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Asignando Responsabilidades

Santiago 1:12-18 “Bienaventurado el varón que


soporta la tentación; porque cuando haya resistido la
prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha
prometido a los que le aman. Cuando alguno es
tentado, no diga que es tentado de parte de Dios;
porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él
tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando
de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
Entonces la concupiscencia, después que ha concebido,
da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da
a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis.
Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo
alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza,
ni sombra de variación. El, de su voluntad, nos hizo
nacer por la palabra de verdad, para que seamos
primicias de sus criaturas.”
Hay un dicho popular que dice: que la culpa es huérfana. a nadie le gusta que se le eche la
culpa por algo que hizo. La tendencia del ser humano es echarles la culpa a otras personas
o a las circunstancias de la vida. Si salió todo bien la razón de esto es mis habilidades. Si
algo salió mal la culpa la tienen otros o las circunstancias.

Génesis 3:13 “La serpiente me engañó, y comí.”

Génesis 3:12 “La mujer que me diste por compañera medio del
árbol, y yo comí.”

Y aun luego de miles de años los seres humanos, siguen haciendo lo mismo. Nadie asume
su responsabilidad.

I. Reconocer tu deber

V. 12 “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque


cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que
Dios ha prometido a los que le aman”. Nuestro deber en medio de
las pruebas es poner nuestra mirada en el galardón que Dios nos tiene
preparado. Fíjate que eso es lo primero que Santiago menciona. Él dice
tenemos que reconocer que nosotros, el pueblo de Dios que sufre en
este mundo, somos los benditos de Dios. Es bienaventurado el varón o
la persona cristiana que soporta la prueba.

Versículos 2-4 nos dijo que debemos tener sumo gozo

Romanos 8:18 “Pues tengo por cierto que las aflicciones del
tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que
en nosotros ha de manifestarse.”

Pon tu mirada en la corona que te espera y entonces persevera. Ese es


tu deber.

II. Reconoce tu pecado

V. 13-15 “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado


de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal,
ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su
propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la
concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y
el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

Pero, ¿acaso Dios no nos prueba? Es cierto, Dios prueba a su pueblo.


Génesis 22:1 “Aconteció después de estas cosas, que probó Dios
a Abraham”.

Con qué propósito? Génesis 22:12 “ya conozco que temes a Dios,
por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”. Probar si su amor
por Dios es más grande que su amor por tu hijo, su único hijo, el hijo de
la promesa. Dios probó su obediencia.

Salmo 27:3 “Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá


mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré
confiado.” ¿Por qué? Salmo 27:1 “Jehová es mi luz y mi salvación;
¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién
he de atemorizarme?”

Así que cuando caigamos en la tentación reconozcamos que somos


responsables por nuestro pecado.

III. Reconoce a tu Dios

V. 16-18 “Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena


dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las
luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. El, de
su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que
seamos primicias de sus criaturas”.

En otras palabras, hermanos, Dios está de nuestro lado. Todo lo que


Dios hace es para nuestro bien. Las pruebas son para nuestro bien,
recibámoslas no como enemigos sino como amigos

Job 2:10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres


fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo
recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.

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