EL AUTOR
Pierre Bertaux
Nacié en 1907; se doctors cn 1936 con una tesis sobre Hol
Gerlin; en 1938 fue nombrado profesor de la Universidad de
Toulouse; bajo Ja ocupacién nazi, organizé Ja resistencia en
‘dl aur de Francia; posteriormente fue senador del Sudin francés
(hoy Republica del Mal); en 1958 fue nombrado profesor
Ge ta Universidad de Lille. En Ja actualidad cs profesor de
la Sorbonne. en Paris.
RADUCTOR.
Manuel Ramén Alarcén
pisrfio DE LA CUBIERTA
Julio Silva
Historia Universal
Siglo veintiuno
Volumen 32
AFRICA
Desde la prehistoria
hasta los Estados actuales
Pierre Bertaux
BANCO DE LA REPEC
LIOTECA LUISANGEL ARANGS
CATALOGACION
ARGENTINA
coLomala
ve2. Africa protohistérica
1 ETIOPLA
EI Estado del que tenemos noticias mds antiguas, en la parte
de Africa que consideramos, el que cuenta con una tradicién
més vetusta, se encuentra al este del Continente, cerca de Asia
Se trata de’ Etiopfa. La leyenda nacional ctiope cuenta que sv
primer rey, Menelik, fue el tijo que la reina de Saba concibié
como consecuencia de su visita al rey Salomén, que relata
ef Antiguo Testamento (Reyes, I, 10). Esta leyenda fur grav
bada en el siglo x1v en_un convento de Etiopia; allf se Is data
en al siglo vin. EL historiador, dice que ef mat Rojo fue, desde
Ia época del rey Saiomén, mil afios 2. C., un Sugar de inter
cambios y de civilizaci6n, ¥ que las riquezas del reino de Saba,
situado en el litoral de Ia peninsula érabe, provenian en parte
de Africa, ¢De dénde, si no, habrian Hegado los monos y los
colmillos de elefantes’ que menciona el mismo Libro de los
Reyes entre los tesoros que trafa a Salomdn su flota mercante
sino de Ja costa africana dei mar Rojo, por mediacién de los
mercaderes arabes?
Mis antiguamente atin, ef Libro de los Nimeros (12) cuenta
que Marfa y Aarén habjan reprendido a Moisés a causa de ha
berse casado en el desierto con una negra; «pues se habia
casado con una mujer etfoper. i
Aprovechemos In ocasién para decir que la palabra «etioper
no debe induciznos a error. Tal como Ia empleaban lox griegos
de la antighedad, significa iieralmente «cara quemadas, y srve
ara designar a aquellos africanos que tienen Ia cara negra,
Gltcrencie de los sliios» aus tenes in cara pélida Toe berebe
res. Es éste el sentido que hay que dar al vocablo cuando lee
mos en los Hechos de los Apéstoies (8) que un eunuco etfope,
oficial de Ia corte de Candacia, rcina de Etiopia, que fue en:
contrado por Felipe en el camino que conduee de Jerusalén a
Gaza, recibié de él, el bautismo. Igualmente, cuando el Libro
de Esther dice que’Asuero seinaba sobre 127 provinctas, desde
India a Etiopia, hay que entender por este nombre «el pals
de Jos negtos». En realidad, este nombre designa, en Is antigte
dad, el territorio de Nubia, situado junto al’ Nilo entre la
segunda y la tercera catarats, y el reino Kuch, entre Ia ter-
cera y la cuarta catarata,
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Abisinia (desde 1941 vecibe el nombre de Etiopfa) no tiene
solamente una leyenda; tiene también una historia documen.
tada desde tiempos muy remotos. Es la nica nacién de Africa
que posee una tradicién escrita en una lengua propiamente
africana, el ghezo (que a decir verdad es una lengua semftica
derivada desde hace mucho tiempo del sabano de Arabia), y
en una escritura propia que es tan antigua como la escritura
aricga. El ghezo se utiliza todavia por el clero etfope, como el
latin por el clero catdlico.
El segundo factor catacterfstico de Ia historia de Abisinia
es estar encuadrada geogréficamexte entre un macizo de mon.
tafas y altas mesetas situadas a més de dos mil metros, de
clima templado, abundantemente regadas y fé:tiles, cortadas
por profundos abismos, que oponen a los enemigos impresio.
nantes obstéculos naturales. Los habitantes arraigados ‘en su
suelo han mantenido a través de milenios, al menos relativa,
mente, su originalidad, autonomie y unidad.
EI tercer factor es ‘la proximidad del mar Rojo, lugar de
intenso comercio en los milenios anteriores a la Era cristiana,
un verdadero «Mediterréneo>. La navegacién es facil utili,
zando simples bareas o balsas sostenidas por pellejos inflados
El Antiguo Testamento Wega a contar que podia excepcional.
mente atravesarse en seco; pero sc trataba de un milagto. La
verdad es que el nombre de Abisinia viene de Hoalaschat,
nombre de una tribu scmita del suroeste de Arabia que emi.
ar6 a Africa a través del mar Rojo durante él segundo mile.
nio a. C., incluso antes quizé. Los monumentos arqueolégicos
mas antiguos —muy diffciles de fechar, ni siquiera aproxima-
damente— parece que se deben a la colonizacién de los mer.
aderes sahanos que Hevaban cal hacia las mesetas del Tigris,
Los nombres de muchos lugares etfopes son idénticos a los de
la antigua Arabia.
Cuarto hecho: por frégil que sea la parte de verdad hists-
rica de la leyenda que liga Ia dinastia etiope a la rcina de
Saba y al sey Salomén, esta leyenda ha contribuido fuertemen-
te a mantener Ja continuidad y la unidad de Etiopia a través
de dos milenios de vicisitudes. ¢Tuvicron un hijo, Menelik,
que fue el primer rey de Axum y el fundador de la dinastta
Hamada saloménica en el siglo x a. C.? ¢Fueron Mevadas a
Axum y conservadas alli las tablas de Ja ley, robadas de Jeru
salén, sein cuenta la misma leyenda? Lo que es ciertc es que
mucho antes sin duda de la Era cristiana y, en todo caso,
# partir del siglo v de Ja Era, ha habido importantes corrientes
de inmigracién judfa 9 través del mar Rojo y quizé a través
de Egipto. Los inmigrados convirticron a su religién a los
eS SSSA eSaborigenes, creando asi un niicleo de judios nearos, Jos fala.
chas, que han subsistido en Ia regién de Gondar, a pesar de
todas las persecuciones, en nimero de vatias decenas de millates.
Al principio de 1a Era cristiana, una magnifica ciudad, Axum,
se levanta sobre un contrafuerte ‘septentrional del macizo etfo.
pe. Esta ciudad se halla cerca de un afluente del Atbara, que
desemboca cn el Nilo cerca de Meroé. La ciudad de Mero€ se
enriquecié exportando hacia el Egipio de los Ptolomeos y hacia
el mundo antiguo los productos de Africa: ¢beno, plumas de
avesttuz, pieles de fieras, monos, esclavos negros y, sobre
todo, marfil. En el siglo ni, Ptolomeo Evergeta hace constr
ar Rojo, junto a Ja actual Massaua, el puerto de
‘Adulis, que tiene relaciones comerciales con el mundo étabe,
persa, ‘hindi y con Ceilin. A cambio de los productos afti
canos exportados, ef Orients envia sus perlas, sedas, esmeraldas
pimienta, clavo, sésamo y farticularmente el incienso de Arabia,
indo por Egipto y por las iglesias ctistianas. Axum,
idn en la ruta que une e! Océano Indico y el
mundo heleno, sirve de deenaje a todo un sector de Africa
Es un ugar de comercio mundial, el gran mercado del mariil
Se enriquece prodigiosamente y Hega a desbancar a Mero.
Los reyes de Axum son poderosos seffotes que hablan el
atiego, acufian moneda de oro, emprenden campafias militares
hasta ‘cl Sudén y expediciones navales a Arabia, Cuando el
emperador Constantino inaugura su nueva capital de Constan
tinopla, escribe en el 336 una cafta «a los muy poderosos her
manos Ezana y Sezana, reyes de Axum».
Ezana es el primer rey de Axum del que tenemos noticia,
gracias a unas inscripciones. Se convirtié al ctistianismo el
afio 333, fundando ast una Etiopfa cristiana que se mantendré
cristiana’ a pesar de la islamizacién progresiva de este sector
de Afcica. El rey de Axum parece que controlaba entonces cier
tos reins de Arabia meridional, Peto sobre todo, hacia el 335,
sus ejércitos invaden el reino de Kuch, sequean’ y queman su
capital Merog, y destruyen el Imperio kuchita que habfa sido
brillante y poderoso durante scis siglos. Se trataba quiz de
Ja liquidacién militar de una rivalidad comercial. Esa destruc
cién de un reino ha podido tener indirectamente importantes
consecuencias favorables para el continente afticano si es ver
dad, como parece actualmente serlo, que los ultimos represen.
tantes de la dinastia Kuchita, al huir de las tropas de Axum,
tomaron Ia direccién del Oeste, llegando @ Kotdofén y Dasfur,
Hevando con ellos y difundiendo por el interior de Africa, por
Jo menos hasta el Tchad, ‘as tradiciones y las técnicas de las
a orillas det
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que ei reino de Kuch, heredero de Egipto, habla sido durante
largo tiempo depositario.
Ezana, al que sc ha Hamado el Constantino de Etiopia, fue,
pues, un gran rey y el verdadero fundador de Ia historia etfope.
La evangelizacién del reino de Axum fue esencialmente obra
de los sitios que no habfan hecho mds que seguir !a ruta que
tantos judfos habian recorridy antes que ellos desde hacla
diez o quince siglos, més quizd, desde Palestina hasta las me-
setas etfopes. Su misma predicacién mo era, después de todo,
més que una nueva forma del proselitismo judio; encontraba,
por tanto, caminos abiertos y gentcs dispuestas @ escuchatla.
Por otra parte, los comerciantes habian genetalizado ya cl em-
pleo del griego, lo que naturalmente unia a los medios culti
vados del reino de Axum, a Alejandria y a Bizancio, y al
joven cristiano abisinio al cristianismo oriental, Las Sagradas
Escrituras se tradujeron al ghezo en los conventos que, a par-
tir del siglo v, se multiplican en Abisinia. Un cierto nimero
de textos sagrados, como los libros de Enoch y de los Jubileos,
el Apocalipsis de Esdras, no aan sobrevivido més que en la
versiOn gheza, al haber desapatecido el original sitio.
EL gricgo alejandrino Cosmas Indicopleustes, que viajé hacia
cf 520, cuenta en su Topografia cristiana su regreso desde la
India por Adulis, Axum, y las rutas de las caravanas hasta I.
cataratas del Nilo, Quedé profundamente admirado, segdn
cuenta, por el esplendor y las -iquezas de las ciudades ctiopes.
A mediados del siglo v1, la dominacién del rey de Axum,
Mamado «Rey de Reyes», se extiende al Yemen y a parte de
Arabia.
Pero en el 572 los persas invaden Arabia; en el 618 con-
quistan Fainta. Ei Tmperia romano es climinado del Mediterrd
neo Oriental. Algunos afios més tarde, ocupando el vacio crea-
do por la conquista sasénida, los descendientes de Mahoma se
asentardn en Palestina y Siria en el 636, y cn Egipto en el 642.
El reino cristiano de Axum queda definitivamente aislado de
sus fuentes espirituales, Alejand-fa y Bizancio, Va a evolucionar
aisladamente, cultivando sus p:opias caracterfsticas, Ia _aficién
por Io esotérico, por Ia controversia teolégica y por Ia vida
mondstica. El pais se puebla de conventos ¢ iglesias, a me-
nudo construidas sobre Ios Iugeres de los cultos paganos, que
se integran més o menos en la tradicién cristina, ipual’ que,
en el Occidente cristiano, el culto de los santos viene frecuen-
femente a tomar el relevo de sdoraciones mis antiguas. Aisla-
dos del Norte, las gentes de Axum dirigen sus actividades ha-
cia el Sur, hacia Iz meseta, que van colonizando progresiva:
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