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Universidad Antonio Ruiz de Montoya

Curso: Literatura Universal


Ciclo: 2019-1
Sección: 1
Código: LITUNI

Nombres y Apellidos:

1. Lourdes Otazú Quispe

ESPERANDO A GODOT

“No sé más sobre esta pieza que la que puede leerla cuidadosamente”.
Samuel Beckett

Esperando a Godot es una de las obras más importantes del teatro del siglo XX. Samuel
Beckett, parte de la concepción existencialista de escritores como Jean-Paul Sastre o Albert
Camus que escribían sobre el sin sentido del hombre y de la vida humana.
En el desarrollo de la obra vemos a los personajes que esperan a alguien a quien no
conocen. Los dos actos presentan una estructura simétrica y circular. Donde cada acto
representa el transcurso de un día que es el espejo del anterior y la anticipación del
mañana, por lo tanto, aunque el hecho de tener dos actos sea ficticio, porque casi son
idénticos, la estructura es perfecta ya que empiezan y acaban de la misma manera aunque
en el primer acto, los dos mendigos tienen esperanza de que Godot llegue, en el segundo la
esperanza se ha desvanecido. La obra presenta redundancia de escenas, situaciones y
conversaciones. Por ejemplo el presente diálogo se repite varias veces: “Estragón.–
Vayámonos. / Vladimir.– No podemos. / Estragón.– ¿por qué? / Vladimir.– Esperamos a
Godot. / Estragón.– Es cierto.”
Otra característica resaltante es la presencia de los silencios ya que son frecuentes y muy
importantes durante el desarrollo de la obra. Tanto para Kafka, Blanchot, el escribiente
Bartleby y Beckett los silencios serían esa fractura de la representación, como aquellos
intervalos de aquella experiencia radical del lenguaje.
También aparecen otras características como la repetición, la poca humanidad y el
ambiente post-traumático son las consecuencias de algo que ni se nombra, pero que ha
generado la situación en que se encuentran. Esta incerteza nos remite inevitablemente a la
melancolía: hay alguna cosa que ha roto la conexión entre el sujeto y el mundo, y este
motivo es desconocido que nos invita a tomar conciencia de por qué el sentido ha
desaparecido, una vez hecho esto, parece que podemos creer en la posibilidad de la
recuperación del sujeto.
En Esperando a Godot, tenemos dos personajes principales que son: Vladimir y
Estragón, ello son amigos que a veces se tratan como si fueran unos niños, como padre e
hijo, se pelean y reconcilian, conocen las deseos, fantasías y temores de cada uno, se cuidan
con ternura, se podría decir que ambos se complementan. Son espectadores o testigos de la
existencia del otro. Cuando Vladimir se pierde en monólogos introspectivos o
retrospectivos, Estragón lo sujeta al presente e irrumpe con el sin-sentido. Cada mención a
las experiencias pasadas y compartidas genera una sensación de continuidad respecto de su
historia y su actualización en el presente. Sin embargo esto queda refutado
permanentemente por irrupciones como: “Vladimir.- Vaya, ya estás ahí otra vez./
Estragón.-¿Tú crees?/ Vladimir.-Me alegra volver a verte. Creí que te habías ido para
siempre./ Estragón.-Yo también”. Asisten a la propia ausencia: “Pura pasividad paciente,
como diría Blanchot, seres instantáneos”, “sin pasado ni futuro” (Deleuze 1996: 102).
Estragón quiere recordar qué le pidieron a Godot y Vladimir afirma que fue una especie
de súplica; ésta y otras alusiones dan lugar a leer allí la relación hombre-divinidad, pero
enseguida advertimos que ellos esperan a un ser de carne y hueso no a un dios-espiritual.
Estragón piensa que Pozzo es Godot cuando no lo reconoce. “Vale la pena esperar”, pues
“En medio de esta inmensa confusión, una sola cosa está clara: estamos esperando a
Godot”. Pero a la vez está espera es completamente absurda. Lo cierto es que se sienten
atados a Godot y el tema de la espera se hace cada vez más presente. Para estos personajes
entonces hay una mínima posibilidad de cambiar el proceso melancólico porque tienen
certezas a las que están sujetos, aunque tenue, tienen fe en el mundo debido al recuerdo de
que un día pudieran ser felices como el encuentro con Godot.
Se podría afirmar que Godot más que un significado o un personaje, es una función. Godot
tiene la función de mantenerlos sujetos a la existencia, es cualquier ficción que queramos
que sea y, simplemente, justifica sus vidas dándoles la forma de una inquietante espera.
Ellos sufren parálisis, una imposibilidad absoluta de ser. Mientras el universo sigue con sus
ciclos naturales se debaten entre irse y quedarse. Surge la idea de ahorcarse como por un
nuevo fracaso y postergación: “Vladimir.-Nos ahorcaremos mañana. (Pausa) A menos que
venga Godot. (…) Nos habremos salvado./ Estragón.-¿Qué? ¿Nos vamos?/ V.-¿Qué? ¿Nos
vamos?/ E.-Vamos. (No se mueven)”. Como coro, anuncian su retiro; como personajes,
permanecen inmóviles.
Godot brinda sentido a todo el quehacer de nuestros personajes. Godot nunca aparece pero,
impregna con su presencia no presente todo lo que hacen, hablan y piensan los personajes.
La espera de Godot es la narrativa que teje el sentido del quehacer de Vladimiro y
Estragón, de Pozzo y de Lucky. Pero Godot, quien es quizás mejor descrito en el monologo
de Lucky como ese dios personal “nos ama mucho, con algunas excepciones, no se sabe
por qué” no logra ser dios. Los personajes están esperando que algún día llegue Godot y los
salve de su tedio y su sinsentido sin lograr percatarse que Godot no puede ser dios. Porque
la tragedia de la espera de Godot les ha revelado el sinsentido de sus vidas, su destierro, su
enajenación. El suicidio parece surgir aquí como una búsqueda límite por darle fin a la
vida... O quizás entre la tensión que surge alrededor de un Pozzo que menosprecia el
tiempo cronológico y un Vladimir que cuenta su devenir, entre un Vladimir que en la
cuenta despierta de su sueño para ver el sinsentido de su vida y un Estragón sarcástico,
entre un cambio hacia un árbol reverdecido y entre todo ello aparezca el sentido de la vida
en su ausencia y por ello quizás sea mejor esperar esperando con lo único que les es más
propio, la compañía en el cuidado de Vladimiro y Estragón.
Concluyo que la interpretación literaria nos mueve a trascender en todo momento la
apariencia de los acontecimientos y penetrar en su sentido más hondo como el contemplar
a los protagonistas al asomarse al vacío de su propia nada existencial, que los lleva este
vértigo espiritual, es decir, angustia; y, como el esperar a un salvador en esa búsqueda de
encontrar su complitud, pero que a la vez se nos muestra, lo inútil que resulta esperar
aferrados a una creencia cierta por un futuro que siempre es incierto. Y, sin embargo, nos
muestra que, así como Vladimir y Estragón, vemos necesario un punto común, un eje en el
que anclarnos para esperar el futuro, aun cuando no comprendamos con exactitud qué es
ese eje.
Esta es una obra con sentido, que quiere iluminar la naturaleza del ser humano, lo que hace
esta obra es plantear que el ser humano es irracional, extravagante, contradictorio, arbitrario
y disparatado.

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