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DEJAD DE MANOSEAR LA FILOSOFÍA

Es difícil encontrar una disciplina peor tratada que la Filosofía en las últimas reformas
educativas. A pesar de la causa general que supuso la LOMCE contra las asignaturas que
"distraían" -según palabras del mismísimo Wert-, como la Música, la Plástica o la Educación
física y la Historia contemporánea -aquella que, no lo olvidemos, estudiaba entre otras cosas
los fascismos y sus largas décadas de oscuridad para España- , todas ellas fueron más o menos
redimidas para no acabar consumiéndose en el fuego purificador del BOE.

Sin embargo la Filosofía continuó siendo manoseada, vilipendiada, y tratada como algo casi
peligroso en la medida en que se constituyó en excepción para muchos tipos de reglas: era la
única cuyas asignaturas no tenían continuidad entre primero y segundo de bachillerato, una
antigua decisión de otras leyes nunca lo suficientemente justificada y forzada contra natura
para devaluar una disciplina que aparecía -contra toda lógica- separada en compartimentos
estancos. Era además, la única que había visto desaparecer su obligatoriedad en la ESO y en
segundo de bachillerato, después de una larguísima tradición que se inició con la LOGSE en el
primer caso y con la Ley General de educación de 1970 en el segundo, con un breve interludio
ominoso entre los años en que la LOGSE reinó junto con el PSOE de González de un modo
absoluto en nuestro país. Este interludio supuso la marginación de la asignatura de 2º de
bachillerato a una sola modalidad, desoyendo los consejos de los expertos -Ana María
Rodríguez Penín, Carlos Mougan Rivero y Luis Martín Mucharaz -que reclamaron, durante la
redacción de la estructura y contenidos de la misma, su presencia inequívoca en el currículo
general. Nadie ha explicado nunca el porqué de este rechazo a sus propuestas.

La Filosofía se recuperó un poco en los últimos años de Aznar -que hizo obligatoria Historia de
la filosofía para todas las modalidades- y otro poco con Zapatero, que añadió contra todo
pronóstico, nuevas disciplinas como ciudadanía que modificaron sustancialmente el currículo.
Esta decisión del socialista, si bien no desacertada en lo que correspondía a la inclusión de
nuevas y necesarias asignaturas como Educación para la ciudadanía en primaria y en segundo
de la ESO, sí supuso un señalamiento político de las asignaturas de ética de cuarto y filosofía de
primero que las situó en el centro de la crítica de los sectores más conservadores. Además, el
desigual reparto de horas por autonomías con lengua propia, condujo a que en nuestra
Comunidad la filosofía de 1º de bachillerato contase con tan sólo dos horas para impartir un
currículum sobredimensionado. Ésta fue una situación humillante, despótica, que muchos
alumnos pagaron durante muchos años. Lamentablemente y para nuestro asombro tras esta
serie de ataques al corazón de nuestra disciplina, los filósofos aparecimos como culpables de
difundir una ideología prosocialista desde las aulas, sufriendo directamente un escarnio
público y unas acusaciones injustas ante una situación que nunca deseamos ni provocamos.
Una situación que supondría un contraataque reaccionario completamente desmedido en la
Ley Wert, que se propuso eliminar completamente la Filosofía del currículo.

Este breve repaso histórico sólo muestra que no conviene engañarse: la Filosofía nunca ha sido
bien tratada por ninguno de los dos partidos que se han alternado en el poder en España: se ha
utilizado como arma arrojadiza y campo de batalla política -de baja política- , cuando debería
haber contribuido a la educación integral del alumnado más que ninguna otra disciplina.
Pero, paradójicamente, la LOMCE puede suponer una recuperación de su antiguo estatus: es
bien sabido que los seres humanos se crecen ante la adversidad. Del desmedido ataque
ideológico que sufrió la Filosofía, surgió un impulso tendente a la organización nacional que
nos aglutinó a todos, y que se plasmó en el surgimiento o refuerzo de las diversas asociaciones
filosóficas de todo el país, que al final se han acabado agrupando en la Red Española de
Filosofía. La prensa -incluso la más conservadora- parece haberse volcado generalmente en
nuestro apoyo; las facultades registran un aumento de los alumnos -que buscan respuestas
ante verdaderos problemas no siempre resolubles desde el pragmatismo tecnicista o
cientifista-; las publicaciones se multiplican, la presencia de los filósofos y filósofas se hace
patente en nuestras sociedades, acaparando premios nacionales o debatiendo en los distintos
foros. La Filosofía está de moda, aunque sólo sea por la diferencia que existe entre nuestros
representantes filosóficos y la situación kafkiana en la que viven inmersas nuestras asignaturas.

En efecto, el desastre LOMCE ha provocado situaciones incomprensibles, como la de que los


alumnos fueran quienes sufriesen los daños colaterales de un ataque ideológico, teniendo que
examinarse de asignaturas cursadas un año antes o viendo desaparecer toda formación ética
de su vida escolar.

La pérdida del poder omnímodo del PP, que gobernó España tanto desde las autonomías como
desde el Gobierno central, supuso un alivio para los que nos manifestamos en contra de la
LOMCE y sus desvaríos. Sin embargo, desde nuestra Autonomía no se hicieron los deberes, y
aún hoy nuestros responsables políticos no acaban de pronunciarse sobre el futuro de nuestra
asignatura en secundaria y bachillerato. Se nos dice que están hablando con el profesorado
responsable, lo cual es cierto, aunque no en la medida en que nosotros querríamos: las
reuniones han sido siempre a petición nuestra, y el secretismo es casi hermético. Nadie sabe
muy bien quién está haciendo qué, o qué se hará en un futuro. Todo en nombre de la
discreción y el diálogo a muchas bandas. Por suerte, uno de los encargados de ese diálogo es
Manuel Cruz. Ello, junto a la responsabilidad ministerial que tuvo Ángel Gabilondo, debería
hacer reflexionar a los socialistas sobre la importancia de la Filosofía en su propio organigrama
educativo.

La situación a día de hoy es la siguiente: No hay examen de primero de bachillerato en la


Prueba de Evaluación Final, pero tampoco se sabe en qué medida lo habrá de segundo. Si lo
hay, se supone que debería ser igual que el de otros años, pero nadie lo dice con certeza.
Sabemos que se trabaja en el blindaje de la asignatura de segundo de bachillerato, pero no
sabemos cómo quedará todo si la LOMCE cae o se devalúa. Tampoco sabemos nada del futuro
de la asignatura de valores éticos o de filosofía de cuarto de la ESO. Hay que transmitir un
mensaje claro: necesitamos saber, necesitamos enseñar.

No toleraremos un statu quo como el actual. Es necesaria una continuidad académica al menos
en los tres cursos superiores, y ésta debe venir reforzada por una continuidad legislativa y
administrativa. No pedimos nada que no tengan todas las demás asignaturas.

De hecho, sólo pedimos una cosa: dejad de manosear la filosofía. Dejadla en manos de los
profesionales que la imparten y escuchad lo que tienen que decir. No la convirtáis en vuestra
sirvienta: Philosophia ancilla politicae non est.

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