene primero que crecer. El ereaniene significa un aumento de rentas. Significa también un aumento dé consumo, tanto privado como piiblico. En general, cabe foponer que la mejora del nivel de vida es experimenteda inicil Apne por efrculos pequefios y relativamente privilegiados, pero el Proceso ext Hamad a extenderse eventuslmente. « sccares de Je Tetén, cada ver mas amplios. Hidbitos y conjuntos de valores ponents vasimilados pueden retardar el cambio en los patro Sis y niveles de consumo de la mayorfa, Los moralistas quizd pre Figquen el valor ético de un nivel de vida bajo y estable. Oligarqutes vistas pueden intentar reservarse las ventajas del desarrollo econd- mico, Los celosos en materia de religién y otros grupos de fandticos ‘ueden envenenar Ia vida a sf mismo: y a los demés tratando de puettpar toda la xenta adicional hacia la construccién de templos € jelesias, © de armamentos y maquinar.a. Peto u la Jarga Jas masas estén llamadas a superar tales resstencs, Puede suoeder que con el seen sia del empo las cligarqufas pierdan su fuerza o que se des- ieten log mitos en que se basa su poder. O Ta gente puede can- Bie de soportar privaciones que ya no juzgan ni _neccsarias ni oe Bxigind’ participar en las comodidades de que disfruta ie elite y de un modo o de otro presionard para conseguir esa meta, [as ruinas de los templos de los mayas posiblemente indican que, Leas riintmmento dada desu historla, os campesinos mayas se nega soa violentamente a pagar su tribute de privaciones y esfuerzos en beneficio del clero, y por medio de !a revolucién violenta exigié una mejora de su nivel de vida, En cl Bao Imperio romano Jas masas de las grandes ciudades presionaron con éxito sobre la ee Gién para obtener generosas entzegas de alimentos, escuelas publicas y diversiones para el pueblo. En la Baja Edad Media, los grupos me- Jos purleyiados de attesanos wibanos aprendieron e organizatse ms: ERstveces a través de fa accién violenta, a fin de aumentar su fuerza hepociadoray mejorar su nivel de vida, El caso de Talia en la Baja Edad Media y en el Renacimiento y ‘el de Espafia en el siglo xvrt no son una excepcién a Ja regla geacral. 1 ‘La mejoria del nivel de vida se refieja, por Jo general, eee cosas, én el hecho de que los individuos tienden a desertar de las SCupaciones menos atractivas. AL huir Ia mano de obra de las mi- nl 16 Carlo M. Cipolla ras, el Bajo Imperio romane tavo que inmovilizar a los trabajadores existentes y reclamar a los mineros que se habfan pasado a otras ocupaciones. El paso siguiente fue ligar a los hijos de los mineros a la industria extractiva. En ta Italia de los sigls xv y xvI, muy pocas personas deseaban todavia servir como remeros en las galeras, y 10 que habfa sido cn los siglos xtt y x1tr una ocupacién de hom. bres libres se convirtié progresivamente en un temido castigo para delincuentes y prisioneros de guerra EI grado y la rapidez con que los estratos inferiores de una po. blacién Togran compartir las ventajas materiales del progreso econé. mico vatian enormemente de unas sociedades « otras. Pero incluso en Tas sociedades menos abisttas, eventualmente algunos beneficios alcanzan a las capas més bajes de'la escala social. Hablando en sen- tido estricto, considerar a los esclavos como parte de una sociedad agricola no ¢s més correcto que considerar a los automéviles como miembros de una sociedad industrial. Y, sin embargo, vale la pena sefialar que hasta en las socizdades basadas en la esclavitud, con el paso del tiempo, las ventajas materiales del progres econdmico aca- baron por ser sentidas también por sus miembros menos afortuns- dos. Hacia Ia época de Augusto, Ia manumisién de esclavos en Roma habia alcanzado un ritmo que el emperador juzg6 demasiado répido, En Ja Italia de los siglos xv. xv1, los esclavos domésticos que cran propiedad de personas privadas gozaban, por término medio, de un nivel de vida mejor que el de los sietvos de los siglos vitt y 1x, No hay nada inherentemente malo en ef crecimiento del consu mo. Desde el punto de vista zconémico, podria afirmarse que en de- terminadas condiciones un consumo més alto podria crear mejores oportunidades y estimolar Ja produccién. A un nivel m4s amplio, puede afirmarse que dedicando mayor riqueza al bienestar de sus miembros, una sociedad cumple el concepto ético de que Ia dignidad de Ia personalidad humana e lo unico que en fin de cuentas in- teresa. Naturalmente, es probable que ocurran perversiones y excesos. Como contrapartida a Ia tendencia de quienes gustarfan de encadenar una poblacién a niveles de vida primitivos en favor de un grupo privilegiado o en aras de un ideal remoto, existe una tendencia natu- tal en todas las poblaciones a moverse hacia excesos o en busca de sensaciones anormales y experiencias antinaturales, una vez que han sido satisfechas las necesidades clementales y normales, El sen- tido comtin y el autodominio no son virtudes cortientes. Hombres ‘como Plinio 0 el emperador Vespasiano que, a pesar de mantener tun contacto estrecho con los excesos de una sociedad madura y alta- 1, Por uns teorfa general 0 mente desarrollada, fucron capaces de conservar un_género de vide tranquilo, sano y humano, son relativamente raros. En los imperios maduros es facil que se desenvuclvan las extravagancias de la moda ‘de Ja vida licenciosa. También aqui el proceso germina en los Groulos superiores, pero, con el tiempo, las extravagancias penetran {nexorablemente en los 'estratos inferiores de la poblacién, adui- Hlendo en este proceso claros matices de vulgatidad. Y no menciono faqul estos hechos por su significacién ética; los menciono_simple- mente para destacar que micntras existe un minimo de necesidades + fumanas por debajo del cual Ja vida humana resulta imposible, no existe prdcticamente ningtin limite superior para los deseos huma- nos. De un modo instintivo e irresistible los individuos buscan un | mayor consumo, creando incesantemente nuevas necesidades, por ar- Lifelosas, absurdas © incluso perniciosas que sean, tan pronto como | las viejas necesidades han sido satisfechas, En su folleto De Ja muerte de los perseguidores, Lactancio acusa Diocleciano de haber cuadruplicado las fuerzas armadas. y haber ampliado cuantiosamente 1a burocracia iasta el punto de que pronto segin él concluye— shabré més gobernantes que gobernados». | Los burdcratas pululaban en el Bajo Imperio bizantino y, como esctibe Bernard Lewis, una infestaba la econo- tla del Bajo Imperio érabe. Hacia 1740, Macanaz, al enumerat las causas de Ia decadencia de Espafa, citabs en primer lugar el excesivo mimeto de empleados publicos: hay —dice— un millar de emplea- dos donde bastarian cuarenta si todos trabajaran, y el resto podrian set destinados a alguna otra tarea stil. En nuestros dias, Parkinson ha observado que a medida que disminuia el ntimero de barcos de Ja Marina Real se inctementaba notablemente el ntimero de almiran- tes. Es usual of quejas de este tipo er los impetios maduros. No pueden rechazarse alegremente como exageraciones de pesimistas inveterados descontentadizos. Conforme una unidad politica, crece y se desarrolla, un mmero mayor de ‘anciones se hacen cada vez nds complejas y se ramifican en diversas direcciones. Ademés, cuan- do una sociedad se desarrollay. se hace progresivamente mds cons- tiente de necesidades sociales y colectivas que pueden sevestir Jas ris variadas formas, ‘Una de las principales partidas de gasto ptiblico en los imperios maduros es, naturalmente, la defensa. Diversos factores interrelacio- nados contribuyen a [a expansién de los gastos militares. Los impe- jos no existen en el vacio. Estén roceados de pafses que de un modo 0 de otro obticnen alguna ventaja de 1a mera existencia del La decadencia, 2 (RE RR 18 Carlo M. Cipolla imperio mismo. La ptdspe:a economia y ta progresiva tecnologia de uun imperio en crecimiento estin Mamadas a itradiar efectos bene. ficiosos mds allé de sus fronteras y a contribuir al desarrollo de sus t yecinos. Con el transcurso del tiempo estos vecinos se convierten fen una amenaza y obligan al imperio a aceptat mayores gastos mili tares. Son significatives en este respecto el taso de Grecia ante Epipto, el de las tribus getmédnicas ante Roma, el de 1a Francia del siglo xvi para Italia y cl ce Inglatetra para Espafia y Holenda, Por Otto Iedo, la mejora de los niveles de vida. dentro de un imperio ‘empuja hacia artiba el coste de un cjército. En el mundo moderno, el problema econémico no es tanto el de la paga del personal como el ide poseer un equipo muy costoso que rdpidamente se queda obso- Jeto. Pero cualesquicra que sean los elementos especilicos de que se trate, el problema sigue siendo en esencia el mismo: los gastos militares contribuyen pode-osamente al crecimiento del consumo pi: blico, total Carecemos de datos cvantitativos fiables que nos permitan fijer Ja composicién del gasto publico en Ja mayoria de los imperios ma. duros del pasado, pero es muy verosimil que la estructura del gasto piblico haya presentado notables diferencias. En un pais, la cons. fruceién de templos y pirdmides puede haber gravitado fuertemente sobre Ja economia; en ott9, los despilfarros de una dinastia gober. ante pueden haber agobiado al tesoro publico; en otro sitio, el gasto ¥ la administracién militar pueden haber absorbido na. parte Eada vex mayor del producto nacional bruto. Queda el hecho funds. mental de que el consumo piblico en los imperios maduros muestra tna clara rendencix « ciecer en forma abrupta. El fendmeno se tefleja en el crecimiento de los, impuestos, Uno de los rasgos comunes més notables de los impesios en la siltima ‘etapa desu evolucién es la cuantfa creciente de riqueza que el Es tado detrae de la economfz, En el Bajo Imperio romano, la tributa- Gdn aleanz6 tales cifras que Ja tierra era abandonada y muchos Campesinos, después de pagar sus rentas y ttibutos, apenas tenfan Con qué alimentar a sus hijos. En la Espafia del siglo xvz, la recau dacién procedente de dos impuestos, 1a alcabala y los millones (este filtimo implantado en 1590), se multiplicé por cinco entre los alos 1504 y 1596. Es verdad que en esc intervalo el indice general de precios sc triplicé con axceso, pero también es cierto que mien: tras los rendimientos de ‘a alcabala representaban en 1504 apro- ximadamente el 85 por 100 de los ingresos publicos, en 1596 su re fandacién representaba s6lo el 25 por 100. De los italianos del si glo xvt, Fynes Moryson escribié que vivian «sometidos a crueles 1, Por una teorla general 9 exacciones, bajo las cuales gemfan como los siervos en Egipto». Sin Shabargo, {as cifras referentes a los ingtesos tributarios no siempre $s cuentan toda Ia historia. En el Bajo Imperio somano, en el Bajo Tmperio bizantino, en la Espana del siglo xvis, Ia inflacidn era ram- pante, El rebajamiento del contenido metélico de la. moneda es otra Forma de tributacién, La decadencia de Italia en el siglo xvu fue excepcional, en el sentido de que Ia inflacién no hizo su aparicién en escena iglo xx algunos economistas lanzaron la idea de que las economias maduras estén Ilamadas a estancarse porque GI consumo no puede expandirse al mismo ritmo que la producci6n. La crisis de 1929 y los acontecimientos subsiguientes parecian con- frmat las teotias de Jos partidarios del estancamiento. No cabe duda de que ocasionslmente Ja demanda puede quedar por debajo del potencial productivo y perjudicar a la economia durante ‘cinco 0 Mee afios, es decir, el periodo de un ciclo econémico, Puede haber también desequilibrios de largo plazo con matices de produccién Exeesiva en algén sector especifico de la economia, Pero en con- junto, en el largo horizonte de la historia, las dificultades econdmicas de los imperios maduros no_proceden, evidentemente, de consumo {nsuficiente. ;Todo lo contrario! Aun aiando sus andlisis econémicos no sean perfectamente rigurosos, los historiadores, de un modo ins- fintivo, han sentido siempre que los principales’ trastornos econé nicos de los imperios maduros nacien del lado de Ia oferta. Al itatar de explicar este hecho, la mayorfa de los historiadozes apun- taban a estrangulamientos, reales o imaginatios, tales como la es- taser de esclavos, 0 de poblacién, 0 ce lingote,'o a una tecnologia extancada. Algunos de tales argumenios son claramente ingenuos, pero otros no, y la lines argumental merece ser proseguida “cgQué se puede hacer para reviteliaar una economia en decaden- cia y aumentar Ia productividad nacional?» Esta es una forma mo- Gerna de expresar el problema que los arbitristas espafioles se plan- tearon 2 lo largo del siglo xvis. El problema econémico que agobiaba al Bajo Imperio romano, al Bajo Impetio bizantino, a la Tralia del siglo xvi y a la Holanda del xvnt no era diferente del de a Espaiia Gai siglo 2vir. No obstante, al menos en fa primera fase de una de- Cadencia, el problema no parece ser tarto el de unos factores visibles ¥ erecientes —capital 0 mano de obra— como cl de cambiar los nodes de hacer las cosas y mejorar Ia productividad. La superviven- Ga del imperio exige tales cambios bésicos. Pero es tipico de los {mperios maduros el dar una respuesta negativa a este reto. ‘A comienzos del 20 Carlo M. Cpa Debe hacerse observar que algunos imperios fueron capaces erecer y desarrollarse sin se realmente Innovadores en el plane eet] aémico, El Imperio espafol es un ejemplo magnifico. Espafia en sy) conjunto, en visperas de Ia conguista, era fundamentalmente un pa subdesarollado incluso en téminos de In tecnologia y la economiy, de aquellos dias. A comientos del siglo xv1, Guicciardini escribfa que, Ia pobreza reinaba en Espefia «no tanto por la calidad del pais sing! porque los espafioles por naturaleza no son inclinados a las artes, En 1532, el embajador veneciano Badoer escribia: «No crco que hays otro pals menos dotado de hébiles trabajadores que Expaiia. HL Imperio espafiol nacié de los inesperados y_accidentales rendimien tos de Ia conquista. El aflujo de metales nobles y Ia expansién indu. cida de 1a demanda global tuvieron cierto efecto positivo para es simular el crecimiento de algunas actividades en cl curso del siglo xv1__ Pero en lo fundamental el pais no cambi6. Espaiia, en esencia, sigui siendo un pals de campesinos, pastores y terratenientess siguié. sien do una sociedad militante imbuida, como dice el profesor Elliott, adel ideal de las cruzedas, acostumbrada por la reconguista y por lz conquista de América a le busqueda de gloria y de botin y dominada por una Iglesia y una aristocracia que perpetuaton precisamente aque: os ideales menos propicizs para el desarrollo del capitalismon. Donde surgieron: algunas manufacturas, los métodos empleados. fue: ron generalmente lok tradicbonales. En 1603, el francés Joly se hacia eco de las observaciones formuladas un siglo antes por Guicciardini y subrayaba el atraso de los espafioles en las ciencias y en las artes mecénicas. Radicalmente diferentes de Espafia, los Estados ita. lianos de la Edad Media eran sociedades altamente innovadaras. Y, sin embargo, también Italia, en una etapa dada de madurez, se Febistié a nuevos y necesarics cambios y entrs en decadencia, A me: diados del siglo xvi, los manufactureros italianos se enfrentaron con nuevos tipos de productos y nuevos sistemas de produccién que expulsaban a los articulos italianos poco a poco de todos los mer- cados. Se requctia adaptarse a métodos de produccién nuevos y mis eficientes: el ejemplo estaba allf, e Ttalia eta por tradicién un pals de negociantes capaces y abundante capital. Sin embargo, en esa ocasiGn Jos italianos no supieton completar 1a necesaria transforma. cién y perdicron para siempre su preeminencia econémics. De modo anélogo, los holandeses del siglo xvir eran grandes innovadores, y su. Jiderazgo era reconocido en coda Europa en materias de agricultura, comercio, manufacturas y navegacién, Hacia finales del siglo xvi aparecian como incapaces de seguir el proceso que estaba teniendo lugar fuera de sus fronteras. Mienteas que en Ia segunda mitad del 1. Por una teovla general 21 holandeses habian sido los — ee en a slo mito, un siglo después erin svperados y desplazados por los eee Gna mentalidad ‘conscrvadora. se refljaba en la mayoria ineles* mas del comercio y de Ja industria de fos Palses Bajos du- de fas [eeriodo Periwig. Los holanceses perdieron su supremacfa sa Siglo evit en cattografia maritima y técpicas de navegacién, en Ja caza de la ballena y en el sector textil, y fueron igualmente lentos da chet opién de nuevos. y- mejores métodos para Ia construccién naval. En 1775, un holandés escribia: «Ya no somos inventores na- TAY la osiginalidad es cada vez mis rara entre nosotros. Hoy dia 135 Yaccomes copias, mientras que antes s6lo haclamos originales.» siglo xvtt Tos Todos los imperios parccen desarrollar eventualmente una resi tencia itresistible al cambio imptescirdible para el necesario. creci miento de la produccién. Luego, ni la empresa que se necesita, i altipe necesatio de inversién, ni el cambio tecnolégico que se pre- isa aparecen por parte alguna, ¢Pot qué? Hemos de admitir que lo que ex post aparece como un patrén de conducta obsoleto fue, en una etapa anteriot de la vida de un mperio, un modo satisfactorio de hacer Ias cosas, del cual Jos miem- bros del imperic se sentfan con raz6n orgullosos. Los espatioles habfan conseguido su unidad nacional y hobfan levantado un gigantesco jmperio siendo soldados y cruzados, ro mercaderes y artesanos. Su orgullo se basaba en aquellos tradicionales ¢ ideales beligerantes que Jes habfan ayudado en Ja reconquista de su pafs, asf como en la con- quista de las Américas, Cuando los italianos del siglo xvit hubicron Je venfrentarce con nuevos tipos de productos y nnevas mados de hacer las cosas trados por competidores agresivos, unos pocos se dieron cuenta de la necesidad de un cambio, pero la mayoria se re sistié a la innovacién. Muchos manufectureros textiles se enorgulle- tian con motivo «de los buenos tejides de lana de la vicja calidad tradicional y recalesban que el sistema tradicional de produccién habia conferido a la industria italiana una supremacta indiscutida eran escépticos acerca de lo que a sus ojos era un modo menos cui- dadoso de hacer las cosas. ¢Por qué se habia de renunciar a los viejos métodos, acreditados y satisfactorios, en favor de Jos modos nuevos y dudosos de competidores agresivos y sin escrdpulos? Las innovaciones son importantes no por sus resultados inmediatos y efectivos, sino por su significado potencial para un futuro desarrollo, y al potencial es muy dificil de determinar. La innovacién ¢s para fa sociedad lo que la mutacién es en biologia. No todas las muta- ciones son buenas. Algunas son s6lo experimentos pobres y desafor. 2 Calo M, Cipolla tunados. Sélo Ia seleccién natural (que no ¢s tacional, aun cuando pueda ser explicada racionalmente ex post) nos diré al cabo del tiempo qué mutaciones son buenas y cuéles son malas. El elemento racional que yace tras el fuette conservadurismo de os imperios_maduros esti mezclado con elementos sbsolutamente irracionales, El éxito geneta vanided. La autocomplacencia y Ja bue- na disposicién para ef cambio son actitudes mutuamente excluyen- tes. En las paginas que més adelante encontrard el lector, Charles Diehl demuestra con qué desconsideracién los italianos explotaron Ja economia de! Bajo Imperio bizantino, Como esctibid A, M. An- dreades en una ocasiéa, «bs navieros, metcaderes y manufacturetos bizantinos firmemente attaigados en métodos anticuados de llevar os negocios no pudieron resistir Ia competencia de los rivales ite lianos més jévenes», Una los bizantinos no tomaron nota de los notables desarrollos que aparecieron entre los «bérbaros occidentales» durante los siglos x11, xur y x1v. Como decfa Grenier, «no se dieron cuenta de que los barbaros se habian desatro lado después de las invasiones birbaras Cuando, a finales de la Edad Media, descubrieron que el Occidenie tenfa algo que ofrecer y gue ensefiar, era demasiado tarde. Los chi nos rehusaron el enterarse dal herramental militar de Occidente hasta que ese herramental devasts su propio pais. Este tipo de « 2 soportar dificultades se desgestan progresivamente y Megan a parecer ridiculos. Lax vecinos de Cartago fucton sorprendidos en el anfiteatro cuando los vindalos atacaron la ciudad. Los patricios de Colonia celebraban un banquete cuando los barbaros se hallazan préximos a las murallas. La cons. truccidn de un imperio exige una falta absoluta de humor. Una vez consttuido un imperio, Jo probable es que el humor se desarrolle La gente aprende a reir con otras gentes y eventualmente aprende también a reitse de uno mismo. Don Quijote fue escrito en un im perio maduro, Ademés, confo:me los viejos mitos se desgastan y me- joran las condiciones de vide, més individuos piensan cn términos de «derechos» en vez de en :éminos de adeberes», en términos de adisirute» en vez de en términos de «trabajor. Las interpretaciones pseudo-bioldgicas de historiadores racistas en los aiios 1920-40 fueron doblemente desafortunadas. No sélo ali- mentaron estipidos prejuicios racistas y favorecicron politicas maca- bras; debido a su base anticientifica ¥ a sus criminales consecuen- cias, proyectaron también une sombra siniestra sobre el estudio del componente biolégico en Ia historia de la civilizacién humana. Igno. ramos por completo Ia interaacidn del desarrollo cultural y del biolé- ico y, por desgeacis, pocos investigedores se atreven a aventurarse fen este campo esencial por temor a verse acusados de racismo, na zismo 0 cualquiera otra clase de desagradable disposicidn mental Pero estoy seguro de que no seremos capaces de entender plens- mente la decadencia de los imperios hasta que un esfuerzo conjunto de historiadores y bidlogos haya aclarado los efectos de un bienestar prolongado y altos niveles dz vida sobre 1a estructuca psicoldgica de una poblacién y los efectes de realimentacién de estos cambios sabre el comportamiento cultural de esta misma poblacién. Los economistes reconocen que para determinar él ouput hay algo més que los inputs observables. Esto equivale a decir que si, 1, Por uns teota general 2» or ejemplo, fos cazadores del Paleolitico hubiesen decidido poner Por fombres a trabajar y utilizar més piedra, esto podria haber re- Masado su decadencia, pero a la larga no les hubiera ayudado a re- sistir la invasién neolitica, Para sobrevivir tuvieron que cesar de Se y esansformarse en agricultores; tavieron que dejar de producir fiedsa pulimentada y producit, en carbio, arados. Fn Ta jerga erfp- tica de los economistas diriamos que tuvieron que saltar a una fun- cién de produccién totalmente distirta. Los modos de hacer las cosas son estratégicamente importantes al determinar los Iogros 0 realizaciones de una sociedad. Si el cambio necesario no tiene lugar yj se permite que surjan dificultades econémicas, entonces lo probable {que se ponga en movimiento un proceso acuiulativo que hace Shellas cosas vayan progtesivamente a peor. La decadencia entra en- tonces en su estadio dramdtico y final. ‘Cuando las necesidades exceden d>la capacidad de produccién, aparegen en la sociedad ‘un cletto nimeso de tensiones. La infla: in. Ia telbutacién excesiva o las dificaltades en la balanza de pagos son s6lo un pequefio ejemplo de toda Ia serie de posibles tensiones. El sector publico presiona fuertemente sobre y contra el sector pri vado a fin de expoliar el maximo posible de recursos. El consumo compite con la inversién y viceversa. Dentro del sector privado, el conflicto entre Jos grupos sociales se agria porque cada grupo trata de evitar en Io posible los necesarios sacrificios econdmicos, A me: dias que la lucha sumenta en actitud, disminaye la cooperacion entre fl pueblo y los grupos sociales, aparcee un sentido de alienacién res pesto de la comunidad, y con’ él un egofsmo de grupo y de clase BGimo fe ha dicho del Yorperfo comanc, wel rasgo més depresivo det Bajo Imperio es la aparente ausencia de espiritu publico, Las fuerzas motivadoras parecen ser, de un lado, la compulsién y, de otro, Ja Tebieidn. personal en sus més. eeudos formas». El esplsita publico vel espiritu de mutua cooperacién fucron Ia base del crecimiento y del desarrollo de las ciudades-Estado italianas en los sighos xr y x11. Biillacon por su ausencia en le Itelia tesignada, frustrada y cinica del siglo xvi Si el espi publico decae y el espiritu de cooperacién falta, cualquier programa de renovacién tiene escasas posibilidades de éxito. En tanto lo inadecuado de Ja produccién esté relacionado mas con los modos anticuados de hacer las cosas que con los inadecuados Inputs, cualquier programa de austeridad puede servir para poco. Ade mds, un programa de austeridad seria —cosa bastante irénica— sdlo nun reconocimiento de una situacién de decadencia y no realmente un medio de desviarla, La reduccién del gasto piblico puede colocar 26 Carle M. Cipolla al pais a metced de potencisles invasotes o puede relegarle a un puesto secundario en {os asuntos internacionales, Una reduccién del gasto_privado frente a un consumo creciente en el extranjero puede significar la pérdida de rasgos distintivos de preeminencia En ambientes caracterizados por Ja falta de cooperacién entre grupos sociales, por destacar Jos derechos mis que los deberes, por tina fuerte prefetencia por el ocio, todos los esfuerzos de renovacién solo pueden traducirse en le desagradable direccién de la compulsién y de mayores impuestos. Pero rebasados ciertos limites, compul sidn y tributacién nutren Ia corrupcida, Ja evasién y a menudo una redistribucién de Ia renta en favor de los poderosos burécratas.y de las personas préximas a quienes estén en el poder. Se difundiné tun sentimiento de frustracién y pesimismo, y en esta atmésfera de presiva hay escaso matgen pata la innovacién, Es probable que exists) Gesinversion, La tierra era abandonada cn el Bajo Imperio romano yen la Castilla del siglo xv, Muchas firmas cettaron en la Italia del Siglo xvtz_ Si las cosas alcanzan este punto, y en cl momento en que lo sleanzan, 1a decadencia esté Hamada a surgir a un ritmo acelerado. ‘Mientras un imperio esta floreciente, sus miembros muestran tuna fuerte inclinacidn a engafiarse ellos mismos acerca de su expec: tativa de vide. La historia no offece ningdin ejemplo de imperios indestructibles y, sin embargo, la mayoria de los pueblos estén con vencidos de que lo que sucedi6 a los imperios anteriores no puede suceder al suyo, Al actuar asi muestran simplemente una falta de imaginacién, una ingenva ireapacidad para imaginar nuevas situacio: nes ante las cuales sus gustos, inclinaciones ¢ instituciones serdn cada dia mis inadecuadas. Una ver que se inicia la decadencia, lay tod vla_gentes optimistas quc viegan tozudamente Ja realidad, pero el ndmero de los que se dan cuenta de Jo que est sucediendo aumen: tard por fuerza de modo progresivo. Entonces algunos tratan de ra Gonalizar los acontecimientes y construyen teorfas generales cn torno a ellos. La teoria de Vico de los flujos y reflujos de la historia fue presentada precisamente tres el declinar de Italia en el siglo xvu. Pas teorias de Toynbce se formularon en la Inglaterra del siglo. xx. ‘Otros huyen de las generalizaciones y enfocan su ateacién sobre situa ciones especificas, Es notable ver cusin relativamente numerosas son las personas que en imperios decadentes fueron capaces de hacer tun diagndstico acertado y de recetar una cura sensata. Pero no es mnenos notable el hecho de que las manifestaciones sensatae perms nezean por Jo general estériles, porque, como dijo enérgicamente Gonaslee de Cellorigo cuando observabs impotente la decadencia de Espafia, «quienes pueden no quieren y quienes quieren no pueden Capitulo 2 LOS PROBLEMAS ECONOMICOS DEL IMPERIO ROMANO EN LA EPOCA DE SU DECADENCIA * ‘Aurelio Bernardi 1, La caida del Impetio romano y los diferentes intentos de explicar sus causes La caida del Imperio romano en cuanto unidad politica organi zada y, patalelamente, la decadencia de Ia civilizacién romano-hele. pistica que aquél habla propagado por todo el mundo antiguo, tye consecuencias de gran alcance para Ja historia de Ia Humanidad. Su fmnpresién subre le pustetidad ha sido tan fuerte que, uaa tras otra todas las generaciones se han dedicado a investigar las causas que condujeron a tan trascendental suceso en palabras de Gibbon: «Una fevolucign que se recordar siempre y que siguen.sintiendo todas Jas naciones de Ja tierra.» Un cminente historiador, E. Meyer, ha es. crito: ‘Trajeno, en su famoso decteto sobre los eristianos, insiste en que Tas denun. cas aodultnas nunca pueden set tomadas en consideracion: mare ef pessi Bvle articulo se publicé por primera vez en Studie et Documenta His lorige et Juris, vol. XXXT, 1969. ‘Desea! expresat mi especial agtadecimiento a mi amigo el profesor Carlo M, Cipolla, que ba formelada sugerencias muy valiosas acerca del aspecta eco Timico del abajo (aunau, naturalmente, noe zesponsabe, en modo elgune elas opiniones gue en él se-contienen), y al Dr. John Meddemmen, lector de Males ch el Colegio Ghisliesi, por sw padente ayuda en Ja preparacién del 2 28 Aurelio Bernardi Percibimos de todo feance de aleanzar a cternamente 4, sin embargo, basth el transcurso. de um majestuoso edlfcio se derrumbara” ., X, 97). En singin ott momento de un enn Estado. viendo cn fo fundado para subsistie igio para que todo el En él curso de fa historia otros muchas imperios se desintegea. ron, bien porque fueron sojuzgados por impetios més poderosos, como sucedié a las monarquias del antiguo Oriente, 0 porque habian sido establecidos precipitadamente por la iniciativa personal de al Biin condottiero impetuoso y no tuvieron posibilidades de arraigar con Ia profundidad suficiente para subsistir. Este fue el caso del Im- perio de Alejandro Magno. Por otra parte, el gran drama de la aida del Imperio romano radica en el hecho, y solo en este hecho, de que se desintegrd no a manos de potencias rivales organizadas ue en realidad no existin en sus frontetss (las tibus batberas no tenfan esa categoria, y cl Imperio persa de los Sasinidas sdlo tenfa una pequenisima frontera con Roma)—, sino pot un proceso interno de desintegracién. Fue como un organismo cuya fuerza fa ara sabitamente. Las primeras cuestiones que se le plantean a quien medita sobre semejante acontecimiento se refieren a Ja naturaleza de este proceso desintegrador. Peto incluso cuando el interés histérico se ditigta exclusivamente a Ja historia politica y constitucional, en todas las épocas se han dado miltiples respuestas a estas preguntas, Depen- dian de los diversos criterios para la valoracidn de la historia de que patticsen las respectivas investigaciones. Criterios de orden mora Fists le corrupcisa de las eostumbres, ef luju desenfrenado, etc— fueron los gue guiaron a los Padres de la Tglesia, Critetios de orden politico-social —supresién de la libertad republicana al adve- rnimiento del imperio, el abismo entre senado y pueblo, el predominio Gel ejezeito Como ‘consecuencia Ia petturbscion del equlibrio, de poderes, Ia decadencia de las instituciones republicanas, Ja gradual eliminacién de Ia élite gobernante, la gran fuerza de las clases bbajas, miscegenacién, infiltracén masiva de los bitbatos, etc— han impresionado muchos investigadores a partir del Renacimiento. También los sentimientos religiosos han sido tomados en considers cidn; y en este caso se atribufa todo el hundimiento final a la actitud desalentadora del cristianismo que, segin Ja famosa frase de Vol: taire, eouvait le ciel, mais il perdait ’empiren * EB, Merea, «Die Wirtschaft, Entwicklung des Altertums», en Jebrbicher Pir Nationaldkonomsic und Staristil, 9 (1899), 799 (=KI. Schr. 4, pas. 79). 2Para un examen detallado de la modemna historiografla acerca del Impe [, ‘Los problemas econémicos del Impetio romano 29 De otto lado, Jos criterios evolucionistas, reforzados por Darwin _-la gran moda de finales del siglo pasido—, venian a enlazar con Ja antigua cteencia en ciclos periddicos. Tal creencia aparece ya en Platén y Polibio y fue recogida de nuevo por Vico hacia 1700. Segtin estos autores, las civilizaciones nacen, crecen y maduran, pero cuando se ha completado su ciclo vital, han de declinar y desaparecer forzosamente, en parte también por un debilitamiento del instinto de procteacién, al igual que ocurre en biologia 'No obstante, las explicaciones formcladas a base de los criterios que acabamos de enumerar no captan Jas causas, sino los sintomas, | deuna situacién histérica que la mezcolanza de las fuerzas espiri- tuales y materiales en juego hacen extremadamente compleja. Sin embargo, Ja diversidad de explicaciones ha producide el efecto de fuscitar una atencin crecierce hacia ese gran giro de Ia historia de la Humanidad, reafitmando el principio de que en Ja historia gran- des efectos presuponen grandes causas y que, a fin de descubrir Gites, debemos penetrar mis a fondo en las auténticas estructuras | Socioecondmicas de las naciones. E] progreso de la investigacién his- térica ha hecho posible obtener una percepcién vivida de la realidad socioecondmica del mundo de Roma. Esta tarca se ha visto facilitada en el tiltimo decenio por los datos suministtados, en cuantia cada vez | mayor, por ciencias tales como la epigratia, 1a papirologfa, la arqueo- an nnn nen SO logia y la numismédtica, que han logrado enormes avances en tiem- pos recientes. Ha existido la tendencia a identificar como una de Jas causas fin romano, véase A. Momncisaxn, «La formeaione della sadeena eoringeafia tulllimpera Romangs, en Rew. Sor. Iial, 1 (1936): 1, 35.60; 2, 19-48, reim preso en Contribuci alle Storia degli studi classic (1955), 107-164. Un examen fie alguna’ de las muchss explicaciones. formiladas del problema de" la cafda te Roma se encuentra en A. Proanion, L'Empire Chrétien, 1947, 411 y sigs vase tambiéa el capitulo XII de Social and ceonomic History of the Romar Empire, de M. Rostovraerr, 2" ed, 1957. Azerea de la infiuencia del cries nlsmo én la tociedad romana, véanse’J. Gaupiwer, L'Bglize dane (Empire Ro ‘hain (sigles 1v-V), 1938; A. Mowrauiano, Christianity and the Decline of the Reman Empire, reproducide de Paganism and Christianity 1m che fourth. cen tury, editado por A, Montcriano. * Sobte In explicacién biolégica de In cafda de Roms, vésse E, Ciccovrs sMotivi demografic e biologici nella rovina dell civilt anticam, en Naoos Re Sori, 14 (1930), 29.62, quien examina las opiniones de Q, Steck, Gescbichre ker Untergangs der‘ Autiken Welt, 6 vols,, 1897-1921, T, Fran, an Eoonomte Sve of ome, 5, 1040, cop, XU, pigs, 2 9 sign: Mt. Ngson, Imria Rome, 1926, pags. 338 y sigs. Acerca de la ides de decadencia, véanse A. Ress: Der tintergang Roms im abendlindischen Denton, 1930; Weaxem Der Unter ging Roms; Studien zi Dekadenzproblem in der ontiken Welr, W841; 8. Maz Eantno, La fine del mondo arttice, 1959 30 Asrlio Berner de Ja cafda del Impetio romano, la decadencia econémica, general y progresiva que, se décis, ocurrié en el mundo antiguo de los plos 111 al v": decadencit de Ia produccién, de los medios de trans porte, de los medios de pago, de Ia mano de obra y de su efici Para Jos seguidores del marxismo, para quienes las formas del produceién, en sltima instanci i condicionan los procesos de la vida coer etiice y eapititual, eae decadencia tiene que haber sido lif ausa principal. Aunque los procesos vatiados y complejos, como loi: gue han conducida conjuntamente a la ruina del Imperio romano, no) Sueden set atribuidos a un tinico factor, es decir, a una cause cau, Jarung, no cabe negar que la vitalidad de un organismo politico esti! condicionada también por su vitalidad econémica; ésta, a su vez, Jafluye sobre las mas diversas manifestaciones de la vida y de Civilizacién en un procesc de constante interaccién en el que, sin ery Dargo, resulta diffeil sefialar ninguna prioridad. 2. La eficacia econdmica del Imperio dentro del marco de la economie antigua En el caso concteto del Imperio romano en su etapa crepuscu! fas, ha de preguntarse en primer lugar si la economfa imperial pai dedia tealmente una declinacion general y prolongada en la produc) ign; sl este descenso era debido # una poblacidn decreciente, a escase: de recursos naturales 0 a factores teenoldgicos 0 de organizacién; | Si, a partir de un determnado momento, el conjunto de Ia econom + La obra de Rostovrzerr antes mencionada constituye ef estudio tunda mental dete economle cel Imperio, Veanse, ademés, Economic Survey of An, Glent' Rome, por'T. Frank, 3 vals, 193640; F. Ozeret, «The economic Ii Eth Eimsicen, en Com. dnc, Hist, X11, cap. 7, 1939. La bibliograti, dec Tas cousag econdmices dé la ruira del imperio es muy ampli ‘icon modo directo M. Rosrovrzerr, «The decay 0! interpretations», en Econ. Hist. Revieve, 2 Jaxnacanto, all probleme della roving dk 508, sige: L. C. West, «The 0 Clase. Jouraal, 28 (1932), 9% indice sobre Sr anpomesto To est sheen yoda te ene 525505" ples. 201 9 sens Goin anita en ‘Ciba Nederne, 3 (1999) nome collapse of the Reman Empiten, Serer eikcorth, Sil caalo dll Impero © cella cite anitcn, en Nace Jub ions 19° 1999), 305582" §. Mazen, Apert) sgt def IV. sce, Be et A ica whe decline and fal ofthe fomas ‘Empiceo et Hig 23) 20 a Me, Wann, Th dn of 2 Bap WOOD in ihe West 1938, E, Bosx, Manpower Shoricge and the Fall 9 The Roman ‘Empire in the West, 1955; A. G. M. Jones, «Overtaxation and the Ire Rome" Reman Ringvcn en Antiouty, 35, (999), 3-4), fd The Late Hem Sire 281502. A Social Economic and Adminiiratie Sirvey, 196 vol II, cap. XXV. EE el af Aimates Econ, Soe. Civil fabriescién de armas los “biebsros habian recireido 2 hetreios de las ‘Calies | Seativo: now solu aura barboris minime ra 2, Las problemas econémicos del mperia remano 3 se demostrs impotente para mantener la politica de bienestar uni versal que gozS del favor de los emperadores de la época de los ‘Antoninos y mas tarde cn el siglo rv; 0, finalmente, si 1a economfa del Imperio entt6 en una fase de decadencia relativa, es decir, com parada con las economfas de los demés paises. , Esta tltima posibilidad puede descartarse de entrada. El Imperio constituia una entidad econémica enorme y casi certada. Por el Oeste y ef Norte se hallaba limitado por el mar; por el Sur confi aba con los desiertos africanos; al Nordeste se encontraban los bét- baros, al Sudeste Persia y mds\allé, paro mucho més alld, India y China. Los «barbaros» carecian de una economfa, suficientemente oF ganizada, Su forma de vide era muy modesta’, En las fronteras existia un intercambio de ciertos bienes, El Imperio exportaba vino y accite en grandes cantidades y productos manufacturados, en espe tial de vidrio, y cerémica; por otra parce, lag importaciones no eran cotrdeables”. Sin embargo, resulta inposble calla el valor de unas y otras; en las fuentes no existe indicacidn alguna. No obstante, a balanza de comercio era favorable a Roma a nates del igo 1, y ciando Ja situacién politica se hizo dificil para el Imperio, se reno- varon viejas prohibiciones para la exportacién de productos como vino, aceite, armas, piedras de afilar, ceteales y oro. Evidentemente, ul pie se adopré para que no se suminisirara a Tos bisbaros medios que pudieran_incrementer_su capacidad ugresora. Pero el Exc de laS exportaciones sobre las importaciones pedo haber hecho reingtesar, en forma de pagos, parte-del oro quc.cl Estado romano considerabayentajoso dar.a-las eribus bérbaras,.en parte para man- férlas alejadas de las fronteras y en >arte para compensarlas por su franca colaboracion en Ia defensa contza teas tribus que inti: {ouvertes dimportations. somaines ct leur inierpréation». en dumeles Boy Soe, Gio, 15: (1960), 3k y ss ° beeen + "Dig, 39, 4, 11; Cad. Tuse, 4, 41, 1 y 2; 63, El ultimo pasale es signi rawr, sed etiam tt spud eur entuom fuerit, subi aaferarir hngento, . Aurelio Berna igraban de regiones mas dstantes, En cualquier caso, el Estado nu Foments un tilico. intenso con los barbaros de las, fronterss. B efecto, [a cuantia de los derechos arancelarios percibidos en. tiempo sobre exportaciones e importaciones —5 9%, mientras | fravimenes interhos no excedian de 2.1% 9%— nos lleva a la con, sande que cota diferencia de pos de gravamen era us obstécul Gcliberadamente. establecido contra une excesiva expansién del co! nercio exterior ®. : Podsia pensarse que los paises del Oriente Medio y Lejano era, econdmicamente mis fucttes que el mundo romano. Pero conside, Sando las sificultades natu-ales del transporte en la Antigiedad, sobre todo para mercancias de gran volumen 0 a grandes distancias, result diffe? pensar que los intercambjos entre las dos dzeas fueran ly Shficientemente’ grandes como pate provocar graves perturbaciones en la economia mas débil, Adems, Jas dos dreas,s6lo estuvieron en) Contacto dinecto a través de Tas escasas fronteras de le regidn de Me: Sopotamia, Seguramente el comercio entre las dos aumenté con a (ckcubrimiento de la regulatidad de los monzones al comienzo & hnucstta Era: ahora resultaza posible, dentro del mismo ao, efectun| tun viaje redondo pot mar entre las dos reas ", Sin embargo, a caus Ge Ine enormes distancias y de las dificultades’ del transporte, cl ce: mereio se limitaba a los articulos de Iujo més costosos, tales come Sedas, cspecias, ungientos, perfumes, marfil, ébano, animales exéti, cos, objetos de atte..., y s¢ movla fundamentalmente en_direcciés, Ente-Oeste ®, Los articulos importados se pagaban en oro. En efecta, tun ndmero considerable de monedas romanas ha sido encontrado en India e incluso en In, remot Chins. Segin algunos investisadore, este hecho causé un dtensje gradual de fos recursos fureos del Im Esrranon, 4, 3, 2. Sobre este problema, véase R. Brians, douanitred», en Asnales Econ, Soc. Civ., 7 (1952), Sduaneros en\Ia historia de Roma, vénge la obta basics de forium, 1949; "sobre la cuestiin en detalle, véase ef cap. V, 309 ¥ si “eRome eutelle une politique 371 y sigs. Para los derechos "FS. be Laer, Por y 586.9 igs. 0 Botkin, NH, 6, 26, 5:11, Conssltese R. H. Mowrinen Wiercen, of, cit. 12630. Esteanon, 16, 93. Los ‘veces més earos que SU precio wrodvetos de Ie India se yendfan en Roma ci ie otigen Puiwio, N. H., 6, 24. Para of comer Gonrel Lejano Oriente, veanse B, He Wanaincton, The commerce betweer th Roman Empire and India, 1928; J. Enuasozar, alex Bchanges de I'Inde et d Pompite Romain, en. Rep, Histor, 102 (1949), 1-29; E, Laworre, dl-es pre initnes Felatons entee Linde et POecident», en Nouvelle Clio, 5 (1953), 83-118; ‘Scnwause, «Likmpite Romain et commerce orientale, en Annales Econ. Soe Gin 1511939), 18° sigs, | ante, los erandes ingsesos de los tercatenientes, ‘las problemas econdmicos del Impesio romano 3 perio y con ello provoes una erisis del conjunto del sistema mone Pro" Hiasta nosotros han Tlegado detos acerca del volumen de BNMGee salié del territorio de Roma por esta via, pero referido s6lo GFP Sprimerss etapas del Imperio: cien millones de sestercios al aio i las ciftas mencionadas por Plinio a este respecto son auténticas ", SM cantidad cortesponderia a unas 15.000 libras de oro”. En esa Soca, el presupuesto anual del Estado romano ascendia aproxims ieente a cuatro mil millones de sestercios ®. Cabrfa suponer que la soir nacional media anual no foe en ningiin caso inferior a cuarenta Xi millones de sestercios "Si estas peligrosas e hipotéticas cifras son milectas, el valor de la corriente de salida de oro representaria SPf/40 del presupuesto estatal, ¢ indudablemente mucho menos, de $7100 de Ja renta total del Tmperio. Ademds, [os altos derechos rancelatios percibidos sobre el valor d= las mercancias importadas (35.95) y las precauciones adoptadas pura favorecer Ia exportacion WP tos productos de Roma hacia Oriente demucstran la intencién del fatalo de limitar al maximo Jos efectos negatives de In importacién Vase G. J. Brgriase, La distribution de Tor et les saisons concn wee de Ie divighn de TEmpite Romaine, tn. Etudes Byzantines distore $e oc 1558, ‘A. Promtot, eke prolleme de Vor au IV" sidcle, en creme Hist Econ. Soc, 11943), 47.53; J. S D8 LAEE, Portoriym, et, 305-11, nee ee En contra, véase Cr, Muckwirz, «Le probleme de Tor dans Je Merde aptiquee, en Annales Hise, Beam. Sora. 6 (1954), 23547. Com Temi, Brunt, Boom Survey, cit, 5, 298. te into, Ne FL, 12, 84; ease TACrTO, Ann 3, 33. 1 Beta clea’ seha btenido del sigulente eSlailo: 100-000.000 de, sester ioe (HS) 95 000,000 de censtion (1 denati = 4 sesereio) = 1.000000 de $eLLEY acco 29 denarios) = 7.000.000 de gramos de oro (1 dureo = 7, tei Gao on empos Ge Nerdn). Acerea de Ta eguivalencia 1 aurea = 23-de- ios veanse Puvtanco, Galbe, 20; Dro Cassy, 53, 12, 4 1S Soerento, Vesper, 16. 8. Mazzanino, Tratiaio dé Storia romana, 1936, 246, comtige ls tilts de 400 millones HS, pero esta some sifeiimente era suf ec putt costar el ejéritor T. Frans, Econ. Surtey, cit. 3, 4 sigs Hara suma aproximada se calcula para una poblacidn de, 90.60 millones de bubltantes en to et Timperio, con una rexta media anual de 200 denarios see ee Getace ie los siguientes datos’ el coste de mantener an exclavo, 120 de- SScE dl gua, (ucase ais adelante, pag 43, nota 37); ol selario de un obrero, Ba denacion (weave ising y nota citadas); In paga de un soldado, 225 denarios fimcs’ de is clewscldnecotdada en ép0ca de, Domiciane), Habla, indudabl; fe"los.funcionatios de Fane ge ee chases mec oupetiores; pero, por otra parte, la gian mayoris Tele poblation petibia. remunesaciones Imodestas mucha gente, tanto ene] (Ta Mtn on es eiudades, recibian tnos ingeesos minimos, Pata Ja poblacién Se oe Neuse Jv Bewocat, Bevolkerurg, 306 y sis, pero aos escltares Ferme en G00 llones de babieanees: L. Patery, Storia di Roma, 3, 1960, BaSiNoci elo def ea ttl del teeny Oot ego foe por defecto ls decadoncia, § 34 Aurelio Beroa de articulos de lujo sobre a balanza de comercio. Sin embargo, est impottaciones descendieron considerablemente en el siglo ux y volvieton a cobrar imporcancia hasta el tv". 4 'No creo que Ia salida de oro pudiera por sf sola ser causa dl la caida del Imperio romano, Hoy dia este criterio mercantilist dificilmente podria resist Ia critica, aparte dle que parece evidente ‘que Ia salida de oro nunca revistid proporciones dramaticas. : Para el Bajo Imperio carecemos en absoluto de datos exactos No es posible cifrar, siquiera indirectamente, Ia cantidad de or0 que fen aquella época salié de! dzea de Roma para pagar importaciones | El comercio con Oriente seguia siendo un comercio de articulos de} lujo, pricticamente en manos de mercaderes otientales, sitios y ju dios. Habida cuenta de los circulos relativamente pequefios a to.) que iban destinados, la cantidad total no pudo incidit en forme, zar el siglo 1v el oro drculaba con una abundancia muy superior a la de cualquier otto siglo anterior (véase mis adelante, pag. 88, nota 261). Esto demuestra que el supuesto drenaje, resultante del comercio con Oriente, no fue fuinoso en modo alguno. apreciable sobre 1a econcmia general, tanto mas cuanto que al fins / « 5. La caida inesperada del Imperio en Ia primera mitad det siglo v, después de un periodo de expansiéa econémica El hundimiento del Impetio ocurrié a lo largo de la primere mitad del siglo v, pero eabria decir que de un modo inesperado. Es} verdad que en ef siglo wy lubo invasioncs de los bérbaros (peligre| sas fueron las de los alamanos en las Galias, que mds tarde fueron} rechazados por Juliano en la victotiosa batalla de Estrasburgo en cl, afio 357, y otro tanto puede decirse de los godos que, tras la derrotal del emperador Valente en Adrianépolis, en 378, se extendieron por) la peninsula de los Balcanes, donde se’ asentaron come aliados del Imperio). Hubo también luchas internas por la sucesién (entre los! hijos de Constantino) 0 guerras contra usurpadores (especialmente, graves fueron las revueltss de Magencio, que a mediados del siglo fafectaron a las Galias, Inglaterra, Espaiia y Africa, y la del princips: | ken, en Muteans Hetvcticurm, 8 (1951), 2718. Sobre la oposicion de la cul | tuna “aristocrdtica. las nuevas, élites, véase M. Pavan, Le crisi delle scuole ™ Véase H. Sevmig, Syris, 22 (1941), 233-70; conséltense J. S. pe Lars Portoriung, cit, 306; J; Seuwanrz, L’Empire Romain et le comingerce oriental, Git, 3. Sobre la expotiacién de productos {avorecida en algunos casos pot el Gobicrng de Roma en Oriente, véanee RE, Monvimar Wxtezee, op. cit, 137 y sigs; E. Leone, La parole def passeto, 10 (3955), 148, 150, { +, tos problemas econdmicos del Imperio romano 3s rgurus Firmo hacia el afio 372-74)®, Sin embargo, tampoco han Pitado en el pasado, especialmente en el siglo m1, revueltas parecidas incluso més graves. Es dificil dar la razén al profesor Piganiol Euando, al atribuir la cafda det Imperio a las revueltas ¢ invasiones, Sermina con la famosa frase: «La civilisation romaine n’est pas morte fie sa belle mort. Elle 2 été assassinge.»® Los birbaros, es cierto, Ao acabaron con cl Impetio de Occidente, pero también es cierto que ef Impetio no reaccioné en esa ocasién como habia teaccionado. en fos siglos anteriores. En el siglo 1v, después que los emperadores ifitios hubicron restablecido Ia autoridad del Estado, vemos todavia emperadores que controlaron fitmemenie el Estado, tomaron audaces jniciativas, dictaron leyes y coordinaron la vida publica. En 363, los gércitos romanos de Juliano lucharon contra los partos sobre las purallas de Cresifonte, cerca del golfe Pérsico, en una regién a la jl sara vez habfan llegado antes. Hacia finales del siglo, bajo el jeinado de Teodosio, el tiltimo emperador que habia de regir la tota- fidad del tersitorio ‘del Imperio, el Estado todavia constitafa una inmensa unidad politica, que seguia atarcando todas las viejas pro- vincias, con las vinicas excepciones de los Agri Decumates, entre el Rin y el Danubio, y de Ia Dacia. (lo actual Rumania), Ambas se habfan perdido, o mds bien abandonado, ya en la segunda mitad del siglo 11. La vida cultural, aunque con nuevas orientaciones, se man- tenia viva en todos los eampos: en literatura, en las artes, donde se aprecia un intento de renovacién; en filosofia, donde la propagacién del cristianismo actué como un nuevo fermento. La instruccién se habia extendido a clases de la poblacién que hasta entonces hablan estado excluidas de ella. Por esa époce Amiano escribla: «Mientras fxlstan huubres, Roi sed victwtiosa y conoceré un magnifico cre % Para el siglo 1 véanse, como obras genesales, O. Sexcx, Geschicbre des Untergangs der antiken Welt, 6 vols, cits. J, B. Bont, History of the later Rorsan Empire, vol, 2, 1923; F. Srain, Geschichte des spatrémischen Reiches, 1928, cit, A. SoLant, L'Tmpero Romano, vols, ¢y 5, 1947; 8. Proawtor, LE: bie Chrétien: 8. Muczanino, Trattato di Storia Romana, cit 421 pigs.; F. LO, Li'fin du monde ontique et le débus du moyen dge, 1991 2B AY Broatou, L'Bompire Chrétion, cit, #22. Véase tainbiéa N. B. Bavnss, The decine of the Roman Power in Western Europes, en Journ. Roman Sts Ses, 33 (1943), 29°y sis, TOT. Mannou, Histoire de Education dans VAntiguité, 1998, 410 ype Sais Austin et le Ele de le Catare dnigue, 1958, 105 sn GOR. Pronwton, L-Empire Chrévien, et. 385401; Govan, aUincergang det Avy WL TV yee. dC, 1952. La obes de K. Dristan, Der Untergang der antiken Welt, 1940, csté constroida sobre el prejuicio de la corrupcion de Jas clases supetiores. ee 36 ‘Aucelio Berna cimiento.» Y, sin embargo, muy pocos afios después sobrevino ines peradamente ‘a catistrofe; una catéstrofe dramitica, isreparable. Fay efecto, en el afio 410, Alarico, al frente de una hueste de godos que invadieron Italia procedentes ‘de los Balcanes, alcanzaba y saqueaby Roma, En el curso de unos cuantos afios se produjeron otras erup| ciones masivas: burgundios, alanos, visigodos, suevos y véndalos pe netraron en las provincias occidentales del Imperio. Los burgundioy ocuparon la parte oriental de las Galias, mientras que los visigodoy fundaron un reino en su parte sudoccidental en 416-18. Los vinda| Jos, después de atravesar Espaiia, establecicron en cl aiio 429 ay dominio sobre Africa. Hacia mediados de siglo comienza el asalto de os hunos, que destruyen todo el edificio del Estado, preparando eq el Oeste el advenimiento de los reyes bérbato-romanos, y en el Este, Ja definitiva separacién del Imperio bizantino. En 455, los vindalos, acaudillados por Gensetico, saguearon nuevamente Roma, esta vez inchuso con mayor salvajismo, La fecha oficial del fin del Imperi queda fijada unos afios después cuando Odoacro, el rey bérbaro de los hérulos, tras destronar al tiltimo emperador, cedié las. snsignid imperiales a Constantinopla, rescrvndose para si jas del patticiado ™| ‘Asi, ja caida del inmenso Estado que habia pervivido un milenig quedé completada en el transcurso de poco més de medio siglo CuAl ¢s, pues, Ia realidad econémica del Imperio durante el perfode awe precede y sigue a su dramético colapso? Indudablemente, se registr6 una decadencia econdmica en el siglo m1, cuando el Estado, como veremos mas adelante, se enconttd, por razones politices yi militares, al borde de Ia cuina, Anéloga situacién se produjo en dl siglo v, cuando una desorgenizacién general, que casi produjo Ie desintegracién gradual de Ia estructura del Estado —atacado_ par los barbaros desde todas partes—, habfa interrumpido las rutas de comunicacién, habia dificultado los transportes, habia provocado cri sis en las ciudades y contraido los mercados. Aunque algunos trabajos han arrojado luz sobre Jos diversos aspectos positives de la época 8 "Pasa el siglo v, véanse las obras generales citadas en la nota 19 de li pp§pina 35: consiltese, ademés, E. Demouczor, De Vunité @ la division de Fiimpire Romain, W951, 395-400. "Sobre la continvidad de Is economia romana haste Ja caida det Imperio vvéase la obra fundamental de. Mrcxwttz, Geld und Wirssebaft im romasch Rotehe des IV. Jobrbunderts C1982. Bara una opinién favorable gobre le economia del siglo wy, véanse A. Picanrot, LEmpire Chrétien, cit; S. Maz Zasino, Aspetti Socidi det TV secolo, cit, E. Dewouseor, De unite a ts dreson de TBppire Ranain ty 36 9 ig. Veznn, dens, I.” Koco Economia e sociea well Tiela’Anmonaria” I repporti \re_apricoltura e conver Godel 1 af VE sec, 1961; imi atfeulo ee % Fendenze di fondo nelf'economis 4 Los problemas econémicos del Imperio romeno x ta mayoria de fos autores ven también en el siglo 1y un perfodo en el gue continés —con algunss interrupcianes 0 indicios de recapers op la crisis econdmica que habia afectado al Tmperio hacia finales Gal siglo x1, inmediatamente después de ta gran prosperidad que {isfratd en la Epoca de los Antoninos. Todavia hace poco, en dos Studios importantes sobre el Bajo Tmperio, emprendidos desde un punto de vista econémico, F. W. Walbankt y A. E.R. Boak han Pistenido que Ia decadencia inexorable y progresiva de in economia Ge Roma fue el requisito previo del colapso del Imperio ™. Sin embargo, examindndolo con deenimiento, encontramos que ‘este juicio negativo fue producto de dos circunstancias 1) El siglo rv esté inserto entre dos periodos dramsticos de ta historia de Roma: uno, dominado por una grave ctisis en todos los campos; otro, caracterizado por la completa desintegracién del Estado. 2) La influencia de la polémica religiosa y de las fuentes cristia- nas favorecié una interpretacién negativa de Ix realidad econémica del periods. El primer factor ha sido la causa ce que los ctiticos histéricos hayan concentrado su atencién més en los aspectos negativos que en los positivos de Ja realidad econdmiza del siglo rv. Como resul- tado, es0s erfticos hacen aparecer los tres siglos que van del nt al v tomo una larga fase de decadencia econdmica. El otro factor ha hecho extremadamente dificil captar a realidad social y econémica dela época, a causa de las distorsiones polémicas con que Ios hechos fneron interpretados y presentados. Para ilustrar este punto baste titar el significativo episodio de la peticién presentada, en el afio 383, por Simzco al emperador Valentiniano IT, para que se restableciera al Altar de Ia Victoria en Roma. Segtin el famoso senador, sdlo asi sesfa posible conjurar la reaparicién del hambre que habia azotado todo el Imperio en su tiempo y que debia ser interpretada como una venganza por parte de los dioses, que habjan sido ofendidos por la impieded del emperador Graciano al :mponer, poco antes de sv inuette, limitaciones a los cultos paganos®. San’ Ambrosio, al recha- net las generalizaciones de Simaco, sostenfa, por ef contrario, que no sélo las Galias, Panonia y Recia habfan obtenido cosechas tan abun- UIT, 1962, dl tardo Tmpero Romano», en Storia GBisleriana, See. i, vol DIga STE, W. Watmane, op. cit A. E.R. Bosk, op. cit, Véase, ademss, 8.1, Kovatsov, Storia di Roma (tad. italiana}, 1953, 2, 249 y sigs. "Spinco, Retar,, 3, 15417, 39 38 Aurelio Bernardl os problemas econémicos del Impetio crnano réspera _y en proceso de desarrollo. En la base del trio. habla ae moneda firme, el ee de oto ramos), que al ser implantada por Constantino habfa puesto (45> Beonfusign tonetaria. del siglo tt. Bl comercio era activo, fin & municaciones bien organizadas, los viajes y las excursiones ex: ta ea la orden del dia, La divulgacién de técnicas de produccién abet aionales y el cltivo de nuevas tierras —debido en parte a la nls Teno de obta, incorporeda. al Tmperio con el asentamiento pcipizado de los bérbaros— haba aumentado Ia renta rural en mu afsitepiones. Las factorias del Estado integraban Jas actividades de QPS teesanos, que habrien sido insuficentes para satisfaccr la cons vost demanda de bienes, demanda que venia fuertemente,estimulada mie esSolitica de bienestar practicads por los empetadores de la Pesca, Las ciudades se velan pobladas de nuevo. No existen pruebas SFjetvas de Ta declinacién demogedlica aducida por tantos investiga dores. Habfa una intensa actividad en Ja construccién, Ja vida ur- ‘pana volvia a desbordarse por dog Ja instruccién pitblica se batt ay en franco, progreso, macvas clases sociales estaban surgiendo ‘de Jos estratos inferiores. La capacidad de rendimiento, manifiesta en seo el Imperio, aparece muy bien resumida en la Expositio Totius Mundi, un examen de las actividades econémicas, recopilada hacia mediados del siglo rv. Esra implicita ea el predmbulo del edicto de Diocleciano sobre los precios, en el 301, y en la Targa lista de bienes } productos manufacturados de amplio consumo que el propio edicto yprera, cya variedad atestigua un lujo refinado y altos niveles de vida®. EI desastre econémico habfa conmavide al mundo romano du- ante el siglo 111. Pero precisamente csando esta crisis habia alcan- irculo de inmediatos colaboradores del ador Julian: ff zado’ su culmen, el Imperio —gtacias a las medidas enérgicamente : Tot suctnpplia vision de cogjust| implantadas por los emperndores dela dinastla Tira habta Togra marcada por una gran objetividad y pot su amplia visiin de conjunt a a de Ja vida del Imperio ®. 2 do, una vez més, recuperarse y otra nueva fase de expansién econé- ‘Si los datos suministrados por las fuentes hist6ricas y. documen| mica surgfa, mostrando Ia: continuada vitalidad de las fuerzas eco- tales se examinan criticsmente, con una mente limpia de prejuicia! invetetados, Ia imptesién general que se saca del siglo 1v es la d dantes que habian, inducido a los bétbatos a invadir estas provinei para apoderarse de esta bendicién de Dios, sino que también Liguria y Venecia las coscchas, aungue retrasadas, habfan sido copi sas. En cuanto a la supuesta revancha de los ofendidos dioses, santo afadia irénicamente que las Sptimas cosechas del aio siguieniy mostraron sin duda cudn répidamente se habfan reconciliado #. Est episodio ocurria en el aio 383, El final del siglo iv estd préximo; sil unos afios més tarde e! Imperio se habia de ‘ver atacado por und ctisis politica sin remedio. Sino hubiéramos tenido la antttesis forma Jada por San Ambrosio, habriamos estado tentados de aceptar Ia tesi de Simaco y de genetalzarle pata todo el Impetio, Esto indica coy cuénta prudencia es necesario utilizar las fuentes de todas tenden| iss, En este caso disponemos de la fuente cristiane para corregis as distorsiones de la pagana. Peto también en los autores cris tianos, por ejemplo en Lactancio, en Salviano e incluso en el mismo San Ambtosio, se: registran innumerables distorsiones por razone polémicas. Lo’ cual, naturalmente, no sigaifica que Ia informaci —sobre todo la informacién incidental— suministrada pot tales aut res interesados sea absolutamente inutilizable. Ademds, los dat proporcionados por esos autores son-de especial valor, puesto q proceden de personas de gran experiencia, quienes, como en el cas de San Ambrosio, habfaa participado en la vida activa de su tiempa antes de ingresar en cl sacerdocio. Pero Ios textos que més n informan son sin duda alguna los paganos: colecciones de biogtaft y cartas, panegfricos, manuales de agtonomla, de arte militar, estudio geogrélicos, compilaciones legislativas, como’ el Codex Theodosti y escritos histéricos. como los de Amiano, Marcelino, cuya obra re ficja a menudo su experiencia personal de alto funcionario en una economta sistema monet némicas sfc cA aes Re Se REIS ys «Zur Geschichtschreibung und Weltanschaung des Ara Marcellinis», en Rlio, Suplen. 17, 1923, 19; M.-L. V. Laistnt, The Grea] * Para Ja tendencia econdmica del siglo 1v, véase Ia obra antes citada en. Roman Historians, 1947, 14161," E, A. Thompson, The bittoricel work ql Ia nota 23. Fl prejuicio de una decadencic general de Is Tealis meridional Amnctanus Marcellinus, 947. Una lista ccftca de’ las fuentes. referentes | en ta €poes_ imperial aparece combatido en le obra reciente de U. Kaxnsrey Bajo. Imperio. se encuentra en A. PucanioL, L’Bmpire Chrétien, cit. intro} «Die wirtschaltiche Lage Grossgriechenlands in der Kaiserzsite, en Historia, duceiéa, Separata 4, 1960. 0 “Aurelio Bernaggl 2. Los problemas econdmicos del Imperio somano 41 inenso. La expansgn sleanas. también al sector artesano, en el que a tes: la Edad de Oro de los Antoninos ‘algunas partes pasaron a conistituirse cn Zormas de manufactura orga- Bi rrureretees eee each ete lata, siempre, naturalmente, dentro, de los limites que permition a lea ie eee Jos limitados conocimientos técnicos del mundo antiguo. bah prada Netcare tase Andina nathan Ta a Wes A largo de lo sigios Ty zt, en muchas sepioncs, y particu Jogradc : : larmente en Italia, la agriculeura fue especializandose cada ver més: “Bore tnteear ete ieroesioe neces cetrotrernn | wens qUe eta favorecida por el denntollo del emer tos antecedentes de Ja cis del siglo 111 y delinear el curso de J,0¢ Jet comunisciones, sobre todo ex Ja franje costera del Me economia de Roma desde el Alto al Bajo Imperio. Los antecedentey Hteerepsy Pore 7 : 7 hhan de buscarse —como ya Gibbon lo vio en su tiempo ™— en bl oe ee 1 ancia de Ja vida en Jas ciudades estén do beet ls Aotninn, Edad de Oro eh mgr cola Paz cles 3 da on My hdr edo do queoldgicos. Incluso las ciudades en le zona més periférica se vieron nriquecidas con edificios espléndidos, foros, templos, plazas pablices, cos ttinnfales, anfitcatros, termas y baslicas, Muchas de estas obras Ja Humanidad disfruté una de sus raras etapas de larga paz univers: y de amplio bienestar, Ademds, el vasto desarrollo de Ja vida urban;! én aquella época, en la parte occidental del Trnpetio y espectalmen en el valle del Po, en las Galias, en Espafia y en el norte de Africa} las mejoras de los transportes, con el desarrollo de una impresio} nante red de caminos™ y Ja apertura de las rutas maritimas libre de pirateria, habfan creado un sistema completo con intensas relaf ciones comerciales sobre an rea inmenca. Este sistema se extenda desde el mar Béltico al Fufrates, desde los Cérpatos al Sahara y es} taba regido por un tinico sistema polftico-econémico. El esptritu di empresa y Ia vitalidad de Ia clase media de 1as provincias, uns moneda sSlida cuya circulacién aumentaba merced af flujo de met les preciosos que Trajano aportara de su guetta victoriosa cont los dacios ", todos estos Factores contribuyeron a estimular laa vidad econdmica. El consimo se expandié incluso a vastos sector de las clases urhanas infeinres. Tas Fegiones atswcuas del Ooeiden eran también Gnanciadas por micmbros de 1a acaudalada burgue: local, que ptetendfa asf transmitir su propio nombre a la posteri dad. Hubo inversiones productivas en obras de regadio, drenaje de terrenos pantanosos, acueductos, puentes, caminos y medios de trans- porte. En Italia, las Galias y Africa la red de carreteras era exce- Jeate. Los tiempos modernos hubieron de esperar hasta los ferroca- niles para recobrar la velocidad del cisiume, el vehiculo del correo romano, y sélo con el advenimiento de les ferrocartiles han conocido algunos patses, como Alemania y Rusia, vias de comunicacién pt blicas comparables a lo que fueron las calzadas romanas. Aparte de las obras puiblicas, la intervencién del Es-ado se produjo también en ‘otras mart a Para fomentar la agriculture %, satisfacer il gucrimenzaon entonces, 1p que ya baba ocuvlo repetidas vets HS implants una eapecie de crédito mral Gue concedia préstamos nes maritimas ‘del Mediterténeo: con la aparicién de centres usta} 206 apticultoress los intereses se destinaban al sostenimiento de fos organizadon, la economia agratia tradicional, pobre y simple, yi detvaidos ©. Ademés, el, Estado fandabe y sostenia extuclas agen ty een to fee jfcoonala eee Fao bass] ces excluidos de ella. Fl estado de biensstar que se disfrutaba en sen 18 spricultura, estaba vitalizade por un intercambio comercial ct todas las partes del Imperio aparece acertedamente. descrito en =F, Ginuon, The Histors of the decline of the Roman Empire, pretaciof ™ siguiente pasaje de Elio Aristides, un retdrico griego del siglo x: an Enapire, 1924; 'C. A. Yas, aland and sea ttanspottation fn inaperial I 1 Spr et enacin ond Prowedings mar, Pha” duce Te (9a), zara |e, Soe ca sno y Gv, barn entense con absolute Herd + fo Priaim, Bosch sur le cursus publicas sous le HauiEmpire, 1940; J.'vaw Os] i ee Prog he acs owt df Rowen, en ud, Cley 27 (1959, 187 ys at, Sosriny,edur Unteriretion der Tabule Tstenes, en Wiener debe, jamal RE Roy det Decene, Bayt the oer F pe erie 35 (1943), Suplem. cc. 33-8; P. Vevne, ala table des’ Ligures Bacbiani et G. Breage, Il problema economice del tegno di Nervae, en La parole dal Tinsittion alimentaire de Trajan», en “Met. Feol. Franc. Rome, 69 (1957), pissato, 6 (1951), 237-73. 2 Aurelio Bernas de la vida, Todas las ciudades han renunciado a sus vig Hvelidades, y mis bien estin animadas por una misma emulacién: ‘present ‘como las més elles, las mds placenterss,. Poy todas partes se ven gimnas fuentes, propiless, temples, talleres y escuclss™. goces y a la legs El dilatado perfodo de paz y Ia prosperidad tan difundide fuer los Factores que promovieron el proceso de unificacién a nivel poli tico, econémico y social y crearon las precondiciones, para la promul gacién, en el 212, de la Constitutio Antoniniana, que extendia la ciy dadanfa romana @’todos los habitantes del Imperio ™. 5, Tnvolucién econdmica después de la Epoca de los Antoninos Sin embargo, tras la espléndida fachada se estaban incuban ccultas dolencias. La expansién econémica acabé por terminar, Ya) a finales del siglo 1 sc manifestaron signos de estancamiento eco} némico. El complejo de causas no es facilmente analizable, pero es absolutamente imposible descubrir cudles fueron los principal clementos depresivos. En el pasado, Ja economfa de Roma recibi periédicamente un considerable impulso del exterior, cuando se vol caban en ella los grandes tesoros procedentes de los saqueos en I guerras de conguista. Los fabulosos tesoros expoliados al mundo hele nistico en los dos ditimes siglos a. de J. C.™ recuerdan, con ciett a a ANY 26 97 M, Darel ton en apo Bam SLE tte, Le ere dl pe, B13 imeeraumes, 2, 1949; M. Hanmoxn, The Antonine Monarchy, 1959; L. Pp Feet Rams 8 BOS ciel PleeE ge ash Fr Habit tet di Gc "Ease ac FE 2S bens sos, eg Uo, larry sonal of eRe tae fon dacs fs ei 2% Se ins dens, we near etn SER, gre, aly 37, Dawe, Nelle 6 OSE non ere 3 Bar dy rr sete ey Cin Ga Soe oe me nee Se, Servo, gt De Ce 4 de Economie, 1955, pag. 115, con cierta exigeracian diseutile, 4 tes pooblemes econémicos del Teper somano a imatizaciones, los que la Europa moderna absorbié del Nuevo Mundo, Hl aflujo de estos tesoros dio un faerts impulso de tipo inflacionista Fi Seconomia de Roma, Los slkimos tesoros cusntiosos que entraron utzon los de fos dacios, Ein esa ocasién alluyé un verdadero rio de Aiorde Oriente a Occidente. La mayor parte de tales tesoros se utilis G fuministrar moneda para las necesidades del Estado. Pero con Ruiano, cuya gira de inspeccién po- todas las provineias puede Aisiderarse casi como s{mbolo del bance final de esta fase expan Mr del mundo romano, el Imperio se colocé en un plano defensive Aipartis de ahora tenfa que contar exclusivamente con sus propios cursos econdmicos, Por otra parte, en In Epoca de los Antoninos, fen por influencia del humanitaristo que predicaba Ia filosofia es- taice,,o porque cesaron las guerras de conquista, descendieton las Aienves de ln rechita de esclavos y leyaron a agotarse al no poder fustituise con otros traidos del extranjero™. La mano de obra escls- Sn habla sido siempre mis ventajosa que ia mano de obra libre (el trabajo hecho por esclavos costaba Ia "nitad que el hecho por hom- bres libres) " y siempre desempefs un papel estratégico en los casos Bf erecimiento econdnico del mando. antigo. Ademés, la econo- fala de Roma se habla bencficiado de ello en las slimas etapas de la epublica y en el Alto Impetio. Ahora, la desaparicién gradual de Ssos aportes de enetgla a bajo precio habla de tener forzosamente, $ largo plazo, hondas repercusiones » “Algonas dificaltades surgieron ademés del, nivel excesivo que * Conumeia, De re rust, 1, 8 9, recomendaba Ia ecianza de exctavos a fin de conseevar y ampliar el pattimonio, servi orYa page de ‘un teabujador en Ta epoca Je CicEROK, Pro Roseto Comoedo, 40, 28, cfa de 12 ascs, totalizando para un af de trescientos veinte diss labors: bles 31840 aes, es deci, unos 240 denacios (1 denario=16 ases). SENECA, Fizr, clavo tecibla al mes cinco almudes de tiga y cinco de poe lp que Ja Toe que habefa que roximadamente am 0, abedir unos 30 denatios del vino, hortalizas y aceite csclavos ademés del trigo, sexin’ Cardy, De agricul, fol de ‘un esclavo era, ‘puss, 120 denetios, a mitad exactamente que un Uubsjedor libre. Que el trabajo servil estaba considecado como mds ventajoso ‘que cl de las personas libres viene demostrado por ef deereto de. César de que Ies terratenfentes debian emplear una tereera parte de mano de obra lib ‘SurrONI0, Caer, 42, Acezea del precio del trige, véase A. HM. Jonss, eli ander the Roman Empiten, en Esonontic Hisi, Review, 5 (1933), 295 y, sins ‘Sn algunos aspecios, el trabajo de los esclavos, en tiempos de gran prosperidad, puede consideraste como el eustitativo de Ia méquina en el mundo intguo; ,Viaanén, De re rust, 1, 17, llama al esclavo insirumentum vocale, 21 pinado de labor insirzmentiie ‘sempivocale y sl apero. agricola inserumentum Snutam. Sin embargo, Ia economia de la Antisiedad no se basaba simplemente 46 hombre antiguo®, Constitufa una_condicién insustituible de pres, tigio personal ®, Y Tas grandes fincas, una ver establecidas, ten dian a absorber las limftrofes. La cupido agros continuandi" ejerctg tuna inresistible atraccidn sobre el hombre que se estaba enriquecienda y a menudo sélo encontraba su limite cuando alterum dévitens inci derit®, Sa ambicidn estaba favorecida por las dificultades que los Pequefios campesinos encontraban por razones diversas: endeuda, miento como consecuencie de una renta insuficiente en los afios de condiciones atmosféricas adversas, hundimiento de los precios de mercado debido a una ctitica superproduccién en aiios de cosechas abundantes, tributos onetosos, competencia y el desplazamiento ha cia Ia ciudad ®. Con el tiempo, a produccién en las grandes fincas Aurlio Beeman be si de esto, es le diferencia entre la paga de un ofeial de ata tradategn'y Ia de for leglonsoe. Ein el siglo tla pga anval Ge lo obi de cables osclabe entre un mnimo’ de. 3000" settee. (sexsasnar 15.000" denarion) ym maximo sle"300.000 (ércenart = 73.000" denies, taan dito. Ton conocer a raven de insripctonee, La semuneractn del. procéasl de Afscaaacendle 4 110001009 scxterioe {= 950.000 denation Dro CAssion 1 33,50 kero, Aer, 42. ba pagn de un logiomnto ern entoncer de 900 dene oh del, 1/459 Gt ee ol proton de Ai, Uo Tal sg cate fos dos tuckdos serfa impensible eh muertos diag, Eris enorme. dempropes Can rehja ta amplted de la diferencias soles fandamenaley que ous fl mundo aptigna, incluso’ en dpoces de prospetidad cconsmicn Todo Slice aun my taro sh se conideey ta cantalel de tiege que tos ps ahet Fanaa eo cop opes de again espe de wna de dete of del cargo, Hacia finales el siglo 1 ow Yorsda de teen coleable wall 350 genacin Convums, De rer, 3 3, 8, Supontendo que wa quinta parte de Socido se cestnase a cbr lor gastos personales ofalen el proconel ‘Ati podia comprar, al cabo deun eho, con 2001000 denavios, BOO yuredsy EERE Uns 20 fecaten etre aac a Suan Me Roars Hite Ceonomigne de Europe jusgua te fon da M.A, 1830, el eapral destined, « Ie actividad comercial yew fectames| ee patios Fepresentabs at“ por 100 de fos epiale Inveridon eh * "Puro, N. H., 18, 17, habla de un tal Rufo que una vez compré terres! gor valor de 100 millones de HS ad. glvtam, en Sac, por nets catentacioe Gon esta sume se podlan ‘edyunie 180000" yopade “de ticen cltnabie 25.00 ectives: a yosnda eavaba, como ye Hemos dicho, nos 1.000 Hs fenin Connon, De 70 rat, 53,8 Livi, 34, 4.95 cf Piso, Bpine, 3, 19 pulebritado tunzendi> Cxcenon, | sd Rall 3.47 de tg ngr 2214 Pro, 44 j SM Gohsrictane, Bess 13 i * Las pruebas de Ia existencia_de grandes fincas son abundantes: Arrano, | B,C, Ir 7h Crcende, De ffs 3, 39; Couanita, De ve hast precps Stone Coniron, 3, 3: Skwsen, Phi. episty 90, 98395 ‘Puno, Ne He tee 35, Pat to, Epise. 33: 135s Hllsn Aue Vite Aurion, 10, 2, Sen los pecbletng. | Iss laf, weanne "T. Fuawe, Eeowonn ‘Swroty, et te S13 y vibes, Ge Et, fl lntifondo dall'epoce’graceana al-pritcipio.delllmperor, en” Reles K Conereio Ircrnee. Sette Staiche, 2, 337292 4 Los problamss econéimicos del Impeio romano ” vendia a disminuir debido a los cultivos extensivos, de los cuales [Eee lempo antiguo, los pastos habian sido considerados. el mi: desrgjoso", Lot pasios eran los que mejor se adsptaban a la adr SEuracidn de tos lerifundia y al empleo de esclavos *, El proceso sistentraciOn de Ia riquesa que se tracucia en la formacién de gran- Ses fincos estaba ya a punto de extenderse desde Talia a las\ pro- dicias que s6lo muy pacjentemente hubfan sido romanizadas, «las alias, Espatia y Africa ®. Gand ain mis fuerza por el hecho de Gee los grandes fincas privadas vinie-on a sumarse las de dominio Mblico y la. res, private del empetador. que ya entonces se desen Pejufan bajo una forma andloga de administracion * Rewomiendo: las causes nis sigifentivas de la recsion econ a posterior a la Epoca de los Antoninos parecen haber ‘sido las Gfutentes: el cese de contribuciones del exterior a la riqucza nacio- til Ta concentracion de la riqueea y la difusidn de un despilfarro exitaotdinatio; [a crisis de Ia agriculturs; [a pervurbacisn del equi- fibrio entre produccién y consumo por haber aumentado el vitimo mucho més de prisa que Ia primera. Andlogamente, parece que fos gastos pablicos erecieron desproporcionadamente como consecuencia Seis ampliscion del aparato.buroctdtico al que’ se_asignaron mu ‘has toreas nuevas que ahora recaian sobre el Estado, como. resul % En relacisn con este problema, véase A. Avan, eles capitalisies r0- maine ct Ta viticulture ialiennes, en Asmater Beon. Soc’ Civil, 2. (1947), 237 ‘ fo atta ot Fee eg Se a Cos eed Pa eS ia a eit ie ue erste de aed ees iy ae eee earn ee ae aes eee ea ere gil Mes share CB ab we cvmeagg of arabe ila gem e's amiga vane. 8 Ht Ie pala of ates labor 1951 R Sencar, Lec cevenues gue es! Re iol ttle’ dl rapicare en Mise alge 31° TSEN, By si Fem oe arcade de Bane. HE 18. 633. tidal Si ie dean at Ge Aliment Hetach USS aS Cee en ee ad i amin to Cal eee a rgeree oer Mapndae BB Soria eae oe ST ee ee eae Beemer ep array tii ra Pe eer rane rare uae azo commen, aes 2c, fe yeoman, ot otter SE? sels Ute baits oe one) eae Pi BTN Te 48 Aurelio Bernardi tado de la politica de bienestar practicada cada vez con mayor inten. sidad; y, finalmente, por la ampliacién de los cuadros del ejército, que fue'necesaria desde que las incursiones de los barbaros se hi- iron mis frecuentes y su avance a lo largo del Rin y del Danubio cada dia més amenazador *. En el pasado, el Estado habfa cubierto los gastos piiblicos con el botin obtenido en las guetras, con los ingresos fiscales normales consistentes en los tribttos de Jas provincias, el impuesto. del 5 por 100 sobre Ias herencias y la manumisién de esclavos, el del 10 el 0,5 por 100 que gravaba las transacciones comerciales, las adua- nas interiores y exteriores, los ingresos obtenidos de Ia explotacién de las minas y las rentas procedentes de las tierras de dominio pa- blico®, Terminadas las guerras contra los dacios, las expoliaciones disminuyeron, Pasa compensar este descenso, pudo haberse elevado Ia tarifa de los ingresos fiscales notmales. Y sin embargo, esta medi- da no se adopts. Las exenciones fiscales ‘concedidas por Adriano in dican claramente que una mayor presién tributetia habria sido inso portable, Algunas piezas dz los ingresos fiscales, por ejemplo, 1a leva sobre transacciones econdmicas 0 los derechos arancelarios, se re- dujeron indudablemente con el estancamiento regisirado @ finales del siglo 1 6. Desorden politico, sociel y econdmico en el siglo mt Para superar Jas dificultades, el Estado recurtié a rebajar la mo- eda. Fl rebajamiento, consistente cn la reduccién gradual de la ley dal denatio de plata®, sc inicid bajo Comodo y. se practicd con mayor amplitud bajo Séptimo Severo y Caracalla, acunéndose du- Acerca de las invasiones de fos bicbaros en foe sglos ux y av, véase ahora R Latovene, Les grandes inotsions et ta crise de POccident au V0 a ae, 1948, 2 Sere los sistemas de ingresos pblices en Roms, véanse R. Cron, Etuie Bisorique ‘ur tev impor tndiectes chet tes Romina, 1882: Y. Max: ‘ante, De Porgentcation finoniore cher lee Romaine (ad), 1888; Ca, Cott, ‘ithe Roman revense systema» en Wesbington Uniersiy: Studies, 1921, 201 242s J.'S ow Larn, Portornin, Gt E, Ber Renzo, Bl sistema tributario 10 ‘aro, 1950; A HY, Me Jon, Inflation wider the Rowen Empire, eit. 293 Figs. Sobte el oxigen del isco cn sclacign con el aorartum, vease, A. Cae erty) «Acranfun € "facie sotto Augustos, en Adbenseum’ 31 (1933), 235 7g Durante més de medio milenio, es decir, desde el sigio mt a, de J. C. has- ta el siglo i d de J Gy el satcioa monciano de Roma sc basaba en el Senarig Ue plata con sus’ frcciones cl “guimarins = 13 enatioy ef sestet Son 4 denarlo-—, que eh tempor del fmperio se convirtis en Ia. Unidad 2, Las problemas econémicos del Imperio ramano “9 ante sus mandatos una nueva moneda, el Antonionus, algo, superior En peso al denatio, peto equivalente en valor a dos denarios *. EI col- nose aleanz6 en visperas de la subida al_poder de Diocleciano, Enando el contenido de plata no excedia del 5 por 100 de su peso ® Y'sin embargo, no era un rebajamiento ruinoso; en el curso de ochenta aiios Ja pérdida resultaba ser del 1 por 100 anual. EI comer- Ge continvaba, aun cuando en menor escala como consecuencia del pessistente estancamiento de Ta economia. Este viltimo se vio agrava- fo por Iss frecuentes crisis militares y politicas que dificultaban las, omunicaciones. Pero no hubo una tendencia general regresiva hacia fas formas de una economia de trueque como pretendieron los se- guidores de Ia escucla matcrialista encabszada por K. Bucher ® BNNAl principio, el tebsjamiento del contenido en metal fino de la moneda result indudablemente ventajoso para el Estado. Pero en al transcurso de los altos, se abuss d= este expediente y el siglo de inflacidn consiguiente fue muy perjudicial para las finanzas del Estado. Los precios estaban subiendo son demasiada repidez y re- sulté imposible contar con un inmediato aumento proporcional de Jos ingresos fiscales, por la rigidez del aparato recaudador de Ja Hacienda, La elevacién de los tipos de gravamen tropezaba con di ficultades insuperables. Los tributos sobre sucesiones y menumi Ps tener uns idea del poder adguisitivo de queen gpoca de comercio. normal con. un ena se padfan comprar, durante el Ao Inpevi, dos aimudes = 17,50 liwos de ttigo, y gue el salatio de un jornaleto fctueba, en tiempos de 'Cicerdn, fr tomo a fr de-un denario. El denstio, que ot fog, fg tedacido a 3,90 gramos durante 1. Bue Pelacién de cambio, con ‘el as de) 10. 16) y a 3,40 gramos dos siglos des pods, ca tiompen de: Newons. cl Mecho de. syantenesae con tna forma 9 porte Ear inakeradas ‘hasta finales del” siglo at fue un factor ‘importante’ para la Giubildad de Ia economia de Roma, 11 Estdo acuso también una moneda Gor, el aureus, orginatiamente de'8 gramos, que gradualmente se reduleron s°7 gsamos; cota moneda, que equivalia a 23 denatios, era unidad nocmal de Exnpfo, La moneda de cobre s6io tenfa una fancign de dinero fraccionatio, wo Cassio, 77, 14, 4 ‘= Sobre el sistema. thonetario de Roma, véanse H. Marrincsy, Rona coin: Jrom the carlicst times to tbe fall of the Rowan Empire, 1927; 8. Boum, State und currency in the Ronan Empire to 300 A. Dy 1938 Acerca de la ineidn det silo is, véase también A. tM. Jonss, Zxfletion, cit. 308 *°P'x Bocusn, «Die Diodetianische Taxordnung vom Jabre 301», en Zeit. ‘cite fir gos. Stastsuissenachafr, 50 (1894), 188219, Contra Ta tecrla de la ‘Sonomfa natural en los siglos ity 4v, véase G. Micxwrtz, Geld und Wirt hap ce Toe ostraka (fragments de vasjas) y_apiros en Egipto atestiguan una uibutacgn ‘constante a pesat de In inflacén: J. La WALLACE, Taxation it Exper, 1938. 1a dovadenci, monctaria oficial, Crummus ‘a moneda, debemos cons a 1 30 Aurelio Bemang siones, por ejemplo, que habfan sido doblados por Caracalla, my pronto hubieron de ser reducidos a sus tipos anteriores por a] sucesor Macino“. Los ingresos de los burdcratas y militares iba perdiendo paulatinamente poder adquisitivo, lo que creaba malestar insatisfaccién muy difundidos. Buscando remediarlos, el Gobietng recurrié a donativos extraordinarios y a suplementos en especie “| Los medios para unos y otos se obtuvieron de exigencias fiscale ‘extraordinarias, asi como de requisas periédicas que suscitaron gra ves abusos y odiosa arbitrariedad por parte de la burocracia y def ejército. Para muchos servicios piblicos se impusicron onerosas {i turgias (servicios gratuitos en interés pitblico) sobre las clascs aco} modadas, y la prestacién personal obligatoria sobre las clases infe riores. La era del Imperio liberal tocaba a su fin, sustituida por umf rigido control estatal de Ia vida econémica. El conflicto resultant entre el aparato estatal y los contribuyentes alcanzé répidament también al emperador, pues ahora se veia obligado a encontrar legitimacién y fuente de su poder en el ejército, cuya importancis s¢ hizo predominante a medida que se intensificd su actuacién en Jas} guerras contra los barbazos. Asi, el equilibrio de poderes se alten en favor de] ejército, porque el Senado y la nobleza de las ciudadet ya nio eran capaces de asegurar, como lo hicieran en la Epoca de lod ‘Antoninos, la continuidac y el cardcter incontestable del poder impel rial. En el ejército ingresaba un ntimero cada vez menor de indi viduos procedentes de las viejas provincias, perfectamente romanizsi das. Su lugar lo ocupaban soldados venidos de las provincias nueva todavia no asimilades, y una gran parte venia incluso de las tribus barbaras®, El cjéreito, paca, s¢ hizo méa heterogénco, aunque con seivé conciencia de que eta indispensable para Ia defensa del Estads que se hallaba amenazado por todos los lados. El emperador habit de atender forzosamente todas las peticiones del ejétcito; si se nel gab, era asesinado y sustiruido por otros que fueran més flexibly De aqui surgieron luchas interminables entre las diversas fraccio| % Dio Cassio, 79, 12, 2 Pata estos problemas, véese D, vaN BeRcim, «Llansone, militate sou VEmpite Romain au Iie sitchen, en Men. de la Soe. Nationcle des Antiquare} de France, 80 (1937), 117-202, Beos_ de las dificultades econémicas de! Est fe encuentran en las obras de Dio Cassio; véose E. Gaba, «Progetti di rif sme economiche © fiscali in uno storico.delleth det Severin, en Studi i ono} dA Fanfani, 1962, 532 (ext). ‘© “Sobre los cambios en. el reclutamiento det ejgrelto de Roma, véss G, Font, ll reclutanrento delle legion dt Augusto « Diocleziano, 1953 +p, Los problemas econdmicos del Imperio romano a nes del, ejército. Los ciudadanos civiies también se vefan impl Fedos en las Iuchas, pues a menudo eran obligados a secundar a uno Stro candidato. A'mediados del siglo m, en un lapso de cincuenta Gios, contamos 37 emperadores legitimos y 74, el doble, ilegitimos. La faccién que tesultaba derrotada quedaba sometida a represalias gue inclufan asesinatos colectivos, saqueos y confiseaciones de bie fest; estas tltimas se destinaban a ircrementar el pattimonio im- petial. La transferencia desde un propietario privado al Estado, pro pietario andnimo, rara vez resulté ser beneficiosa para la produccién El comercio, ya afectado, padecié un nuevo retroceso: el comercio a laga distancia se vio muy dificultaco por Ja inseguridad de las gatas del, transporte. Donde Ia guerre tenfa lugar, la produccién agricola decaia y la decadencia se exterdia consiguientemente a las actividades artesanales en las ciudades, la vida urbana se precipi- fabs en una crisis. La construccién también padecia a consecuencia de Ja depresién: no sabemos de ninguna gran construccién del six glo 111 entre los Severos y Diocleciano. Ademés, los barbaros presio- aban cada vez mAs cerca y constituyeron una amenaza creciente fasta que, finalmente, alcanzaron el corazén mismo del Impetio. Sélo ‘unos afios después de que el emperador Filipo celebrase con gran explendor el milenio de Roma, Auteliano, en el 272-73, rodeé la ciu- dad de fuertes murallas: Ia amenaza inmediata a su eternidad material se habfa hecho realidad, La nobleza provincial fue la que en gran parte hubo de soportar fos costes de este gran desorden, tanto politico como econdmico, la misma nobleza a la que tanto habian favorecido los primeros empe adores, En efecto, ef florecimienty del Alto Imperiv se habta basado an la prosperidad de aquélla, que habia sido su més fuerte soporte ® Ahora, en cambio, eran Hamados a pager fuertes tributos en oro al Estado, que habia perdido la confianza en su propia moneda ™, Eran ellos Jos pexjudicados por las confiscaciones de tierras, que a pattic de Séptimo Severo se ejecutaron cada vez més a menudo en beneficio dc los dominios imperiales. Asi, una parte considerable de a i- queza que se habia concentrado en sus manos, se esparcia para dar Para formarse una idea de lo que ocurria en el mundo antigao al sblevarse un ejézcto, vense TAoITo, Histor, 1. 649; 2, 12-13. ‘Acerea de la actitud de las dliter provin‘ales frente al Imperio romano, dase F, Gana, Storie! Greci dell Impero Romano da Augusio 2! Severin, en tor. Tray 74 (1959), 361-381 8" Hist Ang. Vita Alex. Sever, 39; Dio Cassto, 78, 14, 34 ” Hise, Aug. Viea Sever, 12-0. sini ict Siete 32 Aurelio Bernardi satisfaccidn a la codicia de la soldadesca indisciplinada y a la plebe! ps de las ciudades, cuyo favor tenfan que cortejar los emperadores ininterrumpidamente ®. 7. La burocracia estatal y la recuperacién econdmica en el siglo 1} La vieja nobleza fue primero complementeda y después rcempla zada por nuevas clases dirigentes, venidas en su mayoria del ejézcito y de la burocracia, Cuando el Senado se hizo representativo, Jos po- deres del Estado encontraron un nuevo equilibrio y el emperador una nueva legitimacién incontestable de su autcridad. Habia sonado la hora de una reorganizacién general del Estado; esta tarea fue Hlevs di cabo por los emperadores de origen ilirio que gobernaron du} vante las, Gltimas décadas del siglo 111. La reorganizacién giré en torno a dos ees: el militar y el fiscal. El ejército, cuyos cuadros ampliaron ¢ hicieron mis eficientes™, fue dividido en dos, grandes partes; una, los linritanei, fue estacionada a lo largo de las fronteras para las tarcas normales de la defensa; 1a otra, os comitatenses, fue concentrada en el lugar de residencia del emperador para defender su autoridad, pero esta>a dispuesta para desplazarse como fuera cestratégica de choque a donde la presién de los barbatos se hiciet més violenta y amenazadora, ‘Guando el emperador hubo encontrado soporte seguro enn ejércite personal, su poder logré por fin estabilidad. La evoluciéy hacia un tipo de monarquia militar alcanzaba con ello su cenit. Ne turalmente, se necesitabin medios inmensos y seguros para mante net efciente la gigantesea méquina militar; de aqut fa reforma fiscal ® Sobte los acontecimientos politicos, y militares del siglo im, véaca A, Aurbton, cba grande erie da [ile sees, en ane, Class. 1 (193%), 518) M, Besuran, L'Empire Romain de Pavinement des Sévbres au Concite de’ Nicte| 1957, W. vesunt, «The End of the Princlpates, en Comh, Ane. Hist, volo men 12, 35282; G, Grout, ba erisy dell" impero Romano, 19473, A. CALSERDY T'Severt, La erist deltTmpere nel 111 secolo, 1949: kn Panett, Storia di Roms in 5, 375" y sigs. Sobre Tas condiciones econémicas, véase Mi, RosrovrZbry, Social and Beonorse Hiscory, cit, caps. 911 1 Sobre fas reformas del ejéreito bajo Diocleciang, véanse Tw, Mownesent Das romische Militrwesen seit Diocletian, en Hermes, 24 (1889), 25) Fislgs (= Gen Sobrift. 6, 205 y sigs.) Tt Grosse, Rémische Militdegeschichten| Yo0b 23 y signs N FE’ Bares, Three Noves on, the Reform of Diccletho} tnd Constantines, en Journ, Kom. Stud. 35 (1923), 201 y sigs; H. M.D. Pa tbe heels of Digan and Costancings, en Journ Rom. Sunt 2] 1935), 174 y's, A. Passenint, Legion, en Digionario Epigrafico di Ants Ubud Romans, 622-y ges D, van Bexentn, Larmce de Diocléien i Pélorme Constantinienne, 1958 f { | | |] Termchie, 1946,” 261.94. Para un tevimen de diferentes” opiniones, ineluso 2, Los problemas econémicos del Impesio amano 3 ara procurdrselos. A este fin todo el tertitorio del Imperio se di- yidi6 en parcelas de igual valor imponible. Se Hamaban juga y capita, Sein que [a referencia fuera a la unidad de tierra —probablemente correspondiente la superficie neceseria para cl mantenimiento de tuna familia— o a la cantidad de mano de obra necesaria para cultic vatla™. Les impuestos que habian de pagarse por cada unidad de tierra, en especie, en dinero o en ambos, eran fijados por el empe- rador para periodos determinados (éndicationes) de acuerdo con las pecesidades del presupuesto estatal. La intencién de la reforma, que odificé y reglament6 procedimientos y métodos ya en uso en el perfodo anterior, era que en Jo suces:vo las cargas se distribuyesen fon mayor equidad sobre los contribuyentes del Imperio, suprimiendo jp arbitratiedad de las requisas imprevistas ¢ incontroladas, Las reformas fiscales y militares silo fueron las mas destacadas, centre las muchas que Diocleciano introdujo o perfecciond. Hubo otras eferentes a In moneda, a una nueva subdivisidn politica y administra tive del Imperio, a Ja organizacién ds Ja baroctacia, al sistema de transportes, a las estructuras econémices, etc. Los edictos promulga- dos por Diocleciano aleanzaron Ja cifsa de 1.200, Cierto escritor he- bla de una inflacién de leyes®, pero es que la situacién heredada eta una pura bancarrota; habfa’ que crdenarlo todo de nuevo. Asi, se restablecié Ia seguridad interior, surgié de nuevo Ia con. fangs én el Estado y la presiin de los birbaros fue sechezadn de modo inmediato o en breve plazo, en parte recibiendo y sgrupos de barbaros dentro de las fronteras del Imperio ®. 1 hrechos se tradujeron en una recuperacién general de Ia economfa y del comercio, paralcla a un incremento tanto de la produccién agra- fia como de la industrial”, Prueba significativa de In nueva riqueza vio, véanse A. Pi ‘eka Capitation de ace, Le Capitation ™ Sobre Jos problemas de ta reforma fiscal en ef Bajo Im fusion, Limpdr de capsation sous Le Bas Empire, 1915, Dioddéilene, en Rev. Hise, 176 (1935), 1'y sigs A. Di ‘te Basiimpire, 1945, AH. M, Jones, Rome Stud, 47 (1951), 8895," 8. Lor, hes ur Pimps foncier 2¢ la’ capitation du BasLmpire, 1955; W. Sest0n, Dicclétion, ef la bre terminologla, vease B. Stain, Husoire du Bas Empire, elt. tll, ny 14 2 A Puepene fey trots duet de PBconone, si, 1. Despude de los asentamientos “de mareémancs orgenizados por Marca Aurelio en el siglo ti, vo Cassio, 71, 2, 4; Hise. Aug, Vita Anton. Phil. 22, 2 Aureliano y" Drobo’ efeetuazon en ef siglo uit mucvos y vastos asehtamientos a Inglaterra, las Gallas, Tvalig, Mesia y Teacia. Hist, Aug, Vita Aurelian, 48, 3} Vite Prob. 13, 2: 18; 21; Zdsro, 1, 68, 3521, 1, 2 7 Mgase mi ivestigacin sobre cl ‘ema aTendenze di fondo pelleconomia 4a) tarda impero romano», en Stuidia Ghislriana, Ser. 1, vol. 3, 1962, 257- at cin ee | 34 Aurelio Beroaca que produjeron es Ia renovacién en gran escala de obras piblicas f nanciadas con una parte de los rendimientos de una fuerte triby| tacién®, 8. Concentracién de riquiza ¢ inversién en cl campo La renta pronto tendié a concentrarse en manos de unos pocoy como ya habfa sucedido en 2 Epoca de los Antoninos. Pueden encon} trarse pruebas indirectas de esta evolucién, por ejemplo, en lay cargas publicas que el Estado establecié sobre Jos ciudadanos pri dos. En el afio 321, Constantino impuso a los propietarios de gran| des fincas, por un periods de tres afios, el transporte de los artfcu Tos alimenticios pertenecientes al Fisco, evidentemente porque silo ellos disponfan de mediosyequipos pars eoportar dcha carga". Ade mas, muchas corporaciones del Bajo Impetio, por ejemplo los navicu arié, probablemente tavieron su origen en asociaciones de persona acaudaladas®. Tales asodaciones conocieron sin duda alguna tiem, % Pensemos sobre todo en_tas, impongntes construcciones de Dioclei cen Splits Roma y Nicomedia (C. E. vaN Siexte, «Diocletian and the declig fof the Romen municipalities», en Journ. Rom. Siud, 28 [1938], 9-18), en ta 4, Conseantino en Rome y Constatinopla, Ia nueva éepital dea parte oven del Impetioy y despues, en a cutso del siglo 1¥, cn las de divezsos. empers| Sores en Milén, Treveris, Antioguta, ete. Muchas cindades en las Galias faery fnuevamente fortificadas ‘con murallas, se construyeron nuevas, calzadas ye} Fepararon otras antiguas; lag froateras en el Rin y el Danubio, cn Sita ‘Mesopotamia fueron telorzada. Pata ganarse Ie popularidad habla casi wal competencia entre los gobemsdores provinciales en la construccién de edi a espencas vel Estado: a veces las obras se iniciaban sin esperar a cue Ileoay fn autorizaclon oficial y ef Exado se vela- obligado a intervenie para. deren! Jas ‘nuevas construcciones initiadas antes de tezminar las que. se_hallaban a jection: Cad. Th, 15, 1, 3; 16; 20; 21; 27; 29; 30, 31 (del afi 324 gl 394), En tiempo de Conitintino la actividad constructors én Africa fue. fintensa’ que reruleaba diffed) encontrar arguiceeros para. les empresas: Col Thy, 13,4, 1 (O34). Acerca ¢e la. actividad de la construccibo. de edifcios a) Aftica 4 finales. del siglo 1¥, wase P. RoManeLus, Storia delle Province Roman: Gelb Afpice, 1959, 497 ¥ sigs. La constracei6n de edifcios en Antioquia, durant] tc el silo w fur npreonte Eman, OH, 1935 la conidrab, omy tun tigno de prandeza y de. gloria, ‘pero. Teodosio protestaba contra Ia” man constructors de os pobernaderes: Lisavto, Or,, 10, 18, 23; cf. B. Perv, Le Banius ef la nie sunicipale } Antiocbe au TV8 siete’ ap. JC, 1955, 34 y sigs, Sobre In intensa activided ‘constructora del emperador Graciano, wéae IM. Foxriva, Liimperatore Grastano, 1953, 139 y sigs. Cod Th, 13,1; ch 13, 5, 18 (390), Los navicularié eran mucha ‘veces tepratenientes en Africas od, Tb, 13, 5, 3.315); 14 (71) TA Proanton, L’Empive Chrésion, ‘ie. 302. Las arstécratas de Rowe asumian Ia tutela de corporsiones.V.. Waurzins, Etude historique sur te Corporations profesioneltes des Romainr, 1895-1900, 1, 425-6. 2, Jos problemas econdmicos del Tmperio xomano 55 1os de gran prosperidad, como se desprende de Ia préctica de vastas Bperaciones bancarias, de la aparicién del cheque y de la frecuencia gon que utilizaban el procedimiento del endoso". En Ia primera fila Ge estas personas acomodadas figuraban los representantes de la clase senatorial, todos los cuales eran grandes terratenientes™, Les ‘estaba prohibido prestar dinero a rédito. La prohibicién, que estaba Ge acuerdo con la costumbre antigua, fe renovada en el 397 ®, pero fue derogada en el 405, siempre que dl tipo de interés no excediera del 6 por 100". Ast, por lo que se refiere a los senadores, poder y Siqueza tendfan a unitse en las mismas manos. De esta situacin nacfa fina gfan amenaza para Ja autonomia del Estado. También los. fun- Gonatios ptiblicos, especialmente aquellos que tenian_asignada la farea tecandadora fiscal, amasaban encrmes riquezas, En la legisla cién del Bajo Imperio existen repetidas disposiciones dirigidas contra fas malversaciones de los recaudadores de impuestos; pero la misma repeticién de tales disposiciones, tan severas en Ja forma como ineficientes en sustancia, indican la gravedad det mal ®, La rigueza revestia’generalmente la forma de propiedad de la tierra, Las pruebas de la existencia de grandes posesiones son abun- dantes. La presencia de grandes praediz en Africa viene atestiguada por Iss representaciones en mosaicos encontrados entre los restos de villas de aquella Epoca. Simaco en sus cartas, de Ia segunda mitad del siglo wv, habla de sus tres residensias en Roma; Jas tres villas que poscia en las proximidades de Is ciudad, aparte de otras en " E, Hercneumm, Wirtchaftsgeschichte, 1938,, 782. Acerea de las in senses fortunas amasadas, véase Ann, De tebus bellicis, 2, 1; ex aurt copia Ee, Rcetonsa he in worm modu ke Contamina’ son i istioces in del sdlido "de ‘oro, ‘esse 8 Nazeanins, Aspertd Social cit. 114; 165, ysis cen muchos casos eran negotiatores, v Leos grandes propietatios, potiores, vendfan los productos de sus pracdia divecranente; Cod. TA, 13, 1,5 O64), 15, 1, 10 (374). Para el siglo v, véase Casiooono, Var., 2,26 y 28; 4, 75 12,23; ef, Aunnosio, De Off, 3, 37-41 Cod. Th, 2,33, 9. Sobte’ la usira prictieada, no_obstante, por los se adores, véanse’ Cr1sostowos, Hom. im Meeh,.57; Gace. Nat, Ory 18: Avsnosto, Hexzere,, 5, 10. Para la usura prasticada por otros: ANBROSIO, De Tobia, 3637 Cod. Th, 2, 33,4, Acerca de ta usura cn el mundo antiguo, véase A, Seone, «fl muutuo ei lasso d'interesse neT'Egitta grocoromanas, en Avene e Roma, 5 (1924), 119-38, Cod Th. ‘LL, 26, 1 (369) U1, 1 1406); 8 §, 9 (409%; Now, val, 7,1 (440); Mov. Major. 2, 2 (458): 6 (458). Aumano Marcrewso, 77, 9,2, habla le un. procénsal de Afcicn ue superare Bowes ip Dectandie ovine festinabut. Para cl vo de pesos y medidas falsor cn Ta ‘recaude Glin de tributos en especie: Cod Th, TH, 8, 5 (409); ef 12, 6, 21 O86) (400); 3. 56 Aurelio Bervardi| Laurento, en Tivoli, en Palestrina, y de otras en la bahia de Né| poles, en’ Gumas, ea Bayas y en Puzol, y de posesiones en Samnio, | Sicilia y Mauricania ®. Olimpiodoro dice que a comienzos del siglo y muchas familias romanas obtenfan de sus propiedades una rente anual de 4,000 libras de oro, ademas de productos equivalentes 2 un tercio de esta suma, es decir, un total de unas 5.300 libras”. §) caleulamos los rendimien:os en un 4 por 100 del valor de Ia tierra y suponemos que la tierra tenia todavia el mismo valor que en el Alto Imperio, una finca de unas 149.562 hectéreas es lo ponderia @ una renta anual de 3.300 libras de oro. Ademés, misma familia podia tener posesiones en provincias muy distances Por ejemplo, todavia en el siglo vi la tiqueza_y la influencia de los Anict 5 extendia de las Galas Palestina, El gran nimero de clavos domésticos que posefan algunas familias era igualmente sign | fe sus vastos recursos. fnancieros. Melanis manumitis 8.000 sla vos en cierta ocasién™. Las personas muy ticas iban escoltadas por gran niimero de esclavos"; los potentados dle Antioqufa poseian| entre 1,000 y 2.000%. Fn’ el Tratado de Agricultura de Paladio, escrito a finales del sigh 1v, se recomienda le utilizacién en las fincas de artesanos especializados, tales como carpinteros, herreros, © J. A, MacGeacny, Quintus Aurolius Syremachus, 57 y sig: pana ls cobtepcin del cargo de preter por su hijo, Simaco gasté’ 2,000 libras de oro. PCr ausronoza en Migns, P.'G., 103, 280; 1 IT. G.. 4, 67, ft. 44, sobre cente_pasaje, véaze J. SUNDWALL, Westrins, Studiem, 1913, 153 wise ilega asia la siguiente cifta aproximada;, '5.300_libras de oro, a 4 por 100, conesponden aby renta de un capital de 132,500 libs cules era posible acunar, en el siglo 1, 5.962.300 sureos (1 libby ‘gue podian camnbiarse por 149.062.500 denarios (1 aureus = 23 denarios). Cop| Sita Dumas segin 8) tettimonia de Couteta, 3, 3,8, que vsloro una "yagade ‘de tierta “de labor en 250 denatios, se-podfan’ adquisir 596.250 yugadas, ee ‘decir, unas 149.062 ‘hectareas. La renta, en este cdleylo, se ha yalorado, pate el cutive de cereal, a un promedio inferior al del Alto Imperio, que exe al por 1D: Couuana, 3, 3,9 (VACEON, De 1.7, 5, 2, 8 da una tenta todavia nds alta); pero entonces el’ t po de interés era ef 4’ por 100, que, sin embs fe slevs al'6 por 100 en el Bajo Imperio (Cod. Th, 1, 38, 4, de 405), cho hq tenido forzosammente como convecuencia un ‘cambio’ en’ el valor ‘de la then; of A Scant, Crclacine monetarta ¢ presi nel mondo amis, 192, 95 SY A Montcttano, «Gil Anicl © la storlogeatia latina del VI secolov, Rendiconti Linees Class. Scicrze Moret, Sex. 8, val, 11, 1996-7, 279:97. Acerca dde'las fincas de la fomilin Probes que’ se encentraban ‘por todas partes, véate ‘Anno, 27, 11, 1 ©". Atisko, «Une geande fortune romaine au Ve siécten, en Revue de eens Hintroner $8°C307), 1 $30 cs Bronson, L'Empie Chretien, itl oP Antano Maxcezino, L, 6 17. ” Crsosromos, Homi. in Match, 43, 4; Cimasescre pe Avesanpats, Poe. degaginm atestigie ia misiina divisign’ en ob trabajo servil 2, Los problemas econémicos del Impetio romano 3 slbatiles y toneleros, a fin de que el campesino no tuviera pretex- tos para irasladarse a la ciudad”. El pasaje es ya en si un indicio ge gue un nuevo sistema econdmico se estaba desarrollando en las grandes posesiones, a saber, el de cna autarquia e independencia Fespecto de la ciudad. Poco después, la Iglesia y los monasterios, fon sus inmensas propiedades cultivadas por arrendatarios y escla. vos, habrian de venir a reforzar este sistema autarquico™. La eco- nomia feudal o del sefiorio, de la Edad Media, se hallaba a la vuelta de la esquina, Las grandes fincas no eran ni mucho menos una excepeién; esto fo prueba la supervivencia de nombres locales terminados en anus en Italia y en acas en las Galias. Son detivados del nombre del propie- tario del fundus. EI territorio de Tas aldeas que todavia levan su nombre corresponde a menudo al latijundinm originasio”. También Jos restos de muchas villas o casas d= campo demuestran la amplia in que alcanzaron las grandes yosesiones. Aunque durante el Bajo Tmperio rara vez se trazaron y acchivaron mapas, se puede de- ducir una idea de Ia particién del suclo en esa epoca a base de la legislacign de tos antiguos barbaros, de las f6rmulas de las decla- raciones fiscales, de las insctipciones hipotecarias y, naturalmente, de Ia informacién que proporcionan las fuentes literarias, asi como Jas prucbas suministradas por la toponimia y Ta arqueologta® Como ya se ha dicho, !a formacién de los grandes praedia tuvo Inger a costa de las pequetias fincas que se vieron arruinadas por la execsiva carga fiscal. El deseo de acumular cada vez més tierra se con- Wins en un obsesiin. San Ambrosio condena los abuses de los ricos terratenientes para arrvinar a los labradores pequefios y mo- Gstos Para formate una idea de la gravedad de esta tendencia casi inresistible, baste recordar lo que sucedié en Antioguia a la Hegada del emperador Juliano en 361. Deseaba satisfacer Ins necesidades de lus clases inferiores y restaurar el grupo de pequefios agricultores, tin deseo que estuvo siempre presente en Ja mente de aquellos em: 1 Pynapio, 1, 6,7 8, “ Véase fa jinverminable enumerciég en el Liber Ponsificalir de las do faciones con que Constantino ‘dow a las isfesing de Roma ¢.Ttalia: Vite Sitesi, ed. Duchesne, 1, 170-y sips Monty, hes ‘ptands domsines de Vatistoeratie gillotomaine et le loponimicy, en Krewe Artivopelogigue, 1956, 139.148 =" 'Sobfe- estes. problemas, vésse E. Bravbom, Les grouds damaines. dane TEmpire Romain, 1899 EUAuBROSIO, De Nabutbue > Quis opidentictimorum now exturbare com teadit agellilo sho pauperen atque inopem aeitt ruris stininare finibue.. Fae eta percicun biainame genus cedis Ian sais errs, migra! enn parvulis paper Inustae pianore tn, 38 Auiclio Bernani peradores que fucron mfs conscientes del inexorable peligto que amenazaba periddicamente las raices de Ja economia antigua, Ju Iiano habia distribuido per esta razén 3.000 lotes de tierra: en muy] poco tiempo pasaron a las manos de los ciudadanos més ricos. Jy Viano estigmatizé el episodio en el Misopogon, In amarga sitira que escribicra contra Jos habitantes de Antioquia”, El suceso recuerds las. precauciones adoptadas medio milenio antes por Tiberio Graco, quien al promulgar su seforma agraria anuncié que los lotes de tierra asignados a los campesinos eran inalienables. También el gras niimero de disposiciones fictadas por Juliano en los sectotes social y econémico —condonacin y reduccidn de impuestos en favor de las clases bajas, distribucién de tiesras, fjacién de precios para los alimentos, abolicién de privilegios fiscales que los potentiores ventso disfrucando, etc., implica que este emperador reconocié plenamente al peligro que surgiria para toda le estructura del Estado de la for macién de grandes propiedades rurales™, Evidentemente, sus me didas no eran bien recibidas por [os ricos, guienes Ja interpretaban} como dictadas por intenciones demagdgicas ™, También algunos Ps dres de la Iglesia comprendieron muy bien el grave problema de Ia acumulacién de riqueza con todas sus consecuencias inherentes, San Basilio recomendaba que el rico hiciese circular sv tiquera, | San Ambrosio esboz6 Ia teorfa del justo precio No faltaban disposiciones legales dirigidas a impedir que las gran des posesiones se extendieran a costa de los campesinos libres. Uni constitutio de fecha desconocida daba a los consortes (habitants libres de una aldea) prioridad en Ix adquisicién de las ticrras de Tocalidad. Su derogacidn, sancionada por Teodosin en el afio 391 favorecta a los mas acomedados que adquirieron parcelas pot toda partes. La medida fue adoptada para fomentar el cultivo de las tiettas abandonadas, pero se tradujo en Ia ampliacién de las grandes fincay ‘con Ia consiguiente difusién del sistema de arrendamientos résticas % Juutano, Misop., 370 D. Véste Gi, Downen, «The economic crisis a] Antioch ‘under Julian the Apostaten, en Stud. in honour of A.C. Jobnsoa 1951, 31121 i “Sobre la legislackin de Juliano, véange T. W. ENssuin, «Kaiser Julian Gesetagebungewerlen, en Kilo, 8. (1922), 103 y sigs; R.Anpxeorty, «L/open| Iegislativa eq amministrativa ‘bllimperatore Giulianos, en Nuova Riv. Stories 14 (1930), 352 y sigs. we Asaano Manceuino, 22.14, ® Anmosio, De Off, 3, 6, 37. Sobre el pensamniento social de Ambrosi clase L. Opanow, Liesurpatio i wen asso dt S. Ambrosio (De off, Jy 28) perallelo a Cicerone (De aff, i, 1) su tua Commune e lus privazuam, en” Acvi, 53°(1959), 495.504, Me Cod. Th, 3,1, 6 2. Los prolemes econsimicos del Imperio romano » fino 368, Valen deca ipa renucir propia bert a Ae colocatse bajo el patronato de un gran terratentente ™. El pequefo oe feultor que no tenia ninguna proteccion contra el fs era Indu Hoa tals renunctas, y fue el gran terratenfente quien results bene. faindo por la situaciSn, En cf 372, fue renovade una prohibicign seen vigor desde el Alto Tmperio y retetada en varias oeasiones—™* ia os deciniones, administrador de fas cade) no po Ga acrendar las tierras.monicipales ror s0 propia cuenta; igual fpente estaba prohibido arrendatlas a no_nativos™, La teiteracion Er tales disposiciones indica que en Ia préctica no se aplicaban para iS muyoria de la gente. porque siempre se encontraba un medio de dadinas. La expansién de los grandes pracdia podta también tener lugar expensat de Ins tietras (publicas que toda In ciudad. poseta. ales ferris procedian ode Ise que hibian quededo sin repartit en el Inomento de la fundacién de fa ciudad para uso comunal, 0 de poste- Fores donaciones. En 319, Constantino ampli ese. patrimonio. Dé. biico con. terras’confiscadas ™, Sin etobargo, hacia, mediados el silo 1, estas tierras fueron absorbidas por el dominio imperial, To lino les devolvid més tarde a lay ciudies para sacat de estas los ingresor que eran indispensables para equilibrar gu presupuesto ™ Pero muy’ pronto las cindades fueron despojadas de llos de nuevo, hasta que en 374 y también en 395 les fue feconocido el derecho @ fevervnrse una tercera parte de las rentas de las terras pablicas que fe destinara. a mejorar fas murallas que crcundaban las’ siudades ™ Gnas caption on signin ds zis missy de le rentas relativas a ellas atestiguan que i2_hallaban “amenszadas, por ns usurpaciones de los pofentiores, simulténeamente admunistraderes tminiipales y gobernadores de fae provincias ™ Desde fos tiempos del Alto, Tnnpetio sl Estado habfa favorecido a todos fos que ponfan en cultivg tierras_improdbuctivas, ‘concedi¢n: doles en Ia Lex Manciana™ cl derecho de cuasipropiedad. La Lee "God. Th, 11, 24, Sh te P28 2 Got To) 1,3, 3 Dene te Ie he = Se ease ie, 25, 4,13 = Cotati By ise Feel Ae) peso aba” prohibido lags plea “Ea f Bes Empat a Breen ‘tn for decustnes eee weal ye trots on Bash Io 5d Gaye elke nda 164 POLE Aa 28b2) BOB loca de lx Loe Mgrcigns, véanse I. Tova Cause Miotlanger, en Ai ‘arinye, 1838, 99400" Ca Baca Ee 5); 10, 3, 4 (384), rendar tierras municipates a 1O # perpetnidad ue contra ves abusos: Cod. Th. 7,7, 2 saree teens SENN ema o de rudibus agris dictads por Adriano extendia este privilegio en sentido de incluit las tierras que pertenecian a los dominios de Ij corona". En el Bajo Imperio la concesién también podia hacer en favor de las tierras que se hubiesen cultivado sto por algéy tiempo. A fin de obtenzr ingresos inmediatos, los emperadores fue ron muy generosos en la concesién de tierras’pablicas, renunciand de hecho al derecho de propiedad del Estado. Fl arrendamiento i corto plazo, que habia de ser renovado cada cinco ailos, se tran formé en un contrato de large duracién, ius emphyteuticum, par aguellas tiertas que el enfiteuta se comprometfa a mejorar personal mente. Asf se abrié camino una forma de ius privatwm ac perpetuuni un contrato hereditario sin término, con renta inmutable, © inclusg sin la obligacién de realizar mejoras. Es facil comprender que esi derecho, sancionado por una constitutio de Teodosio en 386", fo menté el desarrollo de grandes fincas, pues fueron precisamente log grandes conductores quiznes en definitiva se beneficiaron més de dif ellos logeabsan de cualauier manera hacerse con las fincas de Jos pea fos ageicultores, que cazecfan de proteccién contta el fisco ™. Un factor concomitarte fue Ia generosidad de algunos emperado| res, sobre todo de Costantino, quien distribuyé bienes publicod entre sus favoritos. Sus contemporéneos lamentaron Ja largueza de estas distribuciones'™®. La distribucién de los beneficia eta sélo_ und de los deberes del coms sacrarum largitionum, el superintendent del fisco imperial " 4 Orra fuerza que a Is Jarga actuaba en la misma direccin era i institucién de la épibolé o adiectio. Consistla en asignar al terrate hiente luca uuu ties de poco valor —incultas 0 abandonadas por campesinos fugitives— con Is. obligacién de cultivarlas y Dblettes Albertini, 1952, 13642; ef. G. Tramuertt, Lex, en Dis. Epigr, 4, 1951) 768. sg. Vésse nota 43: Pestinae adopts las mismas medidas a finales del siglo» "Cod. Th., 5, 13, 30: sibi habeas suis rlinguat Sobre estos peoblams: T Murrais, Abbandl. der Sagch, Ges. da| Wiss, Phil, Hist, Kl, 20, 4, 1901, 90-66; E, Korvenann, RE, Supl. 4, 266 y sigs eft. E. Stem, Histone du Bar Empire, ct. pig. 278. * Joriawo, Cacsares, 386 B.; AMANO MARCELIND, 16, 8: proximorun fauces aperat primus omni Corstantinus? of, 22, 4, 42 30, 4, 2;° Z6SIN0, 2, SE Ta liberalidad tiene lugar x expensas de fas tietras dela’ corona con cual estaba ahora unida fa res prioata’ sobre Tos abusos de la_admintstracido G.R Moyes, The alminiziation of the privy purse, cit. 753 ¥sig| las usurpaciones de tieras de In corona véase Cad. Th. 5, 15, 19°(365) ‘Not. Dignit, Oce,, 12 32, Soh 2. Los problemas econémicos del Imperio rmano 6 agar impuestos por ellas, La institucién, ya en uso en el antigue pafrro, encontrs amplia aplicacisn en el ajo Imperio ™. Como. afc csi Sempre eas 20 elvan, se necontabs abundant nipo para ponerlas en produccidn, De tal equipo slo dispontan Giifandes ‘erratenientes. De aqui que la épibole fuese. una’ causa is de Tina para las pequefas explotaciones agrarias ". En cual. Tuer .caz0, incluso los. grandes propictarios agricolas resulteban fejudicados por ella mientres la recnidacion ‘Ascal lego a todas fis personas y lugares; pezo después d> algxin tiempo, cuando sc en- cantraron 10s medios —como veremos después— de evadie el im- puesto, la épibolé se convirtié para ellos en una nueva forma de Sprandar todavia més sus preedie, de los cuales obtenian grandes ga- pancias gracias a la fdcil venta de sus productos en las cludades den. Samente pobladas ™ ‘La épibolé fue también aplicada a los arrendatatios agricolas para Ins tierras del Estado y del dominio privado del empetader, gue hablan aumentado considerablemente gracias a las confiscaciones in- disesiminadas del siglo 111. Los agricultores que se encontraban en allas en el momento de Ia confiscacién continuaton cultivandolas por gin tiempo, pero después no fueron cupaces. de soportar la. pre- sién del fisco’y entonces, poco a poco, los grandes arrendatatios pa. Saron @ ocupatlas, En este respecto revistio capital importancia Ia famosa constitutio dictada por Constantino en 532; deserrolld an mis normas anteriores acetce de le vinculacién de fos trabajadores furales respecto de la tierea a la que fueron adscritos y cteo la base huridica pata la servidambre medieval Asi, ran, amero de circunstancias contribuyeron al gizantesco crecimiento de las grandes propiedades privadas. Cada guerra po- dia constituir una nueva oportunidad de aumentar Tas forrun vedas de los potentiores ™, Esto explica en parte por qué los ba haros fueron 2 veces saludados como liberadores de los excesos de los ticos"™. Las enormes posesiones territories de Ia Edad Media ™ Véunse O, Sexct, RE. rv. ‘épibolé; M. Rostovrarer, Studiew zur Gach, des rom. Kolonates, 1910, 3689. W" Cod. Tb. 11, 24, 1 (360) establecta que los campesinos formasen un aonsortium y fuaran’sesponsables de los fugitivos: 13, 10, 7 (371), eateblects 498 la capitatio de los fugitivos seria pegada por lon que permanccietaa, ot" Me Rassovrazrr, op. eit Cod. Thy 5, 11, 1. % Awtano ‘Mancrtino, 18, 1, 1 aigcbant, "Teast, Or, 8, 115, ©. Bi quorum patrimonia publicee clades Aurelio Bernal 5 195 problemas econdmicos del Impetio romeno 8 a no surgieron de Ja noche a la mafiana; los antecedentes han de bu carse mucho antes, Ya en cl Bajo Imperio fucrzas complejas y pil derosas estaban trabajando en esa direccién , de Roma, se extendieron a los habitantes de las otras tesidencias jmperiales ™, donde se levantaron magnificos edificios y monumen- tos en competencia con Roma, Ademés, el servicio estatal de trar tes causaba un gasto creciente, Cada afio habia que teemplazar {asi una cuarta parte de Tos caballos ™. Sus usuarios ezan los funcio- parigs, que estaban siempre vigjando, y después de hacerse la paz oa 2 Iglesia también los obispos que asistian a los diversos conc. ios“. Pero el gasto mayor se debfa al ejército, cayos cuadros se habfon casi doplicado por las reorganizaciones de Diocleciano; ahora ha- bia aproximadamente un milién de hombres”. El teatro de opera: ciones del ejército estaba casi siempre en el notte de Europa, a lo Jango de Ia Itnea del Rin y el Danubio, y desde aqui territorio aden tro, Las comunicaciones requerfan grandes gastos para el trans- ste y Jos servicios, Los incidentes frontesizos, aunque no graves, si eran frecuentes, por Jo que el consumo de los cuadros no cesabs nunca, A esto ha de afaditse que las posbbilidades de botin de guerra se habfan reducido précticemente “a coro por la situacién de atraso econdmico en que vivian los birbaros. Por el contrario, [a pacifi- ‘acién temporal de alguna tribu se pagaba a menudo en oro; tal medida evidentemente costaba al Teso1o menos que una victoria en el campo de batalla Los medios para sostener tan grandes gastos yenian suministra- dos principalmente por el impuesto sobre la propiedad terzitorial y pot la renta de las tierras de los inmersos dominios imperiales y, en segundo lugar, por los otros ingresos del fisco: la explotacién de lis mins, y Ta aporeacién de las factoslas eotatales que sc haben desartollado mucho en ef siglo 1v integeindose su_produccién con Vie manufactura privada ™. Por otra parte, los derechos de las adua 9. Cuantioso aumento del gasto piblico Entre tanto, los gastos del Estado a El aparato burocritico exigido por Ia aplicacién de las reform fiscales de Diocleciano era enorme. Lactancio dice que los benef Giarios del gasto piblico, funcionatios y soldados, habfan legedo ser mas numerosos que los contribuyentes ™. La afirmacién ¢s ci tamente paradéjiea, pero indica una realidad alarmante, Adcom Ja burocracia de la corte habfa ampliedo su aparato por el establ cimiento de a tetrarquia con Ia consiguiente multiplicacién de res} ‘dencias impetiales. El ntimero de provincias se habfa duplicad Libanio menciona un praefectus practorio que al parecer decidis permitir que nadie ejercicra una ocupacién libre a partir de ent ces, a juzgar por cl gran ntimero de nombramientos que hizo pa puestos en [as diversas ocupaciones, tan numerosos, que parecs caer como copos de nieve". La rutina del Bajo Imperio apa también criticada en diversos pasajes de la Historia Augusta. politica de beneficencia publica, de largueza y esplendor de Ja co también cxigia disponer de vastos fondos, Las distribuciones, tuitas 0 a precios reducidos ", que antafio se limitaban a la ple = F, Lor, La fin de monde antique, cit. 62; J, Barssavp, Le régime le terre dant Ud octet duaunte da Bet-Erpire, 1927, 137-50, Sr Encrancto, be. more perry. 1, 2, Uitras aprorimadas det presupus estat en tempo’ de’ Diocecdano. se encuentran en Costa, «Dicclesianor, Diz, pier. 1802 i PEE Bone, History of the later Ronan Empire, 1923, 2, 33, 2. quien pattiendo. de’ las ifs tofetidas por ef Cod Th,’ 1, 12, 6 (338); $0,°15"(395), aticma que el abmero de Tanclonarios civiles en las” Prefect de Oriente y de Hirin no pusde haber sido muy defer « 10.000, Un E os puestos de low Gobicrnos provincales en Hina para las dideesis ¥ Vinclas el Oriente y de Tim tal como se enumeran en el Not. Digntt x Fist nos SDN) +k cules nemo de aga proablmete mie de 1.0 [i Glinas del Prefect La pags por individuo foe efectvamente inferior & de ‘Alto Imperio, como pina AH. M. Jones, Inflation wider the Roms Empire. ci 200 9 sie, Fro, sto foal foe meyer debide a tema inctgmento del mimero de fureionarios Ta Votetniano ofdend en cl ano 365 qus el vno ce venders up co or debsjo del precio corrente; una disposicion que coneito 1a. oposicion Bos poseedoves de vinon Cod. TB, ll, 2, 2; Awiavo Maxextino, 27, 3, ‘Aeejea de log. abustecimientor on cl siglo sy véate ahora ‘A. CuASTACNOL, prijectare srbane 0 Rome sous le BasEmpire, 1900, 296334 Daca Constaningpia véase Cod, Th, 14, 16, 2 (416); Soe ‘Choe, Pash, 331 By El llamado pants acdiam, que’ ea o derecho te lor con {ttiois © popictarios de ese’ cn Constadnopla sel arpa fie Pah tab odin en vigor en Rome co abe 30" Col Mt '® Cod. Th., 8, 5, 34 (377), = Sala iat “de rcarnge tas eoectiores, es deci, lox permison de viaje eras Cod. Th,, 8, 5, 12; 5, 14 (362). fA t : oR Grosse, Rani, Milrgetchs ce: 253, A. Picawos, L’Empire Crs see of SIR il Ra hh Rony, cs (1942-3), 433. i om ge Sahre tas, factoring del Gobierno vase A, Pensson, Stat und Man blur in hme Retsbe, 1933: Sobre a indus de’ pees wince aks AHL | nas intetiores, desaparecieron como consecuencia de la sei sl 64 Aurelio Berna ue se habla eatendide dentro del Imperio a todas las esferas de Sida, Despaés de la relorma fiscal de Diocleciano fus, pues, p Tordisimente la tierra la ilamada a soportar los costes delim feate aparato del Estado. Los impuestot, como ya se ha dicho, tran fijes sino que se regulaban de acuerdo con las necesidades Estado. Cuantoyinds cetlan los gastos, ms oncrosas se haclan J recaudaciones de fos tributes. En la epoca en que se implants Ia forma, acuancia nos pinta de la primeta aplicacién es ciertamente dram tico"™, peto ce bien eabido que cualquier innovacidn fiscal, has ja mas equitativa, chosa con una cierta resistencia psicolégica gi puede resultar inflexible, La carga de la teiburacién era en cualqui Enso soportable pata los grandes terratenientes; pero 10vo que ser i tolerable para los pequenos agricultores, prineipalmente porque, Gisrencia'de los granles propietatios rarales no. tenfan ning] medio para defenderse contta los abusos y las’ arbitrariedades Ios reeaudadores de impuestos, Son numerosos los testimonios de. mano férrea del ‘Tesoro ™, Una impresionante confirmacién [a contramos eo el decreio de 392, por el caal queda abolido al d echo de le Iglesia a conceder asilo a los deudores Ia Hacienda Ta consecuencia de este estado de cosas fue, como ya sc ba ie Ja reduccidn gradual de Ja pequefta propiedad rural y la expansi le las grandes posesiones. M, Jones, «The cloth industry under the Roman Empire», en Econ. Hist Reg 19 (960) SAT yon oa et supe LABE, Portorinm, cit, 435 y sigs "8, Enerinei, Be mor porn 7,2, Mie Objetvo es Auksiia Vcr, Cs 39, 32, quien firma que ol principio Tos impuestos eran soportables, Auaeay Vier. ‘esgibie hacia mediados del plo 3, mis de cocoenta aos despuds fn inizoduccidn de la refo:ma: pues quien estaba pagando tributos altos, impuestos de cineventa afioy antes tenfat) que pazecerle, naturalmente, bajos, ‘il rho heblamnos de la subide de las rentas en el {nverin. Fl contcibuyente relacia Con dieultad impuestos y renta cuando arsbos estin subiendo al mismo rit is del suimento de for primeres y de abt sus quejas iedades de Tot recaudadores dei Ge los. abusos. y_ arb ‘S_Mazzarino, Aspett! sociali del IV tecolo, cit. 137 y iy RSHPM Jones, The Roman civil services, en Jour. Rove. Studies, 39 (190 ido, nota 113, de G. R. Mowe 50 y ses. Vense demise atieulo antes a TP y a Pe Alamo Mancexino, 16, 6, 655 17; 27,7, 81 2% 1, 195 212 43 5, 5; 8.8; 34 143, doen, 4,3, 2 16, 11 Pap. Columbia inv, 181-2 3 Beato por Cj. Rascaen y N. Lewss, en vans, of the Amer. Plog. Ais, (1957), 357 ds, oe Coa Ths 8, 45,1 la carga indudablemente no era intolerable. El cuadro 4 I 2. Los problemas conémicos del Imperio romano 65 10, Del sistema tributario a la evasién fiscal La presién fiscal aleanz6 su climax hacia mediados del siglo 1v;, este hecho sc halla confirmado por prucbas ditectas ¢ indirectas. Segin informaciones que pueden con justo motivo ser calificadas de bien fundadas, la tributacidn se duplicd en un plazo poco mayor Ge cincuenta afios después de la épcea de Diocleciano ™*. Cuando jliano, todavia con Ja categoria de César, dejé los tertitorios de Jes Galies en 355, el impuesto estatlecido sobre Ja provincia era de siete sélidos per caput en_ ver de los 25 que él hallara al He- gar”. Carecemos de datos fiables acerca del valor de un caput, Seque variaba segtin la clase de sue.o, Ia calidad del cultivo y Ja [ealizacién ™. Sin embergo, el hecho de que un emperador como Juliano, que era consciente de la realidad econémica de su tiempo y de sus peligros inherentes, redujera de modo tan dréstico el tipo de gravamen, indica que Ia tributacién habfa alcanzado un nivel in- tolerable incluso para los grandes terratenientes. Absorbia quiz un tercio o un cuarto de la renta, mientras que en el pasado en las ovincias nunca habia absorbido mas de la décima parte ™. Si el Breve tratado andnimo De rebus Bellicis se compuso efectivamente facia los aiios del mandato de Juliano, la tregua fiscal que defiende es un eco fidedigno de esta situacién ®, También In Historia Auguc- 4, que sin duda refleja los intereses de los grandes contribuyentes, se halla probablemente bajo lo inffuencia del mismo clima de_alar mismo fiscal, Esta coleccién de biograffas de los emperadores de los siglos 11 y 111 fue probablemente ya compilada en Ia época de Cons- tantino, pero reviseda en otra posterior. Se percibe en ella un eco de las preocupaciones fiscales de Ia época, pues de los emperadores cuyas vidas se narran, slo aparecen bajo una luz favorable aquellos que respetaron los intereses de los grandes terratenientes ™! tm Tenst., Orat, 8 133. “Anuano’ Mancino, 16, 3, 14: sobre Ia importancia de estas cifras vwéaee ©, Steck, «Die Gallcchen Steuern bei Ammisns, en Rbein, Aluseum, 49 (is99, 6302. ‘a BLor, «De Wétendue et de Ja valevr dy caput fiscal eu Ber-Empite>, en Revue Hist. de Droit, 4 (1925), 3 y 17%; véase también A. DévEact epitation du BasEmpire, ct. SRT M. Jones, “Overtaxation and the decline of the Roman Empire», cit, 39. "©" Acerca det Anda, De rebus bellicis, véanse B.A. Thourson, A Ronan Reformer and Inventor, a New Text of the Treatise de rebus bellicis, 1952: So Mazznnino, Aspeta Social, it. 72 9 sas, waN"Sobre ioe problemas de Historia Augusta, véase A, MoniGriano, «Aa La decadencia, § | 6 Aurelio Bernas} La situacién se agravé atin més por Ia Iegislaci6n que obligaba cultivar la méxima superficie posible de tierra, porque ello signif caba pata el Estado un aumento de los ingresos fiscales. Constanti ya habia decretado que las tierras piiblicas que nadie solicitara f sen puestas al cuidado de los propietarios mas préximos “®. En d aio 337, se dispuso que cuando se vendieran las: buenas tierras da) dominio, se afiadieran los lotes no cultivados "®. A base de le ins titucién ‘de Ia épibolé o adiectio, ya mencionade, el Estado por Ly tierras abandonadas imponfa tributos sobre los propietarios locales equefios y grandes, con cardcter colectivo ™', Pero quienes las aban donaban eran, naturalmente, Ios pequefios propietarfos. Una cons titutio de 371 prohibia a los herederos retener sélo las tierras cult Esta politica de pleno eultivo no siempre tenfa, sin embargo, u 2. Las problemas econémicos del Imperio rruano a copat del fisco y obtener exenciones ¢ snmunidad a través de Ja con- Gescendencia amistosa de los altos funcionarios, que a menudo eran jambién propietarios rurales. La coincidencia de intereses —de Ja wwe no faltan extraordinarios ejemplos— acabs en la alianza de las dos partes ©”. Naturalmente, tal evasida ¢ inmunidad causaban una carga aiin peor pata los demés, que no disponian de medios para de- fenderse. Asi se asesté un nuevo golpe a las capas de campesinos modestos ¥ pequefios. En consecuencia, los ingresos del Estado de- qrecieron porque las personas importantes se refugiaron en la evasidn o disfrutaban de inmunidad, que es una evasién lepalizada, mientras {gue los pequefios, en muchos casos, no tenfan nada con qué pagar, ‘a veces, cuando lo posefan, se colocaban bajo la proteccién de algdin pessonaje influyente, y asf tampoco pagaban impuestos. El Estado vadas de su herencia bajo la pena ‘én de Ia totalidad * ep ee eee nen ce aia eoa = fe encontraba, por tanto, empobrecido y ya no podia hacer frente base econémica sana, Las inversiones obligatorias en tierras submas ginales unidas a las pesadas cargas tributaries reducfan la tenta dj los terratenientes. En otros casos, los contribuyentes se vetan inda| cidos a destrvir més allé del cual entraba a aplicarse un tipo més alto de tributaci La iugatio exa especialmente alta para las tierras plantadas de vit Se basaba en ¢] ntimero de vides; si se rebasaba un cierto ndmen} la renta obtenida era absorbida por el impuesto adicional, y entonce los propietarios recurrfan a destruielas. EL Estado, que estaba Hama a hacerles obtener el msximo rendimiento, intetvino en el aio 38] estableciendo la pena de muerte y confiscacién de todas sus posesio nes para quienes Hevasen 2 cabo tal destruccién "*, Tos apricniores entonces, para no sucumbir, se_vefan indueidos 4 buscar ayuda en una forma despraciada de asociacién que se estab desarrollando, es decir, hacfan todos los esfuerzos posibles para es unsolved problem of Historical Forgery: The ‘Scriptores Historiae Augustae's tn Joureal Warbury Courtauld Institutes, 17 (1954), 2246, vésse adem Jos cultivos para no exceder del Ifmite de superficy) 1 4 sus obligaciones, Indiquemos ahora algunas ciscuns:ancias que corroboran esta imagen reconstruida del tltimo acto del drama del Imperio. Constan- jino, ya en una constitutio de 313, habla tratado de remediar un fraude perpetrado por los honestiores que estaban concertados con Jos recaudadores de impuestos para echar la carga de sus tributos sobre los Aumiliores“*. Este documento legislativo es fundamental para comprender una corriente que estaba destinada a tener dramd- ficas consecuencias. Confirma la validez del ascrto andlogo que Sa viano hicicra un siglo después; en él esté Ja clave para entender Ja parélisis que poco a poco habia de apederarsc del Estado. Salviano és sin duda un exponente de la tradicién social’ del cristiarismo pri- nitivo, y Ja detallada informacién que él proporciona de las diversas dases Sociales de Ia poblacion del Imperio y de su compottamiento al Icgar su ocaso probablemente estén influidas por sus principios &icos; pero una amplia confirmacién de sus afirmaciones, por lo que se tcficre a la evasin fiscal, se encuentra también en documentos ‘EL hecho de funcionarios que eran a le vez propietatios viene demos- shut del colloquia patsving sulla Historia Augoston, eh Pabbicazion! dela | )* EL hecho de funcionaros que eran a 1a ver propictaros viene, demos. anon Oe ce one aes seach = demi ae al erly proces de Exo ese otis nah meas a, M8 God Th, M, 1, TT. "4 _ God. TH. 18, 11, 1. Bl fraude se castigaba ya en el siglo: Uneraxe} Dig,, 50, 13, 4. tonfrmacigns Cod, Thy 12, 1, 42.90; 8, 4, 7 (361); 6, 36, 3 O82). 11, 16, 13 (382); 1, 5, 13 (400); 6, 26, 15 (401); 6, 33, 4 (42i9; 6, 23, 2. (423); seue L, Ruoom, ‘elibrei e Orlentali nell Ita Sereemtrionale fra il’ Ve Vi solo d. Cry en Stad. Doe. Hist. Turis, 25 (1999), 273, 0, 271. Despuss de ie pretetoe Saas, pi, 2, 25, canis « se sheer Plato pore, wear una gran cantiGad de” trigo en los graneros, previendo una etspa’ de ‘sce hebla provacado ta subida de Tos preior en benefico excusivo de Jos God. Thy 13, 10, 1: Quoniam webuberit civteture per conclusionem uentionuon sarclnan and inferiorestrensferany, ut, qisqus £8 grovatue Probe. esa tetun ristinam profersionent egnose 68 Aurelio Bernard oficiales y en actos legislativos de la época. Sus afirmaciones no cab descartarlas. «Es penoso y digno de censura», se queja, Es comprensible ane Ta recaudacién de trpp slamantes de praves dificultades en la Hecienda ya habfon aparecido tos perdiera gradualmente toda validez objetiva. La evolucién de qf en tiempos de Juliano, quien, al proclamirsele Augusto en 360, se sistema Ilegé a su cima cuando, en Ja época de la agonfa del Impeif qucitha en una carta dizigida a Constantino de que durante su perio. Gisiodoro aftma que selo se pedian pequetas aportaciones, eva «0 de César sus tropas no habfan recibido su gnnuans stipendiam ilationes, a las familias senatorial, pero que i siquiern éstas wf Anteriormente, em uno de sus, dscarsos, se habia referido a a situs sere {don desastrosa de la resorerla, direpcum aevariuma, pata persuadir PaEe ea con respee'o a los munere personales Ia inmunided f= 8 soldidos de que no pidicran pages extraordinarias ™* En vis extendfa como una mancha de aceite. El munus era un servicio gy Pts el Ia cafda Ge Imperio, cuando los oe ae fpaate de a sei etdin Geigis coain see necosidedes en los of talizar la invasién, Salviano se pregunta: «Dende estén las riquezas aa ee ene ete eee ine Ine fondieactones, et mage Roma? Las fnanzas imperiales se hallan en un estado de indigen nimiento de Jas calzadas, etc. Lo que estos servicios representahf ¥ el tesoro reducido a la miseria.» . La polftica de aliviar la carga fiscal gue Juliano practies red siendo tipos de gravamen, volviendo al aurum coronaria voluntario " Cod. Th, 1, 24, 6: sobre la interpretacién vésse M. Gevzes, Sti sur byzgitin, Verwaleung Aegyprons, 1909, 1391 wo "Sobee los bacellar! vense R. Gaosss, Rin, Milicirgeschichte, cit. 2 (©. Sveck, Gescbicbee dex Unterganes der antike Welt, cit. 6, 101; 412, weePauiad, 1, 6 y 16, : tM. Rastovreerr, Studien zur Geschichte dev rim. Kolonates, cit, 3 B, Resubans, Les grande doreaines dans Pimpive Romain, ci 543-9 sigs or \Castonano, Var, 2, 24, Los. grandes terratenientes no podian ser oli dos a pagar eh impuento pot Ia fyetea dentro de deterzninados plazos: Ant Mareveisa, 16, 5, 15: Juuuno, Episr, 73. MW. Limpnan, Stddteverwalinne ive rim. Kuiserreighe, 1900, 417-30; A. Picanios, E'Bmpire Chrésien, cit. 342 y- sigs. Cod. Th, 6, 33, eaalogs a arga serie de peivilegios en favor de los palatin wi God. Th, 10, 1, 10 397); 10, 1, 16 (399); 13, 11, 11 (406); 6, 29, 1 (414) St Amano Maxcetino, 20, 8, 8: oft. Masenrino, Parez, 3, 1 ™ ‘Rutano Macermo, 23, 2) 5 ™ Satviano, De Guberm. Dei, 6, 43 %6 reducido a una alicuots minima’, etc., puede parecer que estabe gf contradiccién con las necesidades urgentes de Ia Hacienda, Efecti mente, esta politica fe mal comprendida por sus contemporén: guienes censuraron al emperador el no cuidar suficientemente de Hacienda del Estado ™. Pero esta politica, que pretendia fundame talmente dar nuevo vigor a Ia pequefia propiedad, sc enmarcaba de tro de un programa de reorganizacién general. A la teduccion de ingresos debia correspander un retorno a la equidad fiseal y una duceign adecuada a los gastos ptblicos. Por ello Juliano abol exenciones ® y se resistié con firmeza a la peticiGn de condonacis de atrasos, de la cual s6lo sc beneficiaban los ticos*®. En cons cuencia, el emperador adoptd las medidas adecuades para este fi Procedié a despidos masivos del personal de Is corte, a reducir ED adndmn cf abmero de empleodos del Estado, a teorganiear q setvicio postal suprimiéndolo donde no era de utilidad ™, a fomentd las inversiones productivas *®, a teorganizar el sistema de aprovisis hnamiento del cjército, haciendo todas las economfas posibles *” acuerdo con el principio de maxima eficiencia, y a pagar puntuil mente a los soldados™, Las fuentes mencionan una obra de Juli gque se ha perdido y que Ilevaba el significative tftulo de Myyavxa La necesidad de nuevas maguinas y armas de guerra parecta muy uf gente durante la expedcién contra los bartianos que exigiS una tidad enorme de barcos y bagajes*, Tales innovaciones vinieral dictadas por su ferviente deseo de conseguir la mayor eficacia con q menor coste. Esto puede igualmente deducirse de las sugerencias el andnimo autor de De rebus bellicis escrito probablemente, co! se ha dicho, en el clima de la época de Juliano— gresenta al emp radot 2 propésito de lcs medios més acecuados para reducir los gx} ® God. Th., 12, 13, 1 (382); Laano, Or, 18, 193; Antano Mancetn} 25, 4, 15; Mantarino,, Peveg, 3, 9, © Buwrop 10, 162 mediocrene habens aererit cura. % Cod. Th, 11, 19,°2 (362), % ‘Kutano Maxcettwo, 16, 5, 15; Jourano, Epist, 73 & ‘Anmiso Mancino, 17, 3, 4 32, 4,12 Lizano, Or, 18, 1305 8 3, 1, wate Te Biaee, Le vie de Pimiperet Julien, 1930, 213 y Ss. “A “Sulisno constuy6 wa gran parte dc Constantingpla: véase W. Enssto| Kaiser’ Jullans Gesetzgebangswerle, cit, en Kita, 18. (1923), 1642 17072 fecgnstruy6 ef sistema de caminos: Cod. Tb, 13, 3, 2 (362): ‘muchas pled infligres con su nombre han sido, halladas por todas ates. Se" Gitawo Mancuuino, 17, 3, 422, 4, 9; eft. Cod. Th, 7, 4, 8 (32h AMD Nasua Ker stan, ct! 125 ¥ sips, Peto Tobin se oponl tos extrordinaria donativa incluso a Tiesg0 cree impopular ertee 3 soldados Yapr0, De masitr 1, 4, Altnko Mancino, 23,4 Aurelio Be J 2. Los problemas econémicos det Imperio mmano n os piblicos. Insiste en Ia viabilidsd de reducir los cuadros del Gército disminuyendo Ja duracién del servicio militar, disminucién we se compensarfa con un aumento de su cficiencia’ al reclutarse Fombtes jGvenes y utilizar maquinas apropiadas. Estas, cuyo funcio- pamiento explica, eran: ballistae, catapultas, vehiculos’ armados con juadafas, puentes desmontables sobre odres de cuero, barcos movi- fos por ‘traccién animal, etc. Todos ellos podian lograr resultados orpreadentes sin mucho personal ™”, Esta preocupacién no nacta, gvidentemente, de la escascz de mano de obra, que en la Antigticdad fasi siempre cra superabundante, sino de un célculo financiero. El Estado ya no tenia grandes medios a su disposicidn y el gasto debfa ger mantenido dentro de cifras sensatas Los planes de Juliano habrfan necesitado tiempo para tener éxito, Su muerte prematuta interrampié su realizecién, Sin embargo, el nuevo espiritu que habia inyectado en la politica fiscal le sobrevivis, En efecto, los intentos de mantener Ies demandas del fisco dentro de Jinites tolerables aparecen con frecuencia en Ia legislacién de sus sucesores, sobre todo en las de Valentiniano y Valente, Estos im- plantaron medidas econdmicas y salvagzardaron los commoda provin- Zialiums contra las vejaciones y abusos de los funcionarios **. Teodosio Ilegé incluso a invitar a los contribuyentes a que le presentaran acusa- ciones formales ®, En otro tiempo esto se habrie considerado rebelidn contra Ja autoridad del Estado. Fue este mismo emperador quien futotizé a los gobernadores provinciales a imponer la pena de azotes, con flagelo de cuero a los curiales que hubiesen tratado de proteger fos propias fortunas contra las cargas fiscales impuestas sobre ellos (el anrum coronariuo habia vuelto a decretarse como obligatorio in- mediatamente después de la muerte de Juliano** y se cobraba tam- bién a los curiales) y quienes, por consiguiente, se recuperaban de sus propias pérdides a expensas de los contribuyentes, es decir, de Jos pequefios propietarios Para terminar con las altas ad@erationes, esto es, 1a cantidad adi- clonal que pedian los funcionarios cuando se pagaba en dinero y no © Andn, De rebus bellicis, caps, 5203 sobze el tema véase S, REINACH, Un, homme & projet du BasLmpiten, en Rex. Arebéol, 16,(1922), 205 y sins. "Auano Manceitno, 27,7, 8,30, 9, 1; 31, 14,'2: Temist. Or, 8, 10, pigs, 11213; 129°C; Simac, Or, 2, 31; Aan. Viet. Hpir, 46, 3; Zésion., 4; oa: 13,1 Cad. Th, 8, 27, 6 (386). we AMtaNo Macriano, 2 20364) Cod. Th, 12, 13, 2 (364). ™ Cod. Thy 32, 1, 17. 7.3: 8, 30,4 2; 8, 13; eft. Cod. Th, 1, 6, af = 8 en especie, © igualar con este dinero el precio al gue podfan sey adquiridos los bienes en el mercado, Teodosio otdené tajantemente, ‘en 384, que el impuesto sobre el trigo se recaudase en especie, sa dejar a los contribuyentes la posibilidad de redimirlo en dinero”), in embargo, este plan, cue estaba pensado para atmonizar los inte reses del Estado con Ios de Jos contribuyentes, resulté muy gravoo en la préctica, porque ex'gia un numeroso cuerpo de funcionatios 9 todo un sistema de servicios costosos, por no hablar del hecho de que el plan acabé reforzando los abusos de los funcionatios. Estoy mismos fueron més tarde, en una constitutio de 242, presentados como aquellos que por su avaricia y voracidad esacaban les entrafa| de los habitantes de las provinciasy ™*. ‘Ademés, el alivio fiscal sélo habtia sido eficaz si el gasto péblicy se hubiera mantenido dentro de los limites del programa de Juliang, En efecto, Valentiniano y Valente hicieron intentos laudables’en es direccidn. No obstante, agenas transcurridos veinte afios de la muere de Juliano, el ntimero de nosarii imperiales (sectetarios de alto tango) y de agentes in cebus, informadoresespfas, que aquél habia reducido a cuatzo y diecisiete, pasaron de nuevo a contatse por cientoy i vamente "8, Ademés, cuando tras la muerte de Teodosio el Imperio permanecié definitivamente dividido en dos par tes, en la mitad occidental Ios altos funcionarios obtuvieron designe} ciones supetiores a su categoria. Por ejemplo, los clarissin? se con virtieron en spectabiles, lz méxima designaci6n, y naturalmente en ¢ aspecto econdmico tambiés fueron tratados en concordancia*. Apa te de ello, la atistocracia acaudalada obtuvo cada dfa un mayor nit mero de cargos importants, que explotaban en favor, de sus propioy intereses, y por consiguiente en desventaja cel Estado *", Tg ae eat RE an nc Shae gorge SU yw Re ae enn ee a, ioe ee, a cont rae ool a a ae Sek eee LTH GOS a, on deo, 22 (98). Col Thy 8,8, 9 (4, ee ee Seber an Onde oo. Fin ners espa eee coe esp Oe See I a ee et, So tag 2p cramann, eDi Senior bes Grae von Tors, on, gen, 2 ge, enna a a a Ga "ec Beg Bd de A ae eae eho LA ee PEmpice.» Aurelio nod 2, Les problemas econmicos del Imperio romano ne 12, El efecto sobre Ia eficiencia militar y la defensa de un vasto Imperio De este modo, mientras por una parte los potentiores se quejaban de las medidas para aliviar 1a carga fiscal adoptadas en favor de fos débiles, por otra las fortunas de Ios miembros de Ia alta buro- cacia se hinchaban mientras Ia Hacienda publica se hallaba en un estado Jamentable. Comenzaron a faltar fondos para satisfacer los gastos masivos de la maquina militar. Ya_en Ia victoriosa batalla de Esrasburgo contra Jos alamanes en 357, Juliano dispuso de un cjercito que apenas Hlegaba a los 13,00 hombres. Tampoco el ejér- cito de Valente, que fue detrotado por los godos en Adrianépolis en el afio 378, era més numeroso **, Aunque los cuadros del ejército, como ya hemos dicho, habfan sido aumentados por Diocleciano, el nimeto de los efectivos ya no estaba en concordancia con la refor- mma, es decir, ésta haba quedado en el papel”. Seria imposible explicar de otro modo Ja resistencia cada vez menor ofrecida ante Jas bandas de los bérbaros que no eran, ni mucho menos, arzolla- in de una caballerfa msniobrera, pero la téetica r0- ido adaptando a ella gradualmente™, Las fuerzas niilitares iban perdiendo eficacia porque ahora estaban compuestas de soldados de inferior calidad: exchusivamente colonos agrfcolas for- zosos y mercenatios bérbaros ”!, En el afio 367, Ia talla exigida para 8H. Dataniice, Geschichte der Kriegs Kunst, 1902, 2, 294 an i Veoteto, 1, 30; véase H. Dexanbex, op. cit, 270; 300 y sigs, Sepsio A, Seon «Arvind chica and annona salivaring on Djcantion, de StI). 13, los efectivos det cfércto de Roma en el siglo v’cran de wince’ 200.000. seldedow S°GM stoma de reclatar ef cjecito em shora muy diferente del anipu. Bs mbido gue on tempor de Is aeugua replica el cleo ental de eto i constituia la clase campesina compucsta de agiicultores pequefos y medics, A pune de Augono, oh efit se big proional sb serviceable on Ingo period, Hl reclutamtento se desplaz6 poco a poco deade Italie primero @ les provineias de romanizscicn més antigua y despues las mis petiferieas Th joclasién de elementos batbaros, al comSéneo.gradval y'limitads, se con fins al cabo en senla eneral. Pero en el Bajo Impero el recutamienta. ne tutte cada ver més sitiel, no’ por la exaser te hombres, sino por In scloc tunefa de los grandes posséssorer a ontregar sus propios colonce agfcolas con recutas, Esto lo ation explictomente Vesccio, Spit Ret Mili, 1, 28, hacia ales del siglo 1v;. Ta confimacién implicit se eneventra en SoiAco, Epis, 6764, guien mosttabe feistenca a enttegar algunos de sus colonos como estaba bled. HI cpadronamient extaba craninlo de forma Que por cada grupo de jugn 0 de copita habla de. propotconsise un soldado, are Tos pequetex Ltbiadores a quienes tocabs la Suette, no hubta escape posible. Sin embargo, ra Jos grandes propietaios la carga’ cra menos oncross, porque ells, co%s J. 80 Aurelio Bernarg los reclutas de Italia se redujo a fin de poder Henar los cuadros 2 San Ambrosio observaba afios'més tarde: «El servicio militar ya ny es una obligacién comin a todos, sino una servidumbre; por ell in general es evitar su cumplimientor ® De aqui que lay ones fueran frecuentes", Parz obviar tales dificultades, qix ‘an creadas por la tenaz resistencia de Jos grandes contribuyentes| el Estado hizo la misina concesién que hiciera respecto de los cabs llos ®, es decir, permitié que se redimicra con dinero al. campesing| a quien correspondia prestar el servicio militar. Para este proced miento se introdujo el llamado axrum tironicum, que vino a conver auestigue Veczew, 1c, etcontraban el medio, de entregar eolonos sedimidy dloge “lls, El stems’ pocia, perme ottgs Tonnes de evadie «| dmpacsie Cis fectuta entre daba detecho. In deduecion de wna unided Gaal, ty fal'de que el secuts fucse ce origen focal: Cod. Thy 7, 13, 6 (370). Facile pucde lnasinaree que dl propictsi, 2 in de obeser In deduction ‘por ‘od foe medios, hacia ‘patar como loci’ a un hombre tsfdo de fuera sete i suyo en su fnee © catrepebe ef labrador movllzado Lo austeula poy Giro oe igtilsba' otra frxae La fulda de campetings que las fuentes ney Glooan ocaslonalmente es en paite el efecto de ena polien entte los propiet fies. De hecho el Cod. Thy Tiy 1, 12 (365) probibe # os teratenientes apt Slewvos “ranticos provenlentes de "desert pris sin pagar la capigtio por i tina, sbandonada; 7, 2 (966) cxtablete lamin dena’ ibra, de. om por contratar w oclia: at campesino de oto; 4,23, 1 (400) fie replas para I Spas acerca de la pericwels ‘ce campeaincs eae diferentes “propietaoy e"tersary 11, 24, 6 (413) probibe que Tor texatenientes recban comolon feltivos: En os plios lor foderosos scabeban derrotanda a low mediance pecocfx poraue fos ‘anpeshoe enone en ew Prt hdr prot Sion contr or agentes del ‘Goblemo. Lo que, sucedia en relaci6n con lon te lates eo-repete Cuando se ‘aisa de 1oe caballon: los que se enteegeban cea Sipe: Tos® pores pa fo, Ghee atone aia el servo fe por el pago de ia conespondlenre subnet cl tava {i funcionalos pretendfan Tos mS altos precios, También” ep esta mater vino en ayaa ce los coniriboyentes: Mawextino, Panes, 3,9, ‘od. Thy By 3s 16 (369) en favor de. Ia ruiice plebs. (Aceten de’ les ala picts exigidc’ por lor functonarien, véae ‘mt artcalo La equorom edaerata Eel Basso Imperton, en Studia Gbisteriana, Sex. 1, vol. 2 (1954), 191-9 sis} Eo le Bled i itr Aue Ge lth a 2 Kei ich. Inteteses de toy gtandes propeterien rosticoo, se encuentran, eel ep, 20, op ‘lonse sistomatgas acerce de lau ventajis que se oblendsian si no hubiers he Ered de soldedos, ode suminisron, que todo ila bien, que. ya nos teinan avinay due Jos bucyes ce utliaran para arar_y fos cabailos pa fay actividades pacifene. a une situscl6n ideal anbclads pot na ease ree fh gavun menter el Eeado parecta menos real deo qoe eta eo realidad. - Cad Vegsc. 1,3, La tala e los reciotar se Tedojo 5 ich é 7 pulleedas lomenue’ 1,63 7. 7 TBS Reanosio, Bxcereran, 3, 3; ete: Vegec 2, 3. ™ Code Th, 7, 18 GeS413) con muse taedidas contre desertores 9 oceultatore. Vase nota 221. toe problemes etoodimleos del Imper somano 8 five en un auténtico impuesto real de capltacién, En 376 un re- lita se valocaba en 36 solidi, de lcs cuales 30 iban al Estado y GG al recluta™, No era un precio alto si se le compara con. el cio cofriente para los esclavos, que en aquella época oscilaba en- Beis y 20 solidi". Con el dincro reeibido de la redencién de los Spicaltores, el Estado pretendia reclatar directamente soldados, Pero Merbien aqut surgieton los fraudes habituales. Incluso, habia foncio. Sorin que redactaban listas de soldados falsas para cobrar los anno. 2, Como tampoco faltaron exencienes de la obligacic de entrega ie cclutas 0 caballos, sobre todo en lavor de funcionatios publicos ©. ‘Los dominios imperiales estaban ademés exentos en tan alto gta- db, que fue necesario dictar una disposicién especial que limitase fe exenciones™, Debe afaditse que ia divisién del ejército en dos putes, el exercitus comitatensis y cl exercitus limitaneus, st bien Hors Ia estebilided politicn, en cambio debilit6 la defensa de las ffonteras. Las mejores unidades eran las de comitatenses ™, Su tarea tla de setusr como fuetzas de choque, dispuestas a lancarse a los iigares de peligro, Sin embargo, casi todas fueron acantonadas en Ja reidencia imperial, y por ello pasaron a set utilizadas en actos. de fr vida de Ia ciudad, Su espitie de combate se fue debilitando. Un futor decfa: «Conociendo su elevado coste, uno se siente deprimido fidadoles luchar sin ningin attojom "Juliano, cuya opinidn era fqrtern también en este aspecto, presté particular atencién a las divi Siooes de limitanei, reloraindo y reorgenizando las guatniciones fron teins % Cod. Th, 7, 13, 7 she 7, 13, 20 (MO);,25 solidi en Cod. Thy 7, 13, 4%, 14.097) Ta rargn del coeta ue manoronsion janipe secaia edbee Jot eitgnugenter. La cita do 80 solidi en Somary 340 'e8 un error ‘materal Taraun esclavo, ct Cod. Inst, ty 4 G17, da Ia eta de. 20 solid Pap B. G-U.. 1 386 (339), 18 solid Los’ presios ton todavia Tor mission eh Ceede bisiptioa: Cod. fur, 6, 43, 3 (3h): eh G. Osrmoconsnt, sLobne tel Preise in Byoanan, em Bye Zetichif, 32 (1938), 300” Sobre os precios as exclavos en el mundo antigua, con catieter genetal, véase W. Westen wag op. i 997 sign 3 Cod Hb, 7, 1, i0 (367), Para la tronume comparatio con equorsm vel Jnmenti coeripiio como uns oportunidad sara abuso y Ta" gotencion ‘Se Keaefctos por parte de tes funcionarios, vase Anér., De rbuc belles Cod, Th, 6.29, 13 (403), con venta de agentes in rebut, 26, 13 (0) det sacis serie mistanes; 6, 30, 00 (AISI. Ge paltln & 23, 2'y 3 12352) de decuriones » silentiet 8 od ‘The, 15, 12 O97) Cod. Th, i, 22, 8 (372) asigna los reclutas de baja estatura y_ mala amplenion nae fronteras. Los contfarenses estaba syeiot pagades: Cod. TD, G7) BANO MancrtaNo, 20, 1, 3, 1s desadencia, & es - 82 Aurelio Betnaa] Peco Ia fatal barbatizacidn de los cuadros militares continud coms tuna consecuencia del sistema y de los criterios de reclutamieniy Constantino habla iniciado el encuadramiento de grupos complet de bérbaros en el ejército y su ejemplo encontré sepuidores. Py. meto, bajo Graciano, y después, bajo Teodosio, fueron estacionady dentro del Imperio 'cuerpos de ejército integtados. exclusivamenis por birbaros a las drdenes de sus cabecillas. El vocablo foederai| con que se les designaba, aparece por vez primera en 406”. Li contemporéneos eran petfectamente conscientes del peligro que ext situacién ofrecta para el Estado, En realidad, Ins formaciones de barbaros prepararon el camino para el advenimiento de los ceinos romano-bizbaros en el propio suelo del Imperio. Después de la muerte de Teodosio, Sinesio exhorts 2 Arcadio 4 restaurar el servicio mil.tar obligatorio para los habitantes natives del Imperio, para que el Estado no estaviera protegido por eécite ‘compuestos de individuos que pertenecian a la raza de los esclavos La advertencia era un tanto ut6pica, pero atestigua Ia preocupacity de los tiempos. En realidad, el recuttir a los esclavos —después de hhaberles concedido Ia lizertad— se practicaba ya a fin de pode} nutrir Jos cuadros. Pero hasta en esa clase de recluta habia logay muchas veces a los {raves de los grandes contribuyentes; en ve de sus. propios esclavos entregaban otros ajenos de inferior vale, que adquirfan para este ‘in. Segin una disposicién de 382, quiens cometieran ese fraude scrfan castigados con Ia multa de una libs de or0*, En el 406, Honorio procedié también a alistar esclavos Fue una medida extrema en contra de toda Ja tradicién, que basabi Ia rechuta sobre el principio de Ia libertad personal preventive ®. Cuatro afios mas tarde, Ins godos, acaudillados por Alarico, saques ban Roma Resumicndo: en ltiino anélisis, el problema militar del Bajo Imperio puede reducitse a un problema financiero. Este habia sido también el caso en el Alto Imperio, Entonces, para obviar Ja escase: de medios que no permit’a un tratamiento satisfactorio de los hom bres en servicio militar, se amplis el érea de reclutamiento a tiempo de evitar que las Iegiones se Ienaran de pobres y de desesperados 2 ERE cis, 1985, eee ee Los peoblemes econémicos del Imperio romano 3 s s6lo éstos se velan obligados a alistarse a fin de obtener un pedio de vida®*, De cste modo, por razones presupuestarias, la Gpeda pas6 en el Alto Imperio de manos de los itélicos a las de’los winciales y de éstos, en el Bajo Imperio, a manos de los bérbaros. Feodosio recurrié al sistema de conceder fuertes subsidios a los bir- iaros para convertirles en defensores del Imperio. Después de la jomada fatal de Adrianépolis fitmé un tratado de paz con los godos, ie se estaban extendiendo por las regiones balcénicas, concedién- bles fuertes pages y declarindoles exentos de todo tributo; a cam- tio los godos servian en formaciones militares auténomas bajo sus propios caudillos ””. De esta forma, viaieron @ aumentar considera. Hemente los cuadros del ejército de Roma ®, Este sistema, evidente- reate result6 ser menos costoso que «l equipar y mantener nuevas fropas regulares, M[a interdependencia de los problemas militares y financieros se hizo mds evidente en el siglo v, al asumir aspectos draméticos. Los gupos barbaros, al ser cada vez mis numerosos, se asentaron en ferras que Jes tendian el medio o el tercio, y pavlatinamente se transformaron en fuerzas trabajadoras y productivas. Sin embargo, cn las tierras que se les concedin desaparecia Ja recaudacién de im: puestos porgue Jos birbatos la consideraban incompatible con su iiea de libertad petsonal*. Incluso alli donde los barbaros, tras una etapa colonizadora, abandonaban las tierras, los ingresos fiscales canocian un colapso, Una coxstitutio de 445 estublecia los impuestos pata las provincias que los vindalos habian devuelto al Imperio en 1/8 de las cuotas anteriores, ordenando que Jos tributos que antafio se pagaban en especie fuetan ahora satisfechos en dinero. Las cifras folales eran 9.600 solid? por Numidia y 5.150 por Mausitania Siti fersis, en vez de 77.000 y 41,000 respectivamente en la época ante- fior a la invasién de los vandalos™. A base de tales datos —y de ™ Vagé et jnopes en Therro, Annel, 4, 4, 2: véase G. Font, If rectute. weuto delle legion, cit. 130. © Zosin 4, 40, ™ Como ‘explica Tenrsr, Or, 18, 222 A, quien afitma que al ejécito de Rama nunea habla sido tan nurercso. como entonces, m0 “Sobre la hospitelias vease F Lot, Reve Belge Phil, Hist, 7 (1928), SAOIL. Antes de Ise violentas iavasiones cel siglo ¥, se. habian’ producige 41 siglo 1, € incluso en el 11, ascntaraiet os pacificos de bézbaros dentro {it Imperio, especialmente en Tualia: AMtaxo ManceLiso, 28, 4, 13; 34, 9) 45 Nog ‘Diguit. Cce., 42, 36, 99. Acerca de las diferentes condiciones de” Joe Mibajos dentro del Imperio, inguilin, lati, gercites, vease A. Pucanton, L'Em: the Chrétien, cit. 278.328. Sw"Noo. Valent, 13 pr 35; ole, B, Stein, Histoire de BarEmpive, cit. 342, 2132 a4 Aurelio Berna otros inditectos—, uno se siente tentado de establecer para el Buj Imperio la cifra total de los ingresos del Estado". Bste ingress parece haber sido mur inferior al del Alto Imperio, Pero en esi campo los célculos apenas indican nada, porque no es posible dete, mingr con precisién Ia cuansin de las rents procedenies de los dy minios, que eran especialmente vastos en Africa, Egipto y Capadods| ni la de los restantes tributes ola de los bienes que el Eat producia. ‘Tampoco corocemos Ia relacidn entre renta en dinero y contribuciones en especie 0 en servicios. Las dos ultimas, como 34 se ha dicho, han representado a partir del siglo rt una parte impor tante del total de ingrssos fiscales, aunque ha de renerse en cuni que en los siglos tv y v el Estado volvié gradualmente a la recay dacién en dinero, En cualquier caso, no cabe dudar de que registr6 una considerab e disminucidn, La situacién financiera se deterioré con rapidez al multiplicatse| les infiltraciones de los barbaros en el siglo v. Un rescripto impera habla explicitamente de la época de los locupletioris adbuc reipubl: eae. Ya hemos mencionado las grandes reducciones de tribute: Los ingresos se habfan contraido en las Galias y en Espatia, donde burgundios y visigodos se habian establecido. También en la regién del Danubio se habia registrado una notable contraccidn, primero por la invasién de los godos™’, después por la de los hunos. A la hhunos habia que abonatles contribuciones que, gradualmente aumer taron en cuantla confcrme crecfa su poder **, Formar un ejército de reclutas indigenas ea estas ciccunstancias resultaba empresa qui mérica, Por cada recluta se necesitaban 30 solidi, con lo que w| coatingente de 10,000 hombrer eupontan 300.000 solidi, Ahora bi Jas dos provincias de Numidia y Mauritania Sitifensis pageban « le Hacienda como maximo 15,000 solidi. En los anos 440 y 443 s| ffectuaron levas de rechitas con el nombre de contribuciones ". Es el 444 una ordenanza inpuso a los miembros de la clase senatorial para librarse de Ia recluta, un pago tinico y extraordinario de 90, 30 > Véase E. Srmin op. city 343 y nota 153; en contra véase A. Seong Annona civice woe antone mitarics, cit. 436, Dota 87. Cifras mis ates apatecen en J. Sunpwant, VesrrOmiich. Studien, 1915, 150 y R. Grosse, Ram. Milian [eschicbte, cit. 308. Bates edlculoe deben aceptarse con reserve SUC L, 6, 1783, 1,23, % Perdones de impuestos en Cod, Th. 13, 11, 2 (386); 13, 11, 13 (412); 11, 28, 7413); 11, 28, 12 (418); Cod. Fase, ‘U1, 52 693), 39°" 350 libras de o70 desde ef ano 430; 700 desde el 434; 2.200 desde 443; véase Paisciano, it. ty 5 =F. GH, 71, 72 74; TeOrano, A. N, 5942. ¥ Nov, Valent, 3,4; 6 15 6, 2 SS ee 2, Los problemas econémicos del Imperio romano 85 9 10 solidi, segiin su categoria; cade soldado se estimaba en 30 so- jai. Esc mismo afio, cl impuesto existente del 1% sobte las transacciones comerciales se elevs de golpe al 4 1/6%™. Ast el Estado trataba de sacar del comercio, todavia activo, los medios necesarios que Ia tierra, edquirida er cuantla creciente por los gran- des propietarios, ya no podia suministear. La mifsera condicién de Ja tesorerfa puede ayudar a explicar el yoyecto para instituir una especie de colonato militar a lo largo de las Fronteras del Imperio. Tal instituctén la encontramos ya en el siglo nr, cuando los soldados obtenfan permiso para contract ma- frimonio, Al asignarles tierras para su cultivo como propiedad here: ditaria, inalienable, con privilegios especiales y exenciones tribute: fiss, s¢ hizo el intento de crear une clase de pequeros propietarios agtarios, obligados por herencia al servicio militar, autérquica y que no pesase sobre el presupuesto publico™®, Después, en el siglo vit sistema fue ampliamente aplicado en el Impcrio bizantino, donde favo éxito. Mas no en el Bajo Tmperio, donde, tras la divisién de las faerzas militares en dos grandes ejércitos, las mejores formaciones foeron destinadas, especialmente por Constantitio, a formar parte del ejército de los comitatenses. Bl de a frontera, por otra parte, Yor reducido a una milicia rural, de escaso valor militar En vista de estas difcultades, es ffcil comprender que para te net un ejército no existfa otra alteraativa que Ia utilizacién en Is mayor medida posible de formaciones militares bérbaras. La sltima gran batalla del Estado romano, desarrollada en los Campos Cata- Ininicos cerca de Chalons, en el 451, contra los hunos de Atila, fue ganéda por un ejétcito compuesto cesi integramente de barbaros a fas tdenes de Ecio, un general de origen bérbaro. Los barbaros se hubfan convertido en los ducios del Imperio. En 455, los véndalos de Genserico saquearon Roma, por segunda vez en menos de cin cuenta afios. El ataque procedia de Africa, por via maritima. La paz «que habia reinado en el Mediterrénea desde el siglo 1m habia Nevado “= Nov. Valet, 6,3 Non, Valen’, G5. Este impuesto se hallba todavia en_vigor durante Ibe teinedoe. de Tov’ osrogodoe: Casronon», Var, 2, 47125 25,4 30. 3s Bab 1 36:4, 195 3, 3h, 1 Pare ln superviveica’ nel elo te de low a ‘hoor tiburon comexcistes sabre las ventas veose Cad) Th,°7, 30, 2 (20) ES 36, 18 GO Se Betmuce, Gescicbee der Kriegshunsy, ct. 2, 2740; R. Grosse, fam, Milvirgesebchvo ct 63'7, ©. Seach, «0 Riparionses Mikes, en Re TO oteA8, NE Saari, Droleon et le Ware, 846, 500 y sen r 86 Aurelio Bernard a descuidar Ia flota. La tradicién naval se habia debilitado, el des. pereny fue amano. Desde entonces el Mediterrineo dej6 de set un lago de Roma *! 13, Desintegracién del Estado Estas consecuencias negativas de la reduccién de los ingtesos fiscales sobre la elicacia del ejército existieron también en cuanto 4 ‘otros servicios fundamentales del Estedo: abastecimiento de Jas eran des ciudades, disttibuciones gratuitas a la plebe de las ciudades transportes, mantenimiento de calzadas, juegos puiblicos, ete. Los tri. butos fueron cada ver ms onerosos ‘sobre aquellos a quienes se asignaban estos servicios y sobre quienes trabajaban en las factoriay del Estado 0 cn las minas. A costa de ellos el Estado traté de recy petar sus recursos fiscales, en constanie disminucién, a fin de man. tener en funcionamiento su costoso aparato; e impedfa sus intentos de huida imponiendo 1a obligacién de permanecer en el puesto de trabajo ™. La anemia financiera habla conducido a la pardlisis gradual del Estado. Sin embargo, la vispera de su hundimicnto, y en cualquier caso en el siglo tv, Tas condiciones econémicas vistas en general np parecen haberse hallado en una etapa de depresién general. El co mercio era activo (prucha de ello es el fuerte aumento del tipo de gravamen fiscal sobre las transacciones econémicas), Ja produccién de bienes menufacturados era satisfactoria, las. ciudades se encontra ban densamente pobladas®. En los grandes praedia, una distrib. * G. Grote ala flus ¢ Ja difesa del Basso Timpero», en Memorie Acce emia Hee Gases Lee, & Sen 1, 1948, 34, SF EL compromiso.hereditario ch les’ cargos y_empleos fjado para fos surides ene ato 313 y 325 9 para los. campesinos en el 332, se extendid én 333 a los puestos en los transports, en 364 4 los panaderos, ef 380 let Soldedos, en ef 405 fos cnzniceron y en 398 a ottas pfoleciones’ weave respec fivamente God. Th, 12 1,1; 12: 3, 17, 15 13,.6,2) 7, 22, 10; 14, 3, 3) a, 4, 8, 14, 7, 1. Nov, Major’ (498), prohibe lot empleadas eh servitie pa Blicos salir sus ‘ciudades: Cod.'Th,, U4, 3, 21. (483), peoblbe a un pans Gero contraer matrimonio con persona ajena a sy corporacign: vénse F--M. De Romans, Ti dinero essocietivo romano, 1998, 418 y sige, Sobse. fos probleme: del dititémo en el Bajo Imperio verve A. PfoxraoL, «Léconomie dingee dam TEmpice Romain, ow TV sieck ap. J. Co, en Scientie, 81 (1947), 95-100; P.Lannercnt, ele probltme di dirigisme d'état au IV sitclen, en Aut, Class 18 (1949), 105.26, WR Von Bouraann, Die Obervilkernng der antiken Grotsitidte, 1884, ‘A. HME, Jonns, “Ancient Ecosom. History, 1948, 14 y tiga, S. Mazzanino Aspotti Social, ce. 243 'y sige, Vease con tescevas A. Decnasst,” «Dati deme 3, Los problemas econémicos del Tmpetio somano 2 cién de cultivos relativamente organizada habfa incrementado las co Sechas, y muchas nuevas tierras se habfan puesto en produccién. Los esidentes de Cartago fueron cogidos por sorpresa en el anfiteatro quando se produjo el ataque de los vindalos, Los patricios de Colo: pia celebraban placenteramente un benguete cuando los barbaros se hallaban ya préximos a las murallas de [a ciudad. Los de Tréveris pedian al empetador juegos en el citco para reconfortarles después de Jas desventuras y ruinas que les habla causado el pillaje de su iudad por los brbaros Las villas de los grandes terraterientes, al igual que las ciuda: des, contenfan hipédromos y templos ™. Estaban adornadas con ricos tapices de Sidén, cojines de pluma tapizados con las més exquisitas sedas; estaban perfumadas con nubes de incienso y el oro brillaba por doquier, aura ardens tora domus™. La vida que se vivia alli se encuentra perfectamente descrita en Jas obras de Ausenio, Paulino de Pella, Sidonio Apolinar y Salviano®™, Los porentiores se movfan con relativa seguridad en un mundo que se pinta como perturbado y agitado, al menos por to que puede deducirse de las calecciones de cartas y de los documentos biogrsfizos en el perfodo entre Simaco y Casiodoro ™. El efecto de las migraciones bérbaras ha sido indudablemente trai fo activiont crstane df Roman, en Rend. Lincet Class. Scienze Moral, 11563), 208. SO aNtano, De Gabern, Dei, 6, 725 8} 84 25 Bttviano, De Guberm, De, 6, Bt % Ounumosone, en Migne P.’G, 103, 278 =F. H. Gy 4, 67: véase R. Paniment, ake dlanore det "potcatiores' nil Basso Imperon, cn Lom. Miter Bing Tmo, 1SEigt Ms Rossvscten, Stat snl Connors Hisaoryy cas ke felnts ‘EXHE, LAXVIT y LXSX. Pare gy casas de campo del hore del duicg en’ el silo vt véase Castovone, Ver. 17, 22, 24 “Zand, 1,9. Ta casa de-campo de Probo’ cea considerads una de las inaavilss de’ Iisa: PAULINO, Vite Aribrovs, 23: ct SecinDINo MASGUED, Else ad Augustinwm, Migne, P. Ly, 4, 42, 374 "Sobre ia vide socal vase: G.'Dnt, Roman Society in the last century of the Western Empire», 1899; véase adenée P. Caakssusy «On the tocfl Srscturg of the Inte Roman Empires, en Brasntion, 1? (19445), 38557. Sobre Silom Apol, véase C. $. Srvans, Sidomtos. Apollinaris, 1933. Acerca de la cul turaacisfoedtica ease J. A. GeActt, Q. A, Siemachus, cit, sab, UT so AS Monteriano, Rie, Stor, Lal, 69 (1957), 232 (cecension de Menpower Shortage, ct, de A. E. Re, Beak). Sobre Hipido waraporte entre Roma y Minch tt Siglo wv véise Stumco, Epist, 1, 102, 3, 32% 204 31, 36; entre Piste "Rivera por va sce ch sil ¥ véine Stoo, Avot, Epi 1, 5.50 2, com carkcter general veare DD. Gonce, Ler voyages, Pbospialte et le tt deserves dans Ue monde ebrétien din Ve et Ve sbde, 1923. G. Baawr, tPdiccnages 4 Ronpe versa fin hv TW" sitter, en Molangee P, Peeters, (Ane Iecto Bollandions, 67), 1949, 224-35 Ee i$ __§__ 38 Aurelio Bernard exagerado por los autores del siglo v, en particular por los eseri totes ctistianos. Viviendo con esta pesadilla y bajo la amenaza de los barbaros, creyeton ver cn ellos a los heraldos del fin del mundo como una expiacién por Tos pecados del Imperio. En realidad, que br6 la organizacién politica, pero no el marco de Ia vide raral, las formas de propiedad, ni los métodos de explotacién ™, Inclaso en medio del desorden poitico, Ia economfa fuc capaz de recuperatse cuando cesaron las causas del desorden™', Los possessores acabaron por encontrar el camino para llegar a un acuerdo de mutua ayuda con Ios jefes bérbaros™. A los coloni y a los esclavos vinicron 4 unirse otras clases de trabajadores que al parecer no fueron incluidas cuando las tierras fueron cedidas a los nuevos bospitales *®, Bl Senado romano encontré, al parzcer, apoyo en el reino de Odoacro y obtavo de €l grandes beneficios “Acerca de los problemas de Ie supervivencia de las iodusttias sn gues y de fos cambios usados por la Invasiones de los baibaros vease P Cou Gets, Hivoire litnare der grandes tnuasions germconipues, Toes HL, Mose “The economic consequenees of the barbasien Invasions», en The conor Review, 7 (19567), 209.46; B. Panapish, «Pace ¢ limpero alla Ge. del mondo Aantcoo, én Stud. Doc. Hist, tus, 24 (1958), 278 y sigs, Lx conocida tx de AU Pleenne de que no hbo histo’ ea Is vids’ econdmics del Oscidente totans después de Ta cafda del Imoerio, iene cite valde aunase con algunos ma im de dinero de oto por el pago en especie al slsfagcr os teibutos se geperaliza en ol siglo. vy n0 solo para el Otente: Cod Th. Ii He 37 eden sino tumtSn pas at Oecldecen ar Adis Cod. Thy 1 i, 38 (42h “Ti 4.34 (GB): News Valent, 3 (445), en Talis, Nov. Valent, 13 443); Nov, Major, 2, 3: 7, 14 y 16 (436), El solidus y su fraccign el wemsss fran moneda de cirso comiante; G. Mickiwit2, Gold ‘und Wirtschaft, ce 136 Jiaign El cbrysergyrinm, tibuto sabre cl teéSeo cometcal, stableedo_ por Constantine, habia de pagatee en moncds, de oT0.0 Plata no en especie, pero pupa s6lo en oro: Cod. Th 13,1, 9 (372), 11 GB); 13 GBI (99), 18 [4b0); 19 (403); 20 (410), 21 (418) con excepeidn de 1, 5, 14 (415), tambien ga plata Los sueldos de lor ‘zmpleados y soldadea se papa en moneda de cro: God. Tb, G, 4°55 (683); Cod. Tust, "1, 52 (439). "Despuce de ta. époce de Tiliaoo tages Tas’ prestamos en’ Eeipto sc contataban en ofo: C Sront, Il inate ot tosso Eiateresse neEqitin Greco Romano, ci, 122 oe? foie Staoumumn, a20e Rolle der Heermelserfaniecher Abstammung iim gpiten viesten Jabehonderi, en Historia, 4 (1548), 31430 ON Cox Buraind. 34, Both. 2, 12 & J oSunmornet’ ABhdi, sir Gesch, der angch, Rémertums, 1919, 180%. 2.,L0s problems econémicos del Imperio romano 89 14. Conchusién Al llegar a este punto debemos proceder 2 una secapitulacién. La crisis del siglo ur siguié a una supetexpansién del consumo global jue tuvo Inger en la Fpoca de los Antoninos y que excedia de las posibilidades de la econom{a, El predominio de Ia idea del Estado del biencstar impuso poco a poco sobre el Estado grandes cargas y tareas, que resultaban desproporcioradas a las posibilidades de se renta, sobre todo cuando terminadas las guerras de conquista des- aparecis la contribucién de los tesoros adicionales. Ademés, el gasto hecho en los tiempos en que los ingiesos abundaban no siempre ha bis sido el resultado de una cuidadosa eleccidn, sino que en su ma- yor parte se hizo sin ningtin plan preciso en cuanto a su producti- tidad. El Estado se salvé de esta situacién, primero a expensas de la vieja nobleza urbana, cuya riqueza fue confiscada —un saerifieio im- ‘puesto sobre ella por grupos rivales del cjército y la burocracia—, y después con los ingresos obtenidos tanto de los pequefios como de Jos grandes propietarios, recursos que la reforma de Diocleciano ha- bia regularizado, Poco més de un siglo después, al cerrarse otro ciclo de expansién econsmica, el Estado carecia de medios para se yoir adelante. E! Estado se habia dado una organizacién cerrada, sin dada su rasgo més moderno en el periodo del Bajo Imperio. Pero el coste pronto resulté ser superior a las posibilidades de rendimiento teibutario de una economia que era esencialmente agraria®. La or- Para hacer frente oner en’ peligro el equ fad ube drdstica expansién det producto 3 su ver slo podla Feberte conseguide. mediante un adecuado progteso en lat téenieas de trabajo ‘qe hubiera permitido sumentat la produceign con un menor empleo de energta erg tal progreso no ce dio. Sobre for problemas. de, ta técnica en et mundo sntiguo véase A, ‘Remy, Zoe Rolle der Technik in der geiechitch. xSmiach, Antikes, en Archiv fir Ku largescb., 38 (1938), 158 y Sigs; R, J. Fonnes, The Ancients and the me in Archiv, Intern. d'Histoire dei Sciences, 2 (1949), 919-33, Ac CROMBIC, ine to, Galleon, cn The History of Science (A.D. 4004630), 1953, Gp. TV, 23; 1. Kurane Technik, eine Geschichte threr Probleme, 1954, cap. 3: Kaezscinten, Techie und Handiverk i Inperium Romenum, 1958 Bebemos referimos aqui a las tesis de otros madcrnos,inventigadores que yoardan analogia con la mantenida cn esta obra. Mazzanino termina Ia soya, Apel socials, ct, con la afrmacion, de gue la crisis final del Toperio, de Otidenie, ccondmicamente, 3610 habria sido evitable con una mayor produc. dad que ‘compensase cl. descenso ited del siglo 1, 2 favor de las clases in de todos los articuloe de primera ne = precios inicindo, en Ie. segunda r 0 Aurelio Berna ganizacién burocritica, ventajosa en Jos comienzos, desarroll6. de hecho unas estructuras que excedian de sus tareas, Para procutarse Jos medios de mantenerla en funcionsmiento, le presién fiscal ten que crecer por encima de todo limite razonable, Las victimas inte diatas de sa presién fueron los propietarios medianos y pequefios, ab trabaiadoras; ef Imperio de Ociente probublemente se salvé, de hecho, porgue fue’ posible una mayor’ producciGn, gracias al sistema de soldados carmpeatees fag aruba, meted unas ejtesendllones demote, amb az08 para trabajar el campo. Pero puede objetarse qut 0 fue’ solo en Gest dente. donde’ dlsminays a praduccioh en. comparacioh con Onieate, ino que Ja senta mundial producida ino eta suficiente, para cubris fos gastoy necessteg ara mantener lor tentécalos de ta buroeracia, un ejéteto que habla. doblay Sus efectivos y Ja plebe de lis ciudades. El gasto pablico habla. emprendids una arrera de Ta que no habia escape a no ser a costa de la ruine de ip Brandes oseiones foals, Pap fe grandes eetenents sbien coo die fers, ya fin de no pagar demasiado. acabsban por no pager siquictt si debitos oficiales, con Jo” que ef Fstado. se enconted, con. sts atcas exheusiag El nico medio'de hacer frente a In tibutacién excesiva habeia sido consents up adecusdo aumento de la produccién, pero éste, como va hemes din, slo habria podido conseguirse con un proetsa de imesanizciso, que tebajtt A. HE: Jones, «Overtaxations, cit, ve en la fuerte ibutacién una cam a imporiente de ia caida del Tmperig, en te medida en que lot aghcultors acrainados por la Hacienda desertaban del campo, especialmente. del Hletras fronteizas, de lo que surgié cl empobrecimiente’ del Tapcrio 9 por ene su ruina, Pero, también aqui cabe objetar que no hubo un empobrecimiene feal del Impetio en visperss de su eafds: el dahoso efecto de fa teibutaciéa fue ands bien el de mumentar. a butocracia para-detener Ts cvasidn fiscal, os debi al eles neon, del stmt condo yr evan egal ‘ada y 4 1a corrupeiGn del Regimen y represents el fin del Estado, En com thurs, ‘po fae edlo. en Ovethemte donde ae segisns use deendencia dete coduecidn, esta ‘inehiso aumento: fos grandes terratenientes de Talia sep fentrional, que almacenaban i coscchas & fin de vendettas altos precios, pr ‘buenos sue los malos: Auanosto, De Offic. 5, 37, at jen una transiormacién,, destinads a artaigar a ims en ell matco, tradicional. de los Seneficiarios “de las rentas_agricolas: “lt randes propicdades, todavia integtadas por muchas finces pequehas, expl por colonon que sin, embargo vablan de entregar gran parte de su tenta que neato quedata a dispesieién del pequeto agriculor, Gcupan cl lugar de Is Pequetia explotacion agraria, de In fines. Al comienzo de Ta transformacida, kos olonos som incluso los defcesores 0. etvidores de los propictaios, que ioe de fienden y se defienden ellos mirmos de la Hacienda cusndo el Estado declinb, xy rnientvas. dur ln época ereads por los suministros a las grandes crudades, i: ftuso ia condicién de los coloros no tua por qué ser demasiado mala, Peto fotos cedade comenzaron a deac, y crematancan eppeopaan, minay6 la centidad de ingresos ¢ su cisposicion, mienteas quc a debice a for tevrateniencer seguta siendo a misma, Ye hacia imediados del siglo vl calooe se califea de vilisimus en Nop. Valent, 27. El resultado fue la acomulaccn nradual de rigucea en manos de los porlores, que tetmiing en su ctistalizaion Bevesta teansformacidn se deriv a economia estatica de Ia Edad Medi 2, Lot problemas econémicos del Impetio romano 91 sorbidos poco a poco por los grandes. Estos, a su vez, cuando la pre- sién Heg6 a hacerse insoportable, se defendieron recurriendo a la evasiGn y Ia inmunidad, que cada vez fueron més frecuentes. Entra en accién un peligroso cireulo vicioso, Tncrementado cl gasto. piblico para el ejército, Ja burocracia, comprometida en las srenciones t{picas de un Estado del bienestar, produjo una presién fiscal constante e insoportable. Esta oxesién tesult6 crecientemente onerosa y la tendencia a Ia evasién —ilegal o legitima— por parte de los altos funcionarios y de los grandes terratenientes fue en au- mento. Ta evasién por parte de los porentiores habia aumentado y la presién tributacia vino a concentrarse en Ins clases medias, provo- cando autométicamente una redistribucién de la riqueza claramente an favor de aquellas clases que de um modo o de otro rehusaban pagar tributos al Estado, Bl circulo vicioso sdlo podia conducir a un resultado, que con toda nitidez aparece en el curso del siglo v: la buncattota del enorme Estado al mismo tiempo que pequetios Al considerar las causas inmediatas y remotas del colapso, debe tan bide tenerse en cuenta hecho de que a1 Imperio romano habla, ceecido evidentemente mis alié de las posibilidades de que disponia cualquier Fstado, ae ta Antigtiedad, cs decir, un Estado fondamientalmente agrstio, Los temores Gel iftimo historiador de ‘ta. repiblica, que ya en los dias de Augusto ete fonsciente de Tas dlifcultades den Estado que padecta de. su propia inner Sided, estaban ‘bien fundados: Lavo, Pract: ab exiguls profecta. init co treverie. ut iam magnitudine sua teborat: véase E, Gionos, The History of Decline, it. después del cop. 38 acerea de una observacién general scbie Th ‘aida del Iniperio romano an Occidente: «Le estupenda construccion se derma 85 Bajo In presion de 30 pi por qué fue des ttuido el Imperio romano, deberiames sgrprendernos mis bien de que hublera mibsistido durante tan largo. tempo.» ho mismo. de hellarse’ conetre ido dentro de fronteras Himitadae explica del, modo més. convineente 1a au pervivencis de 1a parte oriental del Tmpetio, Ciettamente, Kubo ottas circu fg que lvorcieron tamlién aa supervivencia, F1 Oriente habla perms recido, al matgen de las grandes corsientes de lar invasiones bérbaras, Ademis, In peninsula de. Anstolia, montafiase en su piste centeal, consticula tina teserva de hombres “vigorosos apaces dle organiztte eb ormacioneshomogsneas M,N. Barwss, «The Decline of Roman Pover in the Western Empiten, en Journ, Rone, Studies, 33-(1943), 29'y sigs, Los medios financieros etan abun ‘antes: Ia pers orientés del Impecio habla sido slempre la mis rica. G. J. Bra TuNU, ala distribution de Tor et Ics raisons Economiques. de Ia division de Pempire Romain», en Blader Byzantines d'Histoire Bcononsique et Sociale cit Bizancio pronto se convirtié en el centeo comercial mae grende del mondo cristiano, gracias, ademés, @ su posicion de inermediatio para el comercio en aiticelos de Iujo con el’ Lejane’ Oriente, articafos que ban destinados a. Jos andes. sefiores. de Oscidente. A diferencia de Roma, Bizancio era. no sélo io. peso... en ver de invest ba centro. de consumo, sino también de manulactoras, Los testatenicntes de Greate’ probeblemente nines ilegaton sce tan Ti bos del agitado Oeeidente: A. HM ni tan ‘peiderasce cox i Jones, «The decline and fall of the Roma 2 ‘Aurelio Berna grupot privilegiados, mientras eluden Ia imposicién, acumulan 4) quezas y crean alrededor de sus villas microcosmos econdmicos y Giales, completamente al margen de la autorided central. Ere el fy del mundo romano. Era el comienzo de Ia Edad Media. Epices, an History, 1955, 224; Sd, «Coneae sacoeds of the lates Roman Em ten eb Journ. ‘Rom. Stud, 43 (1933), 486k B. Camas, Ow foe soc Structure of the later Roman Empire, cit. 4 sigs. Aunque en Oriente orrupci se hallaba muy entendide ye practcaba la tansfeepels de ls-cxt es ficals, tatsnsente: conseeuian skcngar altos puestos en ie Adminitreign, for sogufan endo en ea ayer un privilegio de lex funconatios que Pro wifan de puestonsubsiterosy Cattban, sor consuiente, mas inclzades a sti fos intereste del Estado. C.K, Mowns, Tbe adiminttration of the pricy. purse tit, 774: Las. designactones para low caxgor.publicor no resleabanfeilmente Infldaa: Kou, Die byeont "Beye 1903, 14. La telacin social ent Gadad’y campo_nunce se debit: la vida urbane tenda reices mio profundss SL que’ en Gccidente, porque se habia desacrollado en virtad. de foetus cco Démitas Astoraes en armonie con el medio ambiente. Los agentes del Estado, Sperando” en un keen mis testeppida,pudicron seguir cootdinando, con it Mismoe peincipioe de\ contro tigldo. que dominaben en el Bajo Imperio, I Rucrtas focal y, economicas stn covontrarre ellos mismos'enfrenados’ cot roblemas insolubles: ©. Brariawo, lcs Etedes Byzantines Wifst con. et Beciales, en Byzansion, 14 (1939), 509 sigs. Las estrocturas. administratins, in fern ante inside, low habites heredadoe, padieron, por tanto, st. preset vados con mayor feilided Capitulo 3 LA MANO DE OBRA Y LA CAIDA DE ROMA’ M.. Baley La segunda mitad del siglo 1v no fue uno de los periodos més creadores de Ia historia de Occidente, al menos fuera de Ia Iglesia. Seria dificil encontrar mds de una docena de nombres que mezecieran nuestra atencién, y el hombre que a m{ me interesa aqut es pexfec- tamente desconocido para todos nosotros. Dirigié un folleto a un emperador, probablemente Valentiniano I, en el que formulaba propuestas’ para una reforma del ejército as{ como algunos inventos Ailitares ingeniosos aunque quiza no demasiado practices. Al expli- fat sus motives, cosa que hizo con cierta amplitud y con lenguaje inuy cauto, lanz6 un detallado y furibundo ataque contra los costes del gucrtcar casi continuo de su époce, contra la tributacién opre- siva y contra la administracién cotromsida y abusiva de las provin- «ias del Imperio. No resultaria sin duda fécil ctiticar de esta forma en el siglo 1v, por lo que no ¢s nada extrafio que nuestro hombre permancciera ch elanGnimo, No hay modo de saber si el emperador Hegé a recibir el documento, pero no vacilamos en afimar que el folleto, escrito probablemente poco antes del vergonz0so desastre de Adriandpolis a manos de los godos en 378, no tuvo el menor efecto ni sobre el pen- samiento ni sobre Ia conducta imperial, ' Bute aticule fue publicado por primera vez como eapftalo XII del libro ‘Aspects of ‘Antiguiey: Discoveries and’ Controversies, The Viking Press, 1966 3 94 M. 1 a 4 ta mano de obra y la caida de Roma 95 Sin embargo, el folleto sobsevivié en forma de manuscrito, by el titulo De rebus bellicis (De asuntos militares). Fue impreso primera vez en forma de libro, con ilustraciones de los invent en Basilea en 1552, y -eimpreso por lo menos cinco veces en | doscientos afios siguientes®. Lo leyeron humanistas y otras persona que sc sinticron fascinados por las méquinas, as{ como escrito cocasionales de historia militar. Acaso fuera leido por Gibbon, quien se sabe que posey6 dos ejemplares y que devord masas ingens de textos raros y abstrusos, en latin y griego, como preparacién q| su propia obra Decline ard Fall of the Roman Empire. Pero Gibbo| que yo sepa, no lo leyd, y este hecho posee una cierta signifi ci6n. Es absolutamente cierto que en tiempos de Gibbon el inte por los inventos del autor anénimo habia desaparecido, y que ei {fan mejores y més completas fuentes de informacién acerca de corrupcién y de Jos abuses de Ja época imperial. Sin embargo, el au anénimo proporcioné fuertes pistas acerca de un factor que impresionado a los investigadores modernos y que es lo que iif marfamos Ja escasez de mano de obra, El ahorro de mano de ob fue uno de sus argumentos, de peso y explicito, en favor de proyectos, y este aspecto del Bajo Imperio romano necesita sf examinado con algtin cuidado El tertitorio del Imperio romano en su momento de méxima tensién, el de Ia accesién de Adriano al trono en 117, abarcat uunos 2,000,000: de milles cuadradas. Si deduicimos algunas ad siciones puramente temporales obtenemos un total mds significa de 1,600,000 millas cuadradas aproximadamente. Esta cifra_ ya nos soxprende si la comparamos, por ejemplo, con Estados Uni ‘© Ia Unidn Soviética, pero entonces era todavia bastante impres nante, El Imperio se extendia desde el rfo Eufrates en el Th hasta el Atléntico, la totalidad del noste de Africa, Europa’ al si de Ie Iinea Rin-Danubio (y algo més arriba), y la mayor parte Inglaterra, Cuando el Imperio estaba funcionando satisfactoriamend exa ademés un Estado unifieado de hecho, no sélo de nombte (a 4 ferencia del Sacro Imperio romano de los tiempos medievales y of mienzos de la Edad Moderna). Comprendia un mimero bastante e} vado de individuos, pero la cifra_no soporta Ia comparacién ca} ninguna de los tiempos modernos. En realidad no conocemos e! ni mero, ni Io conocié ningtin contemporéneo, ni siquiera el propi empetador 0 las eabezas de su administracién. Ello no tiene pel qué sorprendernos, Los hibitos modernos de contar y registrar tod Mis reciemtemente, por E. A. Thowrson en A Roman Reformer and I ventor (1952), Jas personas y cosas, en aquella época no habjan Ilegado a set tan pecevatios nia estar tan generalizados (aun cuando no fueran to- falmente desconocidos). Una estimacién aproximada en el momento de su maximo, en los dos primeros sighs de nuestva era, nos darfa una poblacién total de unos 60.000.000, cifta que comprenderia a hombres, mujeres y nifios, individuos libtes y esclavos. Los niimeros precisos no importan mucho cuando alcanzen estos riveles. Lo que interesa son las tendencas y la distribucién. ¢Cémo se estaba moviendo Ia poblacién en el curso de Ia historia del Impe- tio, hacia arriba, hacia abajo, o se hallaba estacionaria? ¢¥ cémo se hallsba distribuida Ja poblacién entre lac clases sociales y Jas ceupa. jones necesatias (0 innecesaries)? En concreto, ¢qué proporcién de J poblacién estaba cn el cjército, era éste un cuerpo perfectamente profesional, y hasta qué punto era suficiente? En el apogeo del Imperio, digamos desde Augusto hasta Marco Aurelio, el ejército cra un ejército bastante modesto, de unos 300.000 hombres. Gibbon hace notar que esta cifts fue igualada por Luis XIV, acuyo tein», como él decia, «abla dentro de una provineia del Im: peti romano». Pero cl ejército era sufciente para sus finalidades montenia la paz dentro del Imperio; podfa dominar rebeliones come la de Jos judios en 66-70, aunque ello pudiera exigir algin tiempo; protegia las fronteras; incluso era capaz de hacer nuevas conquistas gomo la de Inglaterra. Después resulté insuficiente, demasiado pe- quefio en ntimero y a veces con pocas seguridades de éxito. El cam: bio se produjo durante el reinado de Marco Aurelio (muerto el ato. 180). Las tribus germdnicas de Europa central, que habfan reali nado ataques esporddicos a lo largo de varios siglos, iniciston shora ina nueva presiGn, mucho mds fuerte, sobre las fronteras, que ya no habla de cesar hasta que el Imperio de Occidente termind sus dfas fan orguisino politico, _-Aguf hemos de tener sumo cuidado de no abusar de nuestra pers- ea Seguramente hubo ocos jefes remanos, emperadores, fone. res o generales, tan estipidos que no sc dieran cuenta de las e ms dificultades de Roma y de Ia necesided de realizar un est aoa tna escala mayor que la que se habia necesitado hasta entonces. Hi. cron esfuerzos, y fracasaron. En el siglo 111 los cjércitos se hallaban nis ocupados con Ia guerra civil y la politica que con la amenaza an las fronteras, como ya lo habian estado una vez después del ase- iano de Netdn, Durante cincuenta afios, emperadores y preter dientes al trono surgieron y desaparecieron en inacabable sucesién. Después Diocleciano restablecié el orden, reorganiz6 la administra, én y la defensa, y duplicé 1a potencia del ejército, al menos en el 96 M1. Fy papel. Y sin embargo, los germanos vinieron y Ja lucha desfavorai Contra ellos siguid, mientras se renovaban las guerras civiles y 4 desorganizacién general | “Habfa claros sintomas de la préxima cafda de Roma, Gibbon I ts are y canons fbn un impindcs hn autos Beets Seats pe pespectve du bene, 0 big a a rere dean eaege, Era in fande hovrer sla profesige Suds "RAME ei apt bs gee degen ma sends Ge fete eee case as dedon de ito ceca pal Steal ter ee diet Obsérvesc cuidadosamente el lenguaje: «cobardes y comodones}| aimperio decadenten, xdegenerados romanos», Aun cuando hubién| mos de accptar esta’ caracterizacién —y aqui no me preocupa esi punto— no nos explica nada, Habria todavia que explicar por gu Jos romanos se habian hecho «cobardes» y acomodones» si es gol ahora lo eran. El profesor A. H. M. Jones no utiliza este lengu: én su gran obra en tes volimenes sobre el Bajo Imperio rom: Ello se debe no sélo a que posee un conjanto de valores distinio de Gibbon, sino a que los historiadores plantean ahora diferent preguntas al pasado, y por tanto obtienen un cuadro distinto, libro Later Roman Empire de Jones, cubre el mismo campo Ia primera mitad de la obra Decline and Fall de Gibbon. Los act principales son los mismos; Ins mismas las fechas, las batallas yh derrotas, Pero le histeria en cierto mode no es la misma al fina el enfoque ha cambiado, como esta claro al tratar esta cuestiGn a Ja mano de obra ‘Los efectivos tedricos del cjército después de Diocleciano era ‘unos 600.000 hombres, cifra muy pequefia si se Ia compara con gjéteitos que un Fstado moderno con la misma poblacién total pu de movilizar en tiempo.de guerra, ¢Por qué, entonces, Diocleciany y sus suicesores fueron incapaces de poner ni siquiera sus efecti fedricos en el campo ce batella contra los bérbaros, 0 de sument Tes levas? Sin duda alguna, era mucho lo que estaba en juego, situacién era critica. El patriotismo en el Imperio romano proby blemente no era excesivo; el hombre cotriente, cualquiera que fue su clase, no se sentfa obligado personalmente a luchar pata def detlo. Esto es cierto, pero también lo es que los romanos no a feaban que su Imperio se Jo reparticran los invasores germanos. 3] Tmperio romano, @ pesar de todos sus trastornos, su onerosa tb tacidn y su terrible pebreza, sus amargos conflictos entre cristiane jy 1a mano de obra y la caida de Roma 7 .ganos primero y entre ctistianos ortodoxos y herejes después, Jp sin embargo, parte integrante del orden de cosas, central y eter- Y Cuando un éjército visigodo condacido por su rey Alatico con- jstd In ciudad de Roma en ef verano de 410, San Jerénimo, que Bronces vivla en Belén, aiadia estas palabras al prefacio de los Comentarios a Fzequiel que estaba escribiendo: «...Ja luminatia més jporente de todo el mundo se estaba extinguiendo... el Imperio to- Mine se vela privado de su cabeza... o hablando con. més propiedad: fi totalidad del mundo perecfa al pereser una ciudad...» ‘Un motivo de sorpresa lo constitufs el que los ¢jércitos de Roma siguiesen Iuchando bien en casi todas partes. En cualquier campaiia podian derrotar y dettotaron a efectivos superiores de germanos, porque estaban mejor entrenades, mejor equipados y mejor ditigidos. fp que no podian hacer era resistir indefinidamente a un enemigo de esta clase, No estaban luchando contra un Estado vecino seme- fante @ ellos, sino contra tribus némadas que querian saquear 0 asen- tarse en cl mundo imperial, superior en riquezas. Ya durante el tei- pado de Marco Aurelio se permitié que grupos de getmanos se asen- fain ea tierras del Imperio ¢ ingresasen en el ejército de Roma. Esta politica no se practicé de un medo continusdo, aunque el in- tento' se repitiera muchas veces, en parte porque los getmanos no llegaban a romanizarse, pero sobte todo porque tales medidas lo que hacian cra estimular a otros germanos del exterior a formular hh misma peticién. Era materielmente imposible que 600.000 hom. fres protegieran una frontera que cortia desde 1a desembocadura del Rin hasta el Mar Negro y més tarde hasta los limites del reino persa en Oriente. La respuesta evidente parecia ser: més hombres, 0 una revolu- én tecnoldgica, y esto €s lo que suscita el punto ctitico, Era en Getto sentido equiveco cuando yo decla antes que se puede arrojar a fa batalla una proporcién mucho mayor de nuestra mano de obra em un caso de emergencia. Si lo hacemos, toda nuestra vida civil queda al mismo tiempo reajustada, no sdlo por los programas de austeridad y de apretarse el cinturén con carécter general, sino tam- ign por aumentarse Ia produccién per capita de aquellos (incluso lus mujeres) que permanecen en el campo y en las factorias. Y esto singin pueblo de ln Antigiiedad podta hacerlo porque su tecnologia ‘ea demasiado primitiva, descansando casi exclusivamente cn el tra- bajo muscular de hombres y bestias; y porque la mayor parte de la poblacidn, tanto los hombres libres como los colonos semilibres y los fsclavos, no tenfan nada que sacrificar, de entrada, en aras de un pro- prama de austeridad. Ademés, Ia comparacién con los tiempos. mo- a decadencia, 7 98 dernos resulta imposible todavfa por otra razén. Los Estados con tempordneos han sido capaces de realizar estos esfucrz0s extreon dinatios por un tiempo limitado, y partiendo de la hipétesis de que Ta guerra acabarfa relativamente pronto, Pero éste no cra el cass de Roma, Roma no estaba comprometida en una guetta en este sen tido, sino que se hallabs sometida a un mattilleo persistente, y cy rece’ de sentido hablar de apretarse el cinturéa o de trabajar hors exteaordinarias siete dias a la semana durante un periods de dos. cientos ais. La posicidn de Roma puede ser presentada en un modelo sen cillo. Con Ja estabilizaciin del Imperio y el establecimiento de le pax Romana bajo Augusto, se cred une especie de equilibrio social Ta mayorfa de Ia poblacidn, libre 0 no libre, producta esttictamente para subsistir a un nivel de vida mfnimo, y para sostener une ais tocracia muy rica de alto nivel de vida y una clase superior en ly, ciudades, la corte con su palacio, los cuadros de la Administracidn, 5 un modesto cjército de unos 300.000 hombres. Todo cambio cualquiera de los elementos que contribufan al equilibrio —por ejen plo, un aumento del ejército 0 de otro sector no productive de ly poblacién, o un incremento de la parte tomada a los productore bajo Ia forma de una elevacidn de rentas o tributos— habla de ser compensada en otro lugar si se querfa mantener el equilibtio, Ds otro modo algo tenia que quebratse. Dicho con otras. palabras: § los limites del Imperio romano hubieran llegado a situarse en los con fines de la Tierra de forma que no hubieran existido fronteras que defender, y si la corte y la aristocracia hubieran aceptado mantene invariables su mimero y su nivel de consumo. entonces no habrit habido sazén para que el Imperio romano no hubiese durado inch nidamente. Pero naturalmente, ninguno de estos asics» se produjo. Las clases pardsitas (y utilizo Ja palabra en sentido estrictamente econémico sia implicar ningin juicio moral) siguieron creciendo, y el triunfo del Cristianismo fue un importante factor colaborante después de Cons tantino, También continuaton las presiones sobre las fronteras. Un mayor ‘sparato militar y més frecuentes batallas significaban a si vez mayores demandas sobre et campesinado que constitufa el grues: de 1a poblacién en este mundo fundamentalmente agrazio. Con si tecnologia primitiva, legs un momento en que ya no pudieron aten der a esas demandas, independientemente de cudl fueta su voluntad Como colofén en esta historia de frusteaciones, Ia poblacisn, of parecer, lleg6 a no ser capa ni siquicra de mantener su ngmero. Se eae na La mano de obra y Ia cafda de Roma 99 ata de un punto diffcil de juzgar porque carecemos de_ cifras total, al menos a partir de la época de Marco Aurelio, reinado al we copsideramos como el eje de giro, El signo més seguro es la Geciente frecuencia de tierras abandonsdas, en Italia, norte de Afti- fry otros lugares. En una era sin avances tecnolégicos, la utilizacién del suelo es una prucha de los movimientos demogrdlicos. Cuando oblacién crece, se ponen en cultive tierras marginales, que des- W2'son abandonadas cuando la cutva desclende, Los documentos fe la época ponen de manifiesto que Ia escasez de mano de obra era n problema, y un problema conocido, especialmente en la agricul- qua. Los esfuerzos de los terratenien:es para que sus campesinos 0 fueran al cjército contribuyeton mucho més a las dificultades pata eonit los electivos militares que la actuacién de los jévenes que o donalmente se amputaban los dedos. Y los campesinos, a su vez, rostraban tendencia a escapar del camzo hacia las cindades 0 a co: Iocarse fuera de Ja Tey. El descenso de 1a tasa de natalidad es un asunto mistetioso. No ‘conozco ninguna explicacidn satisfactcria en el Imperio romano. Algunos historiadotes han tratado de achacarlo a la baja expectativa de vida de Ia época, pero la misma baja expectativa de vida era lo costiente en todas partes hasta el siglo x1x, y sigue siéndolo en gran des partes de Asia, y todos conocemos las explosiones de su pobla- tién, Encuentro igualmente dificil de admitir la sugerencia del pro- fesor Jones de que el campesinado se habfa hecho demasiado pobre y demasiado hambriento para procrear Dudo de que estuvieran és hambrientos que los campesinos de la moderna India o de Egipto; y las clases superiores, que comfan sin duda demasiado para ss necesidades, tampoco parece que se estuvieran reproduciendo a una tasa satisfactoria Cualguiera que sea la explicacién, el término «despoblacién» resulta demasiado fuerte. Dramatiza Ja situacién. La escasez de mano de obra es un término relativo. Todos los recursos —y la mano de obra es un recurso mas— son, © n0 son, suficientes no con arreglo a tun patrén absoluto de medida sino de acuerdo con las demandss de que sean objeto y las condiciones de su empleo. En el Bajo Imperio romano, 1a mano de obra fornaba parte de un complejo interrelacionado ‘de condiciones sociales que, junto con las. invasio- nes bérbaras, puso fin al Imperio de Ocsidente. El ejército no podia tumentarse porque el campo no soporiaba nuevas detracciones de nano de obra; la situacién en el campo se habja deteriorado porque los impuestos eran demasiado elevadas, los impuestos eran dema- 100 M. I. Fink siado elevados porque Jas demandas militares iban en aumento; y &tas nacfan de la presién de las tribus germanas. Un circulo viciow de males estaba en pleno despliegue. Si se rompfa cn un punto, Ig respuesta final era sicmpre la misma con tal de que no se petdicrs de vista a ningin factor en ningtin momento. Yo admito que esta forma de considerar uno de los grandes cataclismos de Ia historia no es ni dramético ni romantica. No cibe hhacer una pelfcula de él Pero suministea el cafiamazo necesatio para Ia historia militar y constitucional y para el magnifico legato mors Jizador de Gibbon. El Imperio romano lo integraban personas ¢ ins tituciones, no slo emperadores, degenerados o de otras clases. Y al final fue la inflexible infraestructura institucional lo que fallé:_ no pudo soportar las tensiones incesantes de un imperio dle tal magnitud en medio de un mundo hostil Capitulo 4 LA DECADENCIA ECONOM'CA DE BIZANCIO' Charles Diehl EI Impetio bizantino fue rico y préspero; pero incluso en st @oca de mayor esplendor, Ia situacisn econdmica a menudo era inestable y dificil, La carga’de los gastos era muy pesada. La guerra y las relaciones diplométicas, el vasto ¢ intrincedo mecenismo de 1a Mministracién publica, el boato de le corte y de los edificios pi Blicos, Ja serie de fundaciones religiosas y hospitalarias, en resumen, toda Ia magnificencia que la tradicién exigia, no sslo peta satisfacer a pueblo de Constantinopla sino también ‘para irpptesionar a los extranjeros, era extremadamente costosa, Los ingresos, ya de por sf insuficientes para tantas atenciones, se redujeron alin més 2 causa de la codicia y 1a corrupeién de los funcionarios. Asi, en todos Jos petiodos de Ia historia de Bizancio los tributos fueron una carga tbrumadora para todos los ciudadanos y siempre results muy diffeil ‘equilibrar el presupuesto, La situacién empeord todavia mas cuando lis fuentes de ingreso mehguaron y acabaron pot agotarst. * Bate acute se publics por peimers vex come capitulo VI de, Byzem tuys: Greatness and Decline (traduction del franogs de Naomi Walfore), ‘Rut. ‘es University Press, 1957, so1

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